A veces me sorprende la facilidad con la que perdemos la libertad así, en un momento. En el preciso instante en el que pienso que soy libre de ir por ahí a mi antojo, ya no puedo, porque la empresa de telecomunicaciones de turno llamó a mi madre para decirle una serie de cosas que no entiende, pero que están diseñadas para que de todas formas la asuste y sienta que va a perder el servicio que venía usando, entonces ella le dice que sí a todo: que acepta el nuevo contrato y el equipo gratis, que vaya el cadete a su casa para firmar los papeles. Viernes a las 15hs., perfecto. ¿Donde pierdo yo la libertad con esto? Pues que mi madre usa facebook, yahoo, whatsapp, gmail y yo que sé cuánta cosa más, pero de saber el usuario y la contraseña nada. Y parece que cada vez que se lo explico no comprende el concepto de que al cambiar de equipo tiene que iniciar sesión nuevamente. Y aunque lo entendiera no tiene ni idea de cómo hacerlo, ahí es donde entro yo, me guste o no me guste, porque si no entro esa mujer queda incomunicada. Entonces de repente soy otra vez asesor técnico honorario de la empresa de telecomunicaciones de turno, les trabajo gratis para que su clienta use y abuse del servicio, les trabajo gratis un ratito que nunca es un ratito, que son horas, que no se dónde guardé los contactos, que no quiero perder las fotos, que si la alarma suena con otra música no me despierto. De nada, estoy para servirles. Claro que siempre hay otra opción: que el equipo gratis se lo quede mi padre, que hace años tiene un teléfono del orto, sin contrato porque su jubilación mínima no le alcanza para nada. Con este nuevo gratis va a ser mejor. Perfecto. Hacemos eso y recupero mi libertad perdida. Pero mi padre usa facebook, yahoo, whatsapp, gmail y yo que sé cuánta cosa más, y de saber el usuario y la contraseña nada. Retrocedo dos casilleros, vuelvo a empezar.
Giro creativo: la tensión de los hechos se contrarresta con unos subtítulos caracterizados por su humor absurdo y, lo que es más importante a efectos de la campaña, presentados a un tamaño con el que una persona con visión normal debería leerlos sin problema.
¡Hola! me parece que para iniciar este blog de la mejor manera lo primero es presentarme. Me llamo Azucena, tengo 15 años y estoy cursando mi primer año del IB, adoro la historia y la literatura.
Mi compromiso con el programa CAS es darme en el tiempo dar lo mejor de mi para cada uno de los proyectos, soy consciente de la importancia de este curso y de lo mucho que me puedo llevar de el, es una gran oportunidad para aprender nuevas cosas, desarrollar habilidades y tener una más conciencia social.
El propósito del bachillerato internacional es formar estudiantes indagadores, pensadores, buenos comunicadores, reflexivos, de mentalidad abierta, íntegros e intruidos, por el momento si bien cumplo con muchos de los valores estoy segura de que durante los dos años de duración del programa los ire fortaleciendo.