Tumgik
#tengo que ir a rendir normal y bien volver a mi casa un rato y salir a ser un degenerado por quince horas
andromerot · 7 months
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we need to assassinate whoever came up w exams on saturday . Stoppppp
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bourefialova · 7 years
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El inicio de la escritura.
Llevo pensando en comenzar a escribir sobre estos temas desde los 13 años aproximadamente (ayer cumplí 22 años). Por flojera, por vergüenza, por inestabilidad o por ser dispersa y olvidadiza nunca lo inicié. Hoy es el comienzo. Quién sabe cuánto va a durar, todo es efímero.
Podría empezar por el principio, pero eso ya sería monótono y predecible. Además, lo que urge ahora es dar a conocer los últimos eventos. Desde abril de este año aproximadamente tuve una descompensación de la enfermedad que tengo: depresión. Uno siempre cree que va a poder con ello sin ayuda, ¿si no como todo el resto de los humanos sobreviven a esta vida?. Esa es la primera equivocación. Dejé pasar el tiempo, insistiendo en que debía ser capaz de, con apoyo, salir de esa situación, sin embargo cada vez me deterioraba más. Tuve ayuda de una persona que al mismo tiempo era mi pilar de apoyo en el proceso, y al mismo tiempo era ese terremoto que derrumbaba lo que había logrado. Y es que ese es uno de los grandes problemas de este estado, la necesidad de la gente. La necesitad de contar con el apoyo incondicional y casi total de las personas. Uno no posee la energía para sobrellevar la vida de uno, por lo que requiere un poco de la energía del compañero o compañera para intentar sobrellevarlo. Y aquí viene otro de los problemas secundarios: uno va enfermando a las personas. 
Pasado el tiempo, aproximadamente en agosto, previo la primavera, me vi superada y obligada a recurrir ayuda con mi familia. Volver a la eterna terapia psicológica en la que siempre vuelvo cada cierto tiempo. Volví pensando en pasar semanas yendo siempre al mismo lugar, los mismo días a las mismas horas. Sin embargo, a parte de eso, me cuentan que debería ir al psiquiatra. Lo antes posible (siempre he sabido que lo mío es depresión endógena). 
Recurrí a psiquiatría, y me iniciaron tratamiento por bipolaridad, ya que tenía “altos” y “bajos”, como los suelo llamar yo. Y que siempre posterior a los altos vienen bajos más agudos y extremos que los normales. Empecé tratamiento, psiquiatra mensual, empastillada hasta más no poder. No me podía la vida. Fueron cerca de 3 meses de tratamiento, donde los altos disminuyeron por los bajos se mantenían 24/7. 
Si no me podía la vida imagínense intentar poderse la universidad (cuarto año, nutrición y dietética). Imposible. Había que hablar con profesores sobre la situación (humillante) y pedir más plazos para rendir como el resto. Dentro de esos momentos, o un poco antes, no lo recuerdo muy bien conocí a un humano. Otra persona de la carrera, pero ad portas de egresar y titularse. Tenía ciertos dramas al igual que yo, elección de carrera impuesta más que nada por normativa social. Sentía comprensión total, al fin eran muchos temas en los que había comprensión mutua. Sin embargo, este ser poseía resiliencia, algo que nunca he logrado aplicar en mi vida. Tenía ganas de vivir, de aprender, de conocer, de crear, de superarse e infinitas cosas más. Cosas que me inspiraban esas mismas ganas de apreciar la vida. Si bien estudiaba por normativa social, lo hacía desde el corazón, con unas ganas envidiables y un cariño inmenso. Y todo eso me inspiraba y devolvía el amor por la carrera, ese amor que había perdido hace años. Y eso, es algo que nunca en la vida se lo podré agradecer de la manera en la que se merece. He ahí donde se puede deducir el siguiente problema: los depresivos “robamos” energía de otras personas y requerimos atención por lo general más que las personas estables. Eso enferma, agota e impacienta, mucho. Como a todas las personas con las que me relaciono los pasa. Se alejó por temas estudiantiles, comprendiendo que está cercano al examen de título, y eso me impidió contagiarme del amor a la carrera. Y ahí quedé. Envuelta de nuevo por los malos pensamientos, sin esa positividad contagiosa y ganas de la vida.
Igual no debo ser tan tajante con ese tema. El peack depresivo venía acumulándose de hace un rato también. Pero pasa como siempre, se acumula, pasa algo mínimo y explota.
Otro tema es mi poca tolerancia hacia los problemas, esperas, negatividad y otros asuntos. Tuve un día que estuvo lleno de eso. No es necesario relatar cada asunto de ese día pero basta con mencionar que había descontento y enojo general en las personas con las que estuve rodeada, ignorada por los otros que estaban más en paz y dando bote como pelota en una competencia de tenis de mesa chino. Me sentía de todos lados y al mismo tiempo de ninguno. Nunca me había dado una crisis de pánico, pero según lo que yo lo definí y según lo que me ratificó el médico hoy, eso fue. Sudoración, temblores, angustia, necesidades de gritar, de llorar, nauseas, desvanecimiento, todo al mismo tiempo, y nadie al lado que me ayudara en ese momento. A los minutos más tarde llega gente que se preocupa por mi, me ven re reojo y se dan cuenta de mi situación. Me ayudan. Sin embargo, en esos momento lo que uno más quiere es alejarse de todo, y es difícil recibir ayuda así.
Acto siguiente: llegué a casa, angustiada. Me preparé lo que sería mi última cena, ramitas de queso y un vaso gigante de agua. Hace años que llevaba pensandolo, y sólo la cobardía me lo impedía. Ese día me sentía lo suficientemente valiente para aceptar el destino. Posterior a la “última cena” tomé tres tabletas de pastillas, y empecé. No logré terminar, me desmayé antes de acabar todas las pastillas. Al rato escucho a lo lejos pasos en las escaleras, noto que estaba vomitando mientras estaba inconsciente y que no me podía mover. Estaba casi ahogada en mi propio vómito.
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