Un breve segundo bastó para darme cuenta que había caído en las redes del amor, (tu amor). Ya no era solo enamoramiento, ya no era esas ganas locas de hacerte el amor como desquiciada y saciar mi sed de ti. No, eso ya había pasado a segundo plano. Ahora estabas pisando fuerte en mi corazón y mi alma se abría a la flor de tu ternura algo siniestra. Me dije que no iba a pasarme esto y mira, ya me tienes en tus manos y el amor es ese remolino que me arrastra hasta el centro de tu maravilloso e inigualable ser y me eleva como un globo hasta el mismo cielo, creo que estoy volando!
heyy friend @carnivorekitty !
Sorry for being a little late, just some birthday wishes! So I tried to draw your OC babies! (Sorry if I'm missing something! I don't have much time to draw)
En la gran escritura mítica de toda la humanidad, de todos los tiempos, hay escritores, hay poetas que son ellos mismos parte de esa escritura. Su escritura, su poesía, corresponden menos a una persona, a un nombre prestigioso, que a una particular manera de nombrar "su" verdad, que es una de las innumerables verdades del mundo y del universo. Y no se trata de ver y de escribir esa verdad sino de "ser" ella misma en vida, pensamiento y acción. Se trata de vivir poéticamente esa verdad también innumerable e irrepetible en su unicidad. No todos pueden ver la verdad pero todos deberían ser esa verdad -decía Kafka con ese tono de tranquila desesperación que era su manera de serlo-: raros son los ojos que ven por primera vez el rayo de luz donde estuvo siempre sin que nadie lo viera antes. Es en esta dimensión visionaria donde el poeta que nombra tiene su verdadero nombre. El nombre secreto que cada uno trae al nacer, que sólo a través de su destino se revela y por el cual es reconocido y recordado a través de los tiempos.
- Augusto Roa Bastos, fragmento de la presentación del poemario de René Char "Furor y misterio". Colección Visor de Poesía, 2002.