Tumgik
bibianaake-blog · 6 years
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El diario de Ana Frank
 El diario de Ana Frank trata de una niña y su familia (los Frank ) oculta,  con otra familia judía (los van Daan) y un dentista (Dussel), en una buhardilla de unos almacenes de Ámsterdam durante la ocupación nazi de Países Bajos, Ana Frank con trece años, cuenta en su diario, al que llamó Kitty, la vida del grupo. Ayudados por varios empleados de la oficina, permanecieron durante más de dos años en el achterhuis, conocido como la casa de atrás hasta que, finalmente, fueron delatados y detenidos. Ana escribió un diario entre el 12 de junio de 1942 y el 1 de agosto de 1944. El 4 de agosto de 1944, unos vecinos delatan a los ocho escondidos en "la casa de atrás".  Ana estando escondida se enamora del hijo de los van Pels, aún que al principio se odiaban por el tenia había llevado su gato cuando a ella la obligaron a dejar su gato en su casa .Estos últimos fueron llevados a diferentes campos de concentración diferentes. Ana Frank  murió en el campo de concentración a finales de febrero y mediados de marzo de 1945 a causa de tifus, su hermana Margot murió días después a causa de la misma enfermedad . Su padre, Otto Frank, fue el único de los escondidos que sobrevivió a los campos de concentración. Cuando regresó a Ámsterdam, Miep Gies, una de las personas que les había ayudado durante su estancia en el anexo, le entregó el diario contenido en cinco libros y un cúmulo de hojas sueltas que su hija había escrito mientras estaban escondidos. En 1947, según el deseo de Ana, su padre decide publicar el diario y, desde entonces, se ha convertido en uno de los libros más leídos en todo el mundo.  Otto Frank murió el 19 de agosto de 1980 a causa de cáncer de pulmón.
2 de junio de 1942
Espero poder contártelo todo como aun no lo he podido hacer con nadie, y espero que seas para mi un gran apoyo 
Domingo 14 de junio de 1942
Lo mejor sera que empiece desde el momento en que te recibí, osea, cuando te vi en la mesa de los regalos de cumpleaños( por que también presencie el momento de la compra, pero eso no cuenta ). El viernes 12 de junio, a las seis de la mañana ya me había despertado, lo que se entiende, ya que era mi cumpleaños. pero a las seis todavía no me dejaban levantarme, de modo que tuve que contener mi curiosidad hasta las siete menos cuatro. entonces ya no pude mas: me levante y me fui al comedor, donde moortje 1, el gato, me recibió haciéndote carantoñas.
Poco después de las siete fui a saludar a papa y mama luego al salón, a desenvolver los regalos, lo primero que vi fuiste tu, y quizá hayas sido uno de mis mejores regalos más bonitos. luego un ramo de rosas y dos ramas de peonías. Papá y Mamá me regalaron una blusa azul , un juego de mesa, una botella de zumo  de uva que a mi entender sabia un poco a vino (¿ acaso el vino no se hace de uvas?), un rompe cabezas, un tarro de crema, billetes de 2,50 florines y un vale para comprarme libros. luego me regalaron otro libro, la cámara oscura, de hildebrand ( pero como Margot ya lo tiene he ido a cambiarlos ), una bandeja de galletas caseras( hechas por mi misma, porque ultima mente se me da muy bien eso de hacer galletas), muchos dulces y una tarta hecha por mama. también una tarta de la abuela, que ha llegado justo a tiempo; pero eso, naturalmente , ha sido casualidad.
sábado, 20 de junio de 1942
para alguien como yo es una sensación muy extraña escribir un diario. no solo por que nunca he escrito, sino porque me da la impresión de que más tarde ni a mi ni a ninguna otra persona le interesara la confidencias de una colegiada de trece años. tal vez la falta de confidencialidad sea culpa mía, el asunto es que las cosas son como son y lamentablemente no se pueden cambiar. De ahí este diario. para realzar todo vía mas en mi fantasía la idea de la amiga tan anhelada, no quisiera apuntar el diario los hechos sin más, como hace todo el mundo, sino que haré que el propio diario sea esa amiga, y esa amiga se llamare Kitty ¡ Mi historia! (¡ como podría ser tan tonta de olvidar mela!) como nadie entendería nada de lo que fuera a contarle a Kitty si lo hiciera así, ninguna  introducción, tendré que relatar breve mente la historia de mi vida, por poco que me plazca hacerlo. Después de mayo de  1940, los buenos tiempos quedaron definitivamente atrás:  primero la guerra, luego la capitulación, la invasión alemana, y así comenzaron las desgracias para nosotros los judíos. las medidas antijudias se sucedieron rápidamente y se nos privo de muchas libertades. los judíos deben llevar una estrella de David;deben entregar sus bicicletas; no les esta permitido viajar en coche, tampoco en coches particulares; los judíos solo pueden hacer la compra desde las tres de la tarde hasta las cinco : solo pueden ir a una peluquería judía, no pueden salir a la calle desde las ocho de la noche hasta las seis de la madrugada, no les esta permitida la entrada a teatros, cines y otros lugares públicos, no les esta permitida la entrada en las piscinas ni en pistas de tenis y de ningún deporte , no les esta permitido estar sentados en sus jardines después después de las ocho de la noche, tampoco en los jardines de sus amigos, los judíos no pueden entrar a la casa de cristianos y tiene que ir a escuela de judíos; así transcurren los días.
lo dejo 
Tu Ana 
Miércoles 8 de julio de 1942   
    Querida Kitty: 
Desde la mañana del domingo hasta ahora parece que hubieran pasado años. Han pasado tantas cosas que es como si de repente el mundo estuviera patas arriba, pero ya ves, Kitty: aún estoy viva, y eso es lo principal, como dice papá. Sí, es cierto, aún estoy viva, pero no me preguntes dónde ni cómo. Hoy no debes de entender nada de lo que te escribo, de modo que empezaré por contarte lo que pasó el domingo por la tarde. A las tres de la tarde -Helio acababa de salir un momento, luego volvería- alguien llamó a la puerta. Yo no lo oí, ya que estaba leyendo en una tumbona al sol en la galería. Al rato apareció Margot toda alterada por la puerta de la cocina. -Ha llegado una citación de la SS para papá -murmuró-. Mamá ya ha salido para la casa de Van Daan. (Van Daan es un amigo y socio de papá.) Me asusté muchísimo. ¡Una citación! Todo el mundo sabe lo que eso significa. En mi mente se me aparecieron campos de concentración y celdas solitarias. ¿Acaso íbamos a permitir que a papá se lo llevaran a semejantes lugares? -Está claro que no irá -me aseguró Margot cuando nos sentamos a esperar en el salón a que regresara mamá-. Mamá ha ido a preguntarle a Van Daan si podemos instalarnos en nuestro escondite mañana. Los Van Daan se esconderán con nosotros. Seremos siete. Silencio. Ya no podíamos hablar. Pensar en papá, que sin sospechar nada había ido al asilo judío a hacer unas visitas, esperar a que volviera mamá, el calor, la angustia, todo ello junto hizo que guardáramos silencio. De repente llamaron nuevamente a la puerta. -Debe de ser Helio -dije yo. -No abras -me detuvo Margot, pero no hacía falta, oímos a mamá y al señor Van Daan abajo hablando con Helio. Luego entraron y cerraron la puerta. A partir de ese momento, cada vez que llamaran a la puerta, una de nosotras debía bajar sigilosamente para ver si era papá; no abriríamos la puerta a extraños. A Margot y a mí nos hicieron salir del salón; Van Daan quería hablar a solas con mamá. Una vez en nuestra habitación, Margot me confesó que la citación no estaba dirigida a papá, sino a ella. De nuevo me asusté muchísimo y me eché a llorar. Margot tiene dieciséis años. De modo que quieren llevarse a chicas solas tan jóvenes como ella... Pero por suerte no iría, lo había dicho mamá, y seguro que a eso se había referido papá cuando conversaba conmigo sobre el hecho de escondernos. Escondernos... ¿Dónde nos esconderíamos? ¿En la ciudad, en el campo, en una casa, en una cabaña, cómo, cuándo, dónde? Eran muchas las preguntas que no podía hacer, pero que me venían a la mente una y otra vez. Margot y yo empezamos a guardar lo indispensable en una cartera del colegio. Lo primero que guardé fue este cuaderno de tapas duras, luego unas plumas, pañuelos, libros del colegio, un peine, cartas viejas... Pensando en el escondite, metí en la cartera las cosas más estúpidas, pero no me arrepiento. Me importan más los recuerdos que los vestidos. A las cinco llegó por fin papá. Llamamos por teléfono al señor Kleiman, pidiéndole que viniera esa misma tarde. Van Daan fue a buscar a Miep. Miep vino, y en una bolsa se llevó algunos zapatos, vestidos, chaquetas, ropa interior y medias, y prometió volver por la noche. Luego hubo un gran silencio en la casa: ninguno de nosotros quería comer nada, aún hacía calor y todo resultaba muy extraño. La habitación grande del piso de arriba se la habíamos alquilado a un tal Goldschmidt, un hombre divorciado de treinta y pico, que por lo visto no tenía nada que hacer, por lo que se quedó matando el tiempo hasta las diez con nosotros 4 el salón, sin que hubiera manera de hacerle entender que se fuera. A las once llegaron Miep y Jan Gies. Miep trabaja desde 1933 para papá y se ha hecho íntima amiga de la familia, al igual que su flamante marido Jan. Nuevamente desaparecieron zapatos, medias, libros y ropa interior en la bolsa de Miep y en los grandes bolsillos del abrigo de Jan, y a las once y media también desaparecieron ellos mismos. Estaba muerta de cansancio, y aunque sabía que sería la última noche en que dormiría en mi cama, me dormí en seguida y no me desperté hasta las cinco y media de la mañana, cuando me llamó mamá. Por suerte hacía menos calor que el domingo; durante todo el día cayó una lluvia cálida. Todos nos pusimos tanta ropa que era como si tuviéramos que pasar la noche en un frigorífico, pero era para poder llevarnos más prendas de vestir. A ningún judío que estuviera en nuestro lugar se le habría ocurrido salir de casa con una maleta llena de ropa. Yo lleva a puestas dos camisetas, tres pantalones, un vestido, encima una falda, una chaqueta, un abrigo de verano, dos pares de me 'as, zapatos cerrados, un gorro, un pañuelo y muchas cosas as; estando todavía en casa ya me entró asfixia, pero no había' más remedio. Margot llenó de libros la cartera del colegio, sacó la bicicleta del garaje para bicicletas y salió detrás de Miep, con un rumbo para mí desconocido. Y es que yo seguía sin saber cuál era nuestro misterioso destino. A las siete y media también nosotros cerramos la puerta a nuestras espaldas. Del único del que había tenido que despedirme era de Moortje, mi gatito, que sería acogido en casa de los vecinos, según le indicamos al señor Goldschmidt en una nota. Las camas deshechas, la mesa del desayuno sin recoger, medio kilo de carne para el gato en la nevera, todo daba la impresión de que habíamos abandonado la casa atropelladamente. Pero no nos importaba la impresión que dejáramos, queríamos irnos, sólo irnos y llegar a puerto seguro, nada más. Seguiré mañana.
 Tu Ana  
Jueves 9 de julio de 1942 
Querida Kitty 
Así anduvimos bajo la lluvia torrencial, papá, mamá y yo, cada cual con una cartera de  colegio y una bolsa de la compra, cargadas hasta los topes con una mezcolanza de cosas. Los trabajadores que iban temprano a trabajar nos seguían con la mirada. En sus caras podía verse claramente que lamentaban no poder ofrecernos ningún transporte: la estrella amarilla que llevábamos era elocuente. Sólo cuando ya estuvimos en la calle, papá y mamá empezaron a contarme poquito a poco el plan del escondite. Llevaban meses sacando de la casa la mayor cantidad posible de muebles y enseres, y habían decidido que entraríamos en la clandestino  voluntariamente, el 16 de julio. Por causa de la citación, el asunto se había adelantado diez días, de modo que tendríamos que conformarnos con unos aposentos menos arreglados y ordenados. El escondite estaba situado en el edificio donde tenía las oficinas papá. Como para las personas ajenas al asunto esto es algo difícil de entender, pasaré a dar una aclaración. Papá no ha tenido nunca mucho personal: el señor Kugler, Kleiman y Miep, además de Bep Voskuijl, la secretaria de 23 años. Todos estaban al tanto de nuestra llegada. En el almacén trabajan el señor Voskuijl, padre de Bep, y dos mozos, a quienes no les habíamos dicho nada. El edificio está dividido de la siguiente manera: en la planta baja hay un gran almacén, que se usa para el depósito de mercancías. Este está subdividido en distintos cuartos, como el que se usa para moler la canela, el clavo y el sucedáneo de la pimienta, y luego está el cuarto de las provisiones. Al lado de la puerta del almacén está la puerta de entrada normal de la casa, tras la cual una segunda puerta da acceso a la escalera. Subiendo las escaleras se llega a una puerta de vidrio traslúcido, en la que antiguamente ponía «OFICINA» en letras negras. Se trata de la oficina principal del edificio, muy grande, muy luminosa y muy llena. De día trabajan allí Bep, Miep y el señor Kleiman. Pasando por un cuarto donde está la caja fuerte, el guardarropa y un armario para guardar útiles de escritorio, se llega a una pequeña habitación bastante oscura y húmeda que da al patio. Éste era el despacho que compartían el señor Kugler y el señor Van Daan, pero que ahora sólo ocupa el pri mero. También se puede acceder al despacho de Kugler desde el pasillo, aunque sólo a través de una puerta de vidrio que se abre desde dentro y que es difícil de abrir desde fuera. Saliendo de ese despacho se va por un pasillo largo y estrecho, se pasa por la carbonera y, después de subir cuatro peldaños, se llega a la habitación que es el orgullo del edificio: el despacho principal. Muebles oscuros muy elegantes, el piso cubierto de linóleo y alfombras, una radio, una hermosa lámpara, todo verdaderamente precioso. Al lado, una amplia cocina con calentador de agua y dos hornillos, y al lado de la cocina, un retrete. Ése es el primer piso. Desde el pasillo de abajo se sube por una escalera cor Desde el pasillo de abajo se sube por una escalera corriente de madera. Arriba hay un pequeño rellano, al que llamamos normalmente descansillo. A la izquierda y derecha del descansillo hay dos puertas. La de la izquierda comunica con la casa de delante, donde hay almacenes, un desván y una buhardilla. Al otro extremo de esta parte delantera del edificio hay una escalera superempinada, típicamente holandesa (de ésas en las que es fácil romperse la crisma), que lleva a la segunda puerta que da a la calle. A la derecha del descansillo se halla la «casa de atrás». Nunca nadie sospecharía que detrás de esta puerta pintada de gris, sin nada de particular, se esconden tantas habitaciones. Delante de la puerta hay un escalón alto, y por allí se entra. Justo enfrente de la puerta de entrada, una escalera empinada; a la izquierda hay un pasillo y una habitación que pasó a ser el cuarto de estar y dormitorio de los Frank, y al lado otra habitación más pequeña: el dormitorio y estudio de las señoritas Frank. A la derecha de la escalera, un cuarto sin ventanas, con un lavabo y un retrete cerrado, y otra puerta que da a la habitación de Margot y mía. Subiendo las escaleras, al abrir la puerta de arriba, uno se asombra al ver que en una casa tan antigua de los canales pueda haber una habitación tan grande, tan luminosa y tan amplia. En este espacio hay un fogón (esto se lo debemos al hecho de que aquí Kugler tenía antes su laboratorio) y un fregadero. O sea, que ésa es la cocina, y a la vez también dormitorio del señor y la señora Van Daan, cuarto de estar general, comedor y estudio. Luego, una diminuta habitación de paso, que será la morada de Peter van Daan y, finalmente, al igual que en la casa de delante, un desván y una buhardilla. Y aquí termina la presentación de toda nuestra hermosa Casa de atrás.
 Tu Ana 
Jueves 6 de enero de 1944
Querida Kitty 
ña se me ha ocurrido escoger a Peter para ello. Antes, cuando de tanto en tanto entraba de día en la pequeña habitación de Peter, me parecía siempre un sitio muy acogedor, pero como Peter es tan modesto y nunca echaría a una persona que se pusiera latosa de su habitación, nunca me atreví a quedarme mucho tiempo, temiendo que mi visita le resultara aburrida. Buscaba la ocasión de quedarme en su habitación sin que se diera cuenta, charlando, y esa ocasión se presentó ayer. Y es que a Peter le ha entrado de repente la manía de resolver crucigramas, y ya no hace otra cosa. Me puse a ayudarle, y al poco tiempo estábamos sentados uno a cada lado de su escritorio, uno frente al otro, él en la silla y yo en el diván. Me dio una sensación muy extraña mirarlo a los ojos, de color azul oscuro, y ver lo cohibido que estaba por la inusual visita. Todo me transmitía su mundo interior; en su rostro vi aún ese desamparo y esa actitud de inseguridad, y al mismo tiempo un asomo de conciencia de su masculinidad. Al ver esa actitud tan tímida, sentí que me derretía por dentro. Hubiera querido pedirle que me contara algo sobre sí mismo; que viera más allá de ese eterno afán mío de charlar. Sin embargo, me di cuenta de que ese tipo de peticiones son más fáciles de pensar que de llevar a la práctica. El tiempo transcurría y no pasaba nada, salvo que le conté aquello de que se ruborizaba. Por supuesto que no le dije lo mismo que he escrito aquí, pero sí que con los años ganaría más seguridad. Por la noche, en la cama, lloré. Lloré, y sin embargo nadie debía oírme. La idea de que debía suplicar los favores de Peter me repelía. Una hace cualquier cosa para satisfacer sus deseos, como podrás apreciar, porque me propuse ir a sentarme más a menudo con él para hacer que, de una u otra manera, se decidiera a hablar. No vayas a creer que estoy enamorada de Peter, ¡nada de eso! Si los Van Daan hubieran tenido una niña en vez de un hijo varón, también habría intentado trabar amistad con ella. Esta mañana me desperté a eso de las siete menos cinco y en seguida recordé con gran seguridad lo que había soñado. Estaba sentada en una silla, y frente a mí estaba sentado Peter... Schiff. Estábamos hojeando un libro ilustrado por Mary Bos. Mi sueño era tan nítido que aún recuerdo en parte las ilustraciones. Pero aquello no era todo, el sueño seguía. De repente, los ojos de Peter se cruzaron con los míos, y durante algún tiempo me detuve a mirar esos hermosos ojos de color pardo aterciopelado. Entonces, Peter me dijo susurrando: -De haberlo sabido, habría ido a tu encuentro mucho antes. Me volví bruscamente, porque sentía una emoción demasiado grande. Después sentí una mejilla suave y deliciosa rozando la mía, y todo estuvo tan bien, tan bien... En ese momento me desperté, mientras seguía sintiendo su mejilla  contra la mía y sus ojos mirándome en lo más profundo de mi corazón, tan profundamente que él había podido leer allí dentro cuánto lo había amado y cuánto seguía amándolo. Los ojos se me volvieron a llenar de lágrimas, y me sentí muy triste por haberlo perdido, pero al mismo tiempo también contenta, porque sabía con seguridad que Peter seguía siendo mi elegido. Es curioso que a veces tenga estos sueños tan nítidos. La primera vez fue cuando, una noche, vi a mi abuela Omi de forma tan clara, que pude distinguir perfectamente su piel gruesa y suave, como de terciopelo. Luego se me apareció Oma como si fuera mi ángel de la guarda, y luego Hanneli, que me sigue pareciendo el símbolo de la miseria que pasan todos mis amigos y todos los judíos; cuando rezo por ella, rezo por todos los judíos y por toda esa pobre gente. Y ahora Peter, mi querido Peter, que nunca antes se me ha aparecido tan claramente; no necesito una foto suya: así lo veo bien, muy bien.
 Tu Ana 
Lunes, 24 de enero de 1944
 Querida Kitty
Me ha ocurrido una cosa aunque en realidad no debería de hablar de «ocurrir»- que me parece muy curiosa. Antes, en el colegio y en casa, se hablaba de los asuntos sexuales de manera misteriosa o repulsiva. Las palabras que hacían referencia al sexo se decían en voz baja, y si alguien no estaba enterado de algún asunto, a menudo se reían de él. Esto siempre me ha parecido extraño, y muchas veces me he preguntado por qué estas cosas se comentan susurrando o de modo desagradable. Pero como de todas formas no se podía cambiar nada, yo trataba de hablar lo menos posible al respecto o le pedía información a mis amigas. Cuando ya estaba enterada de bastantes cosas, mamá una vez me dijo: -Ana, te voy a dar un consejo. Nunca hables del tema con los chicos y no contestes cuando ellos te hablen de él. Recuerdo perfectamente cuál fue mi respuesta: -¡No, claro que no, faltaba más! Y ahí quedó todo. Al principio de nuestra estancia en el escondite, papá a menudo me contaba cosas que hubiera preferido oír de boca de mamá, y el resto lo supe por los libros o por las conversaciones que oía. Peter Van Daan nunca fue tan fastidioso en cuanto a estos asuntos como mis compañeros de colegio; al principio quizás alguna vez, pero nunca para hacerme hablar. La señora nos contó una vez que ella nunca había hablado con Peter sobre esas cosas, y según sabía, su marido tampoco. Al parecer no sabía de qué manera se había informado Peter, ni sobre qué. Ayer, cuando Margot, Peter y yo estábamos pelando patatas, la conversación derivó sola hacia Mofe. -Seguimos sin saber de qué sexo es Moffie, ¿no? -pregunté. -Sí que lo sabemos -contestó Peter-. Es macho. Me eché a reír. -Si va a tener cría, ¿cómo puede ser macho? Peter y Margot también se rieron. Hacía unos dos meses que Peter había comprobado que Moffie no tardaría en tener cría, porque se le estaba hinchando notablemente la panza. Pero la hinchazón resultó ser fruto del gran número de hacecillos que robaba, y las crías no siguieron creciendo, y nacer, menos todavía. Peter se vio obligado a defenderse de mis acusaciones: -Tú misma podrás verlo si vienes conmigo. Una vez, cuando estaba jugando con él, vi muy bien que era macho. No pude contener mi curiosidad y fui con él al almacén. Pero no era la hora de recibir visitas de Moffie, y no se le veía por ninguna parte. Esperamos un rato, nos entró frío y volvimos a subir todas las escaleras. Un poco más avanzada la tarde, oí que Peter bajaba por segunda vez las escaleras. Me envalentoné para recorrer sola el silencioso edificio y fui a parar al almacén. En la mesa de embalaje estaba Moffie jugando con Peter, que justo lo estaba poniendo en la balanza para controlar su peso. -¿Hola! ¿Quieres verlo? Sin mayores preparativos, levantó con destreza al animal, cogiéndolo por las patas y por la cabeza, y manteniéndolo boca arriba comenzó la lección: -Éste es el genital masculino, éstos son unos pelitos sueltos y ése es el culito. El gato volvió a darse la vuelta y se quedó apoyado en sus cuatro patas blancas. A cualquier otro chico que me hubiera indicado el «genital masculino», no le habría vuelto a dirigir la palabra. Pero Peter siguió hablando como si nada sobre este tema siempre tan delicado, sin ninguna mala intención, y al final me tranquilizó, en el sentido de que a mí también me terminó pareciendo un tema normal. Jugamos con Moffie, nos divertimos, charlamos y finalmente nos encaminamos hacia la puerta del amplio almacén. -¿Tú viste cómo castraron a Mouschi? -Sí. Fue muy rápido. Claro que primero lo anestesiaron. - ¿Le quitaron algo? -No, el veterinario sólo corta el conducto deferente. Por fuera no se ve nada. Me armé de valor, porque finalmente la conversación no me resultaba tan «normal». -Peter, lo que llamamos «genitales», también tiene un nombre más específico para el macho y para la hembra. -Sí, ya lo sé. -El de las hembras se llama vagina, según tengo entendido, y el de los machos ya no me acuerdo. -Sí. -En fin -añadí-. Cómo puede uno saber todos estos nombres. Por lo general uno los descubre por casualidad. -No hace falta. Se lo preguntaré a mis padres. Ellos saben más que yo y tienen más experiencia. Ya habíamos llegado a la escalera y me callé. Te aseguro que con una chica jamás hubiera hablado del tema de un modo tan normal. Estoy segura de que mamá nunca se refería a esto cuando me prevenía de los chicos. Pese a todo, anduve todo el día un tanto desorientada; cada vez que recordaba nuestra conversación, me parecía algo curiosa. Pero hay un aspecto en el que al menos he aprendido algo: también hay jóvenes, y nada menos que del otro sexo, que son capaces de conversar de forma natural y sin hacer bromas pesadas respecto al tema. ¿Le preguntará Peter realmente muchas cosas a sus padres? ¿Será en verdad tal como se mostró ayer? En fin, ¡yo qué sé!
 Tu Ana 
Viernes 21 de julio de 1944 
Querida Kitty
¡Me han vuelto las esperanzas, por fin las cosas resultan! Sí, de verdad, todo marcha viento en popa! ¡Noticias bomba! Ha habido un atentado contra Hitler y esta vez no han sido los comunistas judíos o los capitalistas ingleses, sino un germanísimo general alemán, que es conde y joven además. La «divina providencia» le ha salvado la vida al Führer, y por desgracia sólo ha sufrido unos rasguños y quemaduras. Algunos de sus oficiales y generales más allegados han resultado muertos o heridos. El autor principal del atentado ha sido fusilado. Sin duda es la mejor prueba de que muchos oficiales y generales están hartos de la guerra y querrían que Hitler se fuera al otro barrio, para luego fundar una dictadura militar, firmar la paz con los aliados, armarse de nuevo y empezar una nueva guerra después de una veintena de años. Tal vez la providencia se haya demorado un poco aposta en quitarlo de en medio, porque para los aliados es mucho más sencillo y económico que los inmaculados germanos se maten entre ellos, así a los rusos y los ingleses les queda menos trabajo por hacer y pueden empezar antes a reconstruir las ciudades de sus propios países. Pero todavía falta para eso, y no quisiera adelantarme a esos gloriosos acontecimientos. Sin embargo, te darás cuenta de que lo que digo es la pura verdad y nada más que la verdad. A modo de excepción, por una vez dejo de darte la ¡ata con mis charlas sobre nobles ideales. Además, Hitler ha sido tan amable de comunicarle a su leal y querido pueblo que, a partir de hoy, todos los militares tienen que obedecer las órdenes de la Gestapo y que todo soldado que sepa que su comandante ha tenido participación en el cobarde y miserable atentado, tiene permiso de meterle un balazo. ¡Menudo cirio se va a armar! Imagínate que a Pepito de los Palotes le duelan los pies de tanto caminar, y su jefe el oficial le grita. Pepito coge su escopeta y exclama: «Tú querías matar al Führer, ¡aquí tienes tu merecido!» Le pega un tiro y el jefe mandón que ha osado regañar a Pepito, pasa a mejor vida (¿o a mejor muerte?). Al final, el asunto va a ser que los señores oficiales van a hacérselo encima de miedo cuando se topen con un soldado o cuando tengan que impartir órdenes en alguna parte, porque los soldados tendrán más autoridad y poder que ellos. ¿Me sigues, o me he ido por las ramas? No lo puedo remediar, estoy demasiado contenta como para ser coherente, si pienso en que tal vez en octubre ya podré ocupar nuevamente mi lugar en las aulas! ¡Ayayay!, ¿acaso no acabo de decir que no me quiero precipitar? Perdóname, no por nada tengo fama de ser un manojo de contradicciones...
 Tu Ana M. Frank 
martes 1 de agosto de 1944 
Querida Kitty 
Cada vez están mas cerca los rebeldes de los países bajos. estoy tan emocionada por salir de nuevo, volver a mi hogar y formalizar mi relación con Peter mi madre dice que se dará una muy buena ducha y mi padre que volverá al trabajo, los señores Van Dann regresaran a su vida antigua. ya ansió que pronto  eso pase. lamento no estarte contando mucho ya que he estado ocupada  areglando mis cosas para cuando salga de aquí. pondré en orden todo lo he escrito para que pueda ser publicado algún día y sea la mejor escritora de todos lo tiempos.
Tu Ana M. Frank 
Miércoles 16 de agosto de 1944
Querida Kitty 
Mejor retiro lo que te he dicho antes en vez de que los rebeldes se acercaran a amsterdan se alejaron,los nazis los han atacado, tengo mucho miedo de que nos descubran, no quiero que me  alejen de mi familia y mucho menos de peter. Por cierto peter y yo cada vez mejoramos ya me pidió que sea su novia pero aun no lo digo que si ya que tenemos poco tiempo de empezamos a ser algo mas que refugiados, le he contado a margot y ella esta en total desacuerdo ya que dice no creer que vallamos a durar ella piensa que cuando salgamos de aquí el se olvidara de mi y yo sufriré aveces pienso que esta celosa de que yo pueda ser feliz una estado encerrada la verdad no la culpo yo igual sentiría lo mismo si mi peter u otra persona sentiría algo por ella están encerrada, bueno la señora Van Daan cada día es mas  estresante acaso cree que es la única se se aburre, pero no le digo nada por peter. Bueno Kitty tengo que pelar papas te escribo tal vez mañana 
 Tu Ana M. Frank
jueves 24 de agosto de 1944 
Querida Kitty 
Kitty ayer por la tarde me asuste mucho ya que pensamos que nos habían descubierto, pero resulto que era un guardia intentando robar algunos libros, en ese momento entro Neep y le pregunto que hacia aya y le dijo lo que tramaba Neep se asusto por que pensó que se había dado cuenta de la puerta. En fin peter y yo tuvimos nuestra primera pelea ya que discutimos por su mamá por que la señora cree que  prohibir a peter que seamos novios y el le dio la razón ella piensa que soy demasiado joven, el que el es demasiado guapo para mi después de discutir por varios minutos peter me pidió perdón y lo deje hablando, una hora mas tarde peter me llevo flores y me pido perdón tuve que aceptarlo, Kitty te tengo una mala noticia me he quedo sin hojas y Neep tardara mucho en traernos hojas ya que es muy sospechoso. Tratare de escribirte pronto y te daré lujo de detalle.
 Tu Ana M. Frank
Sábado 17 de septiembre de 1944 
Querida Kitty 
Desde la ultima vez que te escribí perdí mis esperanzas de poder salir de nuevo una vez mas hemos esta en peligro de que nos encuentren pienso que en algún momento abrirán esa puesta puerta y todos estaremos perdidos. perdóname pero no tengo ganas de escribirte.
Tu Ana M. Frank
Viernes 30 de septiembre de 1944
Peter a estado muy cariñoso, el aun tiene muchas esperanzas de que saldremos vivos y sin campo de concentración hemos estado oyendo en la radio que muchos judíos se han descubierto y son mandados ha campos de concentración, espero y eso no nos pase a nosotros me dolería perder a mi familia. Bueno cambiando de tema ya se acerca la navidad y pienso pedirle a Neep si puede comprarle algo a Peter para que pueda regalárselo. Hay algo que no te digo aún el otro día abrí una ventana sin querer y creo que una señora me vio tengo mucho miedo que nos delaten y todo seria por mi culpa . te dejo veré a Peter 
Tu Ana M. Frank
Miércoles 5 de Octubre de 1944
Querida Kitty
Kitty por fin soy libre, los rebeldes han podido derrotar a Hitler y a los nazis, por fin regresare a mi casa. empacare mis cosas y pronto te podre contar.
Tu Ana M. Frank
6 de enero de 1945 
Querida Kitty
Ya han pasado 3 mese desde que volví a salir de la casa de atrás después de casi dos años he vuelto a la escuela y Peter y yo aún seguimos juntos se que el es el indicado para el resto de mi vida después de todo lo que ya pasamos , ahora puedo decir que lo amo no importa que el sea dos años mayor que yo, lo amo y el amor es el que importa pronto mi padre me ayudara a publicarte y que toda la gente conozca mi historia estoy mas que segura de hacer y no daré marcha atrás, mi padre me a comprado un diario enorme y allí seguiré escribiendo, seguirás siento tu solo que mas amplia, con mas hojas y mas moderno se que te encantara tanto como ami.
  Tu Ana M. Frank
Jueves 1 de Febrero de 1945 
Querida Kitty
Esta es la primera pagina que escrito en el nuevo diario. He logrado promocionarte con el diario anterior el que me regalaron mis padres y vaya que funciona de maravilla, esta sera la primera y la ultima que escribiré pues tengo que concentrarme en mis estudio y lograr publicarte y no descansare hasta lograrlo, cuando yo te vulva a escribir ya te habré publicado
P. D: Jamas te olvidare tu fuiste un gran apoyo durante los dos años que pase encerrada y te juro que después de que yo sea una gran escritora volverá a escribirte todo, te lo juro Kitty.
Tu Ana M. Frank
Domingo 1 de febrero de 1959 
Hola querida Kitty hace 14 años te hice una gran promesa, he tenido algunos tropiezos pero me he podido levantar y ahora soy una gran escritora, no creerás esto pero Peter Van Daan y yo nos casamos hace 2 años, el aún recuerdo muy bien la fecha ya que fue el mejor día de mi vida  viernes 26 de julio de 1957, Peter y yo hemos vivido una gran historia de amor, y le tengo una gran sorpresa a Peter y es que estoy embarazada pero aún no le digo lo haré esta noche lo juro. Mejor te cuento mas a detalle, después de que en febrero de 1945 te escribí por ultima vez, pasaron muchos sucesos , el 25 de junio de 1947 publicaron mi diario y es que fue una cosas tremenda ya que muchas personas se interesaron en mi historia, he escrito muchos libros y todos se han vendido muy bien y ha mucha gente le ha gustado, esa era lo primero que te quería decir a bien mi madre madre falleció hace dos meses a causa de un infarto y quiero decirte que la extraño mucho y mi padre por otro lado vive con migo y con peter, mi hermana Margot se caso con uno de nuestros vecinos víctor y ahora ellos son muy felices y tiene un hijo llamado santiago que nació el 29 de agosto de 1958. Peter y yo hace cinco años me pidió matrimonio y le dije que si por su puesto y su madre aún no me acepta pero se que peter me ama y no le hará caso a su madre. Me dio mucho gusto escribirte Ana Frank 
Ana Frank murió a la edad de 70 en agosto de 1990 a causa de vejes, se supo que ella vivió muy feliz y enamorada con su esposo y sus tres hijas, su esposo el señor Peter murió un año antes que ella, lo ultimo que ella quiso fue que sus hijas siguieran el legado de escribir, pero dos son abogadas y la otra es ama de casa el señor Otto Frank murió en 1980 a causa de cáncer de pulmón y margot es la única que sigue con vida de los Frank  con 73 años de edad
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