eathispussy

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Re-caer (en escribirte)

El reguero de tu ausencia se extiende como una telaraña, me extraña, los recuerdos de los años compartidos se retuercen en su maraña. Y yo entiendo que no puedo mirarte para siempre con cizaña, necesitarte me retuerce el ego, que en represalia me muerde las entrañas. Me hago a la idea de que quizás ya no habito tu deseo, tu insistencia se disolvió en todo el mar y su bamboleo. Desde el silencio que resquebraja el domo donde fantaseo, voy disolviendo entre lágrimas el entramado de nuestro apego y recuerdo con culpa que entre dos se juega ese juego. Juegos de culpas que vienen y van:

¿Logré agotar tu paciencia al desembarazarme de tu plan?

También tengo que poder hacerme a la idea de que no todo lo que dejás caído por ahí son migas de pan.

No tengo por qué seguirlas hasta tu guarida entre las cortezas, ni comerme todas tus deliciosas tentaciones de la mesa. Quizás ya te diste por vencida conmigo. Quizás ya querés devorar otros melocotones, lamento no haber escuchado antes de razones, pero finalmente me cansé de usar yo los pantalones. Seguir soñando que volvés es bajar al abismo salteando escalones, dudo que a esta altura nos quede amor en los corazones. Sin embargo, el pasado huye de borrachos borrones, y para no treparme en su red, me trepé en nuevos amores. Entre lo débil que me dejó tu partida, te llamo con el pensamiento. Y recuerdo que entre miradas ardidas y esquivas, todo tu reclamo se convirtió en lamento. ¿Es la pura inercia de la caída lo que me incita al movimiento, de buscarte por las pistas que pateamos en aquel momento? Nada se detiene cuando alguien se va, así es la vida. Y aunque todas mis olas quieran romperse contra tus espinas, logro a base de escarmientos esquivar las recidivas, recordando todo lo que tuve que crecer para no llegar a cumplir tus expectativas.

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Decepciones

Se despertó deshecha, empapada, agitada.

Se había presentado , despiadado, un universo onírico donde al caballero le era indiferente su devenir. Se había arrastrado por el borde miserable de toda su represión el miedo asesino de perder la llama que mantenía iluminadas las noches en el castillo. 

Estiró la mano por la cama vacía, perdida en el limbo entre la angustia amasada, y el suspiro de alivio de volver a aquella realidad donde sí era amada. 

Se soñó golpeando inútilmente su sonrisa déspota y despojada de ternura, se volvió a dormir en sueños, de astenia y de angustia. Inconsciente dos veces, sin fuerza por mucho que pataleaba, impotente ante lo imponente de su desplante. Desesperada por embadurnar de sus gritos todo ese rechazo vestido de silencio. 

La atacó la urgencia de cubrir su falta, a pesar de saber que lo importante no la iba a aguardar mientras lo perseguía.Corrió sin rumbo por el páramo al amanecer, las manos congeladas a la espera de recorrer su espalda siempre cálida. Anhelando ser recibida, tropezó sobre el barro que había nacido del rocío, que la abrazó con gusto. Por encima de su piel que hervía por la fiebre: el vapor del agua, solvente de toda la mugre que ahora la cubría, se elevaba hacia la nada. Hacia la nada se elevaba ella también, en un delirio de besos arrebatados por la desidia y el desgaste de los engranajes del tiempo de los hombres.  

¿Había sido un sueño? 

¿O estaba soñando ahora que se esforzaba inútilmente por salir del pozo de mierda que lentamente se la estaba tragando?

Sintió sobre su espalda al amanecer convertirse en anochecer, sin que en el medio se manifestara el día. Como si el sol se hubiera arrepentido al ver ese espectáculo espeluznante y, poco deseoso de iluminarlo, hubiera dado la vuelta sobre sus pasos en el horizonte. Mientras chapoteaba desesperada, gotas gruesas de sudor le caían por la frente y un hilo fino de sangre le asomaba por la comisura derecha de los labios, agrietados por la deshidratación. 

Lo único que sentía asomar por sus labios era su nombre. En ningún recoveco del abismo la estaban buscando mientras los arranques paroxísticos la sumían en la emaciación. Él, ciertamente, no la estaba buscando.

¿Había sido una pesadilla?  

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perder(la)

¿Quizás todavía te falta pensar un poco más que significa perderla?

¿De qué gramaje era la purpurina que nos cubría en los escasos momentos de glamour?, bajo el velo de la nostalgia la recuerdo tan fina que el mismísimo Freud se hubiera peinado una línea con ella para aspirársela en un instante. Me resigno a que una y otra vez voy a volver a invocarla en mis sueños. Aunque tenga otras caras y la respuesta de mi orgullo sea siempre que no. La extraño. Y estoy en el proceso de amigarme con la idea de que quizás la extrañe para siempre. Entonces me replanteo mis acciones, porque si yo no me las cuestiono no soy capaz de escuchar los cuestionamientos de nadie. Mi gran hammartia es y será siempre mi silencio, mi silencio que otorgó demasiadas veces donde la incómoda conversación del límite pesaba sobre mi laringe. Cuando yacen ante mis ojos entregadas a sus caprichos, expectantes de que yo interprete mi papel, la actriz en mí tiene el guión ensayado de memoria. Pero era mentira, tienen más mentiras para reprocharme de las que creen. Extraño la ilusión, se vive de maravilla en los momentos ínfimos en los que se concreta, el resto de la vida de las caprichosas es sufrir porque la ilusión no está completa. 

Pero yo probé completarla de sus mano y la anhelo porque para eso estaba, para diseñarla por mí. El precio a pagar era toda mi atención disponible. Llegó un momento en el que la capacidad de diseñar mis propias ilusiones lo despertaron personas diferentes, mi atención debió ser fragmentada y repartida. La ilusión comenzó a resquebrajarse y todo era dolor. Todo fue dolor demasiado tiempo seguido a tu lado, y mi maldito silencio no me dejó decírtelo. Aunque ya no me quedo en silencio ante de la idea de que igual, no ibas a escucharme. Nos maldigo, porque para poder hacer las cosas mejor tuvimos que hacerlas por separado. No sé como estás, pero al menos ya no estás gastando en mí energía valiosa que podías usar para vos misma. Nunca tuve el valor de decírtelo: pero me hubiera encantado que pusieras en vos todo eso que ponías en los demás. Las personas no se me pegan a mí, yo me pego a las personas. Las personas no se vuelven dependientes de mí, yo necesito que las personas me necesiten. Alimenta mi ego que te enojes con mis triunfos, que celes a mis otras amistades, alimenta mi ego saber que seguís pensando en mí, que me buscas en instagram y para dejar de hacerlo tenés que bloquearme, 

Tengo ganas de pedirte que nos tomemos un café, pero no voy a hacerlo porque es muy probable que me digas que sí. El plazo que te dí era figurativo, no creo que mientras sigamos siendo las mismas podamos tenernos en la vida de la otra y sinceramente no sé en cuanto tiempo se puede estimar que una persona transmute sus violencias. Fuimos violentas la una con la otra, te ignoré con saña, lo sigo haciendo. Te ignoré con saña porque me dio bronca que me necesites, pero ahora extraño que lo hagas. Yo tampoco estoy muy bien de la cabeza que digamos, es verdad que la loca no sos solo vos. 

Perderte significa hacer las paces con el hecho de que te usé para sentirme mejor todo este tiempo, de contraejemplo, de guía de cosas que no hacer en este delirio de vida. Y tengo ganas de hablarte para contarte que me está yendo bien, porque sé que te dolería. Competencias histéricas de minitas, mis pulsiones más primordiales son seguirte histeriqueando. Me hago cargo de mis imprudencias, quiero creer que puedo controlarlas en un futuro. Pero el daño sobre nosotras está hecho, las murallas están en llamas. No puedo buscarte por ahora entre todo este fuego cruzado.  Extraño versiones de vos muy puntuales, de ensueño, que solo me regalaste cuando todas las condiciones estaban calibradas para tu deleite. Extraño dejarme llevar pasivamente por las ventiscas de tus impulsos (que en realidad eran planes), cederte el control de una manera muy sutil, silenciosa como a mí me gusta. Garantizarme la recompensa por dejarte comerme la cabeza. Me replanteé que no valía la pena, Me resigné a que no podíamos llevar esa vida de ensueño juntas: no hay plata, no hay tiempo, no hay coincidencias, no hay suficiente amor. 

[eathispussy]

Sesiones otoñales

Practico y pertenezco a una rama de la magia que conserva el libre albedrío como primer pilar sagrado. 

Hacé lo que quieras conmigo, 

te lo digo así nomás,

luego yo sola resuelvo cómo transmutar todo lo que decidas dejarme. 

Que en tu escepticismo encuentres cautivante la lógica de mi aquelarre

también perpetúa y prolonga en nuestros tiempos el hechizo.

El que cayó sobre ambos 

y nos hizo callarnos la boca.

La misma boca que te mordés, me mordés y te muerdo.  

A veces la falta de palabras invoca dialectos perdidos. 

Leerte con las manos como si estuvieras hecho de runas,

mirarte y temer que interpretes mis pupilas,

me aterra saber que cuando te miro se convierten en borlas de café. 

Mis debilidades expuestas,

confío en que en tu afán de renegar de toda magia, 

no puedas encontrarlas cuando las dejo caer frente a tus ojos. 

La desnudes es un espectro y en nuestras sesiones,

camino en puntas de pie por toda su extensión.

Lo exitante es saber que por tu peso, 

en cualquier momento, 

puedo perder el equilibrio. 

Tus manos de maquinista despiertan otras cosas,

manejas el tablero de controles de mi montaña rusa,

el mareo se continúa aunque tu ausencia se vuelva inevitable. 

Las cartas me dicen que tenga cuidado,

pero hace varios meses que espero el coletazo de toda esta velocidad. 

Tranquilamente me lo podés traer vos,

que arrases con todo: 

por primera vez, y a la vez, de nuevo.

Mientras te decidís, 

conecto con mis falencias a través de vos, 

y en los momentos en los que te callas vuelvo a hablar conmigo. 

Te agradezco por eso, más que por cualquier otra cosa. 

Los axiomas fundamentales toman su puesto en las filas de mi razón: 

Que la sustancia genera sugestión:

Sobre todo cuando todos los caminos se ponen oscuros.

El bosque agita sus copas cuando se levanta el viento de otoño,

y agoniza la calma que precede al huracán.

Que los ires y venires 

del erotismo y el dolor 

tienen un límite empírico, 

un método que los limita y engloba. 

Que es necesario descartar lo clínico,

abrazar mis limitaciones,

tomarme mis placebos,

tener todas las conversaciones incómodas. 

Que aunque ahora estés vos,

nunca fuiste,

ni vas a ser solo vos. 

Que las cosas no van a salir nunca 

milimétricamente 

según lo planeado.

Que el dolor ajeno, 

corresponda o no, 

me duele. 

Que yo dije que estaba lista, 

que me hacía cargo.

Y:

Que no sos tan importante,

pero al mismo tiempo, 

la simple idea de que venís es suficiente.

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this is gorgeous

a little comic about kisses and curses. happy halloween!

(all my comics are here!)

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Camina sonámbula por un pasillo oscuro

aunque si abriera los ojos vería que no se encuentra en la oscuridad

es pasto o gusanos resecos y duros lo que cruje bajo sus pies?

Es la briza caliente del verano o el aliento de una bestia voraz lo que le intenta sacudir los mechones de pelo que le cuelgan sobre la cara

Pasaron demasiados días desde la última ducha, de tanto rascarse las escamas que le caen sobre los ojos se formaron rastas en sus raíces

No puede verlas porque le tiene demasiado miedo a los espejos.

Teme por el aliento del monstruo que la vigila cuando en su interior ella misma es, ahora más que nunca, un terrible monstruo.

Quizás por eso se muerde las uñas hasta las cutículas y se rasca la piel hasta llenarse las manos de sangre

de ahí la coloración amarillenta, bilirrubínica, de la punta de sus dedos

Camina descalza porque hubo un tiempo en el que se dejó de sentir merecedora de sus zapatos y los entregó

poco a poco su sed de justicia para consigo mismo fue dejandola desnuda 

y sola.

Ahora no quiere ni ver a donde a llegado después de caminar tantos años desde la sombra de la espalda de los que la aman’, nadie se desprendió de ella con la facilidad que caminó lo más lejos posible de cualquier lugar donde pudieran escucharla lamentarse

no era quien para llorar.

Si hubiera podido inyectarse ese delicioso anonimato en su desagradable metamorfosis, yo sé que lo hubiera hecho.

Cuando su cuerpo dejó de escucharla para convertirse lentamente en algo más mientras se le marchitaban los ojos de tanto tenerlos cerrados.

Dentro de su cabeza, un extasis de pasillos por los que escapar de todos sus propios reproches. Encerrado en uno mismo, uno no se cansa de correr,

Y mientras por fuera la guerra estaba perdida en ese pequeño multiverso mental ganaba todas la batallas.

Estoy harta del salvarla, saben? Y creo que ella está harta de pedirme que la ayude. Por eso fue su madre la que me llamó esta vez. Que por favor la vaya a sacar de la casa, que no contesta el teléfono nunca y que la imagen de la última vez fue demasiado para ella.

Tengo que tomar la decisión de quedarme en Ushuaia a dejarla potencialmente morir, o viajar a buscarla. Siento su dolor y me parece que está empezando a escarvar por mis suturas, esas que yo sí me esforcé por mantener. Le digo que lo que me está pidiendo es una locura, que encuentre la manera, que la interne o que la deje morir. Le grito mientras llora desesperada, inválida. Cuelgo el teléfono, saco los pasajes. Le aviso a mis padres que voy a ir a hacerles una visita sorpresa, solo yo. Despierto a Freds y le digo que por última voy a ir a buscarla. 

Me responde lo mismo que la última vez, que todas las veces: no me pidas perdón, lo que tienen es muy especial.

Cuando compramos esta casa en el fin del mundo no nos imaginamos que íbamos a terminar viviendo acá. Supongo que yo también estoy merodeando mi propio palacio mental, tapando agujeros, fumando de la pipa de mi difunto padre y leyendo todos los clásicos que nunca pude leer de joven en mi revoltosa juventud. Escribiendo libros que en el fondo no leería y nutriéndome de mi propio esnobismo. Soy feliz, pero el costo de los reproches de mi niña interna es alto y de todos los días. Quizás estoy yendo porque reencontrarme con las miserias de mi pasado me va a servir de cable a tierra, se supone, aprendí de niña, que estar bien es un trabajo que nos tiene que costar.

Estoy sintiendo que deja de costarme y eso me aterra. Así que perdón criatura desvenida, si hay una motivación egoísta mientras toco tu puerta. 

Tengo, obviamente, la llave del departamento. Entro y me golpea primero un fuerte olor a orina y heces de gato. Las criaturas gordas maullan cuando me ven entrar....

Me recuerdan?

Serán las misma que la última vez que vine?

Cuento 3. La última vez que vine eran 4.

Tambien hay olor a podrido y platos por todos lados. La densidad del aire me golpea tan fuertemente que temo haber llegado demasiado tarde y que este muerta. Pero no, yo conozco el olor de la carne volviendo  la tierra. Este es el olor de morirse aunque tu cuerpo no haya dejado de funcionar. Hay telas por todo el piso, cortadas, creo que una tiene un poco de vomito. No quiero mirar mucho.

Entro directamente en la habitación. En la cama yace uno de los grandes amores de mi vida, roncando como un angelito. Tal y como la imaginé el pelo le cae grasoso sobre la cara y las raíces están hechas rastas, no tiene uñas pero si sangre seca por todas las manos. Bajó varios kilos, probablemente por las nauseas, además de que no creo que esté trabajando mucho en este estado. 

Sin hacer ruido salgo de la habitación y me dirijo al baño. La bañadera está llena de heces de gato. 

Suspiro. Voy a tener que hacer algunas cosas antes de despertarla. Abro la ventana del baño y de par en par las puertas del comedor que dan al balcón, para esto debo correr los rollos de tela mal apilados en el piso. Afuera hacen cinco grados, el invierno más crudo que nos dio Buenos Aires en años. Pienso que ella lo debería estar disfrutando.

No se despiertan entre todo el escandalo, debe estar drogadísima. Saco de mi mochila el paquete de bolsas de basura y saco la primera. Sé que voy a sacar por lo menos tres o cuatro llenas. Primero la caja de arena y las heces en la bañera, dejo correr el agua bien caliente para que el vapor se lleve por la ventana todo este olor desagradable. Abro la heladera, vacía. Pongo el vino blanco que traje, dulce. 

Despejo masomenos la mesa del comedor, tiro botellas, vasos de cartón para ramen instantáneo, papeles con moco. Lavo la eterna pila de platos, la parte más tediosa. Aunque estoy tratando de no hacer ruido, estoy acá hace más de dos horas y todavía no se mueve. Termino le lavar, sirvo dos copas de vino. 

Vuelvo al dormitorio con las copas en la mano y las apoyo como puedo en una también abarrotada de mierda mesita de luz. Entonces me inclino sobre ella y pongo mi mano sobre su hombro. Con todas la ventana abiertas en el departamento empezó a hacer frío pero su piel está hirviendo de caliente, creo que tiene fiebre. Entre abre los ojos desorientada y me mira. 

Que te pensás? Que solo podés venir cuando estoy en la mierda y el resto del año ni llamarme? Andate de mi casa. Me dice cuando se da cuenta de que soy real y que estoy sentada en su cama. Le alcanzo una copa de vino, se quiebra mientras la agarra y le da el primer sorbo. 

Llora.

Un oceáno que no puedo parar. Se limpia los mocos con su remera porque se debe haber quedado sin servilletas hace una semana. La miro sin decir nada, soy buena en darme cuenta cuando no tengo que decir nada. Se termina la copa de un trago, yo me termino la mía en otro y llevo las copas rapidamente a la cocina. 

CUando vuelvo se está levantando, Pongo mi hombro alrededor del suyo y la llevo al baño, el agua sigue corriendo. Giro la canilla para que comience a salir por el tuvo inferior en vez de por la ducha y tiro el tapón adentro. Ella se desviste en silencio. Todavía no dijimos una palabra. Cierro la ventana y la puerta y me saco el pulóver para tirarlo en el piso. Se deja el corpiño de tela y la bombacha para meterse en la bañera con la lentitud de una anciana. Y sí, el sufrimiento te envejece. Se sumerge una vez y se incorpora mirando hacia adelante.

Me arrodillo, me arremango,  agarro el shampoo y me pongo mucho entre las manos. Me inclino sobre ella que volvió a cerrar los ojos sentada mientras el agua la tapa y se lo pongo en la cabeza recién mojada. Comienzo a masajear, Las facciones de su cara pierden tensión poco a poco. Y en el momento que ella empieza a relajarse, yo también, y una lágrima se me forma en el ojo derecho para caer silenciosa por el costado de mi cara. 

Sin embargo todavía no nos dijimos nada. Le lavé bien el pelo, le puse muchísimo aconicionador. 

Donde tenés un peine? 

Me señala el botiquín del baño, me incorporo para abrirlo: hay varias cajas de medicamentos, clonazepan, un par de antidepresivos, antibioticos e ibuprofeno. Agarro el peine y lo cierro. Le desenrredo con todo el cuidado que puedo el pelo. Y cierro el agua para que no acabe por desbordarse cuando haga lo que planeo hacer a continuación. 

Cuando te mudaste a este departamento me enamoré de tu bañera gigante. Le digo mientras me desvisto sin hacer movimientos bruscos.

No entramos.

Callate. 

Me meto, en ropa interior, y me siento enfrentada a ella, con la canilla clavándose en mi nuca. 

Nos acomodamos.

Estás nadando en la mugre de una semana. 

Nada mas? Parece que no te bañas hace dos.

Casi que puedo escuchar el sonido del hielo quebrándose, casi como presenciar el deshielo del Perito Moreno. Nos estallamos de risa, como no lo hacíamos hace años, como no lo hicimos la última que vine a pedirle que dejara de dejarse estar porque me iba  y no pensaba volver a salvarla: porque me echo a la mierda y no me volvió a escribir nunca más.

Pasaron dos años desde la última vez que la vi, y estaba harta de extrañarla tanto. 

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Sobrevivir a la primavera

che y si ya que estás tan hecha mierda te sentás a escribir? será que tenés miedo de que te cure de nuevo? a lo mejor tenés miedo de que sea verdad eso de que solo se la tristeza se sacan cosas que valgan la pena.

No querés que sea verdad porque probaste la felicidad y que miedo que no se pueda sacar nada de semejante sensación no?

Igual ahora está lejos a ver si arrástrandome entre líneas la puedo traer una vez más.

Exitar mi marcha cansada.

No queda nada los días son una mentira las horas se me cagan de risa mientras duermo más de lo que me puedo permitir menos de lo que debería.

Se puede odiar lo que han hecho de todo lo que amo?

Pueden acaso quebrarme? puedo arreglarme sola?

Donde residen esas revoluciones que nos salvan de nosotros mismos? Qué baldosa floja de Buenos Aires hay que pisar para nos salpiquen? El reloj se mueve a una velocidad exagerada y yo francamente ya tengo quemada la cabeza.

Circadianos Circamesinos Circanuales Todo estos ciclos de mierda que me hacen pasar por lo mismo una y otra vez.

Te odio con toda mi alma, septiembre pero no es a vos es a lo que la fatiga hace de mí cuando empiezan a caer de los árboles esas campanitas resuenan avisando que te estás cayendo vos también.

De que pozo nefasto me voy a tener que arrastrar ahora? No sé muy bien donde estoy parada sé que me hice esto a mí misma porque no tengo fuerza para delimitar donde empezar a echarle la culpa a los demás.

Es un orgullo haber pasado el invierno, sí pero la verdadera victoria de cada año es sobrevivir a la primavera.

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God i was destroyed

Wtf I’m I doing with my life?

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“I think hell is something you carry around with you. Not somewhere you go.”

— Neil Gaiman, The Sandman, Vol. 8: Worlds’ End

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Thanks god.

Frank Ocean / Ivy

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I’ve been having bad days and drawing this helped me remember things.

I hope it helps you, too.

[eathispussy]

esta mañana empecé me levanté muy temprano para estudiar, pero recién al mediodía estoy empezando. estoy bastante vuelta mierda, la verdad. me estoy desmoronando y va a ser extremadamente difícil el mes que viene porque necesito estudiar

me organizo, no me alejo de mis amigos, enfrento a mi novio

no me puedo quedar en este limbo

si hoy me voy a prender fuego

mañana tengo que renacer

la vida no se detiene por nadie