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chubascoenprimavera · 3 years
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chubascoenprimavera · 3 years
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por Constanza Martínez Lacourt
A la hora de desmembrarse en palabras Vicente tiene una peculiaridad y es que todo lo que escribe lo amortiza con un golpe en constante movimiento envolvente y oscilante, como si estuviera mirando al techo y rotando de un lado a otro. La transparencia de su voz nunca aparece inadvertida.
Empiezo por la más obvia: ¿Qué es poesía? En teoría, la única ciencia que se ocupa del problema.
La premisa era la de Rimbaud. “Hay que ser absolutamente moderno”: no hacer concesiones, sentir aunque duela, denunciar las mentiras, sumergirse en el miedo hasta que se disuelva.
Como las cosas cuando se desintegran en líquido y la química no permite que la materia se una, en este poemario hay que disolver los espejismos creados para sostener lo posible o lo inevitable. Los versos avanzan, las líneas se hinchan y aguardan peaje en una parte cruda de la cabeza hasta conectarse con un impulso nervioso que culmina cuando se revela la esencia de las cosas.
Oí ‘escaparse del espejo’ y me gustó.
Pero no es escaparse del espejo.
Es hartarse del espejo.
Blanquear.
Bailar frente al espejo.
¿Qué digo bailar?
Danzar.
Volverse, ora la fiera
más anárquica,
ora el galán maduro
que te morís por ser.
Disfrutá de tu bebida cola.
Disfrutá de la manera en que sostenés
el vaso.
Si nadie te escribió una canción de amor
                                                 hay algo que no funciona.
Ese es el parámetro.
Con un tinte prudente de belleza para intentar comprender nuestra realidad, sublime y simple a la vez, Escribir no es importante reúne cronológicamente los poemas de Vicente en todas sus épocas y libros, ofreciendo a los lectores un recorrido integral.
Su literatura reclama encapricharse con el detalle, pide relectura. Invita a la reflexión constante, desde lo cómodo pero también desde lo incómodo, que puede ser toparse y sumergirse en situaciones que desgarren los perímetros, que nos amurallan poniéndonos en jaque, para con humildad aceptar el mate de la derrota que es conquista de acierto.
Los que lean este libro se van a encontrar acá, buscando que el arte pase por nosotros, se expanda y logre su mayor objetivo: la creación.
Apenas pasa la tormenta los riachos de montaña embrutecen y retumban arrastrando árboles, gente y algunos amores. Yo una tarde perdí un par de zapatillas y vi pasar a una señora rebotando río abajo contra las piedras sin oponer resistencia. Y me tenté, pero no me tiré. Todo ese día fui el que no se tiró. La lluvia de ayer, tarde y noche, fue mayúscula; y si bien en casa otra vez hay goteras y yo estoy sufriendo mi susto fue lejano. En el barrio ya no quedan montañas y las diagonales sólo dan remansos. Pero un día después, hoy, aún húmedas las puertas, siento pánico y violencia. ¿Será el amor que se aleja? No, no dije tristeza; dije pánico y violencia. Vos quizás te acuerdes; yo soy el chico que perdió las zapatillas y la parrilla y una remera y trepó, presa del pánico, justo a tiempo para ver pasar a una señora que ya no era una señora rebotando río abajo, a pasos de Icho Cruz. Y se tentó pero no se tiró. -todo el día fue el que no se tiró- Y hoy, mucho tiempo después, un día después de una tormenta siente pánico y violencia. ¿Será el amor que se aleja?
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chubascoenprimavera · 3 years
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oración para esperar el colectivo
señor de los desamparados que esperan el colectivo no permitas que se apague esta llamita defendida a puro sol sobre la escarcha
que el colectivo venga pronto pues la espera amontona cenizas en la frente y tengo que apalearlas y hacer señas y asomar los ojos a la ruta aunque las venas duden tironeando
señor de los desamparados que no pase de largo como si yo no fuera capaz de andar descalza como si yo no fuera propensa a la ternura como si fuera una chapa un poste  nadie  nada
y que no venga lleno señor porque se salen con la suya entonces patas y empujones en un boleto me suicidan la sonrisa y me resigno  animal al matadero
que no demore  señor  hoy hace frío y no llegan los sueños hasta el alma en el filo de este riesgo  no me culpes si abandono un segundo la trinchera y alcanzo a maldecir la madrugada
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chubascoenprimavera · 3 years
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Julia Martínez nos trae este gran poema de Eladio Orta, de su libro "Mixtura". Esperamos que lo disfruten. 
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chubascoenprimavera · 3 years
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por Sofía Collavino
“parque de las ruinas no es una obra para lectorxs perezosxs”, me animo a aventurar porque convivo con el fetiche de iniciar reseñas con fuertes advertencias. Rápidamente elijo contradecirme para decir esto otro: “todo el mundo debería leer parque de las ruinas”.
Arranco explicando la primera máxima (la segunda no necesitará explicación). La pequeña y sarcástica osadía de titular un libro sin mayúsculas ya nos da una pista de las bellísimas incongruencias que encontraremos en su interior. Digo libro porque no me atrevo a etiquetarlo como #poemario. Decía, entonces, que no es un libro para perezosxs porque lo que logra Marília García es extender –como sacudiendo un mantel sobre la mesa del comedor– incontables rincones, recorridos y dinámicas, que se cruzan entre sí. parque de las ruinas propone lecturas diferentes, escarbar en las posibilidades de la literatura y reversionar a su manera formatos anticuados, hoy vintage. A nosotrxs nos toca explorar.
Marília logra establecer un diálogo tan orgánico entre las imágenes y el texto que nos hace pensar, por momentos, que estamos presenciando el origen de un nuevo género híbrido. Esa es la pregunta que nos obliga a seguir leyendo. Y mientras pensamos en cómo esta unión de fotografías con poesía se nos presenta tan obvia e indivisible, distinguimos también los signos del collage: nombres de artistas, recomendaciones cinematográficas (con sinopsis de yapa), criaturas, conceptos, recordatorios específicos de sucesos no tan recientes (no tan lejanos), postales, fotos de otras fotos, fotos de otros cuadernos, cartas, ¡links!, teoría literaria y una batería de referencias, enmarcado todo en la excusa del diario personal, pero sin llegar a cubrir el todo. La pluralidad de aristas que se pegotean en las páginas del libro lo vuelven una obra asombrosamente productiva.
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Con ningún otro texto me animaría a compartir una imagen con mis propias –humildes– notaciones, y será por eso que también le agradezco a la obra la posibilidad.  
La última de las estaciones (al menos a la que yo llegué al momento de escribir este artículo) se evoca a la dimensión ensayística, para nada sutil, en parque de las ruinas. Por momentos parecería que la propia obra nos quiere dar las pautas para desentrañarlo. Falsa alarma. Se mantiene inmutable en su espíritu salvaje. No obstante, guardamos estas ideas para aplicarlas otro día y ver si resisten la lectura-marília que aprendimos: buscar hasta encontrar lo que no estaba.
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chubascoenprimavera · 3 years
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mamá se fue tarda muchos años debajo de su puerta saliendo agua roja
papá la maldice
antes de irse mamá ya no hablaba no abría los ojos después cerró la puerta de su cuarto y no quiso volver
detrás de la puerta nos llama a veces y nos grita un cuento de una casa de dulce que se come y llora largamente y se ríe y se oyen cosas que se quiebran y mamá habla por ratos ronco como un hombre como una noche lejos y da golpes y la oímos rasparse
en las paredes y sale un río de mamá por debajo de la puerta un río rojizo y triste que no se mueve
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chubascoenprimavera · 3 years
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Burgueses
No me dan pena los burgueses vencidos. Y cuando pienso que van a darme pena, aprieto bien los dientes y cierro bien los ojos. Pienso en mis largos días sin zapatos ni rosas. Pienso en mis largos días sin sombrero ni nubes. Pienso en mis largos días sin camisa ni sueños. Pienso en mis largos días con mi piel prohibida. Pienso en mis largos días.
—No pase, por favor. Esto es un club. —La nómina está llena. —No hay pieza en el hotel. —El señor ha salido. —Se busca una muchacha. —Fraude en las elecciones. —Gran baile para ciegos. —Cayó el Premio Mayor en Santa Clara. —Tómbola para huérfanos. —El caballero está en París. —La señora marquesa no recibe.
En fin, que todo lo recuerdo. Y como todo lo recuerdo, ¿qué carajo me pide usted que haga? Pero además, pregúnteles. Estoy seguro de que también recuerdan ellos.
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chubascoenprimavera · 3 years
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El paso se interrumpe un camión descarga lácteos en un mercadito los hombres hacen fuerza el chino del mercado da instrucciones yo pienso en la cadena, en la cadena alimentaria de las cosas, lo mejor que puede pasar es que se vendan todas las leches. En qué franja del mundo estoy en la que hace qué en la que cree en qué en la que jamás piensa en qué qué soy exactamente qué virtudes tengo en qué franja de la bondad entro. En el medio de la calle hay un auto dado vuelta lo custodia una mujer policía ya no hay personas no hay accidentados queda un auto dado vuelta un auto que ya no sirve tanto me preocupo por la vida de las personas que iban adentro cuántos eran si había niños, una mujer embarazada un anciano o alguien feliz. No tengo idea de mi coeficiente mental cuánto es, qué número tiene en qué franja estoy tengo una enfermedad crónica me pregunto cuánta gente habrá en la franja de los enfermos crónicos. Mi vecina está recién operada de la garganta tiene un hilito de voz ella está en esa franja su hija está en la franja de los niños con problemas de peso yo estuve en la franja de los niños fóbicos de las nenas a las que le comieron la lengua los ratones. En qué franja cabe mi felicidad de hoy en qué segmento va no sé nadar estoy en una franja que no me queda bien a mí dejame en el agua que no me voy a morir estoy en esa franja. Nadie sabe en qué franja horaria está mi hermana ese continente no está en esta franja mi hermana está en la franja de las mujeres altas yo estoy en la franja de las bajas y la miro como cuando era chica hay una franja que nos unirá siempre la franja de los hijos de Mónica y de Ulises. Se bifurcan las franjas de la identidad tanto que dan ganas de correr hacia la preexistencia. En el bebé diminuto que vi en el subte iba la gracia la vida frágil nueva en la madre del bebé diminuto que vi en el subte iba el miedo a lo inmanejable. La franja de los recién nacidos es la franja efímera. Estoy en la franja de los que le deben al psiquiatra de las chicas con mucho corazón y muchos lunares en la franja de los que a veces duermen mal de noche.
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chubascoenprimavera · 3 years
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Matías Bonfiglio nos lee un poema de la autora chilena maría José Ferrada, de su libro Cuando fuiste nube. Esperamos que lo disfruten
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chubascoenprimavera · 3 years
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por Martín Domínguez
foto de Zsófia Fehér
Naranja Falsa No es la luna, te digo. Son estas flores que iluminan el patio. Las odio. Las odio como odio el sexo la boca del hombre sellando mi boca, el cuerpo paralizante del hombre. y el llanto que siempre se escapa, bajo, humillante premisa de unión— En mi mente esta noche escucho la pregunta y la respuesta correspondiente fusionadas en un sonido que aumenta y aumenta y después se divide en las viejas yo, los cansados ​​antagonismos. ¿Te das cuenta? Nos hicieron las tontas para¹. Y el aroma de naranja falsa se filtra a través de la ventana. ¿Cómo puedo descansar? ¿Cómo puedo estar tranquila cuando existe todavía ese olor en el mundo?
Mock Orange
It is not the moon, I tell you. It is these flowers lighting the yard.
I hate them. I hate them as I hate sex, the man’s mouth sealing my mouth, the man’s paralyzing body—
and the cry that always escapes, the low, humiliating premise of union—
In my mind tonight I hear the question and pursuing answer fused in one sound that mounts and mounts and then is split into the old selves, the tired antagonisms. Do you see? We were made fools of. And the scent of mock orange drifts through the window.
How can I rest? How can I be content when there is still that odor in the world?
¹En vez de “nos dejaron en ridículo”, me tomé la licencia poética de jugar con la literalidad de las palabras, y el estereotipo machista de la “mujer tonta”.
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chubascoenprimavera · 3 years
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por Joaquín Rodríguez
Se puede escuchar techno o lo-fi mientras se estudia, y también se puede leer, como en canon, dos textos a la vez. Lo sorpresivo para mí es encontrar, mientras leo un texto, otro. Encontrar un canon en la lectura unívoca de un poemario. No es el plagio barato, es la esencia repetida, no el reflejo de espejo sino de papel aluminio, y en este caso doble.
Entré a leer “Pétalo nocturno” esperando un texto con la esencia del romanticismo latinoamericano; el título fue una pista de eso. Pero también, hay una sola primera lectura de unx autorx, e intuí el libro por los otros poemas que había leído de María Belén Corso.
Pero en realidad, no. En realidad, entré a leer este poemario esperando algo más como lo que podemos denominar “poesía de instagram”, o sea, esperando una poesía breve sobre lo cotidiano, sobre el desamor o el Edipo.
Creo que me metí a leerlo con ambas probabilidades a la mano, porque de hecho no creo que hubiera nada demasiado definido: entré en la búsqueda del pétalo.
Pétalo sincero que te hacés presente en la hora infalible de mi desesperanza y perfumado, vuelto hacia mí, destruís el dolor concebido en noches oscuras, Península Isla de Sentimientos.
Es tramposo ponerles la primera parte de este poema que está tan cerca del final del libro, y me excuso en la lectura transversal. Este fragmento, cargado de lirismo e imágenes de la naturaleza tranquilamente podría ser un texto romanticista. Si solo pusiera este texto podría cerrar la reseña acá. Me quedaría tranquilo y lxs dejaría tranquilxs sabiendo qué texto es este.
Me contengo para no arrasarte no quieras que me lleve conmigo este castillo de arena
Evidentemente esto no lxs sorprendió. Es otro poema, más cercano al principio del libro, este poema de tres versos tan “poesía de instagram” que hasta entra en una foto, confirma el segundo registro (pero segundo o primero en paralelo), y viene a reponer lo que ya dije antes. Este poemario replica dos registros, en algunos poemas uno, en otros poemas otro; y bastante seguido ambos en un mismo texto.
El orden de los poemas parece aleatorio pero correcto, hay algo factídico: se siente que el orden es un hecho definido y concreto, imposible de corromper, y al mismo tiempo decidido por un conjunto de dados.
La única forma de entender lo que digo sobre este poemario es leerlo y experimentar sus vueltas. Les dejo mi poema favorito, porque después de explicar me gusta disfrutar y a fin de cuentas esta reseña es mía:
mi moon river
Hay un río que corre prendido fuego. Al lugar común se lo han comido los insectos y las rosas aún no mueren, no se ahogan en esta maraña de obsesión que despierta por las noches preguntándose por las estrellas que no brillan y las luciérnagas que sí murieron
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chubascoenprimavera · 3 years
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Constanza nos trae un bellísimo poema de su autoría, Los cielos no se repiten. Esperamos que lo disfruten.
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chubascoenprimavera · 3 years
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Agustín Scarinici nos lee un poema de su autoría, Estático. Esperamos que lo disfruten.
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chubascoenprimavera · 3 years
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Piedritas en la ventana
De vez en cuando la alegría tira piedritas contra mi ventana quiere avisarme que está ahí esperando pero me siento calmo casi diría ecuánime voy a guardar la angustia en un escondite y luego a tenderme cara al techo que es una posición gallarda y cómoda para filtrar noticias y creerlas quién sabe dónde quedan mis próximas huellas ni cuándo mi historia va a ser computada quién sabe qué consejos voy a inventar aún y qué atajo hallaré para no seguirlos está bien no jugaré al desahucio no tatuaré el recuerdo con olvidos mucho queda por decir y callar y también quedan uvas para llenar la boca está bien me doy por persuadido que la alegría no tire más piedritas abriré la ventana abriré la ventana.
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chubascoenprimavera · 3 years
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CANTO NUPCIAL (título provisorio)
Me he casado me he casado conmigo me he dado el sí un sí que tardó años en llegar años de sufrimientos indecibles de llorar con la lluvia de encerrarme en la pieza porque yo -el gran amor de mi existencia- no me llamaba no me escribía no me visitaba y a veces cuando juntaba yo el coraje de llamarme para decirme: hola ¿estoy bien? yo me hacía negar
llegué incluso a escribirme en una lista de clavos a los que no quería conectarme porque daban la lata porque me perseguían porque me acorralaban porque me reventaban
al final ni disimulaba yo cuando yo me requería
me daba a entender finamente que me tenía podrida
y una vez dejé de llamarme y dejé de llamarme y pasó tanto tiempo que me extrañé entonces dije ¿cuánto hace que no me llamo? añares debe de hacer añares y me llamé y atendí yo y no podía creerlo porque aunque parezca mentira no había cicatrizado solo me había ido en sangre entonces me dije: hola ¿soy yo? soy yo, me dije, y añadí: hace muchísimo que no sabemos nada yo de mí ni mí de yo ¿quiero venir a casa?
sí, dije yo
y volvimos a encontrarnos con paz
yo me sentía bien junto conmigo igual que yo que me sentía bien junto conmigo y así de un día para el otro me casé y me casé y estoy junta y ni la muerte puede separarme
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chubascoenprimavera · 3 years
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por Virginia Cano y Marta Dillon
imágenes:
Fátima Pecci Carou; Algún día saldré de aquí, instalación, 2014-2015, CABA. Fátima Pecci Carou; Ailén López, acrílico sobre tela, 2015, CABA.
sacado de Proyecto NUM
Yo no soy la mujer de la bolsa. Por eso estoy acá, frente a ustedes, leyendo este texto y respirando todo nuestro dolor, nuestra lucha y nuestra esperanza. Yo no soy la mujer de la bolsa, porque esa (entre otras) es Daiana, quien ya no está, y nada debería borrar lo insustituible de su ausencia, lo irrecuperable e insuplantable de su muerte violenta en manos de un femicida. Nosotras no somos las mujeres que ya no están. Pero todas ellas nos atraviesan. Nos duele su ausencia. Activa en nuestros cuerpos la memoria de las propias heridas, las veces que callamos los abusos, las que cruzamos de vereda temblando, las que nos cubrimos acatando la orden de mantener el cuerpo a resguardo porque es débil, porque podría ser tomado. Ellas, las que ya no están, son la herida que desmadra a todas las heridas y de ese tajo común se alimenta nuestra rabia, ahí es donde se funde el sentido de nuestra lucha. Ellas, las que ya no están, nos confrontan con el límite más cruento del sistema hetero-patriarcal que nos quiere sumisas, devotas, calladas, temerosas. Y que, en el mejor de los casos, nos acepta “inclusivas” y comprensivas. Pero nosotras somos, también, las de la mano pesada, las gordas que revientan las calzas; somos las que podemos correr, las que gritan como las locas de la Plaza. Somos las que buscamos la potencia de la horda y en el abrigo de la tribu nos hacemos fuertes. En la tradición de la Furia Trava, de nuestras guerrilleras, de las amazonas del Bajo Flores que escrachan a los golpeadores y en la de aquellas que tensaban el arco sobre el pecho ausente, venimos a poner el cuerpo, estos cuerpos que gozan y cogen y sufren y se celebran y pelean; estos cuerpos soberanos que deciden contra todo, que se plantan y que dan el grito para que suene con otros. Nosotras, las que estamos acá, tenemos que inventar las suturas para que la herida cicatrice y la ausencia no devenga vacío. Nosotras, con lágrimas en los ojos y el cuerpo en situación de guerra, nosotras decimos “basta”. Y que no se nos malentienda. Nosotras no queremos pedir clemencia, ni piedad, ni consideración. No queremos las dádivas de simpatía que les dan a sus hijas, sus hermanas o sus amores. Nosotras queremos ser las otras, las fugitivas del heteropatriarcado, las que aprietan fuerte la herida para detener la sangre con la que nos quieren disciplinar. Nos-otras, queremos otras vidas, otros mundos. Queremos ser las otras. Las prófugas del continuum de violencia al que nos vemos sometidas por el mero hecho de habitar un cuerpo asignado al género “mujer”. Preferimos el riesgo de la intemperie compartida, el cobijo que se construye cuando se deshilvana eltejido de violencias que sostiene al mundo tal y como está, a negociar pequeñas libertades a cambio de un discurso que pacifica conciencias y exonera de responsabilidades. Nosotras no somos las mujeres de la bolsa, pero podríamos serlo. Que la herida alimente nuestra rabia feminista, tortillera, trans, contestataria. Y que la rabia se haga palabra, arma y refugio frente a la hostilidad hetero-cis-normativa. Porque nosotras no queremos ni una menos. Nuestros cuerpos se tensan y cuentan; su historia y su memoria se tejen con otras. Que por acá no se pase más. No queremos ser ni temer ser una más en la lista de las que van a parar a la bolsa de desechos corporales del patriarcardo. Desde la herida construyamos el nosotras-otro que nos defienda y que repela las violencias cruentas y sistematizadas. Desde la rabia, enlacemos el nosotras-otro que sea la alquimia del dolor y la muerte, la resistencia amparada en la ternura y la amorosidad.
*en Pantera, Miss Bolivia, 2017
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Si te gustó este texto te invitamos a buscar el libro de Proyecto NUM y también creemos que te pueden interesar estos otros textos:
¿En qué momento pasamos a decirnos que nos cuidemos como si estuviéramos por morir?
¿Quién iba a pensar que el futuro estaba en un libro?
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chubascoenprimavera · 3 years
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por Sofía Collavino ( @unchispero​ )
Sin ánimo de explotar tan rápidamente el –no muy extenso– campo semántico del peligro, me encuentro con el deber de prevenir a lx lectorx: Mesa de pájaros puede ser muy salvaje.
Dependiendo de qué tan despiertxs estemos al momento de abrir el libro, notaremos algunas señales que inquietan: la primera es el sorpresivo encuentro con una lograda intervención visual –obra de Ramiro Clemente–, que nos descoloca con una mezcla de fanzine y diario íntimo manchando las hojas; después, el nombre de la primer sección del libro “Animales grandes”, ineludible advertencia. Para cuando llegamos a leer las primeras líneas del poemario una sensación de cautela se irá (debería) adueñando de todo:
mirábamos cómo el león mata a la cebra, cómo el cocodrilo agita su presa, de un lado a otro antes de comerla, cómo la serpiente se retuerce y acierta.
De ahí en más nace un desfile de dientes, rugidos, hambre y velocidad que comenzarán a hipnotizarnos.
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En algún momento me detengo frente a lo evidente: los rasguños y las mordeduras cubren también este libro. Las heridas y el papel se comunican con los poemas, creando otro diálogo posible. No hay que dejarse engañar, ni debemos subestimar el poder comunicativo de la imagen ¿cómo podría ser una coincidencia, descubrir un cuaderno lastimando, cuando nos adentramos en los paisajes que compone Denise León?  
Entre tanta hostilidad, un mantra se hace presente: “Nosotros es más fuerte”. Una idea que crece e inunda las páginas “los domingos/ vamos afuera/ y ningún pacto de amor/ perdura como el nuestro.” Un sentimiento de comunidad llama a lx lectorx por todas las páginas y por toda la selva, le ofrece compañía, protección, manada, pero también le exige algo a cambio.
A lo largo de la obra, León mantiene un tono profundo, ecos y exclamaciones, que compone de títulos como fragmentos de una conversación que no llegamos a escuchar. Al final, me quedo con la sospecha de que lo que encontramos en Mesa de pájaros es apenas lo que León llegó a rescatar, con mucho cuidado, de estos escenarios feroces. Realmente espero encontrarme con más cuadernos que atestigüen lo que la autora vio.
Mientras tanto, en algún punto, la selva se vuelve jardín. El Nosotros sobrevive, aprende y brota cariño.
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