Los colchones desnudos en verano
Las sábanas revueltas, arrugadas, cayendo al suelo por un lado de la cama, como un telón arrancado de la última función del día, mostrando el colchón desnudo.
El sonido de una radio a lo lejos mezclándose con las últimas imágenes del sueño. Un recuerdo familiar de la infancia. La sensación de viajar en un buque a la deriva, el sonido de la madera crujiendo y las velas ondeando bajo el sol del verano. La brillante luz de la tarde filtrándose por los huecos de la persiana en la habitación, un camarote sin rumbo en alta mar.
Ahora soy más consciente, me despierto, justo cuando termina el disco que estaba escuchando. El libro que leía, doblado bajo un brazo. Un cúmulo de pensamientos acuden a mi mente. La mayoría, fantasías, relacionadas con amar a una persona rota e intentar recomponerla, como si fuera un puzzle, como en una canción de Bill Callahan.
Sigue haciendo aún demasiado calor para esta época del año, y eso me impide pensar con claridad, me ralentiza. Miro el reloj, casi las siete de la tarde. Habría que sacar al perro, pero lo pospongo ya que recuerdo que tengo que llamar a Esther, se lo había prometido. Una persona rota a la que no puedo recomponer, ya que no soy Bill Callahan, por mucho que lo intente.
Esther es una compañera del trabajo, y amiga, está esperando su primer hijo, acontecimiento que se ha visto empañado por coincidir en el tiempo con la enfermedad terminal de su marido. Todos los días a la hora del café hablamos y me cuenta sobre la evolución de lo que a día de hoy son sus dos únicas prioridades, los dos únicos tablones a los que aferrarse en medio del océano.
Marco su número y al otro lado escucho su voz, quizá he llamado demasiado temprano y la he despertado. Se recompone rápidamente y empieza a contarme las novedades. Las noticias malas siempre primero. Juan no responde a los últimos tratamientos. Las buenas, para compensar el golpe de las malas, la niña se va a llamar Julia, por la canción de los Beatles.
Continúa diciéndome que en las últimas semanas en las que no nos hemos visto, durante las vacaciones, se ha precipitado todo. El desenlace final de su marido está próximo y la niña ya está en camino. Va a necesitar toda la ayuda que pueda conseguir.
El apartamento donde viven es pequeño y me pide si es posible que la ayude a realizar una pequeña mudanza a un piso que ha alquilado justo al lado del suyo para pasar la cuarentena. De esa manera Juan podrá ver a la niña, evitando que los dolores del padre se sumen a los llantos nocturnos de la niña.
También me ha pedido que alguna noche me quede con la niña mientras ella atiende a su marido en lo que pueda necesitar. O bien que yo mismo, si no es mucha molestia, lo acompañe al hospital, en el caso que ella no pueda dejar a la niña. Seguramente debiera quedarme también al cuidado de los dos, padre e hija, para que la madre descanse, aunque eso ella no me lo ha pedido directamente.
Se que me voy a sentir desbordado, pero no puedo negarme. No conocen a nadie más en la ciudad y, al fin y al cabo, yo no tengo nada que hacer.
Esther sabe que los tiempos y los plazos juegan en su contra, y existe una posibilidad bastante alta de que padre e hija no lleguen a conocerse nunca y sufre enormemente por ello.
Quedamos para realizar la mudanza en unos días y me despido de ella poniéndome a su disposición para lo que necesite y vuelvo otra vez a la cama. La conversación ha sido demasiado y no me encuentro con ánimo para hacer nada más.
En el dormitorio la tenue luz de la tarde, al reflejarse sobre la cama, ilumina toda la habitación. No puedo evitar fijar mi mirada en el colchón blanco y desnudo, sin las sábanas. Pienso en Esther. En el colchón inmaculado, puro e inocente de la cuna de Julia, y en el trágico y solitario lecho que dejará atrás Juan cuando ya no pueda seguir luchando contra la enfermedad.
Pienso en lo frágiles y débiles que somos ante las adversidades de la vida, en lo desprotegidos que a veces nos encontramos, en como una simple y sencilla colchoneta, un jergón, un artículo inventado por el ser humano, en teoría para mejorar su vida, pueda representar en ocasiones momentos tan dispares de la existencia de una persona.
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What ending I think each PC got in Monster Roadtrip
Now, this'll be a bit tricky, since there are 8 PC's if you have the DLC and only 7 endings. So I'll award someone with a losing ending!
Vicky- STAMINA. It's only fitting for the gal with 10 extracurriculars to have enough of it to last through Veronatone. It's also implied that she's the lead singer of Player Character, so replacing the dead vocalist as the MVP just makes sense.
Brian- HYPE. Now, this might seem a little shocking knowing how chilled and laid back he is, but that just makes the Road Events more understandable. Settling someone's unnecessary argument? Done. Helping your friend find out what his Grandpa's letter said? Done. Helping some more friends score a job by looking worse in comparison? DONE. While I'm not too focused on the romance aspect of each ending, you also can't ignore the fact that Brian and Damien were one popular pairing back in the day.
Amira- SOUL. You're going to tell me that she would say no to a Competitive Tarot Match? Lets also just be real, she's SLAYING that red dress in the MVP ending.
Oz- END OF THE ROAD. I'm sorry Oz stans this one'll hurt. Oz is the canonical Prank Masterz Intern, meaning he's likely seen Scott and Polly destroy the world in at least one timeline. The Prank Masterz do seem to hold a genuine affection for him, Polly even uses a nickname for him while he's a hitchhiker...
Zoe- MONEY. Once again this may seem strange, but I bring you back to the Road Events. Zoe would absolutely eavesdrop into a political meeting- especially to hear that juicy Miri/Damien arranged marriage gossip! She also just looks adorable in her portrait.
Hazel- LOSER. Listen, I love the light acadamia vibes, but I don't think our little moth friend is cut out for Roadtripping. Too overwhelming! There's also a TON of streetlights across the road...death from MIND lacking.
Juan- MAGIC. He's already shown his magical prowess in the past 2 games of the series, my boy needs a chance to shine and this pocket dimension is the perfect place to do so.
Glitch- MIND. This one is self explanatory...it's hard to argue a literal Glitch wouldn't be a Cryptid, especially since the Cryptid Prom class are made up of a ton of 2010's creepypastas.
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