Existen situaciones que nos ponen a prueba como individuos, pero lo que tuvo que hacer este sujeto quizás se lleva todos los honores. En pleno vuelo, el piloto del avión en el que viajaba quedó inconsciente y, sin tener experiencia alguna, tomó el control y aterrizó el avión.
Nuestro paso es pasajero, vamos y venimos como las olas del mar, dejamos huellas que otros pisaran y el cielo contempla tu sinsabor con la vida. Un poco de sal y pimienta y mucho color.
Carlos era un taxista que trabajaba de noche en la ciudad. Le gustaba conducir por las calles vacías y escuchar música tranquila mientras esperaba a algún cliente. A veces tenía que lidiar con borrachos o gente rara, pero en general su trabajo era sencillo y le daba para vivir. Una noche, mientras estaba aparcado cerca de una estación de tren, vio a un hombre con una maleta que le hacía señas desde la acera. Carlos arrancó el motor y se acercó a él. -Buenas noches -dijo el hombre al entrar en el taxi-. ¿Podría llevarme al aeropuerto? -Claro, sin problema -dijo Carlos-. ¿A qué hora sale su vuelo? -A las seis de la mañana -dijo el hombre-. Tengo tiempo de sobra. Carlos miró el reloj y vio que eran las tres y media. Pensó que el hombre debía de tener mucha prisa por viajar para ir al aeropuerto con tanta antelación. -¿A dónde va? -preguntó Carlos por curiosidad. -A París -dijo el hombre-. Voy a visitar a mi hija. Hace años que no la veo. -Qué bonito -dijo Carlos-. Yo también tengo una hija. Se llama Laura y tiene diez años. -Yo me llamo Alberto -dijo el hombre-. Mi hija se llama Elena y tiene veinticinco años. Carlos y Alberto empezaron a charlar sobre sus familias, sus trabajos y sus aficiones. Carlos descubrió que Alberto era un escritor famoso que había publicado varios libros de misterio y terror. Le dijo que le gustaban mucho sus novelas y le pidió que le firmara una dedicatoria en un papel. Alberto accedió encantado y escribió unas palabras amables para Carlos. Luego le preguntó si podía poner la radio para escuchar las noticias. -Sí, claro -dijo Carlos-. A ver qué dicen hoy. Carlos sintonizó una emisora donde hablaban de los últimos acontecimientos del mundo. De repente, escuchó algo que le heló la sangre: "La policía ha encontrado esta madrugada el cadáver de un hombre en su apartamento del centro de la ciudad. Se trata del escritor Alberto Sánchez, autor de varios best-sellers de misterio y terror. Según las primeras investigaciones, el escritor fue asesinado ayer por la noche por un desconocido que entró en su casa tras forzar la cerradura. El móvil del crimen aún se desconoce." Carlos no podía creer lo que oía. Miró por el retrovisor al hombre que iba sentado detrás de él y reconoció su rostro como el del escritor asesinado. -¿Qué pasa? -preguntó Alberto al ver la cara de espanto de Carlos-. ¿Ha ocurrido algo? Carlos no supo qué decir ni qué hacer. Estaba seguro de que estaba llevando en su taxi al fantasma del escritor muerto.
Leí una carta de amor... leí nuestra historia escrita por alguien más, sentí que alguien más sabía lo que nos había pasado y plasmo mi dolor con sus propias letras, con esa carta siento que me empecé a despedir de ti.
"No me iba a rendir": el pasajero de un crucero que se cayó por la borda relata su angustiosa experiencia
“No me iba a rendir”: el pasajero de un crucero que se cayó por la borda relata su angustiosa experiencia
(CNN) — Cuando James Michael Grimes cayó por la borda de un crucero de Carnival en el golfo de México, fueron la pura voluntad de vivir junto con la fuerza de Dios lo que lo mantuvieron vivo, dijo a CNN, tras nadar durante lo que cree que fueron más de 15 horas.
Grimes, de 28 años, que se describió a sí mismo como un “tipo normal” al que le gusta cazar, pescar y estar al aire libre, fue…