Estoy sola en el humo del domingo. Si hablo, nadie me responde. Si lloro, no hay mano que aparte mis lágrimas. Sonrío, dueña de mí, pues se que en mis manos está la voluntad de escapar o no de la soledad: un llamado telefónico o una visita, pero sé que no lo haré. Sé que esto está muy bien
Estoy flotando en el espacio mientras me alejo, no tengo miedo, mi nave sabe a que dirección llevarme, quiero escapar de aquí, perderme en el vacío de la inmensidad, con la luna a mis pies.