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Capítulo 26:

Buenos Aires, 2017.

Lola se levantó de la cama, ya estaba cansada de hacer reposo y el dolor ya no era tan fuerte. Fue directo al baño, necesitaba relajar su cuerpo con agua caliente y así aunque sea callar los pensamientos que la invadían. Ella no sabía, pero en esos momentos su novio Juan había visitado a Bebo en la cárcel, mintiendo que Lola lo odiaba y que Cárcamo había muerto. El joven le dejó un cable, diciendo que ya sabía lo que tenía que hacer. Bebo al estar totalmente aislado de todo, le creyó y estaba dispuesto a terminar con todo el sufrimiento si era verdad que las dos personas que querían ya no estaban en su vida.

Lola entró en la ducha, era el único lugar en donde podía llorar tranquila, sin guardarse nada. Le dolía el cuerpo, el alma, el corazón, no sabía más que hacer para sentirse entera. Estaba rota, en mil pedazos. Quería que se terminará esa pesadilla de una vez por todas.

Luego de darse un largo baño, salió a encontrarse con Mia que se encontraba en la sala esperándola. Aunque le recomendó acostarse, Lola negó. Necesitaba saber más sobre su padre, había aparecido pero no sabía más que eso. Mientras hablaba con Mia, su celular comenzó a sonar.

- Es Nico - dijo la joven mientras fruncía el ceño y contestaba la llamada. - ¿Viste a papá?

- Todavía no, Alina tiene que hablar con el comisario. Tiene para largo, vos acostate Lola.

- No, no. ¿Estás loco? No pienso acostarme. ¿Estás ahí con ella?

- Si, hasta que hable con el viejo. ¿Sigue Mia en casa?

- Si, la tengo acá. - Lola miro a Mia que la observaba intrigante.

- Pásamela - Le pidió el hermano.

Lola le extendió el teléfono a su amiga pero negó con su cabeza, seguía enfadada con Nicolás.

- No, no quiero hablar.

- Está ocupada.

- La oi, Lola. Pásamela, decile que no sea pendeja - Bramó el rubio a lo que Lola puso los ojos en blanco.

- Dice que no seas pendeja - Susurro Lola mirando a Mia a lo que ésta tomó el teléfono molesta.

Ambos discutieron por teléfono y Lola suspiró, su hermano no paraba de meterse en problemas.

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Capítulo 25: Santiago fugitivo. Parte 2.

Nicolás escucho los gritos y en seguida entró en la habitación. Ayudó a Juan a acostarla en la cama y por fortuna, Lola recobro el conocimiento.

- ¿Qué te pasó? ¿Qué le hiciste? - Pregunto Nicolás primero a su hermana y luego a Juan.

- La llamó el chorro, el asesino de tu vieja. Le saque el teléfono para que no le rompiera las bolas, forcejeamos un poco y se golpeó... Yo no puedo entender cómo un preso puede llamar por teléfono. Y encima para torturar a la familia de la víctima, ¡Una locura!

- ¿La llamó Correa? - Preguntó la abogada.

- Si.

- Llamemos a un médico - intervino con preocupación Mia.

- No, no, estoy bien - Confirmó Lola que se acariciaba el cuello y miraba de reojo a Juan. Recordaba perfectamente como la había empujado y cuando estuvieran solos, lo hablaría con él.

La abogada debía irse y Nicolás la acompañó a la puerta junto con Juan. Mia se quedó con Lola, quería hablar de lo que había pasado.

- ¿Segura estás bien? - Insistió la chica.

- Si, si, estoy bien.

- ¿Qué pasó, Lola? - Lola levantó la mirada para ver a su amiga - Vos no te desmayaste sola.

- Fue un accidente - dijo con suavidad la castaña.

- ¿Un accidente? - preguntó Mia con incredulidad.

- Juan se dio cuenta que hablaba con Bebo por teléfono. Quiso agarrar el celular, forcejeamos... Me golpee.

- ¿Vos sola te golpeaste?

- ¿Querés saber si Juan me pega? ¿Por qué no me lo preguntas?

- ¿Te pegó?

Lola negó con la cabeza pero bajo la mirada por unos segundos.

- ¿Qué pasa, Lola? - Insistió Mia acariciando la mano de su amiga.

- ¿Querés saber qué pasa? - Lola volvió a levantar la mirada - Pasa que uno es un celoso enfermo y el otro mato a mí vieja.

Mia la quedó mirando, Lola se encontraba en una encrucijada. Odiaba cuando Juan se ponía así pero era el que más se preocupaba por ella; y a Bebo lo conocía poco pero se llevaban bien y se sentía más cerca que de Juan. Sabía que no solo se encontraba confundida por la situación, sino también por sus sentimientos.

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Capítulo 25: Santiago fugitivo.

Buenos Aires, 2017.

Volviendo a su casa después de confrontar a Bebo, se encontró con el detective Godoy que estaba por ir a golpear la puerta. Lola lo saludó y lo invitó va pasar. Cuando abrió la puerta, se encontró con Cinthia, la hermana de Raquel y Alina, la abogada.

- ¿Qué hacen acá? - Pregunto extrañada.

- Lola, encontramos la computadora de Damián en tu habitación. - Lola puso los ojos en blanco y el detective se apresuró a entrar.

- Doctora, eso no se hace.

- Supongo que tiene una orden de allanamiento para hacer esto ¿No? - Pregunto Alina tomando la computadora antes que el policía.

- Si, en mí bolsillo. ¿Quiere agarrarla?

- Por supuesto.

Alina saco la orden del bolsillo y la leyó, todo parecía correcto. El detective la miró con soberbia y se giró para ver a la joven.

- Lola, ¿Me podes explicar por qué tenés esto?

- No, ella no tiene porqué responder eso - Intervino Juan.

- Déjame hablar a mí que soy la abogada - Acotó Alina.

- No tengo ningún problema en decir nada. Damián me dejaba su computadora todas las semanas. Inclusive sé la contraseña.

- ¿Cómo qué sabes la contraseña? ¿Cuál es?

- Casa del sauce, todo junto y en minúscula.

Godoy sonrió. Era obvio que sería.

[...]

El detective se había marchado y Cinthia también. Solo quedaban Lola, Juan y Alina en la cocina. Ella estaba preparando un té para tratar de calmar sus nervios.

- ¿Y por qué escondiste la computadora? - Preguntó la abogada.

- Porque me asusté - Lola suspiró - Cuando me enteré que el accidente había sido un atentado... No sé, me dio miedo.

- ¿Y por qué Damián te dio su computadora? - Pregunto ahora Juan.

- No te pongas así Juan...

- No, es que es una buena pregunta. Está bien lo que está preguntando. - Intervino Alina.

- Damián me daba su computadora todos los fines de semana para que yo le preparara los documentos y se los llevará a la pesquera, no quería que los tocará Andrés, cuando se fue de viaje me la dejó...

En aquel momento Nicolás entró junto a Mia. El rostro de el muchacho se transformó. Alina había aceptado ser la abogada de la familia mientras él dejará a Mia y estuviera con ella. Claro que solo lo sabían el y ella a ese acuerdo, Mia no tenía ni idea.

- Nico, ¿Qué sabes de papá? - Preguntó Lola rápidamente.

- Nada. Veo que vos tampoco.

- No entiendo porque él desaparece si no es culpable, es inocente.

- Conmigo tampoco se comunicó... ¿Me dejan un minuto hablar a solas con Nicolás por favor? - Alina sonrió a la joven.

- Hmm si, si - Dijo Lola asintiendo con dudas y se fue con Juan. Mia quiso ir pero la abogada también le dijo que se quedará, que debían hablar los tres.

Lola entró en su habitación y se recostó sobre el pecho de su novio, pensando en todo lo que estaba pasando.

- Si mí papá va preso no se qué voy a hacer.

- No tenés que pensar en eso, mí amor. Tu papá no va a ir preso. Vos tenés que relajar un poco la cabeza - Juan trataba de consolarla mientras le acariciaba su brazo y la abrazaba más fuerte. - Vos estás pensando todo el tiempo cosas malas...

El sonido del celular los interrumpió y Lola lo miró, esperando que fuera su padre para decir si estaba bien o mal.

- Número desconocido.

- No atiendas - Dijo Juan.

- ¿Y si es papá? - En seguida contesto la llamada - ¿Hola?

Lola se quedó en silencio, la había llamado Bebo. Quería aclararle todo, no quería que lo odiara. Mientras tanto, Juan insistia en saber quién era al ver como su novia se había puesto pálida. Lola volvió en sí, y al ver a Juan, sabía que haría un escándalo por lo que prefirió ser discreta.

- Te escucho.

- Lola, a vos te tengo que contar la posta - Decía Bebo desde un celular que le había prestado un guardia.

- No puedo hablar ahora. Escuchame, no tengo mucho tiempo para hablar, así que dale - Juan seguía insistiendo en saber quién era y Lola no quería escucharlo hacer sus escenas nuevamente.

- A vos te tengo que decir la verdad.

- ¿Qué verdad?

- Yo no maté a nadie.

- Si vos no fuiste, quiero que seas bien claro. ¿Quien fue?

- Este negro de mierda - Juan le quitó el celular a Lola para poder hablar él - Estás llamando a mí novia, hijo de mil puta. Te voy a hacer mierda - El joven estaba fuera de sí, y en el intento de Lola de quitarle el celular, la empujó de lleno contra la pared haciendo que se golpee la cabeza. - ¿Lola? ¿Lola? ¿Mí amor? - Soltó el celular y se acercó a la joven que se sostenía la cabeza con dolor - Perdoname mí amor, vamos para la cama.

Lola se desplomó contra la pared, el golpe había sido lo suficientemente fuerte para hacerla perder el conocimiento. Juan seguía llamándola, desesperado al no recibir respuesta.

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Capítulo 24: La confesión de Bebo. Parte 2.

Lola apenas se enteró de la confesión de Bebo, fue a cambiarse de ropa y salió directamente hacia el auto de Juan. Éste, fue detrás de la chica para acompañarla a donde fuera que iría aunque algo sospechaba.

Llegó a la comisaría y fue a hablar con el policía, pidiéndole ver a Bebo. El policía asintió y la dejo pasar a las celdas. Lola estaba enojada y triste, necesitaba escucharlo, saber por qué lo había hecho. Necesitaba explicaciones.

- Mírame a los ojos y decimelo - Escupió las palabras sin dejar de mirar a través de las rejas a Bebo. - ¡Mirame a los ojos! - Le exigió al ver que el chico no levantaba la mirada. - ¿Por qué la mataste a mamá? ¿Qué te hice, Bebo? ¡¿Qué te hicimos?!

- Habla asesino hijo de mil puta. - Agregó Juan.

- Habla por favor - Lola le rogaba mientras no dejaba de llorar.

- Vos cállate Gil - Bebo se levantó, acercándose a la reja.

- ¿A quien le decís gil? Negro sucio.

- Si no estuviera acá adentro te desprendo la cabeza del cuerpo.

- Estás ahí adentro porque sos un asesino, negrito - Juan no dejaba de abrazar a Lola que no paraba de llorar.

- Están yendo a buscar a papá, lo están buscando a el - Le dijo Lola a Bebo un poco más calmada.

- Yo no mande en cana a nadie, Lola, todo lo contrario - Bebo le quería explicar todo, pero sabía que peligraria la inocencia de Cárcamo. - ¿Cómo está el viejo?

- Eso es lo único que te importa - Dijo Lola empujando la reja y siendo sacada de ahí por Juan.

- Si. Todo lo que hice, lo hice por el ¡Se lo debía - Grito Bebo, tratando de que entendiera la verdad pero la joven no quería escucharlo, todavía no podía creer como se había equivocado con él.

Ahora lo único que quedaba era encontrar a su papá que se había fugado para no ser atrapado, y mostrar su inocencia.

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Capítulo 24: La confesión de Bebo.

Buenos Aires, 2017.

La situación de Santiago se complicaba cada vez más. Habían encontrado pruebas que incriminaban a su socio con el asesinato y lo estaban por acusar de planear todo. Cárcamo había sufrido un ataque cuando se enteró que Bebo habia confesado ser el autor de matar a Carolina pero se había emitido una orden para que Santiago no pudiera acercarse. Nicolás dijo que iría el, así que el padre le aviso a su hija que se iban para que se quedará con Benjamín. La joven acepto y unos minutos después recibió la visita de su ex, Juan. No tenía ganas de discutir por lo que lo dejó entrar, al menos parecía tranquilo. Luego de que hablaron un rato, ella lo dejo con su hermanito y entró a la ducha.

El joven la sorprendió entrando con ella a la ducha. Lola se encontraba cansada, no había dormido bien pensando en todo lo que estaba pasando y como Bebo estaba siendo injustamente encerrado. Dejo que Juan entrara a la ducha que con caricias y besos logró tranquilizarla y convencerla. No hicieron más nada, no tenía cabeza para eso.

Salieron y se cambiaron en su habitación, Benja seguía durmiendo. Escucharon voces en la cocina, su padre y su hermano ya habían llegado. Se puso si bata blanca y salió de la habitación para saber que estaba pasando y si había noticias. Al entrar al comedor, estaban abrazados por lo que el pánico la invadió.

- ¿Qué pasó? - Pregunto rápidamente.

- Cárcamo está internado - Le dijo Santiago girando para verla.

- ¿Qué? ¿Cómo que ésta internado?

- Si, se puso mal, se descompuso cuando se enteró de la confesión de Bebo.

- ¿Qué confesión?

- Él confesó que mató a mamá - Le comunicó Nicolás.

- ¡Ay, que hijo de puta! ¡Que hijo de puta! ¡Papá, es un hijo de puta! - Grito la joven agarrándose la cabeza y en seguida Santiago la abrazó para tranquilizarla.

- Tranquila, va a pagar todo lo que hizo. - La consolaba su padre - Tranquila, ya está. Ya está.

- No lo puedo creer, no lo puedo creer.

Juan salió de la habitación de la joven y Santiago lo quedó mirando con seriedad, ¿Que hacía ahí?

- Lo lamentó mucho, Santiago. Que negro de mierda, para ir y cagarlo bien a trompadas.

- Ya lo cagué a trompadas yo - dijo seriamente Santiago y rodeo la cocina hasta llegar a Juan - Gracias por cuidar a mí hija - dijo abandonando la cocina y Juan abrazo a Lola que seguía lamentándose por confiar en el asesino de su madre.

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Capítulo 23: acusaciones. Parte 3.

A la salida de la visita a Bebo, los policías le devolvieron las pertenencias a la joven pero ella al ver que Juan, estaba ahí, cambio por completo el rostro. No sabía que hacía y no tenía ganas de hacer un escándalo con sus escenas de celos y menos en aquel lugar. La joven se acercó a su ex novio para cuestionarle su actitud.

- ¿Que haces acá? - Le pregunto Lola sin rodeos.

- ¿Qué haces vos acá?

- Vine a ver a Cárcamo - Mintió.

- ¿Qué está con el pibito chorro ese?

- A ver Juan, ¿Que viniste hacer acá? Yo ya te dije que no quiero verte.

- Lola, estás mal. Quiero acompañarte, quiero estar con vos. Te extraño.

- Está bien pero yo no necesito que estés conmigo, justamente es todo lo contrario - Dijo la joven sin dejar de mirar a Juan.

- Pero yo quiero lo mejor para vos - Mientras Juan hablaba, Lola negaba con la cabeza. - Necesitas estar sola...

- No sé, no se si necesito estar sola... Pero necesito que no me persigas más - lo interrumpió la castaña.

Santiago llegaba a la comisaría y paro en medio de la puerta al ver a su hija.

- ¿Te dejaron pasar a darle comida a Bebo? - Pregunto el padre ignorando a Juan.

Lola lo quedó mirando a su padre tratando de que parara de hablar pero Santiago estaba con la cabeza en otro lado. Ella sabía que Juan comenzaría un escándalo.

- ¿Si? - Insistió el hombre a lo que Lola asintió volviendo a ver a Juan. - Voy a hablar con el comisario.

- ¿Vos me estás jodiendo? - Preguntó Juan con molestia. - ¿Para esto no querés que te persiga? ¿Para mentirme? Así que venías a ver a Cárcamo...

- El pibe chorro, como decís vos, tiene muchas más pelotas que vos. Se está comiendo un garrón que no se merece - Interrumpió Lola mientras rodeaba a Juan para salir de la comisaría. Necesitaba aire para distraerse.

[...]

Momentos angustiantes estaban pasando, Damián seguía en coma y sin dar respuestas de sus mentiras; Cárcamo y Bebo presos, la policía revisando la casa de ambos; Santiago sin saber que rumbo tomar; Juan persiguiendo a Lola; el asesino de Carolina libre. Lo único que quedaba era que los Alvarado siguieran unidos.

Lola vio a su padre cansado y resignado por lo que se acercó a él y se abrazó a su brazo, quería transmitirle el amor que tenía por el y algo de paz. Santiago suspiró y comenzó a hablar de las noticias que le habían dado.

- Encontraron el arma que mató a tu mamá en la casa de Cárcamo.

Lola lo quedó mirando sin poder creer lo que sus oídos escuchaban.

- Pero eso quiere decir que Cárcamo...

- No sé - La interrumpió su padre. - No sé.

La joven suspiro haciendo su cabeza hacia atrás, eran muy malas noticias. No creía que Cárcamo y Bebo estuvieran implicados, pero necesitaban respuestas de aquel hallazgo. Volvió a abrazarse a su papá, necesitaban más unidos que nunca.

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Capítulo 23: Acusaciones. Parte 2.

Lola llegó a la comisaría casi media hora después del encuentro con el principal Godoy, no sabía porque sentía aquella necesidad de proteger a Bebo. Quizá era por lo injusta que había sido la vida con él o porque simplemente le caía bien.

Se anunció ante los policías y estos tenían la orden de dejarla pasar. Luego de revisar las cosas que traían, la dejaron pasar. Un guardia la observaba desde la puerta y ella se acercó a la celda donde se encontraba Bebo. El joven al verla se levantó rápidamente, era lo mejor que le había pasado desde que estaba ahí.

- Hola - Le dijo con ternura el chico.

- Te traje - La chica carraspeo un poco - Pastel de papa - Le pasó la bolsa con la comida y Bebo no dejaba de observarla - ¿Qué?

- Nada - Soltó una pequeña risa - Es que nunca hicieron esto por mí.

- ¿Un pastel de papa? - La chica le sonrió.

- No... Esto, de cuidarme.

- ¿No lo vas a probar?

- Si, después... Pero prefiero hablar con vos ahora - Aseguró el moreno.

- Háblame.

- Cuando estuve adentro... La única que estuvo conmigo fue mí vieja.

- ¿Tus amigos?

- Los primeros en tomarse fueron... Los segundos. La primera fue mí señora. Entré y nunca más la vi.

Lola sonrió un poco.

- Entonces tenés señora.

- Tenía... Como vos.

- ¿Cómo yo? - Pregunto Lola extrañada.

- Si, ¿Vos no tenes novio?

- Ex... No tengo ganas de hablar de eso. Todos estos quilombos, no tengo lugar en la cabeza.

- ¿En qué te puedo ayudar? - Le Preguntó Correa con dulzura.

Lola solo lo quedó mirando y bajo la mirada, tratando de no quebrarse.

- Hey, no. No me llores acá que me matas - Dijo sorprendido el muchacho. - ¿Qué pasó?

- Bebo, no puedo creer que te estés comiendo este garrón y encima me quieras ayudar.

- Vos perdiste a tu mamá.

- ¡Vos también!

- Bueno ¿Ves? Ya tenemos algo en común - El chico le sonrió, aunque sea buscando verla sonreír. Acarició la mejilla de la chica y luego miro hacia la bolsa de comida - ¿Lo trajiste de la rotisería o lo hiciste vos?

Lola río y negó con su cabeza. Le gustaba estar con él, la pasaba bien y la hacía reír.

- Lo hice yo.

- Gracias - Dijo sinceramente y volvió a acariciar el rostro de la chica.

Ella acarició la mano del joven y soltó un suspiro hasta que el guardia le indico que ya debía irse. Lola miró a Bebo y le prometió que volvería a visitarlo. El le volvió a agradecer y se quedó mirando a la castaña, sonriendo por recibir aquella visita.

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Capítulo 23: Acusaciones.

Buenos Aires, 2017.

La idea de que a su padre pudieran encerrarlo por el asesinato de su madre a Lola le había pegado por completo. Llegó a su casa y comenzó con las averiguaciones. Sabía que solamente podía confiar en el comisario que era amigo de su padre y del inspector Godoy que buscaba la verdad. Entre buscar y buscar encontró la dirección de éste último y no lo pensó más, lo iría a visitar.

Ya tenía todo preparado para salir, había hecho la comida y le había guardado dos porciones para Bebo y Cárcamo, le parecía un lindo gesto después de todo lo malo que estaban pasando.

Ya en la casa de Godoy, tocó el timbre algo nerviosa por lo que pudiera pensar el hombre pero sabía que tenía información muy importante. La puerta se abrió y el detective apareció.

- Lola, ¿Qué haces por acá?

- Hola, eh, disculpa que vine sin avisar.

- No, no hay problema pero no sé de dónde sacaste mí dirección.

- Soy hija de un ex policía, tengo mis trucos - Negó con su cabeza mientras movía sus manos nerviosa. - ¿Puedo pasar?

- Si, si - Godoy abrió más la puerta para dejar pasar a la joven.

La esposa del policía se encontraba en la casa y en seguida vino a saludar. A la mujer le interesaba por sobremanera el caso y hasta estaba escribiendo la historia en su blog.

El matrimonio se sentó y la invitaron a Lola que hiciera lo mismo.

- Decime que te trae por acá.

- Usted es el único que quiere resolver este caso. Andrés Kaplan, el primo de Damián es un estafador - Dijo Lola muy segura.

- ¿Y por qué no dijiste nada en las declaraciones?

- Porque todavía no había pasado nada de lo que pasó.

- ¿Y qué pasó?

- Hay dos inocentes que están culpando.

- ¿Te referis a Cárcamo y a Correa?

- Si, si, ellos. A ver, Andrés odia a su primo y quiere esconder que le roba... Y tengo pruebas de todo esto - Aseguró la joven sin dejar de mirar a Godoy.

- ¿Las pruebas las tenés ahí?

- No, no, las tengo en casa pero en su momento me encargue de sacarle copia a todo. Yo se lo dije a Damián, pero él no quiso acusarlo.

La mujer de Godoy, Laura, se había estado mordiendo el labio para no hablar pero ya no lo aguantaba más. El caso la apasionaba y era más fuerte que ella.

- Vos decís que Andrés odiaba a su primo...no, vos lo odias a Andrés evidentemente.

Godoy se giró para ver a Laura y tratando de decirle que se callara, eso lo perjudicaría en su trabajo.

- Todo el mundo odia a Andres. Todos en la pesquera, menos la vieja de Kaplan - Murmuró Lola.

- Pero algo personal tuvo que haber pasado con él, algo concreto - Seguía insistiendo la mujer.

- Laura - Le llamó la atención el hombre pero ella lo ignoraba.

Lola la quedó mirando, con una mezcla de bronca y confusión, ¿Por qué tenía que pensar aquello? Godoy se dio cuenta de la incómodad de la chica y en seguida se disculpó.

- Perdonala, es escritora y...

- Pero déjame terminar, ¿Por qué lo acusas directamente a el? ¿Por qué lo escrachas?

- Yo ya dije todo - Dijo molesta Lola sin dejar de mirar a la mujer.

- ¿Puedo? - el policía miro a su esposa y luego se giró a ver a Lola - Gracias, por venir hasta acá y decirme esto. Lo que te pido es que guardes esos papeles así yo te los puedo pedir o me los podes traer en tal caso. ¿Puede ser?

- Si, si claro - Aseguró la chica. - ¿Podré ir a ver a Bebo y a Cárcamo? Les prepare algo de comer...

- Si, si no hay problema. Yo ahora llamo a los muchachos para que te dejen pasar.

Lola le sonrió y tomó sus cosas para ir rumbo a la comisaría e ir a visitar a Cárcamo y a Bebo.

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Capítulo 22: La abogada Cifuentes. Parte 2.

La familia Alvarado ya había terminado sus declaraciones y se encontraban en la puerta de la comisaría, recibiendo asesoría de la abogada Alina Cifuentes.

- Acá de la única persona que se tienen que cuidar es de Roth. - Les aconsejó la doctora.

- No, de la vieja Kaplan hay que cuidarse. - Comentó Santiago.

- Bueno pero ella trabaja con él... Y van a ir por vos, Santiago - Continuó la mujer - Porque Bebo y Cárcamo son escalones para llegar a vos.

- ¿Qué? Perdón pero ¿Estoy entendiendo mal o lo están acusando a papá de haber matado a mamá?

Santiago abrazó a su hija para tranquilizarla.

- Entendiste bien. Roth es capaz de cualquier cosa, a mí me plantó una causa. Lo único les pido que estén fríos y que no se vuelvan a repetir estás peleas en frente de la comisaría.

- Alina, tenés que sacarlo a Cárcamo de ahí - Le pidió Nicolás. - El no hizo nada.

- Tu padrino no dijo la verdad - Mascullo Santiago.

- Pero no mató a nadie.

- ¿Cómo sabes? - Pregunto Alina - No lo sabes. Yo que vos lo pienso Santiago, capaz tu amigo te quiso hacer el favor para que no sufras y acató una orden que nunca le diste.

- ¿Que estás diciendo que lo mando a matar por mí? - Preguntó Santiago.

- Dicen que no está bien él, desde que murió su familia y que no tiene familia...

- Cárcamo es mí familia. Si nos vas a ayudar entonces a Cárcamo también - Interrumpió el rubio llevándose la mirada de su padre y de su hermana.

Alina asintió y les sonrió. Tomaría el caso para ayudar a Nicolás y para ir en contra del fiscal Roth, ambos tenían motivos personales e irían al fondo del asunto para ganar el caso.

- ¿Qué saben de Andrés Kaplan? - Preguntó Alina a la familia y ellos solo se miraron.

[...]

Luego de poner en tela de juicio a Andrés Kaplan, Lola y Santiago salieron de la comisaría rumbo a la camioneta para ir a buscar al pequeño Benjamín. Santiago le había dicho a la abogada que lo había visto al hombre besándose con Raquel, y que podría ser un motivo por el cual había mandado a matar a su primo. Raquel los alcanzó antes de que se fueran para poder explicar que estaba pasando.

- Ahora que estamos todos cara a cara podemos explicar todo este mal entendido - Pidió Raquel con molestia.

- No tenés que explicarme nada. - Sentenció el hombre.

- ¿Qué pasó, papá? - Preguntó Lola desde el otro lado de la camioneta.

- Nada.

- No, no, si. ¿Cómo nada? Si pasó, pasa que tú papá vio una cosa equivocada y yo estoy pagando los platos rotos. Explica - Raquel le habló a Andrés que estaba detrás de ella.

- El equivocado soy yo que quiere ayudar a una persona que se quiere hacer mal. - Santiago abrió la camioneta para entrar.

- Para, ¿A Nicolás no lo vamos a esperar? - Le pregunto su hija.

- No, vamos a buscar a Benjamín que es tarde.

Lola no dijo nada más y subió al auto. Sabía que cuando su padre se ponía así, era mejor no hablarle o se pondría peor.

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Capítulo 22: La abogada Cifuentes.

Buenos Aires, 2017.

"Tenemos un sospechoso por el crimen de Carolina Fazzio"

Fueron las palabras que usó el fiscal cuando salió de la oficina. Lola lo quedo mirando asustada, no podía creer como lo estaban tratando a Bebo, habían disparado a quemarropa sin dejar que se explicara.

La hermana de Raquel había venido a buscar a Benjamín, no era lugar para que estuviera un niño. Lola se había sentado ahora más tranquila sabiendo que Bebo estaba sano y salvo. Mia se encontraba a su lado pero su cara no demostraba muchas ganas de hablar. Y es que la joven había pasado el fin de semana con Nicolás, pero éste a su jefa le había mentido diciendo que había estado con un amigo.

- Menos mal se llevaron a Benja, no da que este acá en la comisaría. - Dijo la joven Alvarado mordiéndose el labio inferior.

- No da que ninguno de nosotros este en la comisaría - Acotó Mia.

- Agradece que nosotras seguimos sueltas.

- ¿Por qué lo decís? - Preguntó extrañada Mia.

- ¿No viste lo que pasó con Cárcamo? Un tipo inofensivo, no tocaría a nadie y mira... - En la comisaría, Cárcamo al ver que habían disparado a su hijastro, se había vuelto impaciente, insultando y empujando a los agentes haciendo que lo terminarán encerrando en una celda y acusándolo de matar a Carolina. El hombre hacía tres años atrás había visto a la mujer de su amigo con su jefe pero había preferido callar para no meterse en líos y arruinar a dos familias.

- Yo escuché que la nombraban a Cata. - Comentó la chica Kaplan.

- ¿Cata? ¿Qué Cata?

- ¿Te acordás mí amiga del colegio?

- Si, si, ¿Pero qué la seguís viendo?

- No, no, justamente me pareció raro.

- La investigan a una piba del colegio, le tirotean a un pibe que es albañil, pero el asesino de mí vieja sigue suelto - Explicó con indignación la castaña.

Andrés llegó, tratando de fingir amabilidad ante Lola.

- ¿Vamos a tomar algo? Me quiero distraer un poco. Ni puedo creer lo de este tipo Cárcamo. No sé que motivos habrá tenido para...

- Ningún motivo, porque él no la mató - Interrumpió Lola. - Es más, a vos te veo demasiado interesado en embarrarlo eh.

Andrés solo la quedó mirando, él solamente quería acusar a algún Alvarado y no le importaba si tenía que vender a alguien más.

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Capítulo 21: Declaraciones.

Buenos Aires, 2017.

Toda la familia de los Alvarado y de los Kaplan habían sido citados a declarar. En la investigación tenían la pista de que el o los asesinos de Carolina Fazzio la conocían. Comenzarian con ambas familia y allegados, para saber quién podría saber del romance clandestino que tenían los dos adultos.

- ¿Hacía falta que venga Juan? - Preguntó Lola con molestia.

- ¿Qué pasa? ¿Tenés miedo que se le caigan los anillos?

- No quería verlo. - Lola bajó la mirada.

- ¿Se pelearon otra vez?

- Celos - La joven puso los ojos en blanco.

- ¿De quién?

- No sé, no sé papá. Ve fantasmas.

Nicolás apareció con Alina, su jefa que se había postulado para ayudar a la familia aunque tenía otras intenciones detrás. Vicente Fazzio, hermano de Carolina había salido de declarar y con una mirada fría miro a la familia. Santiago lo maldijo en voz baja y negó con su cabeza.

El detective Godoy preguntó quién seguía y el policía a cargo comenzó a llamar a Juan aunque no pudo pronunciar su apellido.

- Wright - Intervino Lola impaciente. - Si, Juan. Está en el baño.

En el mismo momento apareció el joven y lo invitaron a pasar a la sala de interrogatorios. Bebo y Cárcamo llegaron también para la entrevista y cuando Juan vio al moreno, miró a Lola.

- ¿Qué hace este croto acá?

- ¿Podes calmarte? No seas desubicado.

Lola lo fulminó con la mirada y el joven siguió al detective.

- ¿Quien es el que va a declarar? - Quiso saber la abogada.

- El novio de ella - Contestó Santiago.

- Ex. Novio - Dijo Lola muy segura. La joven fue hasta donde estaba Bebo para disculparse por el comportamiento de Juan. - Disculpalo. Es un desubicado.

- No, todo bien. ¿Pero por qué salta así si no es más tu novio?

- Vos no tenes nada que ver.

- ¿Con que?

- Con nuestra pelea.

- Que lástima. - Bebo no le quitaba los ojos de encima a la joven.

Lola le sonrió y se sentó en las sillas de la comisaría. Su padre le entregó a Benjamín, diciendo que tenía que hablar con Cárcamo. Ambos hombres salieron y Lola los quedó mirando, había algo en la expresión de su padre que le preocupaba. Ya solo quería que acabarán estás rondas de declaraciones, la incomodaban demasiado.

El tan esperado llamado llegó y fue Lola la que tuvo que entrar a declarar. Juan tomo a Benjamín y la joven entro detrás del detective Godoy.

Adentro de la sala se encontraba el comisario, que era amigo de Santiago, el fiscal Roth y Godoy.

- ¿Cómo me iba a imaginar yo que mí mamá iba a estar en el auto de Damián? - Preguntó la chica con la voz un poco quebrada.

- ¿Ni como lejana hipótesis, Dolores? - Preguntó Roth, cual su principal función era culpar a los Alvarado.

- Lola. Me llamo Lola - lo corrigió fríamente. - No, no me imaginé. ¿Que usted cree que yo sabía algo?

- Bueno, trabajaste para Damián Kaplan.

- Trabaje, justamente. Y ya no, gracias a la bruja - Lola bajo la mirada.

- ¿A quién?

- A la mamá de Damián.

- a la Sra Kaplan, te referis.

- La única Sra que hay en esa familia, es Raquel Kaplan.

- ¿Por qué tanto odio con la mamá de Damián?

- Si no le importa fiscal - Intervino el detective Godoy - creo que no estamos acá para hablar de la abuela Kaplan. ¿Me permitiría una pregunta? - El fiscal asintió y Godoy miro a la joven - Lola, nos hablaste de Damián pero nunca nos dijiste que relación tenías con tu otro jefe. Con Andrés Kaplan.

- ¿Por qué me hace esa pregunta? ¿Que cuento les invento Juan? - Se cruzó de brazos esperando que su ex novio no haya inventado cualquier cosa por sus celos.

- Ninguno, ¿Por qué? ¿Que cuento?

- Si, porque es un celoso. Incurable. Inventa todo.

Lola fue interrumpida con un disparó que la hizo sobresaltar preguntando que pasaba.

- Es un disparo - dijo Godoy mientras salía rápidamente hacia afuera con orden de su comisario.

- Pero no te preocupes, fue afuera - Le dijo el comisario a Lola que se la notaba más tensa que antes.

Afuera Bebo se había escapado y le habían disparado para detenerlo. La abogada entró a la sala de interrogacion para hablar con el comisario.

- ¿Me puede decir que pasa acá? ¿Un testigo se escapa y ustedes lo salen a matar?

- ¿De que está hablando? ¿Quien es usted? - Preguntó el hombre.

- De Gustavo Correa.

- ¿Qué? Ese es Bebo. ¿Qué pasó con el?

- Ahora entiendo su presencia, Dra. Donde hay jovencitos usted está metida - Comento el fiscal ante la mirada de odio de la abogada.

- Y ustedes así tan tranquilos - Se quejó Lola poniéndose de pie. - ¿Que pasó con Bebo por dios? - Salió de la sala corriendo, buscando al chico y esperando que todo estuviera bien.

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Capítulo 20: Nuevo trabajo.

Buenos Aires, 2017.

Amanecía nuevamente, los Alvarado poco a poco se iban acostumbrando a esta vida sin Carolina. Dolía, claro que dolía pero la vida seguía y cada uno comenzaba a seguir su rumbo.

- ¿Nicolás no vino todavía? Buen día hija - Le dijo Santiago a Lola que se encontraba en la cocina ordenando unos papeles.

La joven negó, su padre se había levando de buen humor ya que sino comenzaría a maldecir por lo que había hecho su hermano. Comenzaron a tomar mate mientras el padre llamaba a su hijo pero no tenia respuesta.

- Encima no me atiende el teléfono el pendejo este. - Nicolás se había llevado la camioneta que Santiago usaba para trabajar. - Tengo que ir a la obra, a la comisaría...

- ¿A la comisaría? - Preguntó extrañada su hija.

- Si, porque el hincha pelotas de tu tío vino a hacer quilombo.

- ¿Con la policía justo el? Que agradezca que no lo denunciamos por haberle pegado a Nico - se indigno la castaña. Soltó un suspiro y al ver a su padre, negó - Bueno, escúchame. Vos no te preocupes ¿Si? Mira yo acá adentro guarde todas las cuentas del corralón. Una carpeta especial para eso.

- Pero... ¿Floreada mí amor? - Santiago soltó una risa al ver el estilo de la carpeta.

- Si, ¿Qué tiene?

- Somos constructores, no paisajistas. Podría ser neutra.

- Bueno pero de esta carpeta me voy a encargar solamente yo.

- ¿Ah te das por contratada? - Le pregunto con una sonrisa su padre.

- Si - Sonrió de igual manera.

- Sigue sin atender el teléfono este pendejo, te juro que lo mato.

- Bueno, dame ese teléfono - Lola estiró su mano hasta donde estaba su padre y le agarro el celular. - no te preocupes por eso. Yo me encargo del almuerzo de los chicos. Estuve haciendo pastel de papas así que puedo hacer unas empanadas con eso...

- Que rico - Dijo con una sonrisa Santiago.

Quedó mirando a su hija y con una seña le pidió el celular. La chica amago con que no se lo daba pero al final termino dandoselo, por lo menos había logrado sacarle una sonrisa.

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Capítulo 19: Pastel de papas.

Buenos Aires, 2017.

Desde que a Lola la habían echado de su trabajo, se encontraba más inquieta que nunca. Hacía bastante no tenía tanto tiempo libre que no sabía cómo manejarlo. Una de las formas que encontró, fue en la cocina. No solo le cocinaba a Benjamín, sino que aprovechaba que los socios de su padre estaban trabajando en su casa, también los agasajaba con un plato de comidas. Su madre le había enseñado a hacer un pastel de papas y ella siempre había afirmado que era el más rico. Lola era buena cocinera, lo había heredado pero jamás le había salido una comida ni parecida a lo delicioso que cocinaba Carolina.

Con un chisteo, salió al patio donde trabajan Cárcamo, Bebo y Mocheta llevándoles un plato de pastel de papas a cada uno.

- ¡Pastel de papas! Me caigo y me levanto - Exclamó con felicidad Mocheta.

- Mira que es la primera vez que lo hago eh. - Explicó Lola pasándole un plato a cada uno.

- ¿Que festejamos? - Preguntó Cárcamo.

- Y bueno, quiero ganarme mérito para trabajar en la constructora.

- ¿En la constructora? ¿Para qué? Si vos sos linda, inteligente... Busca otra cosa - Le dijo Mocheta dándole un bocado a su comida.

- ¿Por qué? A mí me gusta - Contestó Lola dándole el plato a Bebo que no dejaba de mirarla.

- Gracias - Le dijo con dulzura el chico a lo que la joven Alvarado le sonrió.

- Mmmm, me hace acordar al que me hacía mí vieja - dijo con emoción Mocheta.

- ¿Qué pasa? ¿No te gusta? - Le Preguntó Lola a Bebo que observaba como éste no comía.

- Es que nunca comí esto - Explicó con vergüenza el moreno a lo que Lola sonrió.

- Bueno, pero no tiene nada malo, permiso eh - Le dijo la chica tomando un poco y probando de su comida - ¿Ves? Está rico - Dijo con entre risas y saludó a los tres hombres, volviendo a su casa para poder darle de comer a su hermanito.

Bebo sonrió, viendo cómo la chica desaparecía por la puerta. No negaría que la joven lo atraía y no solo físicamente sino su forma de ser. Le gustaba que fuera atenta y no lo tratara como basura por su pasado. El chico comió y sonrió, de ahora en más seria su comida favorita.

[...]

El día fue cayendo y a la tarde noche llegó Santiago después de no estar en su casa la noche anterior.

- Hola hija - Le dijo saludando a Lola con un beso y luego tomo a Benjamín en brazos. - ¿Cómo anda el más copado del mundo?

- Hola pa, que cara tenés. ¿Cómo está Raquel?

- Estoy muerto. Supongo que en la casa ya.

- ¿Querés que te caliente algo?

- No, no tengo hambre. Me quiero bañar y jugar con tu hermano, nada más - Le dijo el hombre mientras jugaba con Benjamín.

- Ya me voy - Dijo Nicolás saliendo de su habitación - ¿Todo bien viejo?

- Se puede estar peor siempre. ¿Terminaste con la ducha? Me quiero bañar.

- Todo tuyo.

- Buenísimo, ahora jugamos. Quédate con Lola y después jugamos - Le dijo a su hijo menor y Lola lo sostuvo mientras miraba a Nicolás que se encontraba muy bien vestido.

- Lola... ¿Te dijo algo?

- ¿Algo de qué?

- Pasó la noche con Raquel.

- ¿Qué querés decir con que pasó la noche con Raquel?

- Y... Muchas opciones no hay.

- Estás diciendo boludeces - Puso los ojos en blanco la joven y volvió a prestarle atención a su hermano menor. Nicolás tomo las llaves de la camioneta y en seguida la chica saltó - ¿Que haces? ¿A donde vas con esas llaves?

- Espero que además de ingenua no seas buchona.

- Ay, ¿Pero por qué no le avisas? Pediselas.

- Prefiero pedir perdón que permiso.

- Nico, a ver, ¿A dónde vas?

- No sé va a dar cuenta papá, está hecho un ente.

- Bueno pero somos grandes, ¿A donde vas? - Insistió Lola.

- No sos mí mamá - Le recriminó el joven.

- No, y no quiero serlo. Bastante hinchada las pelotas estoy con todo esto.

- Te vas a arrugar rápido hermanita. Benja, la próxima te llevo - Nicolás le hablo al niño y camino hacia la puerta.

- Te estás yendo a la mierda Nicolás - Le dijo Lola pero ya se había ido a lo que soltó un bufido - Vos no vas a hacer esto ¿No? - Benja sin dejar de jugar negó y Lola río, abrazándolo con fuerza y esperando que su padre no necesitará la camioneta.

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Capitulo 18: Noche de lluvia.

Buenos Aires, 2017.

En el comedor se encontraban Lola y Cárcamo que sostenía a Benja que se estaba quedando dormido.

- Si mí viejo no me quiere contratar, que me pague un sueldo... De niñera, no se. Yo no puedo más así con mí vida - Se quejó la joven. El no tener trabajo la ponía bastante nerviosa.

- Que te mantenga tu novio, ¿No es millonario?

- No, no, yo no sirvo para ama de casa... Además no quiero terminar como mamá.

- Tu mamá no terminó así por ser ama de casa eh.

Nicolás entró al comedor, había hablado con su padre y por el clíma se quedarían en la islita, lugar donde los amantes se escondían.

- Dice papá que se quedan en la islita con Raquel, van a dormir allá.

- ¿Juntos? - Se extrañó Lola.

- ¿Qué tiene? Son amigos.

- Igual que tú mamá y Kaplan - intervino Cárcamo.

- Cárcamo - Se quejó Lola mirándolo con seriedad.

- No quise ofender, en serio - Se disculpó el hombre mientras le pasaba el niño a su hermana.

Si bien todavía no estaba claro, el hombre tenía algo de razón. Entre Santiago y Raquel comenzaba a nacer una química que ni ellos podían percibirlo todavía, pero algo más que una traición los unía.

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Capitulo 17: Celos.

Buenos Aires, 2017.

Juan y Lola se encontraban en la habitación de ésta última, recién se había dormido Benjamín y ahora podían tener un momento para estar solos aunque el timbre sonó justo para interrumpirlos. Juan se adelantó para ir y no escondió el rostro de molestia cuando encontró a Bebo en la puerta. Ya se habían conocido unos días antes y claramente no había nada de buena onda entre ambos.

- Hola - Dijo Bebo aparentando amabilidad.

- ¿Qué necesitas? - Pregunto fríamente Juan.

- Vengo a ver a Lola. Me tiene que dar unos papeles.

- Bebo, Bebo - Apareció la joven haciéndole una seña para que pasará - Pasa, pasa. Me había olvidado. Venías a buscar los recibos del corralón ¿No? Mí viejo es un despelotado. Le voy a tener que empezar a ordenar todo.

- Las chicas son más prolijas - dijo con una sonrisa el moreno.

Juan observaba con recelo desde la puerta, no podía ni sabía ocultar sus celos.

- Bueno, no te creas - Lola también le sonrió, entregándole los papeles - Deciselo a él a ver si me contrata.

- ¿Ya está? Yo lo acompaño - Interrumpió Juan abriendo la puerta de la entrada.

Bebo se giró para ver al joven y luego volvió a ver a Lola, regalándole una sonrisa. No podía ocultar la atracción que sentía por la joven Alvarado. Bebo salió por la puerta sin siquiera ver a Juan y Lola volvió a acomodar los papeles en la carpeta. Juan en seguida se acercó a Lola, mirándola con desconfianza.

- ¿Qué onda con este pibe?

La joven lo miro extrañada, sin entender bien a qué se refería.

- ¿Qué te pasa, Juan? ¿En qué quedamos? ¿Éste es otro de tus arranques? ¿Tus escenitas?

- ¿Vos me estás jodiendo? ¿No viste como te miraba cuando juntabas los papelitos?

- Ay te estás enroscando en cualquiera Juan - Se quejó volviendo a sus tareas hasta que vio que su novio se iba por la puerta- pero... ¿A dónde vas? Estamos hablando.

- Ay pero que prolijita sos, convencelo a mí papá para que me contraté - El rubio imitó la voz de ambos mientras caminaba hacia Lola pero se quedó a mitad de camino - Si así sos cuando estás conmigo ni me quiero imaginar cómo sos cuando estás sola con ese negro.

- ¿Eso pensas de mí? No le digas negro, no seas bestia - Le dijo la joven totalmente enojada e indignada por el comportamiento de su pareja.

Juan se fue dando un portazo y Lola maldijo, lo que menos necesitaba eran las escenas que hacía el muchacho.