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#cosquin
laliespositodaily · 2 months
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Lali en Cosquín Rock 2024 🔥
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jerekuron · 7 months
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silviosoler · 1 year
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2AM Charlamos con Luciano Ciganda Guitarra y voz de corsoflorida banda de Ayacucho que nos cuenta la historia de la banda, muestra su flamante single en el que invitan a Francisco Lago de Cruzando el Charco
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Somos Radio AM 530
https://am530somosradio.com/
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cesar-vale · 1 year
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Con @moramoloterna . . . #cesarvale #folklore #folk #cosquin #music #moramoloterna #folkloreargentino #musica (en Plaza Próspero Molina (Escenario Atahualpa Yupanqui)) https://www.instagram.com/p/CojtyrmO4li/?igshid=NGJjMDIxMWI=
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theginkosakata · 2 months
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Cosquín Rock , Argentina. 2023
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seddenostalgia · 2 months
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Un Vélez para Dillom
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laliespositodaily · 2 months
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DEVORÓ 💋
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rocktambulos · 7 months
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Con Slash a la cabeza, el COSQUÍN ROCK revela su grilla 2024
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ardeportal · 1 year
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El Prado volvió a sonar a rock
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El Cosquín Rock Uruguay celebró una nueva edición, dejando por lo alto la vara con la que medimos la infraestructura de los festivales musicales.  El fin de semana en primera persona (y fotos caseras) en la siguiente cobertura.
Por Ginny Lupin.
El Cosquín Rock es una institución, como supieron serlo el Pilsen Rock y el Montevideo Rock en nuestras tierras, o como ha logrado ser el Lollapalooza en su edición Argentina. Originado en Córdoba, el festival es sello de calidad en lo que a experiencias musicales multitudinarias respecta y al encontrarnos inevitablemente influenciados por la música Argentina y su cultura, forma parte de nuestro vocabulario aún antes de desembarcar en nuestro país. 
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Debo confesar que aquella primera edición uruguaya, allá por el 2018, no me trae las mejores memorias. Fui sólo a la fecha del sábado (con Buitres, Las Pelotas y Os Paralamas Do Sucesso como headliners) y si bien el aspecto musical estuvo a la altura de la expectativa, el festival como experiencia distó de su par cordobés. El espacio era acotado (la carpa principal del desaparecido Landia y un escenario pequeño afuera), no había más actividades que algunos foodtrucks y la organización del transporte se vio desbordada por la cantidad de asistentes. Al finalizar el show de Buitres los ómnibus prometidos no esperaban a la salida de Landia y la espera en la ruta por alguna clase de milagro que nos devolviera a Montevideo se hizo eterna. 
Quizás un poco afectada por el recuerdo del frío sobre Avenida a La Playa fue que ante el anuncio de un nuevo Cosquín opté inicialmente por meter solo un pié en el agua, rechazando el abono para adquirir la entrada del sábado 22. Sin embargo, lo tentadora de la grilla, los adelantos en la propuesta del festival a través de sus redes y el concepto bien curado por la marca de la “manija” propia del Cosquín - además de la solidaridad de una querida colaboradora de Arde - me llevaron a ingresar al predio de la Rural el día viernes pasadas las 17.30 horas. 
Día 1
En el cruce de 19 de abril y Atilio Pelossi me recibió un arco con la identidad elegida por el festival para nuestro país (el color violeta, la tipografía ya instalada en el imaginario popular) y luego de un rápido control me abrí paso por las calles internas al ritmo de Maldición de Once Tiros.  Mota, el nuevo proyecto de Pablo Silvera junto a Matto Bello, Martín Pérez, Leonardo Coppola y el Chino Maristán (estos dos últimos también ex-Once Tiros) fueron los encargados de abrir el escenario Antel de la izquierda de la pista, antecedidos por Eli Almic que hizo lo propio en el otro Antel a partir de las 16:40. Para cuando llegué a la pista - que como visitante frecuente de la Expo Prado estoy acostumbrada a ver poblada de vacas y no de jóvenes rockeros con banderas atadas precariamente a ramitas - el hit de Once Tiros llegaba a su fin, llenándome de la primera oleada de nostalgia del fin de semana.  Un bis y un anuncio después (se presentan el 17 de junio en Sala del Museo), estaba ya instalada en la valla del otro escenario Antel. Llegar fue sencillo, la organización había descrito la propuesta en el rodeo central como “escenarios twin” y si bien fuimos varios los escépticos que cuestionamos la precisión al manejar dos propuestas musicales consecutivas en espacios virtualmente pegados, la sincronización fue bastante perfecta. De hecho, mientras el chico a mi izquierda especulaba una pausa previa a Dillom porque faltaban 10 minutos para la hora estipulada, se empezó a escuchar la voz de Mario Pergolini narrando Damian, el cuento que divide en dos episodios el disco debut del argentino: Post Mortem. 
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Justamente fue Post Mortem el tema elegido para abrir un set contundente, sin pausas (a pesar de los tres cambios de vestuario de Dillom); en donde dijeron presente los principales tracks del disco, el funk Sauce, los primeros versos de Una Vela de Intoxicados y su nuevo single, Ola de Suicidios.  No faltaron los ingredientes que caracterizan los shows de Dillom, siempre empapados en su estética gore y picardía casi infantil. Lució una camiseta empapada en sangre, tiró al público un “cadáver” envuelto en bolsas de basura durante Side, quizás su tema más picante y se quejó de la separación entre el público y el escenario, demasiado alejado para permitirle saltar en brazos de su audiencia durante Reality. Antes de irse agradeció a quienes se acercaron y también se presentó, aclarando que no todo el mundo lo conoce en los festivales a los que es convocado. La realidad es que lo sigue mucha más gente de la que su horario sugirió; no en vano los buzos de Post Mortem siguieron dando vuelta por los pogos aún mientras en el escenario sonaba Skay. Seguramente Dillom también los vio, escuchando el set del ex-Redonditos desde atrás del pogo. Unas horas después terminaría la noche en el Clash City Rockers escuchando a Catatumbo y disfrutando del último templo punk de nuestro país. Resulta que la camiseta de los Ramones no era pose, la actitud tampoco. 
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La experiencia
Como Usted Señálemelo no me termina de conquistar, repetí la formula que perfeccione en la última edición del Lollapalooza y aproveché su set para recorrer el predio. El atractivo de los festivales planteados como el Cosquín es siempre tener algo para hacer. Algo así se intentó (sin éxito dadas las numerosas fallas organizativas) con el America Rockstars del año pasado en la rambla de Punta Carretas, pero la ejecución del festival Argentino fue más exacta.  Había stands de Converse, yerba Sara, desodorante Axe, L’oreal, Branca y más, todos con diversas propuestas que invitaban a interactuar y ganar premios; involucrando a los sponsors como parte de la propuesta, más allá de figurar en un afiche. Abundaron las opciones gastronómicas, varias barras de bebidas y puestos de venta de merchandising (oficial del Cosquín y de bandas uruguayas, pocas opciones de los artistas extranjeros). Pero sin dudas lo que más me llamó la atención fue el localcito de flash tattoo. ¿Qué más rockero que tatuarse en pleno Cosquín? No me animé.  
La vuelta de reconocimiento me dejó en el escenario Renault, el tercero del festival, justo a tiempo para escuchar a Knak demostrando que la escena urbana uruguaya no hizo mas que renacer. La callecita donde desembocaba el escenario estaba llena de jóvenes que corearon No Hay Luz como el temazo y merecido hit que es. Ovación de pie para la nueva generación.
Poco después la patria ricotera llamaba a emprender el regreso a la pista, donde Skay Beilinson y los Fakires reunían a una audiencia estampada con la distintiva PR. Era mi primera vez escuchando a lo que los fanáticos denominan como el corazón de Patricio Rey y con el primer acorde entendí el por qué. El flaco es enorme, gigante. Lo es por sí mismo, sin alimentar absurdas rivalidades con el Indio que intentan dividir las aguas unidas por los himnos que construyeron juntos. El público es el mismo, son los ricoteros fieles que han seguido a todas las arterias derivadas de los Redondos con la misma pasión. Entre ellos me siento en casa.  La discografía de Skay es rica, rockera y llena de su propio universo de metáforas y filosofía, pero sin dudas los puntos altos de su presentación se dan de la mano de los clásicos. El Pibe de los Astilleros, Todo un Palo y la infaltable Jijiji, intrépidamente ubicada en la mitad del set para desatar el cáos y dejar tiempo de recuperación. A donde quiera que suene desata el pogo más grande del mundo y el Cosquín Uruguay no fue la excepción.  Con jóvenes 71 años, Skay lideró hora y pico de show explosivo que pasó en un suspiro. Mención obligada para el baterista y su brazo en cabestrillo que no pareció limitarlo en lo más mínimo. 
Con el último pogo redondo se iba terminando el viernes para mi (imposible pretender una maratón de dos días enteros de festival), pero en el rato de changüí que me quedaba me acerqué al otro extremo de la pista, donde Marilina Bertoldi conquistaba una vez más al público uruguayo. Actitud rockera, músicos sólidos y un despliegue como front woman garantizan el éxito de cada show de la Argentina. Marilina no decepciona y tarareando sus canciones me despedí de la Rural hasta el otro día. 
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Día 2
Llegué entrada la noche, cuando por 19 de abril se escuchaban los últimos acordes de NTVG. Me doy cuenta recién escribiendo esta crónica que sólo vi canciones sueltas de artistas locales pero decido desentenderme culpando a los horarios.  YSY A es alguien que pensaba evitar durante el día 2. La fama que se hizo en el último tiempo como “hombre sismo” que genera literales temblores de tierra con sus presentaciones, sonaba demasiado extrema para mi idea de sábado por la noche. La curiosidad pudo más y me acerqué al ruedo central para descubrir que la premisa tenía, al menos ese día, exceso de humo. Hubo pogo, rondas y saltos, pero limitados al medio y con nada que envidiarle a lo generado por otros tantos artistas en ambas jornadas.  Del show del trapero rescato la interacción con el público jugando con el spin, una maquinita de casino que dejaba librado a un supuesto azar los temas a interpretar, armando en vivo parte de su setlist en base al disco que saliera sorteado. Creo que su pose de rapero noventoso con extravagantes cadenas y un discurso algo anacrónico no pega demasiado con el imaginario uruguayo. Es muy versero, diríamos por acá. Pero cumple con el show que promete como pionero del trap y gran impulsor de un género que al día de hoy absorbió casi toda masividad en la música argentina. Más allá de gustos, semejantes logros no se anotan sin mérito artístico. 
De lo centennial corrí a los clásicos. Como a lo largo del fin de semana, el traslado de un escenario a otro era sencillo, pudiendo llegar adelante en cada show por los extremos sin demasiado esfuerzo.  La aplanadora del rock desembarcó en el Cosquín con la previa del relato emotivo que Ernesto Tabárez compartió en Twitter y ver la remera de Eté y los Problems sobre los equipos de Divididos nos sacó a una sonrisa hasta a quienes no escuchamos a los locales. La emoción continuó con el recuerdo del primer Montevideo Rock en boca de Mollo, quien tocó en ese mismo suelo junto a Sumo, y cuando sonaron dos clásicos de la banda de Luca: El Ojo Blindado y La Rubia Tarada. También dijeron presente Sandro y Pappo. Cuando son los más grandes quienes homenajean, el tributo tiene otro gusto.  El toque de Mollo bajando del escenario y repartiendo un sinfín de púas que emanaban mágicamente de sus bolsillos es un detalle anecdótico pero también testimonio del festival como vivencia. Si bien el momento es algo común en los recitales de Divididos, trasladarlo a un gran festival habla de la disposición de la banda y producción y hace a lo exitoso de la propuesta.
En ese sentido creo que la elección de la Rural del Prado, el despliegue de infraestructura en escenarios y el sonido, colaboró con que los artistas trajeran elementos a su show que no siempre pueden incorporar. Airbag (apartado mas adelante) infló un Frankenstein gigante que no habría entrado en su ultimo show en Sala del Museo, pero sí puede ser aprovechado en el contexto de un festival masivo. Tener acceso a esos accesorios visuales es parte del encanto de estas instancias y verlo funcionar en el país es motivo de celebración. 
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Como no soy fanática de El Kuelgue aproveché el final de Divididos para pasar por el baño, recargar la cerveza y saludar de lejos a los amigos de Snake que se adueñan de todo escenario que pisan. Después volví al Antel para el plato fuerte. 
Airbag es una banda del carajo. Creo que en tres años escribiendo en Arde nunca puse “carajo” en una nota, pero el momento lo amerita. Los hermanos Sardelli son lo mejor que Argentina nos ha dado en materia de rock nuevo en los últimos años, un proyecto que fue evolucionando y desarrollando un sonido propio perfeccionado en sus dos últimos discos: Mentira La Verdad y Al Parecer Todo Ha Sido Una Trampa. 
Para este show eligieron una setlist similar a la de su presentación en el Cosquín Rock Paraguay: temas de su último álbum, clásicos, tiempo suficiente para que Pato diera gala de su destreza como guitarrista (abundaron los solos y hasta usó un vaso de whisky como slide). Tocaron A Don José en una versión muy Pecho E’ Fierro que puso a cantar hasta al escucha menos curioso. Pasearon por la obra de Creedence, los Doors, Chuck Berry y Dire Straits, para despedirse como siempre de la mano de Gardel. Como si fuera poco, subieron a un fan al escenario a tocar la guitarra (el montevideano Ariel, que no se dejó intimidar por la multitud y aprovechó para mandarle un saludo a la mamá). Los Airbag hicieron todo bien y sé que no soy objetiva porque están en el podio de las bandas que escucho más activamente, pero dieron un señor show con todas las letras y en mayúscula. Solitos justificaron el precio de entrada del día 2. 
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Pasada la una y media de la mañana me fui. Me hubiera gustado extender la fiebre ricotera con La Kermesse Redonda y celebrar la presencia de una banda como Rey Toro en un festival de tal magnitud, pero los horarios no me lo permitieron. Creo que si algo falló en el Cosquin (al menos desde mi recientemente adquirida postura de persona mayor que ya no tiene aguante adolescente) fue la extensión de la segunda fecha, con shows desde las 14.30 a las 3:30 de la mañana. 13 horas de festival son un disparate hasta para el alma mas entusiasta. Quizás habiéndolo organizado un sábado y domingo (evitando la necesidad de empezar un poco más tarde el viernes para esquivar el horario laboral) hubiera sido mejor. Eso y algún otro cambio en el gran tétris que significan los horarios de un festival con tantos artistas, porque siendo minuciosos ni La Triple Nelson ni Dillom pueden tocar de día, ni Eli Almic abrir un festival ni Zoe Gotusso tocar en el escenario pequeño al mismo tiempo que uno de los artistas más convocantes hacía lo propio en el principal. Siempre hay lugar para mejorar. 
Por suerte, un 182 prácticamente vacío me esperaba sobre la calle Millán. Volví a casa cansada, con una colección de vasos reciclables (no podías ingresar el sábado con el que habías adquirido el viernes, poco ecologista la medida) y con ganas de que vuelva alguno de los festivales industria nacional que tantas alegrías supieron darnos. O verdaderamente cualquier excusa que encontremos para celebrar la música con el despliegue que, comprobamos este fin de semana, Uruguay es capaz de alcanzar. 
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butterflies-dragons · 2 years
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so you’ve talked about ‘ a song of ice and fire couples ‘ that are like jonsa but what about couples from classic literature ex: Odysseus and Penelope or Hades and Persephone
I remember a jonsa blog that made a series of classic literature couples that parallel jonsa, but I can't find it now 😭
But I can tell you some couples from literature in general:
Robb and Laurie Blackburn from A Song for Lya by GRRM. Robb describes Laurie as a radiant auburn haired beautiful girl.
Dunk and Tanselle from the Hedge Knight by GRRM.
Beren and Lúthien from Tolkien universe. Beren spies Luthien dancing and singing to herself. More here.
Arwen and Aragorn from The Lord of the Rings by Tolkien.
Wilfred of Ivanhoe and Lady Rowena of Hargottstandstede from IVANHOE by Sir Walter Scott. GRRM also parallels Rebecca with Sansa so we can count Ivanhoe and Rebecca as well.
Simon and Princess Miriamele Erkynalder from Memory, Sorrow and Thorn by Tad Williams.
Hareton Earnshaw and Catherine (Cathy) Linton from Wuthering Heights by Emily Brontë.
La Belle et la Bête (Beauty and the Beast) written by Gabrielle-Suzanne Barbot de Villeneuve. More here.
French version of Beauty and the Beast called 'Le Loup Blanc’ (The White Wolf) that appears in the book Contes Populaires de Lorraine by Emmanuel Cosquin, published in 1887.
Victor Frankenstein and Elizabeth Lavenza from Frankenstein or, The Modern Prometheus by Mary Wollstonecraft (Godwin) Shelley.
Eugénie Grandet and Charles Grandet from Eugénie Grandet by Honoré de Balzac: “Dear Eugenie, a cousin is better than a brother, because he can marry you,” said Charles. More here.
Selim and Zuleika from the Bride of Abydos by Lord Byron.
Vicomte Raoul de Chagny and Christine Daaé from Le Fantôme de l'Opéra ( The Phantom of the Opera) by Gaston Leroux.
I'm sure I'm forgetting a lot here. I will updated when I remember other couples.
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fotosagnes · 2 years
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Entre un deseo y un logro siempre hay un puente que cruzar.
Rio Cosquin, Córdoba, Argentina🇦🇷
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