Upendi (3/3)
- ¿Con quién estas saliendo, Vanessa?
- ¿Curioso?
- Sí. – Finral la miro con seriedad mientras compartían una copa durante la noche, la mayoría de sus compañeros estaba durmiendo, así que tenía un espacio intimo para hablar.
- No puedo decirte, es un secreto, por un tiempo al menos, es… Muy distinto a cualquiera que conociera antes, es educado, torpe y muy amable, tan caballeroso.
- Suena un buen tipo ¿Por qué esconderlo?
- Es reservado, y antes de introducirlo con nosotros quisiera ver a donde va esto.
- ¿Conocer a la familia es una apuesta fuerte? – Rio suavemente.
- Un poco, para ambos lados, pero es extraño, nunca me había sentido así por nadie.
- ¿Ni por Yami?
- No, es distinto, y él está totalmente en el polo opuesto de lo que me suele gustar, lo que es curioso y divertido, supongo que así es el amor; puedo avergonzarlo con mucha facilidad. – Comento con aire de suficiente las últimas palabras.
- ¿Es menor?
- Es mayor que yo, pero a fines prácticos parece un adolescente. – Vanessa sonreía con cariño lo que le permitió saber a Finral lo mucho que le gustaba su pareja.
- Estoy feliz de verte tan enamorada, cuenta conmigo para lo que necesites.
- ¿Quién está enamorada?
- Tú, evidentemente, te brillan los ojos, sonríes cuando lo nombras y estas feliz, si esa persona es capaz de hacerte tan dichosa entonces ya es mi persona favorita en el reino, te mereces toda la felicidad del mundo, Vanessa.
Nozel la esperaba en la pequeña aldea a la que habían acordado ir para su cita, nadie le preguntaba a un Capitán que iba hacer así que su mago espacial simplemente obedecía sus órdenes, y Vanessa era libre de ir a donde quisiera, además en un sitio tan alejado era fácil que pasaran por miembros de escuadrones que estaban haciendo misiones en conjunto, Nozel solía usar una capa para llamar menos la atención durante sus salidas.
Vanessa lo abrazo con fuerza al verlo.
Nozel sonrió con suavidad.
- ¿Cómo has estado? – Pregunto una vez que se sentaron en la parte más privada de la destartalada, aunque acogedora posada.
- No estás durmiendo lo suficiente, cariño, tienes ojeras. – Comento sin responder a su pregunta, alargando su mano para acariciar su mejilla y tocar las bolsas oscuras bajo sus ojos – Creo que soy yo la que debería preguntar como estas.
- Hay mucho trabajo que hacer. – Murmuro apoyándose en su palma – No solo del escuadrón sino también de mi familia.
- Además nos reunimos en sitios distantes, debe ser agotador para ti hacer todo el viaje. – Bajo la mirada con frustración.
- No lo es, no te preocupes por eso. – Tomo su mano para llevarla a sus labios, era un gesto que le encantaba profundamente a Vanessa y él lo sabía – ¿Sabes lo hermosa que te ves cuando sonríes? – No pudo evitar ampliar la sonrisa ante sus palabras – Esa sonrisa es la que me encanta ver en ti.
- Me gustaría que sonrieras más, e intentando hacer que sonrías sacando todas las historias vergonzosas de mi escuadrón y las travesuras que hacemos Zor y yo, pero apenas lo haces. – Vanessa se inclinó más cerca de él – ¿Quizás deba intentar otras cosas? – Dijo en un tono sugerente que lo hizo ruborizarse.
- No…
- ¿No? ¿Por qué te ruborizas tanto? ¿En que estabas pensando? – Bajo su tono de voz lleno de picardía justo en ese momento la camarera llego para dejar los platos frente a ellos, le habría gustado molestarlo más, era tan tímido como Noelle – Ven, cariño, deja que te alimente.
Fue difícil convencerlo, presento mucha resistencia, orgulloso y tan penoso, por puesto que ella ganó, sonriendo ampliamente cuando acepto el primer bocado, al salir caminaron un rato por la aldea, viendo a las personas pasar, revisando su pequeño mercado, Vanessa sabía que Nozel tenía un tiempo limitado para compartir con ella, solían hablar hasta el cansancio, conociéndose un poco más cada vez, pero en momentos como hoy, que estaba tan cansado prefería solo estar en silencio, su mano choco varias veces accidentalmente con la de él.
- Cariño. – Llamo con una ligera frustración mientras su mano se entrelazaba con la suya – Hay una laguna cerca, vamos a verla.
- Está bien. – Vanessa pensó que él no había entendido cuando tomo su mano, ya que parecía ligeramente indiferente, más perdido en sus pensamientos que otros días.
Cuando llegaron a la laguna, insistió en que se sentaran en la sombra de un árbol como en su primera cita, una vez que estuvieron acomodados Vanessa espero que estuviera desprevenido para tirarlo del brazo y recostarlo sobre sus piernas, Nozel estaba completamente escandalizado e intento levantarse torpemente de su regazo, su rostro estaba completamente rojo lo que la hizo reír a carcajadas.
- ¡Quédate quieto, Nozel! Tu cabello me está haciendo cosquillas. – Se detuvo rígidamente con la mirada fija en la laguna – Relájate. – Ordenó al mismo tiempo que una de sus manos se adentraba en su cabello plateado y la otra descansaba sobre su brazo.
- Esto no es apropiado, Vanessa.
- Cállate. – No podía dejar de reír ante lo que parecía a sus ojos un gato erizado – No me molesta, y necesitas descansar, te despertaré así que duerme un rato, al menos puedo cuidar de ti unos minutos.
- Eso sería inimaginablemente grosero, he venido a pasar tiempo contigo y…
- Seguirás estando conmigo, pero descansando, algo que evidentemente necesitas, no duermes lo suficiente, ser una pareja implica cuidarnos mutuamente. – Vanessa dejo que se girara sobre su espalda para que sus rostros quedaran de frente, su cabeza todavía apoyada sobre sus muslos mientras que la mano en su cabello seguía rascando con cuidado su cuero cabelludo, tenía el ceño fruncido y un rubor en sus mejillas – Te va a salir una arruga aquí.
- ¿Estás segura de que no eres un ángel? Siendo tan hermosa, con un espíritu tan brillante y cálido, siento como si el frio que rodeara mi corazón durante años se derritiera cada vez que tus ojos me miran. – Su voz sonaba suave y afectuosa, Nozel solía dedicarle palabras dulces o poemas cuando podía, su educación real abarcaba muchas áreas, la poesía una de ellas y a Vanessa le encantaba – Me gustaría mucho besarte ahora mismo.
- Por favor. – Susurro en respuesta a las palabras dichas con honestidad, Nozel se incorporó para mirarla a los ojos, su mano derecha acaricio su mejilla mientras se acercaba lentamente, Vanessa decidió que lo mejor sería encontrarlo a mitad de camino, cerro sus ojos y unió sus labios con los de él, busco entrelazar su mano libre con una de las suyas.
Vanessa sonrió en el beso.
Él le hacía sentir cosas que nunca había experimentado, así que con la emoción del momento busco cambiar de postura para poder pasar sus brazos sobre sus hombros y estrecharlo más cerca, cuando se separaron estaban sin aliento, y ella no quería perder la oportunidad de volver a besarlo, uno tras otro, un poco más duradero cada uno.
- Si seguimos así no podrás dormir. – Dijo con una sonrisa llena de felicidad.
- No me importa ¿Por qué soñar contigo cuando te tengo aquí? – Esas palabras le nacieron del alma y Vanessa no podía evitar derretirse por completo, Nozel era un miembro de la realeza, un príncipe en toda la extensión de la palabra, pero cuando decía cosas así solo la hacía temblar.
- Mi príncipe.
Nozel regreso a su palacio sin haber dormido, con una sonrisa que no podía disimular y una ligereza en el corazón, Vanessa abrazo a todos cuando llego a la base, especialmente a Noelle, la niña no conocía lo dulce que podía llegar a ser su hermano, la pobre no entendía la repentina efusividad de su mejor amiga, pero la recibía con gusto, le gustaban los abrazos.
Vanessa podía esperar con calma el futuro.
No tenía prisa.
No mientras la esperaran esos besos y ese hombre.
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