Todo parece ir bien y de repente todo vuelve a estar mal. Siento que nunca podré tener estabilidad y estaré golpeándome cada vez más entre problemas y pesares sin poder estar bien.
Cada día mi vida se resume en sobrevivir a mi trabajo, al tiempo, a mis sentimientos y a lo que pienso. Qué triste, ¿no? He perdido todo rastro de alegría.
Y no te preocupes, no tienes
por qué tomar responsabilidad.
Este es sentimiento de uno,
no lo forzaré para volverlo mutuo
porque no estoy seguro
de lo que sientas por mí.
¿Quién sabe?
Me puedes ver como un amigo,
me puedes ver como un amante
o como la única persona que
te comprende, te apoya.
No lo sé, por lo tanto, no confundiré
las señales, ni subiré las expectativas,
ni idealizaré fantasías, creyendo tener
la certeza de que seré correspondido.
Pese a que me has cautivado
por tu belleza e inteligencia,
por la perspectiva que tienes del mundo,
por la forma en que me miras
y me dedicas una atención exclusiva,
y por todas las cosas que haces.
Esto es algo que enfrentaré por mi cuenta
para evitar meter la pata contigo
y no desmoronarme con una respuesta.
Todo parece ir bien en cada aspecto de mi vida, pero yo nunca me siento bien, no me siento conforme con lo que soy, con lo que siento ni con lo que estoy creando.
Aunque nuestra relación no es perfecta, tratamos de mejorar cada día. Y eso vale mucho la pena. Porque aprendemos de nuestros errores para que nuestro amor crezca y no muera.