Tumgik
davidquijas · 3 years
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davidquijas · 3 years
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davidquijas · 3 years
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‘psy’
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davidquijas · 3 years
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davidquijas · 3 years
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es extremadamente TORTURANTE ser una persona que piensa mucho las cosas
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davidquijas · 3 years
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El amor en tiempos de pandemia
Llegó el día en el que él le pidió la prueba de amor. Con ternura, ella puso su cubrebocas en la mano de su amado y lo besó.
Javier Cerón
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davidquijas · 3 years
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davidquijas · 3 years
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davidquijas · 4 years
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Nichirin Blades
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davidquijas · 4 years
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davidquijas · 4 years
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No quiero ver el amanecer; porque deseo continuar contigo. Tú y yo somos cómplices; de lo que nos fortalece cada noche. Aunque a la luz del día, en la realidad de "todo mundo"; nadie lo sepa, porque no lo digo...
Mabel
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davidquijas · 4 years
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WATER. EARTH. FIRE. AIR.
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davidquijas · 4 years
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MONEDAS MALDITAS Y UN JOVEN PECULIAR
Y... Ya que me estás escuchando, más gracias a la tormenta impetuosa que asedia la ciudad que por tus ganas de seguir aquí, te contaré algo que me hizo recordar aquel hombre, de entre todas las historias que mi abuelo escuchó, leyó o vio, (por qué también estuvo ahí mientras ocurrían hechos increíbles) había una muy particular que involucraba un sujeto raro como aquel y unas cuantas monedas doradas.
 Decía que cuando era niño y vivía en... ¿Tú recuerdas como se llamaba aquel sitio? Justo detrás de la montaña, en medio del bosque gris, ahí se levantaba aquella ciudad, comenzó a poblarse por el tren, ¿Recuerdas? La única estación de tren que estaba de ese lado de la montaña. Rápidamente atrajo a mercaderes, oficiales, artesanos y obreros por igual, en esa ciudad nació mi abuelo, cuando aún existían en ella edificios funcionales, servicios y habitantes, claro, ahora sólo quedan los relatos, como este. Decía mi abuelo que en aquella época , cuando él aún era muy niño, pero no tanto pues ya tenía conciencia de su alrededor,  llegó un joven con una gran capa, vieja y pesada, además de eso y la ropa que llevaba puesta sólo cargaba con un pequeño bolso, muy fino, decorado con piedras preciosas, contrastaba por completo con sus prendas pero no con su porte, un rostro bien brillante, la mirada en alto y sonriente, como si fuera dueño del mundo, así caminaba durante el día, maravillándose por todo lo que veía como un niño que desconoce lo asombroso de la vida y sereno ante los sucesos graves de la ciudad, como un viejo que ha visto toda la crueldad humana, ver a un bebé lo llenaba de gozo mientras que ver a un esclavo apenas lo inmutaba.
Llamó más la atención al caer la noche, se sentó en un rincón y cubrió su cabeza con esa enorme capa que siempre estaba sobre su espalda, como si, por el hecho de estar cubierto ahora todo el mundo fuera a olvidarse de su repentina llegada y lo singular de su andar, pidió que le sirvieran bebidas, cuando le preguntaron qué tipo de bebida deseaba muy sonriente dijo "cualquier líquido me sirve, siempre y cuando lo vierta en esta copa, mi buen hombre"
Aquello apenas y podía ser llamado recipiente, era madera de roble, un cilindro con un hueco en la parte superior mientras que la parte inferior apenas estaba desgastada, como si alguien hubiese querido dar forma, pero con una técnica burda y torpe, todos rieron de él excepto una de las mujeres de servicio, la más bella de entre todas ellas, en quien no cabían prejuicios torpes pues sabía bien hacer su trabajo, sin reparar en las burlas de los demás se apresuró a servirle el vino de la casa, sonriendo de buena gana y poniéndose a su disposición para servirle tanto como quisiera, al verla tan amable le extendió una resplandeciente moneda de oro, le pidió que se mantuviera cerca y le garantizo una moneda igual cada vez que llenara su copa, todos lo miraron con asombro y a ella con envidia, muchos quisieron acercarse a hablar con él, más para hacerse con una de aquellas monedas que por brindarle compañía, pero sin importar cuántas veces le sirvieran vino, su cabalidad parecía no cambiar, como si el licor fuera apenas agua para él, no separaba la diestra de la copa mientras utilizaba la otra mano para entregar las monedas a su anfitriona.
 Escuchaba a todos con la misma atención, brindaba sus bastas opiniones sobre cualquier tema al que las personas de ahí condujeran la conversación, siempre sonriente, amable y atento conversó con quien se acercaba. Muchos fueron los que se alejaron rápidamente puesto que solo iban tras las brillantes monedas, otros, los más jóvenes y los más viejos se quedaron para conversar con él. Unos por el afán de traer hasta ellos viejas memorias, de tiempos olvidados, y otros por el hambre de obtener conocimientos nuevos a través de la experiencia de este personaje, no me ha quedado claro cuales eran los unos y quienes lo otros, sin embargo, ahí estuvieron, escuchándole maravillados mientras él no paraba de beber.
 Lamentablemente, nunca sabremos como se desenvolvió el resto de la noche, puesto que el abuelo era apenas un niño, tuvo que volver a casa antes de que la noche estuviera bien entrada. Sin embargo, comentaba que, a la mañana siguiente, en el bar donde el joven había iniciado su estadía se hizo un gran revuelo, mi abuelo apenas pudo observar el bullicio unos instantes antes de tener que dirigirse al río por agua para la casa, ¡y que bendición que fuera un infante tan responsable! Bajo un árbol, cerca del rio se encontraba aquel personaje, frente a él, una joven profundamente enamorada que le prometió que nunca lo olvidaría mientras él insistía en que debía hacerlo, el abuelo detuvo su marcha y dirigió su mirada hacia las montañas, para darles privacidad, asegura que la noción del tiempo escapó de él mientras observaba las nubes desplazarse por los cielos, cuando volvió en sí volteo hacia donde ellos para percatarse de que ya se encontraba solo.
Se acerco al rio con sus recipientes y mientras los llenaba escucho una tierna voz interrogarlo: ¿caminas todas las mañanas y cargas con eso para llevar agua a tu familia?
Estaba detrás de él, sonriendo con calidez y asombro
-Tú en realidad eres especial, algún día volveré para ver tu colección mi buen amigo, quizás esto no sea justo desde muchos puntos de vista, pero si hemos coincidido, siendo tu tan joven es sin lugar a dudas con un fin, las casualidades no existen, te otorgare un par de dones- el abuelo solo lo observaba, con el mismo temor que curiosidad, metió la mano en su pequeño bolso, que ahora parecía no tener un fondo, saco un bolso mas pequeño aun en el que introdujo varios pañuelos que envolvían pequeños paquetes- escúchame bien coleccionista de letras, todo lo que necesitas para cumplir tu cometido yace dentro de este bolso, los pañuelos tienen marcas, deberás abrir cada uno de ellos cuando tu corazón te indique que es el momento, lo sé, estas confundido, todo tendrá sentido cuando te respondas esto: si tuvieras todo lo necesario para que tú y tu familia vivan sin preocupaciones, pero sin lujos… ¿A qué te dedicarías?-
 Y así como llegó, aquel hombre tan raro, se fue, el abuelo volvió a su casa con el agua sobre sus hombros y el bolso atado a la cintura.
Durante dos días aquel niño medito, entre juegos y deberes, en la incógnita que había sembrado aquel sujeto en su mente, ¿nos preocupa algo?, ¿Qué es un lujo y que una necesidad?
 10 años pasaron desde aquel día, la ciudad prospero tan rápidamente que la desgracia cayó sobre ella, los excesos, los ladrones, las riñas y guerrillas por el poder, el afán de poseer tanto oro como fuera posible, ese oro que había llegado en 103 particulares piezas, tan codiciadas, tan brillantes, tan… preciosas…
Para cuando el abuelo era ya un jóven, en aquella ciudad sólo quedaban mercenarios, ladrones, asesinos y algún alma inocente que no tenía la posibilidad de salir de ahí, todos buscando hacerse con alguna de aquellas monedas doradas, que habían alcanzado más valor por quienes las codiciaban que por la materia prima de la que se componían.
Incluso la estación del tren estaba ya abandonada, la compañía fabricó una vía nueva con tal de no tener que enviar sus trenes de ese lado de la montaña. Las personas en aquel lugar habían olvidado ya lo que significaba la lealtad, robaban, asesinaban e intercambiaban sus pertenencias, incluso a sus hijos e hijas con tal de tener un indico sobre quién tenía en su poder una de esas piezas, todo con tal de estar más cerca de poderlas obtener. En ese momento el abuela era toda la familia que tenía para sí, su madre había muerto enferma, sus hermanas se habían ido en cuanto tuvieron edad con sus respectivas parejas, lejos de aquel caos mientras que su padre y hermanos trabajaban como mercenarios, cegados por la misma ambición que tenía en la ruina aquel lugar. Parado sobre la vía abandonada, el abuelo vió por última vez aquella ciudad mientras se preguntaba "Si tuviera todo lo necesario para vivir sin preocupaciones, ¿a qué le dedicaría?" Partió de allí el mismo día que su madre abandonó este mundo, con aquel pequeño bolso asegurando su futuro, jamás me dijo que había en cada uno de esos paquetes, ni si en realidad le fueron útiles. Opino que si, ya ves, la biblioteca más grande que hay en la región, dos barcos, los caballos, la finca, los trabajadores, la familia, todo lo que quiso, lo tuvo, lo curioso es que todo le era funcional, nunca tuvo algo que no le sirviera para algo en específico.
Ya ha parado la lluvia, ¿Será buena hora para irnos?
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davidquijas · 4 years
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Nunca olvides sonreír.
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davidquijas · 4 years
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davidquijas · 4 years
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davidquijas · 4 years
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                              for Itachi Uchiha 
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