¡hola! antes que nada escribes muy bien, y fui fan de tu trabajo pasado, sigue así🫶
queria pedir algo de rough angry sex con enzo🫣después de una discusión!!
holii, aparezco gente, gracias por tus comentarios bonitos anon🫶 espero esto les guste 😪
kiss and make up☆
(one shot)
ADVERTENCIAS/TAGS🗯: enzo vogrincic x reader, smut, rough sex, fingering, kinda mean enzo(?), hair pulling, cum swallowing
todo empezó por una mandarina.
o bueno, eso creyó enzo al principio.
desde que despertaron ambos en la mañana, el mayor pudo notar que tus ánimos no eran los mejores. apenas dándole los buenos días te dirigiste a la cocina para hacer el desayuno; sin ni siquiera un beso, o un abrazo, ni el típico rato que pasaban enrollados uno con el otro entre las sábanas disfrutando del calor corporal... pasaste de él.
trató de no hacerse mucha mente y unos minutos después bajó a la cocina donde te encontró de espaldas, frente a un sartén del cual se desprendía el olor de unos panqueques. se acercó hacia ti con pasos un tanto ruidosos para que no te asustaras cuando sintieras sus brazos rodear tu cuerpo, y apoyó su mentón en tu hombro cariñosamente, observando desde arriba los alimentos que preparabas.
"te comiste mi mandarina, enzo" espetaste con fastidio, saliendo de su abrazo y moviéndote hacia el tacho de basura para desechar unas cáscaras.
"¿cómo?" respondió con el ceño ligeramente fruncido, sintiendo genuina confusión.
"anoche, anoche cuando llegaste te comiste la mandarina que dejé en la heladera" te giraste hacia él enfrentándolo. "ya yo estaba dormida" murmuraste y devolviste tu atención al sartén caliente.
el castaño pareció recordar su travesura. "aah, sí, sí. sí me la comí, pero no creí que te molestaría, chiquita" dijo con un tono suave y se volvió a acercar a tu cuerpo "perdoname, no es tan grave, sabés que puedo salir a comprar más-".
giraste los ojos, más enfadada que antes. "déjalo, ya, no hace falta" serviste en los platos de cada uno los panqueques y le tendiste el suyo a enzo "toma, provecho".
consumieron sus desayunos en silencio, evitabas la mirada del castaño a toda costa con tus ojos fijos en el plato. confundido y pensativo, enzo quiso preguntarte si realmente era una simple mandarina lo que había causado tanta molestia en ti, cuando fue interrumpido por el sonido de una de sus alarmas recordándole que se le estaba haciendo tarde para llegar al trabajo, que era una nueva película en la que llevaba dos meses participando.
se disculpó contigo y te dio un beso en la frente antes de lavar su plato y subir a la habitación a prepararse, dejándote con la mirada perdida en la mesa y terminando tu desayuno sola.
en algún tiempo libre del día te llamaría y trataría de arreglar las cosas, pensó, no podían quedar mal por un pequeño error de él y una simple fruta. sí, definitivamente eso haría.
si tan solo hubieras contestado sus llamadas.
llegó el mediodía cuando sentiste la primera vibración de tu celular, y en vez sentir felicidad al ver el nombre de "mi vida ♡" en la pantalla, solo sentiste tu pecho llenarse con un incómodo sentimiento de enojo. lo mismo fue con la segunda, con la cuarta, y la séptima llamada, tanto así que llegó a un punto donde tuviste que silenciar por completo el aparato.
no estabas segura de por qué actuabas así, te sentías como una nena malcriada hasta cierto punto, pero supusiste que era por los días que llevabas acumulando tus sentimientos reales.
obviamente tu malestar no era por una mandarina, eso solo fue un gatillo para que se disparara tu estado de ánimo reprimido. la realidad era que te sentías descuidada por enzo.
desde que empezó con su nuevo papel pudiste notar como cada vez pasaban menos tiempo juntos; habían menos oportunidades para salir, para las actividades que solían hacer antes, para tener sexo. apenas teniendo un corto momento en las mañanas para poder sentir el calor y el cuerpo del otro antes de que el mayor se despidiera, no era suficiente. te hacía mucha falta y sentías también que no tenías siquiera el tiempo para poder expresarle cómo te sentías.
al principio era tristeza pura lo que te llenaba pero con los días se transformó en rabia. porque enzo parecía no darse cuenta y parecía que no se sentía afectado.
cayó la noche y estabas saliendo de la ducha cuando escuchaste la puerta de la habitación abrirse.
"¿amor?" escuchaste la voz preocupada del castaño "nena, qué pasó? te llamé mil veces y no me contestaste ninguna, me tenías mal" se acercó rapidamente a ti cuando te vio salir del baño envuelta en una toalla. "de verdad necesitaba hablar con vos, pero sabés como es todo, no podía regresarme a la casa" tomó tus manos entre las suyas, mirándote preocupado.
"disculpame, me quedé dormida" respondiste tosca. te soltaste de su agarre y fuiste al ropero a buscar tu pijama.
"pero por qué no me devolviste las llamadas?" siguió tu andar con su mirada y chasqueó la lengua. "mirá, no sé si realmente estés así por la estupidez de la mandarina, te dije que podía comprarte más, pero si no es eso necesito que me digas ya qué carajos tenés".
notaste como progresivamente su tono de voz dejaba de ser suave y comprensivo para volverse más alto. "desde que despertaste me tratas diferente, ni siquiera un beso nos dimos. todavía en la cocina me girás los ojos y me sacás de encima así sin más, y en todo el desayuno me ignoraste, te buscaba la mirada y nada" negó con la cabeza.
"entonces aparte de eso te llamo porque realmente me preocupa estar bien con vos, porque sos mi mujer y te amo, y qué recibo? el jodido buzón" se pasó una mano por el cabello, con estrés. "no soy adivino, necesitamos comunicarnos, entendelo".
"te preocupa estar bien conmigo?" esta vez fue tu turno de responder, alterada. "te preocupa tantísimo que en estos dos meses te has distanciado un montón y hasta ahora sigues sin darte cuenta?" estabas casi gritando, finalmente le estabas contando la verdad, aunque en una circunstancia que se pudo haber evitado. "andate al carajo" te giraste hacia el ropero de nuevo buscando la ropa, esperando de espaldas a él con la piel erizada una respuesta filosa de su parte.
"entonces era eso," rió con amargura "te costaba demasiado decirlo desde antes? sabés lo importante que es decirnos este tipo de mierdas, dios" con cada oración se iba acercando más a ti. ajena a ello seguiste buscando entre las gavetas.
continuó "parece que sí, porque tuviste que esperar y llegar a este punto, para que yo llegara cansado del rodaje y en vez de ser recibido con un abrazo al menos, soy recibido con este berriche". te diste la vuelta rápidamente hacia él para protestar cuando lo encontraste muy cerca de tu cuerpo, con sus ojos clavados en ti.
teniéndolo tan cerca pudiste observar con detalle su expresión. iracundo, con el cabello desordenado, el ceño fruncido, los ojos llenos de agotamiento y una mandíbula apretada, tensa.
realmente esta era una parte de enzo que no conocías, porque sus discusiones solían ser tan tontas y reducidas que ninguno de los dos acababa enojado propiamente. claro, hasta ahora.
algo que no esperabas en lo absoluto era que tal cosa empezara a causar una humedad entre tus piernas...
tal vez ya te estabas volviendo loca por la falta de sexo.
negaste con la cabeza tratando de deshacer tus pensamientos. "es esto solo un berrinche para ti, enzo?" soltaste con rabia. "dime, crees que no me afecta estar jodidamente sola acá en la casa? nada más que esperando como imbécil a que llegues tarde por la noche y ni siquiera podamos hablar un rato, porque llegas durmiendo. y ni hablar de los días libres donde nada más lees y lees guiones".
caminaste pasando de él y dijiste a lo ultimo "hace cuánto tiempo que no cogemos?" el tono de tu voz ya había bajado, casi en derrota.
al ver que enzo se quedó de espaldas a ti sin responder, suspiraste y te quitaste la toalla que envolvía tu figura, para empezar a vestirte.
con la mirada fija en el suelo, a punto de deslizar por tus piernas las bragas que escogiste, sentiste como enzo se abalanzó sobre ti haciendo chocar tu espalda contra la pared que había detrás de ambos, con su boca empezando un camino de mordidas y chupetones nada suaves en tu cuello, hacia tus hombros y clavículas.
gemiste agarrando sus brazos, sintiendo sus manos recorrer desesperadamente tu desnudo cuerpo y bajar hacia tu culo, el cual amasó con fuerza acercándote lo más posible hacia él. en un movimiento involuntario abriste las piernas, lo cual aprovechó el mayor para introducir una suya en el espacio entre ellas y poder rozar su muslo contra tu coño.
jadeaste al sentir la fricción de la tela contra tu clítoris y empezaste a mover tus caderas con la intención de estimularte más, cosa que no lograste por el fuerte agarre que tenía enzo en estas. en cambio, sentiste como este empujó su pierna ásperamente contra ti, restregándola de atrás hacia delante y mojando la tela con tus jugos en el proceso.
"entonces lo que querés es que te coja, no?" musitó contra tu oreja, soltando una pequeña risa sin gracia al escuchar tus agudos gemidos.
desviaste tus ojos hacia algún punto de la habitacion, evitando su pregunta.
detuvo los movimientos de su pierna mirando con sorpresa el desastre que estabas haciendo en su pantalón "mirá como estás de mojadita... acaso te calienta que discutamos? mhm? decime".
tomó con fuerza tu mandíbula obligándote a mirarlo. "te calienta que me enoje con vos".
no querías admitirlo aunque en el fondo sabías que era cierto. era algo que nunca habías sentido hasta ahora. "puede ser" dijiste sin aliento "igual, n-no puedes culparme, si estoy así es porque me has descuidado".
"ah, en serio?" dijo bajando su mano hasta tu coño e introduciendo dos dedos de golpe, haciéndote soltar un grito ahogado. "no sabía que por unos cuantos días sin sexo te volverías tan sucia, sos terrible".
esto no era nada parecido a las otras veces que tenían relaciones. esta vez eran acciones bruscas y descuidadas, movimientos en los que podías sentir el enojo de enzo y tal vez la misma desesperación que tu llevabas sintiendo hace semanas. todo muy distinto a las caricias delicadas y palabras de amor a las que estabas acostumbrada
y te estaba encantando.
enzo comenzó a mover sus dedos rápidamente dentro de ti, abriéndolos y cerrándolos en forma de tijeras ocasionalmente para poder estirarte, con su otra mano todavía sosteniendo tu cara con firmeza. sus bocas se rozaban sin llegar a besarse como tanto anhelabas, cada vez que intentabas acercarte al mayor este se separaba burlándose de ti y causando que formaras un puchero.
"aw, qué pasa amor, ahora querés que te bese?" dijo el contrario con falsa inocencia. "no fuiste vos la que me estuvo rechazando toda la mañana?"
sintió como te apretabas alrededor de sus dedos, intentando callar tus gemidos, y empezó a dar movimientos circulares en tu clítoris con su pulgar sabiendo que así no podrías contenerte. "estás cerca chiquita?"
"s-sí en, no pares, por favor-" los jadeos y gemidos comenzaban a salir de tu boca cada vez más fuertes.
curvó sus dedos golpeando con fuerza tu punto más dulce, y cuándo sintió tu cuerpo entero tensándose a punto de derrumbarse ante el orgasmo, los sacó por completo dejándote vacía, lloriqueando con tu coño pulsando alrededor de la nada.
"no, no, enzo, p-por qué?" tus piernas flaquearon por el orgasmo perdido pero el fuerte agarre del castaño en tu cuerpo te mantuvo firme.
"perdoname chiquita, pero quiero que nada más te corras conmigo adentro". llevó sus dígitos mojados de ti hacia tus labios y sentiste tus propios fluidos en ellos. "si tanto querías que te cogiera..."
"chupalos" dijo en referencia a sus dedos y abriste tu boca obedientemente succionandolos con vigor, saboreándote a ti misma, hasta que los dejaste limpios.
enzo te encaminó hacia el tocador que estaba al otro lado de la habitación, tus caderas chocando con la madera de este al llegar. te giró bruscamente dejándote ver en el gran espejo el reflejo de la imagen tan caliente de ese momento.
un enzo totalmente vestido, ocupado desabrochándose el cinturón, detrás de tu figura desnuda y llena de las marcas que dejó previamente en ella con su boca y sus manos. tus mejillas rojas al igual que tu boca de tanto morderla.
sentiste como enzo separaba tus piernas con su pie desde atrás y finalmente deslizaba su miembro entre tus labios, esparciendo tu humedad en él.
"metemela ya, en" arqueaste tu espalda alzando tu culo hacia él, persiguiendo su polla "te lo ruego-"
"que impaciente saliste," susurró en tu oreja, y sin más demora metió de una estocada su miembro en tu agujero arrancándote un gemido lastimero. "tan desesperada por tener una pija dentro".
al instante comenzó sus embestidas duras y rápidas, jalando con su mano un puñado de tu cabello y con la otra agarrando fuertemente tu cadera, tan fuerte que estabas segura de que aparecerían marcas.
solo te quedaba gemir y lloriquear al sentir como golpeaba fuertemente tu punto dulce con la punta de su miembro. en parte sentías alivio de por fin tener su polla dentro de ti, y por otra parte un hormigueo nuevo de excitación te crecía en todo el cuerpo por la manera ruda en la que te cogía. apoyaste tus manos en la mesa del tocador como soporte y observaste en el espejo la escena que ambos hacían.
enzo se deleitaba mirando como su miembro desaparecía en tu coño con cada estocada, sus ojos fijos en la forma en la que rebotaba tu culo. jaló con más fuerza tu cabello haciendo que echaras tu cabeza hacia atrás y tu cuello quedase expuesto a su boca, con la cual empezó a succionar y moder tu piel nuevamente causando que tus ojos se pusieran en blanco.
"e-enzo, besame" drogada de placer suplicaste al mayor quien, sin reducir la rudeza de sus embestidas, soltó tu cabello y envolvió sus brazos en tu torso, pegando tu espalda a su pecho.
recostaste tu cabeza en su hombro cuando sentiste su mano tomar tu mentón y girar tu cara hacia la suya, juntando al fin sus bocas en un hambriento y desordenado beso donde sus lenguas se enredaban.
gemiste en la boca de enzo quien gruñía con desespero al sentirte apretar su miembro, por lo que rompió el beso y habló "ya te vas a venir, chiquita? sí?" sus caderas no dejaban de chocar contra las tuyas, lo miraste con lágrimas de placer formándose en tus ojos y asentiste. "venite, preciosa, venite sobre mí".
a pesar de tus intentos de mantener contacto visual, inevitablemente tus ojos se cerraron al sentir un orgasmo azotarte con fuerza. te estabas viniendo sin siquiera haberte tocado a ti misma. espasmos recorrían tu cuerpo y tus piernas se volvían débiles con temblores, mientras que tus paredes se contraían una y otra vez en la polla del mayor haciéndolo gemir por lo bajo.
la velocidad de sus movimientos se redujo, pero no la profundidad, penetrándote así a través de tu clímax y sintiendo el suyo cerca.
cuando el conocido hormigueo se hizo presente en su vientre, salió del calor de tu coño y te giró dejándote frente a él. te arrodillaste aún temblorosa entendiendo el mensaje.
"abrí la boquita, amor" jadeaba mientras masturbaba su miembro frente a ti, moviendo su mano con rapidez.
obedeciste y abriste la boca, acercándola a la punta donde con tu lengua trazaste pequeños círculos llevando al castaño al límite. sentiste las calientes tiras de semen caer en tu boca, la cual cerraste tragando entero ante la mirada oscurecida de enzo.
la abriste de nuevo y sacaste tu lengua ante él, mostrándole que no dejaste nada. te ayudó a levantarte del suelo y empezó a besarte con desespero envolviendo tu cintura con sus fuertes brazos.
"perdoname por descuidarte, mi vida" rompió aquel beso juntando sus frentes, y habló con el tono de voz calmado que usaba siempre, ya relajado. "tenías razón, no me estaba dando cuenta de lo mucho que me hacías falta".
"no, perdoname tu a mí. sí debí decírtelo antes" susurraste acariciando su mejilla suavemente con tu mano.
"crees que me pasé?" el castaño recordó de repente la rudeza de su actuar hace unos momentos, escaneando tu cuerpo y observando todas las marcas que dejó en él.
"definitivamente no," no pudiste evitar soltar una pequeña risa ante su preocupación. "de hecho, creo que deberíamos discutir más seguido, no lo sé" bromeaste y reíste más al verlo lanzarte una mirada reprochadora.
"definitivamente, te volviste una sucia" dijo enzo sin poder ocultar la sonrisa divertida que se formó en su rostro.
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You are in love | Esteban Kukuriczka.
sumario: noches de pizza con tu amigo… claro, amigo.
advertencias: sexo explícito (+18) , penetración, sexo sin protección, consumo de alcohol.
créditos: las fotos del collage fueron extraídas de pinterest, más las edite yo. la canción cuya letra utilice es You Are In love (Taylor’s Version) de Taylor Swift.
notas: honestamente, no estoy muy contenta con el resultado final pero espero que puedan disfrutarlo de todas maneras xx.
No hay pruebas, no fue demasiado, pero yo vi suficiente.
Paciente, fuera de su recibidor, me encuentro parada, esperándolo con una botella de vino bajo la axila. Aliso los pliegues de mi falda varias veces con las manos, un hábito al que recurro para evitar sucumbir a la ansiedad que me atormenta. Con la cámara de mi celular, observo mi reflejo, comprobando que mi maquillaje permanezca en su lugar, que mi cabello siga viéndose inmaculado.
No recuerdo un tiempo en el que Kuku haya sido simplemente un amigo, siempre fue más; mi confidente, el protagonista de mis fantasías, quien roba mis suspiros y miradas, de quien terminé enamorándome.
Las pisadas sobre las baldosas delatan su presencia apropincuándose, luego el traqueteo de las llaves en la cerradura, las bisagras girando en su eje para revelarlo frente a mí.
La alegría tiñe su rostro al verme, redondeando sus angulosos pómulos y centrando mi atención en la mueca en sus labios. Condenadamente cerca de mí y a la vez tan inalcanzables.
Su voz dándome la bienvenida me sacude de mi subrepticia quimera, trayéndome de un zarpazo de vuelta a la realidad. Me estrecha contra su torso, con las muñecas serpenteándose por mi cintura para atraerme más cerca.
“Traje vino, Kuku”- pronuncio, a modo de saludo, mientras lo abrazo estrechamente.
“¡Gracias, ángel! Entrá que está por llegar la comida”- informa, de manera tan casual y ligera que siento mi corazón escurrirse hasta tocar el suelo.
“Ángel” me dijo, jodiéndome para siempre. ¿Cómo seré alguna vez capaz de recuperarme de tal agravio a mi integridad? Decido asentir y adentrarme a su hogar.
Me recibe una sala de estar cálidamente iluminada, las paredes blancas cubiertas de cuadros y fotos, un aterciopelado sofá rojo situado en medio de la habitación.
Me acerco a una repisa de madera, donde reposa un retrato recientemente seleccionado… todo el elenco de La Sociedad De La Nieve posando bajo el lente de su cámara, sonrisas reflejadas en nuestros rostros enmarcados.
“Esa la tomé el último día de rodaje”- me recuerda, apareciendo por detrás mío, con una mano en mi espalda baja.
No hay pruebas, un toque singular, pero yo sentí suficiente.
Mis vellos corporales se erizan ante el contacto, un escalofrío recorriéndome cargado de anticipación por lo que jamás sucederá. Asiento torpemente, deseosa de fundirme en el calor de su silueta.
Pienso en esos mismos dedos, acorralando mi piel a su paso, incendiando su sendero. Acariciando mis mejillas con ternura, colándose por mis labios, desvistiéndome con precisión.
El timbre retumbando en la sala me despierta, desarraigándome de mis maquinaciones pecaminosas. El hombre a mi lado da largas zancadas, con un caminar tímido y garbado, hasta alcanzar la puerta de madera y ojear la mirilla. Luego de cerciorarse de la identidad del intruso, le permite ingresar para que deposite el delivery entre sus brazos, marchándose luego de recibir su pago.
Sobre la mesa del comedor se halla mi bolso, el cual rebusco hasta toparme con la billetera y separar varios billetes para pagar una porción del importe de la cena.
“Dividamos los costos de la comida entre los dos, ¿te parece?”- debato, tendiéndole el dinero para así compensar la mitad de su perdida.
“Pero no, nena, ¡guarda eso! Te invito yo”- rechaza tajante al ignorar mi ofrenda, con juguetona indignación en sus facciones.
Más allá de mi recurrente insistencia, rechaza contundentemente todos mis intentos de devolverle la plata, escudándose en excusas absurdas. Una cálida sensación se apodera de mí ante su caballeroso gesto, traduciéndose en atontados vistazos en su dirección, mientras sigo cada uno de sus movimientos al sacar el par de copas de una alacena.
“Pedí pizza de ese bar que te gusta”- comienza a explicar, aun movilizándose para descorchar el vino- “la de pepperoni sigue siendo tu favorita, ¿verdad?”
Un solo paso, no fue demasiado, pero dijo suficiente.
Silencio. Silencio desgarrador y sepulcral a mi alrededor, petrificando el aire a su paso.
“¿Te acordaste?”- asevero con un hilo de voz, aunque suena más a una pregunta, reflejando mi propia inseguridad.
Mis extremidades tramitan un cosquilleo colectivo, despertándome de la anestesia que se había apoderado de mí.
“Si, obvio”- le resta importancia, sirviendo la bebida y entregándome mi copa.
Y yo entiendo lo tonto que debe sonar, pero, por un momento, me permito sentirme importante e incluso un tanto sustancial en su existencia. “Me escuchó” medito, atónita por la revelación, revolucionando todas mis ternuras dirigidas hacia él.
Mis ojos se obsesionan con su él, simplemente él y su aura dorada coronándolo como si de un halo se tratara. ¿Cómo logré tener tanta suerte?
“No me mires así, nena”- pide al devolver mi mirada, su entrecejo fruncido en concentración- “Vas a hacerme creer que los chicos tenían razón…”
Mi mueca se tiñe de confusión, no sabiendo con exactitud si se refiere a lo que yo supongo. Intento decodificar sus palabras, pero, tal vez por el prospecto de ver mi entusiasmo destrozado, me limito a repreguntar.
“¿De qué hablas, Kuku?”- atrapo mi labio inferior entre mis dientes para así detener los temblores que lo acosan.
“Ya sabes…”- se encoge de hombros, pero, al ver mi perplejidad se resigna a continuar- “Fran y Juani siempre nos cargaban con que… em, con que debíamos salir.”
Siento un hondazo envestirme de lleno y un deseo irremediable de que el mismo continúe hasta hacerme perder la conciencia.
“Ah, eso”- murmuro en voz baja, de repente completamente drenada de seguridad. Trato de difuminar mis conflictuadas preocupaciones con una risotada punzante, delatando la rigidez de mis hombros estáticos y la incomodidad en mi gesto.
¡Qué estúpida! ¿Cómo me permití alguna vez pensar que el podría sentir lo mismo que yo? Deseo tirarme al suelo y revolcarme en el bochorno que me arrima, lo suficiente para olvidarlo a él con sus grandes ojos fijos y perder la cordura a manos de la vergüenza.
“Era un chiste nada más, no deseaba hacerte sentir mal”- aclara cálidamente, rodeando la mesa hasta rozar nuestros hombros.
Es absurda la cantidad irremediables de terminaciones nerviosas que logra incendiar con solo oprimir su marco con el mío. ¡Debo frenar esta locura antes de que se me vaya de las manos!
“Claro…”- suspiro, forzando una sonrisa al tomar asiento en la silla que abuso bajo mis pálidos nudillos.
Tomando la copa entre mis palmas, la balanceo hasta verter el liquido más allá de mis labios, rezando para que el espirituoso proveniente de uva disipe su comentario furtivo.
El mayor, aún parado a mi lado, hinca sus rodillas para arrodillarse y así quedar a la altura de mis ojos.
“Ángel, lo siento si te ofendí. No era mi intención”- se disculpa, escurriendo sus dígitos entre mi cabello para plegarme un mechón tras mi oreja.
“Ya sé, Kuku… y lo prometo, ¡estoy bien!”- miento descaradamente en su cara, con las comisuras adheridas a mis tensas mejillas.
Por unos prolongados segundos- que se sienten como una eternidad- nos miramos firmemente, tratando de descifrar los pensamientos cabalgando en la cabeza opuesta. Con un afectado suspiro, se levanta del suelo para luego posicionarse en la silla contigua a la mía.
Una vez asentado en su sitio, levanta el rostro para enfrentarme y toma mis temblorosas manos entre las suyas. Inmediatamente noto su calor corporal, las asperezas desperdigadas por sus palmas, sus anillos colisionando con los míos.
“Ahora entiendo cómo mi comentario pudo haber sonado y te pido perdón por ello”- alega mientras me observa, pausando en cada pequeño lunar e imperfección.
Inhibida y un tanto cohibida ante su escrutinio, desvío mis ojos hacia un costado y muerdo mi labio inferior, aprisionándolo entre mis paletas.
“No quería hacerte mal…”- confiesa, con sus orbes ahora clavados en mis labios mordisqueándose- “Sos mi mejor amiga.”
una mueca extraña en su rostro. Pausa, luego dice “sos mi mejor amiga.” Y yo supe a que se refería, está enamorado.
Una fuerza gravitacional me empuja aún más cerca suyo; envalentonada gracias a su fijación por mi boca, empiezo a disparar la ajena sin dudarlo. Deslizo una mano por su cachete, acariciando la incipiente barba creciendo allí mientras le robo un breve pico.
Al separarme, escaneo al hombre que acabo de besar, desesperada por hallar una reacción. La confusión tiñe su cara, tiene la mandíbula presionada con fuerza y un furioso sonrojo trepando hasta su nariz. Sin perder un solo minuto más. Vuelve a unir nuestras figuras en un beso, uno real esta vez.
Sus labios en contacto con los míos consienten un hambre que venía cultivando hace meses, acelerando mi deseo de conseguir más. Mi corazón late con una velocidad alarmante, saltando implacablemente contra mi caja torácica, y agravando los temblores en todo mi cuerpo.
Una danza desenfrenada se desenlaza, dando rápido paso a una intrépida batalla por apropiarse de la ventaja que implica dominarnos mutuamente. Una de sus manos se enreda en mi melena, tirándola hacia atrás mientras su lengua se apresura en inmiscuirse en mi cavidad bucal, cepillando la propia y paseándose por toda su extensión.
El aire comienza a escasear y el ardor en nuestros pulmones nos fuerzan a dividirnos, aprovecho el breve impase para deslizar mis extremidades por sus piernas y así, sentarme a horcajadas sobre su regazo.
“¿Sabes hace cuánto deseo hacer esto?”- cuestiona, entrelazando sus dígitos por mis curvas y asentándome sobre la junción de su torso y piernas.
Bajo mío, noto un bulto que comienza a alzarse, punzando mi centro deliciosamente. Sin siquiera razonarlo, muelo mis caderas contra él, percibiendo un curso de placer recorrerme entera ante la fricción contra sus pantalones.
En un arrojo de valentía, me deshago de la blusa que flamea en mis costados, arrojándola lejos nuestro. Como si de un arreglo tácito se tratara, el argentino adjunta sus labios con mi pecho y comienza a succionar mi piel con fiereza, yo me limito a atraerlo contra mí mediante su cabellera.
“Tantas veces fantasee con esto…”- admito, sin poder evitarlo, mientras él libera mi busto del corpiño.
Levito hacia su remera, forcejeando con ella hasta deshacerla hacia las baldosas y revelar su tórax al descubierto. Recubierto de pecas difuminándose en su blancura, dudo alguna vez haber visto una imagen más hermosa.
Sosteniéndose de mis muslos, se irgue y tropieza hasta toparse con el sillón, descargándome sobre el terciopelo con una impredecible agilidad. Allí, acostada en medio de su sala de estar, centro mi atención a sus dedos desenlazando mi falda con ternura, para luego despojarme por completo de mis confinamientos.
Imitando sus movimientos, aviento mis brazos hacia su entrepierna para desabrocharlo y librarlo de sus prendas. Aceleradamente, lo desvisto hasta que nuestras desnudeces son lo único que prevalece.
“Sos hermosa”- me halaga, recorriendo cada centímetro de mi piel con delicadeza, intentando memorizarlo para siempre.
Respondo con mi agarre volando hasta su palpitante erección y acariciándola juguetonamente, con constancia hasta donde me lo permite.
“Necesito sentirte adentro mío, Kuku…”- pido, sin sentir un ápice de vergüenza ante mi explicitación.
Un gruñido escapa su garganta ante mi directiva, deshaciéndose de mi toque para posicionar su polla entre los pliegues de mi coño y comenzar a adentrarse. Sollozos son lanzados en su dirección, animándolo a ir más allá, a continuar.
“Dios, estás tan apretada”- pronuncia cuando la cabeza de su pene logra tocar mi fondo, disfrutando los espasmos que mi canal le proporcionan.
En un frenesí ocasionado por la sensibilidad que su miembro me genera, embisto mis caderas para acercar nuestros centros aún más y luego retirarme, provocando un extasiante vaivén. Los gemidos retumban en el silencio del salón, con la danza que nuestros sexos lideran al fusionarse.
“Estoy enamorado de vos, ángel, desde la primera vez que te vi”- dice al observarme con atención, aun penetrándome hacia la culminación.
Sorprendida por lo inaudito de la situación, una lagrima se cuela por mis ojos y rueda en su sendero por mi mejilla ante su confesión, una que aguardo hace meses.
Esteban la recoge, interrumpiendo su trayecto hacia mi cuello para besarme nuevamente, con renovada emoción.
Y ahora comprendes por qué perdieron la cabeza y pelearon sus batallas, y por qué yo he pasado toda mi vida tratando de ponerlo en palabras.
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Esteban Kukuriczka -
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☆`~ Advertencias: Smut. Sexo sin protección. Diferencia de edad.
El día recién comenzaba, eran las 9 am, y la mayoría del cast ya estaban despiertos y desayunados.
Esteban siempre había sido la excepción.
Esteban, el actor que te tocaba maquillar la mayoría de las veces (ya que aveces iban rotando con tus compañeros)
Te encantaba, para que mentir. Te encantaban esas 3 o aveces 4 horas que pasan juntos, solo vos y él, cara a cara.
Al principio, fueron muchos momentos de timidez entre ambos, pero con el tiempo y su personalidad tan extrovertida, habían desarrollado una buena amistad. Largas charlas de parte de él contándote el rodaje mientras colocabas capas y capas de maquillaje en su cara.
Trabajar con él fue fácil, no se quejaba mucho y la mayoría de las veces, si no estaba hablando, aprovechaba a dormirse. Y ahí aprovechabas a verlo: Una verdadera belleza.
No sabias porque te atraía tanto, no sabias si eran sus labios finitos, o el porte qué tenía para hablar, o su voz grave, o sus manos, o su considerable altura, o por la manera en que te miraba...
Ush, habías vuelto a divagar pensando en mil escenarios, claramente imposibles.
Por el momento.
Un Esteban muy adormecido se acercó a la silla frente a tu escritorio de maquillaje, como era costumbre. Tenía un vaso de café en la mano y unas ojeras cubrían sus ojos, había pasado una noche difícil.
Te saludó y enseguida se recostó en la silla y cerró los ojos.
No habían pasado ni 15 minutos, por lo cual recién le estabas preparando el cabello. Él hombre en tu silla había empezado a largar suaves ronquidos hace bastante. Aunque era de esperar, ya que con la combinación del silencio que ofrecías y la música tranquila que ponías de fondo, cayó rápidamente en un sueño.
Te dio ternura, así que decidiste dejarlo ahí, hasta que viste el vaso de café totalmente lleno arriba del escritorio. Enseguida lo moviste para que se despertara y lo tome, los productores siempre lo retaban por vivir medio dormido.
Él, tonto por el repentino despertar, agarró la bebida y la llevo a sus labios. Pero más de la mitad se volcó por un descuido, mojandole toda la remera.
-UY, que boludo soy. Dijo levantándose enseguida.
Por suerte el café no estaba tan caliente como para lastimarlo, pero si le generó cierto calor en el cuerpo. Vos enseguida le preguntaste si estaba bien o si se había quemado.
Él negó con la cabeza - Nono, tranquila, pero estoy todo mojado. Y mientras lo decía se sacó la ropa, quedando con la parte de arriba descubierta.
Quisiste no hacerlo, pero no pudiste. Lo miraste, por más tiempo del debido.
Él notó como te sonrojabas, y solo sonrió mirando hacia otro lado.
Se sentó y te preguntó si podías seguir así. No te quedó otra que asentir.
Así que seguiste, intentando concentrarte, ignorando el hecho de que estaba en cuero.
Le estabas arreglando la parte de adelante del pelo, así que te paraste enfrentó suyo. Y por el momento lo controlaste bastante bien.
Hasta que viste sus manos.
Estaba tronandose los dedos, de todas las maneras. Pero vos no pudiste evitar verlo y sentir un cosquilleo entre tus piernas. Dios, sus manos estaban tan bien.
Rápidamente apretaste los muslos para calmar ese pequeño dolor y seguiste como si nada.
Él de repente te agarró de la cintura. Te sorprendió, y lo miraste mientras dejabas el peine sobre el escritorio.
-¿Pasa algo? Preguntaste. Te tembló la voz mucho más de lo que querías.
- Si, pero quiero que sigas, tranquila.
No entendiste muy bien a que se refería, así que optaste por preguntar.
-¿De qué hablás?
- ¿Enserio vamos a fingir qué no te gusto?
Te sorprendiste, todos tus sentidos se pusieron tontos, no sabias que decir.
- Si sabés que está mal ¿no? Apenas cumpliste 19, y yo tengo 32.
Ups... Pequeño detalle...
No sabías si dejarlo ahí o seguirle el juego, después de todo, la cosa ya estaba bastante cagada.
'Si la vamos a cagar, hay que hacerlo bien' pensaste.
- Bueno, técnicamente soy legal, así que...
Esteban solo rió, una carcajada fuerte pero corta. Pero después de ver tu seriedad, preguntó:
- ¿Me estas jodiendo? O lo decís enserio.
Te quedaste sería y asentiste levemente con la cabeza.
Recién habían pasado 30 minutos, quedaban 3 horas para poder terminar el maquillaje, tenias tiempo de sobra.
Así que sin pensarlo mucho, te agachaste hasta quedar cara a cara, él sentado y vos parada. Lo miraste a los ojos, y al ver que no mostraba oposición, lo besaste.
Fue un beso lento, apasionado.
En su mente rondaban una cantidad considerable cantidad de pensamientos negativos sobre la situación. Pero por otro lado, no podía dejar la idea de tu pequeño y delgado cuerpo siendo manejado por el suyo.
Se dejó llevar y mordió fuertemente tu labio. Abriste la boca para dejar salir un pequeño quejido y aprovechó la oportunidad de meter su lengua. Pasó sus manos por toda la extensión de tu cintura, y llegando a la cadera, notó lo fácil que sería levantarte y moverte a su gusto.
Esto fue la gota que colmó el vaso.
Se levantó de golpe, golpeando te contra el escritorio. La gran diferencia de altura provocaba que tuvieras que estirar tu cuello con tal de no separar sus labios.
Empezó a bajar sus besos, paseando por tu cuello y encontrando con facilidad tu punto dulce. No quería dejar marcas a la vista, así que lo abandonó con rapidez.
Siguió bajando, hasta encontrarse con el cuello de tu remera. Mirándote a los ojos, buscó permiso, y una vez seguro, te arrancó la prenda. Seguida de esta, medio segundo después, te sacó el corpiño.
-Dios princesa ¿Donde las tenias guardadas?Dijo comenzando a repartir besos y mordidas por la zona. Con el comentario haciendo referencia a que siempre usabas ropa holgada.
No podías hacer más que gemir y mojarte más y más a cada rato.
Lo estabas tocando todo, sus hombros, sus brazos, su pecho, todo gracias al anterior accidente con el café. Te encantaba sentir su piel pecosa, pero querías más.
-Esteban, por favor. Dijiste desesperada mientras tu mano izquierda se dirigía a su notable bulto.
Él suspiró por tu acción y te dio la vuelta, dejándote mirando al espejo del escritorio.
No pudiste evitar notar que estabas hecha un desastre, con la cara roja y caliente, los pechos llenos de marcas, y el pelo muy desordenado.
Esteban por su parte, no perdió tiempo y bajó tus pantalones rápidamente. Enseguida tuvo la vista de tu culo respingón cubierto por una pequeña braga celeste.
- Mirá lo mojadita qué estás, hija de puta. ¿Crees que no te vi frotando tus piernitas hace un rato? Sos una sucia tremenda eh.
Decía todo esto mientras pasaba un dedo por tu raja vestida.
- Basta de bromas, por Dios. Eras un lio mientras gemías.
Él no pudo resistirse más, y bajó completamente tu bombacha empapada.
Escuchaste el sonido de sus pantalones en el piso, y de repente sentiste como iba metiéndose poco a poco en vos.
Era grande. Enorme.
Más de lo que podías aguantar.
Una vez toda adentro, empezó a envestirte , con estocadas fuertes y controladas.
Sus manos en tu cintura, controlando cada movimiento. Sus labios en tu hombro. Y sus ojos mirando el reflejo de ustedes dos frente a él.
Vos estabas con los ojos cerrados, disfrutando la divina sensación. Pero de repente se abrieron cuando te golpeó fuertemente en la nalga derecha.
Casi gritas, pero te tapó la boca.
- Acordate donde estamos, chiquita. Dijo tranquilamente en tu oreja.
Él sentía que lo exprimias. Sentía como tu interior lo apretaba, y sentía tus espasmos.
No iba a durar mucho más.
- ¿Ya estás cerca, hermosa?
Asentiste rápidamente, sintiendo como tu abdomen se tensaba.
Él empezo a masajear todo tu cuerpo, pasando por tus senos, a tu cintura, a apretujar tu culo.
Y en ese instante, sentiste como te llenaba, dejándote su carga pintando tus paredes.
Esa misma sensación fue lo que necesitabas para venirte, todavía con el adentro.
Te dejó respirar 5 segundos, y te beso el hombro mientras retiraba su miembro. Rápidamente agarro un pañuelito y te limpio suavemente.
- Lo hiciste muy bien.
Solo sonreíste ante esto, estabas muy feliz. Relajada.
Ambos se cambiaron rápidamente en silencio, vos fuiste a abrir las ventanas para que saliera el olor a sexo y Esteban salió corriendo de la habitación a buscar una remera limpia.
De vuelta, se sentó y te dejó trabajar, sabiendo que estabas media justa de tiempo.
Una sonrisa no abandonó la cara de ninguno de los dos. Y de vez en cuando se hicieron presentes una qué otra risita, un par de besitos inocentes y muchas caricias por todos lados de parte del Kuku.
Xoxo - Emma.
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Una tarde tranquila - Enzo Vogrincic x Reader
Pairing: Enzo Vogrincic
Advertencias: ¿insinuaciones? Solo fluff
Era un miércoles por la tarde. El sol brillaba aun a estas horas de la tarde, era verano y los días se habían alargado por lo que el sol no llegaba a irse del todo. Además hacia un calor que calentaba las zonas áridas, por lo que tu novio, Enzo, y tú habías decidido quedar en el parque, donde regaban el césped y había una fuente donde los niños se bañaban.
Os sentasteis sobre el césped aún seco y empezasteis a hablar sobre la nueva película que había empezado a rodar. Un drama sobre un avión siniestrado en los Andes. Su personaje se moría por lo que no podías dejar de burlarte, pensando que solo sería otro cameo de los suyos. Otro extra que moría de fondo, pensabas. Pero esta vez te equivocabas. De hecho te lo explicaba mientras tu desplegabas la manta para sentaros.
Este tiene mucho recorrido, seguramente hasta el final de la película. - sonrió altivo.
Quizás no te echan porque les da pena decírtelo. - una vez estirada os sentabais sobre ella y sacabais lo que habías traído para merendar, organizando un pequeño picnic.
Muy graciosa - dijo riendo sarcásticamente.
Decidiste hacer fresas con chocolate para que cubrir los antojos de tu novio desnutrido. No podía comerlo, pero no tenían porque saberlo, además, Enzo nunca te decía que no, ya que te veía preocupada. él había traído coco cortado y frutos secos. Pero, a última hora, compró dulces porque sabía que te encantaban las gominolas. Tú también decidiste traer algo más cuando lo viste en la panadería, unas galletas caseras con frutos secos.
Enzo cogió una galleta y se la llevó a la boca. Su flequillo le cubrió la frente y tú se lo colocaste detrás de su oreja.
Estas precioso hoy, espero que no te hayan agobiado mucho las mujeres por el camino. - cogiste una fresa y la rodeaste con tus labios. Enzo cogió aire al verlo. El jugo te caía por los labios y el chocolate cubría tu boca como un delicioso pintalabios. Era un hombre después de todo, no podía resistirse a tus encantos.
Te besó suavemente, saboreando el gusto de tu boca. Fresa, chocolate y tú. No era mala combinación.
Y algunos hombres. - admitió avergonzado. Aún no había triunfado con su film y ya se echaban sobre él. Tú reíste, apoyándote en tus codos para tumbarte al igual que hacía él.
Aunque no daba mucho el sol donde os habíais tumbado, se te podía ver el pecho saliendo de las copas de tu sostén por debajo de la blusa blanca transparentosa. Traviesa, habías decidido llevar un sostén rosa pastel para que Enzo se muriera al verte. Pero esta vez, aun que lo había notado, te miraba melancólico a los ojos y besaba tus labios sin una pizca de lujuria, sino que con cariño. No era inusual, ya que la debilidad de su cuerpo en ayuno lo ponía más cursi de lo normal. Así que lo disfrutabas en silencio, como si fuera un cervatillo y en cualquier momento pudiera asustarse.
Te quiero - simplemente dijiste.
Yo también te amo. - dijo él con los ojos cerrados a la vez que acariciabas su mejilla.
Ayer te había mandado un mensaje de lo mucho que te quería y de lo importante que eras en su vida. Le había parecido necesario debido a que una de las escenas de la película lo había puesto sensible. La escena donde Liliana Methol moría.
Y justo cuando os ibais a dar un beso, se conectaron los aspersores y os mojaron enteros. Por suerte, tu falda vaquera no dejo ver nada, pensaste mirándola. Levantaste la cabeza y viste a tu novio mojado, con sus músculos rígidos bajo su remera blanca y su pelo semi-largo mojado sobre su frente. Tragaste saliva. Tu tampoco eras inmune a la belleza de ese hombre.
Te dieron ganas de llevártelo a casa y hacerle suplicar por ti. Pero te acordaste de que hoy era un día tranquilo para él.
¿Podemos ir a casa? - se mordió el labio. Quizás al final no estaba tan tranquilo.
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𝓞lder. d.wayne ୨ ໋ ˳ ⊹ esp. . . !
ADVERTENCIAS. . . drabble. damian!older. contenido nsfw. sexo, masturbación, negación del orgasmo, thigh riding, dirty talk, degradación.
SUMMARY. . . en donde la lectora molesta a Damian por ser mayor que él solo por unos años y este se venga de ella de la manera más cruel.
COPYRIGHT. . . ningún tipo de copia de mis obras está permitida. Se permite la libre traducción siempre y cuando se den los créditos correspondientes a mi persona.
𝓝o debiste burlarte de él. Te compadecías de ti misma por haber hecho ese chiste que lo hizo ponerse completamente furioso y hacer someter a tu cuerpo a tal hambrienta necesidad.
Querías con profunda honestidad correrte encima del muslo que se deslizaba en lo más profundo de tu coño mojado; siendo embarrado de manera grotesca de todos los fluidos provenientes de la excitación que él mismo te había provocado.
¿Realmente merecías tal trato solo por hacerle una broma sin sentido o maldad?
Tú tenías una ventaja sobre Damian, y era que eras mayor que él por un año exacto. La broma en la mansión sobre Damian siendo el más joven te hacía reír, sinceramente. Sin embargo, el único problema era que desconocías que tú no tenías permiso para hacerle una broma sobre su edad.
A pesar de que Damian había crecido y ahora era mayor de edad desde hace tiempo, decidiste unirte a la broma, pensando que lo peor que podría pasar sería que te mirara mal. Sin embargo, desconocías que eso sería el menor de tus problemas en comparación con lo que te esperaba.
— ¿Que pasa, tn? ¿No que era un puto crío para ti? Mira donde tenemos ahora a la famosa señorita madura, rogando desesperadamente por correrse bajo mi muslo. Siempre has sido una perra, pero me tomó por sorpresa que seas tan débil y patética.
Tus lagrimas se resbalaban por tus mejillas hasta caer sobre sus hombros debido a la manera humillante en la que se mofaba de ti.
El clítoris te palpitaba sobre la presencia de la piel caliente raspandote, estaba lleno. Tu propia entrada vaginal de la excitación chorreaba fluidos y se apretaba alrededor de la nada. La hipersensibilidad de la aproximación de tu orgasmo no te dejaba ver las cosas con claridad.
Lo que más dolía en ese instante era saber que Damian por nada del mundo te permitiría correrte. Ese era tu castigo por haber sido mala con él, tú penitencia.
Y ahora, su muslo no era suficiente. Tu entrada ansiaba que una polla se hundiera en ti para que bastara.
Cuando se hundió en ti, en un principio no sentiste nada más que plenitud, nada además de la sensación de tener el vientre completamente lleno. Luego, empezó a embestirte tan fuerte que sentiste por un momento que iba a partirte por la mitad; sus caderas se balanceaban contra tu agujero abusado en el cual su virilidad encajaba a la perfección. Damian adoraba la sensación de sentirse rodeado por tu calor.
Antes de que pudieras realmente darte cuenta y arrepentirte, ya había tenido lo suficiente de ti. Por lo que, te enfrentaste a una realidad donde estabas en su cama con los muslos manchados de su orgasmo sin obtener nada a cambio del encuentro más que sufrimiento.
— Pude haberte hecho sentir realmente bien, pero te tocó ser una puta bromista con tus chistes de mierda.
Lamentablemente, sabías que tenía razón.
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◈ Ámame, Secuéstrame y Quiéreme Más ◈
Yandere! OC Karma x Calculadora! Género Neutral! MC
ENGLISH VER. HERE!
Sinopsis: Pones sangre, sudor y lágrimas en tu trabajo. Lo que no sabías es que tu admiradora secreta, Marka, también lo hace.
Advertencia de contenido: Yandere y literalmente cualquier cosa que vaya con ello, violencia, hipnosis (no en el lector), drogas (implicación), y sí habrá una Parte 2.
POR FAVOR APOYA A PALESTINA CON DINERO, O CON UN CLICK
Puntuaciones, talentos, personas.
ÉSTOS son los factores que clasifican el sistema educativo. Aunque no es inmaculado, cumple su propósito: enviar a personas vulnerables al mundo laboral y devorarlas enteras. Sus medios de vida, su tiempo y los minúsculos retazos de energía que les quedan dentro.
Pero hay algunos que nacen con ventajas, y otros que tienen que dejarse la piel para conseguirlo.
Yo, por desgracia, tengo lo segundo. Las cosas no vienen fáciles, ni instantáneas, ni perfectas. En realidad soy bastante ocioso, disfruto de la libertad de adquirir conocimientos y perspicacia. Conocimientos únicos, probados y comprobados que son fundamentales para la supervivencia.
Y así es como gestiono mis trasnochadas. Escuchando "Consejos para sobrevivir" con su presentador, McGregory Callahan.
En los años 60, era un oficial CWO-4 Navy Seal, un rango dado a unos pocos exclusivos. Y ahora que está retirado, comparte humildemente sus consejos con la comunidad, y presenta invitados de vez en cuando para mantener vivo el programa. Pero la mayoría prefiere escuchar su voz, algo con lo que estoy totalmente de acuerdo.
"Y así, damas y caballeros…" Su voz era suave y ronca. "Es hora de despedirse, amigos. Manténganse a salvo, y recuerden siempre…"
Me reí entre dientes, diciendo sus líneas finales con él.
"Vivir, no morir, e intentar sobrevivir. Gracias a todos".
Mientras la radio se apagaba, el sol derramaba sus rayos en mi ventana, como si el calor no fuera suficiente. Gemí, y mis ojos me llevaron a mi colección de cápsulas "despertadoras". Tentado y engañado, me deslicé hasta ellas y me metí otras dos o tres en la boca.
Refunfuñé. El arrepentimiento se filtró en mis venas, mi cuerpo mareado y tenso. Una vez más, me quedé despierto.
Y por supuesto, resultó ser un lunes por la mañana; donde tenía clase por la mañana.
"Pues fóllame suavemente con una motosierra". Empecé a llenar mi mochila con mis utensilios, papeleo, bocadillos. Nunca podría acostumbrarme a esta mierda. "Espero que nadie me cabree el resto del día".
◈
"La campana. Ugh, la maldita campana. Nunca he querido romper esa cosa en pedazos". Apenas podías distinguir a la multitud, más o menos. Ni siquiera la cara de tu mejor amigo.
"Espera. ¿Has tenido una noche dura… otra vez?" Heidi miró, sus ojos prácticamente brillaban de preocupación.
"Quizzássss..." Balbuceaste, dando pasos de bebé hacia tu asiento. "Menos mal que mi compañero de asiento es un chico tranquilo".
Hablando del diablo, Marka entró en la habitación, sus pisadas silenciosas mientras paseaba en tu dirección. Su sincronización fue impecable.
"Buenos días, Marka". Murmuraste, sin encontrarte con sus ojos. Además, no había ojos gracias a su flequillo.
"Je…" En respuesta, Marka esbozó una emocionante sonrisa, devolviéndote alegremente los buenos días. Cómo podía estar lleno de energía un lunes por la mañana, era un completo misterio para ti.
En realidad, mucho de él está rodeado de misterio. O más bien, en la sospecha.
Aparte del nombre raro, Marka era supuestamente del campo de Honduras, Tegucigalpa. Sus padres también eran hondureños, y él trabajaba como repartidor de pizzas, y se alojaba en el apartamento de un amigo para refugiarse, con el propósito de volver a estudiar tres veces para obtener un título. Aunque parte de esto es cierto, otra parte no cuadraba.
Por ejemplo, sus modismos. A veces decía "Puchica" , "Chero", "Chivo" - y cuando los busqué todos, el denominador común era El Salvador. Decía que sus padres venían de Honduras, así que ¿cómo podía ser cierto?
"[S/N]".
Entonces él, siendo el repartidor de pizza. No suele pedir pizza, pero nunca pensó que la pizza pudiera oler tan mal. Podías recordarle llegando corriendo a una de tus clases de la tarde, y en vez de oler a aceite y grasa, olía a hierba. ¿Qué coño…?
"Hola? [S/N]?."
Además, el hecho de que está rehaciendo el curso por tercera vez. Y sin embargo, en cada examen saca perfectamente una nota media. También termina antes que los demás, como si tuviera todo el tiempo del mundo.
Eso no es normal.
Aunque nunca te has enfrentado a Marka por esto, has preferido guardar silencio. Los tiempos son duros, y no estabas dispuesta a tender una mano cuando apenas podías ayudarte a ti misma.
Pero de NINGUNA MANERA te harías amigo de alguien tan sospechoso como él.
"[S/N]!!!" Heidi susurró, sacándote de tus pensamientos.
"[S/N], por favor contesta…" El Sr. Dimmy hizo una pausa, aclarándose la garganta. "En realidad. Pensándolo mejor, por favor, ven a verme después de clase. Gracias."
Me mordí el labio, dejándolo sangrar. Joder. Te has vuelto a despistar.
"Señor yo…"
"Sin peros, sin cocos".
Mientras te maldecías internamente, decidiste sacar tu libro de ventilación de la mochila, sólo para que el señor Dimmy te detuviera una vez más.
"[S/N]. ¿Puedes responder a la pregunta de la pizarra, por favor?"
Mierda, acabas de abrir tu bolso.
"Dame un momento…"
"[S/N]."
Apretando los puños, esbozaste una sonrisa de plástico. Era comprensible de dónde venía, ya que no quería que su alumno estrella soñara despierto por segunda vez.
"Culpa mía, señor. Espero hacerlo bien".
Mientras estabas ocupado resolviendo la ecuación, Marka decidió hacerte un favor y cerrar tu bolsa.
Para cuando volviste, Marka sonrió, esperando que saliera de ella un agradecimiento. Pero decidiste ignorar el amable gesto, continuando prestando atención a la pizarra. Ya tenías suficiente atención por hoy.
◈
Si había algo que le gustaba eran los relojes. Era agradable saber cómo pasaba el tiempo, si era rápido o anormalmente lento.
Y por supuesto, era lento.
"[S/N], esto ha ocurrido en múltiples ocasiones". El señor Dimmy se frotó las sienes, agotado de mantener la misma conversación con usted. "Nosotros, como personal, dejamos claro que puedes tomarte días libres".
"Lo siento mucho señor, pero no puedo hacer eso…"
"[S/N], basta de excusas. No estás durmiendo lo suficiente, y eso está afectando a tu concentración".
Puntuaciones, talentos, personas: NADA en esta conversación se aplicaba a eso. La amabilidad era un coñazo.
"Y por eso, voy a pedirle al decano que te suspenda personalmente. Una semana entera de suspensión".
Tuvo que morderse la lengua. ¿Por qué tienes que hacer el triple de trabajo?
"Señor. Estoy atrasado en lo que tengo que cubrir. Se lo ruego, por favor déjelo pasar."
"Pero [S/N], llevas tres semanas de adelanto. Tomarte una semana libre es suficiente ahora mismo. Créeme".
Miraste el reloj. Eran las 9:47, el minutero aproximadamente alcanzando el siguiente minuto.
"Si te veo el martes por la tarde, te acompañaré personalmente fuera. Eso es todo".
Frotándote los ojos, corriste hasta lo alto de las escaleras, antes de hacerte a la fuga. No podías creer lo que acababa de pasar.
"[S]-[S/N]…" Era Heidi.
"Heidi. He terminado por hoy, así que me voy a casa. Mándame un mensaje más tarde si tienes curiosidad". Sus demandas fueron rápidas y severas.
◈
"Risitas, tras risitas. Estos putos chuches no saben cuándo dejarlo, ¿verdad?".
"Markaaaa…" Resopló, sonando exactamente como él la llamaba: cerda. "Enséñame un poco de español, ¿no? ~ ❤️"
Marka negó con la cabeza, su cara mostraba claramente incomodidad.
"¡Vamos, queremos oírlo! A lo mejor podemos cagarla, ¿sabes?".
Maldito sea el cabrón de Rico. Nunca supo leer una habitación.
"He dicho que no". Marka se pasó los dedos por el flequillo, revelando la oscuridad que se arremolinaba en sus ojos. "Ahora aprended a ser buenos mierdecillas, estoy de mal humor".
Inmediatamente, todo el grupo se quedó completamente inmóvil. Antes de que pasaran unos segundos, gritos horripilantes escaparon de los labios de la gente. Algunos se congelaron de horror, sudando profusamente. Otros simplemente huyeron de Marka, mientras que algunos lucharon con él. Por suerte, gracias a su físico podía manejar a sus atacantes con bastante claridad.
"Ja…vergüenza…" Siguió golpeando a Rico con cada puñetazo, empezando a ver como la sangre le supuraba. Marka no pudo evitar sonreír con sádico regocijo. "Esta hipnosis siempre es pura suerte para mí".
Agarrando la pierna de uno de sus compañeros. Marka retorció, fracturó e incluso saltó sobre su pierna, lo que estaba perfectamente sincronizado con sus palabras".
"Joder. Joder. Joder. JODER. JODER". Marka maldijo en voz alta, gruñendo de frustración. Cada vez que pensaba en ti, la sensación no desaparecía. "Sólo quería hacer una buena obra. ¿Por qué? No. Ellos. Me. A mí".
Al oír el agudo grito del compañero, Marka lo apartó de un puntapié, dirigiéndose a tu taquilla. Estaba rodeada de un montón de cerraduras, todas ellas hechas personalmente por ti. Sabías ser eficiente y útil.
Lástima que Marka supiera forzar cerraduras demasiado bien.
"Ha pasado un tiempo desde mi último rechazo… así que veamos qué hay aquí ahora…". Con un tintineo, guió sus dedos a las primeras letras que hizo….sólo para encontrarlas….
Aplastado.
"…."
Ya debería estar acostumbrado a esto. El polvo, la suciedad, las arañas muertas. Después de conseguir por fin una taquilla nueva y fresca, era comprensible que limpiara el espacio.
Pero no lo hiciste. Decidiste hacer de tu vieja taquilla tu nueva bolsa de basura - incluyendo sus cartas de amor.
Su pulgar lleno de cicatrices aferró el sobre rosa, o la bola aplastada que era. Podía recordar la vez que tuvo que salir por negocios, perdiéndose la universidad durante una semana entera. Tuvo que permanecer agachado debido a un disparo, que le produjo una importante lesión en el hombro y en la mano izquierda. No le importaban las heridas debido a experiencias pasadas, pero estaba… deprimido. Marka no podía ver a nadie, ni estar en línea por si le descubrían. Fue una decisión que tanto él como José tomaron por su seguridad.
Y así, para saciar su soledad, te escribió. Aunque le dolía la mano izquierda, escribió. A pesar de que su cerebro le decía que parara por el dolor, escribió. Escribía porque sabía que tú le dabas la felicidad, la esperanza que necesitaba para este mundo. Sí, teníais defectos… pero el uno con el otro, los dos podíais curar las cicatrices del otro. ¿Verdad?
"….Ha…."
Sus manos temblaron con rabia silenciosa mientras gotas oscuras caían sobre el papel. Estoy seguro de que no sabías nada mejor, simplemente fue un malentendido. Sí, sí, fue un malentendido.
Era comprensible, ya que él no lo dejó claro. No coqueteó contigo, ya que no era lo tuyo. Supongo que las cartas tampoco lo eran.
Tal vez tendría que intentar algo… un poco más drástico.
"Necesito saber… ¿me quieren…? ¿No me quieren? Quizás…."
Apretando el papel contra su pecho, empezó a reírse para sus adentros. No, sonreía como un loco mientras miraba la taquilla que tenía delante, con la cara contorsionada en algo retorcido y grotesco.
"Tal vez sea hora de que haga una visita a tu casa, ¿eh? ❤️~."
NOTAS:
Cuche = Significa cerdo en el argot salvadoreño.
sɪ ᴛɪᴇɴᴇs ᴀʟɢᴜɴᴀ ᴘʀᴇɢᴜɴᴛᴀ sᴏʙʀᴇ ᴋᴀʀᴍᴀ, ᴊᴏsᴇ́ ᴏ ʜᴇɪᴅɪ, ɴᴏ ᴅᴜᴅᴇs ᴇɴ ʀᴇᴠɪsᴀʀ ᴍɪ ʙᴀɴᴅᴇᴊᴀ ᴅᴇ ᴇɴᴛʀᴀᴅᴀ.
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Kiss prompt “come back to bed” with pedri please!! I love your writings btw <33
“come back to bed.” con pedri y gavi:
advertencia: decidí hacerlos juntos, espero no les moleste anons <3
pedri:
las mañanas junto a tu novio podrían ser consideradas la mejor sensación de todo el mundo. pensabas que despertar a su lado era lo único que podía hacerte sentir bien, pues su compañía lo era todo para ti.
luego de una noche excepcionalmente larga, donde reinó el amor y las caricias vagas por tu piel, habías decidido despertarte temprano para hacerle el desayuno a pedri.
justamente te estabas levantando de la cama cuando sentiste una mano prominente tomar tu mano.
“¿a dónde vas? regresa a la cama” su voz ronca por dormir tanto te estremeció, cada vez te enamorabas más de él.
“haré el desayuno.” dijiste simple, soltando su mano para encaminarte a la cocina.
“pero yo quiero que te quedes aquí conmigo.” pidió, sus ojitos casi cerrados porque le molestaba la luz del sol que se colaba por la ventana abierta.
“pero debemos desayunar.” murmuraste y pedri se sentó en la cama por fin, sus manos viajaron a tu torso desnudo y te acercó a su cuerpo para luego besar tu frente.
“no quiero, quédate otro rato más conmigo, por favor.” dijo y vos asentiste.
su toque recayó en tu nuca, donde te acercó hasta sus labios para besarte en un beso paciente y lleno de amor.
tus manos se dirigieron a sus mechones azabache y aquel beso se sintió como el primero de muchos de aquel día.
amabas besarlo, pero amabas aún más cuando él te besaba por cuenta propia.
“¿podemos quedarnos un ratito más así? solo quiero estar junto a ti.” dijo y vos asentiste. ahora te acomodabas en su pecho y era ideal porque emanaba un calor hogareño.
gavi:
“entonces le dije que no era justo porque yo también había pagado la cena. te juro que no vuelvo a salir con ansu”
tu novio te platicaba sobre su semana, había estado ocupado con partidos y salidas con él equipo, así que cuando se enteró que tenía tiempo libre, decidió hacer una pijamada contigo.
amaban estar juntos.
“pablo, pero si te comiste como ochenta empanadas y dividieron la cuenta entre todos, vos fuiste el que comió más entonces no es justo para los demás pagar por tu comida…”
“¿estás de su lado? creí que me apoyarías”
rodaste los ojos mientras colocabas la mascarilla de aloe vera en el rostro de tu novio. pablo se dejaba hacer con vos, literalmente adoraba todo el tiempo que pasaban juntos incluso si eso significaba hacer “cosas de chicas” contigo.
“estoy de tu lado, pero no creo que sea justo eso, yo también me enfadaría si me hicieran pagar tanta comida que ni siquiera yo comí.”
“te amo tanto, pero no tienes razón.” suspiraste cuando pablo dijo aquello.
continuaste colocando la mascarilla en su rostro tibio, el contraste del producto frío le hacía escalofríos.
te removiste bajo su toque apretado, así que pablo te miró con confusión.
“¿a dónde vas?” preguntó cuando notó que te estabas levantando de sobre su regazo.
“a hacerme el skincare”
“¿y eso que es?” preguntó con el rostro en una mueca, la mascarilla se le escurría por los lados y te daba risa mirarlo tan lindo.
“me voy a lavar la cara para dormir bien” dijiste y él negó.
“no, mejor quédate aquí conmigo porque de todos modos vas a dormir bien si estoy aquí.”
“pablo-”
no pudiste decir nada más porque sus labios se impactaron contra los tuyos en un beso rudo y al mismo tiempo inexperto.
te tomó por la cintura y te acercó más a su cuerpo, te habías sentado a horcajadas sobre su regazo, y podías sentir sus manos hundiéndose en tu piel sensible por el frío.
“no te vayas.” dijo cuando se separaron.
sonreíste, cada vez te sorprendía más. “pero debo hacerme lo de la cara…”
“regresa a la cama, por favor” pidió y besó tu mano para convencerte.
accediste de inmediato, amabas los besos de tu novio, de cualquier forma y en cualquier presentación, incluso si implicaban dejar de hacer tu rutina para estar junto a él.
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Llegará el día en que por fin
conozca a mi media naranja
y me enseñe cuán hermoso
puede resultar lo gris de la vida.
Serán mañanas acurrucadas entre sábanas.
Tardes de paseos y besos en el Puente de Zigzag
de mi ciudad, contemplando la puesta del sol.
Noches frías, con su cabeza acunada en mi pecho,
bajo las piedras preciosas resplandeciendo en el cielo,
brillando sólo para nosotros,
sintiendo el calor de nuestros cuerpos.
Idealizo nuestros encuentros en un café
y nuestras charlas expandiéndose por horas.
Ya admiro cómo sus ojos refulgen
mientras me narra sus sueños
o cómo esboza sonrisas al contarme
sobre sus más cómicas anécdotas
o cómo su voz se rompe cuando algo
no marcha bien en su vida.
Imagino lo feliz que me haría en medio de la guerra
que estoy teniendo con mi tristeza.
Sería como mi tan anhelado interludio,
como un ángel que descendió por un instante
y se eternizó en todos los ámbitos de mi vida.
Sueño con ella presentándome a su familia:
Las bromas que le gastarían sus hermanos.
El regocijante momento en que su mamá trae el álbum familiar.
Las intimidantes advertencias de su padre.
Los sabios consejos de sus abuelos.
Lo entusiasmada que se vería contándoles
a sus tías, primas y amigas sobre mí.
Fantaseo con los libros que llenarían nuestros estantes.
Las divertidas peleas en la cocina.
El amor incendiando nuestra cama.
Las inolvidables risas en el sofá.
Cómo preferiríamos adoptar
a un perro y a un gato,
en lugar de tener hijos.
Cada vez que vaya a recogerla del trabajo.
Cada vez que me visite en el mío.
Cada vez que nos estresemos y nos escabullamos.
Anhelo eso:
vivir el arte de amar y ser amado
con la persona correcta,
hacer de cada escena de mi vida
la comedia más romántica del mundo
junto a la mujer perfecta.
Aprender a sentir, con la dueña de mi corazón,
como En la cama: el beso de Henri de Toulouse-Lautrec,
como Veinte poemas de amor y una canción desesperada de Pablo Neruda,
como Jan y Brad en Pillow Talk,
como Rhys y Ginger en Nosotros en la luna,
como una canción de Taylor Swift.
Estoy teniendo la incontrolable fantasía
de encontrar al amor de mi vida,
escapar de la realidad,
y vivir en un sueño con ella.
-Dark prince
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“Es solo mi mejor amiga”
dni: menores
Advertencia: sexual, besos húmedos, estimulación.
esto es algo que soñé con un integrante, ni siquiera sé porqué. 🤷🏻♀️
btw, fue raro y corto pero yo lo alargue más aquí, jiji.
Mark siempre dijo que eras solo su mejor amiga, su familia te conocía como su pequeña hermana, eran un dúo inseparable y ambas familias confiaban en ambos ya que se cuidaban como hermanos, los dos se querían bastante.
Pero sin embargo, su amistad da giros inesperados de vez en cuándo, que digo, siempre da un giro. Ninguno de los dos puede pasar dos segundos sin comerse la boca, es fácil para los demás no notar eso ya que siempre tienen la puerta cerrada, tu familia y la de mark nunca sospecharon de ninguno ya que tenían confianza en ambos, pero nadie sabe lo que pasa detrás de esa puerta.
Bueno, todo terminó hoy. Era un día caluroso, el ventilador de mark dejó de funcionar y su madre le dijo que no encendiera el aire acondicionado porque puede bajar la llave de la electricidad debido a que otros electrodomésticos están funcionando, no hubo de otra que abrir la ventana. La ventana de mark daba al patio, el cuál era amplio y espacioso, allí se encontraban jugando sus hermanos mayores, estaban jugando al fútbol mientras ustedes dos se besaban en su habitación, acostados en la cama, de vez en cuando se fijaban si ninguno de sus hermanos no venía mientras hacían sus cosas.
Su mano estaba posicionado en tu coño vestido, tu pantalón corto era ligero y muy ventilado, por lo cuál su dedo del medio frotaba tu clítoris por fuera de la tela, haciendote jadear en medio de los besos.
“No hagas demasiado ruido.” Murmuró mordiendo tus labios suavemente antes de seguir besándote. Claro, era fácil retener jadeos pero una vez que gimes, no es fácil aguantarselos. Su dedo seguía frotandose contra tu clítoris mientras jadeabas más, su dedo realmente estaba haciendo que empapes tus bragas y no podían evitar mirar de vez en cuando por la ventana, quería privacidad pero hacia demasiado calor para cerrar la ventana o la cortina.
“Justo en el peor momento, tu ventilador dejó de funcionar” Dijiste contra sus labios provocando una linda risita de su parte mientras su otra mano amasaba tu seno.
“Deseguro el destino quería que fuéramos naturales” Soltó otra risa, besando tu cuello lentamente, su mano ahora se introdujo dentro de tus bragas, pero lo hizo por la parte de las piernas de tu pantalón corto, haciendo a un lado la línea de tu braga y moviendo su dedo en círculos por tu clítoris, haciendote estremecer. “Tranquila, princesa, te vas a sentir bien, lo prometo”
Asentiste mientras levantabas tus muslos y amenazabas con cerrarlos debido a la excitación que te está provocando, tus gemidos eran suaves y muy bajos mientras él disfrutaba de las reacciones de tu cuerpo.
Sus dedos bajaron hasta tu húmeda entrada, dónde jugó con esos fluidos de excitación antes de ingresar su dedo del medio dentro y luego el anular, curvandolos mientras lo movía dentro, tu mano cubría tu boca, evitando los gemidos pero eran casi insoportables ya que soltabas uno que otro, sin importar qué.
Sus dedos entraban y salían, tus ojos se dirigieron a su polla, la cuál se movía en su pantalón, como si tuviera vida propia, tu mano agarró de bulto apretandolo mientras él jadeaba, podías sentir lo duro que se ponía con cada apretada o frotación de tu palma.
En cuestión de segundos te hizo correrte haciendote gemir bajo pero no demasiado, sacando sus dedos y lamiendolos. “Deliciosa” Murmuró mirando tu mano. “Saca mi polla, bonita” Dijo con voz ronca, te sentaste y bajaste un poco el elástico de sus pantalones, revelando su erección palpitante en sus boxers color gris, tenían una mancha de presemen en el costado, sabías lo excitado que se había puesto.
Sentada podías tener mejor la vista del patio para ver si alguien de sus hermanos venía, mark estaba recostado por sus codos mientras te miraba atentamente, tu mano lentamente bajó sus boxers, mirando su polla dura, sus ojos te pedían por favor que lo tomes en tu mano, ya que tu boca sería riesgoso ahora, jugaste con su cabeza antes de bombearlo. Él no emitía sonidos pero su boca estaba abierto, inhalando y exhalando el aire mientras su pecho subía y bajaba.
Tú cabeza se inclinó hacia él, besando sus labios con pasión mientras se perdían en el momento, ninguno de los dos era consciente de la ventana cuando se besaban, ninguno iba notar que uno de los hermanos mayores de mark ya los pilló y definitivamente se burlaría de él más tarde.
Tu mano bombeaba su miembro mucho más rápido, buscando llevarlo a su deseada liberación. “Te diré cuando esté cerca y tómalo en tu linda boquita” Murmuró contra tus labios antes de seguir besandote. Él ahora emitía lindos sonidos, los cuáles eran callados por tus besos, su mano apretaba tu cabello con fuerza mientras sus caderas se movían hacia arriba, buscando más de tu tacto. “Estoy... Cerca”. Dijo gimiendo bajo, tu boca su dirigió a su polla, tomándola y chupandola mientras tu lengua se enroscaba en él. Su mano agarra tu cabello para guiarte, en cuestión de segundos sentiste su carga caliente y blanquecina en tu boca, tragaste eso y levantaste la cabeza, volviendo a besar sus labios.
“Bebé, detente... Esto puede llegar a otra cosa” Esa linda risita apreció de nuevo en sus labios mientras decía eso, no tuviste opción que solo asentir y alejarte. Levantó sus pantalones, ajustandolos.
Y así pasaron la tarde juntos, hubo uno que otro beso, juguemos, charlas, entre otras cosas, a eso de las 20:00 pm tuviste que irte debido a la cena familiar que habría en tu casa, de no ser así te hubieras quedado a dormir con mark. Él se despidió de ti, todo bien y fue a cenar con su familia en la mesa, todos hablaban entre si hasta que su madre preguntó;
“Mark, cómo está t/n? Supe que le agarró una resfriado, ¿Ya está mejor?” Preguntó a lo que mark sonrió y simplemente asintió. “Me alegra que la hayas cuidado, me encanta verlos juntos, hacen un gran duo”
Él iba decir una palabra más hasta que su hermano mayor habló. “De hecho mamá, ambos se adoran mutuamente porque mark se folla a su mejor amiga” Y eso la gota que derrames el vaso. Mark se quedó en silencio mientras su familia se quedaban boquiabiertos, ninguno estaba preparado para esa declaración.
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NEGRA VENGANZA
→ Rhaenyra Targaryen + Daemon Targaryen x Targaryen!OC [Vaella Targaryen]
✦ Sinopsis: El dolor de las pérdidas requieren medidas desesperadas para una venganza apropiada.
✦ Advertencias: Angst / Mención de muerte / Relación familiar/platónica.
✦ Palabras: 1984
✦ Nota: Por un segundo consideré hacerlo romántico, pero decidí dejar el incesto e ir por la idea original... De cualquier forma, ¡ojalá les guste! Likes, reblogs y comentarios son muy apreciados ♡
Abrazadas una a la otra, Vaella escondió el rostro de su hermana mayor cerca del pecho mientras lagrimas le mojaban la ropa. El fallecimiento de Viserys, la perdida de Visenya y la muerte de Lucerys fueron golpes demasiado fuertes que quebraron su corazón, y no podía más que sostenerla al ser un dolor que ninguna palabra arreglaría.
Le frotó la espalda y acarició su cabello, juntas permaneciendo sentadas al borde de la gran cama mientras el fuego de la chimenea entregaba algo de calor a tanto frío y oscuridad.
—No permitiré que ningún verde quede sin conocer tu sufrimiento, lo prometo —anunció, la voz sonando estrangulada debido a la angustia y la furia.
Rhaenyra asintió y se enderezó un poco, con una mano limpiando los ojos en un vago intento de recomponerse. En silencio la observó admirando su fortaleza, como, a pesar de éstos momentos privados, en el día a día era capaz de vivir sin colapsar y planear tan merecida justicia.
La puerta de la habitación se abrió y ambas observaron a Daemon, el cual apreció la escena e ingresó con lentitud. Acortó la distancia y se arrodilló frente a su esposa, a quien tomó de las manos e intentó darle un mínimo de confort.
—¿Necesitas algo? Puedo llamar a los sanadores y que…
—Estoy bien —interrumpió elevando el mentón y guardando la pena, enseguida mirando a la menor—. Es tarde, debes descansar.
—Sabes que no me importaría pasar toda la noche contigo —respondió sincera al tiempo que le acunaba una mejilla.
Rhaneyra hizo una torcida y triste sonrisa y colocó su propia palma encima, con unas caricias de pulgar animándola a ir a su propia habitación.
—No dudes en pedir ayuda si tienes problemas para conciliar el sueño —dijo al tiempo que se ponía de pie.
—Lo sé —confirmó, rápido bajando los parpados cuando ella se inclinó a darle un delicado beso en la frente.
—Es difícil con el torbellino emocional, pero deben dormir. Los dos.
Daemon echó un vistazo y apreció la mirada de advertencia que le regalaba, sin decir nada el matrimonio observando como se retiraba.
Absoluto silencio la envolvió en los sombríos pasillos, el monologo interno del dolor de ya no tener a su padre y sobrinos poniendo la racionalidad al límite. Ante el resto intentaba mantener las formalidades, pero se sentía al borde de la locura y no podía evitar admirar a su hermana por lo entera que se mantenía.
Con aflicción apoyó ambas manos en el marco de una ventana y dejó caer la cabeza, silenciosas lagrimas manchando el suelo en puntos oscuros. Incoherencias bailaban esperando que actuara respecto a alguna de las ideas de venganza, entonces enfocándose en la más obvia: dragones.
Desde joven tuvo la condena de ser incapaz de entregar vida a los huevos en Pozo Dragón, los tres que pasaron por sus manos falleciendo o naciendo con deformidades. Llegó un punto donde simplemente se alejó de las criaturas para evitar llevarles la maldición que reinaba sobre ella, pero ahora confiaba que era momento de entregarse a su destino como Targaryen y volar sobre uno.
Recordaba a Daemon mencionar que existían dragones sin dueño y que algunos vivían en la isla, los cuales obtener sería de enorme ayuda para la guerra.
—Debo hacerlo —susurró para sí misma, pronto mirando las estrellas con un nudo temeroso y emocionado.
Apretó los labios y rechinó los dientes, en un impulso yendo a su habitación a arreglarse. No había tiempo que perder, así que rechazó a las sirvientas que querían cambiarla a ropa de cama y simplemente indicó que preparan un caballo.
—¿Un caballo, Princesa? —preguntó la de más antigüedad con el ceño fruncido, casi como si hubiera imaginado las palabras.
—Si, saldré a los terrenos —respondió indiferente, de un cajón sacando pergamino y tinta—. En media hora estaré en la entrada, aguarden allí.
Con miradas confundidas y preocupadas, el pequeño grupo de mujeres salió y Vaella se sentó. Admiró el vacío papel y con profunda inspiración empezó a escribir, su corazón volcándose en sinceridad hacia su hermana en caso de que no regresara de tan peligrosa misión.
Dejó el pigmento secar e hizo una rápida visita al baño, una vez lista agarrando la extensa nota y partiendo con paso cuidado. Revisó en no cruzarse con ningún familiar y contuvo el aliento cuando vio a Daemon abandonar el cuarto principal, tensa siguiéndolo con la mirada hasta que pudo aproximarse. Arrimó la puerta para no provocar ruido y descubrió que Rhaenyra dormía, al acercarse identificando que estaba en un sueño muy ligero.
Apretó los labios y con excepcional cautela deslizó parte del pergamino bajo la almohada, un par de veces petrificándose al creer que le había despertado. De todas formas, logró escapar y un gran peso la abandonó, por unos segundos creyendo que enfrentarse a un dragón salvaje era menos peligroso que confrontar a su hermana.
Con más seguridad anduvo hasta la entrada, donde el grupo de mujeres y un caballero esperaban. Sonrió satisfecha y dio un pequeño agradecimiento antes de indicar que no se preocuparan, al agarrar las riendas dando un asentimiento de despedida. Miró la luna y la luz plateada que iluminaba su camino, embelesada ignorando el dolor y la guerra que acababa de comenzar.
—¿Dónde vas?
El sobresalto hizo que trastabillara y frenara en seco, rápido girando y viendo como de las sombras salía Daemon.
—¿Qué haces aquí? —preguntó con una mano en el pecho, la sorpresa transformándose en malhumor.
—Desde uno de los pasillos pude ver como traían el caballo y vine a investigar —inclinó la cabeza con profunda seriedad—. ¿Piensas escapar?
—¿Crees que puedo cruzar el mar con ésto? —enarcó una ceja sacudiendo las riendas.
—¿Entonces?
Vaella calló y dudó, al sospesar sus opciones definiendo que él podría ser quien más comprendiera la motivación de lo que iba a hacer.
—Conseguiré un dragón.
El masculino frunció el entrecejo y cambió de peso a la pierna izquierda, luego relajando las facciones y cruzando los brazos.
—¿Cuál?
—Caníbal.
Daemon sonrió y bufó, por un segundo viendo hacia un costado mientras la repuesta se procesaba.
—Es un dragón que nunca fue montado, te matará apenas aparezcas.
—Tomaré el riesgo.
—Rhaenyra no soportará la pérdida de otro familiar —dijo firme y dando un paso hacia ella.
—Es fuerte y tiene dos hijos que vengar, entenderá la razón de mi accionar.
—Hay un límite para la locura.
—¿Desde cuándo? —infló el pecho—. Pensé que me apoyarías, que entenderías.
—No podemos perderte, tus primas y sobrinos también te necesitan.
—Existe la posibilidad que durante la guerra de todas maneras muera a causa de un dragón, ¿no sería mejor tomar la oportunidad e intentar tener ventaja?
—Considero que ambos tenemos razones válidas para contradecir al otro, pero...
—Aparento estar bien, pero ciertamente por no es así —interrumpió con dureza, incluso elevando el tono de voz—. Me volveré loca de la furia y el rencor, quiero que paguen y ser yo quien los ejecute. No importa que tan terrible, cruel o arriesgada tenga que ser, cobraré todo lo que nos hicieron.
Daemon inspiró y enderezó los hombros, el fuego dorado en las pupilas contrarias opacando el brillo de la luna. Jamás había cruzado tal arista de su personalidad, y, a decir verdad, la sed de sangre casi lo dejó sin habla.
—Hazlo.
El permiso sirvió para despejarla al igual que un baño frío por la mañana, cualquier rastro vengativo desapareciendo y siendo reemplazado por estupor.
—¿De verdad?
—Sabes lo qué harás y porqué, no pienso entrometerme.
Vaella tardó unos momentos en recomponerse e hizo una pequeña mueca relajada, así acercándose a él y colocando la mano libre en su hombro.
—¿Alguna palabra de buena suerte o cari��o? Puede que sea la última vez que nos veamos.
—No mueras —dijo simple, y ella rodó los ojos dándole la espalda.
—Si fallezco prometo que como fantasma iré a Desembarco del Rey a molestar a cada uno de los verdes durante la noche, el insomnio nos dará ventaja —resopló mientras daba el impulso y subía al caballo.
—Junta la familia y dominen la Fortaleza Roja, en grupo pueden que logren algo grande —aconsejó, hipnotizado admirando como la luna la hacia centellear.
—No es mala idea —reconoció, el concepto de fallecer y encontrar a quienes amaba tampoco siendo desagradable—. Le dejé una carta a Rhaenyra cerca de la almohada, avísale por si no llega a verla.
Daemon asintió y ella le sonrió, en un eterno segundo memorizando su rostro y luego dando la orden al caballo de andar. Sin arrepentimientos se sumergió a la parcial oscuridad, el ruido de los cascos golpeando la tierra siendo la única compañía en la sepulcral noche. Las horas a solas sirvieron para desconectar y fluir, al repasar su vida tomando conciencia de ciertas decisiones y qué podría haber hecho mejor, cada tanto reconociendo cuando actuó bien.
El inicio del amanecer señaló el comienzo del real desafío, el viento marino borrando una lagrima fugitiva mientras descendía del caballo. Acarició al animal y dejó que pastara, la ansiedad evitando reflejarse en su calmo exterior mientras se acercaba al límite del acantilado. Con una mano frotó los labios en estrés, rápido entendiendo que, una vez que bajara, la única forma de salir sería volando.
Inspiró profundo y admiró el horizonte que se empezaba a iluminar, por primera vez sintiendo el cansancio físico del sufrimiento emocional y la falta de sueño. Incluso si no tenía espejo o gente que se lo mencionara, podía sentir las ojeras y la hinchazón de los parpados luego de tanto luto. Extrañamente, el agotamiento ayudaba a nublar el juicio e impulsó aún más los deseos de justicia, la memoria del martirio de Rhaenyra siendo suficiente para que descendiera.
Las prendas rápidamente fueron rasgadas a medida que las rocas raspaban, manos y piernas enrojeciendo y sangrando ante el difícil camino. Gruñó, maldijo y jadeó a medida que se lastimaba, luego de algunos resbalones logrando arribar al nivel donde el infame dragón vivía.
Avanzó con sumo cuidado y observó el agitado ponto más abajo, al marearse dejando la vista al frente mientras instintivamente los sentidos se agudizaban para ubicar la amenaza. El viento, las olas y aves costeras cubrían cualquier rastro sonoro, aunque la sal y el pescado no tapaban el olor a dragón.
Frenó a metros de la entrada y durante unos segundos descansó contra el acantilado, la idea de morir provocando cosquillas en su estómago. El placer de la sensación hizo que riera, un leve rastro de lucidez señalando que ciertamente no estaba en sus cabales.
Observó los hermosos colores matutinos y en un parpadeo acortó el trecho, enseguida estando frente a frente con la oscuridad de la profunda cueva. El asomo del sol no lograba destapar los secretos del interior y con cautela avanzó hasta donde la luz llegaba, activamente buscando alguna señal de la bestia. Las pistas escaseaban y eligió adentrarse más, de pronto un retumbar grave y perezoso sacudiendo la roca bajo sus pies.
Cada músculo entró en alerta y tragó entendiendo que estaba más cerca de lo que creía, entonces notando como una masa negra se movía a solo unos brazos de distancia. Afiló la visión y dejó de respirar cuando un gran ojo apareció, lentamente parpadeando como quien acaba de despertar. De a poco elevó la cabeza y la inmensidad del cráneo la deslumbró, comparando y deduciendo que solo Vhagar podía ganarle en tamaño.
Tragó el nudo en la garganta y se preparó para enfrentar el juicio de la bestia, como Targaryen siendo criada para comandar el fuego o morir a causa de él. Dio un paso y Caníbal rugió, la muestra de intimidación haciéndola enorgullecer al considerarla una amenaza lo suficientemente digna.
Sonriendo grande y resplandeciendo en llamas gracias al amanecer a su espalda, Vaella avanzó firme a conocer al salvaje que nadie pudo domar.
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¡Hola! Aquí os presento... País Vasco.
Donde veréis sitios impresionantes para visitar.
Empezamos en Bilbao:
😁Bilbao es una ciudad muy grande, tiene 340.455 habitantes y tiene de terreno 40,6km cuadrados.
Hay un museo que es precioso, su nombre es el Guggenheim. Tiene un perro hecho de flores llamado Puppy, en el cual podrás descubrir nuevas alergias😉, también tiene una escultura de una araña...
Recomiendo llevar un móvil o cámara para hacer fotos e inmortalizar momentos inolvidables.
También llevar dinero porque si quieres comprar souvenirs, pero ¡ojo! con los precios.
😁Otro sitio para visitar en Bilbao es Bermeo que esta en Vizcaya.
En este pueblo no nos podemos olvidar de visitar San Juan Gaztelugatxe, es un islote, esta unido al continente por un puente de dos arcos.
Es un sitio impresionante para ver y visitar. Desde la parte de arriba hay muy buenas vistas para tomar magníficas fotos.
Recomiendo ir en mayo o abril, ya que notarás menos el calor, por el viento que hace que da la sensación de fresquito. Muy muy recomendable no llevar gorra porque saldrá volando y por último no tirar basura al mar, ya que es un espacio protegido, y debemos cuidarlo.
😁Ahora veremos San Sebastián/Donosti, que tiene 188.743 habitantes y de superficie tiene 60,89 km cuadrados.
Empezamos por el...
Aquarium de San Sebastián.
Es un sitio genial para ver distintas especies marinas. Sé que soy un poco pesada, pero no olvidéis llevar una cámara de fotos o móvil y dinero, para esos peluchitos tan monos. 😏🤭
A continuación veremos, Monte Igueldo, es un barrio de San Sebastián, un pequeño casco urbano de carácter rural.
Es un sitio bello para echar fotos y divertirse, porque hay un montón de atracciones, como montañas rusas, coches de choques y tiovivos. También hay tiendas para comprar chuches o souvenirs.
Y ahora..😍
Con todos vosotros... ¡¡¡La playa de la Concha!!!
Es una playa deslumbrante de arena fina y muy muy suave, aunque la arena se pega a los pies, y es un poco difícil de quitar.🤨
😁Y por último veremos su capital... Vitoria la llaman la "Green capital", porque tiene muchos árboles, tiene 256.743 habitantes y de superficie tiene 276,08km cuadrados.
En Vitoria visitaremos la catedral, conocida como Catedral de Santa María. Es una catedral muy antigua que esta inacabada y continua en obras . Advertencia en las cuevas y la catedral en general hace bastante frío así que llevaros una chaqueta.😜
Se que faltan detalles pero os la dejo para que lo descubráis.
Y esto es todo espero que os allá gustado😊😘😛🤩.
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la vecinita ✧ wong kunhag
nombre: wong kunhang
título: la vecinita
interprete: vico c
palabras: 2031
advertencia!: contenido sexual explícito.
el día realmente estaba caluroso, miraba por la ventana esperando a que el heladero pasara para comprar y al menos refrescarse un poco, maldecía a sus padres por no arreglar el aire acondicionado a tiempo, suspiro con suavidad revolcándose en la cama y con disimulo miró a la casa de enfrente, estaba ese muchacho burlón y molesto, hendery, con su hermano pequeño lanzándose agua con unas pistolas de juguete, reían demasiado y eso colocó de peor humor a la chica acalorada, no era que su vecino le cayera mal, en lo absoluto, bueno, tal vez sí, pero es que esa sonrisa molesta junto a su actitud de arrogante, le desagradaba demasiado.
se levantó de inmediato cuando escuchó el típico sonido que daba la bocinita del señor, arregló su short que le llegaba más arriba del medio muslo y su camiseta algo holgada, bajó las escaleras corriendo sacando el dinero de su bolsillo cuando abrió la puerta, hendery junto a su hermano estaba ya pagando dos paletas. se acercó sonriendo y miró al heladero.
—¡buenas!, quiero un helado de paleta de crema y chocolate, por favor.— murmuró la chica y el señor negó.
—lo siento, pero él se llevó el último.— respondió apuntando a su vecino con una mueca ligera, ella sólo suspiro bajo y asintió lento.
—no hay problema, sólo deme aquél de fresa.— le dijo fingiendo tranquilidad, él heladero se lo entregó luego de recibir las monedas y marcharse, continuando así con su recorrido.
(t/n) se giró para poder ir a sentarse justo en la entrada de su casa sin embargo kunhang la detuvo sonriendo, se acercó haciendo que ella le prestara atención.
—puedes tomar mi helado si quieres, intercambiemos, no tengo problema.— dijo soltándola con delicadeza para poder abrir el envoltorio.—tomar helado de fresa por una vez no me hará nada malo.
—no, muchas gracias, estoy bien con éste.—su tono de voz había sido muy indiferente que el contrario quiso echarse a reír.
le parecía tan divertido que su vecina lo odiara cuando por él hace ya mucho tiempo la habría tenido en la cama envolviéndola en sus brazos porque la deseaba tanto que ni ella se lo podría imaginar.
siempre pensó que era imposible que alguien se viera tan bien por las mañanas con ese pijama rosa de ositos y el cabello revuelto, es que sí, hendery usualmente la espiaba por la ventana que quedaba justo a la vista, ¡no había más opciones! ella le gustaba demasiado, sólo que no lograba llamar su atención, además, le desfavorecía su actitud que a decir verdad, ya no podía cambiar. relamió sus labios fijándose que su hermano menor ya había entrado a casa y ella estaba muy cómoda sentada bajo techo sacando la envoltura del helado.
los finos dedos de (t/n) se habían ensuciando un poco ante el derretimiento del helado así que pasó su lengua por estos limpiándolos, se llevó de inmediato la paleta hacía la boca chupandola, lo sacaba y metía sin perder el ritmo, con su pulgar limpio la comisura del labio inferior quitando cualquier exceso. soltó un jadeo por lo frío que se sentía aquél pedacito que había mordido, colocó su lengua en la punta para poder deleitarse del delicioso sabor a fresa, cerró sus ojos y nuevamente lo introdujo en su cavidad.
para ese momento hendery, estaba en mitad de la calle, con el helado deshecho y una erección que lo torturaba. caminó a paso lento a donde (t/n) intentaba quitarse el calor del día, se agachó flectando sus rodilla, provocando un ligero dolor en su polla dura.
—hazme eso.— susurró con dificultad.
—¿hacerte qué?.— preguntó frunciendo el ceño para darle una siguiente lamida al helado, el contrario trago fuerte y suspiró con dificultad.
—lamer mi polla, así como lo estás haciendo.— respondió directo y ronco, ella se sonrojo se inmediato y luego soltó una carcajada negando.
—ni en un millón de años, no sé si lo notas pero te detesto. déjame en paz, idiota.— rodó los ojos levantándose del suelo, él también lo hizo, pasó su brazo por la cadera atrayéndola en un poco a su cuerpo, tiró el helado al suelo sin importarle mucho y ladeo la cabeza rozándole el cuello con su nariz y labios, depositó suaves besitos en la zona haciendo que su vecina soltara un jadeo involuntario.
—te he visto ahí en la ventana de tu habitación espiándome cuando termino de ducharme o cuando invito a chicas pero descuida, también te he visto yo a ti.— pasó la punta de su lengua por el cuello dejándola algo húmeda, le favoreció el que hiciera calor y la gente no saliera de sus casas, estaba seguro que cualquier persona que los viera así les regañaría.
rozó su muslo con el bulto que tenía él, cerró los ojos por unos cortos segundos y mordió el labio inferior.
— eres tan molesto todo el tiempo, no te soporto.— gruñó bajo ante los sutiles besitos que hendery le regalaba.— está bien, puedo hacerlo. él sonrió amplio al escucharla, agarró su mano y la jaló hasta dentro de la casa, cuando ambos estuvieron dentro cerró la puerta, era tan confiado que se comportaba como si el lugar fuera suyo.
ella sintió ambas manos calientes en sus muslos para alzarla, enrolló las piernas alrededor de la cadera del muchacho y luego lo besó, explorando y luchando por quien llevaría el control de la situación. hendery hizo un brusco movimiento dejándola con la espalda pegada en la pared y rozando ambas intimidades. declarando que él era el supuesto ganador.
—uhm, vamos a mi habitación.— le susurró sobre los labios y como un esclavo asintió.—quiero que me lleves a comer después.— le exigió en tono sutil e infantil.
—si mi vecinita tiene antojo, yo lo resolveré.— sonrió con diversión y fue guiado por la fémina que estaba en sus brazos hasta la habitación. la dejó en el suelo con cuidado, (t/ n) lo empujó con suavidad para que se sentara en la cama, suspiró bajo y se colocó de rodillas frente a él, relamió sus labios y alzó las manos hasta la cremallera del jean que con delicadeza bajó, jugó con el elástico del bóxer simplemente para molestarlo un poco.
—¿sabes?, sí me caes muy mal, eres todo el tiempo irritante.— Arrugó su nariz con suavidad, bajándole la ropa interior hasta el suelo.— todo el maldito tiempo ahí siendo tan coqueteo con el resto de las chicas de las demás casas, lo detesto y las estúpidas sonrisas que le das a cualquier persona.— dijo negando con suavidad quejándose antes de poder pasar su lengua por la punta.
—oh, dios, (t/n) no es momento para tu escena de celos, luego reclama todo lo que quieras.— hendery la miró suplicante de atención, mordió su labio inferior para evitar gemir aunque fue imposible antes la extensa lamida por toda su longitud. su vecina, se llevó todo a su boca o al menos la gran parte, cerró los ojos y deslizo sus manos por los muslos del muchacho, chupaba con cierta brusquedad cosa que lo provocaba demasiado. agarró el cabello suelto de (t/n) entre sus dedos para poder jalarlo suavemente alejándola de su polla dura y húmeda.
—calma, cariño, aún hay mucho por hacer.— susurró y nuevamente la acercó a él. la muchacha colocó su mano alrededor del falo masturbándolo, ensalivó la punta para chuparla como si fuera el helado que hace un rato tomó, no aguantó la ganas que con su mano libre se quitó el short dejándolo a un lado, posicionó su dedo índice y medio encima de su clítoris dando círculos inestables, estaba tan caliente que sintió sus bragas humedecer por completo.
hendery la levantó del suelo y él también lo hizo, la miró fijamente mientras pasaba las manos por debajo de su camiseta, la quitó y después hizo lo mismo con ella sólo que quitó el brasier de un tirón. agarró uno de sus senos para llevárselo a la boca, delineó el pezón erecto con su cálida lengua, dejó algunas pequeñas marcas en la zona a propósito, subió hasta su cuello provocando que delicados gemidos salieran de la boca de (t/n) y él se sintiera complacido. la dueña de casa abrió uno de los cajones de su escritorio rebuscando un preservativo ahora, se lo entregó al chico de inmediato sonriendo y dándole un sonoro beso en los labios, sin pedírselo se colocó en la cama, en cuatro, flecto los codos apoyándolos en la cama al igual que su mejilla, alzó su trasero dándole una maravillosa vista a hendery que cuando logró colocarse el condón se acercó.
bajó las bragas de (t/n) hasta las rodillas, le dió un suave golpe en el glúteo derecho dejándolo algo rojizo, ella gimió en respuesta y su vecino pasó sus dedos por toda su vuelva, detallando con admiración sus pliegues, estaba perfectamente lubricada que agarró su polla y jugueteó con la entrada de la muchacha. entró de una estocada deslumbrante, gimió y comenzó a moverse con mayor rapidez. la tenía afirmada de las caderas para tener una mejor posición para los ojos, el sonido de sus pieles ante el choque era algo que jamás creía superar, su polla se deslizaba tan bien en la estrecha vagina de la vecina que aumento el ritmo de las embestidas.
—lo haces tan bien, hendery, por favor follame más duro.— alzó la voz aunque con algo de dificultad, se agarró de las mantas de la cama y además ésta chocaba con la pared de vez en cuando soltando crujidos, (t/n) temió un momento por su cama, no quería romperla.
él asintió, su respiración estaba agitada y soltaba algunos gemidos graves, pasó su mano por el cabello y luego acarició la suave espalda de ella, se acercó para poder darle algunos besitos en el cuello y por sobre todo decirle cuanto lo estaba disfrutando.
—te sientes tan bien, mi polla te llena por completo, pequeña.— susurró y agarró su cabello, lo jaló suavemente haciendo que su cabeza se alzara y él pudiera contemplar lo jodida que estaba, con la boca entreabierta diciendo groserías en bajo y gimiendo su nombre.— nena, no te corras aún, aguanta sólo un poco más.— le exigió y ella asintió de inmediato colocando todo su esfuerzo en lo pedido.
soltó el cabello suelto de la contraria, sin embargo cambió se posición dejándola de espaldas a la cama con las piernas abiertas a sus costados, le besó los labios sonriendo en medio igual de burlón que siempre y llevó su mano hasta el vientre de ella acariciándolo, por supuesto aún sin detener su duro vaivén que lo tenía al borde del climax. (t/n) chilló al sentir el pulgar de él sobre su clítoris, éste sólo rozaba la yema de su dedo y de vez en cuando presionaba, sin embargo aquél movimiento fue cómplice para que ella llegara al orgasmo de forma exagerada y desastrosa, logrando que parte de sus fluidos salieran a chorro mojando la cama y algo de los muslos de hendery. éste al ver eso no aguantó más llenando el condón de semen.
—maldición, eso estuvo tan bien.— soltó un suspiro bajo relajándose.
—lo siento, no pensé que ocurriría ésto.— susurró apuntando las mantas algo húmedas y él rió negando.
se levantó de la cama quitando el condón para hacerle un nudo en la parte superior y lanzarlo a la basura, se quejó bajo al verla levantarse de la cama algo avergonzada de lo ocurrido, supuso que era de las pocas veces que le había pasado, por suerte dery, tenía experiencia. se acercó pasando sus brazos por la cintura abrazándola por detrás, besó su mejilla y suspiro.
—lo hiciste demasiado bien, vecina. — le dijo apoyando su mentón en el
hombro. —tú también, idiota. — rodó los ojos dándole acaricias en la mano, antes de que pudiera girarse y besarlo, escucharon la puerta principal abrirse.
—i(t/n) ya llegue! — gritó su madre desde la sala. — me encontré con la señora de enfrente, nos invitó a su casa, ¡ así que ponte bonita!.— ambos se miraron riendo bajo y empezaron a vestirse con rapidez, sabiendo que no sería la última vez juntos.
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“Niño bonito”.
Tokyo Revengers.
🌞 Soft Manjiro Sano/ Mikey x Fem Reader 🌞
Tokyo Revengers x fem reader.
Nota del autor: un pequeño smut que tenía guardado de nuestro solecito Mikey. En vez de ponerme al día con la Universidad hice esto 😵
Advertencias: sub Mikey, dom reader. Todos los personajes tienen más de 18 años. Mikey necesita un abrazo.
Aquí Mikey está contento :)
La cabeza de Mikey se cernía sobre la mullida almohada, su cuello tenso se estiraba hacia atrás con cada estocada de placer provocando que algunos de sus hermosos cabellos rubios se pegaran en las cienes y a la nuca debido al sudor. Con cada embestida él gime y gruñe de placer mientras que, con sus fuertes manos, aprieta tu cintura para ayudarte a seguir el ritmo. Había unos cuantos sobres de preservativos abiertos y dispersos por la cama junto con condones usados y atados, llenos de semen.
¿Tres veces? No, ¿cuatro? Ya ni siquiera sabía cuántas veces se había corrido y se atrevería a decir que ni siente la polla después de haberlo estado montando casi una hora entera.
Aprietas las paredes de tu vagina las cuales revolotean en la circunferencia de Mikey, no le das ni un respiro. Habías terminado de tener un orgasmo hace unos segundo y ya estabas cabalgando las olas de tu próximo orgasmo sin tener consideración alguna por tu pobre víctima.
“Jod…cuando dijiste…mhhh”. —te sientas bruscamente sobre su polla—. “Mierda…joder…para yaa…ya no…puedo”.—gime con cada embestida que le das.
“¿Qué pasa, niño bonito, ya no puedes más?”— le das otro sentón de nuevo y gimes con tu propio placer, tenías pensado tener un orgasmo aún más intenso esta vez así que estabas aguantando lo más que podías.
Mikey gime como un quejido de respuesta. Tu piel se puso de gallina cuando Mikey alza sus manos y decide pasarlas, como puede, sobre tu vientre alcanzando tus pechos.
La cintura de Mikey se movían lentamente, se había dado cuenta de lo que querías y a pesar de todo iba a ayudarte a tener tu orgasmo intenso si eso le proporcionaba a él el suyo propio también.
“Sí que puedo, amor”. —Mueves tus caderas en círculos lentos provocando gemidos y gruñidos por parte de ambos, luego vuelves a cambiar el ritmo yendo hacia delante y hacia atrás bailando sobre la polla del rubio.
“Tócame, por favor”.— Tú tampoco podías aguantar mucho más, la sensación del orgasmo iba calentando más y más la sangre en tus venas provocando una fiebre de calor adormecido que se dispersaba por todo tu cuerpo.
Con el pulgar empieza a dar movimientos circulares en tu clítoris empapado.
“Así, así mi amor”.—maúllas mientras lo sigues cabalgando lentamente— “Muévelo lento, por favor, me encanta”.— sientes mariposas en el vientre bajo por la sensación lenta en tu clítoris. No lo querías rápido y brusco, sino que lo querías lento y caliente.
Tus muslos relajados sobre su cintura, su polla enterrada llenando tu bonito coño mojado y sus manos moviendo y acariciando tu cuerpo y tu abultado y sensible clítoris era lo que más habías necesitado después de una dura jornada de trabajo.
“Que bien me aprietas…Mmmh…tu coño no para de palpitar”.
“¿Te sientes bien también, mi niño?”
“Sí…¿lo estoy haciendo bien así?”— dice mientras pellizca y le da un pequeño tirón al clítoris.
“Aaahh…sí…así, mi vida…te amo”. —Mikey suspira y te mira con ojos de cachorro llenos de amor.
“Yo…yo te amo…más”.— A estas alturas apenas podía articular un frase entera sin ser interrumpido con sus propios gemidos guturales. “¿Vamos, nena, me das otro? Dame otro orgasmo por favor, quiero sentirte”.
Sin pensarlo, no le haces rogar más a tu niño bonito. Lo sigues cabalgando pero aumentas un poco más las embestidas y subes un poco más arriba para luego caer sobre su pelvis, hundiéndolo en el colchón. Te concentras en el placer que sube lentamente sobre tu vientre, notas que el nudo se hace cada más más tenso. Por otro lado, Mikey es un lio de gemidos y, al igual que tú, sus ritmo es cada vez más torpe lo que quiere decir que también está a punto de terminar.
“Estoy..apun-…apunto de… llegar, amor”.
“Yo…también, vamos juntos…Mikey”.— gimes su nombre.
El nudo de tu estómago explotó en varias corrientes eléctricas de placer que recorrieron tu cuerpo hasta llegar a tu nuca, te deshiciste sobre su polla mientras gemías su nombre en un suspiro ahogado por la intensidad de tu orgasmo. Mikey no se quedó atrás e hizo lo mismo maullando tu nombre mientras sus tiras espesas salían placenteramente llenando casi por completo el condón.
Disfrutaste hasta el final tu orgasmo y después de unos segundos bajaste de tu altura conseguida.
“Joder…”.— Gruñó Mikey.—“El mejor orgasmo que hemos tenido hasta ahora”. — dice en una sonrisa amable.
“Eres el mejor, Mikey”. —Lo abrazas y le das un pequeño beso cariñoso en su nariz.
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holaaa!! estuve leyendo tus historias, y me encanta como escribes, tu trabajo es muy bueno :)) quería saber si podías hacer algo para Fran: no sé por qué, pero desde que lo vi no dejo de pensarlo como uno de esos que frente a todo el mundo trata a su s/o como a una princesa, pero cuando están solos es todo lo contrario, tipo súper dominante y así, y nadie nunca se lo imaginaría pq Fran es tan soft y precioso, pero si supieran,,,🫣
Francisco Romero - Innocent.
☆`~Advertencias: Smut. Sexo sin protección. Malas palabras.
Vos y Fran se conocían desde la secundaria. Si bien en aquel momento no eran lo más unidos, compartían el grupo de amigos.
Una vez que esta etapa terminó, cada cual se fue por su lado. Y por alguna razón, ustedes siguieron en contacto, generalmente por llamadas y mensajes, pero muy de vez en cuando se veían. Todo dependía de sus clases y trabajos.
Y así fue como pasaron de ser compañeros que se llevaban bien, a los mejores amigos.
Era raro ver a uno sin el otro, nunca se pelearon enserio, y si se peleaban no duraban ni 3 horas distanciados. El chico te conocía como la palma de su mano, sabía lo que te gustaba comer y lo que no, sabía cómo tratarte cuando estabas en tus días, sabía hasta que marca de maquillaje usabas para regalartela.
Durante su amistad, ambos tuvieron uno que otro novio o novia, pero fueron cosas pasajeras. Excepto por esa vez hace años sufriste mucho por amor, tanto que te habías alejado completamente de la idea de tener novio. Desde entonces habían sido él y vos.
La gente a menudo sugería qué tenían que salir, qué harían linda pareja, y blablabla.
Pero ustedes siempre se negaban, riéndose. Ninguno veía al otro con ojos de amor. Creo.
Eran más de las 7 de la tarde, el sol ya se estaba ocultando de a poco, cosa rara debido qué estaban en pleno verano.
'El clima Argentino' pensaste.
De igual manera hacia tanto calor como siempre. Te estabas cambiando, te pusiste unos shorts de tiro bajo con una remera musculosa.
Ya tenias que ir yendo para la casa de Francisco. Enseguida llamaste un taxi y le diste las indicaciones.
No vivían tan lejos, pero tampoco tan cerca como para ir caminando. Siempre odiaste la distancia entre sus alquileres. Pero era la excusa perfecta para hacer pijamada.
Desde que Fran empezó su papel en La sociedad de la nieve, vos asististe a cada uno de los momentos del rodaje (A los que te permitían).
Así que conocías bien a los chicos, los amigos de Fran.
Estabas yendo a su casa ya que se había organizado una pequeña juntada casual entre todos. No eran más de 5 y solo iban a charlar y tomar.
Una vez que llegaste y pagaste al taxista, entraste a la casa. Tenias tus propias llaves, así de increíble la confianza.
Miraste al patio y notaste que ya estaban todos: Juani, Blas, Matías, Agus y Pipe.
Apenas te vieron, se levantaron de las reposeras y te saludaron.
- Yo también los extrañé chiquitos, ahora ¿Dónde está Fran?
- Justo recién salió, fue a comprar hielo. Respondió Juani.
Ya habían empezado a tomar, cada uno con una birra en la mano.
-Dale, voy a buscar una cerveza. Dijiste.
Fuiste a la cocina, buscando las latas. Agarraste la primera que viste, decepcionada. No era de la marca que te gustaba. Eras super mañosa.
En eso, alguien abrió la puerta.
-Holaaa. Fran había llegado con una bolsa de hielos. Y en su mano tenía una cerveza, de las que si te gustaban.
Enseguida lo abrazaste y saludaste.
Dejó la bolsa en el frezzer y te dio la lata.
Sonreíste encantada y le diste un beso en el cachete.
- Gracias por cumplir mis caprichos.
Fran solo sonrió contento.
Fueron rápidamente afuera y empezaron a hablar con el grupo.
La noche cayó y todos habían tomado bastante. Hubieron charlas tontas, chistes estúpidos, pero faltaba algo...
- Nena ¿verdad o reto? Dijo Agustín, leyéndote la mente.
- Verdad.
- Uy qué aburrida, aver... ¿Es verdad qué Bayona te tiró onda?
Casi escupís tu bebida. Todos se empezaron a reír.
- ¿Qué? Noo ¿De donde sacaste eso? Que enfermo sos.
Todos seguían tentados.
- Aver, Juani ¿Verdad o reto? Dijiste.
Y así continuó la noche, con retos qué podían terminar muy mal, y verdades que los hacían mearse de la risa.
- Fran? Ya sabes como va la cosa. Dijo un muy ebrio Blas.
- Verdad.
- ¿Es verdad que sos virgen?
Todos se rieron bajito, pero Fran estaba confundido ¿De donde habían sacado eso?
- No ¿Por qué?
- Bueno nunca te vimos hablar de tu vida sexual, es eso nomas. Además es raro pensarte cogiendo a alguien. Contestó Felipe.
Enseguida Francisco se puso serio.
- Pero gor, no lo dice de malo, sino que sos muy inocente como para cogerte a alguien, ¿Entendés? Dijiste intentando que no se sintiera incomodo.
'Y era verdad, el chico parecía un nene después de comer su golosina favorita, nadie se lo había imaginado nunca en medio del apareamiento' pensaste.
- Pero te estoy diciendo que si lo hice. Dijo sonriendo. Te lo juro.
- ¿Ah si? ¿Cuando fue la última vez que cogiste? Preguntó Agus.
- AGUSTÍN LAIN, ¿QUÉ ES ESA PREGUNTA? Gritaron vos y Juani al mismo tiempo.
Después se rieron.
Todos esperaban la respuesta de Fran, la cual nunca llegó. El chico solo se puso rojo y sonreía tontamente.
- Creo que todos sabemos lo que significa eso. Dijo Felipe riéndose. Pero esta vez se reía solo. Blas le dio un codazo, diciendo que se callara.
Todos podían notar incomodidad en Fran, estaba rojo y le temblaban las manos.
Este se disculpó y dijo que ya tenía sueño, total cualquier cosa vos te quedabas a cargo.
No lo detuviste, tampoco los chicos.
No pasaron ni 5 minutos para que todos se vayan. Dejaste todo más o menos impecable y cerraste la puerta. Te ibas a quedar a dormir.
No era algo raro que te quedes, incluso sin preguntar. Siempre dormías con Fran pero no sabias si iba a estar bien esta vez.
Quisiste ir a su habitación a hablarle y decirle que no tenía porque mentir, que no tenía nada de malo ser virgen. Pero en el camino escuchaste ciertos ruidos.
Te asomaste por la puerta mal cerrada y lo viste, tal como te lo imaginaste.
Estaba Fran, abierto de piernas mientras se masturbaba fuertemente.
Creíste que como después de todo lo que había pasado, lo ibas a encontrar durmiendo o llorando o algo así.
Pero ni cerca.
No quisiste interrumpir pero tenías que. Además esa rara sensación en tu entrepierna al verlo no te dejaba pensar bien.
Tocaste la puerta, haciéndote la tonta.
Escuchaste movimiento del otro lado de la puerta, y un segundo después Fran te dio permiso para entrar.
Estaba sentado en el borde de la cama, se veía agitado pero lo ignoraste.
- ¿Estás bien? Dijiste haciendote la tonta sobre lo que acababas de ver.
- De diez ¿Por qué?
- Gor, no tiene nada de malo ser virgen, no dejes que te jodan. Dijiste sería.
Pero Fran solo se rio despacito.
-Nena, ya te dije que no soy virgen.
Estabas confundida, entendías el porque les mentía a los demás ¿Pero a vos?
- No entiendo, ¿Por qué no contestaste? o ¿Por qué te fuiste?
Fran se puso rojito de nuevo.
-Es complicado. Dijo, así nomas, seco.
- ¿Por qué no me decís? Creí que nos decíamos todo Fran. Preguntaste sería.
Francisco solo suspiró y cerró los ojos.
-Prometeme que no le decís a nadie.
Asentiste, desesperada por la curiosidad.
-No soy virgen, tuve sexo en varias ocasiones, pero hace años que no puedo, y me daba vergüenza decirlo frente a todos.
- ¿De qué hablás? ¿Cómo que no podés?
Escuchaste a Fran respirar profundo, y cuando exaló, lo dijo.
- No se me para.
Te sorprendió lo que dijo. Te estaba mintiendo, hace 5 minutos vos viste claramente que la tenía más que parada.
Decidiste confesar.
-Fran, no mientas, te acabo de ver masturbándote.
-Si ya sé. Esa confesion si te sorprendió. Ahora sí que no entendias nada.
- ¿Entonces?
- Hace mucho tiempo que no se me para con otra mujer, únicamente sucede pensándote a vos. Y te juro que intento que no pase, últimamente lo tenía controlado bastante bien. Pero hoy... Me dolía, necesitaba tocarme porque dolía demasiado. Así que solo me fui.
Te quedaste sin palabras.
-Perdón si te incomodé, yo también estoy preocupado. Te miró serio.
Solo pudiste unir tus labios con los suyos como respuesta.
Fue un beso suave, necesitado. Sus bocas encastraban perfectamente. Hubo armonía.
Pero de repente Francisco te agarró de la cadera y te sentó arriba suyo. Hubo un cambio drástico en el ambiente. Estabas frente a él con una pierna a cada lado de su entrepierna. Te obligó a sentarte completamente, sintiendo su bulto.
- ¿Entendés lo que digo?
Asentiste tontamente, desesperada por seguir con el beso. Pero está vez fue violento y salvaje.
Empezó a tocarte por abajo de la remera, sacándote poco a poco la prenda. Quedando encantado al ver tus pechos semidesnudos.
Empezó a repetir besos, mientras intentaba quitar el broche del corpiño. Le temblaban las manos de la emoción.
Una vez fuera, empezó a chupar tu pezón izquierdo, intercalando besos y mordidas.
Vos, fascinada, agarraste su cabeza, empujandola más hacia vos, sin querer que se separe.
Después fue y le dio atención al otro pecho. Vos necesitabas más, querías verlo.
-Sacate esto. Mientras tironeabas de su remera.
Él rio por tu necesidad y te ayudó a retirarse la ropa.
Tocabas su cuerpo con mucho deseo, amabas su piel tan clara.
Bajaste tu mano por su abdomen, llegando a la parte más baja, donde metiste la mano en sus pantalones.
Lo tocaste, y si qué estaba duro. Tenía la punta empapada de preseme.
-Porfavor Francisco, cogeme. Te sorprendiste ante tus propias palabras pero ya no importaba.
- Obvio hermosa, pero antes...
Y te dio la vuelta, ahora estabas arriba suyo, ambos sentados en la punta de la cama. La diferencia fue que le diste la espalda.
Él empezó a tocar tu estómago, bajando lentamente la mano. Ya sabias lo que estaba por venir.
Te tiraste sobre su pecho, doblando tu espalda, mientras repartía besos por tu cuello. Acercándose a tu oído, susurró:
- Te quiero preparar, te necesito bien estirada.
Ambos sabían que era mentira, solo quería jugar un poco con vos.
Te abriste de piernas para el, gimiendo con antelación.
Sus manos bajaron tus pantalones, pero te dejó las bragas.
- Dios mio, mirate, mojando toda la bombacha, qué chica tan sucia eh.
En mil años hubieras creído que Francisco era así en la cama. Vos siempre lo creíste super tierno, de esos que lo hacen con cuidado y miedo a partirte. Pero no.
Francisco quería partirte.
Bajo la mano, tocando tu calor por encima de la molesta tela. Vos solo gemiste.
Simulaba embestidas y pasaba sus largos y blancos dedos por encima de tu clitoris vestido. Era tan desesperante.
Querías el contacto directamente.
Vos solo gemías tontamente, ese chico te iba a matar.
Una vez que tu única prenda estaba totalmente mojada, decidió moverla a un costado, por fin metiendo sus dígitos.
Tal acción te sacó un grito y él rápidamente, con su mano libre, te agarró el cuello. No podías respirar.
Amaba ver como te retorcias en su agarre. Como intentabas hablar y no podías, como tus pliegues empapados se tragaban tres de sus dedos sin problema, pero apretandolos tanto.
Estabas tan cerca del orgasmo, y él lo sabia, así que sacó sus dedos y comenzó a frotar con toda su palma en tu clitoris. Sentiste que te ibas a orinar.
- No, Fran pará, me voy a hacer pis. En respuesta, el mencionado solo empezó a hacer sus movimientos más fuertes y rápidos.
Las lágrimas llenaban tu cara. Y cuando sentiste que no podías aguantar más, cerraste los ojos.
Veías luces, escuchaste gemidos, tanto de tu parte como de Fran. Y querías abrir los ojos, ver que estaba pasando, pero no podías.
Cuando todo terminó, ese gran ardor en tu parte baja fue disminuyendo. Y pudiste abrir los ojos.
Estaba todo mojado.
Tanto las sábanas abajo tuyo, como el pantalón de Fran, y una parte del piso.
- Chorreaste nena. Dijo Fran después de chupar los dedos con los que te tocó.
Vos apenas lo creías, era la primera vez que alguien te provocaba un squirt, y eso que solo había usado sus manos.
Te acomodaste, avergonzada.
Estabas toda sudorosa, y cada vez que te movías sentías tus piernas temblar.
Fran te tranquilizó, acostandote en el centro de la cama. Repartiendo besitos tiernos por toda tu cara.
-Yo me encargo de limpiar. Dijo.
- Pará ¿Y vos? Dijiste, refiriéndote a que él no había acabado. O eso pensabas.
Ambos miraron su entrepierna, sus pantalones grises tenían tanto fluidos tuyos como de él, te dabas cuenta por la consistencia.
- Y bueno nena, te movías mucho. Dijo guiñandote el ojo, divertido.
Trajo una toalla y enseguida se puso a limpiarte.
- Fran...
- ¿Si?
- No me cogiste. Dijiste haciendo puchero.
- ¿Estás jodiendo? Dijo sin creer tu resistencia.
- Si, te estoy cargando, en realidad no doy más. Dijiste riéndo poquito. Pero lo vas a hacer ¿No? Me lo debés. Dijiste eso pensando que capaz era algo de una vez.
Fran soltó una carcajada qué te hizo sonreir.
- Obvió nena, las veces que quieras.
Dicho esto, tiró la toalla arriba de una silla y te acomodó bien para dormir.
Te dió un par de besitos antes de abrazarte. La diferencia de trato qué te había dado en ambas situaciones. Hacia mucho contraste.
- Los chicos no tienen idea de nada... Dijiste susurrando.
Y ambos rieron.
Xoxo - Emma.
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Besos Robados (Parte 2) - Matías Recalt x Reader x Enzo Vogrincic
Pairing: Matías y Enzo
Advertencias: foreplay, un poco de angst
Notas: perdón, pero al final tendré que hacer una parte tres.
En el cuarto de Enzo todo eran besos, caricias y marcas por la piel. Habías ido en diferentes limusinas, pero no os aguantabais más estar uno lejos del otro. Por lo que decidisteis seguir lo que hacíais en la discoteca en el cuarto de Enzo.
Tú estabas tumbada sobre tu espalda con Enzo a tu lado, apoyado sobre su costilla izquierda, besándote de una manera más sucia y sin reparos. Ya estabais casi desnudos, solo llevando la parte de abajo de la ropa interior. Él con unos boxers negros y tu con unas bragas de encaje rosa. El pelo de Enzo estaba muy revuelto y el tuyo estaba desperdigado sobre la almohada. Estabais rojos por los besos y las mordidas, pero también por la calefacción y el propio calor corporal.
Al besarte, Enzo te masajeaba los pechos y tiraba de tus pezones con suavidad mientras se ponían duros. Tu gemías levemente, solo acababa de empezar la noche. Te besaba el cuello y su mano bajaba a tus costillas a tu vientre y a tu entrepierna, sobre la braga. Luego, volvía a subir y a bajar. Te creaba frustración pero también impaciencia. A Enzo le encantaban los juegos previos, pero tu los odiabas porque se aprovechaba para hacerte suplicar por él.
- Enzo, por favor... - gemías.
- Dime, nena - te respondía- ¿Qué queres?
- A ti, Enzo, A ti... - tu voz se entrecortaba por que Enzo no podía dejar de tocarte por todas partes menos de la forma y en el lugar que más lo necesitabas.
- Si me lo pedís así... - su voz se quebró cuando empezaste a tocar sus partes intimas, frotando el gran bulto que tenía entre las piernas. Un suspiro se escapó de él.
Cuando estaba apunto de meter la mano bajo la ropa, sonaron varios golpes en la puerta. ¿Quién llamaba a esta hora? Enzo se quedó parado pero ignoro los golpes y siguió el camino hasta debajo de su ropa, sin embargo, volvieron a sonar y esta vez, mas fuerte. Enzo resopló y se levantó, debían ser esas camareras que le habían llamado a la puerta solo al saber que se hospedaba allí. No quería fallar a sus fans, pero esque en ese momento tenia a la actriz más sexy del cast en su cama, esperando por él, suplicando por más. Se puso unos vaqueros y se los abrochó, debía estar decente.
Abrió la puerta y miró por la pequeña rendija que había dejado de visión dentro de su habitación. Rápidamente una mano cogió la puerta y empujó para abrir del todo esta.
Un Matías celoso entró, dando pisotones como un elefante.
- ¿Que queres, Mati? - le preguntó Enzo siguiendole, intentando adelantarlo para cortarle el paso.
- No me lo puedo creer... - musitó para si mismo, se giró hacia su amigo antes de girar el pasillo y ver la situación - ¡Te dije que queria besarme con ella y vas tú y la besas!
- Mati, yo no hice nada, fue idea suya. - avanzó por su lado y lo empujó suavemente hacia la puerta - Además, si ella no sabe nada. Deberías comentarselo mañana por la mañana.
Se oyeron los muelles de la cama de Enzo, habia alguien más, pensó Matías. Se miraron a los ojos por un instante y Enzo intentó agarrarlo en vano, ya que el pequeño era más agil. Giró la esquina y se quedó impactado por lo que vio.
La chica, por la que empezaba a sentir un cosquilleo, estaba tumbada en su cama, casi desnuda y sudorosa. Sus mejillas sonrosadas, sus pechos con incisiones de dientes y los pezones duros, con el pelo revuelto y las piernas entreabiertas. Todo apuntaba a que Enzo lo queria echar para terminar lo que empezaron en la discoteca. Respiro hondo y tragó. Quizás había cruzado el límite para ella. Tú te apoyaste sobre tus codos y miraste al chico intentando cerrar las piernas.
- Matías, creo que... - su amigo empezó a decir.
- No si ya estoy viendo que esta ocurriendo. - rió dolido. - No hace falta que me corras a la puerta. Ya me voy.
- ¡Mati, espera! - gritaste.
Te levantaste de la cama y le cogiste de la mano, lo llevaste hasta la cama para que se sentara. Le quitaste la camiseta y le besaste. Estaba receloso, incluso puede que un poco enfadado contigo, pero no rechistaba. Se fundía en el beso como si estuviera aprendiendo a besar por primera vez. Le agarraste la cara a Enzo y también lo besaste, era una invitación moderada a algo más de sexo casual del que habías tenido desde el principio.
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𝐛𝐞𝐬𝐭 𝐟𝐫𝐢𝐞𝐧𝐝. 𝒕. drake ✮ esp. . . !
tim drake 𝒙 female reader. . .
ADVERTENCIAS. . . porn without plot. amigos con beneficios. fingering, mortar cara, sexo (p in v)
COPYRIGHT. . . ningún tipo de copia de mis obras está permitida. Se permite la libre traducción siempre y cuando se den los créditos correspondientes a mi persona.
IDIOMA. . . puedes encontrar la versión en inglés aquí. Lo siento por tardar en subir la versión en español ;(
Nunca antes habías visto a Tim Drake de otra manera que no fuera como tu mejor amigo, ese chico en quien confiabas plenamente y al que podías acudir en cualquier momento que algo te preocupara.
Él representaba tu refugio emocional, un espacio donde te sentías completamente vulnerable frente a sus ojos, capaz de compartir todas tus inquietudes sabiendo que él se sentiría honrado de escucharte.
En aquel entonces, habrías jurado que nunca pensarías en Tim de una forma distinta a la de un amigo. Sin embargo, el tiempo comenzó a formar un lazo más profundo entre ustedes.
Las conversaciones que solían ser un momento divertido entre amigos comenzaron a tornarse de una extraña y peculiar tensión palpable. Los abrazos se volvían más largos, los roces de sus cuerpos más intensos, y cada mirada prolongada parecía contener una lascivia enjaulada que solo ustedes podían comprender.
A medida que el tiempo avanzaba, las emociones que habías jurado nunca sentir por Tim comenzaron a revolotear en tu interior. Te encontraste pensando en él de manera diferente, notando la forma en que tu piel se erizaba cuando te tocaba, en como tus fantasías sexuales relacionadas con su persona empezaban a invadir tu mente.
Desde que empezaron a dormir juntos e hicieron el trato de ser, como dijo Jason, "folla-amigos", tú amigo descubrió que había un lado de ti que no conocía. Eras una salvaje hambrienta.
No te importó para nada el entrometerte en su habitación porque estabas deseosa de ser devorada por alguien. Tampoco te dió vergüenza el arrodillarte a cada lado de la cabeza de Tim solo porque deseabas montarte en su cara.
Para tu fortuna, tu amigo era increíblemente bueno en la tarea de comerte. Su lengua chocaba de una manera obscena entre tus pliegues húmedos abriéndolos, sus dedos estaban en la ajetreada tarea de revolotear contra el capuchón de placer que dolía por la falta de atención. Por estos movimientos te deshacías sobre él; la oleada de placer y la sensibilidad que guardabas en tu coño húmedo hacía que su toque te hiciera ver las estrellas.
— Solo aguanta un poco más. Aún no he terminado.
Tu agujero se cerraba en el vacío ante la estimulación contaste que ejercía sobre ti. Imaginaste cómo estaría su cara debajo de ti y el simple hecho de imaginarlo con toda la boca manchada a causa de tu coño lloroso te acercaba mucho más al borde.
Aunque, el que te mirara a los ojos mientras apretaba tu clítoris con los labios y posteriormente lo raspara con la lengua fue demasiado para lo que podías soportar. El orgasmo te golpeó tan fuerte que Tim ni siquiera se lo vió venir hasta que toda su boca quedó manchada con tu magnífico sabor.
No te dejó ni un respiro ante la hipersensibilidad que te había dejado tu anterior orgasmo que inmediatamente comenzó a follarte sin pena por el agujero que justo había acabado de abusar.
Con el pulgar, volvió a atender dulcemente a tú centro para que te sientas a gusto completamente con las embestidas.
Te sentías llena. Sentías que su cuerpo encajaba perfectamente en el tuyo como si hubiese sido creado para que te follara. Su piel caliente ardía de calor contra la tuya a la par que su pelvis chocaba contra ti provocando un ruido morboso capaz de oírse en toda la habitación. Era demasiado para poder soportarlo.
— ¡T-Tim, Tim! — Llorabas sobre su hombro. — Quiero que te corras en mi, ya no soporto.
Te acercaste para besarlo en lugar de dejarlo contestar. Tu lengua estaba lo suficientemente concentrada en explorar su boca cuando notaste ese líquido espeso y caliente barrerse entre tus piernas.
Quizás jamás vuelvan a ser los mismos amigos de antes, pero podías vivir completamente con ello.
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