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Fragmentos de Espiral
"Mi padre estuvo orgulloso de mi sexo, hasta que descubrió que mi sexo era una constelación de girasoles."
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LAS HISTORIAS QUE QUEDARON SIN DESTILARSE
Te nacía desde las hendiduras de tu cuerpo
Tus heridas que me hieren.
Los huesos calan y el alma se enfría.
Ojalá este árbol no se lleve su sombra.
Las heridas ya tienen moho ¿no lo ves? Se pudren, se reinventan, se regeneran hacia dentro. Cicatrizan en su imaginación.
Cicatrizamos en nuestras edades.
Ojalá este árbol no se lleve su sombra, lejos…
El tiempo trascurre, y nosotros: espirales que nacen de las hendiduras de nuestros sexos.
Nunca pensé pensarte así.
El momento de nuestra muerte ocurre en el orgasmo de una ballena.
Y el árbol sigue aquí, inmóvil. Con su sombra circundante.
Las calles mojadas destilan pureza.
Los bosques exhaustos se desnudan frente al universo.
Mi pecho expuesto mira asombrado a la luna.
Esperando una respuesta. Esperando una marea.
La Luna nos mira, nos brilla.
“¿Qué hacen jugando al amor?” –se pregunta
Y mientras, miles de muertes
gestándose en vientres de mimbre.
Tu cuerpo insomne. Y las historias que quedaron sin destilarse.
¿A dónde vamos?
Regresamos a la tierra húmeda que nos cobijaba.
Las alas están rotas.
Aquí hay engrudo.
En mi corazón vive una araña que no sabe tejer.
Ojalá este árbol no se lleve su sombra, que en la lejanía no nos cubre.
Tócame.
Siénteme real.
El mar grita mi nombre.
Aquel que nació cuando tus ojos me vieron por primera vez.
Mi nombre: la herida que cicatrizó. Hace unos segundos, unos minutos, unos años, unas vidas.
Tu nombre: la esencia que no puedo nombrar.
El reflejo que nació de las hendiduras de tu alma.
La más bella palabra jamás inventada.
Ojalá este árbol no se lleve su sombra, que tanto sol quema.
Mi piel aromatizada de un tacto violento.
Lo que pasa es que el otro no existe.
Las figuras de tu cuerpo en las sombras sobre mi espalda,
Se absorben, se graban.
-Despacio. Me duele.
El moho nos alcanza
-No te muevas.
Ojalá este árbol no se lleve tu sombra.
-Más fuerte.
Ojalá el Sol no decida moverse.
-Más adentro.
Está anocheciendo.
-Ahí
No hay árbol, ni luz de la cual protegerse.
– …
La noche nos convirtió en sombras.
-¿Prendes la luz?
Ven. Aún no te vayas.
Allá, una luciérnaga…
-No te vayas nunca
V.
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INCREDULIDAD
Incredulidad.
Expiación. La mordida de la serpiente.
Simón Pedro les dice: Que María salga de entre nosotros, de nuestras piernas.
“Pues las hembras no son dignas de la vida.”
Ni del placer.
Ni del dolor.
Jesús dice: “He aquí que le inspiraré a ella
para que se convierta en varón.” (Como si el miedo no fuese suficiente)
“Para que ella misma se haga un espíritu viviente semejante a vosotros varones.” (Como si la incredulidad no fuera ya suficiente)
Huele a sangre oxidada.
Una curandera grita: ¡Alabado el Reino de los profanos!
Allá, una manzana cae.
Una danza. La Luna.
¿Y María qué dice?
Lenguas bífidas jugando a ser cometas.
Corre Tomás, corre.
Expiación del cuerpo original.
No temas. Sólo es sangre.
Sólo es vida.
Vida gestandose en miles de vientres cretácicos de mimbre.
Amonites, belemnites, bivalvos… Ofidios.
-“Pues cada hembra que se convierte en varón, entrará en el Reino de los Cielos”
-El Edén es una decisión-, dice Lilit
Ishtar se mira al espejo. Inanna le devuelve la mirada. Escéptica.
Eva reclama su costilla.
Kali nunca duerme.
El Universo en sus ojos, en su sexo, en sus dedos, bajo sus alas.
El edén es una decisión.
V.
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螺
Diarios regados. Tres, cuatro, cinco. ¿A quién le importa? Espirales girando en mi cabeza.
Espirales sobre mi vientre vacío
Espirales sobre mi carne caliente.
Espirales de mis letras.
Sé escribir y es lo único que me concierne.
¿Sé?
¿Qué será (d)el mar después de ti y de mi?
A veces me suelto. Sólo basta decir que me suelto.
Empezar de nuevo. El vacío nos empieza.
Hoy lo único que tengo es la melancólica marea que se agita en los jarrones de barro bajo mi almohada.
Hoy, lo único que me queda son las estrellas hechas polvo que me sonríen cansadas.
Hoy lo único que conservo es el recuerdo de la desnudez constante.
Hoy despierto y la humedad de mis piernas, recorre piedras, árboles, montañas, valles, barrancas, arenas… hasta alcanzar la otra humedad de un río que la contenga.
Hoy abro los ojos y tú no eres más que tú mismo y yo no soy más que yo misma.
Mis dedos casi alcanzan tus lunares…
V.
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POEMA #21
I wanna make this play
Oh, I know you’re faded
…But stay
don’t close your hands.
Detener el tiempo.
El final de la bifurcación.
Detener la lógica.
El lugar donde los caminos se encuentran. ¿Se reconocen?
Nos detenemos.
Las preguntas levantan la mirada, nos acechan.
Te miro. El mar voltea, atento a cada latido.
Las manos del viento hurgando en las heridas.
Amasan las horas, los años, los segundos.
El Universo jugando al azar. Dios jugándonos.
Tu corazón de agua salada.
Una caricia, el calor y el ímpetu de la piel por conseguir un solo roce.
Las estrellas ansiosas de marea.
Tómame.
Tócame.
Viole(n)tame
¿Somos reales?
Estamos a los pies del reino de orden caótico que rige nuestra sangre y nos conduce por el cauce de su existencia. ¡Y ahí te encontré! Respirando conmigo.
Lléname las piernas de pétalos. De los besos de la tierra a todos sus tallos.
Y luego déjame entrar. Con golondrinas, orquídeas, violetas, toronjil, caracoles…
No prometo comportarme.
Llenarnos de otras sendas, descubrir otros velos. Hacerle cosquillas a la vida y luego reírnos de nosotros en ella.
¿Lo ves? Tú en el destello que se cuela por las hojas de los árboles.
¿Quieres ser camino a mi lado?
La bifurcación es sólo el pretexto.
Andares.
¿Cuántos siglos llevas aquí?
¿Qué edad tiene tu nombre?
El amor es una lupa.
El deseo, el rayo de luz que la atraviesa.
Te deseo.
¿Me desea la inmensidad de tu noche?
Ven. Aún no te vayas.
No te vayas nunca.
V.
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EL OTRO LADO
Resultaba que hace mil años, las flores conspiraban en favor de la belleza, el cielo gritaba por sus nubes impasibles y la tierra temblaba extenuada de tanta violencia animal.
¿Recuperar la tranquilidad?
Es que a veces no miramos que el otro lado está también acá, como un incendio forestal en medio de la nada. Que a veces no sentimos el corazón de centenas de parvadas de golondrinas dirigiéndose hacia el centro de la espina dorsal. Que a veces somos una manada de elefantes enfurecidos, cargando las estrellas sobre los hombros y los planetas del universo sobre el lomo; esperando la implosión final.
Una estampida nos acecha.
Somos seres en movimiento, la caída en forma de espiral es inminente y al mismo tiempo irreparable. Nos rompemos. Nos quebramos. Nos despojamos del espejo real para darle paso al espejo convexo de nuestros ojos.
Mirándonos.
Haciéndonos (nos)Otros.
V.
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AQUELARRE
El olor hediondo de la sangre cuando se pudre.
Sínodos parloteando sin sentido alguno, babeantes entre nuestras piernas; hurgando con sus dedos curiosos la temporalidad que les ofrecen los flujos de la luna llena.
-¡Silencio!- grita una mujer a lo lejos, pero no es una mujer, ni una cabra, ni un Dios, ni un gato. En sus ojos tiene el universo. -Hermanas, reconozcamos nuestros pecados, aquellos que nos imputaron cuando Eva se convirtió en una puta a los ojos del Todo. Pero ni ella, ni Lilith, ni Delilah, ni Judit lo han de adorar. Si el Edén es una decisión, que se nos salve de la tortuosa perfección. La muerte, también es una decisión- Una risa burlona se escapa de entre sus colmillos de negro marfil.
Un rito pagano en medio del bosque de nuestras sombras. Aquello que siempre tapamos porque es menos vergonzoso mirarse desnudo al espejo, que mirarse desnudo a los ojos de uno mismo o del tiempo o de la carne o del deseo.
-Señor, en tu nombre me unto; de aquí en adelante yo he ser una misma cosa contigo, yo he de ser demonio.-
Yo he de ser ofrenda.
Yo he de ser pecado.
Yo he de ser alquimia.
Yo he de ser cuerpo.
Con sus manos esculpe uróboros hechos de lapizlázuli para colgarlos al pie de la cama donde descansan las niñas de nuestros ojos, llenas de flores, con las miradas llenas de rayones de tinta, formando pantanos, formando ríos. La espiral profana.
En el centro de sus costillas, muestran la inscripción
εν το παν
hen to pan
todo es uno.
U n o
El olor penetrante de la sangre cuando el corazón se excita.
V.
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LEJANÍA
En el amor físico perdemos todo el control
lo que puede resultar aterrador.
Sin lugar, deambulando de un lado a otro. No hay hogar, no hay espacios donde esconderse.
Habitar no es posibilidad hasta que el amor haya limpiado y se pueda vivir de él.
Luces, colores, destellos ¿a dónde van? Tampoco existe un rumbo, sólo decisiones inmediatas con consecuencias inmediatas de intenciones engañosamente premeditadas.
El hogar es eso que uno lleva a cuestas de uso instantáneo, y entonces cualquier lugar puede ser tu lugar.
El vacío es eso que uno lleva listo para regalar.
El amor es eso que uno lleva de arnés para cuando la caída esté a punto de terminar.
V.
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NOMBRE
Desenmascarar:
Escuchar nuestro verdadero nombre.
El nombre de la esencia.
Ahí donde nace la falta.
Donde el vacío se curvea.
La caída invertida.
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The Wave (detail), 1896
oil on canvas
William-Adolphe Bouguereau
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Carta
III.
13 de enero de 2014.
Dormir al filo de la cama. Llegar aquí fue demasiado.
El frío, el dolor, la incomodidad, el cansancio. ¿Por qué me estaba haciendo esto a mí misma? Nadie debería merecer dormir al filo de ninguna nada.
Humillación.
Más heridas.
A toda luz corresponde una sombra, y nuestra luz casi nos había cegado… La sombra nos cubre, abraza… Sana.
Esa fue tal vez la razón por la que Adán y Eva sintieron la necesidad de vestirse: La desnudez ya no fue suficiente. Algo se echaba a perder y comenzaba a oler mal. La realidad golpeando una y otra vez, exigiendo entrar, dejar marcas. El paso de todo sentimiento, de cualquier emoción, incluso cualquier pensamiento.
¿Es necesario amputar? No lo sé.
Nuestra desnudez se vio amenazada, ofendida. Era hora de defenderse de la mordida de la serpiente.
V.
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DIOS ES AMOR ES ARTE ES MUERTE
Entonces el hombre viejo de barba, alto, blanco, robusto, se pone de pie y exclama con una voz profunda como del color del vacío:
-En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.
“El espíritu de Dios” repito en mi cabeza. Mi mente y mi cuerpo de 6, 7 años apenas puede comprender qué es un espíritu, mucho menos qué (no quién) es Dios. Me siento confundida.
Dios es Amor, me dice mi abuela.
No lo sé. No comprendo. La abstracción no es una opción.
Dios es Amor me repite mi abuela. La escucho. La contemplo. Miro sus ojos rayados en dolor y decepción, me abrasan y no entiendo qué es este calor que inunda mi cuerpo, como si de pronto ella tuviera razón y todo el universo estuviera de su lado asintiendo. Años y años y años acumulados en la cuenca de sus manos, acarician mi cabeza apoyada en su regazo mientras escucho nuevamente: Nunca lo olvides, dios es amor.
Muere. La enfermedad nos ha alcanzado hasta las raíces. Toca mi mano. Inhala.
¿Qué es la enfermedad? Me pregunto como si la respuesta fuera demasiado obvia. Huele a putrefacción. Moho creciendo en todos los rincones de la habitación casi tocan la punta de los dedos de nuestros pies y nos carcome lentamente el corazón.
Esto no es amor.
Esto no es dios.
Escucho en mi cabeza nuevamente al mismo hombre viejo de barba, alto, blanco, con una voz profunda como del color del vacío, lamentándose. “Manifestó que se oye a los sepultureros enterrando a Dios, agregando que tal vez tengamos que oler el desagradable tufo de la putrefacción divina, pues, naturalmente, los dioses también se pudren.”
Los dioses también se pudren.
como la carne. como el pecado. como la muerte.
Espiritualidad espiral.
1.618034 diosesarte
Así es la naturaleza perfecta de un universo hecho a la semejanza de la nada.
Y dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza.
s e
m
e
ja
n
za
El deseo de Dios de ser hombre. Divinidad en todo su esplendor decadencia.
El deseo del hombre de ser Dios.
Deseo del Otro.
Deseo de pecado.
Deseo de amor.
Deseo de muerte.
Deseo de sentir que sentimos.
¿Si dios sintiera, qué sentiría?
Ella tenía razón. Su imagen se deconstruye en mi corazón. Fusiona el dolor con el placer: Dios es amor es muerte.
Adán alcanza su mano, casi se tocan como si apenas un agujero negro los separara del abismo. No le importa. No se esfuerza. Dios le mira, y con todas su fuerzas trata de tomar su lugar, casi como si la mordida de la serpiente fuera su única posibilidad de mantenerse con vida.
Un instante después, Miguel Ángel da un paso atrás, sobre él la bóveda celeste le recuerda su propia putrefacción, no así, la historia que estaba a punto de inaugurar. Mira sus manos y encuentra el cuenco infinito de sensaciones. Se siente humano.
La muerte es también una decisión.
V.
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VÓRTICE
(…)
Día 700:
Irremediablemente volveremos a amar. ✓✓ (Visto el 11 de marzo de 2012 18:47 pm.)
Día 1 (Una nueva cuenta comienza):
Y todo volverá a estar bien. ✓
V.
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C (Sé)
Con C de casa.
Cae, clava, combustiona…
Cabeza-Corazón creando un clímax. Cálidos cantares de claveles cansados o caducos o conmocionados al contrafilo de las cicatrices.
Se contradicen. Se contraen.
Cauterizan las cenizas.
Con C de coger.
Coordenadas coqueteando, contrariadas y confusas en la cúpula del cielo.
Ceremonias claviculares calcando células.
Calcinando caparazones.
Cuerpo.
¿Cuánto?
¿Cuándo?
V.
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