SEVILLA EN LA PINTURA
Durante el Renacimiento los reyes europeos sintieron la necesidad de conocer mundo. Prácticamente no viajaban y adoptaron la costumbre de pedir a los artistas de las diferentes cortes que hiciesen grabados y pinturas de las ciudades europeas de mayor importancia para de esta forma conocerlas; si tenemos en cuenta que en el siglo XVI y en el XVII Sevilla era una de las más importantes ciudades del mundo occidental es fácil deducir que fueron numerosos los pintores que nos dejaron la muestra, en forma de grabados u óleos, de la imagen de Sevilla.
Las primeras imágenes de la ciudad se remontan al siglo XIV pero efectivamente no fue hasta el XVI, cuando Sevilla se convirtió en Puerto de Indias, cuando comenzaron a conocerse grabados de la ciudad.
Es en el reinado de Felipe II cuando destacan una serie de grabados encargados por el rey a Anton Wyngaerde y Joris Hoefnagel. Destacan en ellos como ya la Giralda aparece como el edificio emblemático de la ciudad.
En el siglo siguiente continúan siendo los artistas extranjeros los que siguen describiendo la ciudad a través de sus grabados, en muchos casos sin que llegasen a venir a Sevilla y tan solo copiando modelos anteriores, lo que dio lugar a algunas interpretaciones erróneas de la ciudad. De este siglo es el cuadro de Van de Hoeyen, de 1650, con un lema que se hará famoso: “Qui non havista Sevilla no havista marravilla”. La Giralda se hace el centro de las imágenes urbanísticas sevillanas, usándola en escenas completamente asíncronas como en los abundantes cuadros de las santas Justa y Rufina junto a la torre sevillana. Otro de los elementos religiosos que se repite en muchas de las imágenes de la ciudad es la Inmaculada.
A mediados del siglo XVII aparecen con frecuencia imágenes de los principales monumentos de la ciudad como la Catedral, Alcázar, Casa de Contratación etc. Las fiestas comienzan a formar parte de las imágenes que nos transmiten los artistas de aquella ciudad del XVII como los 21 grabados al aguafuerte de Martín de Arteaga y Juan de Valdés que tienen un gran valor documental.
En el XVIII nos encontramos con obras que pudiéramos denominar periodísticas ya que se trata de grabados que muestran la ciudad cuando Felipe V permanece en la ciudad ente 1729 y 1733. Domingo Martínez, Pedro Tortolero y un significativo número de artistas locales nos han dejado numerosas muestras de este tiempo que tienen un valor social y documental importante hoy día, aunque escaso valor artístico (muy destacable es la obra anónima del siglo XVII que muestra la explanada del Hospital de las Cinco Llagas en plena epidemia de peste y que se puede ver en el “museíto” del Hospital del Pozo Santo).
A mediados del XVIII los viajeros europeos comienzan a llegar a Andalucía y muchos de ellos dejan grabados de la ciudad como en el caso de Alexandre Laborde. A estos les seguirán años después los viajeros románticos
Poco a poco se va pasando del grabado al óleo que no llegará a su esplender hasta el siglo XIX. En este siglo podemos observar dos grupos claramente diferenciados:
-por una parte, y ya avanzado el siglo aparecen los pintores costumbristas españoles, andaluces preferentemente, con dos escuelas bien definidas en nuestro entorno: la escuela de Sevilla y la de Alcalá de Guadaira. Son los nombres de Jiménez Alperiz, Andrés Cortés, Manuel Barrón, García Rodríguez, Sánchez Perrier, Rico Cejudo, Cabral Bejarano o García Ramos (ejemplares de estos autores se pueden ver en el Museo de Bellas Artes y en el recién inaugurado Museo Bellver). Reflejan la imagen de la ciudad sin aportar nada nuevo ni en el fondo ni en la forma de sus obras.
-por otra parte, la aportación extranjera, especialmente de artistas británicos es fundamental para el conocimiento de la ciudad en el ámbito europeo. Entre estos podemos destacar a Eugene Delacroix, David Roberts, Richard Ford o David Wilkie. Todos estos pintores ayudaron a crear la imagen folclórica de Andalucía como resumen y ejemplo de lo español.
Entrado el siglo XX destacan obras de artistas locales como Bacarisas o Gonzalo Bilbao, sin olvidar a artistas foráneos que también transmitieron la imagen de Sevilla en aquellos años como es el caso del valenciano Sorolla.
Pintores contemporáneos como Carmen Laffon o María Manrique (aquí barro un poco para casa) no han dejado tampoco de ofrecer su visión de la ciudad. Finalmente os expongo una selección, nada exhaustiva ni académica, pero que trata de ser ilustrativa sobre la imagen pictórica de Sevilla a lo largo de los siglos:
LUIS DE CAULLERY (1555)
HISPALIS DE JORIS HOEFNAGEL (1565)
SANCHEZ COELLO (1575-1600)
PANORÁMICA DE SEVILLA, POR GEORGE BRAUM Y FRANS HOGENBER (SIGLO XVII)
ROMBOUT VAN DEN HOEYE
PACHECO (1633). Toma de Sevilla por Fernando III
ANONIMO (SIGLO XVII)
ANÓNIMO (1649). Hospital de las Cinco Llagas o de la Sangre en la epidemia de peste de 1649.
MURILLO
ANONIMO (1726)
CASA DEL CABILDO DE SEVILLA Y PROCESIÓN DEL CORPUS, POR PEDRO TORTOLERO (1738)
DOMINGO MARTINEZ (1748). Carro del Parnaso
ALEXANDRE LABORDE
JOHN LEWIS (1836)
GRABADO ANÓNIMO (1848)
CABRAL BEJARANO (1855). En la Feria de Sevilla
JOAQUÍN TURINA. Plaza de la Alfalfa
Plaza de San Francisco sobre 1850. Erróneamente atribuido a Virgilio Mattoni.
ALFRED DEHODENCQ
JOAQUÍN DOMINGUEZ BÉCQUER
DAVID ROBERTS
SANCHEZ PERRIER. Triana
JIMÉNEZ ALPERIZ (1893)
BACARISAS (1915)
GARCIA RODRIGUEZ
ANTONIO CAMEL
GENARO PEREZ VILLAAMIL
SOROLLA (1908)
JOSÉ PALOMAR (inicios siglo XX). Tarde de toros en la Maestranza.
GONZALO BILBAO (1915). Las cigarreras
EDUARDO JUAREZ
CARMEN LAFFON
MARIA MANRIQUE. Cártel de las Fiestas de Primavera
7/12/2018
0 notes