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cvbarroso · 4 years

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LAS RELIQUIAS DE LOS PASTORES DE BELÉN SE GUARDAN EN LEDESMA (SALAMANCA)

La iglesia de San Fernando ha albergado durante décadas los restos de tres testigos del nacimiento de Jesús hace dos milenios. En Ledesma se conservan los restos de, según reza la tradición popular, los pastores que fueron testigos del nacimiento de Jesús hace dos milenios en el Portal de Belén.

Cuenta la leyenda que en la Edad Media el caballero Micael Dominiquiz, natural de Ledesma, se dirigió hacia Jerusalén para participar en las cruzadas que salpicaban en aquella época a Tierra Santa (la tradición habla del año 900, pero un documento fecha este viaje en 1149). Una vez allí, el destino quiso que encontrara en una torre cercana a la gran ciudad un cofre abandonado. ¿Qué podía ser? La curiosidad no le hizo perder más tiempo, y al abrirlo, encontró huesos humanos, zurrones de pastor y tijeras de esquilar. ¿Por qué estos restos estaban guardados tan meticulosamente? No podía cejar en su empeño de averiguar más datos. De repente, junto al cráneo divisó un pequeño texto con tres nombres: "Los gloriosos Ysacio, Josefo y Jacobo Pastores de Belén, que merecieron ver y adorar los primeros a Christo Dios y hombre nacido en el portal". Tras indagar sobre el tema, llegó a la conclusión de que se trataba de las reliquias de los tres pastores de Belén que cita el Evangelio de Lucas, testigos directos del milagro acontecido en un pequeño pesebre: Josefo (o José), Issacio (o Isaac) y Jacobo.

Orgulloso de su hallazgo, el caballero cruzado decidió regresar a su villa natal para que estas reliquias fueran veneradas. Así lo refleja el primer cronista de Ledesma, el entonces arcipreste de Toledo, quien constata en varios documentos la presencia de estos restos en la localidad. ¡Los pastores de Belén! La noticia se propagó más rápido que el avance de los ejércitos durante las cruentas contiendas bélicas de las Cruzadas. Y llegó a oídos del Papa Inocencio XI, quien concede el privilegio para formar una cofradía que salvaguardase tan peculiar tesoro en la iglesia de San Pedro de Ledesma. No obstante, otra leyenda atribuye estos huesos a dos pastores a cuya muerte comenzaron a tañer de forma milagrosa las campanas de la iglesia de Santa Elena, aunque esta historia tiene mucho menor arraigo entre los ledesminos.

Lo cierto es que desde entonces la villa cuenta con unas reliquias que se encontraban custodiadas por una reja en la antigua iglesia de San Pedro, ya desaparecida. Incluso se mandó fabricar una arqueta para lograr una mayor protección de los restos y evitar así su deterioro. Posteriormente, tras la destrucción de esta iglesia, fueron trasladados al nuevo templo de San Fernando, en el barrio de Los Mesones. Allí permaneció el cofre desde finales del siglo XIX, incluso oculto durante varios años hasta que se volvió a descubrir hace tres décadas después de unas obras de reforma.

THE STAYS OF THE PASTORS OF BELE ARE SAVED IN LEDESMA (SALAMANCA)

The church of San Fernando has for decades housed the remains of three witnesses to the birth of Jesus two millennia ago. In Ledesma the remains of, according to popular tradition, the shepherds who witnessed the birth of Jesus two millennia ago are preserved in the Portal of Bethlehem. Legend has it that in the Middle Ages the knight Michael Dominiquiz, a native of Ledesma, made his way to Jerusalem to participate in the crusades that splattered at that time on the Holy Land (tradition speaks of the year 900, but a document dates this journey in 1149). Once there, the destination wanted me to find in a tower near the big city an abandoned chest. What could it be? Curiosity wasted no more time, and when he opened it, he found human bones, shepherd's slurs and shearing scissors. Why were these remains so meticulously stored? He couldn't give in to his efforts to find out more information. Suddenly, next to the skull, he saw a small text with three names: "The glorious Ysacio, Josephus and James Shepherds of Bethlehem, who deserved to see and worship the former Christo God and man born in the portal". After delving into the subject, he concluded that these were the relics of the three pastors of Bethlehem who quote the Gospel of Luke, direct witnesses of the miracle that occurred in a small manger: Josephus (or Joseph), Issacio (or Isaac) and James. Proud of his find, the Crusader knight decided to return to his native village for these relics to be revered. This is reflected by the first chronicler of Ledesma, the then archpriest of Toledo, who notes in several documents the presence of these remains in the town. The shepherds of Bethlehem! The news spread faster than the advance of armies during the crusades's bloody war fights. And it came to the ears of Pope Innocent XI, who granted the privilege to form a brotherhood that safeguarded such a peculiar treasure in the church of St. Peter of Ledesma. However, another legend attributes these bones to two shepherds whose death the bells of the church of St. Helena miraculously began to ring, although this story has much less roots among the Ledesmins. The truth is that the villa has, ever since, had a few reliquies that were guarded by a gate in the old Church of St. Peter's, already missing. It was even sent to manufacture a weapon to achieve greater protection of the remains and thus avoid its deterioration. After the destruction of this church, they were transferred to the new temple of San Fernando, in the mesons district. There he remained the chest since the late 19th century, even hidden for several years until he rediscovered three decades ago after a reform effort.

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