Alivios serendipitales
Dice Elsa que la inspiración
llega en una intersección de casualidades.
Un cruce de experiencias vitales,
lecturas en proceso
y su obsesión conceptual con algún tema abstracto.
Una chispa de curiosidad
que merece explorarse en papel y palabra.
La poesía como profesión,
con arrogancia y tozudez,
sin miedos ni necesidades
que posibilitan darse espacio,
tiempo y vida para escribir
algo que realmente merece la pena.
En las antípodas
de la poesía de supervivencia
que ejercemos algunos
en estallidos de apatía y desgana,
instantes de emociones desbordadas
y salvaciones momentáneas
que evitan males mayores.
Sin demasiada diferencia
entre quemar lo escrito
deseando que el humo
disipe la congoja y el desazón,
o publicarlo en redes muertas
con la callada esperanza
de que puedan ser
reutilizables y reciclables.
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Flores de plástico
Mi abuelo falleció recientemente.
Hay un nicho rosa con su nombre
rodeado de otros,
acompañantes eternos y anónimos.
Me molesta que su nicho no tenga flores,
como si le hubiéramos querido menos
o le hubiéramos olvidado,
casi tanto como que él odiara el rosa
y no haber podido elegir mármol
de otro color.
Le visito en bicicleta, y a veces de camino,
corto flores de jardines municipales,
que marchitan con el tiempo
y me obligan a robar de nuevo.
Estoy pensando en crear un ramo nuevo,
duradero, con versos como pétalos,
y estrofas de papel oloroso y arrugado
cual flores.
Homenaje efímero, donde poder decir en tinta,
lo que no supe expresar,
de acción y palabra.
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Ser pobre y poeta
Cada vez que me siento
en silencio y soledad,
y dejo que mis pensamientos vuelen
y mi alma cante,
surge un ansia dentro de mí,
un fuego blanco ancestral
que me empuja a escribir
sueños y emociones,
dolores y esperanzas.
En confidencia, no suelo sentarme
en silencio y soledad.
La mayor parte del tiempo
vivo entre ruido y angustias,
ansiedades y problemas,
rutinas que me ahogan y me cansan,
para caer rendido de sueño y lucha
sin haber sentido mucho
ni escrito nada.
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Si amas
Es importante saber si el amado necesita
consuelo y abrazo al hacerse daño, o más bien
un empujón de indiferencia y confianza
para de nuevo poder levantarse.
HAIKU SŌSHO
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Avete
Las generaciones que crecieron
con un libro bajo la almohada,
vagan buscando emociones por
mercadillos de libros usados,
leyendo dedicatorias,
acariciando lomos,
preguntándose por dueños
pasados y aventuras futuras.
Las nuevas caminan por
tiktoks e instagrams,
selfies y memes,
yonquis de la satisfacción inmediata
y la saturación de emociones.
Tú,
poeta de tumblr,
exiliado de blogspot,
nostálgico del bookcrossing,
viejo moderno que
no perteneces,
no eres ni lo uno
ni lo otro.
Ofreces
poemas por conversación,
palabras por compañía,
versos a cambio de vida.
Os saludo.
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Morgenmuffel
Para conocerme
hay que entender
que no madrugo
por gusto
sino por obligación.
Entender que me complace
bajar dónde Sole
a comprar al alba
pan y fruta fresca,
requesón y tomates.
Me recuerda a mi madre,
rellenando el silencio
para ayudarme a no pensar
demasiado.
Asumir que me obligo
a correr media hora y
bajar al gimnasio
antes del desayuno,
solo para comer
sin culpa.
Si me amas
prepararás café de autor
al goteo,
me esperarás semidesnuda
y sabrás que ladro
hasta que desayuno.
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Arrepentimientos
Te devolví los polaroid
en un sobre sin remitente.
Sin preguntar si lo abrió alguien,
si tuviste que dar explicaciones,
si dolió.
Eran nuestros
y de repente
no me pertenecían.
Como nuestra vida en común
pero más embarazoso.
De Mi vida en los labios
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Media cocción
Perderme en tu bizqueza,
una pupila turquesa,
otro ojo marrón.
Contagiarme de tu
sonrisa partida
por dientes movidos.
Perseguir tus
andares de cowboy,
tu imperceptible cojera,
inmanente imperfección.
Amar lo inacabado,
ansiar el camino contigo,
tu belleza en lo roto,
lo diferente, lo único.
¿Por qué buscas
la perfección
en tu reflejo,
en vez de admirar
lo imperfecto de tu alma?
Amarte por haberte caído,
recogido los pedazos
y juntarlos en mosaico
funcional pero equivocado.
Proyecto de vida inacabada,
enamorado de tu torpeza,
de tus añicos de esencia,
del ser a medio hacer,
al que le falta un chup chup.
De Mi vida en los labios
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Cena de navidad
Leemos en la quietud de la mañana,
compartiendo aire y silencio,
releyendo en voz alta pasajes
y versos demasiado incisivos
para pasar desapercibidos,
antes de comenzar el día.
Apoyas tu cabeza en mi pecho,
con los ojos cerrados
a las puertas del sueño,
y mi voz susurrando poemas,
acariciando tus rizos morenos,
antes de comenzar la noche.
Y en breve, concluyo,
eso explica por qué
no creo que tinder
vaya a serme de gran ayuda.
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Le blob
Permítanme introducir
nuestro primo lejano,
el Blob.
Pariente figurativamente acéfalo,
unicelular,
sin sistema nervioso
sin pensamientos
ni emociones,
que es capaz
de trazar mapas,
generar antivirus,
curarse en poco tiempo y
resolver rompecabezas.
Propulsado por la necesidad de existir,
inmanente impulso vital,
envidia de muchos de nosotros
que nos arrastramos
y somos en medida que nos aman.
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Inmadurez
Sucede que si caminas
por la vida
con un cuaderno en la mano,
adquieres una responsabilidad
en cada idea,
cada frase que apuntas,
una especie de obligación
de darle forma,
aprovechar su potencial,
intentar no repetir lo mismo
que ellos hicieron contigo.
HAIKU SŌSHO
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Sin cualificaciones adecuadas
Dicen que para ser poeta
hay que usar nuevas
y variadas metáforas,
escribir versos frescos,
con ritmo, ligeros,
plasmar pensamientos y sensaciones
que no hayan sido descritos antes.
Yo pensé que con sentir
sería suficiente.
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Agostos en pausa
No suceden muchas cosas en mis Agostos de adulto.
Mi familia vuela a visitar a mis suegros,
mis hijos pasan tiempo con los únicos abuelos que les quedan,
a 2000 kilometros de mí,
hablando una lengua que no entiendo.
A veces les he acompañado,
extranjero del sur cálido.
La soledad en compañia es dos veces dura,
primero porque estás solo,
y además te ven solo.
En este exilio voluntario
me doy cuenta de lo poco que vivo.
Tan ocupado en el día a día
que no soy infeliz ni feliz,
campeón del ahora.
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Porridge de mermelada
Golpea la lluvia escocesa
en el techo de la caravana destartalada
que compartimos con eslavos y portugueses.
Nos abrazamos entre los sacos de dormir
entrelazando piernas,
buscando ese olor que embriaga mi corazón,
en el hueco que hace tu cuello en tu hombro.
Sonreimos al despertar,
sin darnos cuenta de haber encontrado la felicidad,
por jóvenes y estúpidos.
La lluvia anuncia un día libre,
porque las fresas no pueden recogerse si están mojadas,
pues se pudren demasiado rápido.
Fresas que están en todas partes,
en los botes de mermelada que hicimos ayer con la fruta de segunda,
En el porridge dulce con cacao,
sacrilegio español del desayuno tradicional,
en el beso largo y afrutado
que años después,
sigue siendo mi medida de felicidad.
De Mi vida en los labios
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Incendios
Cuando imagino el reencuentro,
pasados tantos años,
sentados frente a un café,
con mi primera combustión de fondo,
nunca sé contestar a tu única pregunta.
¿Por qué me fui?
Me gustaría que fuera complicado,
que al explicarlo tuviera que usar palabras de peso,
convencernos de que fue para bien,
que estamos mejor,
y que tu empatía nos salvara,
nos acercara de nuevo.
En fin, la verdad es mucho más cruda.
Te dejé,
por no saber que lo que tenía,
era suficiente.
De Mi vida en los labios
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Poemas introvertidos
Una vez recopilé mis viejos poemas de joven.
Sucedió mientras vaciaba la casa que fue de mis padres,
luego de mi madre,
ahora de nadie,
al empaquetar mi habitación de adolescente en cajas.
Empezó con unos pocos apuntes manuscritos,
servilletas de bar,
polaroids de letras en tu piel.
Luego navegué a copias de blogs olvidados,
a myspace, a blogspot, a tumblrs,
y acabé con una vida de escritos ermitaños,
sentimientos susurrados en galernas vitales,
empatías potenciales que nunca fueron.
A los poemas tímidos les pasa
como a los poetas introvertidos,
que son un potencial inmenso de amor,
energía y felicidad,
que no llega a cuajar.
Con voces que no se alzan en el ruido,
sonrisas asimétricas,
caras que no se recuerdan,
y manos que no alcanzan.
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Ángel
Una vez quise a una chica tanto
que me asusté,
y en mis recuerdos aún
sigo aterrorizado de ese mismo amor.
Ella es fácil de amar,
dulce, delicada,
radiante casi siempre,
cuando no,
tan bella que no puedes creerlo.
Uno de mis amigos de entonces
solía decirme,
que algunos días,
mi chica se convertía en ángel.
Después de varios años
me convencí que sucedía
en luna llena.
Su personalidad burbujeaba,
su risa contagiaba.
No solo querías abrazarla,
o comerla,
querías esconderla, poseerla,
no dejarla ir nunca.
Lo peor es el día después,
cuando te percatas
de lo que dolería perderla.
Esa agonía, el pavor,
los celos.
Cuanto más posees
mayor el pánico a perderlo todo,
más posesivo, irracional
y dañino se convierte el amor.
Cuando caes en la cuenta
de tu sumisión a ese amor
de todo lo que darías
por guardarlo,
entonces lo ves claro.
Mientras la tengas
vas a vivir temeroso,
tutelado,
sin libertad.
Uno no se siente libre
con miedo.
Y un día
sin previo aviso,
decides acabar con todo,
escapar lejos,
empezar de nuevo.
Rehacer tu vida
en otros amores,
no tan intensos,
no tan salvajes,
píldoras contra el dolor.
La distancia y el tiempo
cicatrizan las heridas de ambos
y ya solo duelen algunas noches,
como esta.
Sigues asustado de ella,
y la quieres tanto como antes.
Sabes que no ha merecido la pena,
que te equivocaste,
sueñas con encontrarla
por la calle,
algún día.
Hablarla de tu libertad,
de ir dónde quieres,
de la ligereza de no tener dueño.
Pero sabes que no vas a engañarla,
lee el miedo en tus ojos solitarios.
Y te sonríe,
para acabar de matarte.
Adaptado de Antes de perderte
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