Tumgik
#netflix legalices
luisfelizalde · 5 years
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Tratado de vida al 1 de noviembre del 2018 (o el nuevo estado de la normalidad).
Ain't no mountain high
Ain't no valley low, ain't no river wide enough baby...
Lo he dicho ya varias veces pero sigo sin entender nada de a dónde vamos como humanidad y qué está pasando con la sociedad en este momento. Así que creo que estoy a punto de rendirme porque cada vez entiendo menos. Estoy por entregarme. Estoy a punto de dejar de tener una postura definida ante nada. Esa que de vez en cuando me clasifica como insensible, de ultra derecha, oligarca o cualquier otro adjetivo nuevo o viejo que se les ocurra.
De ahora en más, seré totalmente inclusiv@ y t@l@r@nt@ alv (sic). Le daré siempre la razón a los millennials y centennials. Estoy muy cerca de eso.
De simpatizar con la reina trans/mujer que representará a la mujer española en el concurso más decadente del mundo al que ninguna mujer en su sano juicio debería entrar en el 2019 y en el que, sin embargo, todavía cientos de mujeres quieren participar y ser elegidas y juzgadas como reses por un montón de expertos de belleza como la mujer más guau del planeta, lo que sea que eso signifique. Porque como sociedad seguimos cosificando a las mujeres y las mujeres se dejan cosificar hasta que ya no se les da la gana y entonces hay que respetar esa decisión porque también está bien ser bipolar y a todos hay que entenderlos. En esta nueva era también tendré que empatizar con la gente trans-especie. Sí, esos que saben que tienen un cuerpo humano, pero que en realidad son gatos, o perros o unicornios. A ellos no habrá que mandarlos a un manicomio para ser tratados, claro que no. Con ellos deberemos coexistir y abrazar la nueva idea de que bien pueden haber seres humanos con genes de otras especies de animales, reales o ficticios.
Seré capaz de aceptar felizmente que se glorifique a personas obesas o famélicas en portadas de revistas de moda y estilo de vida porque eso es el nuevo normal y hay que abrazar y reconocer su lucha, su viaje, su aventura, su travesía.
Ni pensar en argumentar que alguien de esas proporciones representa un mal ejemplo de salud y nunca jamás tendría que ponerse en un pedestal (claro, si es que no tiene una enfermedad, ahí la cosa cambia radicalmente).
De atestiguar pacientemente como una bola de mercadólogos chafas fracasan con sus marcas de chocolates y cervezas en sus esfuerzos de campañas sociales porque no tienen la más remota idea de cómo es la vida afuera de la Condesa y tampoco tienen el más mínimo sentido de empatía social.
De aceptar como lo nuevo normal, como un cambio positivo de paradigma político, el hecho de que un troglodita se lance a hacer una consulta ciudadana de tres varos en donde un porcentaje ínfimo de la población vota para echar por los suelos una inversión de chiquiscientos mil millones de pesos que salen en parte de nuestros impuestos y nuestras afores para perseguir un proyecto alternativo inviable e irrisorio que además costaría otros chiquiscientos mil millones de pesos más y nisiquera podría acabarse durante su mandato, a menos, claro, que el muchachón estuviese pensando estar en el cargo más de seis años, gracias a otra consulta ciudadana. Habré de comprender que exista mucha gente que piense que cerrar una mega inversión de infraestructura de ese tamaño no nos va a afectar como economía ni como país y que la fluctuación reciente de nuestra moneda no tiene niguna relación con esta acción. Porque los miles de millones de dólares que ya se invirtieron y se tiraron a la basura no los pusieron ellos, sino los milloneta, la clase acomodada. Tengo que entender que adoptar una postura en contra de esta acción inmediatamente me convierte en “fifí” y a los que piensan distinto a mí, los convierte en “chairos”. Sí, el pensar distinto al nuevo sistema te radicaliza y te convierte en un burgués más que está totalmente alejado del entendimiento del pueblo. De la gente de verdad. De los valores de Benito Juárez. El odio claramente es la nueva normalidad.
Me cuesta mucho trabajo conciliar en mi cabeza cómo es que vivimos tranquilos en un mundo donde cinco mil personas de bajísimos recursos, entre ellas mujeres, niños, ancianos y mujeres embarazadas, deciden emigrar de su país en donde no tienen ninguna oportunidad de progresar y marchar más de 3,000 kilómetros cruzando países que los rechazan, con la idea de llegar a un oasis en donde sus vidas darán un vuelco de ensueño y podrán cumplir sus más dichosos deseos. Oasis que, después de recorrer los miles de kilómetros durante días y noches y llegar con los pies y el alma llenos de ampollas, destruídos física y moralmente, sean recibidos por los fusiles del ejército más poderoso del mundo al grito unísono de “you are not welcome” y nadie haga nada. O muy poca gente haga algo para remediar una crisis humanitaria tan cruda y jodida.
Y eso es lo que nos toca atestiguar en nuestra frontera sur, pero no es secreto que lo mismo sucede en Irán, en el Congo y en muchísimas fronteras más, todos los días. Y tampoco a nadie le importa.
Por otro lado en una realidad alterna que también me cuesta mucho digerir, se suben 65,000 fotos por segundo a instagram, fotos que muestran la maravillosa vida de la gente que comparte sus outfits más cool para ir al antro o solo para salir a la calle con estilo, imagenes de conciertos en Indio, California o viajes padrísimos a Austin, fotos suculentas de platillos exóticos que disfrutan en restaurantes increíbles, en donde las cuentas que se pagan son el sueldo mensual de policías, choferes, empleadas domésticas, carpinteros y demás oficios. Por supuesto no hay que olvidar los autoretratos de chicos y chicas que buscan likes y shares para darle sentido a su vida digital y claro miles de fotos de gatitos, nuevos cortes de pelo, nubes y atardeceres. Ah, la vida es hermosa.
Disfrutaré Made in México, el contenido original que Netflix produce y que retrata la vida de la “alta sociedad mexicana”. De esa vida que nadie conoce, pero que un puñado de seres afortunados viven todos los días y que todos teníamos curiosidad de ver. Sí, nosotros también somos afortunados de poder espiar, aunque sea en nuestras pantallas, cómo sería la vida si no nos faltara nada. NADA. De ver las increíbles casas, los cuerpos ejercitados y cuidados por maestros de yoga y horas de gimnasio. De presenciar la relación que forjan amigos del mismo nivel adquisitivo, social y cultural que entienden que vivir así, también tiene sus problemas y exigencias importantes, cómo carajos no. Qué padre que alguien se preocupe en mostrarnos eso que el 85% de los mexicanos perdedores jamás podremos alcanzar.
También veré como normal el hecho de que los redactores publicitarios no lean un libro ni tengan buena ortografía o capacidad de análisis y redacción.
Yo critico
Tú criticas
Él critica
Ella critica
Nosotros criticamos
Nosotres criticames
Vosotros criticaís
Ustedes critican
Porque es normal
También tendré que ver como normal que en los grupos de whatsapp se compartan chistes misóginos, homófobos, antisemitas, xenófobos, clasistas y pornografía al mismo tiempo que se comparten, cadenas de oración, memes, mensajes de autosuperación y chistes inventados por personas que solamente podría calificar de subnormales. Chistes que se repiten además, en todas las redes sociales evidenciando nuestra poca capacidad de filtro e inventiva. En este micro mundo digital que se limita a la privacidad de nuestras pequeñas pantallas, no pretendemos que el mundo es como el que está en las redes, rodeado de politeness innecesaria y maquillado hasta el último rincón. El mundo real es el que todos tenemos en nuestros grupos de whatsapp. Así de crudo y sin filtro.
La nueva normalidad es que todos estamos bien y todos estamos mal, todos tenemos una opinión (como ésta) y hay que respetar todas y cada una de ellas, sin importar si tienen algún argumento fidedigno o alguna base de investigación. Eso no es importante, lo que en verdad importa es que está en las redes. Ergo, deben ser ciertas y tomadas en cuenta.
En este nuevo orden de vida, resulta natural que gente que no ha hecho nada relevante en su vida ni en su trabajo se autoproclame como gurú y dé conferencias y tenga la seguridad de que ese personaje que se ha creado en la realidad alterna, en esta “second life” que cada vez se hace más su realidad, sea su verdad absoluta.
También veré como normal que la mariguana se legalice por todas partes, mientras el narcotráfico elimina diariamente a cientos de personas por todo el país y que a nadie parezca interesarle que para que la gente pudiera tomar una responsabilidad como esa de manera mesurada, primero, hubiera tenido que tener educación. Pero ese paso, nos lo podemos brincar. No pasa nada y no le afecta a nadie.
¿El señor que hace una década robó a manos llenas fajos de billetes sujetados con ligas y fue expuesto en los noticieros con un video de una cámara de seguridad, ahora tendrá un puestazo en la próxima administración de la cuarta transformación?
Está bien, porque él ya pagó su falta yendo a la cárcel, entonces, todos sus partidarios argumentarán que esta segunda oportunidad es solamente la prueba de que el nuevo orden no solo perdona, sino que abre nuevas puertas a personas que han cumplido sus deberes sociales, aunque hayan cometido un error. De aplaudirse.
En esta nueva normalidad, hay mucha gente que va rescatando animales por la vida, pero que tiene que grabarse para poder subirlo a todas sus redes sociales para que el video se haga viral y entonces miles de personas puedan ver lo bueno que es. Al mismo tiempo, hay gente que lastima animales y se graba haciéndolo para subirlo a sus redes y que la gente y sus compas puedan ver lo malo que es.
Entenderé que festejemos Halloween con el mismo orgullo con el que atendemos al desfile de las calaveras del día de muertos - desfile con tradición milenaria de un año, impuesto a México por Hollywood gracias a una película de James Bond - y que no se nos olvide ahora poner nuestro increíble altar que empezamos a poner a partir de que los genios de Pixar nos recordaran que nosotros, a diferencia de otros países, tenemos un increíble culto a la muerte y que somos capaces de verla más como una gran celebración a la vida que como el sufrimiento eterno de la muerte y que está bien no avergonzarnos de él, porque es de naquitos y pobres, sino algo digno de que el mundo vea y valore como algo único. Sí, nosotros decimos que los altares los poníamos “desde siempre”, mucho antes de que Pixar los pusiera de moda, aunque dentro de nosotros, en ese lugar donde es imposible mentirnos, sabemos que no es verdad.
Comprenderé que es normal que haya más de 50 millones de mexicanos viviendo en la miseria mientras la clase política se llena los bolsillos con nuestro dinero. A nadie le importa toda esa bola de pobres. A esos no los vemos desde la ventana de nuestras casas ni desde nuestro muro de facebook. Vivimos en la era en donde es lógico tener “amigos” a los que nunca has visto en persona y probablemente nunca verás en tu vida. Y aun así, por alguna razón que nadie se ha detenido a cuestionar, los seguimos llamado así: amigos.
Disfrutaré cantar mucho más de lo que lo disfrutaba antes y lo haré a grito pelado porque si Paulina Rubio canta ¿por qué no voy a hacerlo yo? Es más, hasta una tratante de blancas exconvicta lo hace y llena auditorios Nacionales por varios días haciéndose cada vez de más fortuna. La generosidad del perdón es increíble. Porque a ella también ya la perdonamos (bueno yo no pero ustedes sí).
If you need me call me no matter where you are, no matter how far...
En fin, quisiera poder dormir a pierna suelta como lo hacía antes y no despertarme varias veces en la madrugada pensando en todos estos temas, pero ese tren ya se fue.
Justo por este escrito seré etiquetado por algunos como un activista digital (si es que llego a ser digno de tan distinguida etiqueta) por el hecho de creer que con estas palabras y mi vasta base de 200 lectores voy a hacer una diferencia o lograré sembrar en alguien una invitación a la reflexión para intentar cambiar una sociedad que cada vez está más enferma y sicótica, en lugar de actuar y salir a la calle a hacer “algo”.
¿Qué escribir no es algo? ¿Qué la pluma no es más fuerte que la espada?
Lo dicho. No entiendo nada. No sé si eso me hace normal. No sé si informarme para estar más triste y confundido o dejar mi confusión al servicio de la ignorancia y todas y cada una de las fake news que nos invaden todos los días y dejarme llevar. “Fluir” para ponerlo en términos más modernos. ¿Ignorante? Sí. ¿Desinformado? Seguro. ¿Amargado? Por supuesto. ¿Feliz? Ya lo creo. ¿Bipolar? También.
Buen Jueves tengan todos. O no.
Don't worry baby
Just call my name I'll be there in a hurry
You don't have to worry
'Cause baby there ain't no mountain high enough
Ain't no valley low enough
Ain't no river wide enough...
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