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Estoy en una constante colición pero nunca sé con q voy a chocar,
Lo seguro es que Siempre choco,
En vez de ir despacio, mi vida se acelera,
siempre caigo destrozado,
Siempre termino en llamas, con los huesos rotos o simplemente con viseras fuera.
La última vez una mujer me puso sancadilla, caí tan fuerte que me quebré las costillas y me perforé el corazón,
Recuerdo de niño q cada caída llevaba unas lágrimas, y eso no ha cambiado, llené una piscina
Presiento que algún día me empujarán y caeré a la piscina y me ahogaré en ella, estoy en constante colición.
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Ya estoy grande, ya me ato los zapatos
Ya voy a la cama antes de ir a la disco
Ya voy al banco
Ya tengo deudas
Pero sigo sufriendo del corazón roto.
No puedo dejar de querer la comidita de mamá o el abrazo de mis hermanas.
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Alma en pena.
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"Quiero perderme por falta de caminos. Siento el ansia de perderme definitivamente, no ya en el mundo ni en la moral, sino en la vida y por obra de la vida. Odio las calles y los senderos que no permiten perderse. La ciudad y el campo son así. No es posible en ellos la pérdida, que no la perdición, de un espíritu. En el campo y en la ciudad se está demasiado asistido de rutas, flechas y señales para poder perderse. Uno está allí indefectiblemente situado. Al revés de lo que le ocurrió a Wilde, la mañana que iba a morir en París, a mí me ocurre en la ciudad amanecer siempre rodeado de todo, del peine, de la pastilla de jabón, de todo. Amanezco en el mundo y con el mundo, en mí mismo y conmigo mismo. Llamo e inevitablemente me contestan y se oye mi llamada. Salgo a la calle y hay calle. Me echo a pensar y hay pensamiento. Esto es desesperante".
—César Vallejo
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Dios Heros, amor impropio
Has masacrado todas mis esperanzas pero en esta por favor, matame y lanzame el fuego de la desesperanza o dame un poco de aliento y un poco de su amor, no me dejes con esta incertidumbre en donde morí mil veces con esperanza. Matame ahora pero no me dejes con la duda.
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NO TIRES LAS CARTAS DE AMOR
Joan Margarit
No tires las cartas de amor
Ellas no te abandonarán.
El tiempo pasará, se borrará el deseo
-esta flecha de sombra-
y los sensuales rostros, bellos e inteligentes,
se ocultarán en ti, al fondo de un espejo.
Caerán los años. Te cansarán los libros.
Descenderás aún más
e, incluso, perderás la poesía.
El ruido de ciudad en los cristales
acabará por ser tu única música,
y las cartas de amor que habrás guardado
serán tu última literatura.
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"Y crearon la escuela
como el diablo había ordenado.
El niño ama la naturaleza,
así que lo cerraron en cuatro paredes.
No puede sentarse durante horas sin moverse,
por lo tanto, minimizaron su libertad de movimiento.
Le gusta trabajar con las manos.
y empezaron a presentarle información y teorías.
Le encanta hablar con sinceridad -
le enseñaron a callar.
Se esfuerza por entender -
le enseñaron a memorizar.
Le gustaría explorar por sí mismo y usar su conocimiento (alma) -
pero lo obtuvo todo en formato preempaquetado en docenas de hojas de trabajo grises.
A través de todo,
los niños aprendieron lo que nunca habrían aprendido
en otras circunstancias: han aprendido a no cuestionar nada y a adaptarse".
Adolfo Ferriere
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Dos poemas ingleses[viii]
A Beatriz Bibiloni Webster de Bullrich
¿Con qué puedo retenerte?
Te ofrezco magras calles, ocasos desesperados, la luna
de los corroídos suburbios.
Te ofrezco la amargura de un hombre que ha mirado
largamente a la luna solitaria.
Te ofrezco mis antepasados, mis muertos, los fantasmas
que hombres vivientes han honrado en mármol:
Te ofrezco cualquier agudeza que puedan contener
mis libros, cualquier hombradía o humor en mi vida.
Te ofrezco la lealtad de un hombre que nunca ha sido leal.
Te ofrezco la memoria de un guayacan amarillo vista
en el ocaso, años antes de que hubieras nacido.
Te ofrezco explicaciones de ti misma, teorías sobre ti misma,
auténticas y sorprendentes noticias de ti misma.
Te puedo dar mi soledad, mi oscuridad, el hambre
de mi corazón; trato de sobornarte con
la incertidumbre, con el peligro, con la derrota.
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Joseph Apoux
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Chris Johnson
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No hay nadie - Idea Vilariño
No estoy
no esperes más
hace tiempo que me he ido
no busques
no preguntes
no llames que no hay nadie.
Es una loca brisa de otros días
que gime
es un pañuelo al viento
que remeda señales.
No llames
no destroces tu mano
golpeando
no grites no preguntes
que no hay nadie
no hay nadie.
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Imagina una mujer.
Una mujer que se va agrandando
a medida que se aleja.
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