#38 Hacia rutas salvajes (Into the Wild) (2007)
Cuando Christopher McCadless se gradúa de la universidad ya sabes lo que va a hacer, y no es la vida que sus padres tienen planeada para él. Puede ver que el matrimonio fallido de sus padres, las obligaciones, la vida adulta que tiene que empezar...
Sus padres son serios, formales, correctos, exigentes y... desalmados, sobre todo con sus hijos, Carine y Christopher. En una cena muy formal y elegante, hablan de que Chris vaya a Harvard, de comprarle un coche nuevo, de enfocarle en una nueva vida, de que sea alguien, alguien mejor, alguien relevante...
Un nuevo enfrentamiento con sus padres, por un coche que no necesita, y una vida que no quiere, toma la decisión de donar a una ONG todo su dinero y conducir por la carretera para escapar. No va a volver, lleva una mochila con lo necesario, quema el dinero que le queda y abandona su viejo coche, es julio de 1990.
Con el inicio de su nuevo camino, uno elegido por él, adopta el nombre de Alexander Supertramp y empieza a caminar... hace dedo para alejarse de su casa. Su alta conciencia social, su amor por la lectura, y las ganas de huir de casa, hace que sea fácil alejarse de su familia, dejar el piso donde estaba alquilado, devolver las cartas de sus padres...su hermana le entendía perfectamente, como los excesos de cosas materiales, la vida rápida, las exigencias perpetuas no le hacían una persona dócil y por eso debe huir, para descubrirse.
En el camino, mientras hace dedo, le recogen Rainey y Jane (Catherine Keener) en su furgoneta y acampan juntos, para después cenar... Ambos le recuerdan a la relación de sus propios padres, y sus reflexiones son parecidas a las que harían sus padres, pero llevan una vida nómada, y es lo único que los diferencia.
El viaje de Chris es por la vida, pero, sobre todo, hacia dentro, para comprenderse, y amar todas sus aristas. Y eso hace con la pareja que le recoge, uniéndolos de nuevo. Después de su acción, se va. Debe seguir.
Sus padres descubren que abandonó su coche, y se deshizo de su dinero, mientras él sigue andando durante horas y días, Chris no quiere que lo encuentren y aunque no lo dijera con palabras, todo lo que hizo antes de irse lo dejó en el sendero.
Para poder subsistir necesita trabajar y empieza recogiendo trigo, es un trabajador que se esmera y siempre quiere dar lo mejor, da igual como de desagradable sea el trabajo.
Allí le enseñan a cazar, a conservar la carne, a manejarse en la vida salvaje, allí se hace amigo de Wayne, hasta que le detienen y le recomienda no ir a Alaska hasta primavera, que de momento vaya al Sur.
Conforme avanza se enfrenta a problemas burocráticos para poder seguir su camino, y con un viejo kayak (y ninguna experiencia) decide bajar por el río con la idea de llegar a México.
Pierde el kayak en una tormenta de arena y continua en tren, se cuela por rendijas, avanza por canales y caminando hasta la ciudad de los ángeles, allí se refugia donde los sin hogar y pide una cama. Sin nada vaga por las calles observando dentro de los restaurantes la vida que hubiera podido tener, por lo que acaba huyendo de nuevo, pensando que esa vida le persigue.
En uno de sus viajes en tren le dan una paliza, uno de los vigilantes del ferrocarril, por lo que se va complicando su viaje, la gente ya no le para cuando hace dedo debido a su imagen desmejorada.
Mediante flashbacks recuerda la vida en casa, las peleas de sus padres y como les usaban a él y a su hermana para justificar sus horribles comportamientos, un matrimonio estancado y nocivo criando dos hijos que cada vez están más lejos de sus padres.
Buscando dinero se pone a trabajar en una cadena de comida rápida para poder continuar su camino, ya hace un año que no está en casa, y el dolor que sienten sus padres les unió más con el no saber donde se encontrará.
Estar en la naturaleza solo empieza a pasarle factura, se disocia y sueña con estar acompañado, fracasa ahumando las piezas de carne y se queda sin comida, se siente culpable por acabar con la vida del arce en balde, y deja que los lobos se coman la carne.
Vuelve a cruzarse con Rainey y Jane en un campamento hippie, y conoce a Tracy (Kristen Stewart). En este punto ya tiene claro que su destino es Alaska, y no tiene ninguna duda, aunque vuelve a encontrarse en un entorno donde lo aprecian y se siente seguro.
Jane tiene un hijo llamado Ringo que se independizó de ella y de Rainey y lo ve en los ojos de Chris, por eso se siente destrozada cuando se va la primera vez. Chris y Tracy están cada vez más unidos y él cada vez más integrado en la familia de Jane y Rainey. Pero siente que debe seguir su camino y fluir, y se va de nuevo.
Cuando Chris llega a lo que él denomina "autobús mágico" le sorprende que este, prácticamente, equipado con todo, un lugar para hacer fuego, una cama, espacio suficiente para leer y escribir... pero no hay caza y del resto hay poco alimento, por eso cuando decide irse y ve el río por el que cruzó que lleva agua de forma agresiva bajando por la montaña, tiene que volver al autobús y planear como poder subsistir hasta que pueda cruzarlo.
Tiene hambre, y ya no disfruta leyendo, por lo que decide recolectar bayas, pero cegado por el hambre, se precipita en su elección, pese a que lleva un libro de las bayas locales... todo empieza con dolor de cabeza, y cansancio. Se siente tan débil que no puede moverse y se está quedando blanco por el veneno de las bayas, además de tener mucha sed y dolor de estómago.
Chris lleva dos años viajando y revisa el libro y se da cuenta de que ha confundido dos tipos de bayas, las que son venenosas, provocan: parálisis, inhibición de la digestión y náuseas, pero, sobre todo, si no se tratan llevan a la inanición y a la muerte.
Lleva 100 días en el autobús, sabe que está aislado y no puede seguir alimentándose, por lo que vaga por los alrededores del autobús mágico en un deplorable estado de salud, a la vez que va perdiendo el juicio. A lo largo de su viaje le hablaron tanto de ser cauto y él se rehusó, deseando vivir la vida al máximo, y cae rápidamente en su inconsciencia.
A lo largo de su viaje hace amigos, casi familia, y recuerda a los suyos mientras se va apagando, llevar la vida que siempre quiso tenía un precio, alejarse lentamente, hasta que nadie supiera donde estaba exactamente y así fue su final. Cuando las fuerzas le abandonan y sabe que va a morir, escribe sus últimas palabras "la felicidad solo es real cuando se comparte". Mira por la ventana hacia el cielo de Alaska, y se prepara para desvanecerse, en ese momento vuelve a sentirse identificado como Christopher Johnson McCadless y se abraza a sí mismo. No se arrepiente, está donde quiere estar, y aunque hubiera deseado que ese no fuera su final, sonríe y acepta su destino, soñando con volver a casa.
"He visto muchas veces esta película y leído el libro y existe una idea romanizada de este viaje, hay una parte real que quiere ponerte en contacto con la naturaleza, que te pide que abandones la vida rápida y te adentres hasta encontrarte. Por otro lado, existe la inconsciencia y la falta de preparación por el ansia de querer vivir la vida al máximo que le lleva al camino final. Hay una parte que habla de perdonar, pero seguir en tu camino, en sus últimos instantes sueña con que vuelve a casa y abraza a sus padres, que puede convivir con la parte de la vida que no le gusta y encontrar un tono de gris que le deje avanzar en la sociedad sin intoxicarse por ella... pero, a veces, ya es demasiado tarde." - Cinema's Life
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