Llovió esta tarde y frente a mi casa, en el empedrado lleno de baches, se ha formado un charco. Parece un pedazo de espejo tirado en medio de la calle. Al anochecer, sereno ya el tiempo, unos gorriones que tienen sus nidos enfrente, en el cerco de las campanillas azules, vinieron a beber de él. Fue luego un can vagabundo, flaco y peludo, que se acercó a apagar su sed en el charco. Ahora, al reflejar un trozo de cielo, se ha llenado de estrellas. Y mañana, al alba, se irisará con todos los colores de la aurora. Pero después, cuando pasen para el mercado los carros de verdura y de fruta, más de un pesado casco de mulo desgarrará su agua serena. Y el sol, más tarde, lo absorberá gota a gota, hasta que el bache vuelva a quedar seco, con un triste aspecto de esqueleto. El charco, entonces, se habrá ido a las nubes, como dicen que las almas de los buenos se van al cielo después de haber vivido su vida como un hombre noble y soñador: apagando bondadosamente la sed de los dulces pájaros y de los perros sin dueño; reflejando estrellas; sintiendo en sus entrañas vivas la dura pezuña de los mulos que pasan. O, lo que es lo mismo: amando, soñando, sufriendo.
Las lenguas de diamante es una colección de poemas escritos por la autora uruguaya Juana de Ibarbourou, publicada por primera vez en 1918 en Montevideo cuando tenía apenas 22 años de edad. Fue prologado por Manuel Gálvez. El libro rompe con las características ya agotadas del Modernismo de fines de siglo XIX, principios del siglo XX, con una temática chispeante que alaba al cuerpo y se funde con la naturaleza. Le valió el éxito instantáneo a nivel nacional e internacional, hecho que la llevará no mucho tiempo después a ser reconocida como «Juana de América». En el prólogo de la primera edición, Gálvez reconoce en los versos de Juana, «un amor sano, fuerte, juvenil, intrépido , natural" expresando "bellamente un sentido natural del amor y de la vida.»
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Las lenguas de diamante - Juana de Ibarbourou
Las lenguas de diamante is a collection of poems written by Uruguayan author Juana de Ibarbourou, first published in 1918 in Montevideo when she was just 22 years old. It was prefaced by Manuel Gálvez. The book breaks with the already exhausted characteristics of Modernism of the late nineteenth century, early twentieth century, with a sparkling theme that praises the body and merges with nature. It earned her instant success nationally and internationally, a fact that will lead her not long after to be recognized as "Juana de América". In the prologue of the first edition, Gálvez recognizes in Juana's verses, a healthy, strong, youthful, intrepid, natural love expressing beautifully a natural sense of love and life.
"Quizás ni sabios ni poetas sepan explicar nunca esa especie de tristeza o de unción que el atardecer anuda en nuestra alma.
Tal vez el hombre que implantó el rito de la oración de la tarde lo supiera. Y quizás lo sepan también los grillos, que de día trabajan o duermen y en las nochecitas de enero elevan su canto, que puede ser muy bien un Padrenuestro o una Salve.
Desde que he pensado esto, cuando oigo sus notas agudas entre la hierba de los caminos al atardecer ya no le digo a mi alma : los grillos cantan, sino: los grillos rezan."🍂 ❤🍃🌾
Soy muy poco uruguayo. A veces imagino una prueba de admisión que alguna comisión científica dictaminó para decidir si soy o no un fiel representante de lo nuestro. La primera prueba es el mate, me ponen en una ronda de amigos y me convidan. No tomo mate, los amigos me exilian porque si no se puede tomar mate conmigo la otra opción es cerveza pero tampoco entonces se les terminan las variables para integrarme, o no tienen muchas ganas, digamos todo. Mientras tanto los científicos toman notas y pasamos a la siguiente prueba uruguayezca: un poco de dulce de leche. Tampoco. Me empiezan a mirar mal. Creen que los juzgo, que desprecio, que no valoro. Yo solo me abstengo pero lo toman como declaración de traición. Siento que peligra mi vida. Otros intentos fracasan de igual manera: candombe, murgas, carnaval, tango, asado, folklore (encima escribo con K porque me gusta que suene a griego a pesar de su raíz anglosajona), boleadoras, fútbol. No. Entonces acuden a bandas de rock nacional, pero en ese punto tantos experimentos nacionalistas conmigo me afectan, me mareo y vomito. Mencionan políticos, me desmayo. Cuando recupero la conciencia gracias al desfibrilador propongo dejarme tatuar el escudo nacional alrededor de un pezón pero no tienen ganas de negociar. Solo al final alguien se para de frente y me recita un poema de Juana. Sonrío y agradezco. La conozco, me gusta, me recuerda al billete de $1000, la leyenda urbana uruguaya más famosa.