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MINA Y RACHEL
CAPITULO 1
Guadalajara, capital de Jalisco, sin duda es una ciudad linda donde una capitalina podía alejarse del ruido de una megalópolis; toda mi familia y amigos se preguntaban qué haría yo en una ciudad pequeña, siendo que toda mi vida había vivido en la Ciudad de México. Yo quería estudiar cualquier cosa, algo que no se me complicará tanto, Servicio Social, fue lo que parecía más sensato, no quería ser contadora como mi padre, y llenarme de números al por mayor. Y mi madre siempre fue ama de casa, por lo que su oficio tampoco parecía algo que me llenara.
Pero eso no contesta que hago aquí, pues una carrera tan común como esa podía estudiarse en cualquier estado, incluyendo CDMX; siendo honesta quiero saber quién soy yo, mi familia siempre tiene una opinión de lo que debo de ser, y eso me canso, la única forma que puedo saber quién realmente soy, era alejarme de las voces de mi entorno. Cortar relaciones que simplemente…
-Mina, ¿Qué haces? Acomoda el escaparate de una vez
-Claro Mario, ya voy
Bueno, solo quise correr del tráfico de la ciudad, ahora estoy más tranquila, igual de perdida, pero tranquila. Estudio en la UDG y trabajo en una boutique en Chapalita, muy lejos de la universidad, pero a unos metros de mi departamento. Si así le puedo llamar al espacio que comparto con una chica, digo no es muy lujoso pero suficiente para mis necesidades, además el alquiles incluye internet; y para alguien tan sociable como yo, eso es la salvación. Se habrá notado el sarcasmo.
Trabajo aquí en las tardes, después de mis clases la universidad, y pues no es tan mal, mi jefe es algo comprensible, y el sueldo me permite pagar la renta, los servicios, mi económica inscripción y pues también recibo dinero de mis padres cada cierto tiempo, me permite comprar uno que otro lujo, o ropa que me haga falta; aunque mi ropa no es tan bonita como la que vendo, Mario me hace lo que llama descuento de empleado, pero siendo clara, no sabría que hacer con ropa tan bonita.
Mi rutina es de casa a escuela, luego el trabajo y casa nuevamente, no he hecho muchas amistades y no soy alguien que inicie las conversaciones. En fin, ropa así de bonita no puede estar guardada en un closet, esperando a que salga. No eso no es el destino de las prendas de esta tienda.
-Mina despierta, cariño se ve que hoy estás en la luna. Mira hoy llego nueva mercancía así que debes de inventariar y fijarte que las etiquetas estén correctas. Bueno, me voy a hacer los pagos de la semana, te quedas sola un rato, bueno vale.
-Si claro.
Menciones que Mario es gay, parece que en esta ciudad abundan al por mayor, digo no tengo nada en contra de los homosexuales, pero incluso hay dichos que los mismos habitantes dicen, bueno incluso hay quien la nombra la capital de LGBT o las siglas que ahora tenga.
No es que quiera sonar agresiva o que no me importe, solo es que no entiendo todo este movimiento, los géneros, el sexo, los gustos es como si a cada cosa que pensemos le pongamos nombre.
Es mejor iniciar esto, así tal vez pase mi tiempo más rápido, y me aburra menos. Una tienda como está no suele tener muchas clientas, y casi siempre son mujeres algo fastidiosas, las típicas personas escandalosas que solo escuchan el ruido que ellas mismas hacen; pasan de un lado que yo estoy, es más además de escucharse a ellas solo escuchan cumplidos para ellas. Eso me cansa tanto.
(Campana de la entrada)
Al voltear a la entrada para dar la bienvenida a la clienta me ve encandilada por el sol que daba sus últimos brillos, una mujer alta era alumbrada por el solo, su piel era blanca pero ese rayo de luz hizo ver como si estuviera cubierta por oro puro, su cabello era castaño claro, tenía un cabello largo y sedoso, con una caída hermosa, peinado cuidadosamente con ondas ligeras que le daba una sensación fresca.
Pero mis ojos rápidamente se fueron a ver la pequeña cintura que dejaba su crop top negro expuesta, un ombligo tan pequeño adornaba esa reducida parte, para luego acentuar las caderas que eran abrazados por unos jeans de piel, que ilustraban lo larga de sus piernas para finalizar en unos tacones rojos cerrados.
-Hola amiga, me mostrarías el vestido rojo que tienes en el aparador.
Con las palabras que salieron de su boca me quede anonadada, es tan hermosa, que labios tan carnosos y suaves, pintados de un rojo vivo, una nariz que acentúa su pequeño rostro y esos ojos café tan bonitos; lleva un maquillaje que embellece su ya hermoso rostro. Y yo solo podía ver esos labios tan fijamente que en un instante me sonreían.
-Oye, disculpa… si sabes a qué vestido me refiero. Dijo mientras sonreía pícaramente
-Ah, sí al rojo, ¿el vestido corto y escote en la espalda?
- ¿Tiene escote en la espalda?, eso no me había percatado, que sexy, sin duda mi gusto total.
-Ese modelo solo lo tenemos uno en cada talla, es como la garantía de la tienda.
-Oh tan exclusiva es la ropa aquí, genial. Me lo muestras, por favor.
Mientras me alejo en busca de la talla para está impáctate chica, escucho sus pasos seguirme a poca distancia mía, creo que si diera la vuelta de repente quedaría frente a su hermoso pecho. Que digo, que estoy pensando, mejor entrego lo que me pide.
-Este es, ¿la llevo a los probadores? - Le dije mientras mostraba el camino al fondo de la tienda.
-No gracias, eso no lo hago, siempre he pensado que en los probadores espían a las personas, que haría yo algún pervertido quiere verme en mis más íntimos momentos. -Mientras dice todo esto sus delicadas manos pasan por esa cintura de avispa, con un abdomen tan firme y marcado. Que mujer tan más atractiva.
-Bueno, le aseguro que ese no es nuestro caso.
-Que ingenua señorita, además de curiosa. Sin duda eres tan pequeña e ingenua, das tanta ternura, casi quiero comerte.
Es cierto que soy algo pequeña, mi escaso metro sesenta no era algo que ella tendría que usar para burlarse de mí. Esta mujer tiene una lengua filosa; pero que puedo decirle, si es una clienta.
-Bueno no creo ser ingenua, pero no puedo tomar a la ligera las palabras de una clienta.
-Ah pequeña, esperaba algo mejor, ¿cómo puedo confiar en un vestido de esta tienda si su vendedora no puede defenderse a sí misma?
Lo que me acaba de decir se me hizo tan ridículo, qué relación tiene una cosa de la otra. Pero no me podía dejar ganar después de ser insultada de ese modo.
-Pues simplemente, yo no estoy para defenderme a mí, yo defiendo la ropa de esta tienda, y déjeme decirle que este vestido en particular es una pieza que no es digna de cualquier persona; está confeccionada con la mejor seda que pueda encontrar, es ligera y noble con la piel.
-Mmm… ¿y no es acaso mi piel lo suficiente suave para esa tela? - Me interrumpió mientras con su mano recorría la curva de su abdomen tan plano y delicado.
Continúe explicando -La costura es cuidadosa y a mano, con una caída suave acentuando las curvas de quien lo porta. - En eso la mujer paso sus manos por su cadera hasta su pecho, levantando un poco la blusa, dejando ver un poco de piel, para solo decir DELINEAR
-Y los detalles son… son muy meticulosos- dije balbuceando después de ver tan sorprendente espectáculo, me calme y continúe -Una pieza como está debe ser cuidada, y solo unas manos finas pueden valorarlo, la pregunta es ¿Quién realmente merece este vestido? -
El rostro de la clienta se notaba atenta a mis palabras, pero rápidamente pasó a una sonrisa orgullosa, que llego a darme un poco de miedo, como si un tigre hubiera cazado a su cena.
-Bien hecho pequeñuela, has logrado tu venta.
No entendía lo que había hecho, solo dije una serié de características bobas, mientras ella me seducía, no podía dejar de ver sus hermosos labios, sus ojos tan penetrantes, sentía que iba a saltar y devorarme. Camine junto con ella a la caja, sin decir ni una palabra más.
En un instante le entregué el vestido, lo empaqué en una bolsa y salió por la puerta; todo a una velocidad sorprendente, vi su cadera andar de un lado al otro mientras se alejaba. ¿Qué de lo que dije le abra gustado? Que mujer tan rara. Pero qué mujer.
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