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#el demonio de la asedia
unpasoaldia · 6 months
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El demonio de la acedia/9 ¿Por qué le llamamos demonio a la acedia?
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diarioelpepazo · 6 months
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Restauradores de la obra del pintor británico Joshua Reynolds comprobaron con sus propios ojos que el diablo, literalmente, puede esconderse en los detalles. El cuadro 'La muerte del Cardenal Beaufort', pintado en 1789 por el británico Joshua Reynolds, ocultaba un demonio de aspecto aterrador bajo muchas de capas de pintura y otras seis de barniz. La criatura infernal asomó el rostro durante los recientes trabajos de restauración llevados a cabo por los expertos del National Trust. Al examinar la pintura de cerca, los restauradores no tardaron en ver que Reynolds no había sido el único en pasar el pincel por el lienzo, y, tras quitar todas las capas añadidas, descubrieron que, en efecto, los demás 'autores' ejercieron como censores de la época. El cuadro, que Reynolds pintó por encargo de la Galería Boydell Shakespeare, representa la escena de la segunda parte de 'Enrique VI' de William Shakespeare en la que el rey es testigo de la muerte del cardenal Beaufort e implora a Dios que su tío abuelo descanse en paz, con estas palabras: "derrota al demonio ocupado y entrometido que asedia el alma de este desgraciado". Fiel a la descripción shakespeareana, el pintor incluyó en su obra al demonio, que acechaba en la almohada detrás del cardenal moribundo. Sin embargo, no muchos apreciaron tanto realismo. Cuando el cuadro se exhibió por primera vez en la Galería Shakespeare en 1789, el demonio generó demasiada controversia, más que cualquier otra obra expuesta, explicó John Chu, curador nacional senior de pintura y escultura del National Trust. "No encajaba con algunas reglas artísticas de aquellos tiempos el tener una figura retórica poética representada tan al pie de la letra en esta figura monstruosa", sostiene. Emily Knight, curadora de propiedades en Petworth House and Park en Sussex Occidental (Inglaterra), donde se exhibe 'La muerte del Cardenal Beaufort', confesó a The New York Times que la restauradora Sophie Reddington tardó seis meses en destapar al demonio y dar vida al resto de la pintura, volviéndola más vibrante y recuperando los colores originales, escondidos bajo las capas del barniz amarillento. Becca Hellen, conservadora del National Trust que participó en el proyecto, señaló a finales de octubre que restaurar las obras de Reynolds "siempre es difícil debido a la forma experimental en que trabaja" y a que "la zona del demonio fue especialmente difícil". "Por estar en la sombra, fue pintada con colores marrones tierra y tonos oscuros que siempre se secaban más lentamente, provocando efectos de encogimiento. Dado que los medios y pigmentos resinosos y cerosos de Reynolds no ayudaban al secado de la pintura, no sorprende que el área del demonio fuera un desafío", indica la experta, que define como "un lío de interpretación errónea y múltiples capas de pintura", añadidas por los primeros restauradores. Para recibir en tu celular esta y otras informaciones, únete a nuestras redes sociales, síguenos en Instagram, Twitter y Facebook como @DiarioElPepazo El Pepazo/RT Español
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margeocar · 2 years
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Perfume de tu piel,
Perfume de tu cuerpo,
Perfume que trae recuerdos,
recuerdos de tiempos perdidos,
tiempos que fueron momentos,
momentos que cantan olvidos.
Olvidos que guardan un nombre
de tardes con apellido,
apellido que encierra un rostro,
un rostro de amor escondido.
Escondido está su recuerdo
en noches de café e insomnios,
insomnios que escriben poemas
y así combatir los demonios.
Demonios que a veces asaltan
domingos de melancolía,
melancólica y vieja nostalgia
que asedia de noche y de día.
El día se ha vuelto elegía
y logra que siempre me abrume
al llegar la brisa de tarde
trayendo memorias de piel y perfume.
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j-g-t-f · 4 years
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¿Inseguro?
Qué tal, amigos. Espero que se encuentren bien, que estén alimentándose correctamente y que hayan tenido una mejor semana que la mía.
Estuve durante toda la semana que recién terminó buscando durante estos últimos días un buen tema para escribir este fin de semana. Uno de ellos, inspirado en una pequeña discusión que tuve sobre el lenguaje inclusivo (no me pregunte más de esto, no me quiero pelear con nadie) era el uso de las redes sociales, el cómo estando dentro de internet a cualquiera de nosotros nos crecen un par de testículos tamaño familiar para escribir cualquier estupidez sin sustento informativo, sólo por el placer de tener la capacidad de primaria trunca de “medio” escribir. Pero como se pueden dar cuenta, lo abandoné porque no tengo la voz hara haceo
Otro tema era sobre la relación familiar durante la cuarentena, la extrema y obligatoria reclusión y su consecuentemente forzada relación con la familia (si es que todavía vives con tu familia) y de cómo algunos papás que recién tienen hijos se dieron cuenta de que, aunque aman a sus hijos, no les tienen tanta paciencia.
Esto nació de una conversación que tuve precisamente con mi madre, quien abiertamente admitió que cuidar ella sola de mí y de mis hermanos cuando éramos pequeños le resultaba una tarea en extremo difícil y de que la escuela resultó ser un enorme aliado para la libertad y salud mental de mis progenitores, pero en lugar de enojarme, me di cuenta que para cualquiera  en su situación sería difícil, y aunque quieran mucho a sus bendiciones, por si no lo sabían, sus papás también son humanos y se hartan (al final ya terminé halando demás). Pero como sucede con el tema anterior, también decidí abandonarlo
¿Por qué menciono esto? ¿Por qué vociferar tanto por temas que no se tomaron si  Se preguntarán. Pues, tienen que saber que esta semana para mí, a pesar de que nada remarcablemente malo me sucedió, resulta que mi mente decidió tener un severo pero poco pronunciado ataque de ansiedad que diezmó absolutamente todas mis ganas de hacer cualquier cosa. Cansancio, pesadumbre, tristeza, inseguridad y dudas, entre otras cosas, fueron algunos de los demonios que decidieron venir de visita inesperada e inoportuna esta semana y que me estuvieron intimidando en niveles que me es difícil de explicar.
No soy una persona a quien se le dé muy bien eso de dormir. Por lo general suelo dormir máximo entre 5 y 6 horas al día, estando activo prácticamente todo el día y dándole a mi cuerpo un castigo innecesario de desvelo. Tengo unos años ya que me cuesta dormir más de 6 horas, pero es algo con lo que he aprendido a vivir.
Sumado a esto, llega el hecho de que cuando mis amigos mentales vienen a verme, por lo general me exigen que les preste especial atención a ellos y que me ponga a pensar en otras cosas, por lo que mi sueño tiende a ser robado mientras que, con mis ojos cerrados de manera forzada, doy tantas vueltas en la cama que hasta he llegado a contarlas. Mi record es de 354.
Lo que sucede durante estas horas dentro de mi cabeza deja de ser problema del mundo y se convierte en un verdadero infierno, busco el principio y sólo encuentro el final, soy un extraño en mi casa, mi existencia es tan increíble que ni yo mismo me la creo, soy un verso equivocado, estoy ardiendo pero siento frío.
Seré directo. No le deseo a nadie el vivir con esa sensación.
Una de las peores partes de todo esto son las horribles dudas. En repetidas ocasiones les he platicado que soy una persona con ansiedad social, por lo que, estoy seguro que más de uno de ustedes sabrá de qué estoy hablando, la sensación de ya no tener huecos vacíos que requieran una explicación mientas que las dudas asolan tus pensamientos de forma despiadada y sin sentido. ¿Por qué te hacen querer estar mal con todo y con todos?
Parece una broma tan cruel que mi propia capacidad de discernimiento, de pensamiento, lógica y razón me esté atormentando tanto por días y noches, creando un huracán en mi pecho y haciéndome vomitar palabras que no quiero decir y obligando a mi mente dirigir sus pensamientos por las vías equivocadas. ¿Por qué estar a la defensiva si nadie te está haciendo daño, mi amigo? ¡Todo está bien! ¡Nada está saliendo mal! ¡NADA ESTÁ SALIENDO MAL! ¡PUTA MADRE QUE TODO ESTÁ BIEN, CON UNA CHINGADA…
… ¿En verdad lo está?
La parte más horrible de este chiste es el que, sin importar qué haga, aunque no sea mi intención, aunque no sienta absolutamente nada negativo hacia nadie, en ocasiones termino por lastimar y hacer daño a quienes me importan y mis herramientas principales son mis palabras y mis acciones que, como Judas, me traicionan haciéndome pensar que estoy haciendo el bien cuando la realidad es que sólo los empujo por la borda de mi vida
-          Es difícil lo que quiero decir, mi cabeza siempre me trató así.´
-          ¿Inseguridades? ¡Deme diez!
-          ¿De qué va a querer, joven?
-          Póngame una ausencia de valor propio, una incertidumbre por el futuro y la última de chocolate con cubierta de miedo al rechazo, por favor.
Ya dejando de lado tantas analogías, la verdad es que para alguien en mi situación vivir con tantas dudas resulta una tarea del día a día en extremo complicada, porque ya no puedes ni confiar ni en tu propia mente. Se te olvida lo que estás escribiendo por distraerte con pensamientos inútiles, te bloquean con ladrillos de preguntas que no tienen ni pies ni cabeza, y que por más que te digan que sí a algo con tanta seguridad como le es posible a otra persona, siempre aparece una idea ridícula que tambalea dicha seguridad
Luego viene el sentimiento de soledad… El no saber si te sientes mal porque en verdad estás solo en la vida o si simplemente es tu cerebro caprichoso que te hace pensar que nadie te quiere ni te va a querer nunca porque te dejaron 5 minutos solo. ¡Ah, porque esa es otra cosa! Con el sentimiento de falsa soledad también llega la tristeza y le da en la madre a todo lo bonito que estuviste haciendo para sentirte mejor.
Francamente, a pesar de que muchas personas piensen que no es así, las inseguridades no son algo con lo que se decida vivir. Son enemigas silenciosas que viven dentro de tu cabeza y que te alejan o te limitan hacer y decir cosas que tu corazón pide a gritos hacer, sensaciones con las que tu cuerpo anhela vivir e ideas y pensamientos que le darían a tu mente una bocanada de aire fresco.
Y para serles honesto… Estoy cansado. Estoy muy, muy cansado. Odio sentirme así. Detesto el sobre pensar absolutamente todo. Repudio cada maldita duda que me asedia por la noche, desde la más grande hasta la más pequeña y que cada una de ella me haga sentir como una bolsa de basura en llamas el día siguiente, que vea al espejo y que mi imagen se convierte todos los días en algo nuevo que odiar.
Sin embargo, a pesar de todo el dolor, este siempre se convierte en medicina cuando hay amor de por medio, sin importar qué clase de amor sea… Hoy una persona muy especial me escribió en una sola oración las palabras más bellas y al mismo tiempo más reveladoras que he escuchado en mis 27 de años de vida, un consejo y lección tan impresionantemente noble, sensible y sobre todo importante que puse a funcionar desde el instante en el que lo leí.
En mi experiencia, la mejor forma de lidiar con las inseguridades, aunque parezca chiste lo que voy a decir, es ignorarlas. Cuando dejas de prestarle atención a las inseguridades, a las ideas, a las dudas, es como si disiparas poco a poco cada nube que oscurece el cielo de tu mente. Deja de hacerles caso e invita a esa chica a bailar, vas a dar la mejor presentación del mundo y ten por seguro que ESA PERSONA te ama tanto como tú la amas a ella.
Qué huevos tengo al hablar de moral, de virtud y de felicidad pues a decir verdad,  casi siempre soy yo el primero en cagarla, pero al final, amigos míos, una verdad atemporal con la que vivos y muertos tendremos que lidiar es que para todos, para bien o para mal, siempre vuelve a amanecer y que cuando el sol se pone la luna sale después. ¿Qué vas a hacer con este día? Por favor, espero que lo aproveches bien.
Si llegaste hasta acá de agradezco desde el más profundo de mi ser el que se hayan tomado el tiempo y la atención para leer toda mi paradoja de emociones. De nueva cuenta los insto a que me escriban sus preguntas, estaré especialmente feliz de contestarlas, pero con que me lean ya hacen mucho.
Ni afinados ni medidos, amigos míos. Nos leemos en unos días.
j-g-t-f
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miguelballarin · 2 years
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Había gigantes en la tierra en aquellos días, y también después que se llegaron los hijos de Dios a las hijas de los hombres, y les engendraron hijos. Estos fueron los valientes que desde la antigüedad fueron varones de renombre.
Génesis 6:4  
§1
 Lo primero es lo primero y es el nombre: Goliat. Su sentido principal y por todos conocido es el de un guerrero filisteo enorme y poderoso, que siendo más capaz que su enemigo es vencido injustamente. No tiene otro privilegio que su fuerza y su talento, lo que vale y que reclama. Su etimología proviene del hebreo Golyáth (el desterrado, el peregrino), no como un paria cualquiera: quien durante cuarenta albas y cuarenta noches asedia y desafía a los ejércitos de Dios[1]. Esto por supuesto hizo de él la antonomasia de lo arrogante, ingenuo, hereje e infiel.
Aunque su historia no es tan simple. Pertenecía al pueblo de los Nefilim[2], plural de nafal (caer o derribar), traducido tanto en la Septuaginta como en la Vulgata por gigantes cuando, más propiamente, harían por su raíz referencia tanto a los caídos como a los que hacen caer, en una ambigüedad deliberada. Son seres que de hecho aparecen varias veces en la Biblia; ya en el Génesis[3] se los presenta como descendientes de los hijos de Dios (incierto si ángeles o creyentes) y las hijas de los hombres, y no como el híbrido de ángel y demonio que tanto se tiende a malentender. Son hijos de lo divino y lo mundano, de lo angélico y lo humano. Por ascendencia masculina, dijéramos, descendían de los Grigori (Observadores, Vigilantes), cuyo nombre en varios pasajes se traduce desde Bnei haElohim directamente como hijos de Dios en su acepción usual de Ángeles[4]; éstos serían, en resumen, ángeles caídos. Pero ángeles al fin y al cabo, enviados a la Tierra con el cometido de enseñar a los humanos la Verdad y la Justicia, y castigados por entregarse a un amor desobediente.
De estos seres emana un espíritu de impureza en su buen sentido de mezcla, la heterodoxia de un deber incumplido a gloria de uno mucho mayor: un pecado que se paga al precio de la propia raza, por quererse con un mundo al que en el fondo pertenecen.
  S'i' fosse foco, arderei 'l mondo/ Si yo fuese fuego, haría arder al mundo
Cecco Angiolieri
 §2
 Lo segundo también nos va en el nombre.  Y tampoco le falta historia. Pedro Abelardo fue un filósofo imposible de sobrevalorar y uno de los más grandes genios de la historia de la lógica. Se ha querido hacer de él semilla tanto de la Ilustración como de la ortodoxia cristiana, pasando incluso por precursor de la dialéctica hegeliana. Victor Cousin lo nombró el filósofo más grande de la historia de Francia, junto a Descartes, además de acabar siendo una de las mayores enseñas del romanticismo a tenor de su archicélebre relación amorosa con la jovencísima Eloísa, sacrilegio, rapto e hijo ilegítimo[5] de por medio, por todo lo cual hasta acabó siendo castrado por el tío de la muchacha, Fulberto, canónigo de la Catedral de París. Por si faltara trepidancia a sus memorias, fue un exitoso compositor de música y un excelente poeta, como demuestra a luces vista su Historiae Calamitatum; por lo demás, fue un sabio incansablemente comprometido con el debate, el diálogo, la crítica y la enseñanza. Desde adolescente se dedicó a viajar por distintas regiones de Francia buscando adversarios dialécticos con quienes librar batallas retóricas y, con apenas veinte años, ya era perseguido y vilipendiado por defender el triteísmo divino -una dialéctica de sustancias autónomas entre las personas de la Sagrada Trinidad-, consecuencia directa y coherente de su postura nominalista aprendida como discípulo directo y destacado de Roscelino, padre de esta doctrina aunque siempre -y para los restos- se mencione por defecto a Ockham.
Fue un intelectual profundamente transversal, como nos debería preocupar y mucho que la filosofía aún lo fuera, sobresaliendo tanto en Letras, entendidas en la época por Trivium (Gramática, Retórica y Dialéctica), como en las Artes del Quadrivium: Aritmética, Geometría, Astronomía y Música. Lo que hizo justo después de graduarse de la escuela episcopal, cuyo archidiácono era el afamado teólogo Guillermo de Champeux, fue fundar su propia escuela a través de la cual ridiculizó el realismo ingenuo de su maestro y le robó el grueso de sus alumnos, lo que llevó al archidiácono a retirarse. No contento con esto, viajó para discutir con Anselmo de Laon, su antiguo profesor de teología, rebatiéndolo y ridiculizándolo públicamente a él también.
 Este recorrido culminó con su docencia en la escuela catedralicia de Notre-Dame, de la que sólo pudieron echarlo utilizando contra él su relación con Eloísa, y sin embargo su escuela fue tan famosa que, según dijo Guizot, se educaron en ella un papa (Celestino II), diecinueve cardenales, más de cincuenta obispos y arzobispos franceses, ingleses y alemanes, y un número mucho mayor de controversistas, entre ellos Arnaldo de Brescia, el austero e importante fundador del arnaldismo. A todo esto le siguieron otros muchos escándalos como su polémica acerca de la naturaleza no apostólica de Dionisio Aeropagita por pura evidencia biográfica, o su feroz enfrentamiento con la férrea ortodoxia neoplatónica de San Bernardo por considerarle éste un hereje en su racionalismo a pesar de ser Abelardo estimado ya como el máximo maestro de lógica de su tiempo.
 Por todo ello era ampliamente apodado por sus enemigos Petrus Golia, que en latín vendría a ser Pedro el Demonio o el Demoníaco, apodo que él rápidamente adoptó y con el que llegó a firmar cartas y publicaciones. De aquí surge el que a sus seguidores se los llamara goliardos, sobrenombre que ellos mismos acogieron con entusiasmo (gouliard en francés desde entonces refiere a clérigo que lleva una vida irregular), con motivo de lo cual siglos más tarde se funda la Goliardía como un movimiento estudiantil y principalmente italiano amplísimo, autodefinido porque a la necesidad del estudio se unen el gusto de la transgresión, la búsqueda de la ironía y el placer de la compañía y de la aventura. Puntualizando que Abelardo en todo momento sostuvo que “No quiero ser filósofo para oponerme a Pablo ni ser Aristóteles para separarme de Cristo”[6]. En España esta corriente la representaron los sopistas, muy especialmente el Arcipreste de Hita, quienes además fueron el origen de la tuna. Se ha convertido, pues, en un calificativo literario para designar una intelectualidad erudita pero irreverente, cercana, ingeniosa y despierta. Tropo literario, éste, consolidado por el primer gran goliardo autoproclamado: el brillante poeta medieval Cecco Angiolieri (1260-1312); quien lo resumió en sus más famosos versos, que coronan el comienzo de este apartado.
   Los peligros que amenazan hoy al desarrollo del filósofo son tan numerosos que cabe dudar de que ese fruto pueda madurar alguna vez. Las ciencias se han extendido tanto y es tan alta la torre que han elevado, que ha aumentado también la probabilidad de que el filósofo se canse cuando aún está en periodo de aprendizaje o que se detenga en un punto cualquiera y “se especialice”; con lo que corre el riesgo de no llegar nunca a su altura, es decir, a poder mirar desde arriba, a abarcar lo que debe tener por debajo. […] De hecho, durante mucho tiempo la gente no ha entendido al filósofo y lo ha confundido con el científico, con el erudito arquetípico, con el exaltado y ebrio de Dios, que se eleva a un plano religioso, “apartándose” de los sentidos y del mundo. Y cuando hoy en día oímos decir de alguien, a título de alabanza, que vive “como un sabio” o “como un filósofo”, lo que se quiere dar a entender es que lleva una vida “espiritual y retirada”. La sabiduría le parece a la plebe una especie de evasión, un medio, una treta para poder salir airoso de un mal juego. Pero el auténtico filósofo -¿no es así como nos parece a nosotros, amigos?- no lleva una vida “de filósofo” ni “de sabio” y, sobre todo, no vive de una forma “prudente” e “intelectual”, sino que siente el peso y el deber de las cien tentativas y tentaciones que le brinda la vida. Corre el riesgo constante de perderse a sí mismo, juega el peor de los juegos posibles.
 §205, Más allá del Bien y del Mal. Friedrich Nietzsche
 §4
 Podemos afirmar que la filosofía se enfrenta a un grave descuido. Es necesario dar cuenta de que aquellos que ejercen de filósofos se han desviado preocupantemente del trabajo integral que la filosofía históricamente siempre ha llevado a cabo, de su inquietud por conocer las causas primeras y no sólo últimas de la realidad y de su profunda raigambre científica no simplemente en sentido metodológico sino también interdisciplinar: como el deber de una comunicación constante y fundamental entre las distintas ciencias, naturales o sociales, ahora discriminadas pero antaño unificadas con ella. Sin ir más lejos, la filosofía, en su especialización, ha perdido de vista en muchos casos una lectura suficiente de su propia tradición, lo que es tanto causa como efecto del fenómeno anterior por cuanto implica dejar de leer a filósofos de primera categoría al encasillarlos en disciplinas bajo las puede que ellos mismos no se hubieran definido.  
Hace falta señalar lo absurdo que resulta en la teoría y se demuestra en la práctica que un filósofo que se precie como tal desconozca los últimos avances –o siquiera los penúltimos- que se están llevando a cabo no sólo en otros países y universidades sino, especialmente, en otras facultades y, si acaso, en el departamento al otro lado del pasillo. Desde luego algo a lo que aspirar mientras sigan existiendo las facultades de filosofía, de lo cual no nos faltan razones para dudar. Un ejemplo legendario de ello fue ese joven Hegel que defendió una tesis de habilitación sobre la imposibilidad de que hubiera más de siete cuerpos girando alrededor del Sol, en agosto de 1801, mismo año en el que, en enero, el astrónomo Giusseppe Piazzi había confirmado la existencia del planetoide Ceres. Al respecto, el duque Ernst I de Sajonia y Gotha envió a su astrónomo Franz von Zach un ejemplar de la tesis de Hegel, calificándolo como un monumento a la locura del S. XIX.
Esta es la misma locura a la que se refería Willard Quine en un corto pero revelador texto de 1979 (¿Ha perdido la filosofía el contacto con la gente?) en el que califica, no sin cierto sarcasmo, a Aristóteles de biólogo, a Platón de físico -en tanto que cosmólogo-, a Newton como un autor de filosofía natural (tal y como él mismo consideró siempre su trabajo), a Descartes y Leibniz como matemáticos o a Locke, Berkeley, Hume y Kant como psicólogos. No es difícil darse cuenta de que aspirar a un conocimiento organizado de la realidad siempre pasó por una perspectiva de trabajo amplia y abierta a los principales avances teóricos de su momento. Lo que Quine añade inmediatamente después es que hasta el siglo XIX todo el conocimiento científico disponible de alguna importancia podía ser abarcado por una sola cabeza de primera categoría. Sabemos lo que ocurrió: fue a comienzos de ese siglo cuando el modelo Humboldt de Universidad dinamizó la investigación científica hasta niveles inauditos gracias a una comprensión compartimentada del saber, concepción que en un intervalo histórico relativamente muy breve vio nacer dos revoluciones industriales y el comienzo de lo que podemos considerar la modernidad tecnológica.
Lógicamente, cumplir con aquella aspiración hoy en día es algo imposible dada la literalmente inconmensurable cantidad de conocimiento de la que disponemos y el inalcanzable grado de formación que requeriría ser capaz de acceder rigurosamente a todo él o siquiera a una fracción. Los distintos campos de investigación fueron discriminados contando para ello con un argot técnico completamente arcano no solo para el novel, sino también para el experto que no lo fuera en ese terreno de especialización concreto: los problemas quedan aislados hasta el punto de resultar absurdos o irresolubles por puro descontexto; algo de lo que la filosofía ha participado también.
En su caso, esta compartimentación permitió estudiar con rigor detalles teóricos y vicisitudes conceptuales que, por otra parte, habrían pasado inadvertidas para todos aquellos pensadores preocupados por enmendar la Totalidad. El peligro, tristemente confirmado, era el de perder pie no sólo con las demás disciplinas sino también con el resto de áreas de la filosofía misma, sólo para acabar manejando ciertas cuestiones y problemas de envergadura desde una perspectiva reducida, insuficiente e impotente. Esto, unido al alcance simultáneo por parte de la filosofía -y no sólo de ella- de un grado de madurez teórica que hirió definitivamente de muerte cualquier posible dogmatismo o esencialismo en sentido rotundo, propició la delicada situación en la que hoy en día se encuentra la filosofía y de la que parece estar teniendo muy serias dificultades para salir. No hay más que ver cómo en España el problema de la profesionalización de la filosofía, el mero ejercicio de su oficio, se ha convertido recientemente en un tema de debate de primer interés.
Vale la pena aclarar que la culpa de esta situación no recae exclusiva ni principalmente sobre los filósofos, como una suerte de víctimas de sí mismos, pero sí lo hace sobre nosotros la responsabilidad de ponerle remedio; por la cuenta que nos trae y en la que haríamos bien en caer más pronto que tarde. Si no se nos puede eximir de toda culpa es insistiendo en que en nuestras facultades existe una grave falta de atención a lo que sucede en las otras, y que es esta peligrosa soberbia la que hace que fuera de nuestro pequeño jardín –a no confundir con el tan ejemplar de Epicuro- las humanidades reúnan las carreras más ridiculizadas, infravaloradas, estereotipadas y atacadas de todas; tanto por las razones que no tienen como por las que, así, les damos.
Y valga incidir también en la dialéctica por la que los mismos efectos que son resultado de esta situación la causan, habida cuenta de lo lejos que quedan, por poner un caso -y más por irrecuperables que por no ser memorables-, aquellas sesiones del seminario de lectura de El Capital que Carlos Fernández Liria impartía en la Universidad Complutense de Madrid (UCM) a alumnos de medicina, ingeniería o geología y, dicho sea de paso, filosofía también. Parece que a esta peligrosa compartimentación de la enseñanza universitaria los filósofos no hemos sabido responder de otra forma más que enrocándonos en la supuesta pureza de los contenidos que consideramos intransferibles, lo cual no deja de alimentar esa misma lógica y, por añadidura, aboca a los recién egresados a un desempleo demasiado probable. Aquí hay que ser absolutamente explícitos: a este impasse no ha de responderse en ningún caso con una mercantilización de la filosofía. Resulta claro y meridiano que éste sería exactamente el paso que terminaría de firmar el acta de defunción de una filosofía que pretendiese afrontar los serios peligros que actualmente la hostigan. Pero tampoco podemos responder con este inmovilismo que contribuye enérgicamente a la precariedad a la que prácticamente todos los filósofos de nuestra generación nos enfrentamos sin sombra aparente de remedio.
 Debemos enfrentarnos también al hecho de que cualquiera se cree con el derecho y los arrestos suficientes para discutir sobre cuestiones sociológicas, económicas o políticas basándose en el mejor de los casos en las alegres intuiciones del todólogo de turno y, en el peor de ellos, en las suyas propias. Muy por el contrario, ningún lego en sus cabales se lanzaría así de decididamente a emitir juicios serios sobre el comportamiento de la estructura atómica del sodio, la plasticidad química del hormigón o el proceso de reproducción genético de una bacteria. Por supuesto que tener una opinión es importante y que la participación del individuo en los procesos sociales de los que forma parte es algo que celebrar, pero no por ello debería resultar tecnocrático o antidemócrata sugerir que el criterio de profesionales formados en esas materias es algo que apreciar por encima de un modelo de sociedad que, como es el caso, sobrevalora las profesiones técnicas y atenta contra la mera existencia de las que no lo son; lo cual, al fin y al cabo, no deja de parecerse cada vez más a la consumación de un sistema social que visto lo visto da mucho de lo que preocuparse a la filosofía tal y como la entendemos.  
En un primer momento lo que hay que matizar es que este superávit de opiniones, respaldadas exclusivamente por el derecho a la libertad de expresión mientras lo haya, puede que no sea sólo un ejemplo de buena salud democrática, sino también el reflejo de una pública y descarada falta de respeto y estima hacia las ciencias sociales en su conjunto y las humanidades por descontado. Es justo admitir que pueda ser que las ciencias sociales hayan sido incapaces de ganarse el respeto que a día de hoy no tienen por su ininteligibilidad casi atávica (econometría, estadística compleja, psicoanálisis), pero igualmente cabría sorprenderse por cómo entonces la inextricabilidad igual de propia de cualquier publicación científica sobre termodinámica o astrofísica no suscita el mismo aquelarre de intervenciones taxativas y lamentables. Retrotrayéndonos a lo dicho, la respuesta puede buscarse y encontrarse en el hecho de que la falta general de consideración hacia estas disciplinas incita a que se dediquen a ellas los sujetos más ineptos y sentenciosos que imaginar se pueda; aunque quizá su desmérito se deba también a los intereses de grupos privilegiados, económicos, políticos e ideológicos en general, por obstaculizar directa o indirectamente el quehacer de estas investigaciones priorizando el de otras. Las razones para explicar por qué el sistema de tardocapitalismo posindustrial en el que vivimos podría acabar privilegiando los estudios de ingeniería informática sobre los de teología medieval huelgan a estas alturas, si bien es cierto que la filosofía podría hacerse valer muy por encima de lo que lo hace. Otra explicación sería la distinción entre ciencias positivas y ciencias críticas, de tal modo que en aquéllas el sujeto que conoce la realidad objetiva no forma parte de esa realidad (dejando aparte el discutible caso de la mecánica cuántica) y que, en éstas, el sujeto del conocimiento coincide con el objeto conocido: una teoría química no es una entidad química, pero una teoría política sí es un ente político. Sobre esto, podría así parecer que este ímpetu prototertuliano tan peligroso para quien sí se ha formado sobre lo que habla tiene su razón de ser en que las ciencias sociales sean materias que tocan más de cerca la vida ordinaria del individuo medio e inciden en ella de una manera más obvia, pero es algo que queda automáticamente desmentido si atendemos a cómo intervienen la neurología, la química hormonal o la ingeniería electromagnética en cada momento de nuestras vidas. O los sistemas de transporte intraurbano, o las redes sociales, o el Big Data. Esto no deja de implicar a su vez que existan cuestiones sociológicas e individuales completamente independientes de la percepción personal de cada cual, toda vez que nadie siente, por ejemplo, una pirámide demográfica invertida o la tendencia alcista de una hipoteca revalorizada. No hay aquí contradicción ninguna: la filosofía no debería hablar de lo que no sabe ni dejar de ocuparse de lo que ya lo está haciendo –y muy bien en muchos casos-, pero sí debería reconocer que le incumbe mucho más que lo que se cree (comúnmente, no sólo ella, aunque también) y que, sobre todo, está dejando de cumplir con muchos de los papeles sociales y laborales con los que podría hacerlo mejor que nadie, precisamente aquellos que requieren la amplitud de lecturas y la profundidad teórica que los filósofos han de demostrar en cualquier caso.
En resumen, podríamos concluir que las ciencias sociales presentan una menor calidad de la que deberían por gozar de menos prestigio del que les corresponde, y no al revés. Razón de más para que los filósofos se comprometan con una labor como mínimo presencial de cara al resto de la sociedad; esto no tiene tanto que ver con los contenidos que trate, respecto de lo cual la discusión sería mucho más puntual, sino con el método con que trabaje y, por supuesto, el modo en que comparta sus resultados. Podemos admitir con mayor o menor vergüenza que las revistas universitarias a menudo acaban sirviendo más que nada para descubrirle ciertos contenidos a investigadores que ya saben que existen y para justificar e impulsar la existencia de esa torre de Babel de méritos, puntos ANECA, plazas ad hoc, monopolios catedráticos de becas y tratos prácticamente mafiosos que han terminado por ser las universidades en nuestros días. En definitiva, no es osado sugerir que no es sólo por falta de fondos por lo que ninguna universidad española se encuentra entre las doscientas mejores del mundo salvo una, la UB, que por su parte no entra siquiera entre las primeras ciento veinte. Ni tampoco sospechar que quizá la labor de la Universidad, esa idea de Universitas que debería iluminar a toda la sociedad con su saber, no está siendo cumplida del mejor modo en que podría por nuestras universidades tal y como funcionan, ni aventurar que quizá haya mucho trabajo universitario que hacer más allá de ellas. No sería la primera vez que una institución no se reduce a un organismo.
Sobre su mercantilización, el riesgo de que la filosofía quede reducida a un catálogo de imanes de nevera es algo que debe preocuparnos ahora más que nunca y, en comparación, el hecho de que en la Academia haya quien se ocupe de leer casi sectariamente a un grupúsculo de autores -cuando no a uno solo- amparado por el dudoso bote salvavidas de una beca doctoral es una tarea loable y, desde luego, a salvaguardar. Sin ironía ninguna. El problema, en todo caso, es que sólo eso no baste para aspirar a todo lo que la filosofía sea -o deba ser- capaz de hacer ni, mucho podemos temernos, siquiera para asegurar su supervivencia como profesión en nuestra sociedad. Algo extensible al resto de ramas de las humanidades.
Cabría también poner en cuestión la impasibilidad altanera en lo referente a las nuevas tecnologías con la que se están dejando las mayores herramientas de creación, distribución y consumo de información que la Humanidad haya conocido en las manos de charlatanes sin escrúpulos o de posadolescentes narcisistas e histriónicos, con más seguidores que muchos partidos políticos, y toda esa clase de analfabestias retrógradas, incultas y generalmente machistas que contribuyen sin descanso al embrutecimiento de la población entera mientras en la universidad se congratulan por colgar PDFs en Dialnet o se sienten satisfechos por organizar algún encuentro sobre algún tema elevado, contando para ello con becarios a los que, por lo general, no se les exige rendir ninguna cuenta sobre su proyecto de investigación, el cual tácitamente ni siquiera fue valorado por sí mismo en comparación con el de otros solicitantes. Anatemas aparte, es obvio que existe una cierta responsabilidad que reivindicar para los filósofos y un cierto cometido social y profesional con el que cumplir por derecho y por deber. Además de muchas prácticas mejorables que denunciar y corregir.
Sobre la manera de trabajar que cabe proponerse a partir de lo dicho, podría resumirse en comprometerse con la pertinencia de una capacidad interdisciplinar de lectura, síntesis y desarrollo que es lo que más evidentemente resulta de absoluta necesidad en una época en la que la propia razón de ser de la filosofía se pone a prueba con cada vez más violencia y no sin cierta parte de razón. Toda insistencia es poca: lejos de anclarse en los contenidos y textos que un filósofo actualmente crea o se le haya dado a creer que le son exclusivos, es importante poner de manifiesto la naturaleza holística de sus métodos y en cuanto a sus intereses de trabajo que, en rigor, la filosofía ha mostrado siempre históricamente y sólo ha dejado de hacerlo muy recientemente y, argüiblemente, por dudosos motivos. Como colofón de éstos y aquéllos factores, la situación de facto de la filosofía en España es la de un entorno laboral insondado que ni siquiera sabe la falta que le hacemos y la de una institucionalidad que no ha podido integrar dentro de sí a muchos de los jóvenes titulados más capaces de su generación ni ha podido tampoco, o quizá sabido, acoger determinados proyectos de investigación que no se ajustaran a los estándares de contenido y de formato con los que es disciplinada y ella misma se disciplina.
Parece claro que el paso lógico será conseguir hacer respirar a la filosofía fuera de las fronteras a las que ella misma se ha constreñido y, sobre todo, se ha visto reducida. Puede decirse que la verdadera reivindicación de una altura (entendiendo por ello no sólo un prestigio sino también una calidad) que la filosofía ostentó y ha perdido vendrá dada antes por el compromiso con el desempeño profesional de una cierta voluntad y capacidad de trabajo que con la asunción, a fin de cuentas dogmática o como mínimo sectaria, de ciertos temas como más elevados o más filosóficos que otros. Algo a lo que vale la pena aspirar y a lo que aspiramos, y de lo que con Goliat pretendemos, literalmente, dar fe.
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[1] 1ªSamuel 17:16 El filisteo salía mañana y tarde a desafiar a los israelitas, y así lo estuvo haciendo durante cuarenta días.
[2] 1Crónicas 20:8 Estos descendían de los gigantes en Gat y cayeron por mano de David y por mano de sus siervos.
[3] Citado al comienzo del parágrafo.
[4] Job 1:6 Hubo un día cuando los hijos de Dios vinieron a presentarse delante del Señor, y Satanás vino también entre ellos.
[5] A quien pusieron por nombre Astrolabio.
[6] “Nolo sic esse philosophus, ut recalcitrem Paulo. Non sic esse Aristoteles, ut secludar a Christo”. Epistola 18 (Pat. lat. V. 178; col. 375).
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linaje-bendito · 7 years
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Hola, me podrías explicar a qué se refiere Lucas 11:24? no entendí :(
Hola :)
Cristo es poniendo así fuera los demonios, fue realmente la destrucción de su poder. El corazón de cada pecador no convertido es el palacio del diablo, donde él habita, y donde él gobierna. Hay una especie de paz en el corazón de un alma sin convertir, mientras que el diablo, como un hombre fuerte armado, lo mantiene. El pecador es seguro, no tiene dudas sobre la bondad de su estado, ni ningún temor del juicio venidero. Pero observar el maravilloso cambio realizado en la conversión. 
La conversión de un alma a Dios, es la victoria de Cristo sobre el diablo y su poder en esa alma, la restauración del alma a su libertad, y la recuperación de su propio interés en ella y poder sobre ella. Todas las dotaciones de mente del cuerpo se emplean ahora para Cristo. Esta es la condición de un hipócrita. La casa es barrida de los pecados comunes, por una confesión forzada, como Faraón; por una contrición fingida, como Ahab; o mediante una reforma parcial, como Herodes. La casa es barrida, pero no se lava; el corazón no santificado. Barrido despega sólo el polvo suelto, mientras que el pecado que asedia el pecador, el pecado amado, está sin tocar. La casa está adornado con dones y gracias comunes. 
No está amueblado con cualquier verdadera gracia; todo es pintura y barniz, no es real ni duradera. Nunca iba a ser entregado a Cristo, ni moraba en el Espíritu. Cuidemos de descansar en lo que un hombre puede tener, y sin embargo, están destituidos de los cielos. Los espíritus malos entran en sin ninguna dificultad; son recibidos, y moran allí; no trabajan, no gobiernan. De un estado tan horrible dejar que toda seriedad reza para ser entregados. 
Te mando un abrazo y que Dios te sorprenda.
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aratalatam · 6 years
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The Messenger llega este 30 de agosto
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The Messenger llega este 30 de agosto
Los queridos amigos de Sabotage y Devolver Digital recientemente anunciaron que The Messenger, el juego de aventura de 8 y 16bits estará llegando a Steam y Nintendo Switch este 30 de agosto, y quienes estén en la Pax West pueden disfrutar del titulo.
Los jugadores asumen el papel de un guerrero ninja sin nombre que se aventura a través de un mundo maldito en una misión para entregar un rollo con los secretos para la supervivencia de su clan, cuando un ejército de demonios asedia su aldea.
The Messenger fue nominado en la E3 con 11 nominaciones en ellas a lo “Mejor de E3” y ya que va con todo para PC y Nintendo Switch para finales del verano. Sabotage, PopAgenda y Devolver Digital muy pronto lanzará una demo como se vio en la E3.
Características
Una aventura ninja de lo mas épica con un juego desafiante y controles interesantes.
8 y 16 bits de fantástico arte y música que recuerda a los grandes juegos clásicos de NES y SNES.
Un elenco memorable de villanos y jefes.
Una banda sonora pegajosa del reconocido compositor Chiptune Rainbowdragoneyes, hecho en Famitracker.
Mejoras de personaje, nuevas habilidades, niveles ocultos y arcos de la historia para descubrir.
Modo de juego desafiante y visceral donde el dominio es algo digno de contemplar.
Fuentes: Sitio Oficial | Facebook | Twitter
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srriv-blog · 7 years
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Insomnio forzado
La cuatro. Y no pasa nada. El cansancio me empaña las ideas y me acerca a mi "yo" menos frecuentado. El que se cuestiona todo, el que solo aparece cuando ninguno de los otros esta despierto para conversar conmigo. Y me asedia con esas preguntas triviales que en un paisaje más mundano esquivo sin esfuerzo. Pero me encuentro derrotado, con el escudo corroído ante mis pensamientos. Indefenso, me traspasa la daga oxidada de la estupidez, esa que con tanto esmero escondo entre mis demonios. Derrotado, sin ninguna escapatoria, cedo ante mi suerte y me siento alrededor de mis viejos amigos. Comenzamos a conversar sin elocuencia, pero entendiéndonos, como la madre que sabe cuando el llanto de su hijo es cosa sería o simplemente una cosa. En este encuentro agridulce me doy cuenta que a veces el insomnio circunstancial, ese que no se presenta a menos que lo invitemos a pasar, de manera muda, pero entreabriendo la puerta. Porque eso sí, a diferencia del insomnio involuntario, que entra sin preguntar y nos arroja de las nubes inamovibles del sueño; este, aunque es más peligroso, no se presenta a menos que observe que el cerrojo se encuentra averiado. 4:23, llegaron los tacos.
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unpasoaldia · 7 months
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El demonio de la acedia/8 "La acedia en la Sociedad"
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unpasoaldia · 7 months
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El demonio de la acedia/7 "La acedia contra el matrimonio y la familia
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unpasoaldia · 7 months
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El demonio de la acedia/6 "La acedia eclesial". 
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unpasoaldia · 7 months
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El demonio de la acedia/5 "El demonio del medio día". 
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unpasoaldia · 7 months
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El demonio de la acedia/4 "El pecado Original". 
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unpasoaldia · 7 months
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El demonio de la acedia/3 "La acedia en las escrituras". 
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unpasoaldia · 7 months
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El demonio de la acedia/2 "La tristeza por el bien de Dios". 
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unpasoaldia · 7 months
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El demonio de la acedia
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