"He contado cada día, mes y año, pidiendo constantemente que te fueras para no regresar, pero llegaste con el objetivo de no irte jamas... Si, me refiero a mi tristeza"
Déjame medir con mi mano tus dedos, déjame sentirlos. Déjame tocar cada textura de ellos, quiero sentir cada centímetro, quiero apretar con un poco de fuerza para que no te vayas. Quiero que seas mi luna, mi musa, quiero que seas mi refugio, mi condena. Es cierto que el amor trae paz, tus ojos son el significado. Tu esencia los colores, tu universo mío. Amo besar, amo tocarte, amo cada átomo que eres, cada pequeño inmenso cosmos que traes en mente. Me brillan las ventanas del alma cada vez que te tengo cerca, cada latido se entrelaza con el tuyo, forma una gloriosa melodía, una sola sintonía, forma un himno para mi arte, un abismo para mis temores, y sencillamente, me atrapas en ti.
(1909-1984), artista polaca. Sus obras están hechas con grandes y audaces trazos de pintura a pincel y espátula. Sin duda sus obras atraen nuestra atención por su profundidad y relieve de sus trazos
Los demonios son esos perros bravos que aunque cueste una constante lucha, hay que vivirlos y de igual manera atarlos para colocarles bozal un rato, tratando de tomar un respiro para continuar.
Te refugias en lo más profundo de mí. Te escondes en mi pecho, te transformas en un mar que discurre sigiloso por mi interior y acaricias mis labios en cada sonrisa.
Siempre que me siento bien, justo cuando empiezo a mejorar, es cuando vuelves, en ese instante en el que logro salir de las profundidades del agua, en donde a penas y logró tomar una bocanada de aire, en ese momento llegas.
Llegas y me hundes, me hundes en lo profundo, me tomas con violencia y me sumerges al dolor, a un mar de llanto, me hundes en tristeza.
(...) En la actividad de navegar,
como en el ejercicio del amor,
ningún marino, ningún capitán,
ningún armador, ningún amante,
han podido evitar esa suerte de heridas,
escoriaciones profundas, que tienen el largo del cuerpo
y la profundidad del mar,
cuya cicatriz no desaparece nunca,
y llevamos como estigmas de pasadas navegaciones,
de otras travesías. Por el número de escoriaciones
del buque, conocemos la cantidad de sus viajes;
por las escoriaciones de nuestra piel,
cuántas veces hemos amado.
“Una de las trampas de la infancia es que no hace falta comprender algo para sentirlo. Para cuando la razón es capaz de entender lo sucedido, las heridas en el corazón ya son demasiado profundas.” 🧸