“Llegó el frío invierno y la pobre golondrina, aunque intentaba sobrevivir para no dejar solo al Príncipe, estaba ya muy débil y sabía que no viviría mucho más tiempo.
Se acercó al príncipe para despedirse de él y cuando le dio un beso sonó un crujido dentro de la estatua, como si el corazón de plomo del Príncipe Feliz se hubiese partido en dos.”