Me cansé de pelear y de rogar por un cariño que claramente ya no existía. Cuando sentí tu frío sobre mí yo te lo dije, te pregunté a diario y a cada noche; si pasaba algo, pero callaste... Te ibas a trabajar y luego te alejabas de una forma tan rápida, pero no cuando te ibas sino cuando llegabas a casa.
Tu ausencia fue letal para mí, por que desde que me olvidaste, al ir a la cama y dormir junto a ti, y mirarte y ver tu espalda ahí fue cuando más lejano te sentí.
Las frases trilladas de amor ya no se dicen cuando ya no se sienten y en eso no fallaste, por que desde el día en que me dejaste de amar callaste.
Aprendí entonces a tomar café a solas, a sonreír a solas, a desayunar a solas, a dormir a solas, aunque en todo ello ahí estuviste presente pero ausente.
Aprendí a ser como tú, y eventualmente también dejé de quererte.
Vi que el amor no se acaba, el amor es asesinado y enterrado bajo nuestras propias sábanas.
Y entonces callé, no dije más nada, ya no te pedí amor ni besos al ir a la cama, dejé de buscarte y de acompañarte a cada mañana, y es que si no me quieres me querré yo.
Aunque eso signifique decir adiós... Te pedí muchas noches un por qué de tu desprecio, cambié fui más como tú querías pero no, el problema aquí era que ya no me querías o ya no me necesitabas, creíste que con darme dinero yo estaría en paz, pero olvidaste que soy mujer y que yo sola me sé sustentar.
Soy tan mujer que cuando dejaste de quererme me amé yo misma, me comencé a amar y al verme al espejo empecé a sonreírme y entonces callé y comencé a irme.
Para mí, una de las peores cosas de la edad adulta es tener que recoger los pedazos de ti, tú mismo, tener que guardarlos en un bolsillo y salir a cumplir con tus responsabilidades del día, no importa si estás agotada o no.
Después de haber tenido varios conflictos, este autor regreso con todo sin dudarlo después de romper contrato con Big Ligas, y desde ahí empezó a formar música por su propia cuenta, superando a varios artistas
Oh Jehová, tú me has examinado y conocido. Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme;Has entendido desde lejos mis pensamientos. Has escudriñado mi andar y mi reposo,Y todos mis caminos te son conocidos. Pues aún no está la palabra en mi lengua,Y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda. Detrás y delante me rodeaste,Y sobre mí pusiste tu mano. Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí;Alto es, no lo puedo comprender. ¿A dónde me iré de tu Espíritu?¿Y a dónde huiré de tu presencia? Si subiere a los cielos, allí estás tú;Y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás. Si tomare las alas del albaY habitare en el extremo del mar, Aun allí me guiará tu mano,Y me asirá tu diestra. Si dijere: Ciertamente las tinieblas me encubrirán;Aun la noche resplandecerá alrededor de mí. Aun las tinieblas no encubren de ti,Y la noche resplandece como el día;Lo mismo te son las tinieblas que la luz. Porque tú formaste mis entrañas;Tú me hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras;Estoy maravillado,Y mi alma lo sabe muy bien. No fue encubierto de ti mi cuerpo,Bien que en oculto fui formado,Y entretejido en lo más profundo de la tierra. Mi embrión vieron tus ojos,Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosasQue fueron luego formadas,Sin faltar una de ellas. ¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos!¡Cuán grande es la suma de ellos! Si los enumero, se multiplican más que la arena;Despierto, y aún estoy contigo.
Paulie: Dime, ¿Cómo sabes cuándo has conocido a la indicada?
Misha: Sería bonita, pero inteligente. Debe tener libros en la mesa y flores en el cabello.
Paulie: (…) Y Misha dime, ¿Tú tienes novia?
Misha: No. Bueno, una vez, solo un poco.
Paulie: ¿Qué? ¿Cómo pudiste tener un poco de novia? Explícame.
Misha: Antes de que viniera a América, conocí a una chica, estudiábamos juntos en la universidad. Charlábamos mucho, leíamos libros, los discutíamos. Era muy inteligente y testaruda. Yo entendía algo del libro, me decía: «No Misha, no significa eso». Una vez actuó en una obra frente a toda la escuela. Yo trabajaba como tramoyista en la oscuridad y la veía en el escenario. Llevaba florecillas en el cabello y la luz las tornaba de diferentes colores. Y me dije a mí mismo: «¡Por Dios, es preciosa!». Tal vez demasiado para mí. Pero aún así le diré lo que siento. Y después, cuando me acerqué a ella...
Paulie: Te robó las palabras.
Misha: Sí. Se casó con mi mejor amigo. Él le dijo lo que sentía. En la boda, ella me hace a un lado y dice: «Misha, tú siempre me gustaste más, pero tenía miedo, miedo de tu silencio». Es importante hablar. No tengas miedo de hablar.
Ya llevabas más de tres años saliendo con Enzo cuando todo cambió. Durante ese tiempo, le habías prometido tu apoyo incondicional, incluso frente a la perspectiva de una relación a distancia, que a ti no te importaba en absoluto. Sin embargo, para Enzo las cosas eran distintas.
Una noche, en su departamento en Montevideo, tú y Enzo estaban inmersos en una discusión. Él estaba lidiando psicológicamente con las complejidades de su papel como Numa Turcatti, a pesar de estar recibiendo terapia y compartir sus preocupaciones con colegas y hasta con Bayona. Pero en esa noche en particular, Enzo se quebró emocionalmente, llorando sin control. Tú, instintivamente, le abrazaste, asegurándole que todo estaría bien, que una vez que terminara con el trabajo, las cosas volverían a la normalidad y mejoraría gracias a las lecciones de vida que había aprendido.
Sin embargo, Enzo, con seriedad, te interrumpió diciendo: "(tu nombre), sabes cuánto te quiero, pero no puedo seguir contigo sintiéndome así. No quiero que sufras a mi lado. Por favor, dejemos esto". Mientras le acomodabas el cabello para ver su rostro, respondiste con calma: "No me importa, quiero apoyarte, te necesito tanto como tú a mí". Pero Enzo te miró fijamente y con voz firme dijo: "¡No! ¡No, (tu nombre)! Por favor, escúchame. Necesitamos separarnos por un tiempo. Necesito que lo entiendas".
Te encontrabas en una encrucijada emocional, sin saber exactamente qué pensar. El amor que sentías por Enzo era tan profundo que alejarte de él por completo parecía un acto prohibido. No obstante, también querías comprender su perspectiva y darle el espacio que parecía necesitar.
Con un gesto de cariño, acariciaste su rostro y le diste un beso en la frente. "Si eso es lo que quieres, te respeto. Y sabes que siempre estaré aquí para vos, cualquier cosa que necesites", expresaste con sinceridad. Enzo tomó tu mano, acariciándola, y te susurró un agradecimiento. "Gracias por entender", dijo con voz suave.
Con un nudo en la garganta, te levantaste y te retiraste. La puerta se cerró detrás de ti, dejando en el aire la incertidumbre de lo que vendría a continuación.
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Un año y medio transcurrió desde aquel momento, y tú y Enzo eran oficialmente exnovios. Parecía que él estaba prosperando, inmerso en una nueva fama que lo llevaba a escenarios de todo el mundo: Venecia, Madrid, Sevilla, Buenos Aires, Ciudad de México, Nueva York y más. Era como si hubiera olvidado por completo sus raíces.
Te encontrabas observando su vida a través de las redes sociales, pero cada publicación te causaba una mezcla de emociones. Por un lado, sentías resentimiento al verlo disfrutar de su éxito sin aparentes remordimientos. Por otro, reconocías que, a pesar del odio que intentabas albergar, en el fondo seguías amándolo.
Finalmente, decidiste bloquearlo en todas las plataformas y cortar cualquier vínculo digital con él. Era la única manera de protegerte emocionalmente, aunque en lo más profundo de ti, sabías que el amor que sentías aún persistía, enredado con sentimientos contradictorios de amor y odio.
Con la carga de las obligaciones laborales, tu jefe te envía a Madrid para una conferencia de trabajo que durará dos semanas. Aunque aceptas por deber profesional, también reconoces la oportunidad de escapar de las calles de Montevideo, las cuales están impregnadas de recuerdos compartidos con Enzo.
La necesidad de un espacio fresco para reflexionar y alejarte de los lugares que te vinculan con el pasado se convierte en una motivación adicional. Madrid, con su energía diferente y nuevas experiencias, te ofrece un respiro necesario para despejar la mente y encontrar un nuevo equilibrio. Mientras te sumerges en las responsabilidades laborales, también te das cuenta de que esta oportunidad puede ser un catalizador para tu propia renovación personal.
Al llegar a tu nuevo apartamento en Madrid para las dos semanas, decides explorar las luminosas calles y te diriges a una cafetería. Mientras te sientas al aire libre, ordenas un café y un croissant, disfrutando de la tranquilidad del paisaje y la hermosa arquitectura madrileña.
Al terminar tu café, te levantas para entrar a la cafetería y devolver la taza vacía. Sin embargo, te chocas fuertemente con un hombre, y sientes la sangre brotar inesperadamente de tu nariz. Sin verlo claramente, reaccionas impulsivamente gritándole: "¡GORDO BANANA DE MIERDA, CANTO DE QUESO!".
Cuando finalmente lo miras fijamente, te quedas en shock al darte cuenta de que la persona con la que te acabas de chocar es nada menos que tu exnovio, Enzo Vogrincic. El encuentro inesperado lleva consigo una mezcla de sorpresa, incomodidad y, quizás, la oportunidad de abordar asuntos pendientes.
Tengo la memoria frágil cuando se trata de ti, y buscar tu presencia entre las letras se convierte en mi intento de acercarme más. Una sonrisa atrapada en los pequeños abriles que solíamos compartir, esos meses estacionados como una primavera suspendida en un equinoccio amarillo. Intento sentir y, al mismo tiempo, evitar; viajar para escapar del recuerdo que compartimos alguna vez. Solo pido que la vida me permita tocar ciertos lugares sin desvanecer el olor a antiguo que guardo para retener a personas.
No sé a dónde te has desvanecido, pero sé que te llevaste contigo una parte de mí. Algo que, evidentemente, nunca podré recuperar. Una sonrisa forzada con un paso en falso, un realismo al que aún me resisto a enfrentar. Tú al otro lado de la vereda y yo con un pequeño impulso de saltar.
Quiero que también me pienses, y me eches de menos. No importa cómo lo hagas, demuéstrame, por lo menos una vez, que fui importante para ti, como tú lo fuiste para mí.