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#relaciones internacionales
jgmail · 3 months
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La hora de los Estados-civilizaciones
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Por Alain de Benoist          
Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera
“No puede existir una civilización digna de tal nombre que no haya rechazado algo o no renunciara a algo”. (Fernand Braudel)
La naturaleza del Nomos de la Tierra que determinará el Nuevo Orden Mundial naciente es testigo actualmente de la lucha entre tres modelos distintos: el internacionalismo liberal, los Estados nacionales nacidos del orden westfaliano y los Estados-civilización.
El internacionalismo liberal es una continuación del pensamiento liberal clásico que establece la necesidad de que exista un Estado de Derecho, la protección de los derechos individuales garantizados por una Constitución, la primacía de las normas durante cualquier procedimiento, la democracia parlamentaria y la libertad de mercado, elementos considerados como universales y “humanos” que únicamente es posible establecer olvidando las historias particulares de cada pueblo, por lo que aquellos que rechazan lo que ritualmente se presenta como “libertad y democracia” son inmediatamente considerados como no humanos y convertidos en parte del “eje del mal”, debido a que el liberalismo considera que cualquiera que se resista a la expansión de su modo de vida basado en el individualismo y el capitalismo es una “agresor”. Todo lo anterior demuestra que el liberalismo tiene una gran contradicción interna: por un lado, defiende teóricamente el principio de tolerancia frente a las decisiones individuales de cada uno, lo que lo lleva a defender la “neutralidad de los poderes públicos” (este es el origen de la laicidad francesa) (1), pero, por otro lado, quiere extender la idea del individualismo por todo el mundo en detrimento de otros sistemas de valores, lo cual va en contra del principio mismo de la tolerancia. El liberalismo no se contenta con afirmar la superioridad universal absoluta de la democracia liberal, sino que busca imponerla en todo el mundo, con lo cual multiplica su injerencia en todas partes, pasando de una simple teoría a una coartada ideológica que promueve una forma de imperialismo brutal. Este fue el caso de los Estados Unidos que pasó de la Doctrina Monroe (1823) que negaba categóricamente cualquier forma de intervencionismo (principio de neutralidad) a una teoría que promueve el derecho ilimitado de intervenir en todas partes. Carl Schmitt escribía que “el principio de no intervención y el rechazo de todas las potencias extranjeras por parte de Estados Unidos terminó evolucionando hasta convertirse en la justificación para todas las intervenciones imperialistas estadounidenses”.
Por otro lado, tenemos a los Estados-nación los cuales se conciben a sí mismos como la unidad política primera del orden internacional consagrado por las Naciones Unidas y que cada país debe afirmar su soberanía. Además, los Estados-nación rechazan el pluralismo típico de los poderes imperiales en favor de que cada pueblo tenga un territorio habitado por una única comunidad política, siendo intolerantes frente a las diferencias y homogeneizando todos sus componentes internos. El internacionalismo liberal no es el principal enemigo de los Estados-nacionales en la medida en que estos últimos siempre pueden ser colonizados por los valores liberales: conocemos muy bien el éxito que ha tenido el liberalismo a la hora de imponer la legitimidad universal de la democracia liberal (la cual Hayek llamaba la “protección constitucional del capitalismo”) y el libre mercado en todo el mundo. El internacionalismo liberal no considera a los Estados-nacionales como un obstáculo para la expansión internacional del mercado mundial, mientras que en el plano político y militar los apoya siempre y cuando le permitan expandir su influencia. Este ha sido el caso de la guerra de Ucrania, donde Estados Unidos apoya abiertamente las pretensiones de Ucrania de convertirse en un Estado-nación con tal de que esta se pliegue a sus intereses.
Sin embargo, esto último no se aplica a los Estados-civilización, a los cuales el internacionalismo liberal considera como sus principales enemigos ya que estos se oponen, debido a su propia naturaleza, a la difusión de los valores liberales. Pero, ¿qué es este recién llegado al que varios autores (2) denominan actualmente con el nombre de “Estados-civilización”? Los Estados-civilización son potencias regionales cuya influencia se extiende más allá de sus fronteras y que consideran el Nomos de la Tierra como fundamentalmente multipolar. En particular, China y Rusia son considerados como Estados-civilización. Sin embargo, esta categoría puede aplicarse a muchos otros Estados que han organizado mediante una cultura que tiene una larga historia varias territorios y grupos etnolingüísticos diversos como son el caso de India, Turquía e Irán, por solo citar algunos ejemplos. Los Estados-civilización oponen al universalismo occidental un modelo en donde cada civilización debe tener su propia identidad, basada en sus propios valores culturales e instituciones políticas que no puede ser reducido a un modelo universal. Además, los Estados-civilización no sólo quieren conservar su soberanía sin someterse a la dictadura de las élites supranacionales, sino que también quieren frustrar cualquier proyecto “globalista” destinado a reinar sobre todo el planeta, pues son conscientes de que cada cultura no es idéntica a las otras y afirmando que no puede existir una cultura que se imponga sobre el resto. Una característica que tienen todos los Estados-civilización es que denuncian el universalismo occidental como una forma de etnocentrismo enmascarado y un sistema elegante para ocultar su imperialismo hegemónico. Antes que nada, los Estados-civilización se fundamentan en su historia y su cultura no solo con la intención de afirmar que su modelo político y social es diferente al que pretende imponer el internacionalismo liberal, sino también con la intención de considerarlo como una alternativa, una especie de “buen vivir” tanto política como religiosa. Es decir, estos valores se consideran como sustanciales y no negociables, ya que el Estado mismo debe encarnarlos y defenderlos. En otras palabras, el Estado-civilización pretende establecer una concepción del bien basada en valores concretos y una tradición específica. Y no importa si son gobernados por un nuevo Zar, un nuevo Emperador o un nuevo Califa, todos ellos rechazan en nombre de la idea confuciana de la “armonía”, la herencia de la “Santa Rusia” (“Moscú, la Tercera Roma”), el eurasianismo, el hinduismo o la memoria del califato el dominio occidental. Lo que tienen en común todos los Estados-civilización es su negativa a someterse a las normas occidentales, aun cuando en el pasado aceptaron algunas de ellas con la intención de “modernizarse”. Por lo que occidentalización y modernización no siempre van de la mano.
En su libro póstumo, Povedenie (“Comportamiento”), publicado en el 2021, el filósofo ruso Konstantin Krylov (1967-2020), sostiene que desde sus orígenes Rusia es un país ajeno al liberalismo. Rusia rechaza el liberalismo, pero no la democracia. A pesar de que Krylov se convirtió al zoroastrismo en uno de sus viajes a Uzbekistán, siempre subrayó en su trabajo la importancia de la religión ortodoxa. Por su parte Paul Grenier, que dirige el Centro de Filosofía Política Simone Weil de los Estados Unidos escribió hace poco un ensayo donde dice: “No conozco ningún intelectual ruso conservador que considere a Rusia como parte de la civilización occidental. Todos afirman que es algo completamente separado y distinto” (3). Tal opinión ya era sostenida por Nikolai Danilevski y Oswald Spengler que destacaban las especificidades del comportamiento social y los preceptos éticos de los rusos como, por ejemplo, la “nosotreseidad” de su lenguaje (en ruso no se dice “mi hermano y yo salimos a pasear” sino “nosotros y mi hermano salimos a pasear”). A la búsqueda del interés propio (self-interest) promovida por el liberalismo Rusia opone las prerrogativas de lo sagrado, negando relegarlas a la esfera de lo privado y rechazando la neutralidad del Estado a la hora de defender sus valores. Por lo tanto, en la guerra en Ucrania Rusia no solo busca evitar que la primera se convierta en un Estado-nación ajeno al espacio civilizatorio del mundo eslavo, sino que también rechaza la lógica misma del Estado-nación que busca imponer una visión puramente laica del mundo propia del liberalismo imperante en el “Occidente colectivo”, siendo este último percibido como una sociedad “decadente” respaldada por un sistema liberal hegemonizado por los Estados Unidos.
Otro proyecto es el planteado por la Escuela de Kiōto, la cual fue fundada en 1941 por Nishida Kitarō (1870-1945) y Tanabe Hajime, tal vez los primeros que, incluso antes de la aparición de los movimientos de descolonización, desarrollaron la idea de un mundo multipolar dividido en grandes espacios cada uno considerado como un crisol donde existían culturas y civilizaciones diversas. Estos filósofos japoneses fueron los primeros en criticar los principios abstractos del universalismo occidental, basados en el capitalismo y el cientificismo, en nombre de la pluralidad de culturas propia del “mundo real” (sekaiteki sekai). Los principales representantes de esta escuela filosófica fueron Kōsaka Masaaki, Kōyama Iwao, Nishitani Keiji y Suzuki Shigetaka. Los filósofos europeos que al parecer más los influyeron fueron Johann Gottfried von Herder y Leopold von Ranke. Además, la Escuela de Kiōto se ha visto muy influida en los últimos tiempos por las ideas de pensadores comunitaristas como Charles Taylor y Alasdair MacIntyre (4). Fue precisamente dentro de este grupo de filósofos que se propuso el proyecto de crear una “esfera de co-prosperidad para la Gran Asia Oriental”, la cual agruparía en su interior varios países de acuerdo a un sistema de valores compartidos y respetaría la autonomía de cada uno. Este proyecto no debe confundirse con el “japonocentrismo” de la derecha nacionalista ni con el imperialismo japonés de ese entonces, ya que tales ideas fueron censuradas oficialmente a partir de junio de 1943 por el Estado japonés que cerró todas las publicaciones de la Escuela de Kiōto, reprochándoles a estos autores el asignarle al gobierno japonés una misión que no fuera la mera expansión imperialista.
En la actual China también han aparecido pensadores parecidos, los fundadores de la Escuela Tianxia, como Zhao Tingyang, el historiador Xu Jilin, Xu Zhuoyun, Wang Gungwu y Liang Zhiping que abogan por “utilizar a China para explicar a la propia China” (yĭ zhōngguó jiěshì zhōngguó). A esta lista habría que agregar a Jiang Shigong, partidario del “socialismo con características chinas”. Todos estos teóricos hablan de la idea del Tianxia (“todo bajo el cielo”) (5), la cual es un principio espiritual de la China premoderna cuya manifestación concreta era el Imperio Celeste. El concepto de Tianxia es polisémico y ya desde los tiempos de Lao-Tse y Confucio hacía referencia al ideal de un orden civilizatorio donde China constituía el núcleo de un imaginario espacial donde existía un orden jerarquizado en el que cada uno de sus miembros ocupada su lugar de acuerdo a su propia “virtud” y donde el objetivo de todo el sistema político era garantizar la armonía del conjunto. Según Zhao Tingyang, se trata de un “concepto complicado en el que la metafísica como filosofía política sustituye a la metafísica como ontología de la filosofía primera” (6), afirmando con ello que las culturas orientales son incompatibles con otros sistemas de valores y que China debe escapar del eurocentrismo con tal de volver a asumir su papel como el Reino Medio. Xu Jilin considera que “el origen de la [actual] crisis no es más que la mentalidad que otorga la supremacía absoluta a la nación, por lo que para abordar realmente la raíz del problema”, escribe, “necesitamos una forma de pensamiento contrapuesta al nacionalismo. Llamo a esta forma de pensamiento un ‘nuevo Tianxia’, una perla de sabiduría axial propia de la civilización premoderna china que debe ser reinterpretada según los criterios modernos”.
Por su parte, los liberales siempre han afirmado “defender la civilización” que, a sus ojos, equivale a la imposición de los derechos individuales y el libre mercado sobre el resto... Cualquiera que se desvíe de esa interpretación deja de ser parte del “mundo civilizado” y quienes se niegan a ajustarse a tal modelo son inmediatamente deslegitimados y denunciados como “poderes autoritarios y antidemocráticos” como si la democracia liberal fuera la única forma de democracia posible. Resulta significativo que desde la década de 1990 las autoridades chinas hayan comenzado a rechazar cualquier crítica en su contra, especialmente en nombre de los derechos humanos, mientras afirman sus “valores asiáticos”. Xi Jinping dijo en enero de 2021 en el Foro de Davos que “la igual que no existen dos hojas iguales en el mundo tampoco existen dos historias, dos culturas o dos sistemas sociales iguales. Cada país es único en todos los sentidos y ninguno es superior a otro. No debemos atacar las diferencias, sino… los intentos de imponer una jerarquía entre las civilizaciones u obligar a alguna de ellas a alinearse con la historia, la cultura y el sistema social de otra”.
Este reconocimiento de la crisis tanto del universalismo como de la hegemonía occidental va de la mano de la sensación de que el orden internacional basado en el equilibrio y conflicto entre Estados-nación se ha acabado tal y como lo previó en la década de 1930 Carl Schmitt (7). El auge de los Estados-civilización implica el inicio de un nuevo orden mundial que ya no puede reducirse al equilibrio inestable entre Estados-nación. A medida que las civilizaciones se conviertan en el eje geopolítico de las futuras confrontaciones esto significará que el nuevo marco de lucha dejará de ser los Estados-nación tradicionales que serán reemplazados por los Estados-civilización. Los Estados-civilización darán lugar a un nuevo concepto de la soberanía que ya no tendrá nada que ver con los Estados-nación. Conviene hacer aquí una observación conceptual, ya que la palabra “civilización” no está exenta de ambigüedades ni mucho menos. Samuel P. Huntington comprendió que el significado de tal palabra varia ya sea que se utilice en singular o plural. No es una casualidad que el libro de Huntington The Clash of Civilizations (1996) fuera traducido al alemán como Kampf der Kulturen, ya que en Alemania Kultur es lo opuesto a Zivilisation y autores como Spengler, por poner un ejemplo, consideraban que la “civilización” era el estadio de decadencia final propio de las grandes culturas. Como ya hemos dicho, los liberales se presentan como los “defensores por excelencia de la civilización”, la cual entienden únicamente en singular, siendo este argumento el que legitimó en el pasado la colonización y que posteriormente llevó a Fukuyama a hablar del “fin de la historia” en el sentido de un mundo totalmente libre de las relaciones de poder. Los Estados-civilización, por el contrario, hablan de civilizaciones (o culturas) en plural, por lo que no defienden a la “civilización” como tal, sino únicamente a su propia civilización.
Ahora bien, valdría la pena preguntarnos hasta que punto los Estados-civilización han tomado el lugar de los imperios, tradicionalmente definidos como Estados multinacionales o incluso multiculturales que gobiernan vastos territorios y pueblos cuya autonomía local era respetada siempre y cuando se atacará la ley común creada por el poder central. El concepto de Estado-civilización se parece mucho al de “Gran Espacio” (Großraum) teorizado por Carl Schmitt, quien lo usó para repensar las relaciones internacionales e ir mucho más allá del sistema creado por los Estados-nacionales. Un “Gran Espacio”, según Schmitt, requiere de un “gran pueblo”, un vasto territorio y una voluntad de mantener su autónoma política. “Los imperios”, escribió, “son aquellas potencias dominantes cuya idea política irradia mucho más allá de sus fronteras y que, por principio, excluye la intervención de poderes extranjeros en su territorio”. Y continua: “El imperio es más que un Estado grande del mismo modo que un Gran Espacio no es únicamente un micro-espacio grande. La lógica que siguen los Grandes Espacios no tiene un alcance universal, únicamente busca integrar dentro de su territorio a terceros países sobre los que ejerce su influencia. Por lo tanto, se trata de un paradigma espacial y no nacional” (8). Finalmente diré que Europa, ese Gran Espacio de hibridación cultural e ideológica que existe desde hace dos mil años, es al día de hoy un lugar neutralizado donde chocan dos concepciones opuestas de la civilización.
Notas:
1. Trans: La laïcité (laicidad) es un concepto francés que aboga por la separación de la religión y el Estado, garantizando la igualdad de trato y la libertad de creencias para todos los individuos.
2. Christopher Coker, The Rise of the Civilizational State. Londres: Polity, 2019.
3. “Konstantin Krylov’s Ethical Theory and What It Reveals about the Propensity for Conflict between Russia and the West”, en Telos 201 (invierno de 2022), p. 112.
4. Kenn Steffensen, “The Political Thought of the Kyoto School”, en Michiko Yusa (ed.), The Bloomsbury Research Handbook of Contemporary Japanese Philosophy, Nueva York: Bloomsbury, 2017. Véase también John W. M. Krummel, !The Kyoto School's Wartime Philosophy of a Multipolar World!, en Telos 201 (invierno de 2022), pp. 63-83.
5. Se dice que el Tianxia alcanzó su época dorada en tiempos del duque de Zhou, un líder militar y escritor que vivió en el siglo XI a. C. y que a veces es considerado como el fundador del confucianismo, aunque vivió varios siglos antes que Confucio.
6. “La philosophie du tianxia", en Diogène, 2008, 1, pp. 4-25. Véase también Zhao Tingyang, Tianxia, tout sous le même ciel [2016], París: Cerf, 2018.
7. Amitav Acharya, The End of American World Order, Cambridge: Polity, 2014; Oliver Stuenkel, Post-Western World: How Emerging Powers Are Remaking Global Order, Cambridge: Polity, 2016. Véase también Martin Jacques, When China Rules the World: The End of the Western World and the Birth of a New Global Order, Nueva York: Penguin Press, 2009; Charles Horner, Rising China and Its Postmodern Fate, Athens: University of Georgia Press, 2009.
8. Karl Peyrade, “Le droit des peuples réglé sur le grand espace de Carl Schmitt”, texto en línea, 23 de mayo de 2017.
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ortoysangre · 5 months
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mauriciomeschoulam · 9 months
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La intervención rusa en Ucrania mes 18: análisis actualizado
Artículo publicado originalmente en El Universal: https://www.eluniversal.com.mx/opinion/mauricio-meschoulam/la-intervencion-rusa-en-ucrania-mes-18-analisis-actualizado/
Seguimos en la quinta fase de una guerra que se prolonga con todas sus ramificaciones. Hemos aprovechado este espacio para dar un continuo seguimiento a esos eventos y es necesario actualizar el análisis. Hay demasiadas cosas ocurriendo a la vez, sintetizamos solo algunas en tres rubros básicos: el terreno de las hostilidades, las conexiones entre los desarrollos militares y la política, y el potencial impacto de todo ello en las discusiones y en la toma de decisiones.
1. Como recordatorio, la primera fue la ofensiva relámpago rusa sobre tres fronteras del territorio ucraniano buscando tomar velozmente el control de la infraestructura militar y política del país. Ello fracasó y dio pie a una segunda fase: el repliegue ruso de la zona de Kiev y su concentración en el este y el sur con algunas ofensivas relativamente exitosas para Moscú. La tercera fue una fase de contraofensivas ucranianas (otoño 2022) mediante las que ese ejército recuperó una parte del territorio que Rusia había conquistado, concretamente en el noreste y en el sur. En la cuarta fase, Rusia reposicionó sus líneas de defensa hacia atrás, enviando a decenas de miles de tropas para la defensa de esas líneas, cavando trincheras, construyendo barricadas y apostando por el desgaste invernal que dificultaba cualquier operación. Paralelamente, Rusia se mantuvo bombardeando la infraestructura civil y energética de Ucrania.
2. La quinta ha sido la fase posterior al invierno en la que ya se esperaban nuevas contraofensivas por ambos bandos. La rusa inició poco antes de primavera, y en cambio, la ucraniana tardó mucho más. La realidad es que, si miramos los mapas desde diciembre a la fecha, las líneas se han movido muy poco. Tras una larguísima batalla, el ejército ruso logró finalmente tomar la ciudad de Bakhmut en mayo y posterior a ello, sus tropas prácticamente han sido incapaces de penetrar las posiciones ucranianas más allá de ciertos puntos muy específicos.
3. No obstante, lo que Rusia sí logró durante todos esos meses fue afianzar sus actuales posiciones de manera notable. Como han documentado los análisis militares, el ejército ruso velozmente ha excavado y fortificado cada posición que toma, construyendo trincheras y barreras, además de saturar los campos con minas. Esta estrategia de fortificación se prolongó durante meses, y mientras más tardó la contraofensiva ucraniana en presentarse, más barricadas se construyeron, más minas fueron plantadas a lo largo de un extensísimo territorio, y, por tanto, mayores dificultades han sido sembradas para cualquier avance ucraniano. A esto hay que sumar la densidad humana que Rusia ha ido plantando en dichas posiciones, literalmente cientos de miles de tropas (muchas de ellas sin experiencia e insuficiente entrenamiento, pero que igual ocupan el espacio).
4. Por lo que sabemos, esta contraofensiva ucraniana que era esperada hacia el inicio de la primavera y que en realidad empieza hasta junio, se retrasó debido a que Ucrania no contaba aún con el equipo suficiente y con el personal suficientemente entrenado para manejar ese equipo. Una vez iniciada, esa contraofensiva ha encontrado grandes dificultades para prosperar. Los primeros intentos de penetrar las líneas rusas resultaron en enormes pérdidas materiales y humanas para el ejército ucraniano y, por tanto, Kiev ha estado modificando sus tácticas, buscando avanzar mucho más lentamente, desgastar las posiciones rusas en sus líneas más profundas, para ir identificando posibles huecos y vulnerabilidades y, posteriormente penetrarlas. Ambos bandos se están desgastando, por supuesto, pero Ucrania está planteando tácticas de desgaste asimétrico para que esos huecos realmente se abran. Lo anterior, si es que realmente ocurre, tardará en rendir frutos para Kiev.
6. La cuestión es que hay otras cosas ocurriendo de manera paralela. Rusia decidió abandonar el acuerdo que permitía la exportación y transportación de granos ucranianos pretendiendo mayores concesiones por parte de Occidente, pero a la vez buscando fortalecer su postura de negociación al respecto mediante atacar las rutas comerciales alternativas que Ucrania podría usar para exportar. En esta lógica de escalada, entonces, Rusia ha estado bombardeando la infraestructura comercial y portuaria ucraniana, al tiempo que Ucrania ha decidido responder con ataques a navíos y puertos rusos en el Mar Negro. Esto presenta una lógica de espiral ascendente que puede tener serias consecuencias.
7. Es importante señalar que la contraofensiva ucraniana está lejos de haber concluido y mejores resultados para ese ejército podrían manifestarse eventualmente. Mientras tanto, sin embargo, el tiempo corre, impactando considerablemente en las expectativas que de esta ofensiva tenían (o más bien, habían construido) los aliados de Ucrania, con los efectos políticos correspondientes.
8. El tema acá es que a lo largo ya de semanas, se viene tejiendo una narrativa que contrasta con otras que se presentaron hace meses. De acuerdo con esta narrativa, las posibilidades reales de que Ucrania recupere el 100% del territorio que Rusia tiene en su poder, están disminuyendo cada día. Esto se debe, según análisis como el del instituto británico Royal United Services Institute for Defense and Security Studies, entre muchos más, debido a la lentitud de Occidente en responder ante las necesidades de armamento y entrenamiento ucranianas. Dichos análisis indican que Occidente sabía desde al menos hace un año lo que Ucrania requeriría, pero ocurrieron dos cosas. Por un lado, el miedo de un sector de la OTAN, especialmente EU, ante los riegos de escalamiento. Por el otro, las negociaciones que han tenido que ocurrir entre los diversos actores políticos al interior de sus sociedades y entre diversos miembros de la OTAN (por ejemplo, Washington con Alemania). Todo eso retardó la provisión de equipo y entrenamiento. El resultado, cuenta esta historia, es que todo se alargó, que Kiev inició su contraofensiva demasiado tarde y por consecuencia, pensar en una recuperación del 100% del territorio para Ucrania no es realista.
9. Estas narrativas tienen un impacto en la otra guerra, la cognitiva. Esta consiste en la forma como los rivales luchan para penetrar la psicología de la contraparte, disuadirle o hacerle sentir que el haber iniciado la guerra, o el seguir peleando, es un error de cálculo, y que, por tanto, vale más la pena ya sentarse a negociar términos medianamente aceptables para las partes. El efecto psicológico es válido no solamente en cuanto al enfrentamiento Rusia-Ucrania, sino también en cuanto a la rivalidad entre los miembros de la OTAN y Rusia.
10. Lo anterior puede tener varios efectos que habrá que seguir con detalle. El primero tiene que ver con cómo los países occidentales podrán continuar apoyando a Ucrania (en cuanto a montos financieros y en cuanto a armamento) en el futuro dependiendo de lo que suceda con su política interna. Un caso, sin duda, es el de Trump y las campañas electorales en EU. Pero los efectos políticos también se pueden sentir en Europa. Por ejemplo, la derecha nacionalista está creciendo de manera importante en las encuestas respecto de las elecciones del parlamento europeo, un reflejo de lo que está ocurriendo en muchas de las sociedades de esos países. Un siguiente efecto, podría ser un potencial desgaste ucraniano si es que la brecha entre expectativas construidas y capacidad de cumplirlas sigue creciendo. Salvo, por supuesto, que algo suceda en el camino que tenga, si no un impacto material gigante, al menos sí un impacto psicológico suficiente como para renovar las energías. De no ocurrir cuando menos ese efecto psicológico, las presiones políticas (sobre todo externas) para que Kiev negocie concesiones que hoy no está dispuesta a efectuar, podrían ir creciendo.
11. Mientras una guerra como estas se prolonga, los riesgos de escalada, naturalmente se mantienen aumentando. No estamos hablando necesariamente de escaladas nucleares. Por ejemplo, tras todo el affaire del grupo de contratistas militares rusos Wagner, un sector de esta agrupación ha venido acomodándose en Bielorrusia (4,000 hombres), pero una parte de estos contratistas se encuentra operando muy cerca de las fronteras de dos países miembros de la OTAN, Lituania y Polonia. Estos dos países han reforzado su presencia militar en dichas fronteras, pero ya han tenido lugar un par de incidentes que muestran que parte de la estrategia rusa está incluyendo el desestabilizar el flanco este de la OTAN. Naturalmente, mientras más tiempo transcurra, la posibilidad de un accidente o bien, un ataque intencional que involucre a alguno de estos países, también crece.
Como dije, hay muchas más cosas sucediendo y hay más que profundizar al respecto. Pero acá lo dejo el día de hoy, y seguimos abordando más de estos temas posteriormente.
12 de agosto de 2023
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profesorjeanpier · 2 years
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La Ciencia de las Relaciones Internacionales
Todo el mundo opina de todo. La sobredosis de Información disponible gracias al internet y, dentro de ellas, las redes sociales y la cada vez mayor interacción internacional, a generado una mayor cantidad de opiniones y opinadores en ese aspecto, llegando a incluso ser común escuchar recomendaciones de Política Exterior por parte de, básicamente, cualquier persona. Y aunque todos tenemos derecho a la libertad de expresión y todos vivimos las consecuencias de  las relaciones entre estados, no cualquier consejo en ese aspecto debe ser tomado en serio, de la misma manera que no puedes escuchar un consejo medico de alguien sencillamente porque “también tiene un cuerpo”. 
Al igual de la historia, la medicina, la biología y la medicina, que sufren de problemas similares, Las Teoría de las Relaciones Internacionales, es una disciplina científica, que como tal exige determinada rigurosidad y está atada a ciertas normas y para ello debo también hablar de lo que no es: Los Estudios Internacionales o Teoría de las Relaciones Internacionales, no se encargan de documentar y difundir los eventos relacionados con el accionar estatal, lo cual es tarea de los periodista especializados en la fuente internacional, tampoco se encarga de escudriñar los antecedentes de un evento con el fin de elaborar una cronología de un hecho y posteriormente documentarla, lo cual es tarea de los historiadores, ni tampoco es la de analizar el conjunto de principios que se establecen en los acuerdos internacionales, lo cual es el área del Derecho Internacional, ni tampoco la capacidad de poder recitar todos los ríos y las capitales de  todos los estados del mundo, aunque si de tener conocimiento de todos estos aspectos, no es su tarea especifica tener todas esas cualidades. De la misma manera que un medico debe conocer los efectos de un fármaco en el cuerpo humano para poder usarlo en un tratamiento, la elaboración y desarrollo del medicamento corresponde al farmaceuta, que el profesional preparado para esta tarea.
En ese caso ¿Qué hace un internacionalista? El internacionalista o científico de las relaciones internacionales, tiene la capacidad de comprender el funcionamiento del sistema internacional y sobre la base de esta comprensión desarrollar  herramientas para buscar influir en este sistema para obtener  las mayores ventajas posibles.
Como en toda ciencia, el objetivo de la Teoría de las Relaciones Internacionales es el de elaborar leyes que expliquen el fenómeno, permitiendo prever eventos y tomar medias que nos dirijan a las consecuencias deseadas.
Uno de los principios fundamentales de la Teoría, expresa que los estados utilizarán la mayor de sus capacidades para el logro de sus objetivos nacionales, siendo el primer objetivo su propia existencia. De esta manera, Nos permitirá generar escenarios para adelantarnos a las acciones de un tercer estado (o del propio nuestro) ante un determinado evento, entiendo que la respuesta será proporcional a la amenaza de existencia percibida. Pudiendo, es este caso tomar acciones que modifiquen estas percepciones impulsando a que las otras partes actúen de la manera que me interese. No obstante, este conjunto de preceptos, van a  ocurrir sobre una base material. Un estado, según los recursos disponibles puede optar buscar una mayor influencia en el sistema con los recursos disponibles (posición comercial, disponibilidad de materias primas, capacidad de de coerción, etc) o puede optarse por minimizar la influencia externa en la toma de decisiones (Utilizar la posición comercial para evitar el ingreso a tu mercado, aumentando tu arsenal militar o desarrollando nuevas armas)
Uno de los casos más recientes (estoy escribiendo en julio de 2022) de irrespeto por parte de los actores estatales hacia los científicos de las relaciones internacionales, es la ocupación militar rusa a Ucrania. ABSOLUTAMENTE todos los autores Renombrados en Teoría de las Relaciones que han tenido una influencia tanto en la academia y en el Gobierno de Estados Unidos, recomendaron a los Estados Unidos, realizar todas las acciones posibles para prevenir una guerra entre Ucrania y Rusia y, óigase bien: este conjunto de recomendaciones estaba dirigido a los tomadores de decisión de Estados Unidos, ya que el estallido de un conflicto iba a hacer más difícil la situación para los miembros Europeos de la OTAN y arrastria a Rusia  como un socio estratégico de China, es el verdadero competidor de los Estados Unidos.
Tales recomendaciones fueron ampliamente ignoradas, teniendo como resultado perdida del territorio ucraniano, miles de muertos y heridos y crisis económica, que se hubiera podido realizar con un compromiso entre ambas partes, garantizados ante terceros y que permitiera satisfacer a Ambas partes, pero la respuesta fue enviar más armas, negar el acceso a Rusia al sistema financiero internacional, creando una crisis energética inimaginable hace poco tiempo, sin lograr ni si quiera cambiar la intención de Rusia de actuar de otra manera.
El comportamiento de los  Estados Unidos y la Otan, dió elementos al Presidente Ucraniano para pensar que podía incumplir los acuerdos de Minsk pactados con Rusia y conseguir un apoyo en caso de un conflicto, lo que terminó realizándose menos que a medias, teniendo como consecuencia una importante perdida del territorio Ucraniano,  desplazamientos forzados y perdida de vidas. En otras palabras, las acciones ucranianas, no fueron diseñadas racionalmente para proteger la existencia del estado ucraniano, sino para hacerse más vulnerables a la agresión aumentando las estímulos rusos para iniciar el ataque, lo que al final ocurrió.
Y es que la propia teoría de la relaciones internacionales, que pone una parte los estados tiene la obligación de armarse para la defensa de su soberanía, la conclusión lógica y racional, consiste en evitar el conflicto bélico a toda costa. Salvo que  puedas ganarla de manera indiscutida, o que los beneficios de iniciarla sean mayores que los costos de pelearlas, lo que presumimos que fue el calculo hecho por Rusia antes de iniciar la que ellos denominan “operación Especial” cuyos resultados aun están por verse.
Pero la ciencia no sólo debe analizar, sino también prever los escenarios: La política de aislamiento planteada por Europa a Rusia  a impulsado a éste país a fortalecer sus relaciones con China, quien representa una amenaza verdadera para Estados Unidos en cuanto a influencia global, por lo no podemos destacar acciones por parte de Estados Unidos para involucrar a China en otro conflicto bélico que comprometa la economía del gigante asiático y, como consecuencia, su capacidad de influencia. 
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sociotecnia · 11 days
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Política y Relaciones Internacionales
En el complejo entramado de la política global, las relaciones internacionales desempeñan un papel crucial en la configuración del orden mundial y en la interacción entre los Estados. Sin embargo, la dinámica de estas relaciones está intrínsecamente ligada a los procesos políticos internos de cada país, especialmente en lo que respecta a la democracia y la toma de decisiones políticas. En este…
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capsulaopinion · 2 months
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Cápsula de Opinión
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justodealberdi · 3 months
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🤙🏼 MILEI LE RESPONDIÓ A MADURO Y LO DESTRUYÓ | BREAK POINT 🇦🇷
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adribosch-fan · 4 months
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¿Está avanzando la autocracia más que la democracia?
Russell Cui señala que el declive de la democracia a nivel mundial durante la última década ha borrado en gran medida 35 años de mejora. El precio de la Libertad es la vigilancia eterna. Thomas Jefferson Aunque estamos viendo el progreso humano en muchos indicadores de bienestar, en la dimensión de la libertad y la democracia, la tendencia es menos clara en las últimas décadas. Los informes…
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bookish2bookish · 4 months
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La soberanía en evolución y su los gobiernos autoritarios en el mundo global
El término “soberanía” que a muchos les mencionaron en la secundaria o que quizás estudiaron en alguna carrera universitaria es muy distinto al término del mundo en que vivimos. La historia de este concepto se origina del término latino medieval “superus” que luego fue traducido por lso franceses como “souveraineté” y que se traduce como “poder supremo”. En este caso, el poder supremo o soberanía…
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telerealrd · 5 months
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Triste Adiós a Henry Kissinger: Ícono de la Diplomacia Estadounidense Durante la Guerra Fría
En un triste día para la diplomacia mundial, el icónico Henry Kissinger, exsecretario de Estado de los Estados Unidos y arquitecto de la política exterior estadounidense durante la Guerra Fría, falleció ayer a la edad de 100 años. Su legado perdurará como un pilar fundamental en la historia de las relaciones internacionales, especialmente en el enfrentamiento entre Estados Unidos y la Unión…
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myresenas · 6 months
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jgmail · 1 year
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Multipolaridad e Imperio ruso
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Por Alexander Dugin
Traducción de Juan Gabriel Caro
 Se han cumplido cien años desde que fue proclamado el nacimiento de la Unión Soviética y, aunque esta última desapareció hace tres décadas, podemos decir que tuvo un impacto profundo en la geopolítica mundial que continúa siendo estudiado hasta el día de hoy. Esta es la entrevista que le hemos hecho a uno de los grandes expertos en esta cuestión: Alexander Dugin.
 Profesor Dugin, muchas gracias por aceptar esta entrevista y concedernos algo de su tiempo para llevarla a cabo. La primera pregunta que me gustaría hacerle tiene que ver con la Unión Soviética. ¿Cree que hubiera sido posible la preservación de la Unión Soviética como entidad multinacional hasta el día de hoy?
 Aleksandr Dugin: Quisiera comenzar por decir que la Unión Soviética, desde un punto de vista geopolítico, no era otra cosa que la continuación del Imperio Ruso. Por supuesto, ideológicamente ambas entidades eran muy diferentes y se basaban en valores e ideas totalmente opuestos, pero geográficamente ocupaban el Heartland, el corazón de la tierra eurasiático. Es por esa razón que los clásicos de la geopolítica como Mackinder y Brzeziński la consideraban a la URSS como la heredera y representante del poder telurocrático, enemigo jurado de las talasocracias. Si retomamos las tesis de Mackinder, entonces podemos decir que la lucha entre los poderes marítimos y terrestres es la principal contradicción geopolítica que existe a nivel mundial. La caída de la Unión Soviética debe ser considerada como la derrota de las telurocracias y la victoria de las talasocracias. Podríamos decir que se trató de una catástrofe para el corazón de la tierra y un éxito rotundo para los poderes marítimos, es decir, para la civilización occidental liberal. Por otro lado, los eurasiáticos de la década de 1920 predijeron la caída de la Unión Soviética diciendo que la ideología comunista sería incapaz de unir a largo plazo a los pueblos de Eurasia. Es por eso que ellos plantearon la necesidad de deshacerse del dogmatismo soviético, pero preservando la unidad geopolítica de la URSS. La desaparición del comunismo no debería haber significado la destrucción de la URSS como entidad geopolítica: en caso de que la URSS hubiera sobrevivido a la caída del comunismo, considero que se hubiera convertido en una unión o imperio eurasiático, quizás incluso un nuevo imperio ruso, que conservaría la unión militar entre sus pueblos y preservaría la multiplicidad de grupos étnicos que viven en su interior. Tal solución hubiera sido totalmente plausible. Precisamente ahora nos encontramos en el momento en que Moscú desea recuperar su rol geopolítico como potencia telurocrática, reafirmando su independencia y soberanía frente a un Occidente colectivo dominado por élites atlantistas y talasocráticas. La actual misión de Rusia es reconstruir su espacio geopolítico imperial o unión eurasiática, pero dejando de lado la ideología soviética.
 Por supuesto, la caída de la Unión Soviética es un tema que ha sido muy estudiado en otros países socialistas como China. En este último estudian mucho las causas de la destrucción de la Unión Soviética como un medio para evitar seguir sus errores. Han adoptado un modelo de mercado, pero conservan una especie de ideología socialista. ¿Considera que este modelo hubiera preservado a la Unión Soviética?
 Aleksandr Dugin: Creo que tal modelo hubiera servido y por eso considero que China aprendió muy bien las lecciones más importantes sobre la caída de la Unión Soviética, especialmente la necesidad de preservar la unidad y el control estratégico de un Gran Espacio habitado por muchos grupos étnicos. China es una sociedad pluriétnica como lo fue en su momento la Unión Soviética y como lo es actualmente Rusia, lo principal es evitar la división del país y no perder el control del gobierno central. En ese entonces era muy factible haber hecho reformas, cambiar varios aspectos de la economía, y al mismo tiempo preservar la soberanía y el control de un Gran Espacio geopolítico creando una ideología mucho más adecuada para nosotros en la que se tuviera en cuenta las tradiciones de los pueblos que habitaban la URSS. La China contemporánea es una potencia comunista y cuasi totalitaria que ha redescubierto sus raíces confusiones, controlando con éxito las fuerzas del mercado. China no se ha convertido en una sociedad democrática con libre mercado, sino que ha conseguido preservar un poder vertical único que ha sometido al mercado a sus designios. Creo que es un ejemplo de lo que hubiera podido ser una refundación de la Unión Soviética por medio de un poder centralizado que tuviera control de su territorio y de todos los pueblos en su interior, manteniendo una economía mixta que combinará el socialismo, el tradicionalismo, el cristianismo y los valores rusos. Este modelo pudiera haber funcionado como hoy funciona China. Lamentablemente, perdimos la oportunidad de transformar la ideología de nuestra sociedad, evitando con ello el colapso y preservando nuestra unidad. La Unión Soviética, que había unificado todo el Hearthland o Imperio eurasiático, desapareció. El colapso de la Unión Soviética fue un suicidio y no se reduce al deseo de independencia de las antiguas repúblicas soviéticas. Los rusos son precisamente los responsables de tal situación y no los nacionalismos periféricos. El origen del colapso se encuentra en Moscú.
 Usted ha hecho referencia a que la China contemporánea es una sociedad ���cuasi totalitaria” con un fuerte componente confuciano. Me resulta muy interesante, como estadounidense, este análisis porque esta palabra la han utilizado los medios occidentales para atacar a Rusia y China. Cuando vine a Rusia me di cuenta que es mucho más libre que en otros países totalitarios donde el Estado lo controla todo. Quiero entender a qué se refiere exactamente cuando usa este término para describir a China y la Unión Soviética. ¿Diría que la Unión Soviética también era una sociedad totalitaria?
 Aleksandr Dugin: Creo que hoy en día existe un totalitarismo bastante intolerante en Occidente, por lo que considero que es hipócrita llamar a todos los demás sistemas como totalitarios, excepto al liberal. La sociedad china no es ni liberal ni totalitaria, sino holística. Creo que este último termino es más adecuado para describirla. Un sistema holístico es aquel donde predomina el bien común sobre el individual. Claro, muchos dirán que tal sistema puede llamarse como totalitario, pero lo mismo se aplica a la democracia liberal actual que supuestamente dice tener la verdad absoluta, negando con ello las particularidades de las diferentes civilizaciones. Esto último se debe a que el liberalismo occidental es racista e identifica su propia experiencia histórica y política con la verdad. Occidente se considera equivalente a la humanidad y todos los que no se ajusten a su modelo son vilipendiados por no ser lo suficientemente occidentales. Es una idea racista: el racismo puede ser manifiesto y biológico, como el nacionalsocialismo, pero también puede ser cultural como sucede con el globalismo liberal actual. Si el pueblo chino considera que el actual sistema o régimen político de su país es bueno, pues tienen el derecho a preservarlo. No necesitan que los activistas de la sociedad abierta o los defensores de la globalización les enseñen algo. Creo que cada pueblo debe decidir por sí mismo, esa es la base de cualquier democracia real a nivel internacional.
 Antes hablamos sobre el comunismo y me gustaría preguntarle si actualmente existe una ideología que unifique por completo a la sociedad rusa contemporánea. En la Unión Soviética obviamente existía esta ideología, pues durante toda su existencia se profesó el comunismo. Se buscaba construir el comunismo y se luchaba por él. ¿Cree que existe algo parecido en la Rusia de hoy? Y si no existe, ¿qué llena ese vacío?
 Aleksandr Dugin: Considero que no existe algo actualmente que llene ese vacío. Tampoco es posible volver a la época soviética, aunque existe una creciente simpatía por este período de nuestra historia. De todas formas, volver al dogmatismo del marxismo soviético es imposible. Es por eso que considero que debemos dar un paso al frente y combinar la justicia social – la futurología soviética – con la defensa de los valores tradicionales, los cuales han sido defendidos por nuestro presidente en un decreto público firmado hace poco donde se afirmando nuestras tradiciones nacionales rusas. Sin embargo, creo que todo esto debe hacerse fuera de la modernidad política occidental, explorando las ideas de los eslavófilos, Dostoievski o la ortodoxia, redescubriendo formas de pensamiento político no occidental o premoderno, incluso posmoderno. Por eso sostengo que es necesario unir la premodernidad con la postmodernidad y relativizar las ideas occidentales. Occidente es solo una parte de la humanidad que pretende ser la totalidad de la humanidad. Tal tesis es falsa y por eso debemos redescubrir los sistemas políticos que existían en Rusia antes de que cayéramos bajo la orbita de la influencia occidental. Tal tarea resulta ser un verdadero reto para nosotros, ya que debemos recrear una ideología orgánica que se ha perdido, pero que tiene su historia y nos muestra el camino. Tal ideología debe ser nueva, fresca y creativa, repudiando la hegemonía liberal occidental, la sociedad abierta, el individualismo y la democracia liberal que se intenta imponer en todo el mundo. Por otro lado, tal ideología también debe rechazar el comunismo y el fascismo, porque estas también son ideologías modernas que nacieron en Occidente. Estoy de acuerdo con Hannah Arendt cuando dice que la Modernidad occidental es totalitaria y que tenemos que descartar este totalitarismo para reemplazarlo con un sistema holístico nuevo y orgánico, un holismo ortodoxo y ruso, eurasiático, que puede hacer su aporte al conjunto de las sociedades tradicionales, entrando en sinfonía con muchas etnias, pueblos y religiones. Creo que la nueva ideología rusa será eurasiática, una mezcla entre el tradicionalismo y la justicia social.
 ¿Cuál consideras que será el papel de la economía en este sistema? Entiendo que la economía planificada soviética ayudó al principio al desarrollo de la URSS, pero terminó por estancarse. Por supuesto, Rusia se encontraba mucho más conectada al sistema financiero mundial en el 2014, fecha en que Occidente comenzó a imponerle sanciones. Hoy en día las sanciones han sido mucho menos efectivas, pues Rusia depende mucho menos del dólar. ¿Qué papel jugará la economía en todo esto? ¿Cree que Rusia seguirá existiendo la libertad de mercado o será reemplazada por la economía planificada?
 Aleksandr Dugin: El último decreto que firmó nuestro presidente deja claro la importancia de los valores tradicionales, por lo que podemos decir que existe un predominio de lo espiritual sobre lo material, algo particularmente ruso. Creo que esto es muy importante de subrayar, pues si estas obsesionado con la economía te ves obligado a competir y luchar con los otros para ganar. Mientras más te obsesionas con la materia, más te conviertes en un esclavo de la misma y su devenir. El sociólogo francés Luis Dumont explicó que los regímenes políticos del siglo XX estaban obsesionados con la economía. El liberalismo y el comunismo lograron éxitos bastante claros en este sentido, pero, por ejemplo, el fascismo no le dio tanta importancia a la economía. El fascismo y el nacionalsocialismo se despreocuparon del tema y consiguieron logros económicos igualmente grandes o incluso superiores. Lo que demuestra que la economía no es el destino. Claro, no quiero decir con esto que el fascismo fuera bueno, simplemente quiero señalar que la obsesión actual con la teoría económica actual no nos prepara para enfrentar a los desafíos actuales. Es por eso que pienso que la futura ideología rusa deberá deshacerse de esta obsesión con la economía y de ese modo crear un sistema realmente saludable.
 Además, es necesario resolver los problemas económicos desde un enfoque lógico y natural que deje de lado la competencia dogmática entre capitalismo y socialismo. Este dogmatismo debe ser rechazado y la economía debe ponerse al servicio del desarrollo espiritual. Por citar a Spengler, preferimos la cultura a la civilización. Así que no tenemos porque comprometernos con un sistema económico u otro, lo importante es defender una sociedad basada en la justicia, la tradición y la felicidad de las personas. Eso significa tener una perspectiva más moral y espiritual que económica. Si la economía de mercado funciona en ciertas cosas, pues dejemos que lo haga; si, por el contrario, funciona más bien la intervención estatal, entonces le daremos la bienvenida. En otros casos las formas de economía comunal serán mucho mejores que los otros dos enfoques. Los grandes resultados económicos del siglo pasado se lograron precisamente mezclando todas estas teorías como, por ejemplo, la estrategia estadounidense de combinar el proteccionismo y el mercantilismo con el mercado libre. En Europa ha primado un enfoque socialista de la economía combinado con la libre empresa. Esto nos lleva a concluir que existe un equilibrio entre el Estado y el capital privado que constantemente está transformándose. Se trata de una relación cambiante que no tiene nada de dogmática, creo que es algo que tenemos que adaptar a la sociedad rusa y quizás podamos resolver de esa manera muchos problemas concretos.
 Muchos historiadores consideran que la Guerra Fría fue una especie de orden mundial bipolar en el que se enfrentaron el Occidente capitalista contra el Oriente socialista. ¿Considera que la bipolaridad sigue existiendo hoy, especialmente ahora que muchos hablan de una nueva Guerra Fría? ¿Qué es la multipolaridad para usted? ¿Cree que existen paralelismos entre estos dos procesos, porque algunos sostienen que el mundo se está volviendo eurasiático y esta dejando de lado al mundo occidental, el cual se había constituido desde hacía mucho tiempo?
 Aleksandr Dugin: Creo que la unipolaridad fue una continuación de la bipolaridad, aunque uno de los polos, la Unión Soviética, desapareció, mientras que el otro continúo existiendo. Como la situación actual es una especie de reciclaje de la Guerra Fría podemos decir que Occidente sigue tratando a Rusia como la heredera de la Unión Soviética y su enemigo a batir. En gran parte predomina la inercia de muchos procesos del mundo bipolar. La multipolaridad es algo totalmente diferente, ya que no se trata de la lucha entre una ideología contra otra o de un polo contra otro. Se trata de una coexistencia entre diferentes civilizaciones. Por supuesto, eso no significa que no existan guerras o conflictos, tampoco significa que vayamos a entrar en una época de paz. Tal estado de cosas dependerá de los futuros polos que nazcan. La multipolaridad es antes que nada un intento por ponerle fin a la inercia de la bipolaridad, algo que Occidente no está dispuesto a aceptar. La multipolaridad no será el ascenso de uno o dos polos, sino la de varios polos, situación que sin duda reducirá la hegemonía, universalidad y deseos de expansión de Occidente, devolviéndolo a este último a sus fronteras naturales. Se trata de que Occidente vuelva a convertirse en una pequeña provincia de la humanidad. Rusia actualmente defiende la multipolaridad y esta librando una guerra en contra de la unipolaridad en nombre no solo de nuestra soberanía, sino también de otros polos como China, la India, el mundo islámico, América Latina y África. Creo que la guerra en Ucrania es la primera guerra en favor de la multipolaridad. Occidente lucha desesperadamente en esta guerra porque quiere conservar su hegemonía a cualquier precio, la unipolaridad no es más que una continuación de la bipolaridad y la rusofobia que existía en ese período. Eso queda claro cuando estudiamos la actual arquitectura del sistema de relaciones internacionales.
 El principal problema en todo esto es que Occidente no quiere aceptar que no es más que una fracción de la humanidad y no el centro o la totalidad de la misma. Es una parte, pero no el todo, por lo que no puede representar a todas las civilizaciones. Esto último es la meta a la que aspira la multipolaridad: Rusia lucha para que todas las civilizaciones del mundo puedan afirmar sus valores, los cuales pueden coincidir o no con los valores occidentales. La multipolaridad no tiene nada de universal, aunque puede haber una versión universalista, parcial, de cada civilización: puede existir un universalismo chino, otro islámico, eurasiático, africano o latinoamericano. Es decir, que no solo existe el universalismo del mundo occidental contemporáneo, sino que cada civilización puede defender el derecho de crear su propio sistema político, cultural o estético dependiendo de sus gustos. Es una defensa de la pluralidad de civilizaciones y la lucha en contra de la hegemonía occidental para convertirse en el único modelo del progreso o de la idea del tiempo, el hombre y la técnica. Cada civilización tiene el derecho de comprender e interpretar conceptos como el de hombre, el tiempo, Dios, la muerte o el bien y el mal a su manera. Además, ninguna civilización puede resolver los problemas o imponer sus estándares a las demás civilizaciones. Por eso luchamos los rusos en Ucrania.
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mauriciomeschoulam · 1 year
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Las piezas del ajedrez global: los movimientos de China-Rusia-Irán
Texto publicado originalmente en El Universal: https://www.eluniversal.com.mx/opinion/mauricio-meschoulam/las-piezas-del-ajedrez-global-los-movimientos-de-china-rusia-iran
El 24 de febrero de este año, justo el día del aniversario del inicio de la intervención rusa en Ucrania, supimos que la Compañía Industrial Marítima de Irán estaba reparando un barco ruso que se estrelló contra el hielo en el río Volga y se estaba sumando a China para ayudar a Rusia a dragar el canal que conecta al río Volga con el Don y el Mar Caspio (Eurasia Daily Monitor, 2023). El dragado se hace para aumentar la profundidad de un canal, lo cual permitirá a los buques de carga rusos, chinos, iraníes, indios y otros, transportar envíos más pesados desde y hacia el Caspio y de ahí a Europa. Además, estas acciones permitirán el tránsito de buques de guerra más grandes desde la Flotilla del Caspio de Rusia hasta el Mar de Azov, lo que facilitará su empleo por parte de Moscú contra Ucrania. En un evento aparentemente desvinculado con ello, pocos días después, se anunciaba el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Irán y Arabia Saudita, gracias a un acuerdo mediado por China. Este par de ejemplos nos dan una pista acerca de cómo se están acomodando las piezas en estos tiempos, lo cual tiene que ver con la guerra Ucrania, pero también con muchas otras dinámicas paralelas. De eso hablamos a continuación.
Lo primero es advertir que, en muchos casos, la palabra“aliados” tiende a emplearse con demasiada flexibilidad, obscureciendo la complejidad que se ubica detrás de la coordinación de políticas y acciones por parte de ciertos países. No es que las alianzas no existan, por supuesto que las hay. Pero en muchos casos, ciertos estados solo se sumarán a las posturas o acciones de otros estados mientras ello convenga a determinados intereses y agendas, aunque de igual modo, moderarán esas posturas o se retirarán de su aparente “sociedad” al menor signo que muestre que uno o más de esos intereses corre riesgo.
Es verdad que hoy se puede apreciar la formación o quizás solidificación de un eje que podría ser entendido como anti-Occidente, conformado por Rusia, China, Irán (y algunos otros países a quienes conviene hoy sumarse a este bloque como Siria, o Corea del Norte, entre otros). No obstante, esas aparentes alianzas tienen infinidad de matices. El reto actual consiste en examinar esos matices y determinar hasta qué punto la balanza sí se está, efectivamente, inclinando hacia la coordinación de sus decisiones y acciones.
Segundo tema: la guerra en Ucrania no es lo único que está alimentando esta serie de políticas y acciones coordinadas. La rivalidad entre las superpotencias (Estados Unidos-Rusia y Estados Unidos-China) viene creciendo desde hace tiempo y se manifiesta en incontables rubros—como la ciberguerra, las guerras informativas, la carrera armamentista, y la competencia por espacios de influencia, entre muchos más—desde hace varios años. Paralelamente, al menos hasta antes de la guerra en Ucrania, Estados Unidos se encontraba en fase de repliegue y retracción geopolítica, no en fase de expansión (sus repliegues en Irak y Afganistán, son solo dos ejemplos, hay muchos más). Esto ha producido vacíos en regiones como Medio Oriente o Asia Central, vacíos que otros actores buscan llenar. Lo han hecho Rusia o Turquía durante todo el período de las guerras en Siria o en Libia, o lo está haciendo China ahora mismo mediando un acuerdo entre Riad y Teherán que hubiese sido impensable que mediara Washington.
Tercer factor: no obstante, la guerra en Ucrania sí parece estar empujando estas dinámicas con mayor fuerza.
Esta serie de factores combinados nos obligan a evaluar con mayor detalle cuales son los elementos que empujan hacia el acercamiento de la colaboración entre esos países y qué elementos podrían tender a alejarlos de ello o a sopesar sus decisiones.
Pensemos por ejemplo el caso de Irán y Rusia, dos países que no hace demasiado tiempo mostraban cierta confluencia de intereses y coordinación de acciones, pero que en otros rubros exhibían conflicto o distancia. Por poner un caso, ambos apoyaron al presidente Assad en la guerra en Siria y fueron los pilares centrales que permitieron a su ejército recuperar la mayor parte del territorio que había perdido. Sin embargo, Irán aprovechó las circunstancias para afianzar sus posiciones en ese país, cosa que Rusia no veía con buenos ojos. Así, cada vez que Israel bombardeaba posiciones iraníes o traslados de armamento desde Irán destinadas a milicias proiraníes, Moscú—la aliada mayor de Assad y quien tiene una base naval y una base aérea en Siria—se hacía de la vista gorda, permitiendo implícitamente esos bombardeos. De hecho, el Kremlin negoció con Israel un mecanismo para reducir riesgos de potenciales conflictos en el aire entre las aviaciones rusa e israelí, lo que ha permitido cientos de bombardeos israelíes en territorio sirio. Éstos han ocasionado cientos de bajas de personal iraní, incluidos militares de alto rango. La grandísima mayoría de ocasiones, Rusia se mantiene en silencio.
Ahora mismo, sin embargo, las cosas están cambiando. Teherán se está convirtiendo cada vez más en una de las columnas de apoyo para la intervención rusa en Ucrania, no solo proveyendo a Moscú con drones y misiles, sino facilitando medidas como el dragado del canal arriba señalado o coordinándose con China para acciones económicas y diplomáticas comunes como ahora mismo, el acuerdo Irán-Arabia Saudita, que, entre otras cosas, deja fuera a Washington de la fiesta, y se suma a la desconfianza que existe entre la Casa Blanca actual y el reino saudí.
El tema de la “alianza” China-Rusia es incluso más complejo. De un lado, y con enorme peso, la rivalidad entre Beijing y Washington no hace otra cosa que crecer. En la visión china, Rusia es una socia crucial para la construcción de un orden multipolar que pueda contrarrestar a Occidente. En ese sentido, si Moscú termina debilitada a consecuencia de la guerra en Ucrania, y como resultado, tuviese que replegarse o disminuir sus demandas—como lo son las de poner límites a la OTAN—China se sentiría más aislada o menos acompañada en su estrategia de seguridad internacional. Beijing, en otras palabras, no desea ver a Washington fortalecida o exhibiendo mayor determinación y arrogancia como una de las consecuencias de esta guerra, pues eso impactará sobre temas que para Xi son cruciales como el caso de Taiwán.
No obstante, justo por ahí podemos empezar a matizar. Precisamente uno de los resultados de esta guerra es la concientización en Washington y sus aliados de la OTAN de que necesitan incrementar sus presupuestos militares, armarse de manera más sólida, desplegar tropas, barcos y posiciones de manera mucho más firme y buscar la contención y la disuasión como métodos para prevenir conflictos. Lo último que deseaba Xi era que, tras esta guerra, EU concluyera que necesita más buques y más despliegues militares para proyectar mayor fuerza precisamente en la zona geográfica de China y Taiwán.
Pero más allá de ello, hay que entender que China y Rusia no son aliadas, sino, de hecho, rivales geopolíticos históricos. Además de la propia competencia por espacios de influencia en la zona geográfica que comparten, Beijing tiene una visión de mundo y de su rol expansivo que difiere enormemente de la de Moscú. China no desea bloques, inestabilidad, inflación, crisis energética o cadenas de suministro bloqueadas. Xi Jinping quiere mantener a Europa más moderada en su tono y en sus vínculos con China y, en cambio, la situación actual le está orillando a posicionarse a lado de Rusia de formas que son muy mal vistas en las capitales europeas.
Navegar entre esa serie de factores no está siendo simple para Beijing y por eso hay quienes argumentan que a medida que pasen las semanas y los meses, su papel mediador irá creciendo como se ha empezado a apreciar en estos días. No obstante, también existe el potencial de que China decida proporcionar armamento crucial a Rusia, lo que alteraría sin duda el curso de la situación en Ucrania.
Con todo, si tuviésemos que evaluar el panorama general, considerando lo que viene sucediendo desde antes de la guerra en Ucrania sumado a las dinámicas que dicha guerra está empujando, parece evidente que: (1) Estados Unidos no está teniendo la capacidad de estar en todas partes del globo al mismo tiempo y que por tanto, su despriorización de determinadas regiones y alianzas está resultando en vacíos, los cuales tienden a ser llenados por potencias globales y/o regionales; (2) Un eje conformado por Rusia y China, al que se tienden a sumar otros actores como Irán o Corea del Norte, entre otros, se seguirá solidificando, incluso asumiendo las diferencias de visión y acción que existen entre esos actores; (3) Incluso si China interviene para mediar, será importante para Beijing que Rusia no salga tan debilitada del desenlace de su guerra como para dejar de contribuir a los propósitos comunes del eje señalado y del contrapeso que se busca para con Occidente; (4) La otra tendencia que está creciendo es la conformación de otro grupo de países, muchos, quienes no desean verse alineados con ninguno de los bloques, países que por ejemplo, deciden no sumarse a las sanciones contra Rusia, además de coordinarse con China, con Washington o con Europa por igual, cuando así conviene a sus intereses.
Esto, claramente, se asemeja mucho a los tiempos de la Guerra Fría. Pero 2023 no es 1955 y habrá que hablar acerca de las muchas diferencias. Lo haremos posteriormente. Por ahora, sin embargo, el ajedrez se encuentra en pleno movimiento.
Instagram: @mauriciomesch TW: @maurimmpd-blog
18 de marzo de 2023.
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creeselsalvador · 8 months
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MESA REDONDA
"¿Cómo funciona la asistente humanitaria ante una crisis mundial?"
Con esta interrogante el alumnado de Práctica Profesional II de la Licenciatura en Relaciones y Negocios Internacionales de la Universidad Evangélica de El Salvador sostuvo un interesante conversatorio con
✅️ Raymundo Velásquez de la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo AMEXCID
✅️Soad Alexandra Rumman, Diplomática de la Embajada de Palestina en El Salvador
✅️ Laura Colmenares del Comité Internacional de la Cruz Roja CICR
✅️ Erick Romero, de la firma consultora Jaque Mate
Con ellos el alumnado conversó acerca de los desafíos que enfrenta la asistencia humanitaria, el ciclo de los proyectos y los desafíos a futuro.
Muy agradecido con los ponentes por el tiempo concedido para compartir su conocimiento y muy orgulloso del nivel de profesionalismo con el cual el alumnado organizó y desarrolló la actividad.
#asistenciahumanitaria #aprenderhaciendo
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carlosjonguitud · 8 months
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Tuvimos la oportunidad de charlar de Ciberterrorismo junto al Dr. Abdiel Hernández Mendoza y Adamari Fragoso Torres, Nan.
Agradezco al equipo del Podcast #HorizontesInternacionales de la FES Aragón UNAM por la invitación.
¡No dejen de escucharlo!
https://open.spotify.com/episode/5HKGGOYp2YMOWdmbVvkfdN?si=0oOAHYi4QVutn7zikG_6zw
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cuba-redh · 1 year
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Miguel Díaz-Canel Bermúdez, "Cuenten siempre con Cuba en el empeño de consolidar un mundo más justo, solidario y sostenible"
Intervención del Presidente de la República de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, en la XXVIII Cumbre Iberoamericana. Santo Domingo, República Dominicana, 25 de marzo de 2023. Excelentísimo Señor Luis Abinader, presidente de la República Dominicana: Su Majestad Felipe VI: Excelentísimos Señores Jefes de Estado y de Gobierno de Iberoamérica; jefes de delegaciones: Excelentísimo Señor Andrés…
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