Sí es pecado imaginarme tus manos recorriendo cada centímetro de mi piel y mi labios saboreando tu boca mientras en tus brazos me cargas hacia la habitación para continuar nuestro encuentro, me declaro pecadora entonces.
Me cantas en el alma, me vibras en la piel, me late el sabor de tus besos en los labios, y nuestro placer compartido hace eco en todo mi ser. La locura del delirio arde sin cesar y me consume cada vez que pienso en ti. Quiero quemarme en tu hoguera, añadir a ella, que tu río de fuego me calcine entera, y renacer como la flama más preciosa de tu anhelo.
Ya no escribo como antes, ya no leo como antes. Las dos pasiones que más disfrutaba están cambiando y saliendo de alguna manera de mi vida y eso es, realmente, muy frustrante.
Prueba el dulce néctar de mis labios y allí encontrarás el secreto de mi encanto. Nunca he sido una mujer provocativa pero pienso que cada quien tiene su propio método de atraer a otros.