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elimoris · 1 year
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¿Charly y Fito, los Mozart y Beethoven de nuestra época?
 Ayer terminé la serie sobre la vida de Fito Páez en Netflix, y no se preocupen este post no será para «spoilear» a aquellos que aún no la han visto, sin embargo me quedé pensando en la línea delgada entre la rivalidad y la complicidad de ambos personajes.
Debo confesar que hace más de 20 años Charly y las bandas que había tenido no eran de mi más mínimo conocimiento, lo único que escuché de él eran las canciones que pasaban por la radio, me parecía un tipo pedante y egocéntrico, es más cuando Sui Generis tocó en Perú en 2001 fui al Estadio Monumental pero a vender cola, en esa época mi economía no era de las mejores y me acababa de enterar por toda la movida que Sui Generis había ocasionado en los fans de mi país, que «Rasguña las Piedras» era una canción de ellos y no el «Ave María» que se cantaba en las misas de mi colegio con otra letra, ya que solo por eso conocía la melodía y después de 20 años supe que la original era de Charly y Nito.
Y sobre Fito desconocía su pasado, eso sí cuando escuché «Mariposa Technicolor» y «El amor después del amor» de inmediato se posicionaron entre mis canciones preferidas de esa época, pero no era para comprarme el álbum entero ya que coleccionar discos no era una de mis prioridades.
Con el tiempo y las amistades que fui forjando conocí más del rock argentino y con ello toda la onda de Charly, Fito, Almendra y sus derivados, despertando en mi un gusto musical que se mantiene en la actualidad, no podía creer lo perdida que estaba sin conocer la maravillosa música de los papás del rock gaucho.
Con estos conocimientos previos me atreví a formular un pensamiento, comparé a Charly con Mozart y a Fito con Beethoven, si nos ponemos a realizar algunas comparaciones Ludwig era admirador de Amadeus así como Páez de García, el autor de Elisa era 14 años menor que Mozart y Fito 12 años menor que «El bigote bicolor» 
Aunque hay varias teorías acerca del encuentro entre Mozart y Beethoven y otros dicen que nunca ocurrió me quisiera quedar con una anécdota la cual recita el biógrafo del siglo XIX Otto Jahnque, ambos se conocieron en Viena cuando Ludwig viajó como un prometedor músico, le presentaron a Mozart y el discípulo interpretó para él, sin embargo Amadeus no le tomo importancia porque era un tema que Beethoven ya había estudiado, al darse cuenta de su indiferencia, el joven músico pidió improvisar inspirado en Mozart, captando en ese momento la atención del experimentando compositor a lo que éste dijo «Recuerden su nombre, este joven hará hablar al mundo»
Me imagino a un Charly viendo a Fito por primera vez y pensando que sería útil para su banda, sin esconder un poco sorpresa y cierto recelo al ver a un tecladista que tocaba tan bien como él y sobre todo que lo imitaba. Al inicio es conocido que Charly ponía a Fito de espaldas en los conciertos porque ya era conocido en el círculo musical pero da a entender que tal vez no quería que tome mayor protagonismo que el mismo Charly, sin embargo con el tiempo éste admitió que debía tomar su propio camino dejándolo recorrer las sendas musicales que hoy conocemos y que estoy segura tiene mucho más que ofrecer.
¿Qué hubiera pasado si Mozart y Beethoven hubieran tocado juntos? ¿Sería la misma complicidad que tienen Charly y Fito? o ¿Los egos de Mozart y Beethoven hubieran sido un impedimento ya que en el siglo XVIII quien componía para las cortes era el más beneficiado económicamente? Lamentablemente no lo sabremos, no hay registros de sus encuentros y si los hubo me quisiera imaginar que tuvieron mucho de que hablar o que estuvieron enfrentados en algún duelo de pianistas como se solía acostumbrar en la época.
Y vale más que decir que Charly y Fito aprendieron a tocar con las partituras de estos ídolos que a finales de 1700 y principios de 1800 fueron como los reyes del rock and roll de la música clásica.
¿Y ustedes como creen que hubiera sido el encuentro de ambos compositores de la época barroca? ¿Tienen alguna otra comparación entre Charly/ Fito y Mozart/ Beethoven o lo consideran algo descabellado? Me gustaría saberlo.
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elimoris · 1 year
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Olor a muerte
Todos los días la veía pasar a la misma hora ataviada con una bolsa de plástico llena de botellas vacías, otras veces con un bolso sucio sobre su hombro y extrañamente vestida a veces con una falda muy corta, medias encima de sus rodillas, zapatillas y unas gafas de sol oscuras en pleno invierno europeo. Siempre andaba con la cabeza gacha resaltando una pequeña joroba en su espalda, piel extremadamente blanca, cabello rubio y de contextura robusta. 
Nunca supe su nombre, su extraño andar ido y sin rumbo era una intriga para mi, mi comedor está ubicado junto a la ventana del pasillo que da a la salida del edificio donde vivo y era habitual verla pasar a la hora del desayuno. A veces me cruzaba con ella al entrar o salir del condominio y como buena vecina la saludaba, ¡Hallo! pero ella nunca respondía, nunca escuché su voz, nunca la vi a hablar con otras personas, pero su misteriosa presencia clavó en mi la curiosidad, por lo que pregunté a un vecino si la conocía, lo cual me comentó, que ella vivía aquí hace mucho tiempo, tampoco sabía mucho, solo que no tenía una buena vida e indirectamente con una frase super directa me dijo que algunas «sustancias tóxicas» eran parte de su rutina diaria. Por lo poco que supe de mi vecina misteriosa me dio a entender que su salud y sus costumbres no andaban por buen camino, tampoco sabía en que piso ni número de departamento vivía, hasta ayer.
Después de un día largo y agotador llegué a casa y solo quería comer y descansar, en eso aparece mi madre para preguntar como me había ido, después de una breve tertulia sobre nuestro día, vimos pasar por la ventana dos policías, extrañadas por la aparición de esos personajes (no, no salimos a chismear) mi madre consultó a su esposo por mensaje de Wsp si sabía algo, a lo que éste respondió, que el vecino del tercer piso los había llamado porque desde el departamento de la «gordita» se expedía un olor nauseabundo como a cien gatos muertos y por más que tocaba la puerta nadie salía, una espantosa fetidez que se sentía (sí, porque era tan potente la peste que ya no sólo se olía, sino que se sentía) desde el primer «stock».
Para ese día algunos vecinos (incluyendo el que llamó a la poli) habían organizado una parrillada en el jardín (donde festejé mi cumple) y es que nada iba a interferir el jubileo que el sol trae a un Berlín castigado por el frio. No tenía muchas ganas de ir por el cansancio pero mi madre me animó a participar, además iba a practicar mi alemán con los nativos, así que llevé las cervezas que quedaron en mi cumple (y todavía quedan) y empecé a sentirme cómoda con ellos. 
Me había olvidado del tema del olor, cuando el vecino comentó con una salchicha entre los dientes y una botella de cerveza en mano, que los policías encontraron a la reservada vecina «muerta» inmediatamente paré de comer, me agarré la cabeza y sentí una profunda tristeza como si la conociera de años.
Asombrada por la reacción de los alemanes de seguir con sus actividades a pesar de la desgracia, no los culpé, nadie la conocía o ella no se dejaba conocer, me hizo pensar en las costumbres tan diferentes que tenemos los latinos, pero los alemanes son tan prácticos que no dejan que nadie los detenga, en Perú hubiéramos hecho una colecta, una misa o un minuto de silencio por el alma de alguien desconocido, en fin somos culturas distintas respetándose unas a otras.
Es una pena que después de muerta me haya enterado de su nombre, en que piso vivía y a que se dedicaba esta desdichada mujer, pero su muerte sigue siendo un misterio, ya que al no tener familia cerca nunca nos enteramos que le había pasado, se especulan muchas cosas, desde muerte pasional hasta sobredosis de alcohol o drogas. Nunca vi el cadáver salir, no vi alboroto, ni mínimo movimiento, solo su departamento ahora cerrado con un aviso policial alimenta más la intriga sobre su deceso. 
Sea quien haya sido la protagonista enigmática de este relato merece respeto, ha sido una hija, hermana o madre, quien sabe, ya no sufre por los actos que la atormentaban en vida, una vez la vi salir y no la volví a ver nunca más. 
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elimoris · 1 year
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El placer de la Soledad
Viendo la lluvia por la ventana, con el cielo gris sobre una tarde fría de abril, me pregunté ¿Por qué me gusta estar sola? ¿Será un mecanismo de defensa para huir de la gente? o ¿Es que simplemente disfruto de mi compañía? No me considero tímida, tampoco egocéntrica pero soy muy celosa con mi propio espacio, ese rincón lleno de mi al que guardo bajo mi almohada, entre mis sábanas, debajo de mi cama, detrás de la cocina, en el patio interno de mi mente en donde el hacer lo que quiero conmigo misma es un ritual más que placentero.
Disfruto de mi propia bulla, de mi oscuridad y mi silencio y no me gusta que interrumpan mis momentos, la inspiración es uno de los pocos invitados que acepto, no creo que sea egoísta pero si me vienes a visitar, avísame; para cortar de a pocos mi creativo aliento y dar pase a la personalidad sociable que también merece respeto, pero es cierto, valoro tanto mi espacio en sus primeros momentos que de verdad necesito tiempo para acostumbrarme al ruido externo.
Esta sensación se ha vuelto más vulnerable en esta nueva ciudad desde que vivo con otras personas bajo el mismo techo, cuando la mudanza por ahora no es la opción ¿Será una prueba de paciencia y fé? a veces creo que sí, pero menos mal que la sorteo como puedo, lo lamento silencio ya vendrán mejores momentos.
Aunque a veces me gana la impaciencia, me siento orgullosa de no perderla por completo, espero que mis familiares estén de acuerdo. Es cierto que he perdido algunas batallas frente a mi intolerabilidad y por ella me he convertido en un bocado amargo, está bien y lo acepto, doy gracias a las personas, en especial a mi familia, por la paciencia que otorgan a mi recluido ser.
Tampoco niego lo bien que se siente la compañía pero para ello existen momentos, me gustan las sorpresas pero si llegan en un mal momento al inicio no las acepto pero luego es inevitable no rendirme ante la sensación de un inesperado estupor y si se trata de chocolates, bienvenidos aquellos intempestivos momentos. 
No sé si será la edad que permite aflorar mis sentimientos dejando a mi soledad sin lamentos, agradezco los instantes de silencio en donde puedo ser yo y en donde la soledad se ha convertido en mi más aliada compañía. 
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elimoris · 1 year
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Frimsomnio
Anoche no pude dormir, como otras veces ha ocurrido mi cuerpo en reposo no pudo conciliar el exquisito placer del sueño, no solo por la taza de café que tomé después de las 4 de la tarde sino por el frío que enrollaba mi cama y no me dejaba entregarme a los dulces brazos de Morfeo.
Este pecaminoso acto involuntario (para mi no dormir es un pecado) viene ocurriendo desde hace un buen tiempo atrás, cuando sucedía, pensaba que mi naturaleza «friolenta» como me dicen en casa, era normal, sin embargo en verano se torna también imposible debido al calor de la estación. Pero en Europa conciliar el sueño en Invierno se ha vuelto para mi en más que una lucha nocturna.
Como comenté en un post anterior siempre duermo con tres «deckes» y la ropa más abrigadora de invierno, pero cuando subo a la cama, me tapo y luego de una hora de haber dado vueltas, el frío se apodera de mi convirtiéndose en una pelea interna entre no hacerle caso o salir de la cama para buscar más frazadas, revisar las ventanas o prender la calefacción, acciones que no yo era capaz de realizar.
Es gracioso ya que entre la batalla de sentir frío y hacer cualquiera de las acciones descritas arriba, gana el quedarme sin hacer nada y aguantar que el frío pase como si fuera un tren de madrugada, pero ¡el bendito tren se queda toda la noche a esperar más pasajeros!
Esa contienda entre salir de mi cama o no, hacen que el insomnio fiel amante del frío se confabulen para no caer en el tan ansiado sueño REM, a veces me despierto y recuerdo que algo soñé pero no estoy muy segura que sea el sueño profundo que todos anhelan.
A las 3 de la  mañana la voluntad de mi cuerpo ante la sensación de frío ganó y con todas las fuerzas de mi cama levanté mis cobijas y salí de ella, cogí una manta polar del armario y encendí la calefacción (no suelo encenderla en Primavera ya que las temperaturas nocturnas oscilan entre los 3 y 4 grados y el costo de la energía ha subido de precio) en puntillas regresé y  me envolví cual feto en vientre materno poco faltaba para meterme el dedo en la boca y regresar al cálido recuerdo del útero de mi madre, tal vez este esfuerzo casi titánico para mi les parecería suficiente para ganarle la pelea al frío... pero no.
Continué divagando un rato pensando en por qué me ocurría esto si antes dormía como un bebé y caí de nuevo en la cuenta que las hormonas propia de la edad son las culpables, no me quejo porque la vida continúa y con ella los achaques que vienen con lo años, me sentí mejor luego de reflexionar y sin echarle más la culpa a mi fisiología me quedé dormida ansiosa a que llegue la mañana para describir las sensaciones que están leyendo.
El dormir es un verdadero lujo porque el sueño es reparador, esta vez el frío alemán no me ayuda es una pena porque disfruto de él cuando salgo a caminar, pero como en toda relación existen pros y contras y no puedo contra la naturaleza invernal, solo me queda aceptarlo para convivir en una cordial y templada relación con mi Frimsomnio.
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elimoris · 1 year
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Dolor de rodilla
Eran las 4 de la tarde cuando el sol aún asomaba en Berlín, el aire fresco vespertino acariciaba mi rostro, mis manos frías en los bolsillos y mi mochila a la espalda estaban listas para ir a la marcha. Mientras miraba los armoniosos colores que dejó el otoño y se asomaba un camino acogedor, a mitad del sendero interrumpió un pequeño punzón en la rodilla, como había pasado en la mañana no tomé en cuenta su llamado y lo ignoré, acomodé mi rótula y volví al paso, unos metros más adelante ese flaco punzón golpeó más fuerte, como un hachazo sin filo y casi paralizador, no puedo negar que el miedo se apoderó de mis pensamientos deteniendo mi marcha para pensar con claridad en lo que experimentaba.
La negación fue la primera etapa de una serie de sentimientos que vinieron luego, no podía creer que el desgaste de mis huesos ya estaba empezando, será eso? Pensé. La fortaleza de mi cuerpo se agota o solo quiere descanso? le exijo mucho a mi estructura ósea? continué diciendo para mi. Cuando la ira pidió permiso en mi mente, empecé a reprocharme por creerme la invencible e inmortal, luego sobrevino la depresión para dar paso a la resignación y aceptar que la caminata de hoy se había acabado. 
Pero para coger el tren de las cinco tenía que caminar un poquito más, durante el trayecto agradecía a los semáforos en rojo para poder descansar, casi besaba a las bancas del camino que me permitían sentarme y con pisadas lentas bajé las últimas escaleras de la estación, subí al tren y me fui. 
Con la rodilla envuelta en dolor y un corazón triste que aún se negaba a soltar sus caminatas largas, me senté en el último vagón del tren mirando a través de la ventana la lluvia que empezaba a caer, esa misma que ayer a la misma hora disfrutaba sin paraguas, lamenté mi estado pero afirmé para mi que haría caso a mi dolor para con él hacerme más fuerte y volver a disfrutar del maravilloso mundo a pie.
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elimoris · 1 year
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Amigo Joni
Eran las 4 de la tarde cuando un estruendo sonó en el cielo, las nubes oscurecieron y de pronto empezó a llover, era la despedida del invierno? la llegada de la primavera? pero por qué, si ya estamos en Primavera? el cambio climático? estás y muchas otras preguntas divagaban por mi mente, pero la verdad no debía sorprenderme a estos humores del clima europeo. Al terminar mi jornada los truenos siguieron sonando uno más fuerte que otro, y las enormes gotas de lluvia no cesaban de caer, mi ropa empezó a mojarse rápidamente y mi bicicleta ya lo estaba aún más, saqué el plástico que cubría el asiento, cuando recibí un mensaje, miré mi reloj y lo único que llegué a ver en ese momento fue: «Qué pena por lo de Joni Chiappe», de inmediato cogí el celular y aunque tenía solo cinco por ciento de batería, abrí la aplicación y era uno de esos mensajes que nunca quieres leer cuando estás lejos, cuando estás solo, cuando... no te lo esperas. 
Una de esas noticias en las que tu corazón late más fuerte, en las que tu estómago se estruja y en las que tu mente lucha por asimilarla. Sin importar la lluvia y los truenos divagué por un rato tratando de despertar de mi pesadilla, tratando de creer de que esto no estaba pasando, queriendo creer que es una broma, una de  esas en las que mi amigo Joni me escribiría luego para decirme, «amiguita, estás bien? es solo una broma, aquí estoy, solo lo hice porque a veces quiero desaparecer del mapa de las redes» y después nos estaríamos riendo y haciendo planes musicales, yo le envío mis demos y él me los produce, le envío mis ideas y él me ayuda a hacerlas crecer, le envío mis fotos y videos de la nieve, porque sé que le encantan, al igual que a mi, el invierno, la lluvia, los paisajes...pero ya no más, caí en cuenta que lo había perdido... que la lluvia y los truenos fueron las teclas de los ecos de su partida y a la vez el anuncio de su entrada triunfal al cosmos en donde ahora caminará sobre las sábanas del cielo.
Amigo Joni no asimilo tu partida, quedaron tantos cafés pendientes, tanta música para ofrecer, tantas charlas y tantos conciertos juntos, sabes que fui afortunada de conocerte, tuve la suerte de ser tu amiga, de contarte mis penas, mis alegrías, mis planes y mis secretos, conté con tu valioso tiempo al escuchar o leer mis mensajes, aunque respondías después de horas de habértelos enviado, jaja no importaba, tus sabias palabras las atesoro en mi presente, tu humilde presencia la guardo en mi recuerdo, tu risa lenta y grave así como tu psicodelia musical (psicoledia lenta, como catalogué a tu música) las custodio en mi ser.
Ahora lejos a tantos kilómetros de distancia, se me hace tan difícil no dejar de pensar en ti, en acompañar a tu cuerpo a su última morada, en hablar personalmente con nuestros amigos en común sobre ti y cantarte.
Horas después de la noticia que empañó mi día, sentada sola a la luz de una lámpara sobre mi mesa de noche, escribiendo estas palabras, recordé que esta mañana al despertar, sentí algo extraño en mi habitación, como una cálido rose de aire en mi brazo seguido por un alivio en mi pecho con la grata satisfacción de que el día vendría bien, eras tú diciéndome, «Ya vuelvo» como en aquel concierto.
Joni amigo mío, respeto tu decisión de irte, dejaste un vacío en los corazones de la gente que te aprecia, ya no contaremos con tus bromas y tu presencia, con tu maravilloso sonido que hacía volar la cabeza a cualquiera embarcándolo en un magistral viaje, pero esta vez el viaje lo hiciste tú, hasta siempre querido amigo, nos quedó pendiente el café, ya será cuando te vuelva a ver.
Con amor a mi querido amigo Joni Chiappe.
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elimoris · 1 year
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Pan de supervivencia
En días fríos como hoy en la zona nororiental de Europa, salir de la cama es un trabajo gratis que no pienso hacer, con más de tres «Decken» encima mío, chompa y pantalón de tela, sin olvidar mencionar mis medias de lana, el frío se cuela a través de las rendijas de mi ataviado ajuar invernal. Por las ventanas un roce helado de aire entra como Pedro en su casa y de los dos «Heizungen» que tengo en mi piso solo uno funciona y está ubicado debajo de las ventanas cómplices del aire que se cuela en mi hogar.
Mi ritual matutino (después de beber un vaso con agua) empieza con una taza de café hirviendo el cual se ha convertido en uno de los pocos amigos que espero al salir de la cama, primero café y luego existo.
No hay café en el desayuno sin algo para masticar, en Perú los famosos panes franceses traídos por el panadero del barrio y su característica bocina, son el signo de distinción de una Lima que se resiste a la modernidad, sin embargo en Berlín mis panes de yema o franceses «peruanos» han sido reemplazados por panes de bolsa y/o de las estanterías del super.
Pero precisamente esa mañana fría de enero, luego de buscar por toda la alacena no encontré ni la migaja del pan de bolsa. Como no pensaba caminar más de un kilómetro para buscar pan, se me ocurrió hacerlo yo misma, ustedes pensarán, ¡Seguro te tomó toda la mañana! y ¿Si no tenias levadura? ¡Pero el pan hay que dejarlo reposar! Tranquilidad mis queridos lectores, la siguiente receta les salvará de muchos apuros si la desean tomar y naturalmente después comer. Para mi suerte he sido una niña sin lujos, decían que comía «hasta piedras» (porque me gustaba toda la comida que mis padres me daban, sin reclamos) pero en realidad eso no lo puedo asegurar me acordaría de su sabor, en fin, esa «suerte» de comer de todo ha hecho que de adulta pueda sobrevivir a las épocas de escasez de alimento y a un supuesto futuro apocalíptico adaptándome a los ingredientes que encuentro en mi «Regal».
Ubicada en la esquina superior de mi despensa encontré una bolsa de harina integral que ya estaba por vencer, recordé lo que Jesús comió en la última cena y fue pan sin levadura, solo con agua y sal! increíble! ¿Si hemos sobrevivido tanto tiempo sin químicos y preservantes por qué ahora no lo podemos hacer? pero tenía un obstáculo ¿Cómo lo hago? entonces recurrí a YouTube, encontré videos en los cuales agregaban aceite pero quería hacerlo de la manera más simple posible, así que lo remplacé por agua. La receta más sencilla y fácil del mundo si no tienes pan ahí va:
Pan de supervivencia:
Válido para dos panes, lo puedes usar como tacos o pan durum:
-3 cucharadas de harina (cualquier tipo)
- 3 cucharadas de agua tibia
- sal
- Opcional, orégano, semillas de chía y/o sésamo u otras.
Mezclar todos los ingredientes, hasta llegar a una masa homogénea, cortarla en dos, estirar cada parte con un rodillo sobre una tabla o botella de vidrio o con tus nudillos (en serio me funciona) luego colocar cada una en una sartén sin aceite, bien caliente unos segundos por cada lado, cuando veas que se inflan ya están, al retirarlas colócalas en un plato tapado con un paño para que no endurezcan.
Super einfach! 
Para rellenarlos freí cebolla, pimientos y champiñones, lo acompañé con queso, si no tienes puedes ponerle mantequilla o lo que desees, recuerda que saldrá una masa al estilo tortilla, no se pueden cortar por la mitad y solo para envolver algo.
Listo ya tienen una receta para sobrevivir al Apocalpisis zombie, pruébenla y me encantaría saber como les fue.
Pd. Lamentablemente la idea de este post se me ocurrió después de que el pan estuviera muy lejos de mi estómago, así que no le pude tomar foto, sorry 😹
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elimoris · 1 year
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LA FE DE VICTORIA
En mi familia, mi abuela fue primero, después de mi madre y mis hermanas.
Mi abuela me enseñó que el camino de la vida es duro, me castigaba y crió a la antigua, de niña tenia que esconder "el chiquote" para que no me cayera uno de sus indeseables roces, aquel instrumento era un látigo de tres puntas, que hasta el día de hoy desconozco su origen y materia prima.
A pesar de su rectitud en mi crianza, guardo los recuerdos más lindos de mi infancia con ella, como los paseos en el parque durante las tardes de invierno, donde el viento frío era reemplazado por sus cálidas manos trabajadoras convirtiéndose en mi abrigo después de las seis y al llegar a casa una taza de leche caliente completaba el día.
Mi Tata, fuente de energía y luz opacada por sus tristes vivencias, una peor que otras desde su natal Carhuaz hasta su enfermedad en Lima, buscando el amor y la estabilidad en una capital injusta que le dio más dolor que esperanza, aún así se instaló, tuvo tres hijos de relaciones distintas y cada una de ellas dejó su corazón agotado, adolorido y sin esperanza de encontrar alquien que cuide de ella y sus hijos.
Desde que tengo uso de razón mi Tata se llamaba así, hasta que escuché «Victoria»; el nombre más largo según yo de niña porque el mío tiene mas letras; que escuché, me parecería extraño que mi tata tuviera nombre, lamentablemente con el paso de los años en mi adolescencia y adultez no tuve el interés por descubrir su valor, tema aparte para un capítulo de arrepentimientos.
Mi tata era muy estricta, no quería que vea el Chavo del ocho porque decía ella, "me volvía idiota", tal vez le hubiera hecho caso, ironías de la vida, en fin, su manera de corregirme sería hoy en donde vivo, un horror del mundo moderno, en América fue un tipo de educación muy común aún así sigue siendo cuestionable.
Me llevaba y recogía del colegio hasta los siete años, un viaje de ida y vuelta que le quitaba dos horas diarias de vida, más adelante, ese trayecto se convertiría en tres horas, cinco veces a la semana. Al despertar un extracto de zanahoria y beterraga eran los sabores más educadores y amargos para una niña de cinco años, los cuales ahora agradezco ya que supongo han influenciado hoy en mi salud, pero a decir verdad fue una tortura matinal.
Con el tiempo y la separación de mis padres, mi Tata buscaba independencia, trabajó en una casa de familia adinerada que la trataban como parte de su círculo, venía solo los fines de semana con bolsas de pan rellenas de jamón y queso que sobraban de la residencia, sabor exquisito que nunca antes hasta los 12 años había experimentado. Los ahorros que recogía de ese trabajo le servirían para comprar una casa para ella y sus últimos años.
Luego vino uno de los primeros capítulos más impactantes en mi vida y creo que también en la de mi madre, un cáncer de riñón se apoderó de su frágil cuerpo, con 60 años yo la creía inmortal, invencible que ella me enterraría a mi y lloraría por mi ausencia lo cual me causaba mucho dolor, sin embargo fue al revés.
Después de varias visitas al médico, pastillas, tratamientos naturales, y consejos de un tratamiento de quimioterapia, ella desistió, se dejó llevar por un anuncio en la radio que invadió sus creencias religiosas, se dejó llevar por un aviso charlatán que la dejó expuesta a manos de un rápido deterioro de su enfermedad, una publicidad la cual pregonaba el pago de diezmos a cambio de un espacio en el cielo, el pago por una medicina a cambio de una cura.
Cegada por su fe en esa supuesta iglesia, una tarde fui con a ella uno de sus locales asentados en una carpa de la Plaza Grau de Lima, corrían los años 90. Al llegar a la puerta mi Tata se desmoronó, antes de ello un hombre con voz de vendedor se nos acercó a preguntarle su nombre, con voz entrecortada y casi en el desmayo dijo "Victoria", los hombres citaron palabras de la Biblia y se fueron, así como ella empezaron a llegar personas desahuciadas, enfermas, moribundas solo con su fe en las manos y a la espera de un milagro para curar su angustia.
El acto principal consistió en demostrar que una pequeña botella de aceite o agua; hasta ahora no sé lo que ese frasco contenía; era milagrosa, exorcizaba y también curaba. Las clases de oratoria de aquel supuesto pastor estuvieron acompañadas de una mujer que se desmayó con el contacto de aquella cura divina y por obra y gracia de su contenido se «curó».
Pero todo no podía ser tan extraordinario, ya que aquella pócima milagrosa tenía un precio, empezaron con un tope de 100 soles, para lo cual ni los porteros se atrevían a pagar, luego fueron bajando de 10 en 10, cuando sonaban los 30 soles el público empezó a desembolsar la cantidad que pedían, al ver los organizadores que nadie más se atrevía a comprar su «descubrimiento divino» rebajaron el precio hasta los 5 soles, cantidad que desembolsé después de que la mirada de mi tata se clavara en mi para comprarla, al fin y al cabo, tal vez ella sabía que solo era una colaboración para la crecimiento de la supuesta «Iglesia»
Fue la primera vez que me cuestioné la desigualdad en los hombres, la hipocresía, la mentira, la injusticia y lo frágil que puede ser el secuestro de la fe en alguien tan vulnerable como ella.
Ella nunca quiso ir al tratamiento de quimioterapia porque le dijeron que su fe en Cristo y el diezmo la salvarían, meses después, luego de una larga agonía, falleció.
Se fue una mañana de invierno, mi mamá me despertó diciendo, Eli tu Tata ya está mal, a lo que me desperté fui a su cuarto y estaba delirando, volteaba la cabeza para todos lados, su cuerpo la estaba abandonado, no nos reconocía, aunque días antes mencionaba a su tierra querida como si estuviera ahí, como si todavía fuera una niña que salía a pastorear con sus hermanos en las altas montañas de nuestro Perú.
Luego de unas horas exhaló su último aliento y no volvió a respirar jamás, con mis manos cerré sus ojos que después de unos segundos se volvieron a abrir, tal vez fue el espasmo de su cuerpo que no sabe que el corazón ya no funciona o fue su alma aferrada dando su último adiós.
El siguiente relato puede ser un poco chocante para el lector, pero me atrevo a contarlo a modo de terapia personal. Después de la muerte de mi Tata, aún en su lecho; mi madre y yo que presenciamos el deceso; debíamos limpiarla para su funeral, levantamos sus piernas rígidas y frías como el invierno más gélido, y de sus entrañas expulsó unos coágulos marrones de los cuales no puedo expresar su olor, con mi madre nos miramos y comentamos que era el cáncer que la había consumido y que murió también con ella, tras varias emanaciones de esa sangre oscura y espesa y después de tratar de limpiar con papel periódico la ropa y las sábanas manchadas con esa sustancia, el cuajo se detuvo.
Al funeral llegaron vecinos y familiares que protagonizaron duras escenas de dolor, mi Tata fue querida en el barrio, por ser dedicada a su hogar a su familia y sobre todo a sus nietos.
Cuando mi Tata se fue sentí un profundo alivio, el dolor se había ido y como adolescente alcornoque que era, ya no me dedicaría a ella y tendría más horas en mi rebelde agenda juvenil, capítulo aparte para otra entrada.
La escritura me ayuda a expresarme, me facilita a superar mis pesadillas y traumas y hoy un día especial para las mujeres de la humanidad quise contar parte de la historia de una de las más influyentes de mi vida. No cuestionó la fe en Dios sino de aquellos que de ella crean mentiras y se aprovechan de la vulnerabilidad de sus creyentes.
¿Dónde estará el diezmo? ¿Dónde estará el dinero de las personas que compraron la mágica pócima? no lo sé, pero estoy segura que al cielo no ha llegado.
Gracias Tata por enseñarme a ser fuerte e independiente, este capítulo dedicado a ti y a todas las mujeres que siguen adelante solas con hijos o no y que se sienten abatidas por los golpes de la vida, sin embargo guardan consuelo y esperanza, una luz que las empuja a seguir, aquella realidad en la que todo algún día será mejor.
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