No te olvides nunca de vivir, no vivas a medias, vive cada momento, aunque no lo quieras.
No sueñes a ratos, sueña aunque sea despierta. Sí, con los ojos abiertos, aunque también lo hagas cuando duermas.
No te preocupes, ni te escapes, porque lo que venga, vendrá sin más, sin avisar. Sólo acuérdate de enfrentarte, de aprender y avanzar.
No te olvides de olvidarte, pero tampoco de quererte, de cuidarte, de ver más allá.
No dejes lejos tus miedos, haz las paces con ellos, aunque te traicionen, aunque compliquen tu vida, aunque las cosas se traben y no sepas cómo escapar, tenlos cerca, no te arrepentirás.
Abraza tus recuerdos, mete otros en el baúl de esos que olvidaste, pero no tires la llave. Perdónate, perdónalos y quédate con los que sumen, porque los necesitarás.
No guardes secretos inconfesables, ni chismes, ni dimes ni diretes, sólo problemas te darán.
Habla claro, porque las verdades siempre salen a la luz, la mentira sólo sirve para opacar la luz y lo que brilla, brillará.
No pienses demasiado, porque de nada vale, sólo si es por tu bien, piénsalo antes, que el tiempo pasa y no regresará.
No luches por lo que no pasará y no pudo ser y no fue, porque no sucederá.
Quédate con tus ganas y no con las sobras, porque mereces eso y mucho más, que te echen en falta. Sonríe, despierta, agradece y jamás te acuestes sin haber sido tú, sin haber dado todo lo que pudiste dar, pero tampoco te exijas más de lo necesario, porque a veces das más de lo esperado y nadie o poca gente te lo agradecerá.
Psss... ¡Oye! Solo pasaba a recordarte que eres toda una maravilla, eres más que increible, nunca cambies por lo que esperan de ti, tu brillo y lo que eres en sí ya es todo un regalo.
En la oscuridad de la vida, a menudo nos encontramos con desafíos que parecen insuperables. Pero en esos momentos, recordemos que cada uno de nosotros lleva una chispa única dentro de sí, una luz que puede brillar incluso en las circunstancias más difíciles. Nuestras aspiraciones, nuestros sueños, son como estrellas que guían nuestro camino. No importa cuán lejos parezcan, siempre podemos alcanzarlas si perseveramos con valentía. Cada paso que damos hacia nuestros objetivos ilumina nuestro camino y agrega brillo a nuestras vidas. Y, por supuesto, no hay nada más contagioso que una sonrisa. Cuando sonreímos, iluminamos no solo nuestras vidas sino también las de quienes nos rodean. Nuestra alegría y positividad pueden ser faros de esperanza para los demás.