Tumgik
septiembredg · 7 months
Text
05 - Odio las promesas
Team YouTube, team Spotify.
Como dije al más puro inicio (en 00 - Septiembre), suelo utilizar citas de otros autores, generalmente MCs como puntos de nucleación para, o forzarme a sacar más y mejor lo que siento, o sencillamente como un refuerzo para la idea que quiero transmitir. Este caso, es un pelín distinto, puesto que, tanto el título como la idea, como esta manera de pensar nacen de una canción homónima: «Odio las promesas».
Este concepto, que si bien conocí en mi adolescencia temprana, no fue hasta muchos años después, con la salida y llegada de muchas personas muy importantes de y en mi vida, que empezó a cobrar sentido y a moldear una pequeña parte de lo que soy hoy. Procedo a explicarme:
Son demasiadas las personas que te prometen el cielo. Que te juran y perjuran. Hay personas que cumplen, para las cuales sólo tengo mi más tremenda admiración, sin embargo, en la otra cara de la moneda, está el grueso de gente: Quienes no cumplen. Quienes no cumplimos.
¿Quién no tiene a alguien que, le ha prometido algo, y eso jamás ha llegado siquiera a estar cerca de cumplirse? Realmente, me paro a pensarlo, y tengo mucha gente así. Mucha, tanta, que se me atollan en la cabeza. ¿Y quién está encabezando esa lista, en la posición 0 del array? Efectivamente, yo mismo. Son cientos, quizá miles de veces las que me he prometido algo a mí mismo, y no he estado ni cerca de conseguirlo. Puedo dar excusas, puedo poner peros, puedo echarle la culpa a mi depresión o a las circunstancias, claro que puedo. Pero nada de ello sirve, si realmente, di mi palabra, y no la cumplí. «Si no eres hombre de palabra no eres hombre», mi yo de hace más de 10 años se sabía bien esta lección, y de ahí nace todo esto.
Este texto, más allá de ser el penúltimo ladrillo de construcción antes de la primera sangre, es una pequeña oda. Una pequeña oda al orgullo, una pequeña oda a, no a lo que soy actualmente, pero sí a lo que quiero llegar a ser. Hace más de una década que no sale un «Te prometo que…» de mi boca, pese a que sí lo hiciera de mis dedos, y demostrara una y otra vez una grandísima hipocresía al demostrar que, efectivamente, mis promesas no valen una mierda.
Nunca digas de este agua no beberé, y es hasta contradictorio, pero al menos digo, que en la medida que me sea posible, jamás voy a volver a hacer una sola promesa. El tiempo me ha enseñado que prometer por prometer, no tiene valor ninguno. La palabra de muchas personas se la lleva el viento, y tiene menos valor que ese panfleto que te dan en la entrada al metro que tiras en la primera papelera disponible. Y no quiero eso. No quiero pasar por ese aro. Sencillamente, me niego a que mi persona se reduzca a algo que pude decir en el pasado, o que algo así me condicione para el futuro, sea de la manera que sea. No, sencillamente, no. Ya bastantes trabas tengo al ser una persona altamente sensible en un mundo que cada día aboga más y más por la sociopatía, teniendo a personas como pañuelos: de usar y tirar. Y no quiero formar parte de ese juego, suficiente tengo con formar parte de ese entramado maquiavélico que llamamos sociedad en la que impera la ley del más fuerte, como para que yo mismo me autoimponga una serie de cadenas por lo que conocemos como «promesa». Lo siento, pero a ese barco no me subo.
—Pero Dagi, ¿qué tiene todo esto de oda al orgullo? Sólo estás huyendo, no estás haciendo nada distinto, nada disruptivo, nada transgresor. Y es aquí donde demuestro quién soy, quién no quiero ser, y en quién me estoy esforzando por ser. «Mis ojeras no son de sueño, son de esforzarme en ser el hombre que quise ser de pequeño», y mi peculiar lucha personal para salirme de este molde que ya he declarado que no me gusta en lo absoluto (más bien le tengo un odio bastante visceral) es bastante sencilla: No prometer. Directamente cumplir. De poco le sirve a la ola negar a la orilla, soy plenamente consciente de eso, la cuestión es… ¿De qué sirve prometer? Al final, es dar una palabra, la cual puede tener más o menos valor, y en los tiempos que corren, cada día es menor y menor. Sí, estoy huyendo, no me oiréis (ni leeréis) decir lo contrario, ahora, no quiero faltar a la gente a la que quiero, ni a mí mismo en este proceso, y el hecho de «no prometer» por miedo a consecuencias, ya sean sociales o internas, no es para mí, al fin y al cabo, «firme, su afán de subir no me sirve, yo aprendí a rendir, no a rendirme».
Al hacer las cosas bien desde un principio, no hace falta poner ningún tipo de parche (esto lo aprendí programando), y esta es la conclusión de todo esto. A mi gente, nunca le va a faltar cariño de mi parte, y no necesito prometer que estaré, para que sepan que, efectivamente, ahí estaré. No tengo necesidad de decirle a nadie que le bajaré la luna, no entiendo para qué nadie querría algo similar, pero sí voy a demostrar que estaré ahí en las buenas, en las malas, en las muy malas, y en las mejores, sin necesidad de tener un contrato verbal. No necesito gritar a los cuatro vientos «¡Voy a sacarme la carrera!», o «Sí, mira, cada viernes a las 22:35 tendréis un texto hasta completar 22», nada de eso sirve para nada, si no cumplir sin necesidad de prometer. «Las acciones, no se las lleva el viento».
«Todos hemos sido Judas. Algunos aún lo somos, pero sólo a unos pocos no nos pesará volver a serlo.»
He perdido la cuenta de los años que llevo escribiendo esto, con más o menos certeza. Descubrí el concepto allá por el 2008, imaginaos. Escrito desde tiempos inmemoriales hasta mediados de octubre del 2023. Publicado el viernes 20 de octubre de 2023 a las 22:35. Penúltimo texto antes de que comience la sangre. Sean felices y beban agüita. Nos vamos leyendo.
D.
0 notes
septiembredg · 7 months
Text
04 - Recuerdos
Esta vez no hay ningún tipo de equipo. Quiero que me acompañes en este pequeño trayecto. Léeme y deja que tu mente vaya a los lugares que te indico.
Por algún lado leí, o en algún momento me dijeron, que alguien que tiene depresión es que vive en el pasado, y alguien que tiene ansiedad es que vive en el futuro. Debido al título y a esta pequeña introducción, sabes por dónde van a ir los tiros, ¿verdad?
¿Quién no se ha quedado mirando al infinito en algún momento, recordando algún buen momento? ¿Quién no ha cogido el teléfono, y ha leído conversaciones anteriores con aquella personita especial en el momento en el que la echas de menos? ¿Quién no ha contado una anécdota pasada con una sonrisa en la boca? Todo eso, al fin y al cabo… Sólo son recuerdos.
Del mismo modo… ¿Quién no ha estado en algún momento de charla interna, y se ha acordado de aquel momento en el que pasó una infinita vergüenza? ¿O aquella discusión en la que, justo ahora, tienes la respuesta perfecta? ¿O aquella situación en la que no supiste cómo reaccionar y ahora te encantaría volver para hacer las cosas mejor? Ejemplos como estos hay muchos, pero, de nuevo… Sólo son recuerdos.
Y para finalizar… ¿Quién no ha extrañado a alguien? ¿Quién no ha pensado en una época pasada en la que era feliz, sin saberlo? ¿Quién no daría un brazo, una pierna, con tal de volver al pasado y decirle a aquella persona que ya no está un último «Te quiero»? ¿O poder pasar un último momento con aquella mascota que nos cambió la vida? Éstas últimas son… Especialmente dolorosas. Pero… ¿Recuerdas? Sólo son recuerdos.
Ahora sí. Volvemos a no tener team verde, ya me jode. Aquí para ir a YouTube.
Por regla general, las personas solemos llevar al extremo aquello que recordamos. Lo bueno, tiende a ser mucho más bueno de lo que realmente fue, y lo malo, tiende a ser más malo de lo que realmente fue. Si bien es cierto que el cerebro olvida el dolor físico… El dolor emocional es un tipo de dolor que quizá jamás llegue a sanar. Al fin y al cabo, el pasado no se olvida, sólo se aprende a vivir con ello.
También existe otra cara en este dado, que es el famoso Efecto Mandela, que por hacer un resumen muy resumido consiste en recuerdos inventados, completamente falsos, que asumimos como ciertos con una veracidad brutal, con casos que han llegado a ofenderse muchísimo porque lo que "recordaban", efectivamente, era falso. Aquí no puedo poner ningún ejemplo, porque… ¿Quién soy yo como para cuestionar tus recuerdos?
Y por último, la última cara de este dado que quiero destripar un pelín hoy… Están los recuerdos que, no están. Ya sea por un evento traumático (conocidos como recuerdos bloqueados), o también por alguna mala etapa o uso de sustancias (las también conocidas lagunas).
—Ya, Dagi tío, ve al grano, que tanta introducción ya cansa. Razón no te falta. ¿A qué viene todo esto? Viene, a que, por razones X o Y, al estar forzándome a escribir, a traer un texto cada viernes… Estoy en un punto en el que, estoy recuperando recuerdos que tenía bloqueados, tengo que forzarme traer de vuelta lo malo, porque como me quede sólo con los recuerdos dulces me voy a vivir a mi pasado, y tengo que detener según qué pensamientos porque me revienta la ansiedad. ¿Cuál es el punto? Que… Hay una intersección muy cabrona en este diagrama de Venn en la cual, estos tres tipos de recuerdos son exactamente el mismo.
No daré nombres. No merece la pena. Sencillamente, hay personas que, bien por recordarlas, o bien por recordar aquellas personas que eran, o bien por recordar los momentos que viví con ellas… Me hacen querer volver al pasado. Y volver a estar con esas personas, ya sea que ya no están en este plano terrenal (sabes a qué me refiero), o porque ya no están en mi vida. También que, al encontrarme mentalmente en aquel punto del pasado en el que era feliz, tengo que forzarme a recordar qué fue lo que llevó todo aquello a terminar, porque si no, me quedo ahí en un bucle en el que llevo encerrado más de 10 años y del cual no tengo demasiada idea de cómo salir. Y, tanto los primeros recuerdos (los dulces), como los segundos (los amargos), me traen un único pensamiento a la mente: «Recordarte me hace querer morir». ¿Por qué? Porque, evoco aquella época en la que, fui feliz. Actualmente no lo soy, estoy absurdamente lejos de serlo, y posiblemente en aquella época tampoco era feliz, pero… Al menos tenía algo por lo que moverme. Tenía esa pequeña chispa, que mantenía viva una llama por ver el mañana como algo bonito y no una mierda. Porque lo recuerdo, y mi mente dice «Porque no quiero otro calor que no sea el tuyo», aunque sepa que me va a dañar más que hacer bien, pero al no conocer otro calor, uno quiere volver a esa zona de confort. Esa en la que, uno no se despertaba llorando sin saber por qué, si no con una sonrisa porque había alguien que era ese pequeñito motor para pensar «Un día más es un día menos». Las conversaciones eternas, conocer tanto que puedo recordarte quién eres, por si lo olvidas. Y, tanto los recuerdos positivos como los negativos, me llevan al mismo camino. Los primeros, porque sé que jamás voy a volver a vivir aquello que ya viví. Quizá, con muchos peros, algo nuevo, distinto pero similar, pero… No lo que tuve y lo que perdí. Y los segundos, porque, al ser un cobarde y un torpe que siempre llega tarde, me encuentro encerrado en mí mismo frente a personas que sí están haciendo su vida, pero no son yo. Y la resolución es inequívoca, porque es la vía fácil, porque no soy capaz de salir de este pozo en el que yo mismo me he metido: «Me evoca al suicidio su recuerdo». Pero al fin y al cabo, sólo son recuerdos, ¿no?…
Tengo mucho más que decir aquí. Pero… El alma pesa. Y duele. Así que, lo dejamos por hoy. La ansiedad comienza a ser cada vez menos llevadera, y todo esto duele más de lo que imaginaba. Imagino que hay ocasiones en las que para curar una herida es necesario abrirla.
«A veces uno hace de sus metas una obsesión y ocupa prácticamente todo su tiempo en la búsqueda de caminos que le acerquen a la consecución de las mismas. Siempre ataviado con esa esperanza, por momentos minúscula, de que un día disfrutaras esas mieles. Pero un día se te caen los hombros, la sonrisa, los ojos, las ganas, las manos, los sueños, el hambre… Empiezas a quererte mal y a odiar mejor que nunca. A sufrirte a solas y a ignorarte en compañía. Habitas en un bucle donde el sacrificio individual se traduce en pequeños éxitos colectivos, los cuales tratas de convencerte de que son suficiente. Pero no siempre Lo son. Te desagrada verte como a una marioneta que lejos de ser movida, se esfuerza por no seguir estática a merced de unos dedos sin vida. Pocas cosas hay peores que quererse poco. La velocidad de la luz transmuta a un parpadeo eterno y el mejor de los manjares te sabe a aliento seco. Buscas algo que sabes que tienes pero no sabes lo que es. Se te ha caído. Lo único positivo es que aún eres tú quien decide cuántos "cómo hubiera sido" enterrarás contigo.»
Escrito desde principios del 2018 hasta mediados de octubre del 2023. Publicado el viernes 13 de octubre a las 22:35. Si has llegado hasta el final de esto, espero que hayas disfrutado este pequeño viaje. Nos vamos leyendo.
D.
0 notes
septiembredg · 7 months
Text
03 - Tarde
Aquí YouTube, aquí Spotify. Por si no quedaba claro que soy un frikazo.
Seguimos con la construcción. Esto nace como preludio a lo que acontece, y como una pequeña explicación de una parte de mí para entender algo mejor por qué estoy donde estoy.
Definitivamente, no soy la persona más sociable del mundo. Tampoco la más trabajadora. Tampoco la más optimista. Y he dado muchísimos, pero muchísimos tumbos y palos de ciego por no saber dónde meterme, por no amoldarme a lo que se me exige, por no saber sociabilizar de una manera estándar. Nunca me he considerado una persona normal, más bien el bicho raro («Dime mamá, por qué no puedo ser normal»), sumado a una serie de valores férreos de los cuales jamás me he desprendido (aunque haya ciertas personas que digan que sí por su conveniencia), el hecho de jamás encontrarme en un lugar y/o personas con las que realmente encajar (se dice que eres la media de las cinco personas con las que más tiempo pasas y no sin razón) más otra serie de factores que realmente o conozco y no quiero nombrar por puro miedo o que directamente desconozco, llevan a la conclusión de este escrito: Voy muy tarde a todo.
—Pero Dagi tío, cada quien tenemos nuestro ritmo, cada quien vive la vida a su manera, no tienes por qué pensar así porque no estés yendo a la velocidad que quieres. Es un discurso completamente válido, no diré que no. Hasta cierto punto. Llega un momento, en el que, innegablemente, puedo decir que voy tarde a absolutamente todo. No quita que considere que hay personas a mi alrededor que van excesivamente rápido, y el compararme con ellas sólo me trae mal, dado que en una alta probabilidad nuestras circunstancias son completamente distintas, tendrán una serie de factores de los que yo carezco y viceversa, pero… No puede ser la situación en la que estoy y en la que estoy estancado. Y duele, duele estar aquí, y sobre todo (ahora hablará mi parte pesimista, lo que en psicología llaman «el error del adivino») saber (o mejor dicho, pensar, porque el futuro siempre es incierto) que no voy a salir de este agujero en el corto plazo. Y joder, no veas si duele.
Estoy viendo como todas mis amistades (y lo que no son amistades) están cumpliendo metas que en algún momento se propusieron. Y, joder, ver a mi gente, a las personas a las que quiero conseguir cosas… Es la hostia. Es la p*ta hostia. Puedo dar muchos ejemplos, porque por suerte los tengo, tengo gente maravillosa a mi lado, y no puedo sentir más que orgullo por estas personas y agradecimiento por tenerlas en mi vida y que me dejen estar en la suya. Ahora… También está la parte de envidia. Una compañera de terapia diría que no existe la envidia sana, no estoy de acuerdo. Quiero conseguir lo que están consiguiendo personas a las que adoro, pero no quiero tener que quitárselo para tenerlo yo. (Y también, hay personas a las que detesto que también están consiguiendo cosas que se han propuesto, lo cual me hunde más todavía al ver que yo no he sido capaz de conseguir la mayoría de cosas que he querido).
En el tema relaciones sociales… Puedo extenderme mucho. La verdad, mucho. Desde decir que no tuve amigos de verdad hasta que entré en la ESO, mi primer beso a los 17, no estar con nadie hasta casi 8 años después, mi primera experiencia sexual a los 25, y un largo etcétera… Indica entre muchas cosas lo cohibido que estoy en este aspecto, lo mal que me siento por ello, y lo poco que sé hacer para solucionarlo. Pero, en este terreno, no puedo culpar a nadie más que a mí, puesto que si el mundo entero sigue girando y yo sigo quieto, ¿he de tirar balones fuera? Es cierto que hay muchísimo en el mundo que considero que está rematadamente mal, que bajo un prisma objetivo (o por lo menos que yo considero objetivo, eso ya se verá) hay muchísimas cosas que están mal. Pero… El mundo sigue girando, con esas cosas estando mal. Entonces, no queda otra que adaptarse o morir. Yo me quedé con la segunda opción. Y no quiero tirar balones fuera, porque el problema mayoritario no está en la sociedad, pese a que la critique y tenga motivos para hacerlo, pese a que esté en ella sin realmente querer estar, pese a que hay infinidad de convenciones sociales que me parezcan un lastre más que una vía para ser sociedad. El problema mayoritario está en mí, que no sé gestionarme en este mundo, y a quién le afecta en última instancia es a mí, y de ahí que, efectivamente, llegue tarde.
También añado que, joder, cumplí 29 hace menos de un mes. Y tengo la friolera de cero días cotizados. Lo cual, de nuevo, me hace sentir fatal. «Ya, Dagi tío, pero tu situación…», es la excusa que me doy a mí mismo, realmente. Tengo una situación de mierda, y cada día más, pero si yo hubiera sido mejor, si hubiera estudiado más, si hubiera hecho mejor las cosas, no estaría en una pesadilla en la que muero haga lo que haga. Quiero ser justo conmigo (porque me trato muy mal, estoy trabajando en ello) y decir que, claro, si en el día de ayer supiera todo lo que sé hoy, evidentemente otro gallo habría cantado, que es probable que en los momentos en los que miro atrás y me arrepiento hice las cosas lo mejor que supe en ese momento, pero… Lo mejor que sabía hacer en ese momento, no fue suficientemente bueno como para permitirme mirar al pasado y no arrepentirme de un 90% de las reacciones que tuve frente a según qué situaciones. No puedo seguir así. No puedo seguir echando balones fuera y culpar de todo lo que me ocurre a mis circunstancias. He de hacer algo para, dejar de llegar tarde a todo. De ahí que me esté forzando, entre otras cosas, a que tengáis un texto cada viernes.
Como dije anteriormente, de momento todo está siendo construcción. Aún queda para la sangre, pero ya hemos empezado con aquello que me produce ansiedad y necesito sacarlo de una forma u otra (este ha dolido, y no tiene pinta de que vaya a dejar de hacerlo hasta que termine este proyecto). Escrito desde algún punto en el 2019 hasta principios de octubre del 2023. Publicado el viernes 6 de octubre a las 22:35. As usual, un amor si has llegado hasta el final de esto. Nos vamos leyendo.
D.
0 notes
septiembredg · 7 months
Text
02 - Cobarde
Team rojo, team verde.
Esto nace de estar en una época en la que, le he dado más al coco de lo que me gustaría. Una época en la que me encuentro con casi 30, sin haber cumplido ni un 10% de aquello que me pude proponer en algún momento, desde música hasta un larguísimo expediente académico pasando por relaciones sociales que jamás llegaron a buen puerto. Y la situación es que, como le pasa a todo el mundo, hay una parte de que escapa total y absolutamente de mi control, que no puedo más que sobrellevarla de la mejor manera posible mas no hacer nada para cambiarla, la típica frase de «Tienes que jugar con las cartas que te tocan», y no pasa nada por ello, puedo estar más o menos de acuerdo con lo que me rodea, o conforme con las "cartas" que me han tocado, pero hasta ahí. Ahora, el tema que me escama... Es que la parte que ha fallado, debido a mis decisiones, ha ocurrido por diversas razones, pero considero que todas tienen una raíz en común: Soy un cobarde.
Ya sea por conductas que tengo que desaprender, o por puro miedo, hay muchísimas cosas de la vida que no he hecho, ni he tratado, ni siquiera me he aventurado a intentar... Por cobarde. Y ahí no puedo tirar balones fuera y decir «Ay no, es que son las cartas que me han tocado», porque por un lado estaría mintiendo, y por otro lado, estaría siendo completamente deshonesto. El tomar tantísimas malas decisiones, o mejor dicho, la inacción de no tomar ninguna decisión, sumado en una continua no-decisión día sí y día también me hace mirar atrás y arrepentirme de... Todo. Espero que seas quién seas que me estás leyendo, jamás tengas esta sensación, ni siquiera una parecida, la de mirar hacia atrás y no sentirte orgulloso de nada de lo que has conseguido con tus manos, porque... No hay nada.
Desde un ámbito social en el que me digo a mí mismo «No encajo» como el summum de las excusas para justificar todo aquello que me pasa con familia/amistades/amores, hasta un ámbito laboral en el cual estoy bregando por no entrar con aún más excusas como situación familiar y depresión, pasando por una de las que más me duele que es la música, que jamás me aventuré a hacer nada primero por una autoexigencia extrema que jamás llevó a nada bueno, y segundo por un pánico terrible a un más que anunciado fracaso, tal es el miedo que me ha impedido hasta intentarlo. Y duele. Duele mucho mirar atrás y darte cuenta de que, quizá y sólo quizá, si le hubiera echado huevos a según qué situaciones, no estaría tan jodidamente estancado como estoy. Claro que puedo culpar al entorno, al fin y al cabo cada persona es un mundo, pero es difícil que el mundo no afecte a la persona, pero... Usarlo como excusa ante mi incompetencia, vergüenza, pasividad... Como dije antes, sería mentir y sería deshonesto.
Siento después de mucho, que ha llegado un punto en el que haga lo que haga voy a odiarme, sea hacer lo que quise o seguir el camino que tanto la sociedad como mi familia como mi parte más absolutamente racional ha marcado, y el culminar cualquiera de los dos caminos me deja en un estado que podría definirse como estar permanentemente en una fina línea que me separa del ataque de ansiedad, habiendo intentos varios (como salir de un autobús de los que cojo cuatro diarios y ponerse a vomitar del ataque de calor e indicios de ataque de ansiedad) o también refugiarme en aquí, en un pseudo-libro que leerán cuatro gatos por, exactamente, la premisa de todo esto, que al ser un cobarde, no sé expresarme de otra manera que no sea sangrando en textos (aunque quiera negarlo, de ahí nace la "advertencia" que hice en Septiembre, «No espero consejos de vida, no espero soluciones a mis problemas, no espero regañinas por plasmar aquello que siento, no espero […]», que, una parte de mí sí desea tener feedback positivo, pero otra parte de mí tiene miedo de lo que ello podía acarrear, de ahí que optara por la opción más fácil [y más cobarde] que es la de no esperar nada de nadie), con excusas como «Lo suelto aquí y no en ninguna otra parte, con tal de no hacerle daño a mi madre», y una parte que me duele sobremanera, es una mezcolanza entre ser cobarde y ser torpe que me lleva a rechazar aquellas cosas que podrían hacerme bien (como salir de mi zona de confort o sencillamente salir con colegas en una situación que no me es del todo favorable), a también, y con mucho dolor, apartar aquellas manos que intentan salvarme, porque no sé gestionar correctamente mi situación ni mi dolor.
Y aquí, la parte que más duele. Al final, sí he conocido el amor por personas que han sido capaces de amar a un torpe como yo, y... Las perdí. ¿Adivináis por qué? Efectivamente, por cobarde. Porque soy tan, tan, tan cobarde, que tengo miedo hasta de mis propios sentimientos, de sentir más o menos, o de buscar en mis adentros a ver qué se cuece. «Cobarde, por no poder tenerte y abandonarte a tu suerte».
Y este, es uno de los principales motivos por los cuales me he aventurado a hacer esto. Por un ataque de ansiedad ampliamente cabrón que me dejó vomitando en un baño del bloque III y por forzarme a... Dejar de ser cobarde. Sé que es un camino muy largo, y que no lo voy a recorrer en cuestión de días, ni semanas, ni meses, quizá ni de años, pero un camino que he de recorrer para que mi yo del futuro pueda mirar atrás y decir «Me siento orgulloso de lo que hice», en una total contraposición a mi yo actual. Dejar de tener miedo, de mentirle a mi gente, de fingir ser valiente, de excusarme en duelos internos, de esconderme en mi apodo diferenciando persona y artista de una manera cruelmente individualista. De cierta manera, dejar de ser cobarde.
De momento todo está siendo construcción... Ya llegará la sangre. Escrito desde el 2016 (tiene cojones el asunto...) hasta finales de septiembre del 2023. Publicado el viernes 29 de septiembre a las 22:35. Como siempre, un amor si has llegado hasta el final de esto. Nos vamos leyendo.
D.
0 notes
septiembredg · 7 months
Text
01 - Torpe
Esta vez sólo hay team YouTube en música para amenizar. Ya me jode.
Esto nace de la inquietud de alguien que nunca está seguro de cómo sentir, cuánto, en qué medida, en ocasiones ni siquiera el qué. Soy alguien que no sabe (y no sé si quiero saber) querer a medias, al final soy yo dándolo todo constantemente, y eso acarrea más problemas que beneficios. Creo que hay pocas palabras que me definan mejor que «torpe». Soy alguien que, aunque considero que, nunca (o en muy contadas ocasiones) tengo malas o segundas intenciones, y procuro mantener el alma limpia (aunque muchas veces no es posible), siempre termino haciendo las cosas mal por algún frente, por no saber cuándo me estoy excediendo, cuándo me estoy quedando corto, y en general, por ser un torpe.
«A flor de piel, universo no me cortes. No me saques del papel, para lo demás soy torpe.»
He perdido muchas amistades (y lo que no son amistades) por ello, y las que aún me quedan que o bien todavía no conozco, o sí conozco y aún siguen en mi vida. Sé que muchas (demasiadas) veces, de bueno soy tonto, y termino dejándome pisar por no hacer daño, o bien quizá por no saber exactamente cómo reaccionar para no causar una reacción en cadena que pueda llevar a una corriente de odio de la que no quiero ser partícipe. También, soy alguien cariñoso, mucho. Supongo que se da de lo que no se tiene. Y eso también me ha llevado en muchas ocasiones a posibles malentendidos, puesto que no suelo buscar algo más allá de sacarle una sonrisa a alguien, y eso termina jugándome más en contra que a favor. Y para terminar, soy alguien que le cuesta mucho estar en una escala de grises. Suele ser casi siempre o todo blanco, o todo negro. Por desgracia, nunca he sabido muy bien cuál de las dos es la correcta, y mucho menos bailar entre las dos opciones, y el que sale perjudicado de ahí soy yo, porque hay personas que no se merecen un 0%, pero tampoco un 100%, y nunca sé discernir cuál es el punto exacto para cada quién.
Al final, uno tiene que elegir: Tengo que adaptarme a las normas sociales de un mundo en el que no elegí estar, dejando de ser yo en el proceso; o tengo que seguir adelante, comiéndome las hostias que me llevo (por torpe) por ser yo mismo, y esperar que eso en algún momento me traiga algo más que sentirme mal y perder a personas a las que valoro, sea mucho o sea poco, pero al fin y al cabo, personas a las que valoro. Nunca se me han dado bien las relaciones sociales, ya lo siento.
«“No soy como ellos pero puedo pretenderlo”. Y a los 27 se voló los sesos.»
Desde aquí quisiera dar las gracias a las personas que me conocen y me soportan tal y como soy, que me motivan a no ponerme máscaras y con quiénes puedo ser vulnerable sin miedo a que me hagan daño. Gracias. Sé que es complicado tener a un torpe hipersensible a vuestro lado, y más cuando la vida pesa y termino alejándome porque no soy capaz de llevarme de la mejor manera con los demonios que tengo sobre los hombros. Aún así, siempre tengo manos amigas que se ofrecen a estar ahí, incluso cuando ni yo mismo estoy para mí. Como mínimo, quisiera dar las gracias.
También quisiera dar las gracias de manera mucho más modesta, a todas aquellas personas que se han ido de mi lado (o que he terminado echando, aunque esto es bastante más extraño), porque al fin y al cabo, todo es aprendizaje, «Aquí se gana o se aprende.», aunque como buen torpe que soy, suele prevalecer el aprender a base de hostias antes que ganar. De llegar al punto de arrepentirme por ser bueno, porque di muchísimo a personas que, evidentemente, no se lo merecían, pero no sería tan evidente si no fui capaz de verlo. También el buscar siempre el bien común, que todas las personas involucradas en algo salgan contentas, aún siendo yo el principal afectado, comiéndome mierda que no merecía para que alguien que quería que sí lo merecía, no lo hiciera. Y ni las gracias. Aún con eso, gracias a esas personas, porque me hicieron ver parte de mi torpeza, la cual espero no repetir en relaciones futuras. Al fin y al cabo, ser inocente para muchas cosas, no hace tanto bien como cualquiera podría imaginar...
«Que no te dé corte verme mal, casi al borde del suicidio existencial, pues soy un torpe.»
Este un pelín más modesto. Futuros textos enlazarán aquí. Buenas noches en el momento en el que lo escribo. Publicado el viernes 22 de septiembre de 2023 a las 22:35. 1L si has llegado hasta aquí. Nos seguimos leyendo.
D.
0 notes
septiembredg · 8 months
Text
0 - Septiembre
Antes de iniciar, haz click aquí si eres del team Spotify, o aquí si eres del team YouTube. Tranqui, no es spam de ningún tipo.
Nunca he tenido muy claro cómo empezar ningún tipo de texto. El síndrome del papel en blanco, supongo. Esta tampoco va a ser excepción. Supongo que cuando el alma pesa y tienes algo que decir, el comienzo es lo más difícil, aunque no es que el resto del camino sea precisamente fácil.
Pretendo que este primer texto sea una "leyenda", por llamarlo de alguna manera. Quiero seguir una serie de dinámicas con este proyecto en el que me quiero embarcar, y quiero dejarlas por escrito en el único texto sujeto a modificaciones de toda la lista, por la razón de que como mente inquieta siempre busco nuevas maneras de mejorar. Así que, empezamos, vamos por partes:
1) Lo primero que os quiero contar, es que, si en algún momento tengo que hablar a quién sea que esté leyendo esto, lo haré siempre de manera formal, usando «usted» y similares, y desde el femenino, indistintamente de singular o plural, por el respeto que le proceso a toda persona que se detenga un momento a leer esta serie de delirios plasmados en un blog.
2) Como habéis podido observar en la parte de arriba (si me habéis hecho caso), al clicar os llevaba a una canción instrumental. Procuraré que siempre haya una en el encabezado para hacer algo más amena la lectura, porque entiendo que esto puede llegar a ser algo pesado. Se aceptan sugerencias y modificaciones. Durante este pequeño viaje, me tomaré la licencia poética de citar distintas (por llamarla de alguna manera) de citar distintas canciones como puntos de nucleación de manera similar a lo que hice arriba con la introducción. Al final, dolor llama a dolor, y todo esto sirve para que aquello que quiero escribir, sacar de mí, salga como si de una incisión en una pústula se tratase.
3) Contrario a lo que dije en un primer momento de presentación: No espero que os guste. Escribo esto por mí, para mí, y como manera de gritarle en silencio a la nada por buscar un cambio que dudo que en algún momento llegue, o buscar en mis adentros aquella frase o concepto capaz de salvarme la vida. Se ruega discrección por parte de toda persona que llegue a leer esto. No espero consejos de vida, no espero soluciones a mis problemas, no espero regañinas por plasmar aquello que siento, no espero... Realmente, lo único que espero es que os sea ameno, y que, aunque sea poquito, pero que merezca la pena. Todo esto de nada habrá servido si no soy capaz de mejoraros la vida, aunque sea momentáneo o con una idea que sirva como semilla para un posterior árbol.
4) En principio este proyecto iba a ser un libro que saliera todo de golpe, pero... Como dije arriba, debido a distintos delirios de una mente inquieta, deseché completamente ese formato. Primero, porque, debido a que tengo tanto que contar, poner una fecha límite para el conjunto completo, se me hacía demasiado corto. Segundo, porque, aunque vaya a tener una audiencia ampliamente reducida, no querría que nadie se quedase sin ello por no poder o no querer pagar nada, y por desgracia no soy de oro como para regalar libros a toda la gente que le interese. Y tercero, porque al final, soy un enamorado de la tecnología, y este formato es en el que más cómodo estoy, pudiendo enlazar canciones, artículos, etc. Tengo ideas para un futuro libro en relación a esto, pero siempre desde la base de que cualquiera tendrá acceso a todo sin necesitar más que un dispositivo y una conexión a internet.
5) En relación a los puntos 2 y 4 (y haciendo también una relación reflexiva a este mismo punto), pretendo sustentar todo el proyecto en el concepto de «integridad referencial». Ergo, textos nuevos enlazarán a textos anteriores, para no ser redudante en los mismos, por ende, será algo que se vaya construyendo de a poco. Tiene una parte altamente liberadora, porque, efectivamente, con explicarme una única vez será suficiente, mas también peligrosa porque se puede perder el hilo de la lectura si no se han leído textos anteriores. Espero que salga bien.
6) Habrá un total de 22 textos (21+1, contando este), que saldrán todos los viernes a las 22:35. Todo tiene sentido, todo tiene un por qué. Aquí prácticamente nada está dejado al azar.
7) He aquí la parte principal que se irá modificando: Como dije, pretendo que esto sea una leyenda, para el total de textos del proyecto. Algunos están escritos, a espera de ser modificados previamente a su publicación. Otros tengo la idea, pero aún no la he desarrollado. Otros, sencillamente, no están. Así que, ahí va la leyenda:
Así que, allá vamos. El regalo que tengo, de mí para ustedes. Sean malvenidos a mi mundo mental, ese por mí creado y que por hoy os pienso dejar pasar. No será un viaje agradable, más bien encontraréis aquí toda la mierda que me estoy forzando a verbalizar en la búsqueda de sentir algo, aunque sea dolor, de lo vacío que actualmente estoy. Repitiéndome, por lo menos, espero que os sea ameno y que sirva de algo. Me presento, soy David Doñoro, alias Dagi, alias D., y este es el comienzo de Septiembre.
Escrito durante el lapso de tiempo que abarca mediados de mayo y el 17 de septiembre de 2023. Publicado el 17 de septiembre del 2023. Buena noche en el momento en el que lo escribo. Un amor si has llegado hasta el final de esto. Nos vamos leyendo.
D.
3 notes · View notes