Tumgik
#acaso tengo cara de ser un noticiero?
heinous-bitch · 1 year
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"ayññññ por qué no hablas de x cosa mala que pasa en el paiiiiiiiiis" porque para eso está twitter. acá yo vengo a ser feliz y a ver memes loco, si te vos querés indignar la puerta está abierta. en realidad está cerrada, pero si querés te la abro.
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you-moveme-kurt · 5 years
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Glee «The bear, Karofsky and all those things...»
Febrero de 2039
-Buenos días cariño… ¿recordaste que es necesario estudiar para conseguir cosas en la vida?... —dijo Kurt mirando a su hija bajar la escalera hacia la cocina, aún estaba en pijamas y parecía que tenía más cabello que nunca. -¡Ay Papá!... es super extra temprano… ¡hola!... —respondió Lizzie bostezando. -Tan temprano no es… si miras la hora…  con un demonio, si que es temprano… —agregó viendo que era una hora menos de lo que él pensaba.— ¿por que me levante tan temprano? -Porque eres super extra molestoso… —dijo Lizzie sentándose a la mesa. -¡Oye!… respeto para con tu Papá… —advirtió señalandola con la espátula que utilizaba para voltear los «hot cakes» -¡Pero si yo te respeto! y te amo con toda mi alma… pero cuando se trata de horarios, eres super extra  molestoso… hay que decirlo… —dijo Lizzie abriendo sus manos como si dijera algo sumamente irrefutable. -Mejor come… haber si así se te arregla ese cabello endemoniado… -¡Papá! -¿Que?... te amo con mi alma pero aquello de tu cabello es cierto… hay que decirlo cariño… —dijo Kurt haciendo los mismo gestos que su hija, la chica sonrió y comenzó a comer partiendo por dar un gran sorbo a su jugo de naranjas
-¿El «Goblin»?... —pregunto tragando. -Esta vistiéndose en su cuarto, cosa, que por mi despiste, esta haciendo una hora antes de lo que le correspondería… —dijo alistando otro par de puestos en la mesa. -Pobre «Goblin»… ¡te amo «Goblin»!... —grito dirigiendo su voz hacia el segundo nivel, Kurt hizo que se tapaba los oídos con los guantes de cocina y Lizzie hizo un par de muecas burlándose de lo exagerado que era su Papá— ¿y el «Papáblen»?, ¿no debería él estar preparando el desayuno?... siempre lo hace en san Valen… oh… —añadió poniendo cara de travesura. -«Oh»… ¿que?, ¿que quieres decir con ese «oh»? -Nada… —dijo sonriendo más juguetona que antes. -Lizzie… -Ay Papá… es solo que… no se… asumo y el «Papáblen» esta durmiendo porque…  ya sabes… esta cansado porque desde anoche comenzaron su celebración de «San Valentin»… —dijo la chica moviendo sus cejas. -Lizzie Anderson Hummel, si no fuera porque estoy en contra de la violencia hacia los niños y adolescentes, te daría con esta espátula en la cabeza, ¿que pensamientos son esos? -¿Te pusiste colorado?... -¿Que?... ¡no!... —negó Kurt tomándose la cara con guante y espátula incluidos. -¡Claro que si!… -¡Que no!, pero si fuera así, es única y exclusivamente por tu culpa,  no deberías de decir esas cosas… no te corresponden… -Papá… tengo 17… ¡hola! -¿Y eso quiere decir algo? -Obvio… —respondió Lizzie arreglándose una porción de cabello como una señorita de buenos modales  y segura de sí misma lo haría. -Pues si precisas saberlo, Blaine no esta durmiendo por esa razón pervertida que piensas, ni siquiera esta durmiendo, o en la habitación…  esta mañana desperté y ya no estaba en la cama, que puedo decir… —explicó Kurt encogiendo sus hombros. -¿Y ni te dijo donde iba? -No… asumo y será algo de su trabajo… una inspiración repentina o algo asi... -«Inspiración repentina», odio las «inspiraciones repentinas», son la peor de todas... —dijo Blaine apareciendo por la puerta de la cocina, aún tenía puesta la ropa de abrigo y traía consigo un par de bolsas de compras. -¡«Papáblen»!... ¡estabas super desaparecido!… -Hola Princesa… —respondió saludándola con un beso. -¡Estuvimos a punto de llamar a las autoridades por tu desaparición!... ¡hola!, ¿dónde estabas? -Primero, no estaba desaparecido, y segundo… solo salí de compras, y si no avise, fue porque  pensé que llegaría antes de que se levantaran todos… claramente me equivoque… —añadió dejando las bolsas sobre uno de los muebles. -El Papá nos despertó a todos de madrugada… cosa que es super injusta… ¡hola! -¿Es cierto eso? -Lo es, pero es por tu única y exclusiva culpa Blaine Anderson-Hummel... abandonaste la cama a tempranas horas y eso es algo que odio y que me descoloca de todas las maneras posibles… —dijo Kurt cruzándose de brazos. -Lo siento… —contestó su esposo acercándose— y tienes razón, debí decirte, pero… te veías super extra guapo durmiendo, así es que pensé que era un pecado interrumpir aquella imagen tan bonita— añadió acariciándole el cabello de la frente. -He escuchado esa línea como 500 veces… pero aun funciona para mí… —dijo Kurt estirando sus labios para pedir un beso, Blaine sonrió y juntó su boca con la de él, Lizzie emitió unos chiflidos como de público impaciente, ambos sonrieron antes de separarse— ¿y que compras tan tempraneras fueron esas Señor Anderson-Hummel?... —pregunto tomando un poco de aire. -Pues pensé que debíamos empezar bien este «San Valentin», así es que se me ocurrió ir a por esos «bagels» rojos que vimos en el noticiero el otro día… —respondió sacando una caja con el logo de la tienda especializada. -¿Fuiste hasta Hewlett?.. —quiso saber Kurt abriendo la caja de inmediato. -Obvio, «Bagel Boss» es el único que tiene de todos los tipos, y tú me enseñaste eso… —advirtió Blaine señalándolo para luego quitarse el exceso de ropa. -Eso es verdad… y esto huele sensacional… —dijo poniéndolos en medio de la mesa. -Son rojos… —dijo Lizzie mirándolos con mala cara. -Pues es porque son de «San Valentin» cariño... -¿Y a qué saben?... —insistió la chica tomando uno, lo miro por todos lados y luego lo olió con reticencia. -A «bagel» Princesa, ¿a que más?… —respondió Blaine lavándose las manos antes de ayudar con lo que faltaba para el desayuno. -¿Y por que nunca los probé?... ¡hola! -¿Será porque siempre reclamas en contra de esta fecha cariño? -¡Eso no es cierto!... «Papáblen», dile al Papá que eso no es cierto… y me comeré dos de estos para probarlo… —dijo Lizzie escogiendo el «bagel» más colorado de todos, sus padres intercambiaron miradas sonriendo al unísono. -¿Dónde esta Noah?... —pregunto Blaine mientras lavaba unos pocillos y otros utensilios de cocina. -Se esta vistiendo, cosa y debió terminar hace rato, me pregunto porque tardara tanto… -«Tad ved efta efcodiendo su ropa»… —dijo Lizzie con la boca llena. -Si traducimos eso, ¿seria?… traga primero cariño… —advirtió Kurt al ver que su hija se apresuraba a responder aún con la boca llena de «bagel» y queso crema. -Digo… que tal vez esta escogiendo su ropa… siempre le dedica más tiempo a su apariencia   cuando es el cumpleaños de Barbra… —dijo Lizzie dando otra mascada. -Eso es verdad… pero la fiesta es en la tarde… mejor iré a buscarlo… —dijo Kurt haciendo ademán de quitarse el delantal que llevaba puesto. -Papá… ¿esos son «bagels» rojos acaso?... —preguntó Noah apareciendo junto a «Desmond» -Bebé… justo iba a ver que pasaba contigo… -¿¡Conmigo!?... —exclamo apuntándose a si mismo. -Exacto… ¿por que no llegabas cariño?.. —pregunto Kurt bajando a su altura. -Es porque surgió un «prodlema» -¿Un problema hijo? —agrego Blaine haciendo lo mismo que su esposo. -Si uno muy «epstraño»… -¿Cual problema bebé?... -Hay un ratón en mi cuarto… -¿¡QUE!?:.. —exclamo Kurt incorporándose de repente, se tomó el pecho y miró de reojo a todo su alrededor, luego se acercó a  una de las sillas y se subió quedando con el trasero en el respaldo y los pies sobre el asiento.. -¿¡Que dijiste «Goblin»!?... —añadió Lizzie poniendo cara de espanto -Dije que había un ratón en mi cuarto Lizzie Anderson Hummel… creo que se subió por la pared y luego entro a  mi cuarto por una de las «drendijas»… —explicó Noah haciendo los ademanes que simulaban una pared, algo que sube y que luego por cierto, entra por una rendija. -¡Eso es super horrible!... ¡hola!... —exclamó Lizzie subiendo también los pies a la silla. -Todos tranquilos, seguro y es un malentendido… —advirtió Blaine mirando a su esposo e hija, que ahora parecía y tenían más miedo que hambre— hijo… —añadió tomando al pequeño por las caderas— eso parece ser imposible porque estamos en el piso trece, y es raro que un animalito de esos suba tan alto… -¡Pero yo lo vi!… ¡y «Desmond»!… ¿no me crees acaso? -Por supuesto que te creo, y el Papá y tu hermanita tambien te creen… es solo que si es así como dices. estaríamos en un problema… —advirtió Blaine arrugando la nariz. -¿Por que el Papá les tiene miedo? -Un poco por eso… -¿Y por qué Lizzie Anderson Hummel les tiene miedo también? -También… -¡Yo no les tengo miedo «Goblin»!,  es solo que se mueven tan rápido y se estiran tanto que me parecen super asquerosas… ¡hola!... —dijo Lizzie poniendo cara de super asco. -Hay que llamar alguien… —dijo Kurt queriendo alcanzar su teléfono desde donde estaba, se ayudó de la espátula para conseguirlo desde el mueble donde lo había dejado y lo tomo como si fuera otro «hot cake» más. -No es necesario… yo iré a ver… —dijo Blaine incorporándose— y si es lo que nuestro hijo dice que es, ahí entonces llamamos a alguien... -¿Y a ti no te da miedo  acaso «Papáblen»? -No mucho… ademas que debes saber que soy un experto sacando animales de las casas, una vez saque un oso de la casa de un… de un amigo… —dijo Blaine sonriendo, Kurt hizo una mueca de desagrado y tiró su teléfono con tanta brusquedad que casi cae sobre los «bagels» de color, Lizzie dio un respingo y se le quedo viendo un instante. -¿¡Un oso «Papáblen»!? —exclamó Noah tomándose la cabeza. -Así es, era uno pequeño eso sí,  pero de todos formas lo saque de donde estaba. -Papá, ¿es cierto lo que dice el «Papáblen» sobre el oso pequeño? -La verdad es que no me acuerdo cariño… — contestó Kurt mirando hacia otro lado -¿Y por qué un amigo tuyo tenia un osos en su casa?, ¿se creía del circo o algo?... ¡hola! -No Princesa… fue una situación puntual y bien divertida que le pasó a David Karofsky un amigo de Mckinley..—Kurt apretó los dientes al escuchar aquel nombre—. ¿vamos hijo?... —dijo Blaine estirando su mano para que su pequeño hijo la cogiera. -¡Vamos!… —respondió el pequeño con decisión. -¡Lleven la escoba!… siempre es útil una escoba cuando se trata de ratones… —agregó Lizzie señalando el armario de la limpieza. -¿De verdad Lizzie Anderson Hummel? -Obvio «Goblin»... -Papá, ¿crees que es necesario una escoba como dice Lizzie Anderson Hummel? -No lo se cariño… haz lo que quieras…  —respondió Kurt de mala manera, se bajó de la silla y comenzó a prepararse un «bagel» de la misma forma, Blaine lo miró arrepintiéndose de inmediato de haber sacado el tema de Karofsky, el oso y todo lo demás.
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diegoche05-blog · 4 years
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UNA PANDEMIA DE IMBÉCILES
"Una verdadera estupidez se revela como tal solo cuando, imprevisiblemente, ha causado ya un daño irreparable. Si el imbécil hubiera sabido antes que se trataba de una estupidez (y, por tanto, si hubieramos sido capaces de definirla), no la habria cometido. Si nosotros hubieramos sabido antes que aquello era un error del cretino, habriamos hallado el modo de evitarlo y de neutralizar sus consecuencias" Oliviero Ponte di Pino
Estacionados cerca de la avenida 68 en el occidente de la ciudad, con la soberbia y galantería que suscriben a los hombres que se creen temerarios,  repletos de hábitos obtusos, con la terquedad que sobresale en la falsa sabiduría de tener la razón, con la verdad descubierta en su jugarreta inmadura, en su irresponsabilidad resultante de la falta de información. Con idiosincrasia propensa al egoísmo y la falta de sensibilidad. Se encontraban dos hombres adultos haciendo una fila larga y repleta de personas. Disfrazados con tapabocas que encubrían parte de su boca sin completar la nariz. - Estamos en cuarentena hijueputas bestias. Les gritaba un viejo indignado desde el altillo de su balcón, subiendo el volumen a su equipo de sonido con un distorsionado ruidaje, "Quédate en tu puta casa..." Su casa tenía vista directa al Alkosto de la 68 por esa zona residencial que daba en dirección a la segunda entrada del centro comercial. En aquella ocasión, repleta de gente por motivo del primer día sin IVA. - Chupelo cucho marica. Le gritaba una mujer voluminosa con los pechos casi al descubierto, como si aquella blusa que se le podía llamar prenda de vestir, develará intencionalmente sus senos en función de la vista y el goce de los hombres. - Esa mierda es pa maricas como el alcaldeso ese que ni se sabe que es. Ya más encierro pa que putas. Rompió el silencio uno de los hombres que correspondía al nombre de Luis. Sujeto delgado, alto y moreno con pelo abultada en el lado superior del mentón. - Es que al cucho le da vaina por su edad marica. Le devolvió el comentario Carlos, su acompañante de aspecto grande y gordo, que caracterizaba por un mostacho mono y pelo castaño peinado hacia atrás. - Esa joda es de los médicos, los castrochavistas y los chinos esos. Todos esos hijueputa trajeron el covid-19. ¿Igual que? Solo le da a viejitos y a la gente débil. Muy marica el que se muera de una gripa. - No, ni crea. Si viera marica, a mí me compartieron un WhatsApp de que los médicos esos inyectaban coronavirus a la gente pa matarla. Se necesita ser muy hijueputa para llegar a eso. Por mi conjunto tengo fichado a unos hijueputas y los vecinos ya se unieron pa sacar a esos balamadres del edificio. - Ahí está pintada toda su universidad pública. Los que se las pican por su comunista Nacional, su castrochavista distrital, su socialista pedagógica y su manojo de antros que enseñan a delinquir a lo Chávez. ¿No ve cómo quedó ese país? y se nos vino la plaga de venezolanos pa peor. -Mínimo ese hijueputa Petro debe estar metido en esto, la madre. - Yo creo que fue quien trajo el coronavirus por perder. Guerrillero resentido, nos volvió mierda. En ese momento la dama voluptuosa y con ese intento de blusa, apareció en la escena participando de dicha charla con las siguientes palabras: - Hombre, es que deberían arrestar a ese man y de paso meter en la clínica a todos esos medicuchos pa que la gente no corra peligro. Que distanciamiento ni que nada, solo alejarse de la gente que trabaja en el hospital, fácil. - Si mi señora comparto su opinión, nuestro presidente ha tratado de ayudarnos de todas las formas, pero por la virgencita que a ese hombre le ha tocado muy duro. Ojalá Dios lo bendiga y lo colme de sabiduría. Iván Duque es un creyente, temerario de Dios y por ende el mejor presidente de Colombia. Intercedió una mujer mayor que vigilaba a lo lejos, su carro marca Ford de placa AWG-657, color azul celeste, estacionado en la mitad de los conjuntos residenciales, entre el Alkosto y el éxito de la avenida 68. - Mi señora que pena meterme pero el presidente sí ha cometido sus cagadas bien cagadas. Seamos sinceros. Hoy lo remedió con esos precios tan baratos. Yo me acuerdo que el Samper y su plaga en vez de bajarle, antes le subían como si todo fuera para ricos ¿o que me dice de bajarle a un TV de $1.600.000 a $1.300.000 algo, así de la nada, solo por hoy? Yo vengo por eso mi señora y acabé de activar mi tarjeta crédito Codensa, pa comprar como Dios manda. Mencionó un hombre bajito con sombrero y acento tolimense que tenía el tapabocas sobre la mentón  afirmando que este le quitaba la respiración y aprovechaba que aún no entraban al recinto. - Creo que todos estamos por eso. De alguna forma Ivancito se hace querer. Participó una bella muchacha rubia, con figura escultural, mientras se abrazaba y besaba con su novio, descolgado los tapabocas de su mano derecha. Tanto el de su novio como el de ella. - Claro. Mi papi me convido unos recursos para hacernos de nuevos muebles. Full energía la de ese hombre, full visión baby, ¿me entiendes? Mencionó el novio de la chica mientras jugueteaba con un chicle que se transpasaban entre besos. - Igual escuché por ahí que hicieron la cura. Ahorita se me va el nombre, pero sé que es algo como un medicamento veterinario que fortalece los pulmones pa que el coronavirus ataque con menos fuerza y se vaya como una gripita común, al natural. Entonces ya seguir normal, por que la vida no puede esperar a ser reactivada. ¿Estar sentado a pedir todo regalado del gobierno? No somos venezolanos. Mencionó una señora que llevaba a su hijo mayor en el lado derecho y a su bebé en el izquierdo. El mayor tocia repetidas veces, pero su madre se precipitaba diciendo que era rinítico. - De acuerdo mi señora, ahí que producir y no pedir regalado. Igual pienso que mejor nos de el dichoso coronavirus pa que después nos pase y no vuelva a dar. Como la viruela que da una vez y listo. Eso tanta vaina por una gripa china. Intercedió un hombre canoso, de pantalones color caqui, adelante de la dama con los dos niños. Estaba comiendo un pastel de pollo y compartiéndolo con su sobrina pequeña, quien tímidamente afirmaba todo lo dicho con un repetitivo ademán de aprobación. - Permítame preguntarles. Intercedió otro hombre negro con camiseta de rayas y bermudas camufladas. ¿Alguno tiene encendedor que me preste? - Yo te lo presto pero si me compartes un plon, con este frío estoy que me fumo lo que sea y no aparece nadie que venda cerquita. Le comento una morenaza, alta con acento paisa. Tenía muchos tatuajes en los brazos con nombres en tipografía exótica y animales como tigres, colibríes, entre otros. - Y ¿entonces mi amor? me ofende hasta que lo pidas. Ven compartimos el último cigarrillo de la cajetilla y me pasas tú número de una vez. Le contesto el hombre con un coqueteo singular. - Leí en un artículo que el cigarrillo fortalece a la gente contra el coronavirus. Mencionó un chico de gafas con pelo negro y ondulado quien resultó ser el hermano de la chica. ¿Me regalaría un plon como a mi hermana? - Eso ni dudarlo hombre. Fresco, hágale, todo bien. En ese momento los tres se apartaron y consumieron el cigarrillo compartido mientras tosían y estornudaban producto del frío, o por lo menos asi lo creían. - Mi señora, permítame preguntarle. Mencionó Luis a la muchacha del escote pronunciado. Sumercé ¿que va a comprar? - Voy a comprarme un equipo de sonido bien bonito. De esos que llaman Hometheater, para ver películas y escuchar música. Igual como dijeron que todo era electrónico pues vengo a pagarlo con la tarjeta Mastercard para que me aplique el descuento y lo dejo a 32 cuotas pa que no me llegue cara la mensualidad. - ¿Así funciona la cosa? Intervino otro hombre silencioso con traje de paño, que venía con su pareja igual de elegante. -Menos mal trajimos varias tarjetas, yo pensé que también aplicaba el efectivo. Complementó su mujer orgullosa al mostrar tres diferentes tarjetas de crédito. Toca usar las tres por si acaso. Las charlas prosiguieron por un periodo superior a 1 hora, la gente empezaba a desesperarse por la espera. Algunos incautos insultaban a los lentos operarios. En el fondo como si se tratase de un bucle sonoro, se escuchaba la canción, Quédate en tu puta casa y otro tanto gritaba e insultaba la imprudencia de los compradores, registrando todo en sus estados de WhatsApp, Facebook e Instagram. Sin ser conscientes del cómo se llegó hasta allí, la fila se integró en un discurso compartido, lanzando decires peyorativos que se complementaban con comentarios aún más tercos, sin fundamentos legítimos, ni investigación debidamente problematizada. En alguna ocasión, los más ansiosos buscaban sacar partida de la charla y colarse, recibiendo insultos cortados por una masa descontrolada que se aglomerada como si no existiese pandemia alguna. Fue tal la liberación del instante, la entrada se veía apeñuscada, con el mínimo de espacios y la gran tormenta de estornudos, tosidas, habladurías, etc. transformaba el aire en un ambiente pesado, denso y repleto de enfermedad. Visible como una inevitable vergüenza para el mundo, se denunciaron la notoria irresponsabilidad, los poquísimos protocolos de bio-seguridad y la nula consciencia por la expansión del virus en su estado pandémico. Como era de esperarse, en la noche los noticieros mostraron los resultados de tan absurdo evento. Canal Caracol y Canal RCN complementaron la intervención del presidente con una numerosa cifra de ventas, agigantada por descuentos pasajeros, dejando como noticia menor, los ineficientes cuidados por un distanciamiento social, un uso pertinente de los tapabocas y una legitima estrategia para evitar las aglomeraciones de personas. Luis, Carlos y todos los compradores del Alkosto se sintieron temporalmente felices, degustando de sus nuevos electrodomésticos sin recibir ninguna cobranza hasta el mes siguiente. Sus caprichos superaron a su inteligencia financiera y  en el malestar inscrito por una vida económicamente inestable, sacaron cuentas de crédito por periodos iguales o superiores a las 32 cuotas. En el mundo se infundada un chiste general, el Covid Friday, la transacción de productos "baratos" a cambio de contagios masivos. Era el asmerreir de noticieros internacionales, la mofa de los memes políticos, la burla de los expertos, la crítica de los analistas y la vergüenza de los cuidadosos. El Covid Friday, demostró un síntoma no previsto por la OMS, uno relacionado con la estupidez en el fondo de la inconsciencia colectiva. Contagiado por vía oral, chismerio popular, Fake news e imaginarios culturales, la pandemia creaba hordas de imbéciles laureados por gobernantes desesperados en mejorar su aceptación social.
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you-moveme-kurt · 6 years
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Glee «The Royal Baby»
Agosto de 2018
-Kurt… —susurró Blaine sentándose a su lado en la cama— Kurt… despierta… —repitió acariciándole el cabello de la frente, su esposo dio un suspiro y se dio media vuelta para seguir durmiendo— oye… Kurt… —insistió meneandolo un poco por el hombro que se asomaba entre las sábanas, se acercó más y le dio un par de besos. -Es lunes Blaine… no trabajo los lunes… -Lo sé… —contestó sonriendo y dando más besos. -¿Entonces?... ¿por qué te atreves a despertarme el unico dia de la semana que puedo dormir hasta que me dé la gana?... ¿que hora es? -Temprano… pero paso algo que creo y necesitas ver… -¿Henry esta bien? -Lo esta, dormido y tranquilo… —contesto mirando el «baby monitor» como si pudiera ver a través del aparato, como su pequeño hijo dormía tranquilamente. -¿Y tú?... ¿estas enfermo?, ¿te sientes bien? —agregó abriendo un solo ojo para mirarlo por sobre el hombro. -Yo también estoy bien… -Entonces… —dijo acomodándose en la almohada— si las dos personas que más me importan en este mundo están bien, todo lo demás puede esperar hasta mediodía… —añadió tapándose la cabeza con uno de los cobertores.
-Vamos… —respondió su esposo descubriendolo de inmediato— me lo agradecerás cuando sepas que es.... -Blaine… —reclamo de vuelta recostándose de espaldas. -Es la verdad… ven… levántate... -¿Tengo que abandonar la cama también? -Si quieres ver lo que te estoy diciendo, por supuesto que sí…. vamos… no seas perezoso —insistió jalándolo para que terminara por levantarse. -¿Como se puede ser perezoso si aun ni siquiera ha amanecido?... —dijo mirando por la ventana la oscuridad de la madrugada en New York— ¿que hora es? -Un poco más de las cinco...—respondió Blaine buscando por él las zapatillas de levantarse y la bata de seda. -¿¡Las cinco de la mañana!?, ¿estas bromeando conmigo Blaine Anderson-Hummel? —añadió sentándose en la orilla, dio un bostezo bien exagerado y luego se restregó toda la cara. -No estoy bromeando… esa es la hora… vamos… —dijo agarrándole ambas manos para ayudarlo salir de la pereza— tengo del café que te gusta… -¿Y pasteles?... —preguntó levantándose. -Muy temprano para eso, pero veré que puedo hacer… vamos... -Espero y sea bueno lo que quieres que vea Blaine Anderson-Hummel, si no, prepárate para soportar mi mal humor durante todo el dia... —dijo calzándose las zapatillas y poniéndose la bata. -Lo es… y me lo agradecerás, te lo aseguro… -Pues déjame dudar eso último... -Es algo genial, te lo prometo, no tendrás motivos para ponerte de mal humor...—dijo llevándoselo de las dos manos hasta la sala. -¿Ese es el televisor? -¿Lo es? —agregó su esposo guiándolo como si Kurt tuviera problemas de visión. -¿Por qué oigo acento inglés? -Pues velo por ti mismo… —contestó Blaine apartándose, Kurt abrió y cerró los ojos en dirección del televisor, tal y como si quisiera enfocar un punto a la distancia. -¿Acaso...? —preguntó señalando la pantalla. -El «bebé real», esta a punto de nacer… -¿En serio?... ¡por dios!... ¡esa es una de las noticias que encanta ver!... —exclamó caminando hacia la sala, se sentó mediante un salto y de medio lado en el sofá más grande y tomó el control remoto del televisor para darle más volumen al noticiario de la BBC y que, en ese instante y en pantalla dividida, mostraba en una la imagen en vivo de las afueras del St Mary's Hospital y en la otra, la llegada de los duques de Cambridge más temprano aquel mismo día, Blaine se sentó a su lado y se llevó el «baby monitor» de Henry al oído por si aquel incremento en el volumen, había acabado por despertarlo— esto es genial… —añadió sonriendo. -Te lo dije… asumo entonces que, ¿no estarás de mal humor? —preguntó acomodándose a su lado. -¡Por supuesto que no!… estas son las noticias que merecen ser seguidas en vivo, por cualquier contingencia o salida de libreto de los protagonistas… -No creo que en la monarquía londinense exista espacio para «salidas de libreto»… toma… —dijo entregando una taza con café. -Gracias… —respondió Kurt recibiéndola la tomo con las dos manos y dio un sorbo de inmediato— y siempre hay espacios para salida de libreto, en especial si esta Harry presente. -¡Ah por supuesto!... el hermano rebelde… ¿cuando es su propia boda?, ¿en Mayo?... —agrego Blaine antes de tomar café. -Estas muy informado para ser alguien que no comulga con las realezas del mundo… —advirtió Kurt mirándolo con sospecha y de medio lado. -No lo hago… es solo que es algo que te interesa a ti, por lo tanto… —agregó dándole un par de toques en una de las piernas, Kurt hizo un puchero sintiendo que moría de amor. -Eso fue muy dulce, cada vez estoy menos enfadado contigo por haberme despertado temprano… —agregó acercándose más a él, apoyó medio cuerpo en el de su esposo y siguió mirando el noticiario— no se si te he contado esto, pero mi Mamá me dijo una vez, que ella vio en vivo la boda del Príncipe Charles y Diana de Gales… -¿En serio? -Mucho… —respondió sonriendo. -Eso sí que debió ser de madrugada… -Y muy de madrugada —agregó bebiendo un poco más de café— me lo contó cuando empecé con mi interés por la monarquía del Reino Unido… -¿Y eso fue?... -No lo se… cuando tenía cinco… —agregó soltando una risa— creo que estábamos en el centro comercial y vi en una tienda de variedades unos platos con la foto de la Reina Elizabeth y el membrete real… pregunte quien era y allí me lo contó todo… -Suena como una gran historia… -Lo fue… ¿y tu?... ¿como supiste de esto?, ni yo ni Rachel sabíamos que esto podía pasar en esta fecha... -Tampoco lo sabía, es solo que estaba haciendo un par de cosas aquí en la sala, y para no escuchar el ruido de la calle, encendí el televisor, luego me tope con el «breaking news» de la BBC y dije: «esto tiene que verlo mi esposo» -Muy bien pensado… ¿y que hacías?... ¿una inspiración repentina? -No, nada de eso… solo revisaba las cosas que me enviaron de «Insect Record» -¿Te enviaron cosas?... ¿por que? -Porque, por lo general, cuando despiden a alguien, se aseguran de que se lleve todo lo que le pertenece para que no siga molestando... -¿Y cuando te las enviaron?... —quiso saber Kurt con un ojo en su esposo y el otro en la pantalla del televisor, que en ese momento emitía una nota sobre las casas de apuesta y las tentativas a acertar el género del futuro «bebé real». -Ayer en la tarde, no las viste porque llegamos tarde de tu función, pero me enviaron un par de cajas que, por supuesto, guarde de forma ordenada en el closet de la entrada. -¿Y no las viste? -En eso estaba… -¿Y que son?... —pregunto sonriendo al escuchar algunos de los nombres que los ciudadanos ingleses querían que llevara el quinto heredero al trono. -Algunos discos, camisetas, «merchandising» en general… —contesto Blaine con desgano, dio un sorbo extra largo a su taza y se quedo fijo mirando el televisor. -¿Por qué suenas mas triste de lo que un recién estrenado Padre y un flamante contratado por una multinacional sonaría? —quiso saber Kurt olvidando lo que sucedía a esa hora en la entrada del ala privada del St Mary's Hospital, para concentrarse en su esposo -No es tristeza es… no se… —contestó mirando la imagen que recordaba los otros dos nacimientos reales. -Blaine… -Escucha… sé que todo esto de SONY pinta para ser algo grande… -¡Por supuesto que sera algo grande!, tu contrato tiene garantías que nunca pensé que existían y el cheque que te prometieron, tiene una cifra con más dígitos de los que creí y podían ponerse en un documento bancario. -Lo se... -¿Entonces?... —pregunto apagado el televisor. -¡Oye!… —exclamó señalando la pantalla— ¿que tal si surge esa contingencia inesperada de la que hablaste? -Si no esta Harry no habrá contingencia, además si surge algo, lo volverán a mencionar en el noticiero o donde sea… tú eres más importante… ¿entonces?... —repitió moviéndose en el sofá para quedar frente a él, Blaine sonrió y le acarició una pierna en recompensa por ponerlo a él primero en su lista de prioridades. -No lo sé Kurt, solo pensaba en... ¿que tal si fracaso de nuevo?... -¿Que?... ¿de que estas hablando? -De la posibilidad, y muy cierta por lo demás, porque si lo piensas bien, eso es algo totalmente factible, nada ha cambiado de que compuse mi último álbum, ¿que tal si sigo siendo alguien incapaz de encantar a las masas o de componer un «single» que valga lo que me están pagando?, ¿que tal si termino vendiendo un disco por año?... otra vez... -Nunca has vendido un disco por año… -Bueno… dos… —corrigió Blaine blanqueando los ojos. -Fueron más de uno y más de dos, y bien que lo sabes, y no actúes de esa forma conmigo, sabes que no encontrarás en mí alguien que te compadezca. -Lo se… y lo siento, pero no puedo evitarlo… —dijo echando su cabeza hacia atrás en el respaldo del sofá. -Por supuesto que puedes, si no empiezas tu a creer en ti mismo, nadie más lo hará por ti, eres extremadamente talentoso y eso no me cansare de decírtelo, además, bien sabes que las grandes compañías hasta son capaces inventar «singles» donde no los hay, para eso tienen más dinero que escrúpulos. -Gracias Kurt, eso es un alivio… -¡Oye!... —exclamó dándole un golpe en la cabeza, Blaine musito un «auch» silencioso y se toco el lugar donde recibiera el manotazo, Kurt rió por lo bajo y acabó subiéndose encima de él, como si quisiera establecer un punto importante y que solo era posible establecer sobre el regazo de su esposo— bien sabes que no me refería a ti…—sentencio apuntándolo— dime que te dijeron cuando fuiste a esa reunión con ellos hace un par de días… —agrego cruzándose de brazos. -Kurt… -Respóndeme… bien sabes que puedo lograr que hables, estoy en una posición dónde puedo hacerte cosas que te harán hablar… -Creo que no me gusta este Kurt de madrugada… —dijo Blaine mirándolo con los ojos empequeñecidos— es mas, siento que le temo un poco... -Blaine Anderson-Hummel… —agrego Kurt en tono de advertencia mientras alistaba una de sus manos para dar un pellizco donde fuera menester. -Que era genial y que donde había estado todo este tiempo… —respondió como entre dientes. -¿Ves?... —insistió tomándole la cara— esta es tu oportunidad, y se que en un par de meses no podrás ni salir a la tienda de la esquina sin que te reconozcan y que en un año o dos, estarás recibiendo los premios que mereces. -Gracias Kurt… —dijo Blaine tomándole las manos. -No me lo agradezcas, es lo mismo que has hecho tú conmigo desde el día uno… o debo recordar tus mensajes de «coraje» -Son situaciones diferentes… -No, es creer tanto en otro, que lo imposible se vuelve posible… —Blaine sonrió y se incorporó un poco para darle un beso, Kurt se movió en su dirección hasta que sus labios se encontraron y gozaron uno del otro por un tiempo más que largo— vaya… —dijo suspirando— ahora si que estaré de buen humor… —agregó saboreándose. -Y yo… —contesto su esposo juntando su frente con la de él. -¿Estas bien?... -Mucho… -¿No más sentirse menos de lo que realmente eres? -No más… —repitió Blaine mirándolo con una sonrisa en la cara. -¡Perfecto!... —exclamó volviendo a su lado del sofá, tomó el control del televisor y volvió a encenderlo— no quiero perder el vestido de Kate cuando salga del hospital. -Traeré unas galletas… —dijo Blaine levantándose. -Me prometiste pasteles Blaine Anderson-Hummel—dijo Kurt apuntándolo con el control remoto. -Tienes razón… —agregó dándole un beso en la cabeza por detrás del respaldo del sofá— veré que puedo hacer… —terminó por decir dando otros dos en el cuello, Kurt rió y encogió un hombro por las cosquillas, Blaine también sonrió sintiéndose exitoso desde ya.
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