Con plumas de colores
De pequeño siempre supe que mis alas tenían plumas de colores.
Por miedo las escondí, me limité a caminar, para no causar impresiones.
Olvidé lo que era ser feliz o, quizá por mis inseguridades, nunca lo aprendí.
Dejé de ser real, dejé de ser honesto y en un sin fin de pretextos me convertí.
Observé siempre al resto, pero nunca entendí por qué éramos “diferentes”.
Todos reían, todos lloraban, todos bailaban, todos se veían siempre alegres.
Con los años me fui endureciendo, guardando mis sentimientos. En fin, crecí.
El color en mis plumas se iba opacando, pues poco a poco me olvidé de mí.
En algún momento mi corazón comenzó a exigirme que le diera razones,
pues no entendía por qué me escondía tan bien debajo de tantas opresiones.
Durante varias noches lloré e intentaba volar, pero al no saber cómo, caí.
Mis alas no sabían cómo moverse pues con tantos años y miedos las herí.
Con la soledad me di cuenta de que poco a poco estaba dejando ir mis ilusiones,
me estaba apagando y no era más que una existencia llena de preocupaciones.
Algo debía cambiar, necesitaba recuperar mis colores y mis errores admití.
Necesitaba encontrarme de nuevo, necesitaba recuperar lo que perdí.
La vida te enseña que vivir a escondidas llena tú alma de malestares,
y que sin libertad nunca serás capaz de conocer nuevos cielos y mares.
Limpié mis lágrimas, me puse en pie y de mis ataduras me desprendí.
Dejé a un lado la tristeza y al ver mis alas extendidas por fin sonreí.
Ahora, siendo adulto, sé que tengo unas alas con plumas de colores.
No me escondo más, tan solo quiero volar y tocar otros corazones.
Logré ser feliz, pues estando en el fondo, mi cuerpo y mi alma conocí.
Y hoy, con mis alas abiertas puedo decir, que de mis cenizas resurgí.
-Gus Escobar
3 notes
·
View notes
your twenties don’t have to be the best years of your life
we spend so much time wishing to grow up, to be anywhere else other than where we are right now, just wanting to get to that moment when happiness is meant to rain down upon us like a storm after the longest drought. that moment when all the pieces fall into place and the puzzle is finally complete. but what would be left to live for if you laid down the final piece of the jigsaw in your twenties? if you already had the career of your dreams, the house you drew as a child, all of your relationships figured out? i’m going to let you in on a little secret: your life isn’t finished, it has only just begun. you’re allowed to change your mind, to wake up one morning and no longer want the job you’d carved out for yourself. to strip back lukewarm relationships and pour yourself only into the people that make your heart feel at home. to uproot yourself from a soil that has no space for you to grow. this time is all about doing and undoing. about not being afraid to restart the page if you don't like the plot of the story. so don’t let people tell you that you need to be ‘there’ yet, running a mile a day down the right path. I promise you, if you take your time you won’t be left behind; feeling lost is all part of the journey of learning and blooming and living. despite what the world tells you, the candles on your cake don't spell it's too late. you’re only in your twenties, you only have to take the first few steps
2 notes
·
View notes
I need you to
admit that some of our afflictions are not meant to be kept any longer, yet the remnants, you see, linger, dwell, and they don't neglect us.
Because I wish I could tell you that resentment fades with a touch of kindness, but hatred is far more skilled at devouring an enraged soul fighting on the warpath. It is most excellent at turning the loving ones into a ticking time bomb.
And I wish I could tell you that regret and remorse are subject to forgiveness, but they instead remind you of your crimes as well as your fears. Believe me when I say they are more than capable of haunting you than your most wicked nightmares.
And I wish, with all the might I have left, I could tell you that despair and devastation heal with the force of time, but they don't. They will, however, crawl upon your veins and nerves, and run through whatever is left of you with no guilt or regard. Most certainly, they will cease to exist, but the gates of hell have opened long before then, haven't they?
Because after all, who are we to be so convinced that our heart truly listens to us?
- 2.02 am (minutes before bed #13)
3 notes
·
View notes
Al mundo le falta amabilidad
A veces me pregunto por qué solemos vivir tan llenos de tristeza o tan desanimados. Muchas veces estamos viviendo solo por vivir y no nos sentimos bienvenidos en este mundo tan extraño en que nos toca vivir a las generaciones actuales.
Vas por la calle y ya nadie sonríe, ya nadie saluda. Si vas en vehículo ya nadie te da la vía para que puedas pasar o si vas en bicicleta los vehículos no te respetan.
Casi nadie ayuda a nadie, volteamos el rostro para evitar que nos pidan ayuda. A veces seguimos de largo cuando alguien solo quiere saludarnos, darnos alguna palabra agradable, pero “no tenemos tiempo” para recibirlo.
Vivimos nuestro día a día con una expresión dura en el rostro. ¿Se han puesto a pensar cuántas veces sonríen al día o si sonrieron al menos una vez?
La rapidez con que vivimos ya no nos da “permiso” para tener esos pequeños gestos que nos hacían un poco más humanos.
Y no digamos en las redes sociales que de sociales ya no tienen nada. En Instagram, Twitter o la red que utilizas puedes encontrarte con gente muy positiva, muy optimista, gente con eso que llamamos “bonita vibra” pero también puedes encontrar a personas muy opuestas. Personas muy prejuiciosas, personas que te juzgan por lo que publicas, por las cosas a las que le das un “me gusta” o las compartes y comienzan a criticarte o te bloquean nada más porque no eres lo suficientemente buena para ellas.
La manera en que pueden juzgarte en una red social es, a mi parecer, cruel ya que toman una pequeña parte de ti, que probablemente no es ni tu 10%, y la vuelven tu totalidad.
Por un tuit en el que expresas tu enojo ya te catalogan como una persona resentida, por una foto de un desnudo ya te catalogan como alguien que no se respeta, etc.
Todas estas acciones frías y duras con las que vivimos nuestros días no se quedan ahí, por lo general quienes las efectúan no les dan mayor importancia, pues buscan únicamente su propio beneficio sin importar las consecuencias de sus actos.
Podrías pensar que estoy agrandando algo que podría ser muy pequeño. Pero como bien dicen, cada cabeza es un mundo, y, cómo yo digo, cada corazón es un universo.
No sabemos las realidades que las demás personas están viviendo. No conocemos sus problemáticas ni lo que necesitan en determinados momentos del día. Puede que haya una persona que esté muy triste, se sienta muy sola y busque un poco de aceptación externa, un poco de validación o comprensión, pero en lugar de ello, saldrá a un mundo que no será capaz ni de devolverle un saludo, ni de darle una sonrisa, ni la oportunidad de mostrar lo que realmente es, lo que realmente lleva adentro y lo que tiene para aportar.
Las redes sociales hacen que la crítica se vuelva más real y accesible. Cuando hablas mal de alguien o publicas algo negativo sobre alguien, es muy fácil que esa información llegue a la persona en cuestión y en segundos le puedes destruir su mundo.
Como les decía en mi texto anterior, las palabras tienen un poder tan grande y así como construyen, así de rápido destruyen.
Vivimos en un mundo que vive rápido, que cambia amistades y relaciones de un segundo a otro y algunas personas nos vamos quedando atrás, rezagadas en ese intercambio de sentimientos pasajeros y encuentros furtivos.
Todo esto me ha llevado a la conclusión de que al mundo le falta algo muy importante. Algo que se fue perdiendo y guardándose en el fondo de los corazones. A ese algo hoy le quiero llamar amabilidad.
Ya nadie es amable con nadie y existe el caso en que ni siquiera somos amables con nosotros mismos.
La actualidad nos ha hecho personas poco empáticas y la virtualidad nos ha creado identidades erróneas y a veces tóxicas en las que construimos “comunidades” poco accesibles e inalcanzables para el resto.
Somos una sociedad fragmentada en un millón de pedazos en donde unos no aceptan a otros y los otros no encuentran un lugar en donde asentarse.
¿Se imaginan que bonito sería si todos pudiéramos ser amables? ¿Te imaginas si estuvieras pasando por uno de tus días más difíciles, en que sientes que nada tiene sentido, pero alguien tiene un gesto amable contigo? ¿No te cambiaría eso un poco el sentimiento? ¿No te haría sentir ligeramente mejor?
Desde mi punto de vista, ser amable no cuesta nada, brindar una sonrisa, un saludo, una palabra agradable no nos toman más de un minuto y pueden cambiar la vida de la persona que la recibe.
Si invirtiéramos más tiempo en ser amables y menos en juzgar, en hacer prejuicios, en lastimar, en discriminar… tendríamos un mundo mejor y estoy seguro de que viviríamos menos enojados pues las peleas se evitarían, los sentimientos y las personas se respetarían.
Ser amable es tener la capacidad de ser tolerantes con el resto, de brindar un buen trato porque todos lo merecemos, en especial, cuando no conocemos a la otra persona.
Recuerda que todos somos dignos y todos tenemos un valor en esta sociedad. Todos somos importantes y todos tenemos sentimientos que son válidos y necesarios. Nadie tiene derecho de pasar por encima de nadie más.
Ser amable es respetar al otro, respetar sus derechos, su dignidad, su existencia misma.
Antes de juzgar a alguien, de crearte una idea sobre su personalidad, dale la oportunidad y date la oportunidad de conocerle. No todo lo que ves en una red social es real y tampoco representa una personalidad por completo. Podrías sorprenderte con todo lo que una persona puede llegar a ser más allá de una red social.
Antes de dejar que tus palabras de odio o negativas salgan de tu boca o las publiques, piensa en cómo pueden afectar a otras personas. Piensa en el impacto que pueden tener y el daño que puedes hacer.
Piénsalo bien, como si esas palabras fueran para ti ¿Te gustaría recibirlas?
Trata de cambiar ese chip, deja a un lado la negatividad y procura ser amable con las personas que te rodean, cambiarás vidas, aun cuando no te des cuenta, pero esos pequeños y buenos gestos irán generando un impacto grande en las vidas que toques.
Cada sonrisa, cada saludo es una semilla que moverá las cuerdas de otros corazones y poco a poco, iremos siendo un poco más felices en comunidad.
¿Y tú? ¿Eres amable?
5 notes
·
View notes