Tumgik
byronlancaster-blog · 5 years
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History
Back Story:
❝Otra más, detective Lancaster.❞ —Dejó el periódico en el escritorio del oficial de alto cargo. El mencionado, encendió un cigarrillo y lo observó de reojo, la primera plana. Otro asesinato más. Pero no se trataba de cualquiera, uno en particular, un caso de un asesino en serie, con los mismos patrones. Era en el año 1888 en pleno Londres, en los barrios de Whitechapel, para ser más precisos. Lo conocerán como "Jack the Ripper". El asesino había arrebatado la vida de tres mujeres, prostitutas, lo curioso es que a todas, las había destripado, incluso cortado partes del cuerpo, pero tenían algo en común que se repetía a la perfección: La ausencia de su útero.
El detective se alzó sobre sus pies, y se acercó a la ventana del edificio, posando la mirada en la ciudad, mientras exhalaba el humo. La situación le ponía de un muy mal humor, era tan sólo un asesino y no lograban atraparlo, y los reporteros no tardaban en poner en duda la competencia del cuerpo policial.
Aproximadamente doscientas personas fueron interrogadas y estaba sospechando que eso no iba a terminar allí, eso le frustraba.
❝Byron.❞ —Le llamó la atención su mejor amigo que acababa de ingresar en la oficina, Dennis Miles, que también era, su mano derecha en el caso.— ❝Otra carta.❞ —Avanzó dejándola junto al periódico. Sólo entonces el ojiazul volteó y la tomó, abriéndola. "Cuidado, hay dos mujeres que quiero aquí, son unas bastardas. Y las quiero, mi cuchillo aún funciona, soy Jack, el destripador." Soltó un gruñido y se la devolvió a Miles.—
Ponla en el cajón de evidencias de Jack.
❝Vamos atraparlo.❞
Por supuesto, y espero que lo más pronto posible. —Frunció ligeramente el ceño.— La seguridad depende de nosotros y les estamos fallando.
❝No es para tanto, tan sólo son unas prostitutas.❞ —Lancaster alzó el mentón y le lanzó una mala mirada a su compañero.— ❝Lo siento, son sólo hechos.❞ —Murmuró el contrario, llevándose consigo la evidencia.
El turno había terminado, antes de irse mandó las fuerzas patrullar esa noche y que lo mantuvieran al tanto. Al pasar las puertas de su hogar, su esposa, Ellen Robson, y de hace cinco años, Ellen Lancaster. Lo recibió con los brazos abiertos.—
❝Oh, esposo mío, has vuelto.❞ —Dijo entusiasmada, a lo que su marido la rodeó con sus brazos y le dio un beso en los labios.—
Extrañaba ver esa linda carita tuya, Ellen. —Le comentó con una amplia sonrisa. Aquella mujer era la criminal más peligrosa de todas, había robado enteramente su corazón sin pudor alguno. Y estaba más que encantado con eso. Pero durante su velada antes de ir a dormir con ella, lo hizo reflexionar. ¿Y si ir por las prostitutas era tan sólo un comienzo? Se mordió ligeramente el labio y vio dormir a su amada, profundamente. No podría soportar el perderla a manos de ese maníaco. Alzó una mano, enredando sus dedos en sus largos cabellos rubios, acariciándolos.
En la mañana siguiente se reportó otro asesinato del mismo tipo. No podía creerlo. Esto le estaba superando. Y recordando la carta del criminal, aún quedaba una mujer.—
❝Vamos, Byron, olvidemos el caso por unos momentos, y esta noche disfrutemos del teatro.❞
—Apretó los labios y frunció el ceño.— ¿Cómo puedes decir eso, Dennis? Jack volverá atacar, y esa es nuestra prioridad, sólo haremos el ridículo en seguir permitiendo la existencia de este ser indeseable. La reina obtuvo su atención. —Se colocó un cigarrillo en la boca y lo encendió.— Hasta ideo teorías sobre el asunto, casi acertadas, pero hay detalles que no tenían relación. El punto es que tenemos que resolver este problema.
❝¿Por qué deberíamos siquiera? Tan sólo son prostitutas, no son nada para esta sociedad y hay unas miles más. Herramientas. Quienes importan son las mujeres con las que nos casamos, la alta sociedad, siempre ha sido así y así lo será. Aquellas desgraciadas no hubiesen tenido aquella profesión.❞
Paso, tendrás que ir solo. —Exhaló humo hacia el techo y una vez que se fue, sacó los expedientes con el caso, y se sentó en el escritorio y analizó una vez más todo. Debía admitir la incompetencia de sus propios compañeros, por lo que decidió tener una investigación aparte. Buscaría ser objetivo, y romper lazos con quien sea, no se iba a dejar llevar por las emociones. Era una decisión difícil para él, y le entristecía tener que haber llegado a ella, pero a esas alturas, no podía confiar en nadie. No quería pensarlo, pero Miles estaba demasiado relajado. Fue su mejor amigo de toda la vida, sería incapaz de hacer algo así... ¿O tal vez no? Era fuerte acusarle de ser el asesino en serie, pero aunque lo ignorase, muchas descripciones del perfil de Jack, encajaban con su amigo.
Guardó todo y se emprendió a investigar su nueva lista de sospechosos: Dennis Miles.
Los siguientes días, Byron tenía la vista sobre su compañero, comenzando con su investigación privada. Aún quedaba una mujer, y curiosamente, las muertes habían cesado al tiempo que lo seguía. Se sentía traicionado, dolido y furioso. Estuvo todo este tiempo en sus narices, burlándosele y no se dio cuenta. Sabía que tarde o temprano, el odio irracional de Dennis que sentía por las mujeres, iban a terminar por desquiciarlo, pero no tenía una idea cuánto. Llegar a ese punto...
Sólo quedaba una cosa por hacer: Enfrentarlo.
Una noche, en las frías calles del barrio londinense, Byron vistió con un sombrero y abrigos, los que solía usar para no ser reconocido. Esta vez seguiría a Miles y lo acorralaría, exigiendo que se entregue. No quería, pero llevaba su pistola cargada, en el peor de los casos que la llegara a necesitar.
¿Cómo pudo haber sido tan ciego al respecto? Era más que claro, y tendría sentido en como burlaba a la policía. Gruñó, no era tiempo para lamentarse. Seguía a su amigo a paso lento, el contrario se percató de que le seguían, por lo que se tensó y apresuró más el paso. Lancaster lo imitó, frunciendo el ceño. ¿Si era inocente porque no simplemente se detenía? Era policía, y estaba actuando como todo un sospechoso.
El hombre dobló hacia uno de los callejones, y el detective no dudó en seguirlo, llevando una mano hacia tentar la propia arma. Finalmente acorralándolo. Miles sacó su pistola y le apuntó. Entonces el ojiazul alzó la mirada, observándolo con seriedad, mientras sacaba la propia e imitaba la acción.—
❝¡¿Qué significa esto, Byron?!❞
¡Tú dime! —Sacó el seguro y apretó los labios.— ¿Por qué no estás en tu casa, Dennis? Habiendo toque de queda.
❝Lo mismo pregunto.❞ —El ajeno soltó un resoplido.—
Confiesa tus crímenes, Miles, no tienen porqué empeorar las cosas. —Se preparó para disparar, Dennis comenzó a desesperarse, acusándolo de que él era Jack el destripador. Byron negó rotundamente, diciendo que eso sería ridículo. Luego de una discusión, sacó las esposas, a punto de arrestarlo, pero un grito desgarrador de una mujer los interrumpió. Ambos se miraron entreabriendo la boca, y largaron a correr en dirección al sonido. No estaban muy lejos.— ¡Lo siento, no debí dudar de ti! —Se disculpó, en lo que iban a la escena del crimen.—
❝¡Está bien, yo iba hacer lo mismo!❞ —Sonrieron y vieron una figura salir de la casa de Mary Jane Kelly.—
Yo iré. —Le informó, mientras tomaba dirección tras el asesino.— ¡Tú ve a la escena! —Gritó.
La persecución entre policía y criminal se presentó en la escena. Jack le tomaba ventaja, pero Lancaster no iba a tardar en alcanzarle. En ese tramo tan corto, el detective llegó analizar varios aspectos, que le dejaron en shock y a su vez, no podía ignorar que el hecho era más interesante.
El individuo era ágil, y logró evadir al ojiazul, logrando salir con la suya en el escape. Por un lado, Byron estaba decepcionado.— Tan cerca... —Pero por el otro, había recolectado información nueva, y quizás una que jamás se le hubiese pasado por la cabeza. Dennis se aproximó al trote, hasta quedar a su lado.—
❝No logré salvarla.❞
Tan jodidamente cerca. —Se colocó un cigarrillo en la boca y lo encendió, mientras volteaba a verlo.— Tan jodidamente cerca. —Repitió.—
❝Al menos es la primera vez, que estamos cerca en verdad.❞
Lo sé. —Alzó una mano y le tomó del hombro.— Este es el fin, Dennis, tan solo investigaré un poco más, y en estos días, lanzaré la nueva información sobre Jack. El público va enloquecer e incluso rechacen la idea, pero aquel asesino, se verá acorralado y tendrá que salir de una buena vez. —Le comentó orgulloso y palmeó un par de veces.— Llama a la policía, que patrullen las calles, iré a casa.
❝Sí, señor.❞ —Asintió y se retiró.—
Al día siguiente, no fue a la estación de policía, se quedó en casa, más específico, en su estudio, analizando las pistas nuevas, y formando una lista de sospechosos, esta vez la definitiva. Tenía un buen presentimiento sobre aquello, estaba tan cerca de atrapar al asesino. Estaba más que ansioso con cerrar el caso, y seguir con su vida normal. En ese entonces, Ellen se asomó por la puerta, con una sonrisa.— Buenas tardes, amor de mi vida. —Le saludó, dejando las cosas a un lado.—
❝Esposo mío, te he hecho un té, pero veo que estás muy ocupado.❞
Oh, no, puede esperar, ya tengo todo casi listo. —Se mordió ligeramente el labio.— Lo tengo, Ellen, ¡Tengo al asesino! Bueno, no exactamente, pero tengo un dato que nadie más tiene. —Se levantó de la silla, y rodeó su cintura con ambas manos, robándole un beso por la emoción.—
❝¡Eso es fantástico, Byron! Pronto podremos tener nuestro tiempo a solas nuevamente.❞ —La rubia se dejó descansar en el pecho del mayor.—
Tengo una nueva lista de sospechosos, verás, ayer he perseguido al criminal, no vi su rostro, pero por su contextura física, lo descubrí, Ellen. Es una mujer. —Comentó y ella le robó un beso esta vez.—
❝¿Cómo una mujer podría hacer algo así? ¿Estás seguro?❞
¡Por supuesto! ¿Por qué? Puede haber muchas razones. —Murmuró, en lo que caminaban hacia el comedor, donde estaba servido el té.— Problemas personales, algún esposo infiel. No lo sé aún, pero el punto es que nadie se esperaría que fuese una mujer, jamás lo íbamos atrapar si sólo nos enfocamos en hombres.
❝Tiene sentido, mi amor.❞ —Ella le sonrió.— ❝Por cierto, ¿Podrías arreglar el foco del sótano? No enciende.❞
—Soltó un resoplido.— No es que no me agrade los avances, pero considero que la lámpara de queroseno era más fácil. —Pero de igual forma, esbozó una sonrisa y asintió, bajando por las escaleras del lugar mencionado. La señora Lancaster iba tras su esposo, éste mismo no tuvo problema en encender la luz del sótano. Mirando confundido a su mujer.—
❝Es en el armario, en realidad.❞ —Le señaló. Los orbes azulados se posaron sobre la puerta indicada, y asintió.
Atravesó la habitación hasta llegar. El closet estaba oscuro, pero se alcanzaba ver la ubicación del foco. Ingresó, acercando la mano al botón que lo encendería, y lo presionó.
El pequeño cuarto se iluminó, haciendo que Lancaster frunciera ligeramente el ceño, probablemente su señora no le había atinado, no le dio importancia al asunto, iba a seguir con lo suyo, pero se detuvo. Observó la repisa que tenía en frente, boquiabierto.
Abrió los ojos de la sorpresa y el shock. En aquel mueble había frascos en exhibición, pero eso era de lo de menos, lo que llamaba la atención, era el contenido en sí: Úteros.— ¿Ellen? —Llamó en un susurro casi inaudible, el temor se apoderó de su persona en cuestión de segundos. Iba a voltear y exigirle una explicación, pero la rubia fue más rápida, estallando una botella de whisky contra la cabeza del detective. Del mareo se sostuvo de la pared, apretando la mandíbula, se irguió, para enfrentarla, pero Ellen fue más ágil, más calculadora, como si hubiese imaginado la situación anteriormente. Tomó un hacha, golpeando las extremidades del policía.— ¡Ellen! —Le gritó de dolor y desesperación, buscando lo que fuera a su alcance, pero se sentía sin fuerzas. Cayendo de golpe al suelo.
Si alguna vez había experimentado el dolor, el sentimiento de miseria, nunca nada se comparó como aquel momento. La traición, la chocante realidad de la situación, simplemente quería pensar que todo era tan solo un mal sueño, sin embargo el daño físico le recordaba que no era así. Lágrimas a por montones se escapaba de los azulados orbes del detective, mientras sentía el líquido cálido escarlata escaparse de su cuerpo. Un dolor tan agudo, estaba seguro que los huesos se fracturaron, y los gritos arrancados de su garganta inundaron inútilmente el sótano, puesto que en el piso de arriba, no se emitía ningún sonido de lo que ocurría abajo.— ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué, Ellen?! —Quiso zafar de las ataduras que le estaba poniendo en las muñecas y tobillos, pero estaba muy adolorido como para poder moverse. Tampoco sabiendo cuanto tiempo estaría consciente.—
❝¡¿Por qué?! ¡Se lo merecen! ¡Son unas bastardas!❞ —La rubia tan caracterizada por su rostro angelical, había tenido un cambio brusco, mostrando su verdadero ser.— ❝Tu teoría era buena, Byron, pero pasaste por alto un detalle.❞ —Se paseó hasta los frascos, acariciando suavemente con el dorso de la mano.— ❝Ellas no merecen esto, desechando las criaturas, asesinándolas antes de poder siquiera nacer, ¡Son monstruos! ¡Ellas, no yo!❞ —Le tomó de los pies y lo arrastró, fuera del armario, cerrándolo después, pero dejándolo tirado en la habitación.— ❝¡No es justo, no es justo que ellas teniendo la oportunidad de tener un niño, ellas...!❞ —De la ira, no podía ni terminar la frase.— ❝¡No voy a dejar que me arruines esto! Deberías ponerme atención a mi, tu esposa y no unas prostitutas de quien nadie iba a recordar❞
¡Estás loca! —Dicho eso, su señora, le propinó una patada en el rostro, antes de irse tranquilamente por las escaleras.— ¡Ellen! ¡¿Dónde vas, Ellen?! ¡Ellen! —Vociferó, más Ellen hizo caso omiso, yéndose del todo y cerrando la puerta tras sí, con llave.— ¡Ellen vuelve!
Byron gritó y gritó, pero sus lamentos no fueron escuchados, Ellen no volvió a bajar. El ojjiazul chilló, pidiendo clemencia, insultándola luego, y volver a rogar por su vida, buscaba inútilmente que su ex amada entrara en razón, pero por supuesto, no lo consiguió.
Ellen Lancaster, había sufrido de un aborto natural, a tan sólo semanas de poder parir. Los doctores confirmaron que luego de aquello, la mujer no podía tener más hijos. Quedando estéril, incapaz de poder concebir. Byron lo aceptó, pero ella no.
Los días pasaron, no se sabía con exactitud. En las condiciones lamentables de Lancaster, no le quedaba mucho. Sus ojos lentamente iban cerrando.— Debí... debí saberlo. Debí ver las señales... —Balbuceaba, en sus últimos segundos de oxígeno.— Ahora es muy tarde.
Ellen destruyó cualquier tipo de evidencia, dejando el cuerpo inerte de su marido en donde estaba. Huyó sin problemas de la ciudad y los asesinatos cesaron. La era de Jack el destripador había terminado, junto con la vida de Byron. El único quien conoció su identidad.
Ongoing Story: 
¿Creerían en la reencarnación? ¿El renacimiento? Sonará alocado, sin embargo en varias religiones, consideraban que tras la muerte del cuerpo físico, el alma tomaba otro, uno nuevo, un recién nacido.
Así fue con el caso de Byron Lancaster. Jamás pudo descansar en paz, con una deuda pendiente. No había una explicación del porqué, a veces todo se resumía con la simpleza de que la madre naturaleza actuaba como quería.
En distintas partes del mundo, diversas culturas, y épocas, el alma de Byron renacía en un cuerpo nuevo, conservando los mismos rasgos físicos. Sin embargo la vida era nueva, carente de algún recuerdo de su historia pasada. Ninguno solo. Por lo que la cuenta no se saldaba, y eso provocaba que cada uno naciera con la maldición de morir a la misma edad que el original. No importaba cómo, sólo morían. Y curiosamente, lo hacían frente al hechicero Rastaban Karasu.
Quien cansado de ese evento, revive a Byron, curioso del por qué, por qué él, ¿Qué le debía esta vida? ¿Que tenía pendiente? Quizás era algo que debió haber ignorado, pero luego del mismo suceso reiteradas veces, la curiosidad era grande.
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byronlancaster-blog · 5 years
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Datos básicos
Name: Byron Lancaster.
Age: 32.
Occupation: Detective en la época victoriana.
Ninguna en la actual.
Species: Humano.
Gender: Masculino.
Significant Other: Dennis Miles. {Mejor amigo} ✞
Family: Ellen Lancaster. {Esposa} ✞
Physical Description: 1,75 de altura. Ojos azules, cabellos castaños. Lleva barba en la actualidad.
Personality: Amable, ingenuo, leal. Suele ser muy vergonzoso con ciertos temas.
Sexuality: ?
Voice: Grave, acento inglés británico.
Setting: Londres, Inglaterra.
Strengths/Weaknesses: Strengths: Uso de armas. Pelea cuerpo a cuerpo. Capacidad de investigación. 
Weaknesses: La tecnología.
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