Tumgik
#El que era un don nadie y acabó teniendo lo que quiso
ladycerise · 6 months
Note
Vengo a que me cuentes de Giacomo!!!
1, 8, 14, 16
Thanks!
Uy, ¡allá vamos! Es un poquito largo.
GIACOMO A. BIANCHI:
How does your OC feel about their full name?
Esta es buena porque tengo todo sobre su nombre y Giacomo está bien consciente de todo eso, pero para hablar de lo que él siente, hay que mirar en el trasfondo.
Su nombre real y completo (puesto por los Bianchi) es Giacomo III Arsenio Raimundo Bianchi De Rovere.
Giacomo en español es Jaime. Así es, es el Jaimito. En sí el nombre también significa «el que suplanta», «suplantador» o «quitar a otro del medio». Lo que para los Bianchi (y a mí) les ha parecido lógico. Giacomo ha suplantado a un primogénito de sangre, porque es adoptado (sabemos que no es un Bianchi genuinamente sino que se construyó a base del apellido). Y sin embargo, el primer Giacomo (porque es el tercero claro, hay más Giacomo's), también es un suplantador de otro y así sucesivamente. Lo curioso es que, el primer Giacomo que vendría siendo su abuelo, se casó con una Bianchi. Pero su hijo que es Giacomo IV, va a suplantarlo y por ende, es el heredero definitivo para desgracia del otro gemelo (?)
Arsenio (esa A misteriosa) lo ha escogido sin duda su padre a base del negocio. Giacomo es un arsénico en vida porque trabaja con minerales, aspira cosas que no debería, está expuesto siempre al peligro y así lo piensa él. Agradece el nombre que no implica suplantar a nadie. Pero es que, se trata de un nombre ya nerdy de la familia porque el arsénico, se encuentra por ejemplo: en el oro. Entre más cosas, sino se me hace un listado eterno. Raimundo es el nombre secreto que le ha puesto su madre Lucrezia, pero Giacomo lo prefiere mil veces y aún asi no habla de esas cosas porque es como hablar de su ropa interior, sin embargo, es otra manera de que se sienta único entre tantos Giacomo. Pero en silencio amaría que lo apoden Rei, o Mundo (para sentirse mundano, menos semidios). No, no tiene quejas de su nombre porque está seguro que de tener nada a todo es una cosa bárbara para alguien tan avaricioso. Ni siquiera le molestaría ponerse más nombres, se siente como que puede ser más personas pero siempre, siempre es solo Giacomo.
8. How much jewelry do they wear, and do they have a favorite or distinguishing piece?
Giacomo es el perfecto ejemplo del refrán: «En casa de herrero, cuchillo de palo». Está tan ocupado haciendo joyas a todos, incluso más a su esposa Cecilia, que no tiene tiempo de mirarse en el espejo y decidir portar algo propio (porque no va a portar una joya que hizo otro joyero, la competencia es durísima); entonces, no, Giacomo no porta ninguna joya ostentosa excepto dos.
1) Su anillo de matrimonio, porque es lo único que tiene un valor muy alto en cuánto a sentimientos, precio, costo, y tiempo invertido. Giacomo pasó meses creandola a su gusto, nada le convenció pero sin duda lo dejó más humilde de lo que se espera. Tiene una inscripción dentro del anillo, al que no deja que nadie lea, solo a Cecilia. SIN EMBARGO, cuando alguien le regala joyas (del valor que sea) Giacomo le hace un lugar especial porque entiende que esta persona (amigo o amiga) no puede arruinar una sorpresa si se lo encarga a él. Giacomo entraría en colapso, pero sin duda sería gracioso que pasara (por favor, que alguien le encargue una joya para sí mismo o nunca llevará una).
2) Gemelos de oro con el emblema de su casa. Fue un regalo que le hizo su padre al casarse, y Giacomo esto lo tomó como una señal definitiva de muchas cosas para él: Ya no sería un Rey sin Reina, también no estaría solo en su vida, y cuando llegaron sus hijos (los gemelos), aumentó el valor de su accesorio.
14. What attributes do they have that are inherited from their parents or shared with their siblings/other relatives?
No comparte nada físico con nadie de los Bianchi por obviedad, pero en cuánto a personalidad (ya que ha absorbido su entorno) a su padre Giacomo II. Se parecen muchísimo. Ambos callados, negociantes, respetan a sus esposas y no tienen miedo de deshacerse de la moral si el momento es para eso. No duden que él habría matado a Lorenzo con tal de callarlo, pero no es de caballero ensuciarse o ensuciar un evento importante.
Perooooo no puede evitar tener en su sangre los rasgos de Vessel, a veces su ambición es tanta que le duele. Se obsesiona con todo, quiere todo lo que pueda conseguir pero cuando se trata de relaciones eso está más suave (por suerte el amor de sus padres no le hizo tan inhumano), aunque igual, ve sus amistades y vínculos como posesiones, como algo que debe mantener para no decaer, los ve como clientes en su vida, mas eso no implica que no sepa cuidarlas. Todo lo contrario, hace contratos mentales, escribe cláusulas de cómo debería la relación funcionar sin decirle nada al otro. Pero si alguien le pregunta, no duda en poner delante un escribano y papel para guardar o presumir en privado que son amigos (extremista, pero estaría seguro de que la amistad tiene una firma o un pacto). También aprendió gracias a sus hermanastros lo que debe y no hacer.
¿Su madre biológica? Se asemeja en ciertas manías con él, o cuando detesta a la nobleza por ser tan hipócrita. Poco detallista en cosas, como si viera todo sucio (irónico porque Giacomo si que ama el lujo pero todo le da un valor específico). Su verdadera madre siquiera la conoció, porque era bebé cuando lo abandonaron frente a un templo, aunque sí, tiene cosas de ellas que nunca sabrá.
16. How has their childhood affected the way they view an aspect of their life (people, education, society, themselves, etc)?
Muchísimo. Los Bianchi quisieron demostrar que un «don nadie» puede ser tan importante como cualquiera que tenga sangre noble. Gracias a eso, Giacomo se creyó capaz de devorar el mundo (já, siendo un introvertido, el mundo puede quemarse mientras él juega a hacer joyitas).
Por eso, Giacomo podría ser un poco antisistema de la realeza, o un ermitaño, porque detesta las fiestas, más que nada por lo que llegan a decir de otros, detestando los matrimonios arreglados, detestando los Edictos o que nadie pueda hablar de como se pueden sentir sin que alguien tenga que señalar con el dedo que eso es significa ser frágil. No le gusta nada lo que ve, todo gracias a sus familiares y otros que también lo han escupido por sus ojos dorados; es que tampoco es normal lo que a veces llega a decir. O sentir. O pensar. Es que su cabeza solo ve puro negocio, lo que puede parecer superficial pero para quien es tan intenso, no lo es.
Aún así, él no pretende tampoco romper demasiado el molde porque ante todo, el dinero viene con los clientes y esas joyas no se venden solas. En eso se esfuerza porque su padre le enseñó a manipular, su madre le enseñó sobre identificar sus emociones y sus hermanastros, lograron que pudiera guardar sus pensamientos más crudos. Lamentablemente, a veces le nace ser literal o muy incapaz de entender lo que siente (y es que para locura en un mundo de fantasía, da mucho jugo por dónde exprimir).
Y no puede todavía tumbar ese muro, él no puede cambiar a nadie, y él no está interesado porque nadie va a darle nada por hacerlo (siendo interesado y cuidadoso con su tiempo, si le pagan quizá si se mueve). Por otro, también ha sabido cuidar lo que considera que realmente tiene un valor especial, como el amor, la familia y ma amistad. Sabe que eso no lo compra el dinero ni ningún dios se lo puede dar, aún si visión sea incorrecta o retorcida.
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pyrsbr · 5 years
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The kid from nowhere.
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“Si tuvieras que resumir tu vida en una palabra, ¿cuál escogerías?”
Esa frase se quedó grabada a fuego en su cerebro cuando la leyó en alguna parte. Desde luego, la opción que quedaría eliminada totalmente sería la de describir su vida como fácil. Siempre había tenido personas en su vida que, de una manera u otra, se empeñaban en hacer que su camino fuera aún más cuesta arriba de lo que ya de por sí era. Incluso su nacimiento fue difícil y plagado de inconvenientes como el de arrebatarle la vida a su madre. Ese primer hecho iría de la mano con otros igual de catastróficos que marcarían su infancia y su niñez. Nacido y crecido en Rusia, jamás se sintió parte de esa sociedad tan rica pero a la vez tan cerrada. Había luchado con todas sus fuerzas para hacerse un hueco en la ciudad, obtener el mínimo reconocimiento incluso por parte de su progenitor que parecía haberle obviado por quitarle lo único bueno, a su parecer, que había tenido en la vida. Nunca tuvo amigos, y cuando por fin consiguió que una persona reconociera su presencia, su lugar en el mundo, esta le fue arrebatada por su propio padre que le prohibió acercarse de esa manera a su único amigo. Lo único que quiso fue un abrazo. Quiso que los aún infantiles brazos de su amigo le estrechasen con fuerza para mostrarle qué era ser apreciado por alguien, que le mostrase que en el mundo había algo más que frialdad y desprecio, que los humanos tenían cosas buenas que ofrecer a pesar de que siempre ganase el mal.
“Los hombres no se abrazan entre ellos Yuri ¿o me has mentido todo este tiempo y eres una chica? Eso explicaría muchas cosas”
Una infancia miserable dio lugar a una adolescencia igualmente desviada. El tabaco llegó a sus manos a una edad temprana y descubrió que el sabor a cenicero, que desgraciadamente conocía de primera mano, unido a la sensación de ardor que recorría su tráquea, conseguían que sus pensamientos siempre poblado de nubarrones, no amenazasen con lluvia. Del tabaco saltó al alcohol y de ahí a Corea. Corea fue su perdición y salvación a partes iguales. Incapaz de aguantar la pena por más tiempo, su padre terminó tirándose a las vías del tren y los servicios sociales llamaron a su puerta, pasaporte en mano, para que hiciera las maletas para irse al país de su padre porque era allí donde residía su único pariente vivo... que resultó ser aún más frío que su progenitor. Le recibió como si fuera una carga que no quiso en ningún momento, pero el gobierno de ambos países iban a pagarle una manutención por mantenerle hasta su mayoría de edad.
Suburbia no era la mejor de las ciudades para crecer. La corrupción, prostitución  y violencia teñían las calles de rojo prácticamente cada día como si se tratase de Ciudad Juarez. La primera vez que le ofrecieron trabajo fue cuando salía de una tienda de conveniencia teniendo escondida una botella de vodka en el chaquetón. Quien le reclutó resultó ser un don nadie de la mafia coreana, que totalmente ajeno a cuya nacionalidad, le dijo que podría hacerle ganar dinero fácil y ofrecerle protección contra los imbéciles que le habían dejado la cara hecha un mapa por no saber pronunciar correctamente un idioma que apenas había tenido presencia en su vida. Pudo haber hablado, pudo haber rechazado la oferta, y también pudo volver a entrar a la tienda para devolver la tercera botella que robaba en lo que llevaba de mes. Pero no hizo ni una cosa ni la otra. En su lugar, se dejó guiar por las calles por las que no había paseado nunca con un único pensamiento en mente: iba a abandonar el mundo de manera igualmente patética que había llegado a él. Y para su sorpresa, cuando llegó al local en el que esperaba el jefe de toda la mafia, seguía conservando todos sus órganos, su culo estaba intacto, y la botella de vodka seguía perfectamente guardada en su chaquetón.
“¿Cómo te llamas, chico?”
Fue la pregunta que desató el infierno en aquel local que parecía menos intimidante con todos los focos encendidos. Cuando pronunció las dos sílabas rusas que componían su nombre, aparecieron casi una docena de pistolas que apuntaban a un mismo lugar: su cuerpo. Parpadeó rápidamente incapaz de comprender la situación, pero demasiado cansado de vivir como para alterarse por estar a un paso de la muerte. Y fue eso lo que le salvó la vida. Tuvo que explicar que era mezcla, que por sus venas corría sangre coreana y rusa, que no sabía pronunciar bien el coreano y que estaba dispuesto a hacer cualquier cosa por vivir. Poco después de ese incidente le rebautizaron como Young Ri, ocultando por completo su doble nacionalidad aunque, de vez en cuando, se le escapasen improperios en ruso.
La adolescencia le golpeó, finalmente, a los dieciséis años, estirándole y haciendo que pasase de ser un niño raquítico y bajo, a ser un adolescente raquítico pero más alto que ninguno de los que trabajaban para hasta ese momento jefe. Sus rasgos se afilaron, y aquellos que conocían parte de sus raíces reconocían en ellos los genes rusos. La voz pasó de quebrarse a ser profunda, grave y rica, siendo esta el elemento que se imponía sobre todo lo demás debido a que, en sus palabras, no era posible que una voz como aquella acompañase a la cara de niño que tenía. Con su desarrollo, y su habilidad para colarse en sitios y salir como si jamás hubiera estado allí en un primer lugar, hizo que fuera escalando puestos en la cadena de mando. Todos se respetaban profundamente, todos eran familia. Y todos ellos le acogieron como si fuera un hermano menor al que había que explicarle incluso cómo se respiraba. Jamás volvió a recibir un abrazo como el que tuvo la suerte de experimentar años atrás, pero sí recibió otras cosas. Las palmadas en la espalda ante un trabajo bien hecho le demostraron el respeto maestro-alumno. Las clases de tiro le enseñaron que la paciencia era una virtud, que no servía de nada lanzar los puños primero y preguntar después, porque había veces en las que los puños no eran necesarios cuando se lanzaban las preguntas adecuadas acompañadas de ciertos incentivos. Por una vez en su vida, se sintió que era parte de algo mucho más grande que su pequeña existencia. había gente que dependía de él. 
“Inexperto pero ávido de aprender... vas a llegar lejos en la vida, niño” Dijo Son Hye antes de estremecerse en la cama y llevar las manos hasta el pelo de Young Ri, quien tenía la cabeza enterrada entre sus piernas.
Y entonces, llegaron las chicas. Siempre se había mantenido alejado de ellas porque tenía cosas mejores que hacer, pero una vez las probó, se encontró con que eran una droga incluso más poderosa que el tabaco, porque se había negado a consumir cualquier estupefaciente. Nunca tenía suficiente de ellas. Siempre había una chica nueva con la que aprender y perfeccionar su técnica. Todas estaban siempre tan dispuestas a complacer al ojito derecho del señor Kim, que Young Ri no podía decirles que no. Y fue por ellas por lo que recibió la primera llamada de atención de sus superiores. Estaba descuidándose, dejaba restos. La policía estaba a punto de pillarle. La llamada de atención fue brutal. Acabó con tres costillas rotas, la mandíbula desencajada y una muñeca igualmente rota, además de varias contusiones a lo largo de todo el cuerpo. La lujuria había estado a punto de consumirle y el señor Kim, siempre dispuesto a ayudarle, le enseñó a cómo resistir la tentación cuando tenía trabajo por hacer. 
De ladrón de casas de grupos rivales, ascendió hasta mano derecha del señor Kim cuando el anterior que ocupaba el puesto fue comprometido en el intercambio y borrado de la faz de la tierra. Lo único que quedaba de él era el pulgar que descansaba en mitad del escritorio del señor Kim, y al cual este miraba con una intensidad tal que no podía entender cómo era posible que aún no le hubiera prendido fuego.
Ascendió rápido, sí. Pero, una vez más, su nuevo puesto no era uno que se caracterizase por ser fácil. Había dejado de arriesgar su vida, sí. Había internado por fin a su único familiar vivo en un centro de rehabilitación, sí. Se había acostumbrado a tener que dar órdenes en lugar de recibirlas, joder, no. Esa era la parte que más le costaba. Siempre había recibido órdenes. Siempre había actuado bajo la voluntad de alguien superior a él, pero esa vez, solo había una persona por encima, y la conocía tan bien que no necesitaba consultarle la mitad de las sugerencias que llegaban a él cada día. El miedo de fracasar siempre estaba presente, y no pasó mucho tiempo hasta que la fastidió de manera tan espectacular que a día de hoy le seguía sorprendiendo el hecho de que tanto él como sus hombres y el señor Kim siguieran con vida. Nunca se mencionó ese hecho, ni se dejó que corriera el rumor porque, de hacerlo, tendrían que sentenciarle a muerte sus propios hombres. Había dejado que la policía interceptase un cargamento de cocaína lista para ser distribuida en las calles, todo por confundirse con una palabra e interpretarla con otro significado.
Tuvieron que romper la única regla que había en una ciudad sin leyes: hundieron el barco de la policía y se aseguraron de que no quedase ningún superviviente. El propio Young Ri tuvo que untar a los guardacostas para que alegasen que los policías se hundieron en una batalla con una de las lanchas. Poco después se encargó también de los guardacostas porque no quería que quedase ningún clavo suelto que le impidiera hacerse con el título que quería: CEO de la empresa del señor Kim, y líder de la mafia coreana. Título que llegó a él solo un año después, cuando su jefe decidió que había llegado el momento de dejar la dirección de la empresa en manos más jóvenes con ideas nuevas dispuestos a innovar
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