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#Emisiones de Carbono
jujuygrafico · 2 years
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La Legislatura aprobó la creación Universidad Provincial del Trabajo
#Jujuy | La #Legislatura aprobó la creación #UniversidadProvincialdelTrabajo
En la 10ª Sesión Ordinaria, la Cámara de Diputados provincial aprobó la Ley N° 6304 que establece la creación de la Universidad Provincial para el Trabajo, que brindará carreras de pregrado, grado y posgrado; y basará su oferta académica en las necesidades de la Provincia. Asimismo, la Cámara aprobó leyes que tienden a cuidar el medio ambiente, entre ellas se encuentran la Ley N°6303 de impulso y…
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yo-sostenible · 4 months
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La Comisión presenta comunicaciones sobre un objetivo recomendado de reducción de emisiones para 2040 y sobre la gestión industrial del carbono
La Comisión ha publicado una evaluación de impacto detallada sobre las posibles vías para alcanzar el objetivo acordado de lograr que la Unión Europea sea climáticamente neutra de aquí a 2050. Sobre la base de esta evaluación de impacto, la Comisión recomienda una reducción neta del 90 % de las emisiones de gases de efecto invernadero de aquí a 2040 con respecto a los niveles de 1990, iniciando…
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ginberzonecolombia · 5 months
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crisis-ambiental · 10 months
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HUELLA DE CARBONO: UNA GUÍA ESENCIAL PARA CUIDAR NUESTRO PLANETA. PARTE 2
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EN LA SEGUNDA ENTREGA DE NUESTRA SERIE SOBRE LA HUELLA DE CARBONO, EXPLICAREMOS LAS HERRAMIENTAS CLAVE PARA IDENTIFICAR Y COMPRENDER CÓMO NUESTRAS ACTIVIDADES COTIDIANAS CONTRIBUYEN AL CAMBIO CLIMÁTICO. CONOCE ESTRATEGIAS PRÁCTICAS PARA CAMBIAR HÁBITOS Y REDUCIR NUESTRA HUELLA DE CARBONO: UN FUTURO MÁS SOSTENIBLE ES POSIBLE. 
CÁLCULO DE LA HUELLA DE CARBONO: ¿CÓMO MEDIR SU HUELLA DE CARBONO? 
Puedes utilizar diferentes calculadoras para conocer el tamaño de tu huella de carbono. Por ejemplo, ésta. Tendrás que completar información sobre el lugar donde vives, tu rutina, tu coche y otros medios de transporte, tu ropa, etc. Puedes calcularla por hogar o individualmente. 
10 FORMAS SENCILLAS DE REDUCIR TU HUELLA DE CARBONO
Tanto si se trata de tareas sencillas que implementas en tu vida diaria, como de otras que requieren un poco más de compromiso, independientemente de la acción que lleves a cabo, estarás echando una mano para reducir tu huella de carbono. Tú decides hasta qué punto quieres implicarte.
DEJA LOS PLÁSTICOS
Si eso es demasiado para ti, al menos deja los de un solo uso, que son los que más probabilidades tienen de acabar en el océano, contaminando las playas y poniendo en peligro la vida marina y miles de especies. Por cada tonelada de plástico que generamos se liberan a la atmósfera 5 toneladas de dióxido de carbono. 
Además, según el primer Global Plastics Outlook de la OCDE, los residuos plásticos generados anualmente por persona varían entre 221 kg en Estados Unidos y 114 kg en los países europeos de la OCDE.
Borrando un solo plástico de tu vida diaria estarás ayudando mucho. ¿Cómo puedes hacerlo?
Evita las pajitas, los tenedores y los cuchillos de plástico. Cuando vayas al supermercado, llévate tu propia bolsa en lugar de utilizar una de plástico.
Además, evita las botellas de agua de un solo uso, las tapas de los vasos de café y los envases de comida para llevar. 
Además, reduce los plásticos reciclables. No des por sentado que reciclar te da carta blanca para un uso excesivo del plástico: El reciclaje consume energía, agua, causa contaminación y emite microplásticos al medio ambiente.
CUANDO NECESITES COMPRAR ALIMENTOS, CÓMPRALOS A LOS AGRICULTORES LOCALES
Apoyar a los agricultores locales es una forma estupenda de reducir tu huella de carbono, porque los alimentos no tienen que viajar desde kilómetros de distancia para llegar a tu plato. Por tanto, hay menos consumo de combustible y menos emisiones de carbono. 
Además, es mejor si eliges productores locales que suelen utilizar menos pesticidas y conservantes, lo que significa que el proceso que siguen para producir los alimentos es más respetuoso con el medio ambiente. Te verás recompensado con alimentos más sanos, que además son más sabrosos. 
COMPRA TUS ALIMENTOS DE FORMA CONSCIENTE 
No se trata sólo de comprar productos locales, sino también de comprar sólo lo que necesitas. No llenes la nevera de alimentos que sabes que no vas a comer. Una buena idea es planificar sabiamente tus comidas y comprar sólo lo necesario para prepararlas. 
Esto no significa que no puedas comprar a granel para ahorrar dinero; puedes seguir haciéndolo prestando atención a las fechas de caducidad y almacenando los alimentos adecuadamente. Ten en cuenta que el desperdicio de alimentos aumenta la huella de carbono.
Si compras tus alimentos de forma más inteligente, gastarás menos dinero en la compra a la vez que proteges el medio ambiente: entre el 6% y el 8% de las emisiones de gases de efecto invernadero en todo el mundo proceden del desperdicio de alimentos. 
REDUCE TUS RESIDUOS
Cada cosa que acaba en tu basura contribuye a aumentar los gases de efecto invernadero en la atmósfera. ¿Por qué? Porque la basura va del cubo al vertedero, donde los microbios empiezan a descomponerla. Este proceso genera emisiones de gases de efecto invernadero.
La clave aquí es prestar atención a cada parte del ciclo de vida de tu producto. Por ejemplo, ¿ese producto que compras está lleno de plástico? ¿Necesitas tirar esa camiseta? ¿Realmente necesitas ropa nueva? ¿No puedes reciclar lo que estás a punto de tirar? Cada acción que realices puede marcar una gran diferencia.
ASEGÚRATE DE QUE TU COCHE ESTÁ EN BUEN ESTADO
Un coche emite 4,6 toneladas métricas de dióxido de carbono al año. Si tienes la oportunidad, plantéate cambiar a un coche híbrido o eléctrico. 
Estos vehículos son conocidos como una alternativa más ecológica que genera menos emisiones. Si no puedes evitar el uso del coche, hay algunas estrategias a tener en cuenta cuando quieras reducir esa cifra:
NO CONDUZCAS RÁPIDO
Evite la conducción temeraria, las aceleraciones rápidas o los frenazos innecesarios
Mantén los neumáticos correctamente inflados
Realice un mantenimiento regular
Sustituya los filtros periódicamente
Haga reparar todos sus sensores
ELIJA OTRAS ALTERNATIVAS DE TRANSPORTE
Cuando sea posible, opte por otras alternativas en lugar de conducir. Esto puede reducir significativamente tu huella de carbono. Por ejemplo, si dejas el coche en casa sólo un día a la semana y en su lugar vas en bici, tus emisiones de dióxido de carbono pueden ser un 84% menores ese día que si hubieras conducido. 
Si quieres hacer el cambio, es bueno empezar con trayectos cortos. Este cambio no sólo ayudará al medio ambiente, sino que también mejorará tu salud. 
¿ES TU CASA ENERGÉTICAMENTE EFICIENTE?
Como parte del proceso de reducción de su huella de carbono, debe comprobar que su casa es lo bastante eficiente desde el punto de vista energético.
Esto significa que siempre debes elegir soluciones energéticamente eficientes que pueden incluir, por ejemplo, el aislamiento de tu casa con materiales respetuosos con el medio ambiente y la sustitución del tejado y las ventanas. 
Al hacerlo, ayudarás al medio ambiente y también mejorarás el valor de tu casa, pagarás menos dinero por tus facturas, etc.
PLANTAR ÁRBOLES
Si tienes jardín, plantar árboles en él es una gran idea. Conseguirás refrigeración natural durante el verano y también una barrera contra el viento durante el invierno. Esto te ayudará a reducir tus facturas al ahorrar energía que normalmente se utiliza para calefacción y refrigeración. 
Además, como ya sabrás, los árboles funcionan como sumideros de carbono, por lo que ayudan a reducir el dióxido de carbono de la atmósfera. También liberan oxígeno, favoreciendo el aire limpio, el confort y un clima más saludable.
USA EL AGUA DE FORMA RESPONSABLE
Utilizar sólo la cantidad de agua que necesitas es esencial para reducir tu huella de carbono. Cuanta más agua utilices, mayor será tu huella de carbono. 
Algunas ideas para ayudarte a utilizar sólo el agua que necesitas son:
Utiliza un cabezal de ducha que ahorre agua
Cierra el grifo cuando te laves los dientes.
Lava la ropa de forma más consciente, asegúrate de hacerlo sólo cuando puedas cargar la lavadora por completo
PROMUEVE LA REUTILIZACIÓN DE APARATOS ELECTRÓNICOS
Cuando tus aparatos electrónicos necesiten ser cambiados, no los tires sin más. Tomemos como ejemplo los smartphones. Si tiras tu smartphone, se perderán muchos metales preciosos y contribuirás a la basura electrónica, una fuente de residuos que suma unos 50 millones de toneladas al año. 
Hay algunas empresas tecnológicas que ofrecen servicios de reciclaje y que incluso pueden pagarte si les das tu viejo móvil o lo aceptan como parte de pago al comprar uno nuevo. 
Con sólo ajustar algunas acciones de tu rutina diaria, puedes marcar una gran diferencia. Tú también puedes marcar la diferencia con tu teléfono móvil. 
PARTICIPA ACTIVAMENTE EN POLÍTICA Y MOVIMIENTOS DE BASE
Participando en movimientos de base y volviéndote más activo en política podrás alzar la voz para conseguir oportunidades adecuadas de reciclaje, carriles bici apropiados e incluso la reducción del exceso de envases.
Éstas son sólo algunas de las numerosas intervenciones políticas que pueden ayudar a reducir tu huella de carbono y la de los demás.
Por ejemplo, los envases pueden estar hechos de distintos tipos de materiales como madera, plástico, papel e incluso aluminio.
Muchos de esos materiales no son reciclables e incluso cuando lo son, su reciclaje resulta caro, por lo que empresas y municipios evitan hacerlo: reciclar una tonelada de basura cuesta unos 147 dólares y enviarla al vertedero, 28 dólares por tonelada.
Así que el primer paso que hay que dar es evitar en absoluto el exceso de envases.
¡Anímate, porque se puede!
Originally published at https://crisisambiental.com/ June 20, 2023.
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catherine-oporto · 11 months
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La contaminación vehicular
Reducción de emisiones contaminantes:
Los sistemas de control de emisiones en los vehículos pesados están diseñados para minimizar la liberación de gases contaminantes al medio ambiente.
Estos sistemas incluyen dispositivos como catalizadores, filtros de partículas y sistemas de recirculación de gases de escape, que ayudan a convertir o retener los contaminantes antes de que sean liberados al aire.
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quehaylondres · 2 years
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Amazon cambia furgonetas por bicicletas eléctricas para sus entregas por el centro de Londres
Amazon cambia furgonetas por bicicletas eléctricas para sus entregas por el centro de Londres
La gigante empresa de entregas dijo que su nuevo centro de ‘micromovilidad’ en Londres generará un millón más de entregas a sus clientes cada año, mientras se espera que se expanda por todo el Reino Unido en los próximos meses. Los repartidores viajarán en bicicletas eléctricas de carga y caminarán a las casas y oficinas de los clientes en el centro de Londres, reemplazando miles de viajes…
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Cambio climático.
¿Dia del agua todos los días, de ahora en adelante?
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El cambio climático se refiere a los cambios a largo plazo de las temperaturas y los patrones climáticos. Estos cambios pueden ser naturales, debido a variaciones en la actividad solar o erupciones volcánicas grandes. Pero desde el siglo XIX, las actividades humanas han sido el principal motor del cambio climático, debido principalmente a la quema de combustibles fósiles como el carbón, el petróleo y el gas.
La quema de combustibles fósiles genera emisiones de gases de efecto invernadero que actúan como una manta que envuelve a la Tierra, atrapando el calor del sol y elevando las temperaturas.
Las emisiones principales de gases de efecto invernadero que provocan el cambio climático son el dióxido de carbono y el metano. Estos proceden del uso de la gasolina para conducir un coche o del carbón para calentar un edificio, por ejemplo. El desmonte de tierras y bosques también puede liberar dióxido de carbono. La agricultura y las actividades relacionadas con el petróleo y el gas son fuentes importante de emisiones de metano.
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odiseowolfzombie · 1 month
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El auge de la comida vegana: ¿una tendencia pasajera o un cambio duradero en la alimentación?
La comida vegana se ha convertido en una tendencia creciente en todo el mundo y ha capturado la atención de muchas personas que buscan adoptar un estilo de vida más saludable y sostenible. La dieta vegana, que excluye cualquier tipo de alimento de origen animal, se ha popularizado debido a sus numerosos beneficios para la salud, el medio ambiente y el bienestar animal.
Una de las principales razones por las que la comida vegana ha ganado tanta popularidad es su impacto positivo en la salud. Los estudios han demostrado que una dieta basada en plantas puede reducir el riesgo de enfermedades crónicas, como la diabetes tipo 2, enfermedades del corazón y ciertos tipos de cáncer. Además, los alimentos veganos son naturalmente bajos en grasas saturadas y colesterol, lo que contribuye a un corazón más sano y a mantener un peso adecuado.
Además de sus beneficios para la salud, la comida vegana también desempeña un papel importante en la reducción del impacto ambiental. La producción de carne y productos lácteos es una de las principales fuentes de emisiones de gases de efecto invernadero, deforestación y agotamiento de recursos naturales. La adopción de una dieta vegana puede ayudar a reducir la huella de carbono y preservar los recursos naturales del planeta.
Por otro lado, la comida vegana es una forma ética de alimentarse, ya que evita la crueldad animal asociada a la producción de alimentos de origen animal. Muchas personas se sienten incómodas con el sufrimiento animal causado por las prácticas de crianza intensiva y la explotación de animales en la industria alimentaria. Al optar por una dieta vegana, los individuos pueden contribuir a la protección de los derechos de los animales y vivir de acuerdo con sus valores éticos.
Afortunadamente, la comida vegana no se trata solo de limitarse a comer ensaladas. Hoy en día, hay una gran variedad de alimentos veganos disponibles en el mercado y una amplia gama de recetas creativas que hacen que la comida vegana sea sabrosa y satisfactoria. Legumbres, frutas, verduras, nueces y semillas son solo algunos ejemplos de alimentos veganos nutritivos y deliciosos. Además, la creciente popularidad de la comida vegana ha llevado a la creación de alternativas veganas para productos lácteos, carne y huevos, lo que permite a las personas disfrutar de sus comidas favoritas sin necesidad de utilizar ingredientes de origen animal.
En resumen, la comida vegana se ha convertido en mucho más que una simple moda pasajera. Cada vez más personas están adoptando un estilo de vida vegano debido a sus múltiples beneficios para la salud, el medio ambiente y el bienestar animal. La variedad de opciones y sabores en la comida vegana demuestra que se puede disfrutar de una alimentación deliciosa y nutritiva sin tener que recurrir a productos de origen animal. Por lo tanto, es hora de abrir nuestras mentes y probar la comida vegana, contribuyendo así a un mundo más saludable y equilibrado para todos.
Donaciones peypal@OscarC115
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El 1 de junio celebramos el Día Mundial de los Arrecifes, para concienciar a la población sobre los riesgos que afrontan estos ecosistemas marinos, debido a factores como el calentamiento de los océanos, la pesca excesiva y la contaminación.
¿Por qué se celebra el Día Mundial de los Arrecifes?
Con la creación de esta efeméride se pretende divulgar la importancia de proteger dichas formaciones marinas, así como promover el compromiso por parte de organizaciones y empresas en la conservación y protección de los arrecifes.
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De acuerdo a estimaciones de la División de Ecosistemas Marinos, adscrita al Programa de la ONU para el Medio Ambiente, el planeta podría perder los arrecifes de coral vivos en el mundo para el año 2050. Es un dato alarmante, que requiere tomar medidas urgentes por parte de las naciones para su preservación.
¿Qué es un arrecife?
Los arrecifes de coral son formaciones de organismos marinos invertebrados, ubicados especialmente en aguas tropicales, cálidas y poco profundas debido a que requieren de energía solar. Por esta razón, los arrecifes se ubican a una profundidad máxima de cincuenta metros bajo el mar.
Se les conoce como bosques tropicales del mar, ya que albergan una gran variedad de flora y fauna marina, como peces, langostas, cangrejos, pulpos, estrellas de mar y otros animales invertebrados.
El coral es una estructura que posee colores, formas y tamaños muy diversos, compuesta por millones de animales marinos denominados pólipos. Los pólipos convierten el calcio que contiene el agua de mar en piedra caliza, alrededor del coral.
Los corales se agrupan en colonias y las colonias de gran tamaño se denominan arrecifes.
Tipos de arrecifes
A continuación mencionamos los tipos de arrecifes más conocidos:
Arrecifes costeros: están ubicados cerca de la línea costera. Son las formas de arrecife más jóvenes.
Arrecifes de barrera: se encuentran más alejados de la costa, formando una pared que separa las aguas profundas cerca de la costa y el mar abierto.
Atolones: son arrecifes con forma de anillo que sobreviven en aguas con una temperatura entre los 16 y 20 grados. Se ubican en las aguas cálidas de los océanos Pacífico e Índico, Mar Caribe y la costa este del centro de América del Sur.
¿Para qué sirven los arrecifes?
Aparte del magnífico paisaje visual que ofrecen los arrecifes de coral, por su colorido y diversas formas, cumplen con una función protectora del medio ambiente:
Los corales contribuyen a revertir el efecto invernadero, mediante la eliminación y reciclaje del dióxido de carbono.
Sirven de hábitat de una cuarta parte de todas las especies marinas del mundo.
Los arrecifes protegen a las islas y los continentes de las olas y las tormentas, contribuyendo a la supervivencia de otras especies en aguas poco profundas cerca de la costa.
Elementos que afectan a estos ecosistemas marinos
Es ampliamente conocido los efectos dañinos y perjudiciales de la contaminación ambiental sobre los océanos por el ser humano, que afectan a los arrecifes. Mencionamos a continuación algunos de estos factores:
Extracción y sobreexplotación indiscriminada de material coralino, para su comercialización.
Contaminación industrial, de desechos de materiales plásticos, por pesticidas, fertilizantes y material inorgánico.
Construcción de infraestructuras (puertos diques y marinas).
Canalización de aguas residuales que desembocan en los mares.
Turismo y práctica de actividades (navegación, buceo) no supervisadas en áreas coralinas.
Incremento de la temperatura de los mares y océanos, debido al calentamiento global. Esto ocasiona una reacción en los corales conocida como blanqueamiento, disminuyendo su capacidad reproductiva y lapso de vida.
Residuos de protectores solares que contengan oxibenzona y octinoxato.
¿Cómo contribuir con la protección de estos ecosistemas marinos?
Puedes contribuir con la protección y conservación de los arrecifes, a través de las siguientes acciones:
Reduce las emisiones de CO2 y el consumo de plásticos.
Participa en proyectos de conservación de los arrecifes.
Practica el buceo en el mar de manera responsable. No toques ni pises los corales.
No compres souvenires elaborados con corales.
Utiliza bloqueadores solares amigables con el ambiente, que contengan ingredientes activos (tales como no-nano óxido de zinc), que no contribuyan al blanqueamiento de los corales.
Comparte información valiosa sobre este interesante tema en las redes sociales, utilizando el hashtag #DíaMundialdelosArrecifes #arrecifes #CoralOn
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“El Impacto de la Contaminación Ambiental en el Cambio Climático”
22 de febrero del 2024
La conexión entre la contaminación ambiental y el cambio climático es innegable. A medida que nuestra sociedad avanza, el impacto negativo en nuestro entorno se vuelve más evidente. Desde la emisión de gases de efecto invernadero hasta la acumulación de desechos plásticos en los océanos, nuestras acciones diarias tienen consecuencias significativas en el clima global.
Imagen créditos a: Parabienparamal.com
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**1. Emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI)**
Las actividades humanas, como la quema de combustibles fósiles para la energía y el transporte, liberan grandes cantidades de gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono (CO2) y el metano (CH4), a la atmósfera. Estos gases atrapan el calor del sol, provocando un aumento en la temperatura global, conocido como calentamiento global, que es un factor clave del cambio climático.
**2. Deforestación**
La deforestación, especialmente en regiones como la Amazonia, libera grandes cantidades de carbono almacenado en los árboles. Además, reduce la capacidad de la naturaleza para absorber CO2 de la atmósfera a través de la fotosíntesis, exacerbando el problema del cambio climático.
**3. Contaminación del Aire y la Calidad del Agua**
La contaminación del aire y del agua afecta la salud humana y el medio ambiente. La liberación de contaminantes como los óxidos de nitrógeno y el dióxido de azufre contribuye a la formación de smog y lluvia ácida, mientras que los desechos plásticos contaminan los cuerpos de agua y amenazan la vida marina.
**4. Acidificación de los Océanos**
El exceso de CO2 atmosférico también se disuelve en los océanos, lo que lleva a la acidificación del agua. Esta acidificación afecta a los ecosistemas marinos, especialmente a los corales y a los organismos con conchas o caparazones de calcio, poniendo en peligro su supervivencia.
**5. Impacto en la Biodiversidad**
El cambio climático y la contaminación ambiental amenazan la biodiversidad al alterar los hábitats naturales, dificultar la supervivencia de especies sensibles y aumentar el riesgo de extinción.
**Conclusión**
La lucha contra el cambio climático y la contaminación ambiental es una responsabilidad compartida. Desde reducir nuestra huella de carbono hasta apoyar políticas y prácticas sostenibles, todos podemos contribuir a preservar nuestro planeta para las generaciones futuras. Juntos, podemos marcar la diferencia y mitigar los impactos devastadores de la contaminación ambiental en el cambio climático.
¡Actuemos ahora antes de que sea demasiado tarde!
Blog realizado por:
Emiliano Quiñones Mata
Fernanda Julieta Castro Lopez
Karen Elena Martínez Reta
Imagen créditos a: FayerWayer
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Fuentes:
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jujuygrafico · 2 years
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Depacho favorable al proyecto de Comercialización de las Emisiones de Carbono
#Jujuy #Legislatura | Depacho favorable al proyecto de #Comercialización de las #EmisionesdeCarbono
En la Legislatura de Jujuy tuvo lugar la reunión de la Comisión de Ambiente que emitió despacho al proyecto de ley de Régimen de la Protección de la Comercialización de las Emisiones Reducidas de Carbono, además analizaron el proyecto de ley de creación de un Programa de Prevención y Atenuación de accidentes contra la Fauna Silvestre. Para este último cursaran invitación para la próxima reunión a…
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1mikel2 · 1 year
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Serbia diseña un árbol líquido a base de algas que purifica el aire de las ciudades. Los árboles líquidos son un experimento científico desarrollado para responder al problema de las emisiones urbanas de dióxido de carbono, un complemento de árboles o jardines.
Los árboles contienen alrededor de 600 litros de agua y trabajan usando microalgas para producir oxígeno a través de la fotosíntesis. Están arreglando el dióxido de carbono de la atmósfera urbana. Este efecto puede ser beneficioso para salvar el planeta.
¿Necesitaríamos alternativas de árboles?
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Científicos avalan que se debe a que las veredas son cada vez más pequeñas y tambien para lugares que no reciben suficiente luz solar o lugares subterráneos como estaciones de metro. Producen 4 veces más oxígeno que un árbol urbano normal
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jgmail · 11 months
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Decrecionismo y (eco)socialismo. ¿Perspectivas afines o en disputa ante la crisis ecológica?
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Por Esteban Mercatante
Fuentes:
La izquierda diario
En este artículo presentamos una mirada sobre los planteos decrecionistas como respuesta a los desastres ambientales producidos por el capitalismo, e interrogamos sus propuestas desde una perspectiva ecosocialista revolucionaria.
Los desastres ambientales en múltiples dimensiones que viene produciendo el capitalismo, cuyos efectos vienen resultando cada vez más devastadores, dieron un –necesario– sentido de urgencia a las discusiones de cómo encararla. La rutina de reuniones internacionales en las que los representantes estatales realizan performances en las que se muestran preocupados, para después realizar compromisos apenas cosméticos respecto del nivel de emergencia –especialmente en materia de emisiones de carbono, pero lo mismo vale para muchos otros planos–; el lavado de cara verde que realizan numerosas firmas con campañas que sirven sobre todo –y a veces únicamente– de marketing para estimular un crecimiento de ventas, y el negacionismo del cambio climático que impera en sectores ligados a la extrema derecha (como el trumpismo en EE. UU. o Javier Milei en la Argentina), actuaron de ariete para la puesta en discusión de alternativas que se proponen ser más disruptivas. Entre ellas se ubica el planteo decrecionista, que plantea que es necesario desescalar de manera urgente y voluntaria la producción y el consumo, a través de cambios profundos en la manera en la que estos procesos se llevan a cabo. Desescalar, básicamente en los países ricos, es la única manera para reducir la emisión de gases, pero también los efectos que tiene sobre los ecosistemas la extracción de recursos que hoy supera holgadamente la capacidad que tiene la naturaleza para reponerlos. La discusión del decrecionismo no es nueva. Sus antecedentes se remontan por lo menos hasta La ley de la entropía y el proceso económico de Nicholas Georgescu-Roegen, de 1970-71. André Gorz en la década de 1980 planteó abiertamente la necesidad de que la economía de los países ricos, imperialistas, decreciera, para recuperar un sendero sostenible. Wolfgang Harich también habló en los ‘70 de una perspectiva de “comunismo sin crecimiento” que asociaba necesariamente a un régimen autoritario, noción esta última con las que polemizó Manuel Sacristán (sin rechazar este último la idea de que un régimen comunista debiera ser decrecionista, pero sin renunciar nunca a la posibilidad de una perspectiva de “democratismo radical directo”) [1].
Pero fue, sobre todo en las últimas dos décadas, gracias a las contribuciones de autores como Serge Latouche y a la luz del recrudecimiento de las señales de emergencia ecológica, que esta perspectiva ganó terreno.
En los países desarrollados, responsables casi exclusivos de los mayores trastornos ambientales, empezando por la emisión de gases acumulada en doscientos años de acumulación capitalista, el decrecionismo se ha vuelto una mirada de gran consenso en sectores activistas y académicos ligados a las problemáticas ecológicas desde perspectivas críticas –es decir, entre quienes no adscriben a la noción de que puede ser viable un “capitalismo verde”, con sus soluciones para los problemas ambientales a la medida del sostenimiento de la ganancia y de la acumulación de capital–.
El crecimiento como ideología
El blanco principal del decrecionismo, como su nombre lo indica, es el crecimiento económico. El PBI como indicador económico cargado de ideología es un punto de partida de casi todos los tratados que se ubican en esta corriente. Encontramos un importante espacio dedicado a revelar la construcción selectiva que produjo este índice, que identifica “la economía” con la producción de mercado y otras esferas como los servicios prestados por sector público, mientras deja afuera otras –como el trabajo doméstico–. Al mismo tiempo, se deconstruye la idea de que el crecimiento económico continuado, medido en términos de un Producto Bruto Interno siempre en aumento está necesariamente asociado a una mejora del bienestar. Por empezar, como nos recuerda Jason Hickel en el libro cuyo libro Menos es más. Cómo el decrecimiento salvará el mundo, recientemente editado en español por Capitán Swing, durante la mayor parte de la historia del capitalismo, “el crecimiento no trajo mejoras en el bienestar en las vidas de la gente común; de hecho, hizo todo lo contrario” [2]. La “acumulación originaria”, que Karl Marx aborda en el Capítulo XXIV de El capital para recordarnos que el capitalismo llegó al mundo “chorreando sangre y lodo, por todos los poros, desde la cabeza hasta los pies” [3], con su “liberación” del campesinado que dejaba de disponer de medios directos para su reproducción, creó las bases para poder imponer a la fuerza de trabajo, en Inglaterra primero y luego en el resto de Europa, largas jornadas laborales. El hacinamiento en las ciudades y la insalubridad laboral contribuyeron a un aumento de la mortalidad y reducción de la esperanza de vida. Esta misma “acumulación originaria” tuvo como presupuesto el colonialismo, que devastó poblaciones de África, América Latina, y Asia. La “correlación” entre crecimiento y bienestar se puede observar recién desde mediados del siglo XIX en Europa, y más tarde en otras geografías. Pero, incluso entonces, la mejora en muchos indicadores como la reducción de la mortalidad por enfermedades, la mortalidad infantil, y el aumento de la esperanza de vida, se debió menos al crecimiento que la aplicación extendida de medidas sanitarias básicas, como el acceso a agua potable y cloacas [4]. Sin embargo, el principal argumento es que, pasado un determinado umbral de PBI per cápita, este correlato se disocia, e incluso puede haber casos en los que “más es menos”. Hickel argumenta que “la relación entre PBI y bienestar humano se despliega en una curva de saturación, con retornos decrecientes pronunciados: después de un cierto punto, que las naciones de altos ingresos han superado hace rato, más PBI adhiere poco o nada al florecimiento humano” [5].
Algunos autores, como Latouche, refuerzan la crítica a la asociación entre riqueza –en un sentido amplio– con PBI, apelando a la experiencia –truncada por la fuerza por la imposición de políticas procapitalistas– en los países dependientes y semicoloniales (hablando en nuestros términos, no en los del autor que más bien se refiere al mundo “no occidental”): la ideología del crecimiento y del “desarrollo” (entendido siempre bajo los términos capitalistas impuestos por las potencias imperialistas) se usó como vara para tildar de pobres a sociedades en las que la reproducción estaba ampliamente organizada bajo formas de subsistencia no capitalistas, que eran sustentables en su relación con la naturaleza. La “pobreza” en términos de PBI –que quedaba magnificada por el limitado desarrollo de la esfera mercantil que podía medirse con este indicador pero resultaba más discutible con otras medidas más cualitativas de la satisfacción de necesidades– apuntaba a “remediarse” a través del impulso de las medidas “necesarias” para iniciar el camino del “desarrollo” bajo los lineamientos de las agencias internacionales, que no eran otra cosa que políticas de desposesión que abrían el paso a la acumulación capitalista. Acumulación que, bajo las condiciones de dependencia, produjo cualquier cosa menos desarrollo en casi todos los casos y que, al abrirse paso mediante la desarticulación de las formas de reproducción social preexistentes, no capitalistas, produjo un aumento de la pobreza en gran escala en estas sociedades. En el planteo de Latouche puede haber alguna inclinación a romantizar aspectos de las relaciones de producción no capitalistas, pero es indiscutible el resultado de los programas de ajustes y reformas estructurales implementados bajo mandato del FMI y el Banco Mundial en el mundo periférico.
¿Por qué el decrecionismo toma la crítica a la meta del crecimiento perpetuo del PBI como punto de partida? Básicamente porque, afirman varios autores de esta corriente, este objetivo –ligado a otro concepto con connotaciones todavía más positivas, el de “desarrollo”– es el que ordena todas las herramientas de política económica al menos desde las primeras décadas del siglo XX.
El ya mencionado Jason Hickel, es más específico: el problema no es el crecimiento en sí, sino la ideología del crecimiento, “la búsqueda del crecimiento por sí mismo, o por el bien de la acumulación de capital, en lugar de satisfacer necesidades humanas concretas y objetivos sociales” [6]. Esta pulsión está inscripta en la lógica básica de funcionamiento del sistema capitalista, en el que “el dinero se convierte en ganancia que se convierte en más dinero que se convierte en más ganancia […] Para los capitalistas, la ganancia no es solo dinero al final del día, que se utilizará para satisfacer alguna necesidad específica: la ganancia se convierte en capital. Y el punto central del capital es que debe reinvertirse para producir más capital. Este proceso nunca termina” [7]. Este autor se distingue por plantear de manera más clara que otros decrecionistas la necesidad de un horizonte anticapitalista, y considera claramente que el crecimiento es una pulsión inevitable de este sistema, y por ende que para decrecer la economía hay que ir más allá del capitalismo. No obstante, comparte con la corriente poner el foco en atacar la compulsión al crecimiento como cuestión nodal.
Y este objetivo de mantener el crecimiento sin pausa del PBI se está, literalmente, devorando el planeta.
PBI per cápita y huella material
El crecimiento del PBI no ocurre en el vacío; toda producción social es un proceso material. El crecimiento infinito del PBI significa un aumento también sin fin de la utilización de materiales, apropiados de la naturaleza, y de generación de desechos. No faltan entonces motivos para plantear que la hipertrofia de los aparatos de producción capitalista de los países imperialistas, orientados a una perpetua acumulación acrecentada de valor que se consigue a través de procesos de producción material que ocurren en escala necesariamente acrecentada, alcanzó niveles insostenibles en relación con los límites biofísicos del planeta. Una reorganización en gran escala de la producción en estas economías, para reorientarla hacia la satisfacción sostenible de las necesidades sociales de la mano de una reducción de la jornada de trabajo, tendrá que pasar inevitablemente por el desescalamiento de numerosas ramas de la producción –cuestión que con el desarrollo de las cadenas globales de valor implica reorganizaciones que atraviesan fronteras, lo que le otorga otra complejidad–.
Hickel repasa muchos de los indicadores que ilustran los trastornos generados por este crecimiento de los procesos materiales de producción, y la manera drástica en que se aceleraron. Vale la pena detenerse en ellos.
El consumo de materias primas pasó de 7 mil millones toneladas en 1900, a 14 mil millones poco antes de mediados de siglo. Pero desde 1945 hasta hoy creció hasta más de 100 mil millones de toneladas. Al ritmo actual, observa Hickel, vamos encaminados a superar las 200 mil millones de toneladas para 2050, cuando algunos estudios estiman que lo manejable para el planeta –lo que puede extraerse sin dañar de manera irreversible a los ecosistemas– equivale a 50 mil millones de toneladas. Es decir, la mitad de lo que se extrae actualmente. La ONU estima que el 80 % de la pérdida de biodiversidad global se debe a la extracción material [8].
El cambio climático, impulsado por las emisiones de los combustibles fósiles, responde a la misma mecánica. “¿Por qué estamos quemando tanto combustible fósil en primer lugar? Porque el crecimiento económico requiere energía. Durante toda la historia del capitalismo, el crecimiento siempre ha causado un aumento en el uso de energía” [9].
Pero las responsabilidades por este estado de cosas están claramente localizadas geográficamente. El tamaño del PBI per cápita está muy asociado al consumo de materias primas por persona y al impacto ambiental de conjunto. La huella material en los países de bajos ingresos (su consumo de materias primas) es de 2 toneladas por persona por año. Los países de ingresos medianos bajos consumen alrededor de 4 toneladas por persona, y los países de ingresos medianos altos consumen alrededor de 12. Los países desarrollados, de ingresos altos, consumen alrededor de 28 toneladas por persona por año, en promedio. Hickel observa que “un nivel sostenible de huella material, expresado en términos per cápita, es de unas 8 toneladas por persona. Las naciones de altos ingresos superan ese límite casi cuatro veces” [10].
Este exceso tiene consecuencias en variadas dimensiones. “Aumentar la extracción de biomasa significa arrasar bosques y drenar humedales. Significa destruir hábitats y sumideros de carbono. Significa agotamiento del suelo, zonas muertas del océano y sobrepesca. Aumentar la extracción de combustibles fósiles significa más emisiones de carbono, más descomposición del clima y más acidificación de los océanos. Significa más remoción de cimas de montañas, más perforación en alta mar, más fracking y más arenas bituminosas. Aumentar la extracción de minerales y materiales de construcción significa más minería a cielo abierto, con toda la contaminación aguas abajo que conlleva, y más automóviles, barcos y edificios que demandan aún más energía. Y todo esto conlleva más residuos: más vertederos en el campo, más tóxicos en nuestros ríos y más plásticos en el mar” [11].
El problema con el crecimiento económico, afirma Hickel, “no es solo que nos quedemos sin recursos en algún momento”, que era como tendía a presentar la cuestión el informe Los límites del crecimiento presentado por el Club de Roma en 1972. El problema “es que degrada progresivamente la integridad de los ecosistemas” [12]. El autor se apoya en trabajos recientes, como el presentado en 2009 por Johan Rockström, James Hansen y Paul Crutzen que desarrolla el concepto de “límites planetarios”. La biosfera de la Tierra “es un sistema integrado que puede soportar presiones significativas, pero pasado cierto punto comienza a descomponerse” [13]. Basándose en datos de la ciencia de los sistemas terrestres, identificaron nueve procesos potencialmente desestabilizadores que tenemos que mantener bajo control para que el sistema permanezca intacto. Estos son: el cambio climático; la pérdida de biodiversidad; la acidificación de los océanos; los cambios en el uso del suelo; los ciclos del nitrógeno y del fósforo; el consumo de agua dulce; la carga de aerosoles atmosféricos; la contaminación química y la destrucción de la capa de ozono. Los científicos han estimado “límites” para cada uno de estos procesos. Por ejemplo, la concentración de carbono atmosférico no debería sobrepasar las 350 ppm si el clima se mantiene estable (cruzamos ese límite en 1990 y hoy supera los 415 ppm); la tasa de extinción no debe exceder las diez especies por millón por año; la conversión de tierras boscosas no debe exceder el 25 % de la superficie terrestre de la Tierra; etcétera. “Estos límites no son límites ‘duros’, en sentido estricto. Cruzarlos no significa que los sistemas de la Tierra se apagarán de inmediato. Pero sí significa que estamos entrando en una zona de peligro en la que corremos el riesgo de desencadenar puntos de inflexión que eventualmente podrían conducir a un colapso irreversible” [14].
Son muy interesantes y pertinentes las páginas que Hickel dedica a desmontar las nociones de que pueda haber un “capitalismo verde”; o, en otros términos, de que puedan desarrollarse soluciones tecnológicas que puedan eventualmente hacer compatible el crecimiento económico continuado con un metabolismo socionatural equilibrado. Muchas de estas soluciones se centran en el problema de las emisiones de carbono, proponiendo soluciones que puedan absorberlo. De hecho, en la idea de que pueda implementarse en un plazo no muy lejano una tecnología de este tipo, se basan las proyecciones del acuerdo de París de que, con los compromisos de emisiones realizados por los distintos países (que no dan visos de cumplirse) la temperatura aumente “solamente” 1,5 grados a finales del siglo. Sin una tecnología de absorción de carbono, el aumento sería del doble con el nivel de emisiones proyectadas. El problema es que una tecnología de este tipo, aún si fuera realmente viable para absorber todas las emisiones (algo que no está probado ni técnica ni económicamente) requeriría construir decenas de miles de fábricas dedicadas a esto. Un trastorno ecológico formidable.
La energía “verde”, como puede ser una matriz basada en generación solar y eólica, si se pone en función de sostener el crecimiento “verde” también es garantía de desastres. Como observa Hickel, la explotación de litio para producir baterías “apenas está comenzando y ya es una catástrofe [15].
Hickel desmonta de manera implacable muchos de estos mitos, sin renunciar de plano a la idea de que ciertos desarrollos tecnológicos –desembarazados de la lógica capitalista que guía hoy a la innovación– deban ser parte de la respuesta a los desastres ambientales.
¿Más allá del capital?
A remediar los trastornos en las condiciones materiales que ha producido y seguirá profundizando el “crecimiento compuesto” del PBI es que apunta el decrecionismo.
El nombre en el que se embanderan, y las diatribas –bien fundamentadas– contra las ideologías que rodean al PBI como indicador excluyente, podrían llevarnos a concluir que el planteo decrecionista se reduce –nada más ni nada menos�� que en una reducción del tamaño de la economía. Si así fuera, todo el planteo se reduciría a poner en el centro un aspecto cuantitativo, o “técnico”, un medio, sin ligazón con aspiraciones claras de una transformación social más amplia. Pero no es este el caso.
Giorgos Kallis especifica que la meta no es simplemente la reducción del PBI, sino que esta sería más bien una consecuencia de las transformaciones buscadas. “El objetivo del decrecimiento no es hacer que el crecimiento del PIB sea negativo. En términos económicos, el decrecimiento se refiere a una trayectoria en la que el “rendimiento” (energía, materiales y flujos de desechos) de una economía disminuye mientras que el bienestar mejora. La hipótesis es que el rendimiento decreciente vendrá con toda probabilidad con el producto decreciente, y que estos solo pueden ser resultados de una transformación social en una dirección igualitaria” [16].
En todos los trabajos encontramos la idea de que son necesarios cambios muy agudos en las formas de producción y consumo. La idea de una nueva sociedad está presente incluso en los autores que son más ambivalentes respecto de la necesidad de terminar con el dominio del capital. Según Latouche
El decrecionismo es fundamentalmente anticapitalista. No tanto porque denuncia las contradicciones y las limitaciones ecológicas y sociales del capitalismo como porque desafía su ’espíritu’, en el sentido que Max Weber ve el “espíritu del capitalismo” como una condición previa para su existencia Si bien es posible, en abstracto, concebir de una economía ecológicamente compatible con la existencia continuada de un capitalismo de lo inmaterial, esa perspectiva es poco realista cuando se trata de lo imaginario fundamentos de una sociedad de mercado, a saber, el exceso y el desenfreno (pseudo-)dominación. Un capitalismo generalizado no puede sino destruir el planeta de la misma manera que está destruyendo la sociedad y cualquier otra cosa que sea colectiva [17].
El problema es que no hay equivalencia entre aquello que se quiere desmantelar, y lo que se propone construir. Se pretende que podrá venir el final de un modo de producción a través de la imposición del decrecionismo. Pero este último, por más que se afirme que es mucho más que una postura negativa respecto del crecimiento económico, no termina de delinear una hoja de ruta coherente para subvertir las bases del capitalismo.
Kallis compara en Degrowth las propuestas realizadas por distintos exponentes del decrecionismo. Algunas de las principales que encontramos son:
– volver a tener una huella ecológica menor recortando consumos intermedios (transporte, energía, envases, publicidad); –  aplicar impuestos que graven la contaminación; – poner fin a la obsolescencia programada; – relocalizar actividades priorizando la escala urbana; – revitalizar la agricultura campesina; – transformar ganancias de productividad en reducción de jornada y creación de empleo; – incentivar la “producción” de bienes relacionales, como la amistad y vecindad – limitar el rango de desigualdad en la distribución del ingreso con un ingreso mínimo y un ingreso máximo; – cortar el desperdicio de energía por un factor de 4; – imponer sanciones por gastar en publicidad; – declarar una moratoria en innovación tecnocientífica; – desmercantilizar los bienes públicos y expandir los comunes; – establecer un jubileo de deudas; – aplicar un impuesto global sobre transacciones financieras, ganancias transnacionales, un impuesto global a la riqueza, un impuesto sobre las emisiones de carbono y un impuesto sobre los residuos nucleares altamente activos; – rerregular el comercio internacional con el objetivo de alejarse del libre comercio, y restringir la libre movilidad de capitales; – degradar a la Organización Mundial del Comercio, el Banco Mundial y el FMI [18].
Es indudable que muchos de estos planteos atentan contra la viabilidad del capitalismo. Otros, no incompatibles per se con los imperativos básicos de este modo de producción, apuntan contra algunos de los pilares fundamentales que conquistó la clase dominante durante las décadas de ofensivas bajo la ideología neoliberal. Pero, aunque pueda ser un conjunto de propuestas destinados a generar una movilización en favor del decrecimiento, están esencialmente planteadas –y pensadas– como un programa de reformas a ser implementadas por el Estado capitalista, garante de las relaciones de producción que tienen su fundamento en el sostenimiento del crecimiento de la acumulación de valor (y de producción material).
Esta limitación resulta inevitable, ya que hay una contradicción no resuelta entre las intenciones anticapitalistas y la renuencia a plantear abiertamente una estrategia que ataque el principal centro de gravedad del capitalismo: la propiedad privada de los medios de producción. Latouche es explícito en cuestionar cualquier noción de que los objetivos decrecionistas deban alcanzarse a través de una socialización generalizada de los medios de producción. Por el contrario, sostiene que “eliminar a los capitalistas, proscribir la propiedad privada de los medios de producción y abolir la relación salarial o acabar con el dinero” todo lo que hará es “sumergir a la sociedad en el caos, y no podría hacerse sin usar el terror a gran escala” [19]. Latouche, pero también Kallis, apuntan que el “socialismo realmente existente” fue productivista, y extienden esto a todas las principales corrientes del marxismo, incluyendo al trotskismo. Hay una cierta incongruencia entre el reconocimiento que encontramos en autores decrecionistas de que los países que no pertenecen al selecto club de los ricos tienen derecho a invertir esfuerzos en elevar las condiciones de vida, mientras se achaca sin distinción el mote de “productivismo” a pensadores marxistas que en muchos casos no bregaban por un crecimiento sin fin, sino por superar los problemas del atraso en países que eran a todas luces pobres y con estructuras económico sociales distorsionadas por el lastre imperialista. Dicho esto, es innegable que para la burocracia estalinista en la URSS y en Europa del Este, así como para el maoísmo, el productivismo dominó la planificación económica, y la búsqueda del desarrollo estuvo acompañada de numerosos desastres ambientales que podrían haberse evitado. También podemos observar, aún hoy, la existencia de fuertes impulsos productivistas en corrientes y autores marxistas y socialistas. Pero basarse en esto para dar por cerrada cualquier perspectiva de salida anticapitalista y socialista, es cerrar la única puerta que pude sacarnos de las encerronas del capitalismo y su impulso al crecimiento sin fin con miras a la ganancia.
Se trata de una cuestión de estrategia, pero también de los actores llamados a intervenir para favorecer una perspectiva decrecionista. El “sujeto” es la ciudadanía, ante la cual es necesario librar una batalla por la opinión para movilizarse ante el Estado, para presionar por medidas decrecionistas y para que modifique sus propias conductas de consumo. Entre el gesto anticapitalista y el rechazo de la socialización de los medios de producción, el planteo de autores como Latouche no logra ser más que un compendio de medidas para poner límites al capitalismo, desde el Estado, sin abolirlo. Una contradicción en los términos, si lo que se pregona es el decrecimiento.
El decrecionismo, como ya señalamos, es un conjunto heterogéneo. Como lo pueden sugerir algunas de las propuestas del compendio presentado más arriba, están quienes propugnan una estrategia de crear espacios de autonomía, no regidos por el crecimiento. Esto se vincula al fuerte énfasis en lo regional/local –en oposición a lo nacional o global–, que también está muy presente en Latouche.
Algunos planteos decrecionistas lo señalan como una salida tanto individual y colectiva en clave “anticapitalista”, cuyo sujeto está también en general en la ciudadanía, pero especialmente en las comunidades rurales, campesinas, originarias, etc.. Así, la crítica al hiperconsumismo y las relaciones mercantilizadas de las grandes ciudades desemboca en una idealización de la vida local y rural; y a menudo la crítica de las consecuencias devastadoras de determinadas tecnologías se convierte en una impugnación general al desarrollo industrial y tecnológico (como se expresa en la “moratoria” a la innovación que forma parte del compendio señalado más arriba). Latouche y muchos otros decrecionistas cuestionan la asociación de la corriente con una romantización de formas de vida precapitalistas o como una propuesta de “retorno” al pasado. Pero esta crítica encuentra asidero en algunos de los planteos del decrecionismo.
Una lógica emparentada con la recientemente señalada, es la bregan por establecer espacios de autonomía con respecto al capitalismo en los intersticios de las sociedades dominantes. Esto lo vemos entre quienes se definen como anarquistas, libertarios (no confundir con los libertarianos), autonomistas o incluso algunos ecosocialistas. Para Giorgos Kallis, por ejemplo, la perspectiva decrecionista puede configurarse a través de una articulación “contrahegemónica” de distintas esferas de la producción social y comunidades no regidas por la valorización, que puedan dar lugar a “economías alternativas”.
meros microcosmos o prefiguraciones de un mundo en decrecimiento. Son incubadoras, donde la gente realiza todos los días el mundo alternativo que les gustaría construir, su lógica hecha sentido común. Los bienes comunes alternativos son nuevas instituciones de la sociedad civil que nutren nuevos sentidos comunes. A medida que se expanden, deshacen los sentidos comunes de crecimiento y vuelven hegemónicas a las ideas compatibles con el decrecimiento, creando las condiciones para que una fuerza social y política cambie las instituciones políticas en la misma dirección [20].
Incluso aunque una transición de este tipo –que reproduce a grandes rasgos la que dio lugar al surgimiento del capitalismo de las relaciones feudales– fuera factible en los marcos del capitalismo (cuya reproducción ampliada opera presionando permanentemente por integrar y subsumir todas las esferas donde haya potencial de producción rentable), implica una transición larga, inconsistente con la urgencia de poner el “freno de emergencia” a la crisis ecológica que recorre todos los planteos decrecionistas.
Tenemos otros autores, como el mencionado Hickel, que ponen más énfasis en las propuestas que apuntan a poner palos en la rueda de la valorización del capital. Pero incluso acá, poner en primer plano el decrecionismo y dejar apenas sugerida la perspectiva ecosocialista, le quita una cierta coherencia estratégica al planteo.
Incluso en los autores que, como Hickel, delinean un –difuso– horizonte postcapitalista, no emerge en ningún momento ni una hoja de ruta clara para alcanzarlo ni los actores sociales que puedan motorizar una transformación que vaya en ese sentido. El autor incorpora a una sumatoria de propuestas que incluye algunas de las mencionadas más arriba, la necesidad de un “imaginario” postcapitalista, y la necesidad de organizar la producción y consumo social “asegurándose de devolver como compensación, haciendo lo posible para enriquecer, en vez de degradar, los ecosistemas de los que dependemos” [21]. Son cuestiones muy importantes, pero no definen las alianzas ni estrategias para hacer ese imaginario realidad. El mismo abismo entre horizonte estratégico ambicioso, sujetos sociales indefinidos y propuestas inmediatas de reformas no transicionales, ocurría con el planteo de comunismo decrecionista de Saito, como hemos señalado en otra oportunidad.
Por otra parte, aunque los autores le atribuyan al decrecionismo un carácter anticapitalista y progresivo, sus coordenadas son tan generales que la bandera de decrecer no está exenta de apropiaciones bastardeadas de algunos de su planteos, que en nombre de la sostenibilidad ecológica puedan abrazar un neomalthusianismo e imponer políticas socialmente regresivas, buscando “desescalar” a costa de los ya raleados consumos de la clase trabajadora y el pueblo pobre.
Las coordenadas para el ecosocialismo
El decrecionismo no es sinónimo de socialismo, aunque algunos ecosocialistas decrecionistas busquen minimizar la diferencia de perspectivas debida a la heterogeneidad de visiones entre los proponentes de la primera perspectiva. Vista como alternativa, es apenas una variante de las propuestas de reformas del estado de cosas existente, aunque las más drásticas –sin las cuales no hay una hoja de ruta “sustentable”– resulten incompatibles con el capitalismo, y por tanto resulten inviables sin una estrategia anticapitalista articulada, que solo puede ser socialista.
Por otra parte, la cuestión no es simplemente reducir la escala de los procesos de producción de acuerdo a los límites biofísicos. Es necesario cambiar de conjunto una lógica de producción de acuerdo a la ganancia, que tiene otras implicancias, como la implementación siempre de los procesos productivos más baratos aún cuando pueda haber otros más costosos pero menos dañinos en términos ambientales. Esta última dimensión del metabolismo socionatural no está claramente presupuesta en el término “decrecimiento”. Por eso, para abordar todas las dimensiones de la problemática ecológica, es necesaria una clara perspectiva anticapitalista y socialista.
Dicho esto, la advertencia decrecionista sobre la urgencia de equilibrar el metabolismo socionatural en concordancia con los límites biofísicos del planeta largamente superados por el capitalismo, no debe ser tomada a la ligera. Es necesario llenar el vacío de estrategia y articulación de fuerzas de clase que los decrecionistas dejan sin resolver, pero no dar la espalda a su diagnóstico y lo que esto significa para la transición poscapitalista, y socialista, en la actualidad. Si es el desarrollo de las contradicciones del capitalismo el que crea las precondiciones para que se desarrolle en el seno de esta sociedad una alternativa superadora, estas potencialidades hoy vienen acompañadas de una pesada herencia ecológica de la que habrá que hacerse cargo.
El objetivo fundamental de los planteos decrecionistas, que es alcanzar un metabolismo socionatural equilibrado, que no imponga sobre el planeta una extracción mayor a la que los sistemas vitales son capaces de regenerar y reduzca la huella material drásticamente desde sus niveles actuales, que busque mitigar los efectos de la emisión acumulada de gases de carbono en el menor plazo posible y apunte hacia un ordenamiento económico que no tenga como meta el crecimiento sin fin; este objetivo, es enteramente compatible y solamente alcanzable con una estrategia socialista. Solo si la clase obrera, en alianza con el pueblo pobre, interviene para socializar los medios de producción estratégicos y los reorganiza priorizando la satisfacción plena de las necesidades sociales en los marcos de un metabolismo socionatural equilibrado, se pueden volver realizables los objetivos que propone el decrecionismo. Esto implica también nacionalizar las tierra urbana y rural para rediscutir los usos del suelo y liquidar la especulación inmobiliaria, nacionalizar los bancos, como algunos de los resortes fundamentales para reorientar la producción social. Sobre esta base, en los países ricos imperialistas se podrá discutir el drástico desescalamiento de muchos sectores de la producción e imponer la redistribución de la riqueza por la que brega el decrecionismo, pero que sin esta “redistribución” de la propiedad de los medios de producción resulta una utopía.
¿Deberá abandonar el socialismo cualquier perspectiva de “abundancia material”? No nos parece que esto deba ser así, pero esta abundancia no puede entenderse como un incremento ilimitado de la disponibilidad individual de bienes de consumo, que es la única manera en que nos permite entenderla el capitalismo. Autores como el ya mencionado Sacristán tienen el mérito de haber intuido tempranamente esta cuestión, abordando a la vez los “atisbos político-ecológicos” de Marx (al decir de Sacristán) para repensar el comunismo frente a la crisis ecológica.
Una crítica central de Marx al modo de producción capitalista, se encuentra en el empobrecimiento que impone a la fuerza de trabajo al establecer una relación enajenada con esta, como mercancía y forzarla a ponerse al servicio del capital para sostener la rueda constante de la acumulación. La dinámica de la producción por la producción misma, que apunta hacia la máxima extensión posible o socialmente tolerable del tiempo de trabajo en pos de la valorización, niega todas las posibilidades del desarrollo de la riqueza social en el amplio sentido planteado en la cita que reproducimos más arriba de los Grundrisse. De igual modo, esta dinámica arrasa con la riqueza de la naturaleza. Romper con esa enajenación, socializando los medios de producción, sienta las bases para un desarrollo más pleno de las potencialidades negadas bajo el capitalismo. A esto apunta Marx cuando discute el pasaje del reino de la necesidad al reino de la libertad.
La libertad en este terreno sólo puede consistir en que el hombre socializado, los productores asociados, regulen racionalmente ese metabolismo suyo con la naturaleza poniéndolo bajo su control colectivo, en vez de ser dominados por él como por un poder ciego; que lo lleven a cabo con el mínimo empleo de fuerzas y bajo las condiciones más dignas y adecuadas a su naturaleza humana. Pero éste siempre sigue siendo un reino de la necesidad. Allende el mismo empieza el desarrollo de las fuerzas humanas, considerado como un fin en sí mismo, el verdadero reino de la libertad, que sin embargo sólo puede florecer sobre aquel reino de la necesidad como su base. La reducción de la jornada laboral es la condición básica [22].
Creemos que John Bellamy Foster está en lo correcto cuando señala que:
la sociedad, particularmente en los países ricos, debe avanzar hacia una economía de estado estacionario o de estado estacionario, lo que requiere un cambio a una economía sin formación neta de capital, que se mantenga dentro del presupuesto solar. El desarrollo, particularmente en las economías ricas, debe asumir una nueva forma: cualitativa, colectiva y cultural, enfatizando el desarrollo humano sostenible en armonía con la visión original del socialismo de Marx. Como argumentó Lewis Mumford, un estado estacionario, que promueve fines ecológicos, requiere para su cumplimiento las condiciones igualitarias del “comunismo básico”, con la producción determinada “según la necesidad, no según la capacidad o la contribución productiva”. Tal alejamiento de la acumulación de capital y hacia un sistema de satisfacción de las necesidades colectivas basado en el principio de lo “suficiente” es obviamente imposible en cualquier sentido significativo bajo el régimen de acumulación de capital. Lo que se requiere, entonces, es una revolución ecológica y social que facilite una sociedad de sostenibilidad ecológica e igualdad sustantiva [23].
Esta perspectiva ecosocialista requiere más que nunca actuar internacionalmente. Ante los desafíos que plantea la crisis ecológica, es hoy más claro que nunca que no hay transformaciones posibles “en un solo país”; atacar las múltiples dimensiones de la crisis ecológica requiere respuestas globales, que deben ser radicalmente distintas a los formalismos habituales de las cumbres de países donde la batuta la tienen las potencias imperialistas y el gran capital. Las transformaciones en los países imperialistas ricos, que hace tiempo han excedido los límites biofísicos, hacia sociedades socialistas “estacionarias” a, decir de Foster y los desafíos de los países oprimidos y semicoloniales, en los cuales la pelea de la clase trabajadora y los sectores populares para cortar los lazos con el imperialismo y sus socios capitalistas locales –socios en el extractivismo– es clave para poder satisfacer demandas sociales fundamentales –sin repetir los patrones ecológicos insostenibles del desarrollo capitalista pero sí concentrando esfuerzos en inversiones impostergables para elevar el nivel de vida– deben estar como nunca entrelazadas. Solo un movimiento revolucionario ecosocialista internacionalista que derrote a la clase capitalista y sus agentes políticos, podrá cambiar los juegos de “suma cero” que hoy dominan la (ausencia de) política ecológica bajo la batuta de las potencias imperialistas, que en los discursos de las cumbres hablan de coordinación y de “responsabilidades” pero evitan cualquier reconocimiento significativo de la “deuda ecológica” –es decir, el saqueo acumulado contra los países oprimidos–. En las luchas de hoy contra grandes grupos trasnacionales imperialistas que generan en todo el planeta numerosos desastres ecológicos aunque sean muchas veces los mismos que apelan al “greenwashing” en vistosas campañas publicitarias, debemos ir forjando la necesaria la unidad internacionalista de las clases trabajadoras y los pueblos oprimidos de todo el planeta.
NOTAS:
[1] Ver por ejemplo Manuel Sacristán Luzón, “Presentación” a Wolfgang Harich, ¿Comunismo sin crecimiento?, Barcelona, Materiales, 1978, p. 27.
[2] Jason Hickel, Less is More. How Degrowth Will Save the World, Londres, William Heinemann, 2020, p. 156. Las citas son traducción directa de la edición original en inglés.
[3] Karl Marx, El capital. Crítica de la economía política, Tomo 1, vol 3, México DF, Siglo XXI Editores, 1976, p. 950.
[4] Jason Hickel, ob. cit., p 157.
[5] Ibídem, p. 159.
[6] Ibídem, p. 95.
[7] Ibídem, p. 83.
[8] International Resource Panel, Global Resources Outlook (UN Environment Programme, 2019).
[9] Jason Hickel, ob. cit., p. 98.
[10] Ibídem, p. 101.
[11] Ibídem, p. 97.
[12] Ibídem, p. 113.
[13] Ibídem, p. 114.
[14] Ídem.
[15] Ibídem, p. 132
[16] Giorgos Kallis, Degrowth, Newcastle, Agenda, 2018, p. 20.
[17] Serge Latouche, Farewell to Growth, Cambridge, Polity, 2009, p. 91.
[18] Giorgos Kallis, ob. cit., p. 128.
[19] Serge Latouche, ob. cit., p. 91.
[20] Giorgos Kallis, ob. cit., p. 138.
[21] Jason Hickel, ob. cit., p. 236
[22] Karl Marx, El capital. Crítica de la economía política. Tomo 3, Vol 8, México D. F., Siglo XXI editores, 1981, p. 1044
[23] John Bellamy Foster, Marxism and Ecology: Common Fonts of a Great Transition, en Great Transition, consultado el 05/07/23. Sin embargo, el propio Foster, después de señalar este horizonte, argumenta que si bien “está clara la necesidad objetiva de tal revolución ecológica, queda pendiente la cuestión más difícil de cómo llevar a cabo las transformaciones sociales necesarias”, y por eso plantea, erróneamente en nuestra opinión, una estrategia en etapas que debería atravesar primero una “fase ecodemocrática”, en la cual “es necesario luchar por una amplia gama de cambios drásticos dentro de un movimiento radical de base amplia”. Mientras que el “objetivo a largo plazo de la transformación sistémica plantea la cuestión de una segunda etapa de la revolución ecológica, o la fase ecosocialista”. Creemos que esta diferenciación etapista es errónea, y pone límites casi insuperables a la posibilidad de construir un horizonte de superación del capitalismo como el que el autor propone.
Esteban Mercatante. Economista. Miembro del Partido de los Trabajadores Socialistas. Autor de los libros El imperialismo en tiempos de desorden mundial (2021), Salir del Fondo. La economía argentina en estado de emergencia y las alternativas ante la crisis (2019) y La economía argentina en su laberinto. Lo que dejan doce años de kirchnerismo (2015). @EMercatante
Fuente: https://www.laizquierdadiario.com/Decrecionismo-y-eco-socialismo-perspectivas-afines-o-en-disputa-ante-la-crisis-ecologica
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HUELLA DE CARBONO: UNA GUÍA ESENCIAL PARA CUIDAR NUESTRO PLANETA
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EVITAR EL EXCESO DE ENVASES ES UNA ENTRE LAS MUCHAS MEDIDAS QUE PODEMOS TOMAR EN NUESTRA VIDA COTIDIANA PARA CUIDAR EL PLANETA ¡DESDE TU LUGAR PUEDES HACER MUCHO PARA CAMBIAR LAS COSAS!
La huella de carbono preocupa a todos, pero si vamos a uno de los gigantes del mundo, las cifras preocupan. 
Estados Unidos ocupa uno de los primeros puestos con una media de 16 toneladas por persona, uno de los índices más altos de todo el planeta, y por mencionar otro, China ocupa el primer puesto. Estados Unidos, el segundo. La huella media mundial se acerca más a las 4 toneladas. 
HUELLA DE CARBONO: CONOCER LOS DATOS ES UN COMIENZO
Conocer el estado en el que nos encontramos es importante porque si queremos escapar de tener un aumento de 2℃ en las temperaturas globales, entonces necesitamos llevar la huella de carbono global media por debajo de las 2 toneladas para 2050 como muy tarde. 
Puede que tengas muchas preguntas sobre la huella de carbono. Todos las teníamos al principio. Pero para eso estamos aquí. 
Le sugerimos que eche un vistazo a qué es la huella de carbono, cómo medirla y 10 formas sencillas de reducirla. 
Además, en esta nota exploraremos en qué consiste la compensación de carbono para que entiendas la diferencia entre este término y el de huella de carbono. Sin más preámbulos, vamos allá.
LA HUELLA DE CARBONO ES…
Resumiendo: la huella de carbono es el cálculo de las emisiones de gases de efecto invernadero, incluido el dióxido de carbono, generadas por nuestras acciones, y su impacto. Esto significa que cuando conoces tu huella de carbono, conoces el «tamaño» de las emisiones de gases de efecto invernadero que estás liberando a la atmósfera. 
Normalmente, la huella de carbono se compone de diferentes tipos de gases de efecto invernadero:
Dióxido de carbono (CO2)
Metano (CH4)
Óxido nitroso (N2O)
Hexafluoruro de azufre (SF6)
Fluorocarburos
Perfluorocarbonos
Trifluoruro de nitrógeno (NF3)
Vapor de agua
Tenga en cuenta que las moléculas como el N2O, que no contienen carbono, C, cuentan para la huella de carbono, ya que el N2O es un gas de efecto invernadero.
De hecho, el NO2 tiene un efecto de captura de calor mucho mayor que el dióxido de carbono y puede permanecer en la atmósfera durante más de 100 años. 
Para tenerlo en cuenta, utilizamos la unidad de CO2-equivalente. Se trata de una unidad utilizada para expresar el impacto de diferentes gases de efecto invernadero sobre el cambio climático en términos de la cantidad de dióxido de carbono que tendría el mismo efecto de calentamiento.
Permite comparar el efecto de calentamiento de distintos gases de efecto invernadero, como el metano o el óxido nitroso, con el efecto de calentamiento del dióxido de carbono.
La huella de carbono no sólo tiene en cuenta las emisiones a gran escala derivadas de la combustión de combustibles fósiles, sino también las actividades personales, como las estancias en hoteles, los viajes de negocios, los eventos y otras actividades más cotidianas, como cocinar, calentarse, comer carne y conducir.
Pueden calcularse tanto para particulares como para empresas, y es clave que conozcamos nuestra huella de carbono para ver qué actividades podemos cambiar o reducir para disminuirla. 
¿Por qué? Porque cuanto mayor es nuestra huella de carbono, peor es el impacto que tenemos personalmente en el medio ambiente.
Individuos, empresas y países: todos tenemos un papel que desempeñar para reducirla y, por tanto, para reducir el cambio climático. Pero, ¿cómo están conectados? 
EMISIONES DE CARBONO Y CAMBIO CLIMÁTICO
La relación entre las emisiones de carbono y el cambio climático es una historia bien conocida, al menos si has estado echando un vistazo a nuestro blog (enlace a artículo 6). Por si aún no estás muy puesto en esto, vamos a explicarlo brevemente. 
Los gases de efecto invernadero, entre ellos el dióxido de carbono, atrapan el calor que emite la superficie de nuestro planeta y lo devuelven a la atmósfera.
El problema viene cuando aumentamos las concentraciones de gases de efecto invernadero porque elevan la temperatura media de la superficie de la Tierra.
Las concentraciones de gases de efecto invernadero son cada vez mayores gracias, sobre todo, a actividades humanas como la quema de combustibles fósiles y la deforestación. 
Además, el aumento de la temperatura también genera otros fenómenos peligrosos como una mayor acidificación de los océanos, la subida del nivel del mar, una mayor frecuencia de fenómenos climáticos extremos como tormentas y huracanes, extinciones masivas de especies, escasez de alimentos y más desigualdades económicas. 
MI HUELLA DE CARBONO: ¿DE QUÉ ESTÁ HECHA TU HUELLA DE CARBONO?
En todo el mundo, una persona produce de media unas cuatro toneladas de dióxido de carbono al año. Te estarás preguntando qué pasa con tu cantidad: ¿también la emites? ¿De dónde procede?
Bueno, la verdad es que tu huella de carbono se compone tanto de acciones diarias como de elecciones de estilo de vida a largo plazo. Exploremos las más comunes:
Transporte. La forma de llegar a los sitios contribuye a tu huella de carbono. Imagínate esto: una media anual de 2,4 toneladas equivalentes de CO2 es lo que añade a tu huella de carbono tener y conducir tu coche. Si viajas en avión, por ejemplo, pongamos que haces un solo vuelo transatlántico, le estás añadiendo 1,6 toneladas. 
Familia. Si extiendes tu huella individual a tu familia, tienes que añadir una media de 58 toneladas de CO2 equivalente al año porque el número de niños que la componen también aumenta tu huella de carbono.
La colada. No decimos que no laves la ropa, pero sí que lo hagas de forma más consciente. Esto es lo que cuesta lavar y secar la ropa: añade unas 0,46 toneladas de CO2 al año, de las que calentar el agua es responsable de 0.25 toneladas, y secar la ropa con secadora, de 0,21 toneladas.
Calefacción y aire acondicionado. Esta acción cuesta 1,5 toneladas equivalentes de CO2 al año. Esa es la cantidad que añades anualmente a tu huella de carbono por calentar y enfriar regularmente tu casa. La razón principal es que seguimos utilizando energía procedente de combustibles fósiles para hacerlo. 
Tenga en cuenta que una central eléctrica de carbón típica genera más o menos 870 unidades de CO2 por kilovatio de energía, y las centrales que funcionan con tecnología de captura de carbono lo reducen a 156 gramos.
Por eso le invitamos a considerar otras opciones.
Por ejemplo, la energía solar genera sólo 48 gramos de CO2, y la eólica, 11 gramos.
Alimentación. Elegir bien lo que comes es clave porque al incorporar carne en tus comidas, por ejemplo, estás añadiendo 0,8 toneladas a tu huella de carbono anual. Esto está más relacionado con la energía que interviene en el proceso de cultivo y recolección de las cosechas que alimentan al ganado que con los propios animales.
La carne de vacuno necesita mucho más pienso, agua y tierra que la de pollo y es responsable de 1.782 kilogramos de CO2e por cabeza al año.
¿CUÁL ES LA DIFERENCIA ENTRE HUELLA DE CARBONO Y COMPENSACIÓN DE EMISIONES DE CARBONO?
Compensación de carbono y huella de carbono son dos términos diferentes. Ya hemos hablado del segundo, así que vamos con la compensación de carbono.
Este concepto se refiere a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero o aumentar el almacenamiento de carbono en otro lugar, por ejemplo, plantando árboles.
En concreto, la compensación de carbono se refiere al proceso de compensar las emisiones de gases de efecto invernadero apoyando proyectos que reduzcan o eliminen de la atmósfera una cantidad equivalente de CO2 u otros gases de efecto invernadero.
Así, la compensación de carbono suele incluir el hecho de que necesitamos compensar las emisiones que se producen en otros lugares, no necesariamente causadas por nuestra propia huella de carbono, sino también por las generadas en otros lugares.
Porque, independientemente de dónde se generen, todas acaban en la atmósfera. 
Hay algo interesante que conviene saber: para representar una reducción de emisiones de una tonelada métrica de CO2 o una cantidad equivalente de otros gases de efecto invernadero, los gobiernos o los organismos de certificación independientes utilizan lo que se conoce como crédito transferible de compensación de carbono. 
Originally published at https://crisisambiental.com/ June 19, 2023.
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eurekadiario · 8 months
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El cofundador de Greenpeace admite que "el cambio climático es un engaño" para "impulsar la agenda globalista"
El cofundador de Greenpeace, Patrick Moore, ha hecho sonar el silbato para advertir al público que el “alarmismo climático” es un engaño perpetrado por la élite globalista para promover su agenda y que la idea de que el clima está en crisis es “100% falsa”.
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Moore, ambientalista de toda la vida, fue presidente de Greenpeace Canadá y ayudó a fundar la organización internacional en 1971. Después de dejar el grupo en 1986, Moore ha tratado de advertir al público que el activismo ambiental ha sido secuestrado para impulsar una agenda política.
En una rara entrevista con el presentador de podcast Dan Proft, Moore advirtió al público que dejara de creer todo lo que les dicen los principales medios de comunicación y "buscara la verdad" y "seleccionara qué es verdad y qué no".
Moore destaca cómo, en los últimos años, los defensores de la agenda verde han estado utilizando los cambios climáticos para sugerir que el planeta está siendo destruido por el calentamiento global.
"El otro día dijeron que fue el año más caluroso en la historia de la tierra, y no lo es", dijo Moore a Proft en el podcast "Counterculture". “Eso es simplemente, punto, una mentira. Todo el alarmismo climático –la “catástrofe climática”- es 100% falso”, declaró Moore.
"No estamos en una crisis climática".
Moore le dijo a Proft que “en realidad no está sucediendo nada tan radical” con el clima.
Moore lidera actualmente la Coalición CO2, una fundación no partidista que educa a los líderes políticos y al público sobre las importantes contribuciones del dióxido de carbono a nuestras vidas y a la economía.
Moore, ecologista y activista medioambiental desde hace más de 50 años, sostiene que un mayor nivel de dióxido de carbono en la atmósfera es beneficioso.
Según Moore, las afirmaciones de que el cambio climático es “causado por el hombre” son “propaganda” que él describe como “peligrosas”.
Los comentarios de Moore, un destacado experto en ambientalismo, entran directamente en conflicto con la agenda verde impulsada por la administración del presidente demócrata Joe Biden y grupos globalistas como las Naciones Unidas (ONU) y el Foro Económico Mundial (FEM).
Los defensores de la agenda verde exigen que el público reduzca drásticamente sus “huellas de carbono” para “salvar el planeta”.
La industria agrícola ha surgido recientemente como uno de los objetivos clave de la narrativa anti-carbono.
Como informó recientemente Slay News, el zar climático de Biden, John Kerry, está pidiendo a los agricultores que dejen de cultivar alimentos para cumplir con los radicales objetivos Net Zero de la administración para reducir las emisiones.
Mientras tanto, han ido surgiendo indicios de que la marea podría estar cambiando en la agenda verde globalista.
Bill Gates, uno de los alarmistas climáticos más destacados del mundo, admitió recientemente que la narrativa de la crisis climática es un engaño, como informó The People's Voice.
Se dice que Gates le dijo a un grupo de sus colegas defensores de la agenda verde globalista que la narrativa del “desastre climático” ahora se ha vuelto tan exagerada que el público ahora ve claramente a través de la farsa.
Durante el evento en vivo en The Times Center de Nueva York, Gates admitió que “ningún país templado va a volverse inhabitable” debido al “calentamiento global”.
Continuó admitiendo que las tácticas agresivas de miedo ya no funcionan con el público.
Gates advirtió a sus aliados globalistas: “Si intentas aplicar la fuerza bruta climática, encontrarás gente que dirá: ‘Me gusta el clima, pero no quiero soportar ese costo y reducir mi nivel de vida'”.
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quietandgray · 7 months
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UN MUNDO QUE CADA VEZ VA MÁS RÁPIDO
RETOS DEL CAMBIO CLIMÁTICO EN EL SIGLO XXI
Como nos citan en el artículo que presentó el “Comité Editorial de tecnologías de la Información” de la red de universidades mexicanas ANAHUAC los principales retos a los que hemos de hacer frente para frenar el calentamiento global, serán:
El aumento de la temperatura media de la tierra.
El aumento del nivel del mar y de su temperatura.
El aumento de la frecuencia y la intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos.
El cambio en los ecosistemas.
El peligro y la extinción de numerosas especies vegetales y animales.
Las sequías.
Los efectos sobre la agricultura y el espacio forestal.
Los impactos sobre la salud humana.
Desde ANAHUAC nos proporcionan 5 tecnologías principales con las que poder paliar los efectos que está teniendo este calentamiento sobre el planeta.  
Los vehículos eléctricos: Este transporte trabaja con motores que utilizan la energía eléctrica, misma que acumulan en sus baterías recargables. Aunque aún no son muy populares, se siguen haciendo mejoras para hacerlos más funcionales y accesibles.
Como bien comentan en su artículo “Una de las mejores herramientas de transporte del futuro es un viejo amigo: el autobús”, los ingenieros civiles; Bill Crowley Y Fabiola Dagrín ponen de manifiesto el beneficioso uso de este tipo de transporte, una vez adaptado. “Las nuevas herramientas están ayudando a las agencias con objetivos de cero emisiones y cambio climático a identificar tecnologías potenciales para avanzar en mejoras respetuosas con el medio ambiente en las flotas e infraestructuras de autobuses existentes.” Lo mismo ha sucedido en el mundo del ferrocarril, donde la electrificación de todas sus vías a través de catenarias está ayudando a esta reducción de las emisiones. A medio camino en cuanto al mundo de la automoción individual, nuestros coches, donde empezamos a encontrar una mayor oferta y precios competitivos en el mundo de los eléctricos.
Mucho queda por hacer en el sector naviero y la aviación, donde pegar este salto es algo más complejo, pero se está trabajando a marchas forzadas para que esto suceda en el corto medio plazo.
Uso de iluminación LED: Una bombilla regular de 100 watts emite en 100 horas tres kilos de dióxido de carbono. Eso cuando aún tiene “vida”, pero una vez desechado, las pequeñas cantidades de mercurio y argón van directamente al ambiente, pues al ser de vidrio, se rompen con facilidad. Estas sustancias son altamente tóxicas, por eso, es mejor cambiarlas por focos LED que son ecológicos y además de todo, ahorradores.
Bioenergía con tecnología de captación de CO2: Se trata de un método que utiliza vegetación para captar el CO2 y que este sea convertido en biomasa, misma que puede ser utilizada como fuente de energía. Esta opción está en la categoría de energías renovables, así como la energía eólica, pues evitan que el dióxido de carbono contamine dándole un uso ecológico.
Los paneles solares: Estos dispositivos captan la energía de la radiación solar convirtiéndola en calor o electricidad. Perfeccionar su capacidad de almacenaje podría significar una mejora en los vehículos eléctricos.
Producción y uso de energía nuclear: Las centrales térmicas convencionales usan combustibles fósiles para la producción de electricidad, en cambio, una central nuclear, obtiene su energía de un proceso físico que favorece a la atmósfera, pues no hay gases de efecto invernadero de por medio como: óxidos de carbono, de azufre, de nitrógeno, etc.
Dentro de las cuestiones más importantes sobre el cambio climático, y los retos a los que nos enfrentamos es la concienciación social, principalmente la sociedad es el motor del cambio y con la activación de cada uno de nosotros seremos capaces de transmitir a la clase política nuestra necesidad y compromiso de nuestra lucha. Un claro ejemplo de esto es como el 15 de mayo de 2022, los votantes suizos del cantón de Zúrich aprobaron una enmienda constitucional que codifica un objetivo para lograr cero emisiones netas, es decir, "reducir las emisiones de gases de efecto invernadero lo más cerca posible de cero". 
TECNOLOGÍA PARA EL CAMBIO CLIMÁTICO
Entre muchas fuentes consultadas vemos de una forma muy clarificadora el listado que hace BBVA en su apartado de “Sostenibilidad y Banca Responsable” sobre las tecnologías que están desempeñando una lucha activa ante el Cambio Climático, donde se pone de manifiesto que las consecuencias del calentamiento global cada vez son más perceptibles, y que ahora mismo son un hecho. Es el momento en el que la humanidad se ha de poner a trabajar de forma conjunta y llegando a un consenso sobre cómo ha de luchar contra este fenómeno, estableciendo estrategias a nivel individual como de forma colectiva. El talento de los investigadores en este campo, que sea un talento compartido.
Necesitamos establecer como indicia Javier García Martínez, presidente de la Unión Internacional de Química Pura y Aplicada, “mejoras de eficiencia para los procesos actuales".
Las tecnologías en las que ahora mismo más hincapié se está haciendo son:
Energías renovables optimizadas. Éstas ya están ayudando a una reducción en la emisión de gases de efecto invernadero, pero necesitamos que estén más optimizadas y eficientes. Un ejemplo claro; la simulación artificial de la fotosíntesis, "Se trata de imitar el proceso natural de las plantas en una instalación química, que producirá, en lugar de alimento, energía (en forma de combustible), y en lugar de oxígeno, polímeros para utilizarlos como materia prima". Labat prevé que esta tecnología esté disponible en 2030.
Si hablamos de las energías termofotovoltaicas, se están empezando a producir cambios en los materiales de los paneles solares actuales, sustituyendo el silicio por el carbono, material mucho más económico y presente en mayor volumen.
La perovskita, como propone Labat, invita a incluir este material en las ventanas de nuestros edificios. Está la posibilidad de incluir dentro de las ventanas este material que es un híbrido de compuestos orgánicos e inorgánicos con estructura cristalina. Estas células solares son baratas, de fácil fabricación, y de alta eficiencia.
Importante también resaltar que este salto en las energías verdes son vitales para asegurar un futuro brillante para el sector de la automoción eléctrica.
La química circular para el reciclaje, este punto es también de los fundamentales. Es uno de los campos más activos que hay hoy en día, pensar en cómo lo que hoy es un residuo se transforma en un nuevo recurso. En el camino de las energías, la química está ya permitiendo ejecutar este camino y cómo “Investigadores de la Universidad de Toronto han logrado convertirlo en etileno, el compuesto con el que fabricamos algunos de los plásticos más comunes, utilizando corriente eléctrica de fuentes renovables. Investigadores japoneses y norteamericanos han mejorado notablemente este proceso mediante un nuevo tipo de electrodo con una eficiencia de casi el 90%".
Digitalización y sostenibilidad. Como se comenta en el propio artículo “Inteligencia artificial (IA), Internet de las cosas (IoT), gemelos digitales (réplicas digitales de un producto, servicio o proceso), automatización y robótica, big data, la expansión del protocolo móvil 5G. Son tecnologías de vanguardia que identifican la UIT (Unión Internacional de Telecomunicaciones) y Naciones Unidas para reducir la contaminación del aire, gestionar los desechos electrónicos, el agua, la energía, la agricultura o la seguridad alimentaria, o entender mejor el clima y la biodiversidad.”
CONCLUSIONES sobre un mundo que cada vez va más rápido
Entre muchas cosas, y tras el análisis que he ido haciendo, leyendo muchos artículos todos bastante interesante. Coincido con todos ellos en que estamos en el momento de ejecutar y mover palancas sociales, apoyar la investigación y aunar el conocimiento en pro del planeta.
Se hace necesaria una activación política importante, notable, y marcando ciertas prioridades porque esto no es cosa de unos pocos, sino de todos, y que nos afecta ahora en un grado, pero que tendrá unas altas consecuencias en el medio largo plazo. Consecuencias dramáticas si no se ponen en marcha medidas correctivas en el corto plazo. Sobre un mundo que cada vez va más rápido hemos de contribuir y ayudar a que esto ocurra.
Como bien recojo, estamos en un muy buen momento en contribuir dentro de las tecnologías para el cambio climático, se hace fundamental la digitalización y sostenibilidad; comprender, utilizar y diseñar a través de la IA, al igual que el amplio campo del IoT, la mejora de procesos a través del big data,etc…
BIBLIOGRAFÍA / FUENTES
5 tecnologías que ayudan a frenar el cambio climático. (s. f.).
Communications. (2023b, octubre 4). Tecnologías que ayudan y ayudarán a combatir el cambio climático. BBVA NOTICIAS.
One of the Best Transit Tools Of the Future is an Old Friend--The Bus: New tools are helping agencies with zero-emissions and climate change goals to identify potential technologies to advance environmentally friendly improvements to existing bus fleets and infrastructure. - Free Online Library. (s. f.).
 One of the Best Transit Tools Of the Future is an Old Friend--The Bus: New tools are helping agencies with zero-emissions and climate change goals to identify potential technologies to advance environmentally friendly improvements to existing bus fleets and infrastructure. - Free Online Library (thefreelibrary.com)
Switzerland: Voters in Canton of Zurich approve constitutional amendment codifying net zero target. (2022, 2 junio). The Library of Congress.
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