Tumgik
#lejos de casa
stupid-girlcrazy · 2 years
Text
Nadie debería de soñar con hacer las maletas y huir de casa, pero no está mal si al final te hace bien
Yo te apoyo
29 notes · View notes
adribosch-fan · 1 year
Text
Pasaje de ida
Lejos de casa Hace una semana me fui de Argentina sin pasaje de vuelta. En esta movida, no sólo el regreso es incierto: toda mi nueva vida en España es un gran signo de pregunta. Dejé mi casa, mis trabajos, mi barrio, mis amigos y mi auto por un futuro del que no tengo la menor idea. Eran tantas las ganas de irme. Me sentía como Alicia cuando le crece el cuerpo, no entra en la casita y sus…
Tumblr media
View On WordPress
2 notes · View notes
francesco-de-angelis · 6 months
Text
Te alejaste de tu tierra,
elegiste brindar tu alma por una causa
mucho más que noble,
atravesada por un caos difícil de explicar,
dar la vida por desconocidos,
entregarte a la incertidumbre,
hasta a la posibilidad de no regresar.
Entre otras cosas, pusiste de manifiesto el color de tu alma,
su grandeza y el amor.
Su esencia se percibe, hasta en la lejanía
vestida de dulces notas
de tímida ternura.
La tierra aguarda el regreso
el de tu andar, paciente
y hasta el anhelo, de verte llegar
me anima a conectar.
No hay más que hacer
que aventurarse y contemplar
el abismo y lo pequeño del mundo,
sus miserias y las guerras,
la esperanza y la paz.
Ser partícipe de algo
que por siempre quedará
sólo quiero que tu fuerza
te acompañe en cada paso
no me caben dudas,
de que así será.
0 notes
turrondeluxe · 7 months
Note
hola
pregunta toda random que penita
cuando vio Mutant Mayhem la vio en inglés o en español?
✌️
en español
Tumblr media
43 notes · View notes
manaosdeuwu · 2 months
Text
estoy tan cansado de tantos síntomas. perdí Tanta sangre hoy
9 notes · View notes
now-a-witch · 7 months
Text
Criticar la actuación de Taz Skylar en la versión en español latino por no tener el nivel de energía y emoción que los actores de doblaje me parece válido, porque los actores están acostumbrados a hacerlo todo junto y pueden batallar más en lograr emociones (incluso que ya hicieron) en una cabina de sonido.
Pero criticar que suena español porque usó su acento natural de las islas canarias me parece bobo cuando en inglés es el único que suena británico y no hay problema con eso. En especial porque one piece no existe en nuestro mundo sino en uno propio y Sanji como personaje viene de una parte diferente del mundo que el resto de los 5 primeros miembros de la tripulación.
Latinoamerica es un chingo de países y aún así nuestros doblajes es el mismo pa todos ellos (menos Brasil porque idioma diferente) y eso de poner un acento neutro es útil pero también quita cosas divertidas que pasan cuando puedes notar por el acento que un personaje no va de donde mismo que el resto (la neta una de las razones por las que prefiero ver cosas en su idioma original, incluso cuando no lo hablo). Cosa que nunca detiene a los gringos de dejar que sus actores usen su acento real al menos que el personaje lo requiera. (Y que de hecho amo como lo manejan en unos cuantos doblajes preciosos como en el Gato con Botas el Último Deseo, lo dije antes y lo repetiré aquí Ricitos Argentina es superior a Goldie británica)
Así que creo que no nos morimos por un personaje teniendo un acento que no es igual al de los demás, a pesar de que suene español. (Qué? Sigo siendo latino y si puedo echarle tierra a los españoles no puedo tirar la oportunidad xD)
De Iñaki no voy a opinar porque soy mexicano y pues pa mi obvio va a sonar bien su acento porque estoy acostumbrado (no soy chilango y el si pero he estudiado el suficiente tiempo en esos rumbos pa estar acostumbrado), el punto es que no soy imparcial en su situación.
11 notes · View notes
seddenostalgia · 4 months
Text
Los duplicados de Conan no les hace mal los ruidos de los petardos??? Pueden por lo menos incluir en ese dnu una ley que no permita tirar petardos en las veredas/calles ni patios de las casas en las fiestas
5 notes · View notes
jaquemuses · 3 months
Text
𝜗𝜚⊹ ‧₊˚ excuses
Tumblr media Tumblr media Tumblr media
pairing: actor!enzo x actress!r
sinopsis: Enzo y vos estan teniendo dificultades para filmar una de las escenas en su nueva pelicula, por lo que una noche se aparece en tu puerta con la excusa de practicar.
contenido: SMUT !! insultos, thigh-riding, creampie, p en v, sexo sin condon, diferencia de edad (reader 22 y enzo 34), mirror sex, un poquito de breeding kink, reader es un poco innocente (kinda) smut con plot
word count: 5.3k me re inspire sepan disculpar
a/n: holis !! primero que nada PERDON por tardar tanto, soy bastante perfeccionista y cada vez que decia que iba a subir el fic no me convencia como quedaba, pero me parece que ahora esta bastante decente, espero que les guste, me inspire en tres reqs que me mandaron asi que muchas gracias, sigan mandando !!!
Tumblr media
i.
"¡No, no, no, corten!" El director grito repetidamente, su creciente irritación coloreaba su voz por completo. "Chicos... Ya se los dije antes, pero..."
Te restregaste la cara con un suspiro, levantandote del regazo de Enzo, quien se masajeaba el puente de la nariz en una clara seña de agotamiento. "No veo chispa... no veo-"
"No veo pasión", terminaste la oracion de tu director, quien asintió con seriedad. Era la quinceava vez que estaban intentando repetir esta escena ese dia, el cansancio se hacia presente en el set, sin embargo todo el equipo seguia ahi, inalterable, esperando a que el director diera las ordenes para poder retirarse a descansar ya que, despues de todo, eran casi las doce de la noche.
"Les juro que esto es igual de agotador para mí como para ustedes.", continuó el con el guión entre las manos. "Necesito que quede bien. Simplemente imaginense que esta escena es la culminación de seis meses de espera entre los personajes. Seis meses de tabú, de tensión sexual implacable. Nada más que miradas en clase y breves caricias... se supone que estan al borde de la locura el uno por el otro, feroces el uno por el otro. Pero aca solo veo nervios e inexperiencia... Ustedes son profesionales, les pido por favor que se concentren... Cuanto antes se suelten mas rapido vamos a terminar."
Enzo y vos estaban rodando la primera escena de sexo de una película que relataba la enfermiza y prohibida relación amorosa entre una alumna de 18 años y su profesor quien era mucho mayor que ella. Bueno, no exactamente filmando —ya que no estaban llegando muy lejos con la escena.
Esto era dificil para los dos, simplemente no podían complacer a su director.
El papel ya de por si era increíblemente agotador, incluso sin contar el estrés extra de la escena de sexo: eran jornadas de rodaje de 15 horas, viviendo en el set en una ciudad lejos de tu casa, y la mitad de esas horas se dedicaban a filmar o practicar esta misma escena, tener a un director perfeccionista que se creia la reencarnacion de Kubrick no era facil.
El problema de la escena era su extensa duracion, y el director quería que se hiciera en una sola toma.
una. sola. toma.
Daniel era un director brillante, y tenía un amor incondicional por este proyecto y sus personajes que desearías que todos los directores tuvieran por el suyo, pero él era inflexible en que todo sea hecho a la perfección ya que en varias reuniones previas al rodaje hablo sobre como esta escena estaba destinada a ser la mas "icónica" de toda la película, porque era el quid de la cuestion, el punto de inflexion para los personajes, el punto de no retorno.
"Con todo respeto, Daniel..." empezaste "nunca me habia imaginado en un escenario así, y tampoco tengo experiencia en este tipo de situaciones. ¿A que te referis con que nos falta pasion?"
"Ese es tu trabajo: imaginar e interpretar". El director exigió. Obviamente frustrado con la situacion.
Justo antes de que pudieras retrucarlo, Enzo intervino con suavidad. "Creo que lo que ella quiere decir", dijo, viendo las venas de la frente del director casi por estallar "es que es difícil actuar porque no es una situacion que se viva cotidianamente. Es fácil actuar enamorado porque amor hay por todas partes, ¿no? Pero aca no tenemos mucho en lo que basarnos mas que en lo que podemos llegar a imaginarnos."
La mirada del director se turnaba rápidamente entre vos y enzo por un momento antes de suspirar cansado.
"Me vas a decir que nunca pensaste en alguien mas grande de esta manera?" te insistió, obviamente bromeando y tratando de aligerar el ambiente en el set.
Hiciste una pausa, y trataste de no mirar a Enzo, tu co-protagonista de unos treinta y tantos años.
Enzo habia sido casteado no solo por su impecable actuación sino que tambien por lo absolutamente precioso que era.
Su personaje era enfermizo y asqueroso, por eso sabias que el haberlo elegido a él era una decision calculada y previamente analizada. Querian que el publico bajara la guardia ante su belleza para poder darle un plot twist y que la inmoralidad del personaje los tomara por sorpresa mas tarde.
Estaba destinado a ser visto como un hombre encantador, guapo, totalmente fuera de los límites. El objeto de deseo completamente prohibido, la línea que tu personaje estaba desesperada por cruzar.
No era muy distinto en la vida real; la joven actriz inexperta que anhelaba pasar por alto las reglas sociales y expresar con total sinceridad su admiración por el actor de mediana edad con años de experiencia a sus espaldas.
No estabas enamorada ni nada, pero te deleitabas ante su presencia, despues de todo Enzo era todo lo contrario a su personaje; el mayor era paciente, amable y completamente comprensivo con tu falta de experiencia en el ambito cinematográfico, siempre te guiaba durante el rodaje y te daba tips para sobrevivir a un rodaje. Eran cosas basicas, tales como cuando podias quitarte el maquillaje y el vestuario o como pedir ciertas cosas en set y lenguaje especifico, todas las cosas que a él le hubiera gustado que alguien le diga cuando estaba empezando.
Siempre estaban esos tiempos libres en donde compartian risas sinceras y conversaciones tontas que nunca esperabas de un hombre tan imponente como Enzo, conversaciones en donde sus manos ásperas apenas rozaban tu cintura y su mirada recorria con atencion tu rostro y tu cuerpo, en donde su voz sonaba sensual y provocativa a pesar de que nada vulgar salia de su boca.
Enzo hacía que tus interiores palpitaran, con anticipacion especialmente cuando llegaba la hora de rodar las escenas más íntimas, y solo podías aferrarte a la fantasía de que él sintiera lo mismo.
Todavia te acordabas de la primera escena que hicieron juntos: en la película, sus personajes se encontraban después de clase para conversar sobre un examen desaprobado, el punto en donde comenzaria su atracción del uno por el otro. Enzo estaba presionado contra tu espalda, inclinándose sobre vos para mirar con insistencia el examen, con una de sus grandes manos agarrando tu hombro. El aire se sentía cargado, su cuerpo cálido, su voz baja haciéndote sentir mareada mientras recitaba sus líneas.
Te estremeciste al recordar el momento, y, volviendo a la realidad, respondiste a la pregunta del director con un enérgico asentimiento de cabeza.
El director soltó una risa ‐forzada- y golpeó suavemente el guion contra la palma de su mano. "Bien. Bueno, les parece si cortamos por hoy. Aprovechen este tiempo extra para imaginar, investigar, cualquier cosa, e intenten practicar la escena antes de mañana, ¿Si? La práctica hace al maestro."
Enzo y vos asintieron al unísono, intercambiándose una mirada que gritaba "que vamos a hacer?" antes de apartar la vista mutuamente y regresar a sus caravanas.
Tumblr media
Más tarde esa noche, estabas preparándote para irte a dormir, quitándote el pelo recién lavado de la toalla mientras veias el guión reposando sobre tu cama, la luz tenue te invitaba a relajarte, sin embargo un golpe en la puerta del trailer te saco del trance.
"Ahí va!!," exclamaste, mientras te ponías tus shorts de seda. Te percataste rapidamente de lo incómodo que podría ser ser vista en esos pijamas si el director o alguno de tus compañeros actores estaba detras de esa puerta, pero estabas demasiado cansada como para preocuparte.
Te importó, si, pero sin embargo, en vez de cambiarte cruzaste tus brazos de manera que estos estuvieran cubriendo tu pecho, el cual se encontraba ligeramente descubierto. Fue entonces cuando abriste la puerta y ahi, en los escalones, estaba tu compañero de reparto, Enzo.
Antes de hablar, te examinó de arriba a abajo, con sus oscuros ojos brillando detrás de un par de lentes de descanso, los cuales eran desconocidos para vos, no pudiste evitar pensar en lo lindos que le quedaban. "Uh, disculpame chiquita, ¿Te estabas por ir a dormir?" preguntó por lo bajo, su voz se escuchaba mas grave de lo normal. Ese tipo de apodos eran normales viniendo de Enzo, sin embargo hizo que tu piel se erizara, ¿O habia sido el frio aire del exterior? Sí, probablemente era eso.
Su mirada se paseo por tu cuerpo y se detuvo en la piel desnuda de tus piernas por unos segundos más, te moviste incómodamente, cruzando los tobillos en un intento pobre de esconderte. "Si... son casi las tres de la mañana En... ¿Pasó algo?" preguntaste con un tono un poco agresivo, un poco mas de lo que pretendías ser.
"Si ya se, disculpame", se corrigió, sacudiendo la cabeza y finalmente mirándote a los ojos. "Quería pasar antes... me quede pensando porque sé que esta escena nos está desconcertando, así que..." se interrumpió, levantando el guion que sostenía detrás de su espalda. "¿Estas muy cansada como para practicar un poco? Sino mañana temprano, no hay problema." Parpadeaste rápidamente ante la simple e inocente solicitud. Enzo estaba parado en tu puerta a las tres de la mañana preguntandote si podian ensayar. Solo un ensayo, no alguna travesura lasciva de última hora de las que te estabas imaginando. "Ah... sí, obvio, pasá que está frio.", asentiste entumecida, apartándote para dejarlo entrar.
Enzo asintio en forma de agradecimiento y te regalo una sonrisa, una vez dentro de la caravana se instaló en el borde de tu tocador, mirandote mientras cerrabas la puerta y te volteabas en su direccion. Se veia casual, tenia puestos unos joggings grises holgados y una camiseta blanca ajustada y desgastada.
Ya estaba todo predefinido en el guión, cada palabra que tenias que decir y cada acción que tenias que hacer, pero aún así. Decir y hacer cosas de esa índole después de las horas de trabajo parecia formar parte de una de tus fsntasias con el mayor. Sin embargo, te obligaste a despavilarte internamente -por segunda vez en menos de dos minutos-. Enzo había venido a ensayar la escena con intenciones profesionales y probablemente solo lo había hecho porque estaba cansado de que arruinaras la escena, despues de todo el podía hacer su parte magistralmente, y sabías que si hubiera estado acompañado por una actriz más experimentada, la filmación habría avanzado hace ya mucho tiempo. Caminaste temblorosamente hacia tu cama, acomodándote sentada como indiecito en la misma mientras lo veías hojear el guion; enzo levantó la vista y frunció el ceño con una sonrisa. "¿Qué estás haciendo ahí? Vení para aca", te indicó que te acercaras, casi como una orden sin embargo salil de su boca con amabilidad. "No tenemos un escritorio, así que podemos usar tu tocador. ¿Te parece?" Asentiste, mordiéndote el labio y obedeciendo nerviosamente a sus palabras. "¿Entonces, arrancamos desde el principio?" preguntaste, sintiendo de repente como tu voz y tus piernas se sentian débiles.
Sus ojos seguían fijos en el papel mientras respondía. "No, no creo que haga falta. La parte del sexo es lo único con lo que estamos teniendo problemas, ¿No?" Tragaste saliva, tu garganta estaba repentinamente seca.
"Sí, supongo que sí."
Con eso, Enzo termino de darle un último vistazo al guion antes de sumergirse en la escena.
Sus acciones ya eran familiares para vos ya que habian estado intentando filmar esta escena todos los días durante al menos tres dias. Su cuerpo se volvió hacia el tuyo, sus manos subieron a tu mandíbula y presionaron tu espalda ligeramente sobre la mesa. Te abrazó fuertemente y te hizo mirarlo, mientras recitaba sus líneas. Torpemente, hiciste lo mismo, recordando mal lo que necesitabas decir. "La puta madre, perdón, me puse nerviosa." dijiste de repente, apartándote de su contacto y suspirando. Él te dio una pequeña y cuidadosa sonrisa, rompiendo inmediatamente el personaje y dando un paso atrás del tocador. "No hay necesidad de ponerse nerviosa. La práctica hace al maestro, ¿te acordas?" Te burlaste de su cita al director.
"Sí, ya se... Es que no entiendo a qué se refiere con apasionado. Estoy tratando de ser una profesional al respecto, pero - pero nunca fui parte en una historia de amor de este tipo, me cuesta imaginarmelo..."
"No es muy raro igual viniendo de vos, es normal. Sos muy joven todavia, nena. Demasiado buena para este tipo de cosas... ¿No?" dijo, su mano subiendo a tu hombro, donde el tirante de tu pijama de seda se había resbalado, acariciándolo suavemente. Prácticamente te derretiste ante el apodo y cómo las yemas de sus dedos rozaban tu piel. Estabas tan cautivada que casi gemiste cuando se detuvo y levantó tu tirante caído, pero en cambio, tomaste en silencio el guion que se había caído sobre la mesa y encontraste una de las líneas, inhalando profundamente y preparándote para entrar en personaje.
Tu mano subió para tirar de la manga de la camisa de Enzo, según lo dictaba el guion. "Por favor", susurraste con la voz aguda de tu personaje, "Quiero que me toques."
"No, esto está mal... Soy tu profesor y..." respondió Enzo, rápidamente volviendo al personaje, el dorso de su mano rozando tu mejilla. "No te quiero romper el corazon."
Miraste a Enzo, las lagrimas nublaban tu vista, tal como lo indicaba el guión. "Por favor. Te necesito." Despues, una de tus temblorosas manos bajó por el pecho de Enzo mientras hablabas, tal como lo hacías en el set. "Pienso en vos todas las noches... Me mojé tanto el día que me regañaste enfrente de todos."
Escuchaste cómo a Enzo se le entrecortaba la respiracion.
No, Enzo no, su personaje, te recordaste a vos misma.
"Ay nena... Yo pienso en vos todos los dias, en clase, en mi casa...", gruñó despues de decir sus lineas.
Hasta ahora, todo bien, pensaste. No era incómodo y ya estaba siendo mucho mejor que las actuaciones mediocres que habías dado anteriormente. Continuaste inclinándote hacia Enzo, haciéndo que se siente en el tocador, esta era la parte de la escena a la que habían llegado antes de que el director les dijera que cortaran.
Esta vez, sin embargo, las acciones de Enzo difirieron de las que se suponía que tenia que realizar: en lugar de acariciar tu rostro, sus dedos bajaron por tus caderas, enviando escalofríos por tu espina dorsal.
"Te prometo que me voy a portar bien... Nunca le voy a contar a nadie...", recitaste, sintiendo calor en la cara mientras su mano se acercaba más a la curva de tu trasero. "Podes hacer lo que quieras conmigo".
La mirada de Enzo se oscureció recorriendo tus rasgos. No dijo su línea, y pensaste que se había perdido, por lo que retiraste tus manos de su cuerpo preocupada. "¿Enzo estás bien?"
Antes de que pudieras terminar tu oración, Enzo te agarró por el culo, cambiando sus lugares y colocándote en el borde del tocador.
"¡Enzo!" chillaste, era lo único que podías decir mientras procesabas lo que acababa de suceder. Tu mente divagaba en confusión - y anticipación - mientras él estaba de pie enfrente tuyo, con las piernas presionando a ambos lados de tus rodillas, su gran cuerpo atrapándote contra el tocador.
"Shh... un poquito de improvisacion nunca mató a nadie." musito en voz baja con su característico acento antes de que un guiño pícaro se dibujara en sus rasgos afilados.
Su mano luego acarició tu cabello, mientras que su otra mano subió a tu barbilla y te hizo mirar hacia arriba. "¿Todo lo que yo quiera?" murmuró, volviendo al guion.
Batiste las pestañas coquetamente. "Todo. Soy tuya".
Aca es donde pensabas que Enzo se detendría, porque después de tu línea venían los besos, los toques y las caricias intensas: todas las cosas que hasta ahora no habías filmado en absoluto, porque ni siquiera podías pronunciar el diálogo correctamente.
Pero en cambio, se inclinó y comenzó a besar vorazmente tu cuello, haciéndote jadear.
"¿Qué haces?"
"Seguime", exigió suavemente, "es todo parte de la escena, ¿te acordas?"
Parpadeaste aturdida, abriendo y cerrando la boca, incapaz de registrar un pensamiento o palabra coherente. Dijo que era parte de la escena, pero habías leído el guion, y sus dientes mordiendo ligeramente tu sensible piel no estaba escrito en ninguna parte.
Pero, te tragaste tus pensamientos y recitaste varias líneas más junto con las suyas. Sentias como su otra mano sostenia tu muslo tan fuerte que pensaste que podría dejar moretones, pars este entonces ya empezabas a creer que tal vez esto era una de esos sueños que tenias sobre el mayor, solo producto de tu imaginación.
Estabas siguiendo el guion, tal como él había dicho que harian, pero incluso así, era evidente lo sencillo que podria ser rendirte ante sus besos, después de todo, apenas te estabas reprimiendo para no entregarte por completo. Pero ¿cómo resistirse, con su hermoso rostro a escasos centímetros del tuyo? esa era la verdadera pregunta.
Actuando o no, estabas decidida a disfrutar cada minuto de esto.
Cuando una de sus manos comenzo a jugar con la cintura de tus diminutos shorts y sus labios succionaron levemente a piel de tu cuello -justo en ese punto-, no pudiste evitar el gemido que salió de tu boca.
Sin embargo, el ruido pareció asustarlo; lo sacudió, lo devolvió a la realidad, y tus sospechas se confirmaron cuando se apartó bruscamente de vos.
"Dios, perdon nena..." una mueca cubrió sus rasgos, mirándote de arriba abajo como si acabara de darse cuenta de lo que estaba haciendo. "No sé qué me pasó, yo... no tendria que haber venido tan tarde, perdón."
Lo miraste, tu cuerpo decepcionado por la falta de contacto, observándolo presionar sus labios rosados en una mueca conflictiva. "¿Qué - qué queres decir?"
Su mirada recorrió cada rasgo tuyo, tan intensamente que pensaste que estaba admirando tu rostro. "No puedo, no podemos. Sos mi compañera, sos... sos mas chica que yo y..."
"Entonces podemos parar. Si eso es lo que queres", murmuraste coqueta, levantando la mano para quitar un pequeño hilo de su delgada camisa. "Pero solo si lo decis, decime que no queres que esto siga." dijiste, peligrosamente cerca de sus labios.
Gruñó, mordiéndose el labio. "No me hagas esto. Por favor sabes que no puedo"
"Hacerte qué?" Inclinaste la cabeza hacia un lado mirandolo con ojos grandes, fingiendo inocencia.
"Provocarme asi, nena. Porque sabes que no te voy a decir que pares. Y porque lo haces sabiendo que no voy a poder controlarme", gruñó antes de darte un beso profundo y desesperado, bajandote del tocador y bajando los besos por tu pecho.
"Entonces no me lo pidas En." gemiste enredando tus dedos en su cabello, siguiendo cada movimiento suyo, derritiendote bajo su toque dominante. "Y cogeme de una vez."
Enzo jadeaba entre besos. "Decis todas esas cosas con esa boquita tan bonita... No sabes como me calentas."
Tus manos recorrían todo su cuerpo, te detuviste en el borde de su camiseta, levantando esta para quitarsela, Enzo se separo y se deshizo de la prenda el mismo. Estabas desesperada por sentirlo. Y él tenía pensamientos similares, sus largos dedos se sumergieron en tus pantalones de seda y acariciaron tu intimidad por encima de la tela de tu ropa interior.
"Te necesito tanto, Enzo", jadeaste, y, despues de escuchar tus palabras, te quito desesperadamente los shorts y las bragas, haciéndote estremecer ante la repentina exposicion.
Acto seguido, se sentó en la silla de tu tocador y te agarró bruscamente por las caderas para colocarte sobre uno de sus muslos. La gruesa tela de sus pantalones de jogging, absorbiendo tu humedad como una esponja.
"Dale entonces", exigió sombríamente, "Mostrame cuánto me necesitas y movete".
Te mordiste el labio, la cara ardiendo de vergüenza ante la orden. Pero había una necesidad dolorosa en tu centro, y la forma en la que cruzó los brazos, mirando y esperando a que te frotaras en su pierna, hizo que te apretaras contra su muslo.
Tus manos se aferraron a sus hombros, y comenzaste a mover tus caderas de adelante hacia atras lentamente, la suave tela de sus pantalones haciendo mal trabajo para complacerte, apretaste tu cara contra su hombro, molesta por la falta de fricción.
"No puedo yo sola", te quejaste, "por favor".
Él sonrió socarrón. "Dijiste que me necesitabas y ahora no te podes ni mover? Mira que vende humo que sos, hermosa.". Entonces, de repente movio su pierna hacia arriba haciendo que un gritito saliera de tu boca.
No habia nada que necesitaras mas que enzo adentro tuyo, pero ahi estabas, frotandote pateticamente en su muslo hasta que el te permitiera hacer otra cosa. Obedeciste con resignacion, comenzando a establecer un ritmo constante en tus caderas aumentando el calor en tu interior clavando tus uñas en sus hombros, buscando algo que sea tu cable a tierra ante el placer que te estabas inflingiendo.
Tus caderas se movian vigorosamente contra el muslo del mayor cada vez más fuerte, cada vez de una forma más necesitada, sintiendo la presión en tu coño crecer cada vez mas y más haciendo que te muevas desenfrenada.
"Enzo por favor... por favor te lo pido" hiciste una pausa al sentir una de las manos del mayor posicionarse en tu mejilla, acariciandola lentamente. "No puedo mas... te necesito adentro."
¿Te estas escuchando chiquita?" Preguntó, uno de sus dedos tomo tu barbilla, inclinandola hacia arriba para que lo miraras, acto seguido metio dos dedos dentro de tu boca abruptamente.
"¿Te das cuenta de lo necesitada que te escuchas? ¿De lo duro que me pone saber que estas asi... solo por mi y que todavia no te haya tocado ni un pelo?"
Asentiste extasiada mientras pasabas tu lengua por al rededor de sus gruesos dedos, pero en realidad no estabas prestando atención: estabas cerca de tu orgasmo a tan solo unos segundos de liberarte de toda esa presion en tu estomago que te estaba volviendo loca, tus caderas desincronizadas, buscando el alivio... "Basta."
Escuchaste la voz de Enzo cargada de deseo mientras posicionaba su otra mano en tus caderas, deteniendo la fricción. Lloriqueaste ante la perdida de tu climax, era casi como si te lo hiciera a proposito. El pelinegro se levanto y te giró, manteniendote presionada a su cuerpo con una mano en tu cintura y la otra todavia empujando sus dedos dentro de tu boca, quedaron de tal manera que tu cuerpo estaba mirando hacia el espejo de tu tocador, la vista de ambos siendo reflejada ante tus ojos, sin embargo no pudiste prestar mucha atencion a eso. La mirada de enzo bajo hacia sus pantalones, viendo la mancha que habias dejado en la zona del muslo "Mira como me enchastraste los pantalones, ¿Mh?" Musitó contra tu oido.
No respondiste, o mas bien no pudiste responder, ahora tus muslos estaban siendo presionados entre si, buscando la mas minima fricción entre ellos mientras te mordias el labio en un intento de ocultar los quejidos necesitados que amenazaban con salir de tus labios hinchados.
Él se dio cuenta de esto, sin embargo, en vez de hacer algo solamente sonrió y rápidamente presiono tu estomago contra la mesa que yacia enfrente de ambos, sus dedos salieron de tu boca y sostuvieron tu cara, obligandote a mirarte al espejo por primera vez desde que habias salido de la ducha, tus ojos estaban entreabiertos pero tus pupilas se encontraban dilatadas, tus labios rosados y humedos por la saliva, tu ceño ligeramente fruncido.
Te veias absolutamente destrozada, fue entonces cuando sentiste cómo Enzo alineaba la gruesa punta de su polla contra tu entrada, el momento en el que se deshizo de sus pantalones habia sido algo que te habia pasado desapercibido al estar tan absorta en tu expresion siendo reflejada en el espejo. Cerraste los ojos con anticipacion.
Y de repente, tomaste plena conciencia de la situación: te habías entregado por completo a tu compañero de reparto, quien era 12 años mas grande. Y ahora él sabía que no eras solo una talentosa aspirante a actriz, sino simplemente una chica desesperada y rogando por ser follada.
"Ey, ey, ey, no" dijo rapidamente, "abri los ojos y acordate de tus expresiones. Te va a servir para la escena". Gemiste sin poder evitarlo, obedenciendo a sus ordenes y abriendo los ojos mientras él introducía lentamente su miembro entre tus pliegues.
"E-En, Dios!", exclamaste cuando finalmente se adentró por completo. Te sentías tan llena, tus paredes estirandose hasta el límite para poder tomar su polla tan profundo que sus testículos rozaban tu clítoris.
"Dios, chiquita... Mira lo mojadita que estas, me vas a matar", comentó casi sin aliento desde atras, su expresion mlstraba lo extasiado que se sentia. Tus jugos facilitaban su entrada rápida, aunque su miembro seguía siendo una intrusión ajena para tu inexperiencia íntima. Eras joven y nunca habías sido del tipo de estar cogiendo por ahi- o al menos no tan intensamente como ahora.
Te contrajiste alrededor suyo, un gemido escapando de su boca debido a la presión en su miembro. Enzo comenzo a empujarse adentro tuyo con un ritmo moderado, haciendo que tu cuerpo presionado contra la mesa se moviera de adelante hacia atras, el tocador rechinaba ante la abrupta sacudida y tus labios se separaron ligeramente para dejar salir un dulce gemido.
Habías estado enfocada en su rostro en el espejo, te encantaba ver su ceño fruncido, como su cabello se pegaba a su frente, producto de su traspiracion, su boca levemente abierta, y como sus cachetes se volvian cada vez mas colorados, sin embargo la mano de enzo se enredó en tu cabello tomandote de sorpresa, agarrando un puñado y levantando tu cabeza para hacer que tu atencion vuelva a tu cara. "Te dije que te mires, nena" dijo con seguridad mientras sus caderas chocaban contra tu culo haciendo que la caravana se inunde en ese sonido acompañado de tus gemidos. "Mirate y aprende como tenes que actuar ante la cámara."
Su otra mano se posicionó en tus caderas, apretandola con fuerza mientras sus embestidas se volvian cada vez mas erraticas.
En cualquier otra situacion ya hubieras objetado por el repentino cambio de velocidad ya que apenas habías tenido tiempo para acostumbrarte a su largo miembro. Sin embargo, tu calentura era aún más intensa que antes, si eso era posible.
Tu boca estaba entreabierta, tu lengua afuera y estabas jadeando y gimiendo como si fueras un perro; tus ojos se ponian en blanco con cada fuerte embestida, y habia saliva cayendo por tu barbilla, sentias como Enzo te sacudía contra el pobre tocador y como estimulaba cada parte dentro tuyo. Los sonidos que emitías no hacían nada más que aumentar tu vergüenza, eran gemidos ininteligibles y quejidos necesitados, jamas pensaste en mostrarte asi adelante de un hombre, pero el simple hecho de ver lo grande que era a comparación de tu cuerpo y como te podia manejar a su antojo te excitaba de sobremanera.
Y sin duda los doce años de diferencia formaban parte de esa excitacion.
"¿Hace cuanto que necesitabas que te cogiera asi? ¿Te pensas que no me daba cuenta de lo desesperada que estabas? cuando te presionabas contra mi mientras filmabamos y como tus manos tocaban de mas... No perdias el tiempo vos tampoco preciosa.", se burló.
"Desde siempre En..."susurraste, con entusiasmo, apenas capaz de comprender lo que estabas haciendo con el placer que te envolvía y nublaba tus sentidos. "Dios me cojes ta-tan bien... No pares por dios que rico" Tu espalda se arqueaba hacia él, tus paredes tomaban su miembro con desesperacion experimentando un extasis casi desgarrador con cada embestida. Tus gemidos eran cada vez mas incoherentes, cada vez mas fuertes.
"Dios, mirate como gritas por mi, chiquita... ¿Queres que te coja y que mañana todos se enteren de lo desesperada que estas por mi pija? Mirate, mirate lo patetica que te ves, te encanta que te coja fuerte ¿O no?", murmuró, inclinándose para dar un beso en tu mejilla; dulce y encantador, una clara contradicción con sus embestidas freneticas y las palabras degradantes.
Gimiste ante sus palabras, pero sabías que eran ciertas: nunca te habías visto siendo penetrada ya que estabas ocupada, bueno, siendo penetrada. Ver tu reflejo en el espejo de esta manera te tenía inesperadamente más excitada que antes. Había algo en ello, tu rostro contorsionándose del placer, las manos de Enzo serpenteando por tu cuerpo mientras seguía embistiendote desde atras.
Era como ver tu propia pelicula porno, pensaste de pasada, y te preguntaste como seria grabaras a vos misma. Y si tenias suerte, con enzo.
Su otra mano se deslizó hacia tu coño, separando tus pliegues para poder ver cómo su miembro desaparecia en tu interiores. "Por dios mira como me tomas... Viviría adentro tuyo", gruñó, inclinando la cabeza hacia atrás, entregándose al placer.
El orgasmo que sentias venir no era como el que tuviste al restregarte contra su muslo, no, venía más rápido, haciéndote temblar debajo de su gran cuerpo.
"Enzo... más rápido" exclamaste "m-más fuerte",
"Por favor", rogaste sin muchas esperanzas de una respuesta, "dale, Enzo, p-por favor". lloriqueaste ante su indiferencia.
Sin embargo y para tu sorpresa, ambas manos agarraron tus caderas para mantenerse firme. "Mira lo necesitada que estas, bebé", gruñó, empujándose más profundo y rápido, sintiendo cómo las paredes de tu cavidad se adaptaban a su nuevo ritmo. "Llorando por que te de mas fuerte, ¿Mh? ¿Asi te gusta? ¿Queres que te coja hasta dejarte sin poder caminar?"
Con esas palabras, tu climax llegó tan rápido como un tren de carga, golpeándote y sacudiendote, haciéndote gritar su nombre. Tu orgasmo te destrozó, tu visión se volvió blanca y tus pensamientos se pararon por completo. Apenas distinguiste el suave murmullo de Enzo, diciendo "Muy bien chiquita, aca estoy... tranquila" en tu oído, sosteniendote con sus fuertes brazos, evitando que te cayeras.
Cuando volviste en sí, tenías la cabeza baja, los ojos desorbitados y los labios hinchados. Enzo seguía moviéndose adentro tuyo, pero esta vez sus estocadas eran más entrecortadas, inestables y necesitadas.
"Acabame adentro", rogaste de repente, agarrándote de la superficie, tus piernas temblando, tu voz debil de tanto gritar.
"¿Si? ¿Queres que te llene to-toda?", titubeo entre gemidos, dando una última embestida antes de correrse en tu interior, podias sentir su miembro latiendo adentro tuyo. Estaba tan adentro que podías sentir cómo su semen entraba directamente en tu cuello uterino, no estabas preocupada, despues de todo estabas tomando anticonceptivas.
Pero tampoco te molestaria si no fuera asi.
Después de un momento, retiró su miembro, de tu coño y te alzó por la cintura para colocarte en el tocador y evitar que cayeras al suelo.
"Gracias", susurraste, mirándolo a través de tus pestañas. Luego mordiste tu labio al sentir como su semilla se deslizaba lentamente fuera de tu coño.
Él también se percató, y soltando un gemido satisfecho, abrio ligeramente tus piernas para recoger parte de su semen con el dedo, empujándolo nuevamente dentro de tu coño. "Te portaste tan bien, chiquita", dijo, volviendo a ser tierno, acariciando tu cabello, mimando tu frágil figura y mirandote profundamente.
Te derretiste ante sus delicadas acciones. "¿Es un buen momento para decir que me gustas?"
Enzo se rió con ternura. "Es un buen momento, si. Y vos también me gustas."
"Pero dijiste que era muy joven" le recordaste, pasando tu mano por su cabello ligeramente transpirado
Él suspiró, desviando la mirada nerviosamente por un momento antes de regresar a vos "Sí, porque es verdad, pero si a vos no te va a molestar verme con un baston en un par de años lo podemos hacer funcionar...", se encogió los hombros, reprimiendo una sonrisa.
No pudiste evitar la risa que broto desde lo mas profundo de tu pecho ante sus palabras tan fantasiosas y alejadas de la realidad "Ah, bueno no voy a tener mucho problema con eso, mientras que te sigan funcionando las caderas" dijiste con una sonrisa socarrona.
Antes de que pudiera terminar de abrir la boca para decir algun otro chiste malo, tus brazos se envolvieron al rededor de su cuello y lo empujaste hacia vos, uniendolos en un suave beso.
"Me gustas de gustar, en serio..." le dijiste en un susurro, mirandolo a los ojos con sinceridad, Enzo no podia creer lo brillantes que se veia tu mirada.
Sus manos se acercaron a tu rostro, sosteniéndote suavemente, su mirada demostrando todo su aprecio "Ya se, bebé, a mi tambien me gustas de gustar". Dijo con suavidad antes de presionar un pequeño beso en tu frente.
ii.
"¡Corten!" exclamó el director, y sentiste cómo tu corazón se detenia. Mierda, pensaste, con la mente acelerada, ¿qué salió mal esta vez? ¿Fue el beso o las manos en el pelo? Capaz no le gusto la forma en la que estaban encuadrados...
Sin embargo, el director se acercó a Enzo y a vos y soltó un grito de deleite para nada característico de su persona. "Perfecto", dijo simplemente, bordeando lo catatónico por lo satisfecho que estaba.
Tus hombros se relajaron con alivio, y te inclinaste hacia Enzo, quien sutilmente acariciaba tus muslos. "¿Ya terminamos?" preguntaste, sin aliento de la emoción.
El director asintió. "Fue increible, eléctrico, necesitado y apasionado, muy, muy apasionado", continuó con un suspiro, juntando las manos con fuerza. "Ustedes dos son de los actores más increíbles con los que he trabajado; tienen un talento asombroso, fueron tan convincentes que por un momento pense que realmente habian mantenido relaciones sexuales". dijo seguido de una carcajada
Sonreíste con satisfacción ante sus palabras, pero no sin echarle un vistazo a Enzo, compartiendo una mirada complice tratando de mantener tu expresión contenta y neutral, y no delatarte al recordar los eventos de la otra noche.
Mientras el director divagaba sobre la obra maestra que sería la película, Enzo te siguió fuera del set, murmurando bajito en tu oído, "Al final la práctica sí hace al maestro".
2K notes · View notes
hnwaltz · 2 years
Text
Tumblr media
0 notes
eduardoskipper · 2 years
Text
Tumblr media
1 note · View note
mypepemateosus · 2 years
Text
Tumblr media
1 note · View note
landograndprix · 5 months
Text
「Feel the magic ๛ l.n」
part xii
✧.* triple header, triple podiums, and triple the love.
✧.* quick little filler before it kicks off. Foreshadowing? Maybe. More insight in the y/nlando household? Yes 🥰 getting to know girlie even better? Yes ❤️this is a psa for the people who wanted to be on my taglist but never got tagged, i didn't forget or ignore you, I simply am unable to tag you and therefore removed you from the list feel free to ask me again so I can take a look at it. Taglist is open Love ya ❤️
✧.* prev part - next part
➽────────────────────────❥
Tumblr media
➽────────────────────────❥
Tumblr media
➽────────────────────────❥
mclaren
Tumblr media
liked by yourmumsuser, maxfewtrell and 253,678 others
mclaren front row locked in once again!
#imolagp
tagged: landonorris, y/nusername
view all 472 comments
mcpapaya this team!!!! 🧡
johnson87 them sharing the sheets really works out for us fans huh
bott_ass you're so real for this
norry4 that's my team y'all 😭
sharllekler girlie really said I'm in a good mood, let me give my man a tow and then proceeded to take his pole away 😭
norrizz gotta keep him on his toes :')
marcusklein she's gonna make it up to him tonight
lanlan 🕯 lando p1 🕯
maxfewtrell absolutely mental!
teampapaya HAPPY MCLAREN WEEK 🧡🧡
y/nloveee can't wait to see my girl pull a max verstappen and win her 4th wdc halfway the season 🥰
ohnomeshoes no joke, bagging y/n might just be the best thing to happen to lando, man's is killing it on all fields!!
➽────────────────────────❥
Tumblr media
➽────────────────────────❥
y/nusername
Tumblr media
liked by cecilemoulin, riabish and 672,652 others
y/nusername fam fam ❤️
tagged: landonorris
view all 1,231 comments
hamilt44n once in a while y/n posts one of these fam fam posts and every time there's a new addition 😭
norrizz a new cat, dog and boyfriend 😂
yukisan I wanna live with you guys, pls, I know I'd be spoiled rotten
y/ngirlie bestie you're such a mom
alex_albon you're going to end up with more pets than us..
norry4 lando being accepted as a part of the family, my boy promoted to dad and step dad 🥺
cecilemoulin something tells me lando did not know about the goodest little doggie 😍
y/nusername unplanned parenthood
y/nlandooo girl stop, what's next, a goat? 😂
bobnorriz she already got a goat back at her parents house, two horses and one fucking duck 💀
y/nusername they didn't fit in my place here in Monaco unfortunately :(
bobnorriz girl get a farm 😅
carlandooo wait so you really adopted a cat back in Spain lmao
landonorris I'll find a cow in the living room next week
y/nusername don't give me ideas
➽────────────────────────❥
Tumblr media
➽────────────────────────❥
Tumblr media
➽────────────────────────❥
y/nusername posted to their story
Tumblr media
➽────────────────────────❥
y/nusername
Tumblr media
liked by landonorris, pierregasly and 789,672 others
y/nusername España, un hogar lejos de casa ☀
tagged: landonorris, maxfewtrell, cecilemoulin
view all 1,212 comments
mrsnorris 'home far away from home' and for what reason? Oh that's right..Carlos..🥴
chilisainz okay bestie, let's put you to bed..okay? You're talking shit again.
norrizz honestly, it's been a while since we last saw you..how have you been my love? Enjoying every single piece of y/nlando content we've had so far? 🥰
yukisan okaaay but that food looks amazing 😭
teamnotrell bunch of cuties enjoying their few days off :)
landonorris can't believe max got a girlfriend
maxfewtrell okay mate..
cecilemoulin I'm getting paid for this
maxfewtrell you're always bullying me and for what?
y/nusername I've got your back babes ❤️
maxfewtrell thank you ❤️
charles16 lando, y/n and Cecile podium this week? 👀
norry4 I love this little group of gremlins <3
landonorris love you muppet ❤️
➽────────────────────────❥
Tumblr media
➽────────────────────────❥
Feel the magic taglist: @celesteblack08 @mrsmaybank13 @cha-hot @judesgfirl @roseseraj @kissesandmartinis @jpg3 @amulhermaisfelizdomundo @marialovesf1 @silkenthusiasts @luvrrish @laneyspaulding19 @emily-b @buckybarnessweetheart @strawberrychita @iifloweringnightsii @buendiabebeta @babyvinnie @mishaandthebrits @hockeyboysarehot @ironmaiden1313 @justdreamersdream @dreamsarebig @angelfreckless
Lando taglist: @beatricemiruna @simp-for-fictional-people @landossainz @christianpulisic10
Everything taglist; @thomaslefteyebrow @hopefulinlove @smoothopz @honethatty12 @cixrosie @parkersmjs @ireadthensuetheauthors @celestialams @be-your-coffee-pot @heli991113 @kodzuvk @reality-is-a-con @80sloverry @bibissparkles @myescapefromthislife @lanando4 @elliegrey2803 @ravisinghs-wife @harrysdimple05 @minkyungseokie
701 notes · View notes
imninahchan · 18 days
Text
Tumblr media Tumblr media
𓏲 ๋࣭ ࣪ ˖ 𐙚 ⌜ 𝐀𝐕𝐈𝐒𝐎𝐒: 3some, swann!namoradinho, enzo!fotógrafo, fetiche por foto como chama não sei, bebida alcoólica, cigarro (não fumem!), dirty talk (elogios, dumbification e degradação tudo junto) oral e masturbação fem, tapinhas, masturbação masc, sexo sem proteção (proibido entre as sócias desse blog). Termos em francês ou espanhol — petit poète (pequeno poeta), merci (obrigada), pour la muse (para a musa), Sé que más tarde suplicarás por mí, nena, tan lejos que tu gringo no oye (sei que vai implorar por mim mais tarde, nena, tão longe que o seu gringo não ouve), Eres una perra, lo sé (você é uma cadela, eu sei)⁞ ♡ ̆̈ ꒰ 𝑵𝑶𝑻𝑨𝑺 𝑫𝑨 𝑨𝑼𝑻𝑶𝑹𝑨 ꒱ colidindo dois mundos diferentes das girls ─ Ꮺ !
Tumblr media Tumblr media
⠀⠀ ⠀⠀
⠀⠀
⠀⠀ ⠀⠀ ⠀⠀ ⠀⠀ ⠀ ⠀⠀ ───── 𓍢ִ໋🀦
Tumblr media
VOCÊ NUNCA DUVIDOU DO TALENTO DE ENZO nem por um segundo. Aqui, finalmente apreciando a exposição, seus olhos se enchem ao ver o resultado de tantas horas frente às lentes dele naquele estúdio. Se vê maravilhada com a perspectiva artística do uruguaio, na forma sensível com que te captou. Os seus pezinhos no chão de madeira do apartamento dele. Os seus joelhos manchados de tinta esgueirando por baixo da barra do vestido. O seu olhar perdido, sentada na otomana vintage ao piano, os fios de cabelo bagunçados, na sala da sua casa mesmo. É de uma satisfação enorme se enxergar pelos olhos dele quando a visão é fascinante o suficiente pra beijar o seu ego. É como ler poesia, e não ser o poeta enfim, mas o poema.
“Para o nosso petit poète!”, Swann saúda, servindo a taça do Vogrincic. Champanhe escorre pela garrafa de marca chique, recém-aberta. Já é a segunda rodada de espumante e comemorações, se contar o festejo de taças e elogios cordiais durante a exibição mais cedo. Agora, um pouco mais intimista, só vocês três no conforto da decoração boho maximalista da casa. Merci, Enzo arrisca na língua local, espalmando a mão no peito, por cima da camisa social, e com aquele olhar agradecido. “Pour la muse”, Swann te serve, com um sorriso, e você faz charme, balançando os ombros.
A garrafa retorna para o balde com gelo. O francês puxa do bolso do blazer o maço de cigarro e saca um, guardando o resto. Risca o isqueiro, acende. Depois do primeiro trago, prossegue, “Foi um sucesso. Definitivamente.”, embora o artista latino pareça mais humilde. “Amanhã você vai estar no Le Monde, no Le Parisien, todos os jornais… Todos aqueles críticos de nariz empinadinho pareciam maravilhados.”
Enzo faz que não, com certeza ainda incrédulo após um dia inteirinho nas nuvens. “Obrigada pela oportunidade, é a minha primeira exposição assim, numa galeria fora do Uruguai”, explica, “e mostrar o meu trabalho junto com artistas incríveis é… Uma honra. De verdade.”, os olhinhos castanhos brilham. 
Swann não quer levar as flores sozinho, te oferece um olhar de canto de olho, “Tem é que agradecer a ela”, lembra, “está apaixonada pelas suas lentes.”
O uruguaio te mira com doçura, “claro”, diz. Pega na sua mão, trazendo à meia altura, “não poderia deixar de agradecer à minha musa”, e beija, “a maior arte dessa noite era você, nena.”
Você se exibe mais diante o elogio, pomposa. Já sente as bochechas queimando de tanto sorrisos fáceis, tanto regozijo, mas mantém a pose de diva, o que não falha em fazê-los rir. “Sempre quis ser musa”, conta, ajeitando os cabelos, de queixo erguido, “quando eu conheci o Swann, ele já estava trabalhando na galeria, não pintava mais”, os beicinhos crispam, numa adorável tristeza teatral, “ainda bem que a sua câmera me encontrou, Enzo.”
“Impossível não te encontrar quando se destaca tanto”, o tom dele se torna ainda mais terno, “não precisei de muito esforço, só tive olhos pra ti desde o começo”. Leva a taça à boca, prova um gole, “Acho que morreria de ciúmes se você fosse minha”, os dedos correm pelos lábios recolhendo a umidade, enquanto os olhos retornam para a figura grisalha no ambiente. 
Não, ele não sente ciúmes, é você que rebate primeiro, com bom humor, ele é francês. Swann ri, sopra a fumaça na direção do quintal, a porta de vidro aberta. Descansa o braço nos seus ombros, “E não posso ser tão egoísta ao ponto de ficar com uma obra-prima dessa só pra mim, não é?”
Você toma nos dedos o cigarro da boca dele, oui, mon amour, e traga. Enzo te observa puxando a fumaça, o seu batom vermelho marcando o pito. Nota, também, a maneira com que o Arlaud te contempla — os olhos azuis banhados a afeto, cintilantes. Tão rendido, tão vassalo. Não o julga, entretanto. Enquanto te eternizava nas imagens, com certeza deve ter te mirado com a mesma significância. 
“Não acha, Enzo?”, o eco da voz caramelada do outro homem desperta o fotógrafo, ao que murmura hm?, molhando a garganta mais uma vez para escutá-lo. “Quer dizer, olha só pra ela… me apaixonei na primeira vez em que a vi”, Swann confessa. Vai chegando com o rosto mais perto de ti, revelando, “...tão bonita, saindo do mar. Pele salgada. Parecia o nascimento de Vênus, ali na minha frente”, até recostar a ponta do nariz na sua bochecha, rindo quando você ri também, vaidosa. “Não dá vontade de beijá-la?”, a pergunta tem ouvinte certo. Os olhos claros voltando-se para os castanhos. “Eu sei que teve vontade de beijá-la em algum momento durante as sessões. Não precisa mentir.”
Em outro momento, talvez com pessoas diferentes, Enzo não se sentiria tão à vontade feito está agora. É que a energia entre vocês três é singular, entenda. Desde o primeiro momento que conheceu o uruguaio, a sua atração física e pelo cérebro de artista dele foi perceptível — além de mútua. E Swann, ele é francês, e são um casal que foge o tradicional, que experimentam. Não é uma ameaça pra ele saber que um homem te deseja. Na verdade, dá ainda mais tesão. 
Enzo pega o cigarro dentre os seus dedos, leva à própria boca. Traga. A fumaça escapa, nubla a face de traços fortes de uma forma cativante, quase que sensual. “É”, admite em voz alta, “tive vontade de beijá-la… tocá-la… diversas vezes desde que a conheci”, está com o foco das íris castanhas nos seus lábios, “aliás, tô sentindo agora.”
O sorrisinho de satisfação estampado na sua cara é inevitável. 
Swann recolhe o pito de volta para si, das mãos de um latino totalmente indiferente ao tabaco, preso à sua figura. Enquanto traga, a voz do francês soa como um demoniozinho nos ombros do outro homem, encorajando, então, beija, como se a solução fosse a mais simplória do mundo. 
O Vogrincic assiste a sua mão espalmar no peito dele; os anéis dourados, as unhas num tom terroso. Você mergulha os dedos entre os botões defeitos da camisa social dele para capturar pingente da correntinha. O olha. Aquela carinha de quem tá querendo muito ser tomada nos braços, devorada. Uma ânsia à qual ele não te nega. 
Pega na sua nuca, a palma quente conquistando espaço. Firme. Fica mais fácil te conduzir para mais perto, trazer o seu corpo pra colar no dele. Encaixar, invadir, sorver. Sente o gosto do espumante, o pontinho amargo do cigarro na sua língua. Um ósculo intenso, diferente do que está acostumada. É puramente carnal, desejoso. Parece que quer te engolir, verga a sua coluna um bocadinho, sobrepondo o próprio corpo por cima. Estalado, e profundo. Cheio de apetite. A taça por pouco não cai dos seus dedos. 
Quando se aparta, é porque o peito queima de vontade de respirar. Ofegam, ambos. A visão dos lábios dele até inchadinhos, avermelhados pelo seu batom, é alucinante. O uruguaio nem se dá ao trabalho de limpar as manchinhas rubras, como quem sabe que a bagunça ainda vai ser maior.
Swann apanha a taça da sua mão para entornar um gole. Ri, soprado. Bom, não é? A pergunta faz o Vogrincic se perder, outra vez, no deslumbre da sua figura. Um olhar de fome, daqueles que precedem o próximo bote. Vê o francês estalar um beijo na sua bochecha, bem humorado, e depois ir descendo pelo seu pescoço. A forma com que segura na sua nuca, guia a sua boca até a dele. Faz o uruguaio sentir um tiquinho de ciúmes, sabe? Mesmo que tenha plena consciência de que não teria justificativas pra esse tipo de sentimento. Já era de se esperar um nível aflorado de intimidade entre você e o seu homem. O roçar da pontinha dos narizes, o mordiscar implicante que ele deixa nos seus lábios, rindo, feito um menino apaixonado, não deveria surpreender o fotógrafo. Mas surpreende. Instiga. Esquenta. 
Enzo traga o pito pela última vez antes de se apressar pra apagá-lo no cinzeiro da mesinha de centro e soprar a fumaça no ar. Ávido, as mãos viajando em direção ao seu corpo — uma firme na sua cintura, e a outra ameaçando tomar o posto na nuca. Swann o interrompe, um toque contendo o ombro e a proximidade de um certo latino com muita sede ao pote. “Aprecia, mas não se acostuma”, avisa, com um sorriso, “tem que tratá-la muito bem pra fazê-la te querer de novo.”
Enzo te olha, analisa. Parece que as palavras estão paradinhas na ponta da língua, porém as engole, prefere te beijar novamente, te tocar novamente. Afinco. Te domina, mostra soberania com o corpo pesando sobre o teu. Você cambaleia, abalada por tamanha intensidade, as costas se apoiam no peito do Arlaud. 
Os beijos escorregam pelo seu pescoço, desenham o decote da sua blusa, por cima do tecido, descendo até a barriga. É crível que vai se ajoelhar, porém acaba tomando outro rumo, retornando com o foco pro seu rosto. “Vou deixar o seu homem te chupar”, diz, com uma marra tão palpável que um sorriso não deixa aparecer nos seus lábios, “porque eu sempre morri de vontade de saber como era meter em ti”, e oferece um olhar ao francês, “deixa a sua mulher molhadinha pra mim?”
Tipo, a construção da frase, a entonação, os trejeitos do uruguaio; tudo faz soar como uma provocação. E, de fato, é. Um homem como Enzo não sabe amar mais de uma vez e muito menos partilhar esse amor. Mas Swann leva tudo com o bom humor de sempre. Faz um aceno com a cabeça, ajeitando-te para que possa encará-lo. Aquele sorrisinho de dentes pequeninos que você tanto acha um charme. O assiste retirar o blazer, fazendo um suspensezinho, além de dar a entender que vai literalmente ‘colocar a mão na massa’. É engraçado como o seu corpo não abandona o estado de calmaria. Poderia estar com o coração acelerado, o sangue correndo nas veias, por diversos motivos, porém tem tanta certeza de que vai sentir prazer ao máximo que não anseia por acelerar nada. 
Swann te conhece muito bem. Cada detalhezinho na sua pele, cada região erógena, cada fio de cabelo que nasce por mais fininho e imperceptível. É um artista que aperfeiçoa a sua arte — dedica tempo, esforço, e não se importa com a bagunça molhada ou com a língua dormente. Antes de se ajoelhar, pede, com ternura, “um beijinho?”, para selar a boca na sua, rapidinho. E afrouxa as mangas da blusa, uma das suas mãos apoiando-se na mesa enquanto a outra mergulha os dedos entre os fios grisalhos à medida que a cabeça dele está na altura da sua virilha. Te liberta da saia longa, da peça íntima, apoia aqui, colocando a sua perna pra repousar sobre o ombro dele. 
Corre as mãos pelo interior das suas coxas, sem pressa. A boca deixa um chupãozinho no seu joelho, mordisca. É louco como ele sabe até o quão forte tem que ser o tapa na sua buceta pra te fazer vibrar e quase perder o equilíbrio. Sorri, sacana, calminha, meu bem, e ainda tem a pachorra de murmurar, é só um tapinha. 
Você até cerra os olhos, prende o lábio inferior entre os dentes praticamente sem notar. O seu corpo se contorce sob o toque, é natural. Swann percorre o dedo de cima a baixo, se mela todinho na umidade que ali já tem, e não vai desistir até que exista muito mais. 
Contorna o seu pontinho doce, te arrancando um suspiro dengoso. Leva o olhar pra ti, “vai gemer manhosinha pra ele ouvir, vai?”, quer saber, “Tem que manter a pose, divina. Não pode mostrar que derrete todinha nas minhas mãos”. Você apenas escuta a conversa suja, já perdida demais no deleite do carinho que recebe, e pior, na visão de acompanhar Enzo se sentando no sofá, com os botões da camisa social desfeitos, e a mão dentro da calça. Aham, é tudo que murmura, alheia. A carícia concentra no clitóris, o dedo circulando mais rápido, mais forte, que a onda de prazer te faz arrepiar dos pés à cabeça. Boquiaberta, por pouco sem babar pelo canto. Swann, você chama, manhosa, me chupa. E ele sorri mais, a língua beira nos dentes de baixo, brincando com a sua sanidade quando só mostra o que tem pra oferecer e demora a te dar o que quer. 
Mas quando te mama, de fato, porra… Chega a ver estrelas, os olhinhos revirando. Ainda bem que aperta os fios dos cabelos dele nas palmas, pois, aí, tem algo pra descontar o nó delicioso que sente no ventre. Quer fechar as pernas, involuntária, no entanto o homem te mantém, faminto, sugando a carne inchadinha. Passa os dentes pelo seu monte de vênus, dois dedos nadando por entre as dobrinhas quentes, ensaiando, parece, até afundar lá dentro e fundo, fundo. Você chia, preenchida na hora certa, na medida certa, pra se sentir conquistada, excitada. Encara Enzo, pornográfica com as expressões faciais, como se quisesse instigar uma prévia do que ele vai provar posteriormente. 
Os lábios de Swann até estalam, tudo tão ensopadinho que escutar a umidade do ato contribui ainda mais pro seu regozijo. O francês bate a palma da mão na sua bucetinha, esquenta a região, antes de voltar a chupar o seu pontinho. A língua dança pra cá e pra lá, também, tão rapidinha, habilidosa. Ai, você chega a sentir uma inquietação, balança os ombros, se contrai, espreguiça. Mas ele quer estar olhando nos seus olhos quando te fizer gozar, porque deixa só os dedos lá e ergue o queixo pra encontrar os seus olhos. As íris azuis brilham, um marzinho cheio e cintilante no qual é fácil querer se afogar. Os cabelos grisalhos estão bagunçadinhos, os lábios finos reluzindo de babadinhos. “Goza pra mim, meu amor”, a voz ecoa numa doçura tamanha, caramelada e derretida feito o seu doce preferido, “quero te beber, você é tão gostosa. Quero chupar você até não sobrar uma gotinha, hm? Vem pra mim, vem. Ver esse seu rostinho de choro quando goza, bobinha, docinha… Daria um quadro e tanto essa sua carinha de puta. Hm?”, e fica difícil resistir. Quer dizer, se entrega sem nem mesmo tentar resistir. É possuída pela ondinha elétrica que percorre seu corpo todinho, eriça os pelinhos e te faz gemer igualzinho uma puta. 
Tremendo, frágil. Quanto mais a boca suga a buceta dolorida, mais você se contorce, mais choraminga. Os olhinhos até marejam, o peito queima, ofegante. 
Quando satisfeito, o homem se põe de pé. Nem se dá ao trabalho pra limpar o rosto melado, sorrindo largo, mas sem mostrar os dentes. Você envolve o braço ao redor do pescoço dele, só pra se escorar enquanto recupera-se, os olhos ardendo sobre a figura do latino masturbando-se no sofá. “Vai lá nele”, Swann encoraja, tocando o canto do seu rosto. Beija a sua bochecha, ganha os seus lábios assim que você mesma vira a face pra alcançá-lo. A saliva misturando com o seu melzinho, um gostinho obsceno. A língua dele empurrando a sua, ao passo que o maldito sorriso canalha não abandona o rosto estrangeiro. 
Ao caminhar sobre os próprios pés, dona de si outra vez, Enzo está com a mão erguida na sua direção. Os dedinhos inquietos até que possam apertar a sua coxa. Vou montar você, é o que diz, num fiozinho de voz, se acomodando sentadinha no colo do fotógrafo. Sustenta-se nos ombros masculinos, alinha-se pra engolir tudo — está babadinha o suficiente pra ser um deslize só. 
O uruguaio suspira, completamente no seu interior, até o talo. Embaladinho lá, no calor divino, delirante. As mãos cravam nas suas nádegas, está pulsando dentro de ti, domado. “Acabou de tirar a buceta da boca dele pra vir sentar no meu pau…”, observa o seu rebolar lento, a maneira jeitosa com que se equilibra bem, não perde nem por um centímetro que seja, “jamais deixaria a minha garota sentar em outro pau senão o meu.”
Então, ainda bem que eu não sou sua, é o que você sussurra. Chega com o rosto perto do dele, a pontinha do nariz resvalando no nariz grande. Enzo aperta o olhar, mascara um sorrisinho. Você sente as unhas dele machucando nas suas nádegas, ele te encara com uma vontade louca de rancar pedaço. Daí, começa a quicar no colo dele, jogando a bunda pra cima no compasso ritmado. Pega nos cabelos negros que se somam, espessos, na nuca alheia, vai me avisar quando for gozar, ordena. É fria com as palavras, mas tentadora, carrega no tom um certo nível de erotismo, que parece deixar Swann orgulhoso, recostado na mesa. Não vou guardar a sua porra porque você não tá merecendo. E o Vogrincic ri na cara do perigo, cheio de si. Abusa da língua materna pra murmurar, “Sé que más tarde suplicarás por mí, nena, tan lejos que tu gringo no oye.”, porque sabe que o francês não vai nem sacar uma palavra que seja, mas você sim, “Não me engana. Eres una perra, lo sé.”
Você maltrata os fios dele entre a mão, como um sinal para que ele pare de falar em espanhol, soltando essas frases riscosas, sujas. Mas Enzo não te compra, não engole essa marra toda. “Faz o que quiser, musa”, fala só por falar, pois o outro escuta, quando quer dizer exatamente o contrário. A rebeldia te excita, faz acelerar os movimentos, torturá-lo com mais intensidade. Lê no jeitinho que ele retesa os músculos da coxa, no ar se prendendo nos pulmões que está logo na beirada, próximo de jorrar. Não o perdoa, não permite que o desejo mais lascivo dele se torne realidade hoje. Finaliza o homem nas palmas das suas mãos, ordenhando o pau duro, meladinho, até que a porra morna atinja as suas coxas, respingue na sua blusa. 
Enzo respira com dificuldade, pela boca. Cerra os olhos com força, parece irritadinho, indignado — uma reação que te deixa com água na boca. Se inclina pra pertinho do ouvido dele, adocica a voz, perigosa, se quer brincar, tem que aprender a respeitar as regras do jogo, okay, bonitinho? 
202 notes · View notes
olee · 3 months
Text
Fina | Enzo Vogrincic
Tumblr media
*3000 words (me inspiré) & mini s*x scene
Corrías con desesperación por el bullicioso aeropuerto, el eco de tus pasos resonando en los pasillos abarrotados. El tiempo apremiaba, y tu corazón latía al ritmo frenético de la prisa. El billete se aferraba en tu mano, como un talismán que te conectaba con tu destino. "¡Espera! ¡Ya voy!" gritabas, entre jadeos, mientras sorteabas a la multitud con determinación.
El reloj avanzaba implacablemente mientras te abrías paso entre la maraña de viajeros. Las luces parpadeaban sobre las pantallas indicadoras de vuelos, recordándote cada segundo que se escapaba. Al llegar al gate, una sensación de alivio temporal te invadió, pero rápidamente se desvaneció al notar que el área estaba desierta, como un escenario abandonado después de la función.
Te dirigiste apresuradamente hacia el empleado de la aerolínea, tu aliento agitado y la esperanza titilando en tus ojos. "Tengo un vuelo a Madrid ahora, por favor, dime que he llegado a tiempo", imploraste, con la voz entrecortada. El empleado, con un gesto comprensivo, te miró con seriedad y dijo: "Señorita, el vuelo se fue hace diez minutos".
Un nudo se formó en tu estómago, pero no te diste por vencida. Con determinación, preguntaste sobre cualquier opción disponible. "¿Hay algún otro vuelo a Madrid pronto?" El empleado, consultando la pantalla con un semblante compasivo, respondió que el próximo vuelo no sería hasta dentro de 15 horas. Asentiste con resignación, consciente de que el tiempo ya no estaba de tu lado.
Entonces, con la mente fija en tu compromiso ineludible, mencionaste la reunión crucial con la agencia de producción. "Tengo una reunión muy importante en Madrid. Aceptarán mi guión para una obra de teatro, y no puedo perder esta oportunidad", le expresaste al empleado, esperando encontrar alguna solución. El hombre tras el mostrador comprendió la urgencia en tu voz y te informó sobre la posibilidad de esperar.
Te refugiaste en un acogedor café ubicado en algún rincón del aeropuerto de Londres. El aroma del café recién hecho flotaba en el aire, pero tus sentidos estaban inmersos en la música melancólica de Guitarricadelafuente que fluía a través de tus audífonos. Con gestos automáticos, conectaste tu celular para cargarlo, buscando consuelo en las notas de tu artista favorito.
Sin previo aviso, una lágrima solitaria escapó de tus ojos, una expresión palpable de la desesperación que te embargaba por haber perdido el vuelo. La música parecía resonar en sintonía con tus emociones, como si Guitarricadelafuente compartiera tu dolor a través de sus cuerdas y melodías. Mientras las lágrimas seguían su curso, te sumergiste en un mar de pensamientos, contemplando el giro imprevisto que había tomado tu día.
Con resignación, extrajiste el guión de tu bolsa, sosteniéndolo entre tus manos temblorosas. El papel, ahora manchado por las lágrimas, representaba más que un simple texto; era la culminación de tus esfuerzos y sueños. Te encontrabas en una ciudad ajena, lejos de casa, y la realidad de estar varada por 15 horas en Londres se apoderaba de ti.
Las palabras del guionero, antes tan llenas de promesas, se volvían borrosas a través de tus lágrimas. De repente, te sentías como una niña de cinco años que había perdido su globo de cumpleaños, la tristeza reflejada en tus ojos y en cada línea de tu rostro. La ironía de la situación no pasaba desapercibida, y una mezcla de frustración y vulnerabilidad te envolvía mientras te aferrabas al guión como a un salvavidas en medio de la tormenta.
Sumida en la tristeza de tus pensamientos, te diste cuenta de repente de una mano amable que se acercaba a tu rostro con una servilleta. Entre la neblina de lágrimas, apenas pudiste vislumbrar la acción generosa de un desconocido que, con empatía, te ofrecía un medio para secar tus ojos. Agradecida por el gesto, aceptaste la servilleta sin poder identificar a la persona detrás de ella.
La bondadosa presencia a tu lado pasó desapercibida hasta que lograste controlar las lágrimas lo suficiente como para ver a quien te había brindado consuelo. Descubriste que había estado sentado junto a ti durante un buen rato, observando silenciosamente tu situación con comprensión. Sorprendida por su amabilidad, solo lograste articular un simple "thanks", incapaz de distinguir completamente sus rasgos.
En un giro inesperado, el hombre respondió en español. "De nada, yo espero que todo se recupere", dijo con una sonrisa tranquilizadora. Al levantar la mirada para agradecerle debidamente, te encontraste con la visión de un hombre extraordinariamente atractivo. Su piel canela destacaba bajo la luz del café, su cabello despeinado le daba un aire casual y sus ojos, de un caramelo puro, irradiaban calidez y comprensión.
Aunque te sentías vulnerable y con el corazón aún apretado por la situación, la presencia reconfortante de este hombre te hizo sentir un atisbo de consuelo. No sabías exactamente cómo reaccionar ante su belleza, pero la curiosidad y la necesidad de conexión humana te impulsaron a romper el silencio. "¿Hablas español?" preguntaste, con la esperanza de que la respuesta fuera afirmativa. El hombre sonrió y respondió con una risa contagiosa, "Creo que sí".
A pesar de la tormenta de pensamientos que te asaltaba, la visión de este joven que parecía salido de tus sueños generó un apretón en tu corazón. Sin embargo, la realidad chocó contra la fantasía cuando notaste que llevaba una sudadera y tenis Nike, una imagen más casual y terrenal que la que habías imaginado.
El chico, notando tu evidente perturbación, rompió el hielo al expresar su intriga ante la combinación de un guión en tus manos y lágrimas en tus ojos, “No te conozco, pero al ver que tienes un guión en mano y estás llorando, ahora estoy muy intrigado por lo que te ha pasado," dijo el chico guapo con una mezcla de curiosidad y empatía en su voz. Te sumiste en un silencio momentáneo, tratando de procesar la situación y, al mismo tiempo, preguntándote si este encuentro era producto de tu imaginación o si realmente estabas frente a alguien especial.
Finalmente, el chico reveló ser actor y confesó su amor por el teatro, aunque actualmente se encontraba inmerso en proyectos cinematográficos. La conexión con el mundo del teatro hizo que tus ojos se iluminaran con un atisbo de reconocimiento, y una sospecha empezó a formarse en tu mente.
Con un tono casual, le preguntaste: "¿Espera! ¿Tú eres Enzo, Enzo Vogrincic? ¿De 'La Sociedad de la Nieve'?" La confirmación en su expresión te dejó boquiabierta. "Ese mismo", respondió con una sonrisa, añadiendo con humor, "desde hace tiempo no veía a alguien tardarse tanto en reconocerme". Tu corazón latía con emoción mientras intentabas procesar la realidad de tener a un actor reconocido a tu lado.
Con entusiasmo, le confesaste: "Es que... ya he conocido a tantos actores que me da igual, pero... yo amé tu actuación y las otras obras que has hecho en Montevideo, es que amé".
Enzo, aún intrigado, te agradeció con sinceridad. "Gracias, escuchar esto me da más ánimo en hacer lo que hago," expresó con una sonrisa genuina. Sin embargo, no dejó que el agradecimiento se interpusiera en su deseo de conocer más sobre tu historia.
"Pero… no cambiemos el tema, ¿por qué estabas llorando? ¿Eres actriz o…?" preguntó con un gesto de interés. Tomaste un momento para recobrar la compostura y compartir parte de tu vida con este actor que, de alguna manera, se había convertido en un confidente inesperado.
"Soy prácticamente guionista, y me gusta escribir tragedias, dramas y todo lo Lorca," comenzaste a explicar, revelando tu pasión por la escritura teatral. "Pero últimamente no he tenido la suerte, y ahora que tengo una gran oportunidad en Madrid, el vuelo acaba de irse, y pues…" La frustración y la tristeza se reflejaban en tus ojos mientras compartías la historia de tu día caótico, sintiendo que Enzo podría entender el peso de tus aspiraciones y desafíos creativos.
"Qué horrible, pues no estás sola, porque yo también perdí el vuelo para Madrid," compartió Enzo, revelando un inesperado giro en su propia situación. Tus ojos se abrieron con sorpresa ante la revelación. "No jodas?" respondiste, dejando escapar tu incredulidad. Enzo rió ante tu reacción y, con un tono resignado, comentó: "Así es la vida". La ironía de la situación resonó en la conversación, creando un lazo instantáneo basado en las coincidencias y desafíos compartidos.
Después de pasar varias horas inmersos en el café, tú y Enzo continuaban deleitándose en una charla apasionada sobre el teatro y todo lo relacionado con sus amores creativos. El tiempo parecía volar mientras compartían anécdotas, descubrían similitudes en sus carreras y exploraban sus visiones artísticas.
A medida que la conversación fluía, el reloj recordó que era casi la hora del almuerzo. Enzo, con una sonrisa, sugirió: "¿Qué te parece si nos damos un respiro y vamos por unas hamburguesas?" La idea resonó contigo, y juntos se dirigieron a un lugar cercano para disfrutar de un almuerzo casual y reconfortante.
Después de saciar el apetito, la tarde avanzaba y la diversión no se detenía. Enzo, con su sentido del humor intacto, los condujo a un bar cercano. Cómicamente, se dirigió al bartender diciendo: "Denos dos cognac, que nos hace bastante falta". La ocurrencia sacó una risa de tu parte mientras observabas la escena con complicidad.
Mirándolo con una sonrisa, bromeaste: "Sabes, se supone que no esté borracha, pero si es así, no me importa".
Entre risas y la atmósfera relajada del bar, tú y Enzo continuaban disfrutando de la compañía mutua. El ambiente festivo se intensificaba a medida que ambos tomaban innecesariamente, sumiéndose en conversaciones que abordaban cualquier tema que se les ocurriera.
En un momento de confianza, decidiste compartir un secreto que habías guardado durante mucho tiempo. "Enzo, te tengo que confesar algo," dijiste, con un tono cómplice. Él, intrigado, respondió con un "Dale, dime".
Toda roja y riéndote, soltaste la confesión: "Yo te re amaba, like cuando saliste en 'La Sociedad de la Nieve', no pude aguantar mi fanatismo y pues, ahora que lo pienso, creo que hasta escribí un fanfiction de ti". La expresión de Enzo era un cóctel de sorpresa y diversión mientras esperaba a escuchar más detalles.
Con una risa nerviosa, Enzo te pregunta: "Y... de qué era ese fanfiction?" Entre risas y complicidad, respondiste, "Eso mejor no lo hablemos pero... ya tú sabe". Enzo, con una sonrisa pícara, te desafió: "Yo no sé, dime tú".
Entre risas y anécdotas compartidas, el tiempo parecía desvanecerse mientras ambos continuaban disfrutando de la velada. Sin embargo, la realidad del horario de su vuelo a Madrid interrumpió la burbuja temporal en la que se encontraban. El intercom anunció que era hora de abordar, generando una pausa en su divertida conversación.
Enzo, con una mirada juguetona, sugirió: "Quédate conmigo, así te sientas al lado mío y charlamos más". Tú, recordando la asignación de asientos, expresaste tu preocupación: "Pero, el asiento está designado". Sin embargo, Enzo, con confianza, respondió: "Eso me lo dejas a mí". Ante su propuesta, no pudiste evitar sonreír y ceder: "Pues, ¡vale!"
Al entrar al avión, Enzo abordó con confianza y se dirigió a una de las azafatas. "Perdona, pero hubo un error con los asientos, ella se supone que esté al lado mío, además que es my fiancé," dijo con una sonrisa juguetona, dejándote boquiabierta y bastante ruborizada. La declaración tomó por sorpresa a la azafata, quien, a pesar de la confusión, asintió amablemente y te acompañó hasta el asiento asignado al lado de Enzo.
Mientras te acomodabas, una mezcla de asombro y nerviosismo se reflejaba en tu rostro. Enzo, con su actitud desenfadada y una chispa de complicidad, te guiñó un ojo antes de sentarse a tu lado.
Al sentarte, no pudiste evitar comentarle a Enzo: "Estás demente, ¿cómo que fiancé?" Él te miró con una sonrisa pícara y respondió: "Ay mira, estos son cosas que pasan, y además esto, ehh..." Tratando de mantener la compostura, le interrumpiste: "Mira, ya, que estás re tomado, que ni sé de qué estamos hablando."
Él, con un tono cómico y sarcástico, te dijo: "De que eres mi fiancé y punto." En respuesta, le diste un pequeño puño juguetón en el brazo, y Enzo, dramáticamente, exclamó: "Ay, eso dolió." Tú, riendo, le reprochaste: "Ay no seas bobolón."
Ya cómodos en sus asientos, Enzo te mira con la expresión de quien necesita más alcohol, mientras tú le devuelves la mirada con gesto de ya no más. Sin embargo, al pasar una azafata, Enzo, con su característico sentido del humor, le dice: "Perdona, ¿nos podrás traer dos champán? Es que como nos vamos a casar pronto." Tu rostro se torna más rojo de lo que ya estaba ante la inesperada declaración de Enzo.
La azafata, acostumbrada a situaciones peculiares, asiente con una sonrisa y se apresura a cumplir la solicitud. Mientras tanto, Enzo se relaja en su asiento con una expresión de triunfo, mientras tú intentas ocultar tu sorpresa y diversión ante la ocurrencia.
Se tomaron el champán con un "¡Salud!" y el ambiente se llenó de risas y un toque festivo. Sin embargo, a medida que disfrutaban de la bebida, comenzaron a notar que el efecto del alcohol se estaba haciendo más evidente, sumergiéndolos en un estado de relajación profunda. Enzo te mira con complicidad, y con una sonrisa pícara, comenta: "Y de qué era el fanfiction? Es decir, me imagino que era bueno."
Tu rostro refleja una mezcla de pensamiento y vergüenza, y le respondes: "Ay Enzo, por favor, no hablemos de eso, ya te dije que no te voy a contar." Sin embargo, Enzo persiste con curiosidad: "Pero me imagino que fue creativo." Lo miras con incredulidad, como si sus palabras fueran más serias de lo que aparentaban, y le contestas: "Cómo que creativo, I mean, era normal, como una chica empezando sus veintes y todo eso."
La conversación da un giro inesperado cuando Enzo, con sorpresa, pregunta: "Espera, no jodás que… ¿cuántos años tienes?" Lo miras directamente y le respondes con humor: "Bastante mayor, ¿por? ¿Me veo vieja?" Enzo, tratando de explicarse, menciona: "No... es que yo pues, ya sabes que estoy en mis mediados de treinta." Tú, con una sonrisa traviesa, le dices: "Estás bien, ¿o mejor te digo que estás viejo?" Las risas se mezclan con la complicidad, creando un ambiente ligero y divertido mientras continúan su viaje a Madrid.
Después de la conversación sobre el fanfiction, Enzo ya estaba medio dormido, o mejor dicho, parecía cansado o sumido en sus pensamientos. Mientras tanto, sentías la necesidad apremiante de ir al baño. Decidiste levantarte del asiento y dirigirte al baño del avión. Sin embargo, al llegar, te encontraste con una fila larga para el baño de mujeres, y la urgencia no esperaba.
La azafata, al notar tu situación, te tranquilizó diciéndote que podías usar el baño de hombres, ya que estaba vacío en ese momento. Agradecida, aceptaste la oferta y te aventuraste en una larga caminata a través del amplio avión. Al final, encontraste el pequeño baño del avión, donde pudiste aliviarte y refrescarte las manos.
Justo cuando estabas a punto de salir, te diste cuenta de que Enzo estaba a punto de abrir la puerta del baño. Ambos se miraron con asombro, creando un momento de sorpresa compartida. Sin embargo, lo que más te ponía nerviosa era el silencio incómodo que se instaló entre ustedes. Aunque no era incómodo en sí, había una tensión que no podías ignorar.
Tus ojos se encontraron con los de Enzo, sus labios y sus ojos endormecidos brillando en la penumbra del avión. Era como si el tiempo se hubiera detenido por un momento, y la conexión entre ustedes se manifestaba en el silencio compartido. Ambos parecían estar atrapados en la atmósfera íntima del instante, sin palabras pero con una comunicación palpable entre las miradas.
Ligeramente afectada por los efectos del alcohol, observabas cómo el brazo de Enzo estaba recostado en la puerta del baño, como si te invitara a pasar. Sin embargo, te quedaste mirándolo, notando que sus venas sobresalian, un detalle que capturó tu atención de manera inusual.
De repente, Enzo miró a ambos lados y se introdujo al baño contigo, a lo cual respondiste incrédula, diciendo: "Mijo, pero—" Antes de que pudieras terminar la frase, Enzo te agarró de los muslos y te hizo sentar en el mini lavamanos. Te sentías un poco incómoda, sin estar segura de cómo reaccionar, pero permitiste que Enzo guiara la situación.
Él te agarró suavemente del cuello y empezó a besarte apasionadamente, como si ambos tuvieran una sed desesperada de conexión. Respondiste a sus besos de manera igualmente intensa, sumergiéndote en el momento. La pequeña cabina del baño se convirtió en un espacio íntimo donde las emociones y los deseos se expresaban libremente entre ambos, desafiando la lógica del apretado espacio.
Después de tantos besos, Enzo te tocaba apasionadamente por todos lados, más — soltás un suspiro largo y él hace lo mismo, como medio agitado. "Me parece que ya es hora de pegar una cabeceada," te dice. Tú, con cierta preocupación, le tirás, "Pero capaz hay gente esperando afuera, ¿cómo hacemos para salir del baño?" Él te responde con un "Solo tenés que seguirme," agarrándote de la mano. Enzo abre la mini puerta del baño del avión, echa un vistazo a los lados y, medio incómodos pero satisfechos, se encaminan hacia sus asientos.
Al sentarse, tú y Enzo quedan en un largo silencio, procesando todo lo que había pasado en esos largos minutos en el baño del avión. Mientras tanto, Enzo te agarra de la mano y te da un besito en la misma. "(Y/N), me tendrías que pasar tu número de celu, quiero volver a verte," te dice, y tú, ya un poco cansada y recostada en el hombro de Enzo, le respondés, "Cuando aterricemos, te paso mi número," y él asiente con un "Dale."
Fin
Tumblr media
359 notes · View notes
wachi-delectrico · 7 months
Text
Vivo peligrosamente y uso packer sin arnés 😎🤙 (porque no sé adónde damier quedó)
2 notes · View notes
myillicitaffair · 2 months
Text
Strawberries & cigarettes | Esteban Kukuriczka
Tumblr media
Sumario: llamar a tu ex en la mitad de la noche jamás podrá ser buena idea, a menos de que se trate de él, claro.
Advertencias: sexo explícito (+18), masturbación, dirty talking, degradación, cigarrillos y engaños.
Créditos: el fic está basado en la canción de troye sivan y las fotos utilizadas para el collage las saqué de pinterest.
Nota del autor: este mi primer request, gracias por pedirlo, amoor xx
2k words
La ciudad se alza orgullosa frente a mis ojos, los edificios brillando en todo su esplendor. Un limitado arsenal de vehículos se pasea por las calles; desplegada en una silla de mimbre, me pregunto su destino.
¿A dónde se dirigen a las 2 de la mañana?
La bulliciosa metrópoli parece tomarse un respiro a estas horas de la madrugada, logrando, por consiguiente, relajar a los escasos espectadores de su tranquilidad.
Jugueteo con el cigarrillo entre mis dedos, notándolo desperdigarse gracias a la brisa otoñal. Es un mal hábito, lo sé, pero es de los pocos resabios de su presencia que aún conservo, una de las pocas garantías que aseveran su paso por mi vida.
Lo introduzco en mi boca, inhalando el humo profundamente para luego exhalarlo. Degusto sus notas amargas en mis papilas gustativas, como casi saboreando sus labios…
Esteban y yo habíamos terminado en buenos términos; él vivía en capital y yo demasiado lejos, ahí fue cuando descubrimos que la relación a distancia simplemente no funcionaba para nosotros.
Después su carrera como actor despegó, yo senté cabeza con un viejo novio de la infancia- inofensivo, predecible- y en nuestras vidas ya no cabía lugar para el otro. Incluso ahora, cohabitando en la misma ciudad, nuestros rumbos se habían desviado del otro.
Tecleo los números de su teléfono de memoria, grabados a fuego en mi retina.
Soy perfectamente consciente de las horribles consecuencias que mis acciones podrían conllevar, pero nada de eso cobra importancia cuando la línea se interrumpe con su contestación, su voz dormida aguardando al otro lado de la llamada.
“¿Hola?”- Vocifera, ronco y un tanto desorientado.
Mi pulso se desestabiliza al escucharlo hablar luego de tanto tiempo, recordando de golpe los matices en su tono. Me lo imagino tumbado en su recámara, durmiendo en posición fetal, como siempre, la almohada abrazada entre su fuerte contextura.
“¿Tebi, te desperté?”- Mi respuesta se oye torpe ante el nerviosismo. ¡Es la madrugada, claro que lo desperté!
“Nena, ¿sos vos?”- Pregunta, esta vez un tanto más despierto y despabilado.
Aquel viejo apodo se desliza por sus labios sin siquiera notarlo, sin causarle ningún esfuerzo. Sin embargo, a mi me destruye, me obliga a rebobinar el tiempo y fundirme en los agridulces recuerdos.
“¡Si! Perdón que te llame tan tarde”- Me disculpo atropelladamente, de pasada nada más- “Yo se que no hablamos hace meses.”
Me arrepiento de mis palabras en el segundo en el que las formulo, mis miedos se solidifican ante mis ojos; el temor a parecer necesitada, débil, obsesiva incluso.
Más allá de ello, se que fue la decisión correcta. Es en noches como estas, solitarias y sin una estrella parpadeando en el cielo, en que más extraño su luz, la que jamás fallaba en brindar sin pretensiones.
Un par de lagrimas fugaces atentan mis mejillas, derrumbando por completo el sereno revestimiento que tanto me esforcé en construir.
“¿Estás bien? ¿Qué pasó?”- Cuestiona, todo en su actitud delatando una reciente preocupación. Puedo oír el rechinar de las bases de su cama, evidenciando su brusca reacción, la fricción contra las sábanas al enderezar su espalda.
“Si si, pero ¿Podes pasarte por casa?”- Propongo, más temblorosa de lo que me gustaría.
Agradezco el soporte que el asiento me proporciona, tal vez sin este, mis piernas hubiesen cedido ante la ansiedad.
Espero paciente al otro lado de la convocatoria, siendo testigo de su respiración acompasada, como sopesando mis palabras.
“Estoy allá en 15 minutos, máximo.”- Confirma, irguiéndose para emprender camino.
“Esteban”- Llamo su atención, provocando que sus extremidades se aquieten- “Muchas gracias…”
Una sonrisa brota de su expresión, dándole lugar a una leve risa, que escucho desde la quietud de mi balcón. Sin notarlo, mis comisuras imitan su gesto.
“No hay de qué, chiquita, ¡esperame que ya llego!”- Asegura, dando por concluida la comunicación.
Un poco más distendida, permanezco quieta en mi lugar, moviendo mis anestesiados dedos solo para fumar pausadamente.
Una pequeña expectativa comienza a burbujear en mi interior; con la simple idea de volver a estar en su presencia, mi corazón descontrolado golpetea mi caja torácica, como tratando de huir de sus confinamientos.
¿Cuánto tiempo habré permanecido así? Genuinamente, no lo sé, pero lo suficiente para que él arribe.
Mis ensoñaciones se ven interrumpidas por el timbre resonando en mi departamento, generando temblores en toda la superficie.
Salto de mi butaca impacientemente, avanzando con agilidad hasta el recibidor. Del otro lado de la puerta, lo descubro enfrentándome, jugueteando con las llaves entre sus dedos. Sus orbes se pasean por mi persona presurosamente, por lo que autorizo a los propios a hacer lo mismo.
A pesar de nuestro breve tiempo separados, él permaneció prácticamente intocado; su postura relajada, sus cabellos alocados y desparramados en todas direcciones… “tal vez dejó crecerse la barba”, filosofo al chequearlo.
Sin más premeditaciones, me arrojo a sus brazos entreabiertos, los cuales me reciben gustosamente. Escondo mi nariz en su cuello, inhalando aquella familiar fragancia, perdiéndome en su calor corporal engulléndome por completo. Se toma la libertad de posar su pera contra la corona de mi cabeza.
Contra mis propios deseos, me despego de su torso, alejándome levemente para guiarlo adentro. Estiro mi mano, aguardando que la tome para adentrarnos en el living.
Una vez allí, esquivo la pequeña mesa ratona para dirigirlo hacia el sillón, donde se sienta sin mediar palabra.
Allí, parada en la sala de estar, mis pensamientos giran en su torno, envalentonándose con cada segundo que transcurre. Por un impulso indescifrable, me apropincuo a su espacio personal, rompiendo dicha barrera.
Acomodo mis piernas de modo que las suyas queden entre medio, para luego sentarme sobre sus templados muslos, regodeándome en la sensación de su contacto físico. Mi boca busca la suya en un movimiento desesperado, moviendo mis labios contra los suyos con una inesperada urgencia.
Me inunda la decepción al sentirlo separar nuestros rostros. La confusión tiñe su semblante, mientras investiga la escena que se le presenta.
“¿Y tu novio?”- Consulta, penetrándome con el fulgor de su mirada.
Abrazo su nuca entre mis brazos, atrayéndolo nuevamente hacia mí. Una mano se desliza hasta juguetear con el cuello de su remera, señalizando mi deseo de arrancársela.
“No está en casa”- Ronroneo en su oído, serpenteando mis manos por sus hombros con delicadeza- “No pienses en él, amor, concéntrate en mí.”
Comienzo a despilfarrar besos por su cuello, succionando su sensible piel hasta dejar marcas, clavándole los dientes juguetonamente para luego chupar el escozor. Saboreo su colonia en mi lengua y me encuentro adicta a su sabor amaderado, incapaz de separarme. Una necesidad primal se cuece en mi interior al presenciar su tez brillante con mi saliva.
“Esto está mal, nena”- Gime profundamente, echando su cabeza hacia atrás y concediéndome más acceso.
Me cuelo entre nuestras siluetas, acariciando su agitado abdomen, el cual se estremece ante mi toque. Batallo con el botón de su pantalón hasta desabrocharlo, sin parafernalias desciendo el cierre y descanso mi palma en su entrepierna.
“Decime que queres parar y yo lo hago”- Respiro, sobre la ardiente piel de sus hombros. Aún estática sobre su ropa interior.
“Sabes que no te voy a pedir que pares”- Murmura pesadamente, levantando sus caderas hasta rozarse con mis dedos. Evacua un sollozo de alivio.
Como cobrando vida, deslizo mis yemas por su longitud, generando una creciente erección. Masturbo su miembro sobre el calzoncillo a un ritmo agonizantemente lento.
“Entonces no te niegues, Tebi”- Respondo, inmiscuyéndome en la tela para palparlo piel a piel y acelerar mis atenciones.
Sus gemidos llenan el aire, complaciéndome de sobre manera y excitándome más de lo que creía posible. Buscando desesperadamente calmar el ardor, me froto contra la tela del pantalón, escasas barreras separándolo de mi centro.
Sus músculos se tensan bajo mi coño, devolviéndome placer al golpear mi clítoris al unísono de mis caricias en su polla. Mis labios se entreabren ante la fricción, escurriendo murmullos de regocijo por mis cuerdas vocales.
“Al final, que puta que resultaste”- Se burla cínicamente, enjaulando mi cintura en su agarre para presionarme más contra él.
Subo el volumen de mis quejidos ante la nueva intensidad de sus acciones, la degradación dejándome sin raciocinio. Mi torso completamente presionado contra el suyo, mis manos aún tocándolo deprisa.
Utilizando su fuerza, me recuesta en el sillón y se despega de mí, sentándose en el otro costado de este.
“Quiero que me muestres como te estuviste tocando, pensando en mí, mientras tu noviecito dormía a tu lado”- Demanda, su vista fija en mi mientras comienza a palparse.
“Mi amor, por favor”- Ruego, un tanto agobiada ante las llamaradas quemando mi vientre bajo.
Observo sus movimientos con atención, como sus yemas rozan su glande perezosamente, excitándose aún más. Una gota de sudor descendiendo por su cuello ante el esfuerzo físico, escondiéndose bajo su camiseta de algodón.
Bajo mis shorts aun observando la imagen frente a mí, aventándolos al suelo junto con mi blusa. Recubierta únicamente por mi ropa interior, asciendo hasta mi busto, pellizcando mis pezones hasta formar duros picos entre mis dedos. Sus penetrantes orbes persiguen cada uno de mis movimientos, sintonizando los suyos para que ambos nos movamos al mismo ritmo.
“Tu noviecito no te sabe satisfacer, por eso tuviste que llamarme, ¿o no?”- Se mofa al presenciar la impaciencia que me consume, como me apresuro a infiltrarme por mis bragas para sobar mi punto mas sensible con urgencia.
“Nadie me coge como vos, Tebi…”- Susurro, extraviada ante el renovado éxtasis.
Fantaseo con su toque entre mis labios, desparramando mi humedad, saboreándola desenfadadamente, con los ojos cerrados y la lengua paseándose por sus propios dígitos.
Sin embargo, debo conformarme con la mediocridad de la autovalidez, hasta que decida tomar piedad de mis intentos en vano de remplazar sus atenciones.
“No doy más, necesito que te corras conmigo, mi amor”- Pide al sentir su orgasmo aproximarse, ahora follando su propio puño con premura.
Al ver su estado de frenesí descontrolado, decido avivar mis caricias a mis zonas intimas, introduciendo mis dedos en mi apretado agujero hasta notar que mi estomago empieza a tensarse.
El ambiente transluce nuestros inminentes apogeos con los suspiros que desangran nuestras gargantas, el sucio sonido de humedad encontrada por extremidades y suplicas al aire, con un destinatario en concreto.
Acerca su temblorosa complexión a la mía, atisbando mi muñeca moverse al compás de los bombeos en su longitud y arrimándose a mis piernas abiertas. Ante un sollozo particularmente estridente de su parte, despierto de mi ensimismamiento y lo acerco a partir de sus caderas en erráticos movimientos.
“Encima de mí, por favor, ¡correte encima de mí!”- Imploro, aturdida por las oleadas de placer poseyéndome por completo.
Suelta un grave gruñido seguido de improperios al momento de llegar a la culminación de la satisfacción, depositando cuerdas infinitas de semen blanco sobre mi meciente pecho. Su excitación comienza a chorrear por mi vientre, agrupándose en mi ombligo para continuar su descenso pausado.
Con tal candencia rodeando los actos desplegados, logro abandonarme al pasmo de la conclusión con un arrollador orgasmo; mi coño apretando mis propios dedos, deseando que se aniden allí, mi cuerpo gozando violentos espasmos, mi visión jamás partiendo de las farolas apuntadas en mi dirección.
“Muy bien, chiquita, siempre tan obediente para mi”- Me alaga, estirando sus yemas para recoger unas resbalantes gotas de semen y empotrarlas en mi boca entreabierta, indicándome tácitamente mis propias acciones.
Mi lengua recorre cada uno de sus surcos y recovecos, aspirando casi instantáneamente su salada carga, como si de un codiciado elixir se tratase.
“Ahora vas a dejar que te coja hasta que no puedas ni caminar, hasta que te olvides incluso de su nombre ¿si bebita?”- Propone sin remover sus dígitos de mi cavidad, sus crudas palabras contrastando con la suavidad de sus manos en mí.
Asiento frenéticamente, ahuecando mis mejillas para lograr tomarlo aún más profundo, notando un estremecimiento recorrer mi medula espinal ante la anticipación de una larga noche de pasión.
Aclarar que cumplió con sus promesas al pie de la letra sería, francamente, caer en un vago eufemismo…
236 notes · View notes