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26 de enero del 2019

Aquí estoy. Escribiendo algo que probablemente se le haga demasiado poco a los demás. No es nada a comparación de lo que le pasa a X. Ya qué. Escribo para mí, para recordarme lo que pasa, el porqué sufro tanto, para tener un arma contra la luz de gas que emito sobre mí. Lo de Mariana, lo de Sofía, lo de Alejandra, lo de mi hermana. Todo es invisible para los demás, un día voy a amanecer ahogada y nadie sabrá decir qué pasó ya que el agua fue muy poca para ellos. Siempre lo ha sido. 

Meses difíciles. No sé qué pasó, estuve cansada todo el semestre. Demasiado cansada. Una de mis supuestas mejores amigas se enojó, pero esa amistad se construyó a partir de un juego en el que ella se engrandecía y a mí me devaluaba, en donde yo nunca era suficiente y hablaba mal de mí a mis espaldas. Después Mariana, agresiva, puso a la pendeja de A***** a agredirme también. Ojalá las dos sufran. Me quería suicidar. Luego la pinche tesis y mi pinche idiotez. Pero a pesar de todo conseguí sentirme mejor. 

Me avisan que mi padre llegará el domingo. No sé si me empezó a doler la cabeza el sábado o el domingo que llegó, tengo dificultad para precisar el tiempo. Era un dolor muy fuerte, alrededor del ojo y el sinus derecho. De pequeña tenía sinusitis. El dolor no se quitaba por lo que decidí tomar medicamento, cosa que nunca hago. Siempre prefiero que se pase solo, pero se volvió insoportable. Fui a comprar Tylenol y me tomé una. El dolor no se quitó, así que tome dos, tres… a pesar de que la dosis máxima son ocho, no quise tomar más. El dolor disminuyó un poco, pero seguía muy molesto.

Llegó mi padre en la mañana y lo recibí porque mi hermana se fue de viaje, regresaba en la tarde. Dijo que se enojó mucho con mi hermana porque le pone seguro a su cuarto y dice que me tiene miedo, que teme que un día la golpee o le haga algo. Esto se vuelve cada vez más surrealista, de verdad cree que lo que me proyecta es verídico, cree que en algún momento yo, que en mi vida solo me he lastimado a mi misma voy a lastimarla a ella, que me agrede y me roba cosas que ni siquiera usa, solo destruye. No sé qué más dijo, es difícil recolectar. Me quiero cortar. Ya ni siquiera sé por qué no lo hago. Es muy fácil pedirme cosas pero para mí es muy difícil aguantar. Esto está fuera de control y de mi capacidad. En serio esto excede mi capacidad. Y haré algo al respecto. 

Mi hermana quería que mi padre se viniera a dormir a mi cuarto que solo tiene una cama. Ella siempre ha estado invitada a quedarse en mi cuarto pero no quiere, quiere que mi padre se quede conmigo. Decide no pensar en el hecho de que no está bien y no se siente bien que un padre duerma en la misma cama que su hija. Luego lo sacó de su cuarto porque ronca mucho, tiene razón, sus ronquidos no dejan dormir. Pero mi padre se metió a bañar y quiso sacar su ropa interior del closet y no pudo, está cerrado con llave ya que ahí guarda las cosas que me roba. Además puso una cámara de seguridad en el cuarto. y luego por qué yo tenía miedo cuando pasaban las patrullas por la casa, estaba segura que venían por mí. 

Mi padre me dice que me lleve bien con mis hermanas. Que me acerque a ellas aunque sea hipócritamente. Que lo haga para que él no se preocupe ni se enferme.

A mi padre se le están olvidando las palabras. Luego me proyecta cosas, como todos en mi familia. Me pregunta si lo veo muy viejo, si lo veo muy cansado. Lo está. Siempre que llega se queja de mis hermanas y de como hacen todo mal. Se me olvida todo. Ya está muy viejo y la verdad es que desde que me tuvo fue muy egoísta ya que me tuvo a los 46 años. Yo tenía 4 años cuando él cumplió 50. El dolor de cabeza me duró 3 días, inmune a las pastillas.

Mi padre estaba enojado con mi hermana porque sacó el sillón del cuarto en un orden de acciones que no le gustó. También se sintió castrado cuando mi hermana, con cero tacto, le dijo que él no podía mover el sillón. Aquí está la reina de la crueldad y el machote, mala combinación. Para poder seguir moviendo el sillón tenía que irse del otro lado y el único lugar posible era por mi cuarto. Me preguntó si podía entrar y le dije que sí, la verdad es que ella siempre sobrepasa mi pensamiento en cuanto a las posibilidades de maldad y no se me ocurrió que sería mala idea, pero lo fue. Entró y cuando salió me ofrecí a ayudarle con el sillón y ella dijo que mejor ayudara limpiando la arena de mi gata que porque olía hasta afuera. Sí, estaba sucia, pero qué raro que no oliera antes de entrar a mi cuarto y verla. Luego volvió a repetirlo, esta vez asegurándose de que mi padre escuchara. Ahí mi padre empezó a preguntar. Cuando me metí a limpiar mi padre me tocó la puerta y me exigía un no me encerrara. Yo estaba limpiando, como mi padre me pidió, pero él ya estaba enojado. Luego me preguntó si me enojé porque me pus a limpiarla. De nuevo, proyecciones y ninguna responsabilidad. En cuanto escuchó que mi padre me habló mi hermana salió, obviamente no se iba a perder el espectáculo que ella orquestó. No aprende, sabe que si mi padre me hace deshacerme de la gata ella igual se deshará de su perro el maltratado. No aprende, no piensa, no se responsabiliza. Así son en mi familia.

La arena estaba sucia, yo también ya que no me baño desde hace 3 días. No hay fuerzas. Mi cuarto en general está sucio, solo lo limpio cuando se con anticipación que vendrán invitados. Cuando mi hermana se enojó porque dejé la ropa en la secadora, cosa que ella también hace, mi papá le dijo que no se enojara porque ella ya sabía que yo soy floja. Yo no me siento floja, siempre quiero hacer cosas pero nunca tengo energía o concentración para hacerlas. Sí, no limpio, pero tampoco puedo jugar videojuegos o ver películas que me interesan. No puedo hacer nada. ¿Nadie puede ver esto? Floja, ese adjetivo que me han repetido toda mi vida. Yo también me lo repito.

La solución ya la conozco, está a mi alcance dejar de existir, dejar de sufrir. Es muy fácil pedirme que me quede pero yo estoy cansada de vivir. En cualquier momento puedo matarme, solo estoy buscando el mejor momento. Y si puedo hacerlo ver como un accidente o un asesinato, mejor.

Mis hermanas tratan mi vida como un chisme. Le cuentan a sus suegros que ya me gradué, porque se enteraron cuando mi hermana me reclamó que yo “no tengo nada que hacer” y yo respondí que mi disertación era al día siguiente. Ni una palabra de ellas para mí, pero los suegros estaban muy enterados.

Mi padre me despierta a las 8 AM cuando en días anteriores logré dormir más, porque casualmente se preocupó por mí el día después del que me regañó, pero él dice que no me regañó. Estoy harta de esto. Estoy cansada de que no se responsabilice.

“Te pido perdón porque yo me apuro más que tú”

Me da risa porque al final ellos pierden. En verdad yo ya me cansé. Lamentablemente no soy perfecta, no soy Alejandra, no soy Sofía, soy una inútil que no puede trabajar y no tiene dinero para vivir sola. No solo tengo que aguantar a gente que tiene la madurez emocional de un niño muy pequeño, sino que tengo que observar sola cómo mi padre se acerca a la muerte y yo me quedo con unas hermanas que me odian. No, no me pienso quedar. Ya lo decidí de verdad, me voy a morir. Este es el último Año Nuevo. Voy a tomar y tal vez me drogue. Haré lo que quiera. Y lástima pero el bote de basura ya se les va. No me importa lo que sienta nadie. Yo ya no aguanto.

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29 años

Hoy cumplí 29 años. 16 años después de que empecé a tener problemas alimenticios. 13 años después de que comencé a autolesionarme y a escribir para intentar hacer sentido de mi dolor. Casi 8 años después de que mi madre falleciera. Cuando ella enfermó, y cuando estaba a punto de morir, yo me preguntaba ¿Por qué se resiste tanto? ¿Por qué alguien se aferraría a la vida? Desde mi posición me es difícil entender que alguien querría vivir. Todo empezó cuando tenía 16, mis problemas alimenticios se estaban exacerbando, la violencia en mi casa empeoraba cada vez más. Siempre me pregunté, ¿Por qué me golepaban tanto? ¿Por qué tantos regaños? En ese punto, obsesionada con la perfección, por primera vez le eché ganas a la escuela y tenía buenas calificaciones, nunca salía, no hacía nada. Aunque creo que es un error pensar que hacemos algo para merecer que nos violenten. En un punto intenté ponerme del lado de mi madre, creí que lo haría más fácil: no sabía lo que había hecho, solo sabía que ella estaba muy enojada y seguramente tenía motivos para querer golpearme. Le pedí que me golpeara, entre lágrimas y desesperada, lo cual mi madre leyó como retador y una falta de respeto. Yo solo quería estar de su lado, porque pensé que si me golpeaba tendría motivos para hacerlo aunque no entendiera, y aceptarlo haría que me sintiera mejor. Recibí más golpes y menos respuestas. Es complejo, con mis estudios, saber que el hecho de que los padres lean mal las emociones de sus hijos tiene efectos destructores. Hoy en día me enfrento a cierta dificultad para entender lo que siento, a creer que los otros tienen razón a pesar de que yo sé que estoy percibiendo las cosas correctamente, a culparme, a desconfiar de mí. A creer que cada dificultar que atravieso es un castigo por un crimen que no conozco, pero seguramente cometí. En algún punto le dije, deshecha en lágrimas, que quería morir. Ella lo entendió, sin admitir duda alguna, como una "grosería" o "falta de respeto". Recibí más golpes. En la noche rezaba y rogaba por morir mientras dormía. No toleraba el dolor. Nadie escuchaba.