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#Antonio Vallejo Nágera [1888-1960] ¿O las perlas de un Santo Varón? “Amigo y seguidor de Poco Franco” Continuará...
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Antonio Vallejo Nágera [1888-1960]
Eugenesia de la Hispanidad y regeneración de la raza
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Palabras preliminares
Escribimos la presente monografía abrumados por un medio ambiente que justificaba el descorazonamiento y desesperanza reflejados en el prólogo. Al abandonar nuestro hogar, el 18 de julio, para incorporarnos al glorioso Movimiento Nacional, yacían en la mesa de trabajo las galeradas que hoy recuperamos, gracias a la diligencia del editor. Experimentamos idéntica alegría que el padre que encuentra al hijo perdido durante unos meses y apresúrase a mostrarlo a los amigos, aunque sea raquítico y deforme, por parecerle hermoso y dotado de altas cualidades estéticas.
Ha cambiado el panorama nacional y renacen potentes las virtudes de la raza, después de verterse a torrentes sangre juvenil en los campos de batalla. Millares de vidas en flor se ofrendaron en holocausto del ideal patriótico. La que parecía juventud frívola y aletargada ha sorprendido al mundo con sus gestos epopéyicos.
Ni se han agotado los manantiales de energía y de vitalidad de la raza, ni tampoco su virilidad; pero el límpido y generoso caudal necesita canalizarse, para que no se pierda en las ruidereñas lagunas de la intriga y del arrivismo.
Creará la guerra la estirpe de caballeros de que está [6] necesitada la Nueva España, y se revalorizarán las ejecutorias de hidalguía espiritual.
Signos distintivos de los bandos en lucha serán, aristocracia en el pensamiento y sentimiento de los caballeros de la Hispanidad; plebeyez moral en los peones del marxismo.
Tiene en sus manos la juventud española la regeneración de España, a costa de renunciamientos y sacrificios. Son los jóvenes quienes deben dar un ejemplo que no puede esperarse de una masa social contaminada por los virus democrático y marxista. Todavía flotan en el ambiente las inmorales corruptelas que carcomieron la sociedad española liberaloide y nos llevaron al alzamiento militar contra el abyecto Gobierno que la representaba. Vivirá alerta la juventud contra los corruptores sociales infiltrados en nuestras filas para restarle espacio vital, para pervertirla nuevamente.
Lástima sería que la generosa sangre vertida en el altar de la Patria no fecundase el venero de virtudes raciales y que en el terreno tan costosamente regado brotasen la maleza y la cizaña. A fin de evitarlo, deben reunirse los jóvenes, formando grupos de selectos, precisamente de caballeros de la Hispanidad, tan admirados y admirables en la guerra como en la paz. No se entregue la juventud hispana a sus seculares enemigos, e incube en sus espíritus la idea de ser selectos, mediante el sacrificio de toda tendencia egoísta y sensual.
Antonio Vallejo Nágera [1888-1960] ¿O las perlas de un Santo Varón? "Amigo y seguidor de Poco Franco" y sus amotinados contra la República.
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Antonio Vallejo Nágera [1888-1960]
Eugenesia de la Hispanidad y regeneración de la raza
Programa de higiene racial
I Geneticistas y conductistas
Dos tablas maravillosas, joyas del Museo del Prado, muestra del inmortal genio de Alberto Durero, representan a nuestros primeros padres en momentos de plácida felicidad. Contempla extasiado Adán la espléndida hermosura de Eva, que, fascinada por la serpiente, no corresponde en aquel momento a la admiración y embeleso de su compañero. Resplandecen los desnudos cuerpos de armonía en las proporciones, impecabilidad de las líneas, exuberancia de la salud. La florida adolescencia de la magnífica pareja no merecerá tilde del más exigente de los eugenistas; y con dificultad comprendemos que de tan bello tronco hayan brotado frutos como los monstruos retratados por Velázquez. Si la Naturaleza prodiga tales fenómenos al cabo de los siglos, débese a que el bello edificio humano ha sido corroído por las injurias del tiempo y ha sufrido intoxicaciones e infecciones que menoscabaron su primitiva belleza y salud, surgiendo en el transcurso del tiempo tipos deformes.
Entendía Platón por Eugenesia el cultivo de la virtud en los padres para transmitírsela a los hijos como legado en aras de noble descendencia. Desde que Galton resucitó el vocablo, se ha escrito demasiado y se ha hablado mucho más todavía de eugenesia, deformando los primitivos conceptos del filósofo [12] griego y del sociólogo británico. Se ha desfigurado equivocadamente el primitivo concepto eugenésico galtoniano, que por sus principios concedía a la eugenesia jerarquía de ciencia social, virando, impulsada por influencias materialistas, hacia una orientación arteramente biológica o antropológica, con la cual ha conseguido reducir sus horizontes, sin alcanzar verdadera independencia científica. Partiendo del postulado positivista de que el individuo debe ser sacrificado en beneficio de la comunidad, se ha circunscrito la eugenesia a la selección de los individuos antropológicamente perfectos, cometiendo para lograrlo graves atentados contra la libertad individual, pues con tales preceptos eugenésicos retrocedemos a tiempos de ominosa esclavitud, en beneficio de una pseudocivilización cuyas conquistas no han logrado, por cierto, la felicidad del hombre moderno.
Existen actualmente dos tendencias doctrinales que aspiran ambas en igual manera al mejoramiento de la personalidad humana, tendencias que olvidan en sus exclusivismos que la formación de la personalidad humana depende a la vez de la herencia y de los factores ambientales y externos que influyen en el desarrollo. Proclaman los conductistas que la educación y el medio ambiente son capaces de moldear a nuestro antojo el ser humano a los fines de obtener el biotipo que deseamos: la educación lo sería todo; la herencia, nada. Piensan, en cambio, los geneticistas y antropólogos que la herencia impónese al hombre, y que la salud de la especie no puede encontrarse en otra parte que en el mejoramiento de la herencia, importando muy poco la educación y las influencias externas.
Medio ambiente y herencia participan en la formación y desarrollo del hombre, demostrando tanto la observación como la experiencia que la contribución proporcional de los factores exógenos y endógenos varía para cada individuo, sin que en la inmensa mayoría de los casos podamos determinar su fuerza respectiva. Ejercen los genes inexorable influencia sobre el individuo y le imponen caracteres cuyo desarrollo completo depende de que se dejen desenvolver libremente las influencias [13] ancestrales o se modifiquen mediante fuerzas ambientales. Las semejanzas en la forma corporal, estatura, rasgos fisonómicos, temperamento y personalidad de hijos de los mismos padres, educados en igual manera, son de origen ancestral, pero siempre existirán entre ellos diferencias impresas por la actuación del medio ambiente.
Antonio Vallejo Nágera [1888-1960] ¿O las perlas de un Santo Varón? "Amigo y seguidor de Poco Franco" y sus amotinados contra la República.
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Antonio Vallejo Nágera [1888-1960]
Eugenesia de la Hispanidad y regeneración de la raza
XIII Segregación
Agradezcamos al filósofo Nietzsche la resurrección de las ideas espartanas acerca del exterminio de los inferiores orgánicos y psíquicos, de los que llama «parásitos de la sociedad». La civilización moderna no admite tan crueles postulados en el orden material, pero en el moral no se arredra en llevar a la práctica medidas incruentas que coloquen a los tarados biológicos en condiciones que imposibiliten su reproducción y transmisión a la progenie de las taras que los afectan.
El medio más sencillo y fácil de segregación consiste en internar en penales, asilos y colonias a los tarados, con separación de sexos. Cuentan la mayoría de los países en su archivo legislativo preceptos que mantienen a criminales, delincuentes, mendigos y vagabundos encerrados en establecimientos y en condiciones tales que sea imposible o difícil la paternidad. Preténdese además modificar las condiciones psicopatológicas de los internados a beneficio de una reeducación que eleve sus aptitudes morales y para el trabajo.
Belgas e ingleses han prestado extraordinaria atención al problema de la separación y reeducación de los indeseables biológicos. Clasifícanse los tarados en grupos de imbéciles, alcohólicos, perversos, peligrosos, &c., según su edad, sexo, antecedentes psicopatológicos y demás circunstancias que impongan una separación y régimen especial en la vida y reeducación. Durante el tiempo previsto sométense los internados a [50] una vida higiénica, reeducación cultural, moral y aprendizaje remunerado de un trabajo, concediendo, cuando llega el caso, períodos de libertad condicional y vigilada. La privación definitiva de libertad o el alta llegan a su tiempo, según el comportamiento del individuo y resultados obtenidos.
A primera vista, ningún método de segregación de los indeseables puede ofrecer ventajas que superen al internamiento en los asilos y colonias de reeducación; pero el método ofrece graves inconvenientes y sus resultados no han sido, por desgracia, muy satisfactorios.
La segregación ha de limitarse: por parte de los inferiores biológicos, a los inválidos, que necesariamente han de ingresar en los hospitales de incurables o vivir a expensas de la familia; por parte de los tarados psíquicos, a los delincuentes conocidos que no hayan escapado a la acción de la policía y a los psicópatas menores de edad e incorregibles cuyos padres busquen en el internamiento la paz del hogar y su tranquilidad personal. Los enfermos mentales apresurase la familia a internarlos en el manicomio en seguida que representen un peligro o una carga.
Ni en el grupo de indeseables somáticos ni en el de los psíquicos es completa la segregación. Un repaso de la lista de enfermedades y defectos transmisibles por herencia (capítulo VI) nos informa de su infinito número y variedades y de la imposibilidad de segregación en muchos casos, donde tampoco es necesaria. Mayor importancia tendría la segregación de los inferiores biológicos minados por la tuberculosis, la sífilis o las intoxicaciones, que necesariamente han de engendrar una progenie paupérrima; pero ello es imposible, por razones sociales y económicas fáciles de vislumbrar.
La segregación del grupo numeroso de psicópatas antisociales es la que ofrece mayores escollos. Estos individuos inestables, vagabundos, estafadores, dipsómanos, cleptómanos, pendencieros, paranoides, pululan en los bajos fondos sociales, [51] llevan una vida ajustada a sus tendencias instintivas, sin estar sometidos a ley alguna, mirados con indiferencia, si no con complacencia, por la sociedad, para la que son peligrosos, no obstante lo cual tolera sus malos hábitos.
En el supuesto de que una legislación perfecta y la suficiencia de medios económicos permitieran la segregación de los antisociales, no son, ciertamente, muy alentadores los resultados obtenidos en la inmensa mayoría de estos sujetos. Luego de haber pasado algunos años en el reformatorio y de haber guardado una conducta normal, de haberse transformado el antisocial en un sujeto moral y trabajador, al salir del establecimiento parece como si la energía antisocial almacenada tuviera necesidad de expansión, y vuelven, quizás con mayor pertinacia, a sus antiguos malos hábitos y costumbres.
No puede fundamentarse la higiene racial en la segregación de los psicópatas antisociales; en primer término, porque puede ocurrir que la descendencia no posea las taras de las progenitores, además de que únicamente podremos impedir la reproducción durante el espacio de tiempo, breve o prolongado, de permanencia en el correccional o reformatorio.
Antonio Vallejo Nágera [1888-1960] ¿O las perlas de un Santo Varón? "Amigo y seguidor de Poco Franco" y sus amotinados contra la República.
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Antonio Vallejo Nágera [1888-1960]
Eugenesia de la Hispanidad y regeneración de la raza
XXII El amor libre
He aquí una de las más preciadas conquistas que debemos a la trascendente filosofía de la Revolución francesa, señuelo de la propaganda comunista de nuestros días, que quiere arrasar los últimos vestigios de la llamada moral burguesa, fomentando la depravación como eficaz medio para la rápida realización de [73] modernos ideales. Conjuntamente predicase la «emancipación» de la mujer y la igualdad de sus derechos civiles ante el hombre. Existe una campaña solapada y tenaz tendente a la depravación completa de la mujer, con finalidades fácilmente comprensibles.
Presenciamos todos los días festivos cómo muy de mañana marchan hacia el campo grupos de treinta a cincuenta jóvenes, luciendo indumentaria blanca y pañuelo rojo al cuello, ellos en camiseta, ellas empantalonadas o cubiertas de leve faldita, a veces animados por los acordes de una rondalla, provistos de reparadora merienda y bien repletas botas de vino. Piérdese el grupo juvenil en el bosque, huérfanos de vigilancia materna, que no puede tolerar el proletariado consciente.
Bucólico y alegre cuadro, digno del pincel de Watteau. Mas he aquí que una joven se ha visto en el trance de confesar a su padre hallarse en meses mayores. Lucha el honrado artesano entre sus verdaderos sentimientos y los que le han inculcado en el Centro Instructivo Obrero; pero pesan más los primeros, por estar profundamente arraigados al corazón, y surge el clásico interrogante: ¿quién fué el infame? Púdicamente responde la niña que no puede decirlo, «porque cada domingo se le asignaba una pareja distinta, a fin de fomentar los sentimientos de camaradería». El caso es auténtico y ha sido referido por la prensa diaria madrileña.
Padecemos fuerte marejada de comunismo sexual, gracias a una organización que fríamente propaga la depravación y el libertinaje, con arreglo a una táctica internacional maduramente premeditada. Los comunistas rusos esfuérzanse porque en el mundo entero se extiendan las prácticas que han llevado las mujeres rusas a la más abyecta e infame degradación. Datos tomados de publicaciones oficiales o de la prensa soviética permiten adquirir informes concretos sobre la vida sexual en Rusia. Según dichos informes oficiales, «la mayoría de las jovencitas rusas de doce y trece años están desfloradas». [74]
En la U. R. S. S. se han reducido las formalidades del divorcio a una simple declaración, en la que uno de los esposos afirma no querer continuar la vida en común, reconociéndose de esta manera la plena legalidad de la disolución del matrimonio, que frecuentemente no ha durado más de un solo día.
Los representantes oficiales del poder soviético envían telegramas de felicitación a las jóvenes comunistas que han sido madres a los catorce o quince años. Dice el comunista Smidovivich: «Se observa en la masa de nuestros jóvenes el deseo de limitar sus relaciones con la mujer a encuentros momentáneos y fortuitos.» Por otra parte, los funcionarios soviéticos exigen, siempre que pueden, el pago en especie por los servicios que prestan a la mujer. Es frecuente que para obtener una beca o bolsa de estudios, las jóvenes tengan que pasar por la alcoba del funcionario encargado de concederla, o por varias alcobas.
El diario ruso Melodaya Guardia, editado en Moscou, ha publicado en l928 una serie de trabajos, firmados por I. Bobricheff, que nos informan de los efectos del amor libre proletario. Con arreglo al principio antes enunciado de que todo joven comunista puede y debe satisfacer sus necesidades sexuales sin obstáculo de ninguna clase, en los barrios obreros de Leningrado y de otras grandes poblaciones rusas, desde hace unos años a esta parte, se realizan atentados contra las mujeres, que se designan «violaciones colectivas».
Grupos de jóvenes «komsomoltzy» (miembros de la juventud obrera comunista) salen en cuadrilla a caza de la mujer, que al no tener otro valor que el de un objeto de uso, sufre los más viles ultrajes. Las expediciones son tan frecuentes, que no extrañan a nadie. Veinte o más obreros, al salir por la tarde del taller, esperan a una joven en lugar más o menos solitario, y sucesivamente disfrutan de sus encantos. Tan bestial corrupción ha inspirado a la joven comunista Nina doloridas frases que resumen la situación de las mujeres en la U. R. S. S.: [75] «Todas las mujeres tenemos conciencia de no ser más que miserables forzadas, que el destino encadena al capricho violento de los hombres.»
Repugna y duele que todavía puedan celebrarse de tan brutal manera bacanales semejantes a las italianas referidas por el Aretino, con la desventaja actual para la mujer de ser forzada de vil manera. Tales crímenes hubieron de ser reprimidos, por cierto no muy enérgicamente en algunos casos, después del suicidio de la estudiante Islamova, violada sucesivamente en plena calle por tres poetas soviéticos a sueldo. El célebre crimen de la calle Tchoubarovsky, de Leningrado, consistió en el secuestro de una joven, violentada a continuación por veinte obreros, uno tras otro.
Los hechos precedentemente referidos ahorran los comentarios que pudiéramos hacer acerca del amor libre, que no es tal amor, sino bestialidad y corrupción. Extraña que gentes que se tienen por intelectuales hayan podido pensar ni siquiera teóricamente en el amor libre como una de las bases de la eugenesia, ni siquiera auxiliado por la práctica de los métodos de racionalización de la natalidad.
Antonio Vallejo Nágera [1888-1960] ¿O las perlas de un Santo Varón? "Amigo y seguidor de Poco Franco" Continuará...
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Antonio Vallejo Nágera [1888-1960]
Eugenesia de la Hispanidad y regeneración de la raza
II Bases biológicas de la eugenesia
Persigue la eugenesia geneticista la selección de los elementos procreadores, a fin de que padres biológicamente perfectos procreen hijos sanos y mejoren progresivamente las razas. Trátase de una selección de los genes, basada biológicamente en una serie de principios, que, según Mestre Medina (Joaquín Mestre Medina, Herencia y Eugenesia, Bilbao 1935), son los siguientes:
Tendencia natural de las especies a conservarse en el tiempo, sin perjuicio de modificarse y poder evolucionar por efecto de la selección, transmitiéndose, a la par que esa facultad conservadora, los caracteres nuevos grabados en el germen de las estirpes.
Conocimiento de un «substrátum» efectivo de los fenómenos hereditarios, localizado en los cromosomas nucleares de las células sexuales, perfectamente estudiado con la más exquisita experimentación y universalmente admitido.
Sistematización matemática de los hechos ocurridos en los cruzamientos, que parte de los trabajos de Mendel y que ha demostrado su certeza al coincidir perfectamente con los modernos resultados de la investigación cromosómica. [14]
Reiterado estudio estadístico de hechos de esta naturaleza, iniciado por la escuela galtoniana, indispensable para substituir en el hombre los métodos experimentales, donde son imposibles.
Descubrimiento de la teoría de las mutaciones, explicativa de los cambios que el medio opera en el patrimonio hereditario adquirido.
Existencia de fenómenos de contraselección en los procesos degenerativos de las razas, compensados por la reacción antidegenerativa natural.
Los precedentes postulados, principios o fórmulas biológicas que sirven de base a la eugenesia geneticista, surgen de la aplicación de una serie de métodos que permiten determinar si un carácter es hereditario o adquirido, si en caso de ser hereditario sigue o no las leyes mendelianas, base de la moderna genética.
De la exposición de los precedentes principios infiérese que la eugenesia se fundamenta en el conocimiento y aplicación práctica de las leyes de transmisión de los caracteres hereditarios y adquiridos; pero para que sea una ciencia exacta precisa probar si en nuestra especie rigen las leyes mendelianas de la herencia. Parece lógico que el hombre esté supeditado a idénticas leyes hereditarias que los mamíferos, animales pequeños y plantas; pero hasta la fecha no han podido comprobarse en la especie humana las leyes de la herencia con la misma facilidad que en otras inferiores.
Hemos de tener presente en primer término que en el hombre compensa la selección natural en mayor escala que en los animales, las diferencias biológicas transmitidas por herencia y que tienden a mejorar la raza, debido a que la inteligencia preside la lucha por la existencia. Por otra parte, el hombre hállase sumergido en un medio ambiente artificial y que perjudica sus condiciones de vitalidad, por entregarse a placeres y tóxicos que degeneran sus propiedades biológicas transmisibles por herencia. [15]
Tiene la selección natural por sí misma la virtud de eliminar los caracteres hereditarios desfavorables, pero no crea favorables, sino que vigoriza los existentes. Pero la intensidad y las directrices de la selección las condiciona siempre el medio ambiente, que el hombre puede modificar artificiosamente. Prácticamente es imposible seleccionar los hombres, clasificándolos en vigorosos y sanos y enfermos e inválidos, para cruzar los primeros e impedir la procreación de los últimos, pues en los cruzamientos entre hombres intervienen una serie de factores que impiden la perfecta selección.
En lo que a las enfermedades respecta, prodúcese una selección relativa, puesto que el número de descendientes del individuo enfermo disminuye en relación a los descendientes del individuo sano. Sabemos que los sordomudos se casan más frecuentemente que los ciegos, pero más raramente que los normales. Los asténicos e hipoplásicos están afectos simultáneamente de debilidad constitucional y genésica, disminuyendo con ello las probabilidades de procreación. La mayoría de las enfermedades mentales y nerviosas trastornan en tan alto grado la vida social del individuo, que las posibilidades de fecundación descienden considerablemente. La selección de los homosexuales es automática, por ser en ellos frecuente la infecundidad. Los psicópatas tienen menos probabilidades de procrear que los normales, a causa de sus frecuentes reacciones antisociales, y también por suicidarse con frecuencia. Los morfinómanos suelen tener escaso número de hijos, por hallarse inhibido su instinto genésico, al contrario que los alcohólicos, cuya descendencia suele ser numerosa, pero de tan escasa vitalidad que la mortalidad infantil es terrible en las familias de alcohólicos.
La eugenesia ha de estudiar otros factores que los biológicos, pero como en ella es fundamental el conocimiento de la herencia, abordaremos inmediatamente tan interesante asunto.
Antonio Vallejo Nágera [1888-1960] ¿O las perlas de un Santo Varón? "Amigo y seguidor de Poco Franco" y sus amotinados contra la República.
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Antonio Vallejo Nágera [1888-1960]
Eugenesia de la Hispanidad y regeneración de la raza
El 4 de mayo de 1934, con ocasión de la IV Semana Nacional de Higiene Mental, a las «siete y media de la tarde, en el Centro Cultural del Ejército, avenida del Conde de Peñalver, 12, bajo la presidencia del excelentísimo señor inspector general de la primera Inspección general del Ejército: Doctor Antonio Vallejo Nájera, "La higiene mental de la raza".» El 19 de abril de 1934 la República creo el Consejo Nacional de Sanidad y Asistencia Pública, siendo designado Antonio Vallejo Nájera entre los consejeros de libre elección ministerial (ocupando José Oriol y Anguera de Sojo la cartera del Ministerio de Trabajo, Sanidad y Previsión). Al año siguiente publicó El caso de Teresa Neumann a la luz de la ciencia médica (Edición Medicina, Madrid 1935, 161 págs.).
«El Comandante Médico D. Antonio Vallejo fue obsequiado el día 26 del pasado, con un banquete, en el Hotel Palace, por un grupo de amigos y admiradores, con motivo de habérsele concedido recientemente la cruz blanca pensionada del Mérito Militar, por la publicación de su última obra titulada Propedéutica clínica psiquiátrica.» (Revista de sanidad militar, Madrid, julio 1936, pág. 291.)
En marzo de 1936 (en que va fechado el Prólogo) tenía el autor ya dispuesto este libro (que quizá llevaba entonces por título Programa de higiene racial y no Eugenesia de la Hispanidad), y ya estaban las galeradas sobre su mesa de trabajo «al abandonar nuestro hogar, el 18 de julio, para incorporarnos al glorioso Movimiento Nacional» (Palabras preliminares, que firma en Burgos, 22 marzo 1937).
Fue impreso en Zaragoza, en plena Guerra Civil, aunque aparece publicado en Burgos 1937 por Editorial Española (quizá después que Los intelectuales y la tragedia española, de Enrique Suñer). El mismo año esa editorial publicó, también en Burgos, El estado nuevo de Víctor Pradera, La epopeya del Alcázar de Toledo de Alberto Risco, o el plan de la Obra Nacional Corporativa, para un resurgimiento de España y del mundo, a un orden nacional y cristiano. Al año siguiente, 1938, III Año Triunfal, la editorial se trasladó a San Sebastián.
«Divagaciones intrascendentes, por el doctor A. Vallejo Nágera. Admirable es la labor que el doctor Vallejo Nágera ha emprendido en pro de la higiene de la Raza, bien desde el punto científico, como apunta en su reciente libro, Eugenesia de la hispanidad, bien en las costumbres. A esto tiende su último libro Divagaciones intrascendentes. El doctor Vallejo Nágera, con sencillez extraordinaria, transmite a sus lectores las mismas preocupaciones y las mismas sensaciones e inquietudes que él experimenta por una mejora racial y moral de España. Este es el tercer libro que en lo que va del año 38 publica el doctor Vallejo Nágera. Los tres libros han sido publicados por la Editorial Española de San Sebastián, que a su vez sabe seleccionar maestramente cuáles son las lecturas que en estas horas de reconstrucción convienen a España.» (ABC, Sevilla, sábado 14 de mayo de 1938, pág. 15.)
«Cuatro obras nuevas del Doctor Vallejo Nájera: Divagaciones intrascendentes, 5 pesetas; Psicopatología, 4 pesetas; Política racial del Nuevo Estado, 3 pesetas; Eugenesia de la Hispanidad, 6 pesetas. Tuberculosis y Embarazo, por el Dr. César Fernández Ruiz, 4 pesetas. Estos libros en los buenos establecimientos. Editorial Española, S. A. Padre Larroca, 9. San Sebastián. Pida Catálogo. Se reparte gratis.» (ABC, Sevilla, jueves 16 de junio de 1938, pág. 10.)
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Antonio Vallejo Nágera [1888-1960]
Eugenesia de la Hispanidad y regeneración de la raza
Antonio Vallejo Nágera (o Nájera) nació el 20 de julio de 1888 en Paredes de Nava (Palencia), según el escalafón de 1950, en el que figura con el número 493, tras haber ganado por oposición, el 25 de febrero de 1947, la primera Cátedra de Psiquiatría de la universidad española, en la Facultad de Medicina de la Universidad de Madrid (en el escalafón de 1958 figura, con el número 415, con la misma fecha de nacimiento). Esta cátedra de Psiquiatría ya se había dotado durante la República, pero por diferentes intrigas tardó más de una década en cubrirse, y no sin polémica: Eugenio Vegas Latapie (La frustración en la Victoria, Actas, Madrid 1995, págs. 285-289) dedica bastante atención a «la cátedra de Psiquiatría de Vallejo Nájera», cuya oposición habría sido preparada adecuadamente por el ministro José Ibañez Martín, pues «la mujer de Vallejo Nájera era condiscípula de Carmen Polo», para dejar fuera a López Ibor. (El militar Antonio Vallejo Nájera matrimonió con María Dolores Botas Rodríguez, tres años más joven que la señora del militar Francisco Franco, ambas hijas de adineradas familias burguesas de Oviedo: su hijo Juan Antonio Vallejo-Nájera Botas, también psiquiatra y escritor, nació en Oviedo en noviembre de 1926; ese mismo año, en febrero, había nacido Carmen Franco Polo, también en Oviedo.)...
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Antonio Vallejo Nágera [1888-1960]
Eugenesia de la Hispanidad y regeneración de la raza
IX Antropología social
La antropología social (O. V. Verschaner, loc. cit.) es una ciencia dedicada al estudio de los fenómenos antropológicos en los grupos sociales humanos. Investiga la antropología social si la pertenencia a determinado grupo social está ligada a la posesión de determinadas propiedades somáticas o psíquicas y si tales propiedades distinguen a unos grupos humanos de otros. Tales grupos sociales pueden estar unidos por propiedades biológicas o por las características de determinada civilización. La tendencia moderna no es considerar la familia propiamente dicha (padres e hijos) como grupo social, sino como unidad biológica. La unidad social está constituida, en el caso de la familia, por los lazos familiares establecidos por las costumbres o las leyes, o los comunes amores y necesidades. Son factores que agrupan a los hombres en unidades sociales: la amistad, la profesión, las ideas políticas, &c.
La pertenencia de un individuo a un grupo social hace que sea influido, en manera permanente o pasajera, por los restantes sujetos del grupo. La influencia mutua será tanto mayor cuanto mayores sean las trabazones sociales entre los individuos de la unidad social. Puede decirse en términos generales que el incremento de la civilización y de la técnica intervienen para que el hombre se halle pesadamente envuelto en el [38] medio ambiente social, mientras ha perdido influencia el medio ambiente natural.
Las condiciones de la vida natural del hombre han experimentado una modificación radical consecuentemente a su vida en perpetua relación social. Quizás escape a tal influencia ambiental la vida intrauterina, pero de todas suertes está sometido el feto indirectamente a los daños que pueda sufrir la madre y también a la vida de ésta durante la gestación.
Durante la vida extrauterina la influencia del medio ambiente es directa y permanente. La alimentación artificial, los vestidos infantiles incómodos y estrechos, la falta de aire y de luz y tantos otros factores sociales pueden perjudicar el desarrollo del lactante, mientras pueden influir beneficiosamente sobre el organismo la lucha contra la mortalidad infantil, la difusión de las medidas higiénicas en el pueblo, &c. Pasada la infancia, las circunstancias ambientales sociales son muchas veces de decisiva influencia sobre la raza: por ejemplo, la alimentación, el vestido, la vivienda, el ejercicio, las influencias psíquicas paternas, docentes y de otros hombres, la clase de trabajo, los goces de la vida, la posición social, &c.
Las influencias ambientales mencionadas hállanse en muchos casos determinadas por mecanismos sociales, de manera que los grupos de individuos están influidos por el medio ambiente, en su desarrollo, con arreglo al grupo social a que pertenecen, aunque sus propiedades hereditarias sean semejantes. Pero hemos de determinar si las distintas propiedades antropológicas de los grupos sociales son transmisibles por herencia, perdiendo interés para el antropólogo si tales investigaciones resultan negativas.
Interesa especialmente a la antropología social el conocimiento de si las resultantes de las propiedades individuales hereditarias de un grupo social humano pueden ser influidas u originarse, total o parcialmente, por algunas o todas las condiciones de vida externa del grupo. El problema es de [39] trascendencia, puesto que intentamos conocer la medida en que los cambios del medio ambiente pueden producir variaciones en las propiedades biológicas hereditarias, ya que en último término implican para el hombre un cambio en el medio ambiente cada progreso en la civilización, cada adelanto en la técnica, cada nuevo invento que mejore sus condiciones de vida. El descubrimiento de la electricidad, del vapor, del transporte por el aire, significan cambios en el medio ambiente, como también el de los rayos X, o el de las ideas filosóficas y sociales de Kant, Spengler, Marx, Stalin, &c. El comunismo, por ejemplo, ha determinado en Rusia un cambio radical en las condiciones del medio ambiente, que quizás haya influido sobre las cualidades biopsíquicas de la raza eslava.
Se ha valido la antropología social especialmente de la estadística para formular algunas conclusiones respecto a la condicionabilidad social del hombre en relación con sus propiedades biopsíquicas; pero son todavía mucho más importantes las investigaciones efectuadas en gemelos univitelinos, con objeto de averiguar la importancia que el medio ambiente social ejerce en la modificación de las cualidades hereditarias. Pártese del hecho, tan conocido, de que los gemelos bivitelinos suelen presentar algunas diferencias en sus caracteres antropológicos aunque estén sometidos a idéntico medio ambiente y se dediquen a igual clase de trabajo. Los gemelos univitelinos apenas se diferencian uno de otro en tales condiciones.
Se observaron durante algún tiempo dos gemelos univitelinos, de los que uno era grabador y otro aserrador de árboles, ocurriendo al cabo de los años que el último se hacía mucho más robusto y aumentaba sus diámetros transversales, también la talla, mientras que el gemelo sometido a una vida sedentaria, aumenta de peso y alarga su cuerpo.
Pudo también estudiarse un caso sumamente demostrativo de cuatro gemelos, una de cuyas parejas era bivitelina y otra univitelina, ambas sometidas durante la infancia al mismo medio ambiente. [40] Los gemelos univitelinos apenas podían diferenciarse, mientras que los bivitelinos, no solamente presentaban diferencias en su aspecto somático y medidas antropológicas, sino también diferían en que uno de ellos mostraba aficiones y aptitudes para el trabajo mental, mientras el otro se conformaba con el trabajo manual.
Hemos de llegar a la conclusión de que las diferencias observadas en los gemelos bivitelinos son, en parte, debidas a la herencia, y en parte al medio ambiente, mientras que las que se observan en los univitelinos débense exclusivamente al medio ambiente.
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XIV En defensa de los imbéciles
Los imbéciles o inferiores mentales están condenados a la segregación, y más modernamente a la esterilización, contra la que se revuelven sociólogos, economistas, filósofos, moralistas y hasta teólogos, sin que falten denodados paladines que defiendan los postulados eugenésicos geneticistas.
Es muy difícil decidirse por uno u otro campo: en primer lugar, por los amplios grados de la deficiencia mental, y en [52] segundo lugar, por la variedad y complejidad de los factores etiológicos de la oligofrenia congénita o adquirida en los primeros años de la vida.
Algunos propugnan la esterilización de los individuos que no alcancen determinado grado de inteligencia, porque el déficit intelectual coloca en condiciones de inferioridad para la lucha por la vida, incapacita para subvenir a las necesidades materiales de los hijos, e inhabilita para proporcionar a la prole la necesaria educación. Adúcese también que la oligofrenia suele ser compañera inseparable de la miseria, del alcoholismo, de la sífilis y de toda suerte de lacras sociales. Como además suele ser muy numerosa la descendencia de los débiles mentales, todavía aumentan las dificultades para criar y atender la prole.
Admitimos que el progenitor deficiente mental está en condiciones de inferioridad respecto de las personas inteligentes para mantener y educar a sus hijos; pero ¿sólo prosperan en la vida los inteligentes? Creemos todo lo contrario, pues observamos frecuentemente que las dotes éticas y la constancia en el trabajo suplen con exceso las escasas facultades intelectuales, logrando mucho más el oligofrénico trabajador que el holgazán inteligente. Son muchos los que desperdician sus talentos y aptitudes, derrochando preciosas facultades en la frivolidad y el escándalo, mientras que mediocres afanosos logran ascender en jerarquía social gracias a la continuidad en el esfuerzo. Tenemos el ejemplo de nuestros «indianos», aldeanos ni muy cultos ni muy inteligentes, que han llevado a cabo magníficos negocios en Sudamérica y hoy ocupan puestos de decisiva influencia social.
La herencia de la debilidad mental de grado mediano o leve está por demostrarse de un modo concluyente. Únicamente sabemos que el promedio de buenas capacidades es mayor cuanto más elevado el nivel social de una familia; pero ello no quiere decir otra cosa sino que las familias que tienen [53] medios para educar a sus hijos con buenos maestros logran en el transcurso de las generaciones la elevación del nivel mental familiar.
El análisis de numerosos trabajos dedicados al estudio de la herencia de la debilidad mental llévanos a la conclusión de que la transmisión hereditaria no es un hecho fatal. Cierto es que en las familias oligofrénicas abundan los inferiores mentales, los psicópatas, los delincuentes, los amorales; pero escapan a la tara hereditaria elevado porcentaje de individuos. La abundancia en tales familias de degenerados débese más bien a la influencia de variadas causas exógenas, sobre las que debe intervenir tanto la eugenesia como la higiene mental, la higiene general, la sociología y la economía.
Antonio Vallejo Nágera [1888-1960] ¿O las perlas de un Santo Varón? "Amigo y seguidor de Poco Franco" y sus amotinados contra la República.
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Antonio Vallejo Nágera [1888-1960]
Eugenesia de la Hispanidad y regeneración de la raza
Prólogo
Contemplamos el panorama nacional profundamente doloridos. Cierto es que aumenta la afición al deporte; que contendemos, incluso con alguna fortuna, en los torneos internacionales; que los jóvenes se alistan en las filas de los Legionarios de la Salud o instituciones similares: vislumbramos pródromos de revigorización física de la raza. Empero trátase de fugaces destellos, y la triste realidad es que increméntase más cada día el cretinismo racial iniciado en las postrimerías de la dinastía austríaca, hallándonos al borde de la desaparición de la raza a partir del último heroico esfuerzo de la guerra napoleónica.
Parece como si se hubieran agotado los manantiales de energía y vitalidad de la raza. Atribuyen algunos el agotamiento a la inoculación de savias y virus exóticos, inadecuados a la especial fisiología del conglomerado de pueblos que, luego de innúmeros cruzamientos, ha cristalizado en un genotipo de propiedades tan peculiares, que necesita para vivir estar sometido a temperaturas extremas, atmosféricas o ideológicas.
Del grado degenerativo de la antaño viril raza hispánica sabemos tanto los médicos como los moralistas, [8] sociólogos y políticos. Balmes, Menéndez y Pelayo, Nocedal, Silvela, Costa, Ganivet, Unamuno, Ortega Gasset y otros pensadores aplicaron cantáridas que apenas produjeron escozor en la paquidérmica epidermis del cuerpo racial. Quizás debieron inyectar forzadamente el reconstituyente, en lugar de limitarse al anuncio de panaceas. Acaso el alcaloide activo estuviera diluido en excesiva cantidad de excipiente. O la degradación haya llegado a tal grado que sea imposible galvanizar un cadáver.
Mientras subsistieron los hidalgos, templo de la caballerosidad, redoma continente de esencias y virtudes patrióticas, contaba la raza con una fuerza de reserva. Absorbidos los restos de la pequeña nobleza por la burguesía engendrada por una democracia aplebeyada, el instinto de adquisitividad hipertrofiábase en perjuicio de cualidades ancestrales excelsas. El fenotipo amojamado, anguloso, sobrio, casto, austero, transformábase en otro redondeado, ventrudo, sensual, versátil y arrivista, hoy predominante. Tiene tan estrecha relación la figura corporal con la psicología del individuo, que hemos de entristecernos de la pululación de Sanchos y penuria de Quijotes.
Sin pretensiones de originalidad, ni alardes literarios, queremos contribuir en la medida de nuestras modestas posibilidades a la regeneración de la raza. Abocetamos en la presente monografía temas que adquirirán amplio desarrollo en manos especializadas y más expertas. Contamos con la indiferencia de las masas. Ilusiónanos la esperanza de entusiastas ignorados, futuros apóstoles de los [9] postulados eugenésicos conductistas, germen de la nueva aristocracia racial, incubada al calor de supremos ideales.
La aristocracia racial brotará del pueblo ansioso de alcanzar la investidura de selecto. La regeneración de la masa necesita de la autorregeneración del individuo. El autoperfeccionamiento de muchos terminará a la larga por regenerar a la inmensa mayoría. Renuncian el sabio y el atleta a infinitos goces y placeres si quieren mantener el vigor del ingenio o del músculo. También habrá de renunciar a la sensualidad el superselecto que quiera ser tronco de noble descendencia.
Discutida y discutible la órbita de la eugenesia, también sus fines y medios, renunciamos a la infalibilidad. Señalamos un camino, posiblemente equivocados, mas el trato con dementes nos ha enseñado la causa de la locura, la más triste de las degradaciones humanas. Por eso creemos que luchando contra la locura hacemos política racial, pues preservando al espíritu de enfermedad, también resguardamos al cuerpo de muchas enfermedades e impedimos la degeneración del genotipo.
Trazamos las presentes líneas mirando a nuestros hijos, a las futuras generaciones, nacidas posiblemente en un ambiente más puro que el actual, propicio al florecimiento de aquellas virtudes raciales que fueron pasmo y envidia del mundo en pasados siglos. Sembramos en terreno árido y pedregoso, cuyo mantillo desapareció arrastrado por torrentes y tempestades desatados por las bajas pasiones. Labradores minifundistas, trabajamos de sol a sol [10] en el cultivo de nuestra parcela, sin desanimarnos la desolación del latifundio hispano. Descansaremos satisfechos en el crepúsculo de nuestra vida si el leve jardín que cultivamos ha merecido algún que otro gesto de benevolencia.
A. Vallejo Nágera Madrid, marzo, 1936.
Antonio Vallejo Nágera
[1888-1960] ¿O las perlas de un Santo Varón? "Amigo y seguidor de Poco Franco" y sus amotinados contra la República.
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Antonio Vallejo Nágera [1888-1960]
Eugenesia de la Hispanidad y regeneración de la raza
Por Real Orden de 5 de febrero de 1925 se concede «al Comandante Médico D. Antonio Vallejo Nájera, Mención honorífica sencilla como traductor del alemán de numerosos trabajos científicos»: acababa de aparecer su traducción al español, a partir de la segunda edición alemana, de La Psiquiatría para el médico práctico, de Hans W. Gruhle, profesor de la universidad de Heidelberg (Labor, Barcelona 1925, 328 págs.). En 1926 es nombrado segundo Jefe de la Clínica Psiquiátrica Militar de Ciempozuelos (que dirigía el teniente coronel médico Santos Rubiano Herrera), y en abril de 1927 se hace público que «el comandante médico D. Antonio Vallejo Nájera ha sido nombrado corresponsal científico en España de la ilustrada Revista profesional alemana Deutsche Medizinische Wochenschrift.» Aparece su traducción de Psicología del niño, de Robert Gaupp (Labor, Barcelona 1927, 253 páginas), y por Real Orden de 23 de abril de 1928 se concede «al Comandante Médico D. Antonio Vallejo Nájera, la Cruz de San Hermenegildo».
En mayo de 1929 fue uno de los firmantes del escrito que numerosos médicos dirigieron a la Federación de Colegios Médicos de España advirtiendo contra el método de la reflexoterapia, o curación de enfermedades por intervención directa sobre el nervio trigémino que había popularizado el doctor Fernando Asuero, ante la expansión imparable que la asueroterapia conocía entonces por todo España.
Tras fallecer Santos Rubiano, pasó en 1930 a dirigir el manicomio de Ciempozuelos. Instaurada en 1931 la República burguesa en España un sector importante de los monárquicos se agruparon en torno a la sociedad cultural y revista Acción Española, figurando el nombre de Antonio Vallejo Nájera entre los señores que ocupan los cien primeros lugares como suscriptores: en el segundo número de la revista, además, publicó el artículo «Ilicitud científica de la esterilización eugénica» (Acción Española, Madrid, 1º enero 1932, nº 2, págs. 142-154). Desde su primer número venía publicando Ramiro de Maeztu en esa revista la serie de artículos sobre «La Hispanidad».
«El vicepresidente primero [de la Academia Medico-quirúrgica Española], doctor D. Antonio Vallejo Nágera, por delegación reglamentaria del presidente, dará lectura a un discurso sobre "La higiene de la raza desde el punto de vista psiquiátrico".» (El Sol, Madrid, 11 de noviembre de 1933.)
«El 13 del pasado dio lectura en la Academia Médico-Quirúrgica Española, por delegación reglamentaria del Sr. Presidente de la misma, a un discurso inaugural del curso de 1933-34, el Vicepresidente 1º Dr. D. Antonio Vallejo Nájera, Comandante Médico. El tema elegido fue: "La higiene de la raza", desde el punto de vista psiquiátrico. El Sr. Vallejo fue muy aplaudido.» (Revista de sanidad militar, 15 de diciembre de 1933, pág. 421.)
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Antonio Vallejo Nágera [1888-1960]
Eugenesia de la Hispanidad y regeneración de la raza
Se había licenciado en Medicina en Valladolid en 1909, y fue admitido inmediatamente como alumno de la Academia médico-militar (La Correspondencia Militar, 1º octubre 1909), ascendido a médico segundo (La Correspondencia Militar, 1º julio 1910) es destinado al segundo batallón del regimiento de Infantería del Príncipe nº 3 en Oviedo (La Correspondencia Militar, 13 abril 1911), y después a la séptima compañía de la brigada de Sanidad Militar (El Heraldo militar, 17 febrero 1912), ascendiendo ese mismo año a médico primero, destinado en mayo de 1913 a la compañía mixta de Sanidad Militar de Larache (en Marruecos, en plena guerra del Rif). Por Real Orden de 5 de junio de 1913 se le autorizó para usar sobre el uniforme la Medalla de oro de la Cruz roja española, y en octubre de ese año, la Cruz de primera clase del Mérito Militar con distintivo rojo, pensionada, como recompensa por la campaña de Larache.
En 1917 fue destinado a Berlín, como agregado a la Embajada de España adscrito a la comisión militar inspectora de los campos de prisioneros de guerra, decidiéndose al parecer en Alemania su interés por la psiquiatría. En diciembre de 1922 el comandante médico Antonio Vallejo Nájera es nombrado ayudante de campo del inspector médico Ricardo Pérez-Minguez, hasta que falleció, pasando en abril de 1924 a ser ayudante de campo del Inspector de Sanidad Militar de la séptima Región don Pedro Prieto de la Cal, y en septiembre ayudante de campo del Inspector Médico don José Masfarre Jugo. La Revista de Sanidad Militar publica en el número de 15 de enero de 1925 (págs. 27-42) y de 1 de febrero de 1925 (págs. 62-67) su artículo «Nuevas orientaciones en el diagnóstico de las enfermedades simuladas» (ponencia defendida en el II Congreso Nacional de Medicina de Sevilla).
Antonio Vallejo Nágera [1888-1960] ¿O las perlas de un Santo Varón? "Amigo y seguidor de Poco Franco" y sus amotinados contra la República.
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