Tumgik
nuevaoporunidad · 3 years
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La competencia más fuerte que he tenido fue contra mí misma y gané.
¿Quién soy?
Soy Mariana Jasso, tengo 27 años y actualmente soy triatleta pero siempre he sido muy deportista. Mucho tiempo atrás practiqué nado sincronizado, lo hice durante 12 años y llegué a ser campeona nacional, campeona Centroamericana y subcampeona panamericana en el nivel por categorías.
En mi familia somos 5, tengo una hermana más grande, un hermano más chico y mis papás. Quise hacer mención de mi familia desde ahorita porque han sido pieza clave en todo y nada sería posible de no ser por ellos.
Me dieron ganas de platicar la historia de lo que me pasó y hacer digamos que un “testimonio” de cómo lo he sobrellevado, porque a mí el hecho de leer testimonios de gente en diferentes situaciones complicadas y el saber que sé puede salir adelante me ayudó mucho y creo que si mi experiencia y lo que he vivido logra ayudar por lo menos a 1 persona, con eso ya fue más que suficiente.
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Sucedió que: el pasado 31 de octubre tuve un accidente de bicicleta muy fuerte. Para mí iba a ser un día más de entrenamiento de bici pero no fue así. No puedo decir con certeza cómo fue porque afortunadamente tengo ese día completamente borrado de la memoria entonces lo que cuento sobre esto son más bien cosas que me han platicado.
Ese día había salido a entrenar con un grupo de amigos y cabe destacar que llevábamos barredora (el carro que va protegiendo a los ciclistas y ‘avisando’ a los demás carros que hay ciclistas adelante) aún con esto, un carro me pegó y me tiró de la bici,  se podría decir simplemente que fui atropellada.
Mientras estaba tirada, tuve la fortuna de qué pasaron unos paramédicos (que formaban parte de una barredora de otros ciclistas) y ellos dijeron que no podían tratarme o tocarme por protocolo, entonces le dijeron a un amigo que estaba conmigo en ese momento, que tratara de tranquilizarme hablándome porque su voz sería conocida para mí y que así pudiera calmarme porque mi reacción automática fue querer levantarme y estuve cerca de entrar en shock; entonces eso hizo, me abrazo/sostuvo en el piso y empezó a hablarme para que pudiera tranquilizarme y así fue. Mientras esto pasaba, la barredora que llevábamos se encargó de hablarle a una ambulancia y afortunadamente llegó ahí por mí en muy poco tiempo y me llevaron a un hospital en Cuernavaca. Mi amigo, Jordi, se encargó de avisarle a mis papás lo que acababa de pasar pero ellos estaban en México, la noticia fue muy impactante para ellos y en ese momento tomaron camino a Cuernavaca.
Llegamos al hospital en Cuernavaca y ahí me limpiaron bien, me hicieron un análisis principal de todo lo que me había pasado y pruebas para verificar el movimiento que tenía y mi respuesta a diferentes estímulos, y a todo eso respondí bien afortunadamente.
Cuando llegaron mis papás y les explicaron todo lo que tenía, se les cerró el mundo pero afortunadamente, a la rodada también fue otro amigo que coincidentemente conocía a un neurocirujano que iba a necesitar, lo contactaron y dijo que él me podía atender pero en México y que si esa era la elección que tomaban, él iba a tener ya a todo su equipo preparado para recibirme. Obviamente todos coincidieron en que la mejor opción era que me trasladaran a México y en seguida le mandaron todos los exámenes y placas que me habían tomado al neurocirujano para verificar que estaba lo suficientemente estable para trasladarme y todos estuvieron de acuerdo, junto con los doctores de Cuernavaca, en que estaba lo suficientemente estable para el traslado y así fue.
De igual forma perdí la memoria de todo el mes subsecuente que incluye el tiempo que estuve en el hospital pero lo que me dijeron que me pasó fue: de la pierna izquierda me rompí la cabeza del peroné y varios ligamentos, me esguincé la muñeca, me rompí 3 costillas y una de ellas perforó un pulmón, me rompí los huesos del pómulo y de la barbilla y tuve un derrame cerebral, claro que tuve más raspones y otros golpes pero éstos no pasaron de que me tuvieron que dar varias puntadas y tuve moretones.
Claro que al principio estuve en terapia intensiva mientras me hicieron las diferentes cirugías para reconstruir lo necesario. Me hicieron una para inflar el pulmón y que de esta forma también se acomodaran las costillas; de la pierna me tuvieron que unir las piezas del hueso como el doctor creía que embonaban todos los pedazos de la mejor manera porque no había forma exacta de hacerlo y de la misma forma tuvo que sujetar los ligamentos de donde se pudiera; para la muñeca simplemente me la acomodaron y tuve una muñequera; para la parte del pómulo y la barbilla, la cirugía resultó ser más complicada de lo que el doctor esperaba porque cuando abrió se dio cuenta que estaba peor de lo que se veía en los estudios entonces tuvo que ponerme unas placas en la cara para que todo pudiera quedar de la mejor manera posible y así fue; todos estos procedimientos estaban resultando un éxito y para todos se esperaba una buena recuperación. Durante esos procedimientos estuve en terapia intensiva y el plan era que estuviera más tiempo ahí pero coincidió que llegó el caso de otro paciente que tenía una infección muy rara hasta para los doctores y tuvieron que moverme de cama, aún en terapia intensiva, pero lejos de él. Al principio no le dijeron a mis papás de ese paciente para no preocuparlos de más y me cambiaron de cama a una que estaba lejos de él diciéndoles que era para que tuviera ventana y pudiera ver al exterior, a ellos esto se les hizo muy raro pero accedieron. Después mi doctora dijo que no quería que yo estuviera en ese piso con el otro paciente nada de tiempo porque yo tenía heridas abiertas, las defensas muy bajas y era propensa a contagiarme, entonces ordenó que me sacaran de ahí y me cambiaron a terapia media.
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Los primeros días de hospital me tenían muy sedada y dormida, pero cuando ya no estuve tanto dicen que era todo un personaje. Me han contado cada anécdota que hasta me hacen reír de las ocurrencias que tenía. Pero así como hay anécdotas de risa, hay unas que no tanto como una vez en específico que yo ya estaba harta de no hacer nada, no poderme mover porque me inmovilizaron la pierna y de estar toda conectada, entonces un día me desconecté de todos los aparatos a los que me tenían conectada e incluso me arranqué el catéter que estaba conectado directo al corazón porque yo ya me quería ir de ahí. Afortunadamente eso no resultó en nada grave, solo me tuvieron que dar varios puntos para cerrar la cortada que me hice.
Ya estaba tan desesperada que los doctores llegaron a la conclusión que era mejor que ya me llevaran a mi casa porque el cambio de ambiente iba a ayudarme mucho con la recuperación. Antes de que pudiera salir tenía que lograr estar parada y caminar un poco, y sí pude,  pude mantenerme de pie y me ayudaron a dar unos pasos, pero dicen que aguanté solamente 3 pasos y ya no pude más, pero lo importante de eso no era la cantidad, simplemente fue que lo logré.
Llegó el día en que ya me iban a dar de alta del hospital para llevarme a mi casa y me hicieron los últimos exámenes del cerebro a ver si sí me iban a poder llevar, pero desgraciadamente el líquido que tenía derramado en el cerebro en lugar de haberse drenado, se derramó más y no quedó otra opción más que la operación para ponerme una válvula y que por ahí drenara el líquido. Me han contado que este fue de los días más difíciles para mi familia porque esperaban que ya saliera, hasta habían adornado mi cuarto de la casa para la bienvenida y al contrario tuve que pasar por otra cirugía. Afortunadamente todo salió muy bien y ahora sí a los 4 días de este procedimiento ya me dejaron irme a mi casa para seguir ahí con la recuperación.
Aún cuando ya me habían dado de alta del hospital y estaba en mi casa, no me acuerdo de muchas cosas, pero lo que me han contado es que era como una niña chiquita y no podían dejarme sola ni 1 segundo. Hay una anécdota que me da mucha risa que es que un día me dejaron sola 1 minuto porque tenían que ir por algo que estaba en otro cuarto y de pronto escucharon un golpe muy fuerte, fueron a mi cuarto y estaba yo tirada en el piso pero bien sentadita y cuando me preguntaron que qué pasaba les dije que nada, que todo bien pero que tenía que ir a cerrar un negocio jaja. Como esa hay varias anécdotas pero definitivamente sí estuve pasándola mucho mejor que en el hospital y más tranquila.
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De cuando empiezo a tener vagos recuerdos es de los primeros días de diciembre y me acuerdo que cuando “entré en razón”, siempre supe lo que me había pasado, no tengo ningún recuerdo de despertar y no saber por qué estaba así. Sabía que había tenido un accidente muy fuerte en la bici pero no tenía idea de la magnitud de lo que había vivido o me había pasado.
Por lo mismo, una idea que siempre tuve fue que quería recuperarme y quería volver a hacer lo que tanto me gusta y la única forma en que iba a poder hacer eso de nuevo era echándole muchas ganas. Siempre dije y a la fecha lo digo, que lo que me pasó fue un accidente y ya pasó, no hay nada que pueda hacer para regresar el tiempo y evitarlo, lo único que me quedaba era tratar de echarle mil ganas para salir adelante de todo eso y a lo que sigue. Esa idea me ha acompañado mucho en mi recuperación y siento que ha sido pieza clave.
Es importante decir que así como tenía mil ganas de mejorar y me dicen mucho que siempre tuve y sigo teniendo una actitud muy positiva, también tuve unos momentos y días malos,  que simplemente me daban ganas de llorar sin alguna razón específica, más bien era por todo lo que traía acumulado y lloraba, nunca me guardaba nada. Siempre he sido de la idea que llorar no tiene nada de malo y es mucho mejor sacarlo y desahogarme a guardármelo y tratar de hacerme “la fuerte” porque va a llegar un momento en que todo se acumula y puede ser mucho peor. Entonces si tenía días o momentos malos, también me encargaba de darles su lugar, sentirlos y que era muy válido tenerlos, hasta raro hubiera sido que no los hubiera, pero siempre por alguna razón, esos momentos malos se convertían en coraje, ganas de seguir mejorando y me daban más ganas y energía para recuperarme.
Algo que también me estuvo ayudando mucho fue que cada cita con los doctores que tenía, me daban buenas noticias y hasta se impresionaban de lo bien que iba, entonces no me quedaba de otra más que seguir así para que cada vez fuera mejor. A finales de diciembre, la última cita antes de navidad, me quitaron los fierros que me habían puesto en la boca por las reconstrucciones de la cara que había tenido, y el doctor me dijo que era mi regalo de Navidad para que pudiera cenar rico. Llegó el 31 de diciembre y fue un día muy emotivo, tenía que dar gracias por tantas cosas y tuve en mente tantas cosas que quería/quiero cumplir en este año, que fue muy importante y emotivo para mí.
Después del Año Nuevo estaba mucho más motivada para lo que venía y justo ya me tocó empezar con las terapias físicas para recuperar la movilidad, fuerza de la pierna y el equilibrio. Las primeras terapias fueron con una doctora del hospital que trabaja de la mano con mi ortopedista, ella me ayudó en un principio a poder doblar la pierna porque ni eso podía, cuando ya pude doblar la pierna y tuve confianza en que doblándola no me iba a pasar nada, empezamos con ejercicios para poder caminar sin apoyo de andadera, ni férula otra vez. Se podría decir que me tuvo que enseñar a caminar. Fui con ella al rededor de 1 mes y las últimas terapias siempre salía muy feliz porque los ejercicios me estaban saliendo cada vez mejor, ya caminaba bien y sin cojear por estar apoyando mas la pierna buena, ya hasta me ponía a hacer tipo sentadillas y más cosas para empezar a trabajar en recuperar fuerza.
Gracias al avance que logré tener con esas terapias y claro que con los ejercicios que me mandaban a hacer a mi casa, el doctor dijo que ya era momento, si quería, de ir con mi fisio del deporte para que trabajara cosas más enfocadas al ejercicio porque siempre tuve claro que quería regresar a hacer triatlones y así fue. El 11 de febrero para ser exacta, fui con Iñigo, mi fisioterapeuta de cabecera y ahí sí empezaron las buenas frieguitas para regresar bien y bonito con todo lo que tanto me gusta. Empezamos trabajando con muchos ejercicios de movilidad y fuerza y además de lo que trabajábamos en las terapias, me mandó ejercicios que tenía que hacer en mi casa como tarea para que pudiera ir mejorando aún más y con estos ejercicios, al igual que con todo lo que en su momento me dijo el doctor, fui súper cumplida.
Parte de estos ejercicios incluían que ya podía nadar todo lo que quisiera porque además de alguna forma la natación iba a ayudar a que otros músculos del cuerpo también se relajaran un poco, también me mandaron a caminar mucho porque tenía que volverme a acostumbrar a caminar bien, con confianza y sin cojear, y una vez más fui la más aplicada en todo esto, como además ya me desesperaba de no hacer nada, aproveché que me mandaron a hacer eso y era la más feliz entrenando lo que podía en esos momentos.
Aquí es importante mencionar que en todo este proceso los pequeños logros que para mí cuando los lograba eran enormes, fueron mis mejores amigos. Creo que es importante mencionarlo porque muchas veces nos fijamos un objetivo grande que es en cierto periodo de tiempo, pero por lo mismo dejamos de lado los pequeños logros que he aprendido son importantísimos. Mis primeros pequeños logros fueron desde poderme levantar de la cama, irme caminando y bajar escaleras sola hasta la cocina para comer con mi familia y no que me tuvieran que subir la comida a la cama, otro importante tiempo después fue cuando en terapia pude brincar, yo digo que logré saltar una tortilla, pero entonces fue la tortilla más importante que he brincado. Y así día con día iba teniendo un nuevo logro que por más chiquito que fuera para mí era enorme y mi pensamiento cuando lo lograba era “ok, ya logré esto, qué sigue?” y así me iba dando cuenta que el ser tan obediente con lo que me decían y esforzarme tanto en todo me estaba dando buenos resultados entonces me quedaba clarísimo que ese era el camino correcto.
Regresando a las terapias, para finales de febrero, Iñigo me dijo que como me veía tan bien, él estimaba que para el fin del 13 de marzo iba a poder salir a rodar de nuevo. Eso para mí fue una increíble noticia principalmente porque aún no recuperaba la memoria de lo que había pasado el día del accidente y quería volver a salir a rodar antes de que me pudiera acordar y me diera miedo.
Y pues llegó la fecha tan esperada, iba a ser un día muy importante para mí y se le aumentaba que un día antes fue el cumpleaños de mi mamá entonces hasta sería su regalo de cumpleaños porque le gusta mucho salir a la bici e iba a ir acompañándome. Un día antes, el viernes, me la estaba pasando muy bien, estaba muy relajada pero sobre todo emocionada por lo que iba a hacer el sábado. Esa emoción me duró hasta las 8 pm aprox que empezaron a atacarme los nervios con todo y decidí ya irme a dormir, antes de poder dormir hasta me solté a llorar porque los nervios ya eran demasiados, pero igual la emoción seguía ahí entonces creo que eran nervios buenos. Pude dormir y llegó el sábado, nos preparamos y nos fuimos al punto de reunión donde habíamos quedado de vernos con Iñigo y mis 2 mejores amigos, Xavi y Mon,  que estaban en Acapulco también porque querían acompañarme a ese momento. Llegamos todos ahí y nos preparamos para empezar, no sin que antes yo practicara la enclipada y desenclipada con la bici estática que me estaban ayudando a detener Iñigo y Xavi. Después de practicarlo lo suficiente pues era momento de empezar y lo hice, bueno lo intente. Para este primer intento Iñigo me iba ayudando y me detenía un poco la bici del asiento (avanzando) para que me sintiera mas segura pero aún con eso no pude, no me pude enclipar y los nervios aumentaron pero no me iba a dejar vencer tan fácil y pues a intentarlo otra vez. La segunda vez que lo intenté, también con ayuda de Iñigo, ya pude y una vez que ya estaba estable y pedaleando bien enclipada de los 2 pies, los nervios desaparecieron completamente y fui la persona más feliz del mundo, creo que no podría explicar el nivel de satisfacción y felicidad que sentía. Ese día no rodamos mucho, ni rápido y no era lo importante, lo importante era que lo logrará y lo logré. Me sentía muy protegida y muy feliz con la compañía de mi mamá, Iñigo, Xavi, Mon y mi papá de barredora cuidándonos, entonces creo que fue mejor de lo que pude haberme imaginado.
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 Y una vez más llegó el pensamiento “ok, ya logré este gran reto, qué sigue?”.
Después de ese gran logro, a finales de mes tuve cita con mi ortopedista y se volvió a sorprender por lo bien que iba todo y finalmente me dio permiso de regresar a correr. Para esto era necesario que utilizara una férula especial para deportistas, de fierro aún pero que permitía doblar completamente la rodilla, ésta hacía la función de un soporte extra para el momento del impacto que tienen las rodillas cuando corremos.
Para mi regreso a correr quise hacerlo sola porque no estaba segura de cómo me iba a sentir, me daba terror que a la mera hora pasara algo como que me doliera y simplemente no lo lograra, pero no fue así. Salí sola y me daba mucho miedo empezar entonces empecé caminando rápido y ya sin pensarlo de más me lancé a correr, bueno a trotar porque obvio no había forma de ir rápido y sorprendentemente no me dolió nada de nada lo único es que obvio había perdido toda la condición que tenía y creo que no pude correr más de 200 metros sin pararme a tomar aire porque no aguantaba más. Mientras corría, cada vez que iba logrando más distancia sin tener algún dolor, no pude evitar soltarme a llorar porque ya era todo, era lo último que me faltaba por lograr y lo estaba haciendo. En todo este proceso de recuperación llegó a pasar por mi cabeza la posibilidad de que no lo iba a lograr, de que no iba a poder volver a correr sin dolor y en ese momento lo estaba logrando. 
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No puedo poner en palabras la satisfacción y felicidad que tenía y ya de ahí lo único que me quedaba era seguir como lo estaba haciendo porque todo me estaba resultando muy bien y pues mejorar para ahora lograr correr por mi misma sin tener la necesidad de usar férula.
Durante el mes de abril seguí yendo con Iñigo a terapias para recuperar fuerza y diferentes ejercicios de movilidad, cambios de dirección y brincos para poder correr sin problema y gracias a mi disciplina y a la gran ayuda de las terapias, para finales de abril el ortopedista me dio de alta totalmente y pues yo no lo podía creer, ya me estaba dejando correr sin férula, claramente empezar poco a poco, pero ya era lo último que tenía que ver con este doctor. El 2 de mayo fue el primer día que intenté correr sin férula acompañada de grandes amigos y una vez más puedo decir que lo logré. Una vez más fue una satisfacción impresionante y lo único que me quedaba de ahí era seguir muy aplicada para empezar a mejorar y recuperar por completo la confianza en que ya podía correr, rodar y nadar sin problema alguno.
Ya que estuve dada de alta del ortopedista y el maxilofacial me dijera que todo iba perfecto y ya era cuestión de paciencia porque no podía esperar estar al 100 hasta que pasara mínimo 1 año de la operación, lo único que quedaba pendiente era la válvula que me había puesto el neurocirujano para drenar el liquido del cerebro. A finales de abril tuve una cirugía para digamos “engrapar” la válvula y que no funcionara aún teniéndola puesta y en 1 mes me iban a sacar una tomografía para revisar si mi cerebro ya estaba trabajando bien y no necesitaba ayuda de la válvula para drenar el líquido. De ser así ya me iban a poder quitar la válvula y ya sería lo único que faltaría de intervenciones médicas para mi recuperación.
Tuve cirugía para “engraparla” y fue algo muy sencillo, cirugía ambulatoria y anestesia local. 1 mes después que me hicieron la tomografía y le mandamos los resultados al doctor para saber los resultados, nuevamente fueron buenas noticias, dijo que mi cerebro ya estaba drenando el liquido como debía ser y ya me podían quitar la válvula que sería el procedimiento final. Ya solo quedaba programar la cirugía para este procedimiento que también iba a ser algo muy sencillo y ambulatoria, pero ya sabiendo esto estaba muy emocionada porque todos los pronósticos los había roto y estaba a punto de ser dada de alta por completo.
Y pues llegó el día, primeramente la cirugía estaba programada para el viernes 25 de junio, pero el mismo lunes de esa semana le habló el doctor a mi mamá que si sería posible hacer la cirugía el miércoles a las 9 de la noche y accedimos, yo era mucho de la idea que mientras antes mejor. Llegó el miércoles y yo empecé mi día como si nada, fui a correr en la mañana temprano con amigos, me tocó ver un amanecer hermoso y luego fui a nadar con otra amiga. Después de nadar me quedé a desayunar con ella, Mat, y estuvimos platicando toda la mañana entonces nunca hubo lugar a que llegaran los nervios. A la 1 tuve que empezar con el ayuno para la operación y así fue, toda la tarde estuve muy tranquila y no llegaban los nervios, como que no me caía el 20 de que ya ese día con ese procedimiento iba a ser lo último.
Llegamos al hospital para la cirugía y por la burocracia que tienen en muchas cosas, nos hicieron pasar un muy mal rato entonces los nervios y el estrés empezaron muy fuertes. Finalmente como a las 10 de la noche me empezaron a preparar para ya llevarme a quirófano y los nervios iban en aumento. Cuando ya me estaban metiendo a quirófano los doctores se dieron cuenta que estaba demasiado estresada y nerviosa entonces empezaron a platicar conmigo como si nada estuviera pasando, como fue anestesia ambulatoria nada más, no me dormí en ningún momento y ya estaba platicando con los doctores y hasta me hacían reír, en eso escuché que un doctor le dijo a otro “ya cerré, ya terminamos” y como no lo creía lo único que hice fue tocarme el cuello (donde antes pasaba la válvula) y ya no sentía nada, un doctor se dio cuenta de eso y me dijo “no, ya no la tienes, ya acabamos y todo salió muy bien” yo estaba imputada, no podía creer que había sido algo tan rápido y yo creía que no habían ni empezado porque estuve todo el tiempo riéndome y platicando (cosa que creo que no me cuesta mucho trabajo). Cuando ya me iban a subir al cuarto hasta un doctor me dijo que gracias por haberles hecho la cirugía tan amena y que por esa tranquilidad todo resultó ser bastante más fácil.
Finalmente me llevaron a mi cuarto y ahí estaban mi papás esperándome. El doctor ya les había dado indicaciones de que por 1 semana iba a tener que tomar medicina y estar tranquila por la cicatrización pero ya había sido lo último y no había nada más por hacer. Nos abrazamos los 3 y creo que ninguno podíamos creer que ya, ya había sido lo último y al fin se había terminado esta pesadilla que aunque el accidente lo tuve yo, creo que fue algo que nos sacudió a los 5 que somos en mi familia de una manera impresionante pero lo logramos, se acabó!
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Creo que es muy importante decir que para haber logrado todo esto fue muy importante todo el apoyo que tuve principalmente empezando por mi familia, de hecho llegamos a la conclusión que los días que estuve en el hospital cuando todo había pasado, afortunadamente me tenían muy sedada con medicinas y los que peor la pasaron fueron mis papás y mis hermanos porque yo definitivamente estaba en otro mundo y no sabía o no entendía lo que estaba pasando, me han dicho que sí tuve días muy frustrantes porque no entendía donde estaba y no entendía porqué no me dejaban salir y me tenían atada a la cama (porque ya me había arrancado el catéter), entonces ahí los que sufrían por los procedimientos que me hacían y por verme tan desesperada era mi familia, sobre todo mis papás porque me han dicho que no existe peor dolor que ver que un hijo está sufriendo y no poder ayudarlo. Entonces de verdad les debo todo y creo que nunca voy a tener las palabras indicadas para agradecerles todo lo que han hecho y siguen haciendo por mí. Les debo todo.
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También es importante mencionar que mi círculo de apoyo y el saberme rodeada de tantas personas que me ayudaron de alguna manera, estuvieron cerca de mí cuando más los necesité y siguen aquí apoyándome para todo lo que venga, hicieron una enorme diferencia en mi recuperación y estaré eternamente agradecida con cada uno de ellos.
Con todo esto me queda clarísimo que solos no somos nadie y que tengo a mi alrededor a las mejores personas que pudiera pedir.
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