silencioidiota

[silencioidiota]

Ya lloré lo necesario...

...ahora que su recuerdo se vaya sobre esas lágrimas.

Dexter

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Mi verdadero error siempre ha sido esperar demasiado de las personas.

RogerRabbit

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Esta peripecia puede ser mejor entendida a través del ejemplo cotidiano que yo en lo personal uso como experimento para traducir los desfavorables vientos que acechan los cielos de mi vida: Compro un dulce, no muy grande, y se lo doy a un niño con la condición de que me haga un favor. Ya sea traerme algo de algún lugar lejano a mi comodidad o hacer una tarea sencilla que me ayude con mis labores del diario. En fin, le doy el dulce finalizando el trato y él hace lo que le corresponde. Culmino por pedirle de su dulce un poco y acabandome yo su tan preciada recompensa. Y él, sin poder hacer nada, solamente se promete en su interior jamás volver a hacer un trato conmigo sin saber que, cuando vuelva a hacer un trato con él, llegaré de distinta forma y con un distinto premio tratando así de acceder a mi cercana comodidad y facilitar mis planes a futuros aunque sea un poco.

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[silencioidiota]

Tengo que aceptar que los momentos más estáticos en mi mente son los que sucedieron en aquella época de compañía solitaria, aquella cálida sonrisa que me hacía sentirme vacío a la vez que me confortaba. Esos brazos de intermitente perpetuidad que no sabía si al despertar iban a seguir queriéndome. Esos «Te quiero» repletos de misterio acerca de su profundidad y siempre en duda si iban a ser trascendentales. Esa mujer que recogió mi cuarto de ideas, acomodó cada cosa en su lugar y me hizo tener esperanzas de salir de ese infame lugar al que estuve sumergido tanto tiempo pero que al salir de la habitación, no se le olvidó romper cada detalle con estruendo tal que mi alma gritó despavorida que parara, lo cual respondió al suplicio, con una sonrisa irónica y mordaz; me indicaba que ese ser era fuerte, tanto como para destrozarme y todo gracias a mí.

Si en algún momento tengo que describir a aquella mujer, tengo que decir que la palabra prisma es la que se asemeja más a su extraño ser: absorbiendo luz; tragándola, más bien; devolviendo vacío y oscuridad. Geométrica, como imitando al perfeccionismo pero asimétrica, como fallo en la anatomía de cualquier humano: ocultándose tras sus caras más equiláteras, pero sabiendo de antemano yo que ningún prisma óptico es regular.

Otra palabra podría ser estrella por su singular brillo casi extinto. Era, más bien, una estrella cual ciclo de vida estaba invertido y que empezaba por su muerte estruendosa que, por inercia, hace que alcance su máximo fulgor, pero que pareciera que necesitase de vida externa para poder pasar de fase a una menos destructiva.

Ella coleccionaba matices como supernova en extinción, pero con mi luminiscente ser fue con el que ella tocó la cumbre de sus deseos y ambiciones, haciéndose un voraz hoyo negro en busca de quebrantar mi órbita con tal de ganar materia para su destrucción total. Fuí presa de su magnetismo cósmico y caí en aquel agujero de gusano donde no supe dónde salí ni qué hacía ahí. Perdí noción de mis días, de mis pasos, de mi vida. Me encontré perdido en un abismo aún más oscuro. Viajé por galaxias en busca de mi propio rescate y, viendo de nuevo a ese extraño astro, me dí cuenta que su luz me cegaba a vagar por su orbita, pero no, me lo negué, cerré los ojos y caminé; no supe a dónde pero caminé y cuando choqué con un meteorito que casi me descalabra fue entonces cuando ví cerca mi hogar: me encontré.

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[silencioidiota]

Mi mente te recuerda, pero también mi cuerpo y mi alma. Mi ser reclama ser absorbido por tus voraces fauces sedientas de mi sangre, y mis ideas gritan en este silencio inmenso intentando escuches sus fatales alaridos de agonía y destrucción. Pero no, no me escuchas y no lo harás.

[silencioidiota]

El anonimato es lo mejor para mí.

Que nadie sepa quién escribe ni quién es el que siente.

Que nadie me juzgue por sentir de más o por engancharme en sentimientos sin un rumbo fijo.

Que me dejen ser como soy:

El idiota que todos ven.

El silencio que todos oyen.

La cara que sonríe sin sentirlo.

La lagrima escondida en una recámara desconocida.

El fantasma del amor y el rencor.

¡Que todos conozcan mis letras pero nadie mi rostro!

Esa es mi petición.