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#el yugo de Jesús es ligero
tetha1950 · 2 years
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El poder del enfoque...
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»Vengan a mí todos ustedes que están cansados de sus trabajos y cargas, y yo los haré descansar. Acepten el yugo que les pongo, y aprendan de mí, que soy paciente y de corazón humilde; así encontrarán descanso. Porque el yugo que les pongo y la carga que les doy a llevar son ligeros.- Mateo 11:28-30 (DHH)
Aquello en Lo que usted se enfoca en la vida se hace más grande.
Digamos que hay una tachuela en su zapato. Cuanto más usted se enfoque en esa tachuela, más grande será el dolor. Sin embargo, si de pronto un oso lo persigue, usted se olvidas de eso y corre como si ni siquiera estuviera allí.
Tenemos que ser cuidadosos. Si nos concentramos demasiado en nuestro dolor emocional o soledad, esos sentimientos comenzarán a tomar el control. Ahora, no digo que usted deba ignorar por completo esos sentimientos. Pueden ser síntomas de algo que usted debe enfrentar. Sin embargo, no podemos convertirlos en nuestro enfoque principal.
Al cambiar las creencias más profundas de su corazón, cambiará su salud física y el cómo se siente usted emocionalmente. De la parte más profunda de su ser, comenzará a surgir la paz de Dios y el gozo que es Su voluntad. Comience a declarar la poderosa Palabra de Dios. Eso le dará una base para el cambio. Luego continúe alimentándose con la Palabra de Dios, y día a día comenzará a moverse en la dirección de la libertad.
Jesús dijo: Mi yugo es fácil, mi carga es ligera. Él vino a darle alegría y a derrotar todas las obras del enemigo. ¡Usted tiene una vida increíble por delante! Nunca se rinda, porque mientras camine con Dios, Él lo guiará a una vida de paz y gozo establecida sobre el firme fundamento de Su Palabra.
(Ps. León Fontaine).
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escritosdelcamino · 1 year
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Luego de conocer las trampas para nuestras almas y examinarnos si somos pecadores difíciles, el P. Scúpoli clarifica entonces qué cosas debemos hacer para ir construyendo la base para nuestra santidad:
“La base de la perfección y santidad consiste en 5 cosas:
1) En conocer y meditar la grandeza y bondad infinita de Dios, nuestra debilidad e inclinación tan fuerte hacia el mal. Es la gracia de san Francisco de Asís en su oración hasta que logró conseguirla: “Señor: conózcate a TI; conózcame a mí”.
2) Aceptar ser humillados, y sujetar nuestra voluntad no sólo a la Divina Majestad, si no a las personas que Dios ha puesto para que nos dirijan, aconsejen y gobiernen.
3) En hacerlo y sufrirlo todo únicamente por amor a Dios y por la salvación de las almas;
por conseguir la gloria de Dios y lograr agradarle siempre a Él. Así cumplimos el primer mandamiento que dice: “Amarás al Señor tu Dios con todo el corazón, con toda el alma, y sobre todas las cosas”.
4) Cumplir con lo que exige Jesús: Negarse a sí mismo, aceptar la cruz de sufrimientos que Dios permite que nos lleguen, seguir a Jesús imitando sus ejemplos; aceptar su yugo que es suave y ligero, y aprender de Él que es manso y humilde de corazón (cf.
Mt. 11; 22).
5) Obedecer lo que aconseja san Pablo: imitar el ejemplo de Jesús que no aprovechó su dignidad de Dios, sino que se humilló y se hizo obediente hasta la muerte y la muerte de cruz (cf. Fil. 2).
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Alguien dirá: “Es que son demasiadas condiciones las que se piden”. (…) porque lo que se aspira conseguir es de inmenso valor, las cuotas que se exigen son también altas. Pero no son imposibles”.
Entonces caminante, ¿te atreves a ser santo? Comenta, guarda y comparte este post con alguien que aprecies. Te lo agradecemos. ¡Sigamos!
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proyecto-anunciador · 3 years
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Lunes 08 de febrero 2021
JESÚS ES MANSO Y HUMILDE
Mateo 11:20-30 (DHH)
20 Entonces Jesús comenzó a reprender a los pueblos donde había hecho la mayor parte de sus milagros, porque no se habían vuelto a Dios. Decía Jesús: 21 «¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho entre ustedes, ya hace tiempo que se habrían vuelto a Dios, cubiertos de ropas ásperas y ceniza. 22 Pero les digo que en el día del juicio el castigo para ustedes será peor que para la gente de Tiro y Sidón. 23 Y tú, Cafarnaúm, ¿crees que serás levantado hasta el cielo? ¡Bajarás hasta lo más hondo del abismo! Porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que se han hecho en ti, esa ciudad habría permanecido hasta el día de hoy. 24 Pero les digo que en el día del juicio el castigo para ti será peor que para la región de Sodoma.»
25 En aquel tiempo, Jesús dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has mostrado a los sencillos las cosas que escondiste de los sabios y entendidos. 26 Sí, Padre, porque así lo has querido.
27 »Mi Padre me ha entregado todas las cosas. Nadie conoce realmente al Hijo, sino el Padre; y nadie conoce realmente al Padre, sino el Hijo y aquellos a quienes el Hijo quiera darlo a conocer. 28 Vengan a mí todos ustedes que están cansados de sus trabajos y cargas, y yo los haré descansar. 29 Acepten el yugo que les pongo, y aprendan de mí, que soy paciente y de corazón humilde; así encontrarán descanso. 30 Porque el yugo que les pongo y la carga que les doy a llevar son ligeros.»
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sanagustindehipona · 5 years
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Día litúrgico: Sábado XV del tiempo ordinario Lectura del Santo Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo Según San Mateo (12,14-21) En aquel tiempo, los fariseos se confabularon contra Él para ver cómo eliminarle. Jesús, al saberlo, se retiró de allí. Le siguieron muchos y los curó a todos. Y les mandó enérgicamente que no le descubrieran; para que se cumpliera el oráculo del profeta Isaías: «He aquí mi Siervo, a quien elegí, mi Amado, en quien mi alma se complace. Pondré mi Espíritu sobre él, y anunciará el juicio a las naciones. No disputará ni gritará, ni oirá nadie en las plazas su voz. La caña cascada no la quebrará, ni apagará la mecha humeante, hasta que lleve a la victoria el juicio: en su nombre pondrán las naciones su esperanza». PALABRA DEL SEÑOR «Los curó a todos» Fray Josep Mª MASSANA i Mola OFM (Barcelona, España) Hoy encontramos un doble mensaje. Por un lado, Jesús nos llama con una bella invitación a seguirlo: «Le siguieron muchos y los curó a todos» (Mt 12,15). Si le seguimos encontraremos remedio a las dificultades del camino, como se nos recordaba hace poco: «Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso» (Mt 11,28). Por otro lado, se nos muestra el valor del amor manso: «No disputará ni gritará» (Mt 12,19). Él sabe que estamos agobiados y cansados por el peso de nuestras debilidades físicas y de carácter... y por esta cruz inesperada que nos ha visitado con toda su crudeza, por las desavenencias, los desengaños, las tristezas. De hecho, «se confabularon contra Él para ver cómo eliminarle» (Mt 12,14). y... nosotros que sabemos que el discípulo no es más que el maestro (cf. Mt 10,24), hemos de ser conscientes de que también tendremos que sufrir incomprensión y persecución. Todo ello constituye un fajo que pesa encima de nosotros, un fardo que nos doblega. Y sentimos como si Jesús nos dijera: «Deja tu fardo a mis pies, yo me ocuparé de él; dame este peso que te agobia, yo te lo llevaré; descárgate de tus preocupaciones y dámelas a mí...». Es curioso: Jesús nos invita a dejar nuestro peso, pero nos ofrece otro: su yugo, con la promesa, eso sí, de que es suave y ligero. Nos quiere enseñar que no podemos https://www.instagram.com/p/B0JlvicFgWu/?igshid=1dvqebb51517n
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eduardoskipper · 5 years
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Evangelio      Mt 11, 28-30
+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús tomó la palabra y dijo: “Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré. Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana”.
Palabra del Señor.
Comentario
En tiempos de Jesús, y también hoy, hubo predicadores y maestros que presentaron la doctrina religiosa como un yugo: una serie de mandatos y prácticas ante las cuales no hay más que hacer que agachar la cabeza y cargarlos pesadamente. Jesús, en cambio, nos habla de un yugo suave y una carga liviana. Quien vive en el Espíritu, encuentra en la Palabra de Dios el camino ágil y ligero para recorrer esta peregrinación terrenal.
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dedelvalle · 7 years
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Inseguridad
Sé libre del peso de la inseguridad” No obstante, si estas promesas no nos satisfacen; si necesitamos que la aprobación de los demás nos dé validez; si las críticas o el rechazo nos debilitan; si vemos un patrón regular de desobediencia a Cristo, porque queremos evadir la atención o porque la exigimos; si estamos atrapados en pecados cotidianos o adictivos que nos permiten aliviar nuestros temores; entonces nuestra inseguridad nos indica que tenemos un problema: hemos erigido un ídolo. Tenemos un dios falso que tenemos que tumbar, un peso por el pecado que es necesario dejar a un lado (Hebreos 12:1). Evitar pensar en la inseguridad no nos libera de ella. Dios quiere que la examinemos aunque temamos hacerlo. Sin embargo, no debemos hacer caso a nuestros temores, porque no nos dicen la verdad. Si venimos a Cristo con nuestro pecado y deseando arrepentirnos, Él nos dice: • No te voy a condenar porque fui condenado por ti (Juan 8:10, 2 Corintios 5:21). • Ven a mí y te daré descanso (Mateo 11:28). • Te amaré para siempre y nunca te fallaré (Salmos 103:17). • Te llenaré de la paz que sobrepasa todo entendimiento (Filipenses 4:6-7). • Te voy a hacer más seguro de lo que jamás soñaste (Salmos 27:5; 40:2). Hay un final para la inseguridad y todas las batallas carnales que ella genera. Terminan en Jesús. Traigamos todas nuestras inseguridades a Él y cambiémoslas por el yugo ligero de su gracia (Mateo 11:29-30).
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pmanucorral · 4 years
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Domingo 5 de julio de 2020: DOMINGO XIV DEL TIEMPO ORDINARIO
Reflexión al evangelio de Mateo 11,25-30
SOY MANSO Y HUMILDE DE CORAZÓN
Un día, Jesús sorprendió a todos dando gracias a Dios por su éxito con la gente sencilla de Galilea y por su fracaso entre los maestros de la ley, escribas y sacerdotes. “Te doy gracias, Padre… porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y las has revelado a la gente sencilla”. La gente sencilla e ignorante, los que no tienen acceso a grandes conocimientos, los que no cuentan en la religión del templo, se están abriendo a Dios con corazón limpio. Están dispuestos a dejarse enseñar por Jesús. El Padre les está revelando su amor a través de él. Entienden a Jesús como nadie. Sin embargo, los “sabios y entendidos” no entienden nada. Tienen su propia visión docta de Dios y de la religión. Creen saberlo todo. No aprenden nada nuevo de Jesús. Su visión cerrada y su corazón endurecido les impiden abrirse a la revelación del Padre a través de su Hijo.
Jesús termina su oración, pero sigue pensando en la “gente sencilla” Viven oprimidos por los poderosos y no encuentran alivio en la religión del templo. Su vida es dura, y la doctrina que les ofrecen los “entendidos” la hacen todavía más dura y difícil. Jesús les hace tres llamadas.
“Vengan a mí todos los que están cansados y agobiados”. Es la primera llamada. Está dirigida a todos los que sienten la religión como un peso y los que viven agobiados por normas y doctrinas que les impiden captar la alegría de la salvación. Si se encuentran vitalmente con Jesús, experimentarán un alivio inmediato: “Yo los aliviaré”.
“Carguen con mi yugo… porque es llevadero y mi carga, ligera”. Es la segunda llamada. Hay que cambiar de yugo. Abandonar el de los “sabios y entendidos”, pues no es ligero, y cargar con el de Jesús, que hace la vida más llevadera. No porque Jesús exija menos. Exige más, pero de otra manera. Exige lo esencial: el amor que libera y hace vivir.
“Aprendan de mí, que soy manso y humilde corazón”. Es la tercera llamada. Hay que aprender a cumplir la ley y vivir la religión con su espíritu. Jesús no “complica” la vida, la hace más simple y humilde. No oprime, ayuda a vivir de manera más digna y humana. Es un “descanso” encontrarse con él.
Esta gente sencilla es lo mejor que tenemos en la Iglesia. De ellos tenemos que aprender todos: obispos, teólogos, sacerdotes, religiosos, catequistas, moralistas y entendidos en religión. A ellos les descubre Dios algo que a nosotros se nos escapa. Los eclesiásticos tenemos el riesgo de racionalizar, teorizar y “complicar” demasiado la fe. Solo dos preguntas: ¿por qué hay tanta distancia entre nuestra palabra y la vida de la gente? ¿Por qué nuestro mensaje resulta casi siempre más oscuro y complicado que el de Jesús?
Señor, te damos gracias porque nos enseñas a través de los sencillos porque saben darte gracias disfrutando de lo bueno de la vida y soportando con paciencia males; saben vivir y hacer vivir. De ellos siempre sale una alabanza al Creador. Gracias, porque su vida es un acierto y ejemplo para la nuestra.
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sakrum1 · 6 years
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jueves 19 Julio 2018 : Commentary San Jerónimo
«Ayúdense mutuamente a llevar sus cargas, y cumplirán así la ley de Cristo». El pecado es una carga, como lo atestigua el salmista cuando dice: «Mis pecados pesan sobre mí como una carga pesada». El Salvador se encargó de esa carga por nosotros, enseñándonos de este modo por su ejemplo lo que debemos hacer nosotros mismos. Pues el mismo carga el peso de nuestros pecados, Él sufre por nosotros (Is 53:4), e invita a los que están agobiados bajo el fuerte peso de la ley y de sus pecados a cargar el peso ligero de la virtud cuando dice: «Mi yugo es suave y mi carga ligera» (Mt 11:30). Aquél que no se desespera por la salvación de su hermano, tiende la mano a aquél que implora su apoyo, llora con el que llora, es débil con los débiles, y mira los pecados del otro como los suyos propios, ése cumple por la caridad la ley de Cristo. ¿Cuál es esa ley de Cristo? «El mandamiento que les doy es que se amen los unos a los otros» (Jn 13:34) ¿Cómo el Hijo de Dios nos amó? «Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos» (Jn 15:13). Aquél que no es clemente, que no se revistió de las entrañas de la misericordia y de las lágrimas, por muy elevado que sea en espiritualidad, no cumple la ley de Cristo. Aquél que viene a socorrer al pobre agobiado bajo el peso de la indigencia y se hace amigo del dinero injusto (Lc 16:9), ése carga con las necesidades de su hermano. Es a él que Jesús dirá después de la resurrección general: «Vengan, benditos de mi Padre, reciban la herencia del Reino preparado para ustedes desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me dieron de comer, tuve sed y me dieron de beber» (Mt 25:34-35)
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Devocional Enero 18 2018
Lectura: Mateo 11
Énfasis: Ver 25-30
Este capítulo de Mateo este cargado de varias verdades que son interesantes entender. Sin embargo, quiero enfocar la atención a los últimos versículos de este capítulo. Jesús ha estado haciendo milagros por todas partes. Y a pesar de los milagros que ha hecho todavía hay personas que reconocen quien es El y siguen con si vida igual. Cuántos de nosotros en ocasiones hemos visto la mano de Jesús obrar en nuestras vidas y seguimos igual, no cambiamos, sino que nos aferramos a nuestra vida de maldad. Este mes he reflexionado bastante en la importancia de hacer cambios en nuestras vidas si queremos ver resultados diferentes.
  Ahora, Jesús dice que estas cosas son escondidas para los sabios y entendidos (aquellos que creen que ya todo lo saben y que nadie les puede ensenar) y que el hijo, Jesús, se lo revela a quien El quiere revelárselo. Después de ahí nos da la clave al tipo de personas que Él quiere revelarse y dice: vengan a mí a todos los cansados y cargados, que yo los hare descansar. Lleven mi yugo sobre ustedes y aprendan de mí. En otras palabras Jesús está diciendo, estas cansado de la forma de vivir? estas cargado por el peso de pecado? ya estas harto de vivir de la misma manera? estas agotado de intentarlo todo y de que nada te funcione? Eres el candidato perfecto para recibir la gracia de Dios para tu vida. No te quedes un día mas cargando esas cosas que te han puesto un peso que no puedes cargar. Entrégale todo a Jesús, ven acércate a el, y el te hará descansar. 
Me encanta lo que dice al final porque Jesús hace un intercambio en nosotros. El dice, yo me llevo tus cargas, me llevo tu pesar. Ahora tú toma mi yugo. La buena noticia es que el yugo, el peso de seguir a Cristo, es fácil y ligero. Como esta esto? Si, el peso de seguir a Cristo es mucho más fácil y liviano que el peso del pecado sobre tu vida. Jesús solo te pide ser obediente a su palabra. Satanás lo único que quiere es destruirte. El precio de seguir a Cristo vale la pena. El peso de seguir nuestros propios deseos nos lleva a perdición. 
El día de hoy entrégale todo tu cansancio y tus cargas a Dios. El esta ahí para llevarlas y hacer ese intercambio en tu vida. Estas dispuesto a hacerlo?
Oración: Señor, gracias porque en la cruz tu entregaste tu vida y a través de tu muerte, sacrificio y resurrección puedo tener vida eterna. Gracias porque llevaste todo el peso del pecado, de la derrota y triunfaste sobre de ellos. Te entrego todo lo que no me corresponde llevar y tomo mi cruz para seguirte a ti. En el nombre de Jesús. Amén.
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padredavidroa · 7 years
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*OREMOS CON EL EVANGELIO* *EVANGELIO DE HOY*: San Mateo 11,28-30 *AUDIO DEL EVANGELIO*: https://goo.gl/P6rZ79 *LITURGIA*: Jueves XV del tiempo ordinario *SANTO*: San Elías profeta _Conmemoración de san Elías Tesbita, profeta del Señor en tiempo de Ajab y Ococías, reyes de Israel, que defendió los derechos del único Dios ante el pueblo infiel a su Señor, con tal valor que prefiguró no sólo a Juan Bautista sino al mismo Cristo. No dejó oráculos escritos, pero se le ha recordado siempre fielmente, sobre todo en el Monte Carmelo._ *ORACIÓN*: Señor, quien rompe la amistad contigo, quien se sacude de encima tu "yugo ligero", no alcanza la libertad, sino que, por el contrario, se convierte en esclavo de otros poderes. *MEDITACIÓN*: Hoy para guiarnos hacia el reposo, Jesús nos habla de "su yugo" y de "su carga". Cristo nos está describiendo dos exigencias del amor. Primera: quien se enamora desea someterse ("sub-yugarse") a la voluntad de la persona amada. Segunda: por este camino, el amante avanza hacia la identificación con el amado, haciéndose "cargo" de su bien. Este "yugo" es, precisamente, la Ley de Dios, una ley que libera. Emerge ahí el tema de la libertad: el amante pone voluntariamente su libertad al servicio del amado. En este caso no se pierde la libertad, sino que se la libera de ataduras y entretenimientos egoístas. La libertad tiene una orientación (el compromiso con el amado), y por ello está en contradicción con todo aquello que, aparentando liberar al hombre, en realidad lo esclaviza. *PROPÓSITO*: Elevaré una oración por aquellos que me atacan. Feliz jueves, Dios nos bendiga. #evangeliodehoy #jueves #20julio #santodeldia #SanEliasProfeta #Borojó #Falcon #Venezuela #ArquidiócesisDeCoro
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iglesiaelpescador · 7 years
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Nuestras necesidades insatisfechas 07 DE JULIO DE 2017 Filipenses 4.19 Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús. Aunque Dios ha prometido suplir todas nuestras necesidades,   a veces esto tarda en llegar. ¿Cuál podría ser el problema? Quizás seamos nosotros mismos. Cuando nuestro Padre celestial no cumple con nuestras expectativas, por lo general, buscamos causas externas. Pero, aunque el amor del Señor es incondicional, muchas de sus promesas no lo son. Por ejemplo, Filipenses 4.19 es una “promesa familiar”; lo que significa que solo puede ser recibida por quienes llaman con derecho “mi Dios” al Soberano del universo. Sus ilimitados recursos no están disponibles para las personas que rechazan la salvación en Cristo. Además, cuando leemos con detenimiento la Biblia, vemos que el Señor hace de nuestra obediencia una condición para satisfacer nuestras necesidades (Sal 81.10-12). No excusará el pecado, bendiciéndonos mientras estemos en rebeldía contra Él. Piense en usted como parte de un ejército en guerra. Una prioridad militar es mantener abierta la línea de suministro; la victoria será imposible si los soldados están desarmados, y con frío y hambre. Nuestra desobediencia permite que Satanás corte nuestra línea de suministro del Señor. Restaurar esta conexión es un asunto de arrepentimiento. A quienes andan en los caminos del Señor, Él los protege, suple sus necesidades y los sacia (Sal 81.13-16). Sacar una promesa de su contexto bíblico es peligroso. Y esperar que Dios cumpla una promesa condicional cuando no se están cumpliendo sus requisitos es aun más insensato. El Señor cumple su palabra, pero espera con razón que hagamos nuestra parte. Felizmente, su yugo es ligero: amar, honrarlo y obedecerlo.
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Tres versiones de Judas - Jorge Luis Borges
En el Asia Menor o en Alejandría, en el segundo siglo de nuestra fe, cuando Basílides publicaba que el cosmos era una temeraria o malvada improvisación de ángeles deficientes, Niels Runeberg hubiera dirigido, con singular pasión intelectual, uno de los coventículos gnósticos. Dante le hubiera destinado, tal vez, un sepulcro de fuego; su nombre aumentaría los catálogos de heresiarcas menores, entre Satornilo y Carpócrates; algún fragmento de sus prédicas, exonerado de injurias, perduraría en el apócrifo Liber adversus omnes haereses o habría perecido cuando el incendio de una biblioteca monástica devoró el último ejemplar del Syntagma. En cambio, Dios le deparó el siglo veinte y la ciudad universitaria de Lund. Ahí, en 1904, publicó la primera edición de Kristus och Judas; ahí, en 1909, su libro capital Den hemlige Frälsaren. (Del último hay versión alemana, ejecutada en 1912 por Emili Schering; se llama Der heimliche Heiland.)
Antes de ensayar un examen de los precitados trabajos, urge repetir que Nils Runeberg, miembro de la Unión Evangélica Nacional, era hondamente religioso. En un cenáculo de París o aun en Buenos Aires, un literato podría muy bien redescubir las tesis de Runeberg; esas tesis, propuestas en un cenáculo, serían ligeros ejercicios inútiles de la negligencia o de la blasfemia. Para Runeberg, fueron la clave que descifra un misterio central de la teología; fueron materia de meditación y análisis, de controversia histórica y filológica, de soberbia, de júbilo y de terror. Justificaron y desbarataron su vida. Quienes recorran este artículo, deben asimismo considerar que no registra sino las conclusiones de Runeberg, no su dialéctica y sus pruebas. Alguien observará que la conclusión precedió sin duda a las “pruebas”. ¿Quién se resigna a buscar pruebas de algo no creído por él o cuya prédica no le importa?
La primera edición de Kristus och Judas lleva este categórico epígrafe, cuyo sentido, años después, monstruosamente dilataría el propio Nils Runeberg: No una cosa, todas las cosas que la tradición atribuye a Judas Iscariote son falsas (De Quincey, 1857). Precedido por algún alemán, De Quincey especuló que Judas entregó a Jesucristo para forzarlo a declarar su divinidad y a encender una vasta rebelión contra el yugo de Roma; Runeberg sugiere una vindicación de índole metafísica. Hábilmente, empieza por destacar la superfluidad del acto de Judas. Observa (como Robertson) que para identificar a un maestro que diariamente predicaba en la sinagoga y que obraba milagros ante concursos de miles de hombres, no se requiere la traición de un apóstol. Ello, sin embargo, ocurrió. Suponer un error en la Escritura es intolerable; no menos tolerable es admitir un hecho casual en el más precioso acontecimiento de la historia del mundo. Ergo, la traición de Judas no fue casual; fue un hecho prefijado que tiene su lugar misterioso en la economía de la redención. Prosigue Runeberg: El Verbo, cuando fue hecho carne, pasó de la ubicuidad al espacio, de la eternidad a la historia, de la dicha sin límites a la mutación y a la carne; para corresponder a tal sacrificio, era necesario que un hombre, en representación de todos los hombres, hiciera un sacrificio condigno. Judas Iscariote fue ese hombre. Judas, único entre los apóstoles, intuyó la secreta divinidad y el terrible propósito de Jesús. El Verbo se había rebajado a mortal; Judas, discípulo del Verbo, podía rebajarse a delator (el peor delito que la infamia soporta) y ser huésped del fuego que no se apaga. El orden inferior es un espejo del orden superior; las formas de la tierra corresponden a las formas del cielo; las manchas de la piel son un mapa de las incorruptibles constelaciones; Judas refleja de algún modo a Jesús. De ahí los treinta dineros y el beso; de ahí la muerte voluntaria, para merecer aun más la Reprobación. Así dilucidó Nils Runeberg el enigma de Judas.
Los teólogos de todas las confesiones lo refutaron. Lars Peter Engström lo acusó de ignorar, o de preterir, la unión hipostática; Axel Borelius, de renovar la herejía de los docetas, que negaron la humanidad de Jesús; el acerado obispo de Lund, de contradecir el tercer versículo del capítulo 22 del Evangelio de San Lucas.
Estos variados anatemas influyeron en Runeberg, que parcialmente reescribió el reprobado libro y modificó su doctrina. Abandonó a sus adversarios el terreno teológico y propuso oblicuas razones de orden moral. Admitió que Jesús, «que disponía de los considerables recursos que la Omnipotencia puede ofrecer», no necesitaba de un hombre para redimir a todos los hombres. Rebatió, luego, a quienes afirman que nada sabemos del inexplicable traidor; sabemos, dijo, que fue uno de los apóstoles, uno de los elegidos para anunciar el reino de los cielos, para sanar enfermos, para limpiar leprosos, para resucitar muertos y para echar fuera demonios (Mateo 10: 7-8; Lucas 9: 1). Un varón a quien ha distinguido así el Redentor merece de nosotros la mejor interpretación de sus actos. Imputar su crimen a la codicia (como lo han hecho algunos, alegando a Juan 12: 6) es resignarse al móvil más torpe. Nils Runeberg propone el móvil contrario: un hiperbólico y hasta ilimitado ascetismo. El asceta, para mayor gloria de Dios, envilece y mortifica la carne; Judas hizo lo propio con el espíritu. Renunció al honor, al bien, a la paz, al reino de los cielos, como otros, menos heroicamente, al placer1. Premeditó con lucidez terrible sus culpas. En el adulterio suelen participar la ternura y la abnegación; en el homicidio, el coraje; en las profanaciones y la blasfemia, cierto fulgor satánico. Judas eligió aquellas culpas no visitadas por ninguna virtud: el abuso de confianza (Juan 12: 6) y la delación. Obró con gigantesca humildad, se creyó indigno de ser bueno. Pablo ha escrito: El que se gloria, gloríese en el Señor (I Corintios 1: 31); Judas buscó el Infierno, porque la dicha del Señor le bastaba. Pensó que la felicidad, como el bien, es un atributo divino y que no deben usurparlo los hombres2.
Muchos han descubierto, post factum, que en los justificables comienzos de Runeberg está su extravagante fin y que Den hemlige Frälsaren es una mera perversión o exasperación de Kristus och Judas. A fines de 1907, Runeberg terminó y revisó el texto manuscrito; casi dos años transcurrieron sin que lo entregara a la imprenta. En octubre de 1909, el libro apareció con un prólogo (tibio hasta lo enigmático) del hebraísta dinamarqués Erik Erfjord y con este pérfido epígrafe: En el mundo estaba y el mundo fue hecho por él, y el mundo no lo conoció (Juan 1: 10). El argumento general no es complejo, si bien la conclusión es monstruosa. Dios, arguye Nils Runeberg, se rebajó a ser hombre para la redención del género humano; cabe conjeturar que fue perfecto el sacrificio obrado por él, no invalidado o atenuado por omisiones. Limitar lo que padeció a la agonía de una tarde en la cruz es blasfematorio3. Afirmar que fue hombre y que fue incapaz de pecado encierra contradicción; los atributos de impeccabilitas y de humanitas no son compatibles. Kemnitz admite que el Redentor pudo sentir fatiga, frío, turbación, hambre y sed; también cabe admitir que pudo pecar y perderse. El famoso texto Brotará como raíz de tierra sedienta; no hay buen parecer en él, ni hermosura; despreciado y el último de los hombres; varón de dolores, experimentado en quebrantos (Isaías 53: 2-3), es para muchos una previsión del crucificado, en la hora de su muerte; para algunos (verbigracia, Hans Lassen Martensen), una refutación de la hermosura que el consenso vulgar atribuye a Cristo; para Runeberg, la puntual profecía no de un momento sino de todo el atroz porvenir, en el tiempo y en la eternidad, del Verbo hecho carne. Dios totalmente se hizo hombre hasta la infamia, hombre hasta la reprobación y el abismo. Para salvarnos, pudo elegir cualquiera de los destinos que traman la perpleja red de la historia; pudo ser Alejandro o Pitágoras o Rurik o Jesús; eligió un ínfimo destino: fue Judas.
En vano propusieron esa revelación las librerías de Estocolmo y de Lund. Los incrédulos la consideraron, a priori, un insípido y laborioso juego teológico; los teólogos la desdeñaron. Runeberg intuyó en esa indiferencia ecuménica una casi milagrosa confirmación. Dios ordenaba esa indiferencia; Dios no quería que se propalara en la tierra Su terrible secreto. Runeberg comprendió que no era llegada la hora: Sintió que estaban convergiendo sobre él antiguas maldiciones divinas; recordó a Elías y a Moisés, que en la montaña se taparon la cara para no ver a Dios; a Isaías, que se aterró cuando sus ojos vieron a Aquel cuya gloria llena la tierra; a Saúl, cuyos ojos quedaron ciegos en el camino de Damasco; al rabino Simeón ben Azaí, que vio el Paraíso y murió; al famoso hechicero Juan de Viterbo, que enloqueció cuando pudo ver a la Trinidad; a los Midrashim, que abominan de los impíos que pronuncian el Shem Hamephorash, el Secreto Nombre de Dios. ¿No era él, acaso, culpable de ese crimen oscuro? ¿No sería ésa la blasfemia contra el Espíritu, la que no será perdonada (Mateo 12: 31)? Valerio Sorano murió por haber divulgado el oculto nombre de Roma; ¿qué infinito castigo sería el suyo, por haber descubierto y divulgado el horrible nombre de Dios?
Ebrio de insomnio y de vertiginosa dialéctica, Nils Runeberg erró por las calles de Malmö, rogando a voces que le fuera deparada la gracia de compartir con el Redentor el Infierno.
Murió de la rotura de un aneurisma, el primero de marzo de 1912. Los heresiólogos tal vez lo recordarán; agregó al concepto del Hijo, que parecía agotado, las complejidades del mal y del infortunio.
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