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injertosyesquejes · 8 months
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injertosyesquejes · 8 months
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Mis piernas dibujan ángulos rectos porque así aprendí a recorrer la ciudad pero en mis muslos se tuercen estrías como curvas que no tomé–por soberbia. Ni una de ellas vale la pena.
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injertosyesquejes · 9 months
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This Photograph is My Proof
(D. Michals, 1975)
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injertosyesquejes · 1 year
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injertosyesquejes · 1 year
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Estoy sentada, como siempre, frente a la ventana de tu cocina. Es la hora de la comida y es fácil equivocar el camino, los ojos y el tiempo, para llegar hasta aquí. Es fácil tomar café en silencio, lo difícil es imaginar en dónde estás ahora. Pienso en tus gestos, en cómo frunces el ceño cuando masticas, en las migajas de pan que caen en tus rodillas por encima del delantal azul marino, a cuadros, que tal vez llevas puesto. Estoy frente a tu mesa, en la que abundan los trastes viejos y los objetos inservibles para los que nunca hemos encontrado lugar; aquí, en la superficie de madera que cubre un vidrio grueso, abrimos el espacio suficiente para acomodar tu plato, el mío y la jarra de plástico que aún conserva la pala de madera con la que hace unos minutos disolví el azúcar. La sopa, un puré de zanahorias, todavía está caliente. Es fácil recordar la consistencia, el color anaranjado, recordar que aquí, en tu casa, no existen los saleros. Lo difícil es transcribir cada uno de tus gestos hoy, después de años, a esta misma hora, tan lejos de aquí.
Si pierdes memoria, nos conviertes en las raíces de una ficción profunda que sostienen al único árbol podrido. Si olvidas tú que me enseñaste a escribir, a quién voy a dirigir después mis trazos de letra manuscrita, a quién voy a explicarle en cartas cómo el fuego lastima la piel, cómo hiede un velatorio a la medianoche de Navidad, cómo se entierran, o cómo se incineran, los hijos que nunca nacieron. Cada vez que olvidas, yo también olvido: me pierdo igual que tú; pero si contestaras mis cartas, si todavía fueras mi abuela, me escribirías protestando que no me pierda porque no tengo la edad y tampoco el derecho. Tú, en cambio, ahora es cuando puedes hacerlo, puedes quedarte en la cama todo el día, perder el tiempo, las agujas, llorar hasta quedarte dormida; dejar de hablar o de coser o de comer, incluso, y mandarnos a todos al diablo para quedarte sola.
A nosotros nos queda tiempo de angustia y, a mí, más noches intentando escribir en fragmentos cómo la vida es un relato que no entiendo; esperando a que me contestes de nuevo ¿Ya nunca más vas a escribir con el cuerpo? Nunca voy más lejos de la media cuartilla antes del insomnio. En la esquina superior de cada hoja siempre anoto tu nombre, que también es mío, y después confundo la cama de mi infancia con la cama de tu abstinencia porque a las dos prendimos fuego el mismo día. Ya no siento vergüenza por mis cartas porque tú ya no vas a leerlas, vuelvo a ellas como se vuelve al no remedio y a los paseos en círculo. Vuelvo a escribirle a mi abuela, la que tú eras, y un día lo voy a hacer sin agotarme, sin náuseas, sin diarrea; voy a bajar las escaleras de tu casa abandonada y a despertar, a enfrentar el día como me enseñaste, con el café caliente y el regaderazo de agua fría. No voy a olvidar y no voy a perderme porque si respondieras tendrías razón, no tengo derecho.
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injertosyesquejes · 1 year
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Caminaba por un sendero de barro humedo, la luz pasaba entre las copas de los árboles que se cerraban arqueándose, como si me perdiera por un túnel hacia el interior de una caverna, donde el techo era un reguero de líneas azules que se entrelazan entre sí, —releo ahora, mucho tiempo después— la definición de un fenómeno conocido como grieta de timidez.
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injertosyesquejes · 1 year
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Desperté sobresaltada por el sonido cristalino: el vaso cayendo en el suelo.
Al momento, supuse que alguien había entrado a mi casa, pero rápidamente pude darme cuenta que estaba de pie, con la mano todavía extendida en posición de haber sostenido algo. No es la primera noche que pasa. Me he levantado, sin antes darme cuenta, para lavar trastes, escribir mensajes, poner agua a las plantas.
Sin embargo, esta vez desperté de golpe.
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injertosyesquejes · 1 year
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injertosyesquejes · 1 year
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injertosyesquejes · 1 year
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Mi padre soñaba con el diablo, o no exactamente. Pero eso decía y yo escuchaba, aun despierta, al otro lado de la habitación larga donde dormíamos. Luego apretaba los párpados con tanta fuerza que toda mi visión se coloreaba en rojo.
i. ¿Te gusta la vida? le pregunté a mi padre, mientras inclinaba la cabeza hacia sentado en el pie de la escalera, como si unos hilos jalaran su cuerpo hacia abajo como siempre. Casi nunca tengo paciencia para escucharlo pero esta vez quise sentarme junto a él y apoyarme en su espalda mientras le preguntaba bajito
¿Te gusta la vida? 
Y se echó a llorar como si fuera un niño.
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injertosyesquejes · 1 year
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injertosyesquejes · 1 year
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— Del mismo modo que el cielo y las montañas que parecen azules, la superficie en la parte inferior de una vela: que me envuelva y queme conduzca hasta lo más lejano (Goethe, Teoría de los colores)
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injertosyesquejes · 1 year
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Te pido que me escribas de nuevo, deja tu letra junto a mi almohada —donde a veces alucino que reposa tu cabeza. Donde quiero hablarte pero me quedo sin palabras. Donde recorro con la palma de la mano tu cuerpo cubierto por mis sábanas e imagino tus piernas enraizarse como una madreselva— donde crecen flores como trompetas.
Escribe y dime cómo dar a luz valor, cómo se inventa la alegría, maestra siempre, por favor, enséñame a fingir.
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injertosyesquejes · 1 year
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injertosyesquejes · 1 year
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Una mañana de diciembre en Xochimilco
salimos rumbo al museo. Era muy temprano, no clareaba todavía, caminamos por las banquetas estrechas del callejón Siete vueltas hasta la pensión donde guardaba el auto mi tía. Me habían puesto un vestido y un suéter encima de la ropa que usaba para dormir —un pants viejo y holgadito—, iba despeinada, como siempre, con la cara reseca por el jabón y el frío.
Veíamos el canal a un lado, a unos escalones de nuestros pies. Mi abue y Jorge caminaban del brazo, mi tía abrazaba a mi primo, yo iba al frente dando brincos, hipnotizada con el agua espesa que brillaba en lo oscuro.
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injertosyesquejes · 1 year
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injertosyesquejes · 1 year
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Uno
— sobre todo son mujeres que tienen cierto poder: las que bailan y comen, beben y coquetean, transpiran olores fuertes y agradables, sonríen o se burlan a carcajadas, conversan, cantan a los gritos y tienen sentido del humor. Las histriónicas que se vuelven locas en público. Me producen curiosidad, cómo peinan su cabello, lucen sus manos, adornan sus ojos y caminan con seguridad finjiendo que descuidan sus pasos.
Muchas de ellas me obsesionan y a todas, por supuesto, las envidio. Pero ninguna me intimida. Debe ser una conducta que aprendí en la infancia para aliviar el sufrimiento que me producía el rechazo. Eso decía mi terapeuta —a quien, por cierto, ya no visito. Porque me censuraba.
Dos
Una es poco interesante, pero sugerente. Sé que en su corazón arde una bengala solamente, sin embargo echa chispas brillantes cuando quiere, sabe cómo encenderlas. La otra no se muestra, solo está presente, se mueve medianamente inquieta, como un río subterráneo.
Yo
me miro vieja y rancia, tristemente buena. Como una de esas empanadas rellenas de algo dulce: pan frío de ayer. En la carta que cayó de mi tarot, pierdo el juicio. Sé que estuvo ahí, el calor, las flamas, el brío: lo reconocí ayer, al menos un instante, cuando fijaba la mirada en mi entrecejo con los párpados cerrados. Tal vez vivo solo ahí, en duermevela, donde sufro intensamente y observo cómo palpita mi sangre hasta que toda mi visión se vuelve roja y se escurre abrriendo caminos enmedio de encrucijadas y laberintos.
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