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Sería el peor padre de todos si dejaba ir a su pequeña así nada más. Sabía de sobra que era demasiado independiente, pero su intuición le decía que estaba alterada por algo que no le diría y teniendo en cuenta que tuvo a los Dawlish y a Elizabeth alrededor, sabía que no exageraba al sentirse nervioso.

Seguirla sin que lo notara no fue difícil y verla entrar en la casa de sus padres lo relajó bastante. Ni Ginny ni Harry lo traicionarían, podía asegurarlo. Se quedó en la periferia, atento por si ella salía del edificio en el número 12 de Grimmauld Place.

No imaginó que encontraría a Alice en su despacho. Las tardes solían ser tranquilas y en esa en particular se sentía algo nostálgico. Los años no pasaban en vano y con todo el asunto de Albus y Lizz, no podía evitar recordar los días difíciles que precedieron al nacimiento de los gemelos.

Afortunadamente no estaba del todo solo en el bando que tomó silenciosamente. Ni Lily ni Rose estaban de acuerdo con la decisión de Albus, pero nadie se atrevía a hacer más de lo que las anticuadas leyes mágicas permitían. Al menos tenía a Neville como un puente en esa retorcida farsa que sus respectivos hijos habían creado.

No estaba seguro de cómo reaccionar al encontrar a su nieta con una de las fotos que tenía en su repisa. Entre todas las imágenes de sus nietos y nietas, tenía una con su buen amigo. Mientras Neville sostenía a su nieta, él sostenía a Fabian de unos dos años. La imagen estaba hechizada para que todos los que supieran la verdad, los miraran solos, lado a lado sin los bebés.

Por supuesto, su nieta estaba en el otro grupo, de los que no sabían la verdad sobre esos pequeños bebés.

—¡Lilybells! Casi me matas del susto ¿puedo saber a que debo el honor de tu visita en mi oficina? No me digas que es otro asunto oficial... —dijo intentando fingir que no estaba alterado por la fotografía que ella sostenía en sus manos.

—¡No!— Respondió, quizá más molesta de lo que pretendía en un inicio, pero el cansancio y el enojo no eran buena combinación para ella, mientras bajaban del ático.— No necesito uno nuevo, necesito el que estoy buscando. Debí haberlo dejado en algún lado…— No podía ni pensar en ir a la ciudad a comprar juguetes en ese momento. Necesitaba encontrar algo, aunque fuera un pequeño indicio de que su madre era real y había existido.— Debo ir a buscarlo.— Lo mejor que se le ocurría en ese momento era ir a la casa de sus abuelos. Ahí debía haber algo.

— Ya sé… Ya lo sé, no necesito que me lo recuerden.— No era necesario que dijera que estaban los dos solos. Era esa la razón por la que sentía que iba a perder la cabeza en ese momento.— Tengo que salir, regreso más tarde.— Caminó en dirección a la puerta, usaría su motocicleta para llegar a la casa de sus abuelos y si no tenía suerte, entonces iría a la casa de Nana. En algún lugar debía encontrar alguna pista.

#uy atrapaaadooos #what if

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Negó con la cabeza sin perder ese toque dramático que lo caracterizaba en esas ocasiones en las que sólo quería distraerla.

—¿Una vieja caja de Legos? ¡Qué vergüenza!— dijo negando despacio, acercándose a ella y tomándole la mano para que bajaran del ático—. El inútil de tu padre se olvidó comprarte uno nuevo recientemente. ¿Qué tal un modelo de motocicleta? O quizá ese Iron Man enorme que vimos en televisión. Podemos ir ahora mismo a Londres en las motos ¿Qué opinas? Comeremos algo allá cuando te de hambre.

Acarició su cabello, sonriendo suavemente. Aún podía recordar esos momentos cuando era más pequeña y solía preguntar cosas sobre su madre que no podía responder.

—Sabes que siempre estaré contigo ¿cierto? Somos un equipo. Siempre.

Podría haber jurado que había por lo menos una caja en el ático con cosas de su papá de sus años escolares, pero no lograba encontrar nada. Llevaba algunas horas entre cajas de adornos navideños y sus cosas de bebé, sin encontrar lo que realmente quería y comenzaba a frustrarse. Se pasó una mano por la cara, despeinándose aún más de lo que ya estaba.

No lo escuchó llegar hasta que estuvo en la habitación con ella. Debía pensar en una excusa pues el ático no era precisamente su lugar favorito.

— No tengo hambre.— Aquello sí era verdad. Lo que Dawlish había dicho y la conclusión a la que llegó logró revolverle el estómago. Lo suficiente para no querer nada, ni siquiera su almuerzo favorito.— Solo… Solo una vieja caja de legos… Creí que estaban en mi habitación o aquí pero no están…

#estara en negacion hasta que ya no se pueda #au happiness

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La charla con Elizabeth ya era un recuerdo borroso, pero seguramente no se podía decir que fue una "charla" en toda regla. Más bien un intercambio de gritos por todo ese montaje realizado alrededor de su hija.

A sus ojos era bastante ventajoso aprovecharse de los gustos y aficiones de Ally para intentar alguna clase de acercamiento. Obligarla por medio del Ministerio y toda eso. Aunque lo que más le disgustaba era que se le acababa el tiempo. Nunca antes toda esa farsa sobre el origen de su pequeña estuvo más cerca de ser descubierta.

Así que para ganar algo de tiempo, se deshizo de todo lo relacionado con Elizabeth que tenía en el ático. Ni siquiera estaba seguro de por qué guardaba esas fotografías, pero definitivamente Ally no debía verlas. Supo que estaba en lo correcto cuando al volver para el almuerzo, la encontró justo en este lugar.

—¡Hey! Te traje tu café favorito y un sándwich especial para que almorcemos juntos— dijo intentando restar importancia a que estaba revolviendo cajas y tenía incluso telarañas en la camiseta—. Merlín, creo que debo limpiar este lugar, es un desastre. ¿Buscabas algo, mi pequeña escarbato?

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—Mi papá nunca intervendría en las decisiones que toman tus padres. Él no juzgaría a nadie y mi abuela me pidió que confiara en el proceso— dijo lo último más para si mismo. Comenzaba a unir algunos puntos y conversaciones escuchadas a lo largo de los años.

—Por lo que recuerdo, mi tía Lizz y tu padre solían cuidar de mi en el verano, hasta ese antes de que Lucy naciera— dijo extendiendo la palma de la mano para que le devolviera la fotografía—. Si los cuatro eran amigos, a mi me parece que es lógico que se preocupen por que estás subiendo estatuas en tus ratos libres. Y se agrega a tus crímenes robar huevos de dragón.

#hara lo necesario para salvar la compañia #what if

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i don't get to tell you about sad

@albus-potter

#asp

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Fabian era ordenado incluso para comer, lo que normalmente resultaba en que terminara su comida antes que Alice, quien requería un poco más de atención para evitar que utilizara su comida para jugar, justo como había sucedido por la falta de precaución de Albus.

— No es necesario.— Su presencia no era realmente necesaria. Ella sola podía encargarse de alimentar a ambos, alistarlos para el día y jugar con ellos. Prefería encargarse de todo por sí misma, solo de esa forma se aseguraría de que Potter no quisiera hacer algo estúpido, como tratar de reunir a los gemelos con esa niña que había traído cuando apenas tenían unos días de nacidos. De ninguna manera permitiría que los tres fueran tratados por igual. Ya había pasado suficientes humillaciones cuando la noticia se dio a conocer. Ya era bastante malo con saber que esa niña tenía que vivir en el castillo junto con todo ellos. De no ser porque provocaría más problemas, desde hace meses hubiera tomado a los bebés para volver al norte con su familia, y ni eso sería lo suficientemente lejos de Albus. No podía ni siquiera mirarlo sin sentir su estómago revolverse. Aunque eso le dio una idea.

— Por cierto, es probable que salgamos de la ciudad por algunos días.— No le estaba pidiendo permiso realmente. Solo estaba dejándole saber sus planes.

#que si no invitan al viaje jajaja #FGG

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Concentró su atención en su hija, como siempre. Caminó hasta detenerse a su lado y apretó su hombro brevemente, como siempre que quería mostrarle su apoyo.

—Bueno, señor Dawlish quiero aclarar durante los quince años que he conocido a esta jovencita nunca ha cometido un robo ni hecho algo que me obligue a desconfiar de ella — comenzó a hablar como si considerara que lo que decía el muchacho era cierto, aunque su hija ya le había dicho que tenía una explicación, Fingió una sonrisa y fijo sus ojos de nuevo en él.

—Y le aseguro que no voy a iniciar hoy. Puede quedarse todo lo que quiera aquí afuera, nuestros huéspedes en el jardín estarán encantados de tener algo de sangre fresca.

Luchó por no echarse a reír, pues podía apostar a que asustaría en serio a ese visitante indeseable.

Sus ojos se abrieron un poco más al darse vuelta y ver al padre de Alice, como salido de la pantalla del teléfono, avanzando hacia ellos. Su cabeza se inclinó un poco a la derecha, procesando que de hecho, su voz le parecía conocida. Pero era imposible. Nunca lo había visto antes ¿o si?

—No soy ningún grindylow, señor Potter. Soy Elijah Dawlish y estoy aquí con el único objetivo de recuperar algo que no me pertenece porque todas las criaturas mágicas son libres, pero que encontré, rescaté y me fue robado mientras intentaba cuidarlo — dijo irguiéndose un poco, para demostrar que no estaba asustado—. No pienso dejar su jardín hasta que su hija me devuelva el huevo al que le puso Alice Junior. Aunque me ahuyente ahora, pienso volver. Le advierto que puedo ser muy obstinado.

#le van a dar un oscar jajaja #what if

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Tomó en sus brazos a Ally para alejarla de la papilla y que pudiera volcar el recipiente o arrojarla, ambos giraron la cabeza hacia Elizabeth cuando habló y la expresión en sus rostros era casi idéntica. El regaño era para ambos.

—Yo jugaré contigo cuando termines de comer. Pero tienes que prometer que no volverás a escupir la papilla, mi amor. ¿Lo intentamos de nuevo?— aunque había entendido que Lizz insinuó que debería ir al otro lado del castillo a asegurarse de que Cory comiera también, los elfos que tenía a su servicio eran bastante eficientes. Aún era pequeña para entender que se suponía que él era su padre, pero él se aseguraba de hablarle de Lily todo el tiempo, sin pronunciar su nombre.

Darle el resto de la papilla a su pequeña princesa fue muy sencillo luego de que ambos estaban nerviosos por recibir una nueva reprimenda. Ya era lo suficientemente mayor para beber de un vasito adaptado algo de jugo de frutas, pero por lo que sabía la reina aún los alimentaba con su propia leche pues rechazó a todas las nodrizas que afortunadamente se pudieron usar con Cory. Se dispuso a salir para que tuvieran un poco de privacidad.

—Vendré a verlos de nuevo más tarde, bebés— dijo acariciando el cabello de ambos que seguían en sus sillitas.

Suspiró, agobiada por la idea de tener que estar cerca de Albus más tiempo del que a ella le gustaría. No podía ni siquiera verlo sin sentirse furiosa.

— Yo puedo encargarme, seguramente te necesitan en otro lugar.— Le había dejado claro desde el inicio que de ninguna manera ella se haría cargado de esa niña que habían mandado traer. Ya la había humillado lo suficiente como para además esperar que ella formara parte de su crianza. Suficiente hacía con permitir que estuviera en el castillo.

Acomodó a Fabian en su silla para darle de comer. Contrario a su hermana era bastante tranquilo y eso también aplicada para la hora de la comida pues mientras Fabian apenas y se ensuciaba, debía ser más cuidadosa con Alice pues le gustaba jugar con las papillas.

Por supuesto, no dejaría pasar la oportunidad, y Albus no sabía qué hacer en esos casos. El que comenzara a reír solo la animaría a continuar con ese comportamiento.

—No, princesa. Sabes que la comida no es para jugar, para eso tienes tus juguetes.— Aunque ambos eran pequeños eran muy inteligentes. Sabía que podían entenderle y todo el tiempo hablaba con ambos. Le gustaba explicarles las cosas de la manera más sencilla que pudiera encontrar.

#se va antes de que le avienten una cuchara #fgg

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—Yo... Pondré más atención en lo que puede o no comer— dijo soltando un pequeño suspiro, derrotado. Sabía que no tenía sentido que siguiera fingiendo que todo estaba bien cuando era evidente que no era así.

—La verdad es que entiendo que no confíen en mi, pero les aseguro que cuidaré de ella y de nuestros bebés. No estoy seguro de cómo les afecta estar en ésta época pero haré lo necesario para que puedan volver tranquilos a su tiempo— dijo sin poder evitar mirar al muchacho que se había quedado un poco atrás sirviéndose más comida, claramente no lucía como en la mañana.

Todo eso del almuerzo y la decoración eran demasiado esfuerzo para Albus. Quería aparentar que todo estaba bien y no se sentía del todo cómoda con eso. Tratar de evadir su realidad no iba a solucionar todos los problemas que tenían, en especial el tener que dejar todo listo para cuando los bebés llegaran y ella ya no estuviera para cuidarlos.

— Gracias.— Lo conocía lo suficiente como para saber que necesitó ayuda para elegir la comida. No tenía ni la más mínima idea de las cosas que comía o evitaba. Algo que había detonado una pelea apenas unas semanas atrás.— Para mí solo tarta, por favor.— Dijo, a uno de los elfos que estaba ayudando a servir la comida. Esa clase de helado con galletas era lo que Albus solía comer, pero no era su favorito y no quería comenzar una pelea en frente de los niños. Ya era bastante malo que Alice lo mirara siempre de esa forma y temía que se necesitara de muy poco para hacerla explotar.

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#si siente que en cualquier momento le sueltan el golpe

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Reconoció al hijo de George Dawlish al instante. No sería un buen padre y antiguo auror si no hubiese investigado cuidadosamente a las personas que estarían con Ally en aquél viaje. Aunque la que más le preocupaba que estuviera cerca era Elizabeth, por supuesto.

—¿No es muy pronto en el año para que los grindylows salgan de sus escondites en el lago? Normalmente esperan a que las hojas de los árboles empiecen a caer— dijo mientras caminaba hacia ellos, con su varita apuntando al suelo, haciendo que las pocas motas de pasto que había formaran pequeños remolino a su paso. Seguramente tenía un efecto dramático intenso, casi como alguna de esas películas muggles que solían ver. Hacía esa clase de cosas todo el tiempo para entretener a Ally cuando era más pequeña.

Miró la pantalla del teléfono con las cejas elevadas. Si bien muchos magos y brujas de la actualidad tenían toda clase de artefactos muggles, no esperaba que ella llevara uno consigo todo el tiempo. Él mismo tenía consolas de videojuegos y y algunos otros juguetes así que no era tan inusual pero si llevarlo encima.

La foto en la pantalla captó su atención por un omento. Estaba seguro que había visto a ese hombre en algún otro sitio pero ¿Dónde realmente?

—Se parece a Vader… — dijo cuando los recuerdos hicieron clic en su cerebro—. Pero no el que estás pensando. bueno no sé si lo conozcas. Pero así lo llaman mis tías, como el villano de Star Wars aunque no sé por qué. Pero en las fotos no tiene barba…

Se giró al sentir una presencia detrás de él, lo que instintivamente le hizo sujetar la varita en su bolsillo.

#ya llego el maestro skywalker al rescate #what if

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—Sólo demuéstrales que eres la mejor. Te amarán, es imposible no hacerlo ya verás— le dijo rodeándola con uno de sus brazos y besando su cabeza. Desde que era una bebé, siempre supo cómo confortarla. A veces era necesario abrazarla, otras cantarle. Afortunadamente al crecer también los dulces ayudaban un poco. Tenía una amplia selección preparada especialmente para ese día.

—Puse gomitas y caramelos en tu lonchera, por si hacen falta. Te veremos para la cena ¿de acuerdo?— agregó guiñándole un ojo. Estaban justo frente a la puerta del departamento que lucía completamente ajeno a las cuestiones que se manejaban ahí.

El caos propio de una mañana con todos en casa logró mantenerla distraída, lo suficiente como para no preocuparse, pero el nerviosismo de su primer día comenzó a hacerse presente después de que el tren partiera con Beth y Gideon y su madre y Fabian se fueran a San Mungo.

El camino al Ministerio no era nuevo para ella, pasaba mucho más tiempo en ese lugar visitando a su papá que en hospital con su mamá. Sentía cierta aversión a ese lugar que no podía explicar.

—Já, claro que no.— Respondió con una risita, aunque sabía que su papá podía adivinar que mentía por la forma en la que había estado apretando su mano durante el camino.— Solo creo que voy a vomitar.— No estaba completamente segura sobre qué esperar de su nuevo puesto y eso era lo que más le preocupaba. No estar lista para lo que se pudiera presentar.—Eso era diferente, era más sencillo.— En el colegio tenía a su abuelo, a su tío James y a su tía MJ, además de sus hermanos y primos. Las cosas en ese departamento del ministerio serían diferentes.

#es su bebé no quiere dejarla #au happiness

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Extendió los brazos hacia Elizabeth para que pudiera cargar a Alice, pero en cuanto la bebé adivinó sus intenciones, se giró y lo atrapó del cuello, sin posibilidad de que pudiera entregarla a su madre de nuevo.

—¿Quieres que te ayude con tu desayuno, mi princesa?— dijo acariciando su espalda para relajarla un poco. Normalmente los niños no eran conscientes de la tensión entre sus padres pero sospechaba que Ally podía sentir algo.

—Descuide, su Alteza. Yo puedo encargarme... —dijo al aire no específicamente hacia Elizabeth. Se sentó en el suelo a la altura de la pequeña mesa dónde ya les dejaban sus platos con comida para que pudieran explorar y tomó una cuchara para darle un poco de papilla. La puso frente a su boca—. Muy bien, aquí viene el carro tirado por hipogrifos, abre grande... ¡Muy bien, mi amor!

No pudo evitar una exclamación de felicidad cuando logró darle la cucharada de papilla pero duró muy poco pues luego de unos segundos, la pequeña princesa hizo una trompetilla, salpicando de manzana por todas partes. Aquello lo hizo reír como no lo había hecho en muchos meses.

—Lo siento, lo siento... —exclamó rápidamente notando una dura mirada sobre él, Quizá reírse de ese modo alentaría a que la pequeña lo hiciera de nuevo. Se apresuró a limpiar con un servilleta la cara de su hija antes de que Elizabeth se molestara más—. No corazón, con la comida no se juega. Hay gente del otro lado del Muro que agradecería esta papilla de manzana.

La alegría de ambas familias, y el reino en general, por el nacimiento de los gemelos duró muy poco. Apenas pocos días después de presentar a ambos bebés al resto de la corte, además de hacer oficial el cambio en las leyes de la corona para que Alice heredara el trono, Albus le habló de aquella bebé que había llegado de Merlín sabía dónde.

No recordaba demasiado de aquella conversación mas que los detalles importantes: Albus había mandado traer a esa niña que decía era su hija, más grande que los gemelos por algunas semanas y había tenido el descaro de pedirle a George que fuera por ella y junto con Sylvie la cuidaran hasta que le dijo la verdad. Ni siquiera lo dejó terminar, no quería escuchar sus patéticas excusas. En su lugar, pidió a los elfos que mudaran sus cosas a cualquier otra habitación libre. No le importaba el tamaño, solo necesitaba salir de ahí.

En los siguientes meses logró poner una barrera entre los dos, ignorándolo por completo excepto cuando los bebés estaban presentes y aún entonces trataba de evitarlo lo más posible. Como ese día. Lo escuchó mientras caminaba por el pasillo hacia la habitación de los niños. Se detuvo unos segundos para recuperar la compostura.

— ¿A dónde vas tan rápido?— Tomó a Fabian en sus brazos, besando su mejilla. Ambos bebés habían comenzado a gatear y era solo cuestión de tiempo para que dieran sus primeros pasos. Como esperaba, Alice estaba en brazos de su padre.— Ven acá, preciosa. Es hora de desayunar.— Apenas y le dedicó una mirada a Albus. Esperaba que fuera suficiente para hacerlo irse de la habitación y pudiera darle el desayuno a solas a ambos bebés. Ya eran capaces de comer papillas y puré, y alimentarlos era más sencillo.

#siente que lizz en cualquier momento le suelta un cucharazo #FGG

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—Si, a ella le encantan las flores pero éstas definitivamente son sus favoritas. Creí que le gustaría mirarlas mientras comen el almuerzo.

Se adelantó un poco para mover la silla para que Elizabeth la ocupara, luego la acercó de nuevo a la mesa y le pasó la servilleta en las rodillas. Les hizo señas a los elfos para que se acercaran con los platos especialmente traídos de la cafetería de su tía Greta. Se había enterado por Rosie que Lizz solía pedir toda clase de comida de ese lugar.

—Espero que te guste, bueno también a los bebés—dijo sentándose junto a ella y echándoles una mirada a los dos chicos, el muchacho ahora parecía mucho mayor que como lo recordaba en la mañana y sabía que debían hablarlo pero decidió tener un poco de tranquilidad durante el almuerzo—. Y ustedes seguro que también encuentran reconfortante la comida. Como pueden ver, su mamá la comía todo el tiempo mientras los esperaba. Y tenemos helado de limón con galletas de vainilla si no tienen nada en contra de comer postre temprano.

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Llegar a San Mungo y solicitar que cerraran la terraza para ellos, además de solicitar todas las opciones del menú incluyendo postres no fue lo más complicado que alguna vez tuvo que hacer. Ni siquiera encargarse de conjurar algunas flores para adornar el lugar le supuso un esfuerzo considerable. Lo que lo torturó de verdad, fueron todos esos minutos que estuvo esperando, sin tener idea si realmente llegarían o todo sería en vano.

— Oh, vaya. Que suerte que si vinieron… Comenzaba a creer que tal vez los habías llevado al café de Sophie… — dijo acercándose a Lizz, sintiéndose de repente ridículo por haberse sentido tan preocupado —. Creí que quizá sería bueno para los bebés tomar un poco de sol, no todos los días tenemos sol… A los cuatro, por supuesto. Está todo listo si quieren venir a la terraza.

Todavía no se acostumbraba en absoluto a la presencia de los chicos, pero estaba claro que tendría que ceder si quería que Lizz no rechazara la invitación.

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— ¿Qué haces aquí…? — Apenas había puesto un par de cosas en su charola cuando escuchó la voz de Albus. Él nunca iba al hospital, mucho menos para verla y el que estuviera ahí en ese momento le resultaba sospechoso. 

No estaba muy convencida, pero tampoco quería hacer un escándalo en la cafetería y mucho menos que los niños discutieran con él. Tomó las cosas que ya estaban en su charola, regresándolas al lugar de donde las había tomado. 

— Vamos niños. — No iba a dejarlos solos, por supuesto. Esperó a que regresar sus charolas para llevarlos hasta la terraza del hospital que normalmente estaba bastante concurrida a esa hora de la tarde. 

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— Sí, tu olor a anciano. ¿Alguna vez escuchaste sobre el desodorante? — No iba a dejarlo ganar tan fácil nada más por haber crecido varios centímetros. Ya había tomado un poco de pasta y carne, dejándolos en su charola. Solo faltaban sus cubiertos, pero la reacción de su hermano la hizo voltear. 

Que Albus estuviera ahí no podía ser bueno, mucho menos con esa falsa expresión de arrepentimiento. Dio un par de pasos, colocándose delante de su madre, sujetando quizá con demasiada fuerza el tenedor que tenía en su mano. Tenía los ojos entrecerrados y el ceño fruncido. Todo ese montaje no le daba confianza. 

— Bien. — Siguió a su madre, regresando a su lugar la comida que ya había tomado. — Si haces algo estúpido te lanzaré por el balcón más rápido de lo que puedes decir quidditch. — Le murmuró, apenas lo suficientemente fuerte para que pudiera escucharla, aprovechando que su madre ya se había adelantado. 

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Intentó mirar severamente a Albus, pero su hermana ya se había encargado. Además que realmente parecía un gesto agradable de parte de su padre. Definitivamente podía ver un poco del hombre que habían dejado atrás al viajar ahí. Siguió a ambas chicas hasta la terraza que realmente se veía bastante bien. No recordaba haber estado ahí antes, pero algo le decía que no lucía así todos los días.

— Son las flores que siempre tenemos en casa, las favoritas de mamá o eso nos dijeron siempre… — dijo sin poder evitar que sus ojos se llenaran de lágrimas por un momento por ese recuerdo repentino al ver de lleno la terraza. Su padre siempre les había compartido algunos detalles, de alguna forma a él lo hacía sentir mucho más cerca de esa mujer que sólo conocía por fotografías. 

#perdonen el retraso #{mommy home}

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Se dijeron muchas cosas después de que la verdad sobre los pequeños príncipes corrió como fuego de dragón por toda la capital.

La familia de la reina aunque estaba complacida por la salud de su hija y la buena fortuna que significaba haber traído sanos y salvos no a uno sino a dos herederos de la corona. Pero muy pronto la emoción se convirtió en indignación al conocer el secreto de Albus. Había traído a una niña de una tierra lejana que declaró como su hija también.

Para la mayoría de la gente era completamente inverosímil aceptar que Albus hubiera engañado a la reina Elizabeth antes de que ella pudiera quedar embarazada pues al parecer la misteriosa bebé era unas semanas mayor que los principes. Pero algunos pocos no lo veían tan mal. Casi todos los hombres de King's Landing tenían bastardos y el rey al parecer no sería la excepción.

A él la única opinión que le importaba era la de Elizabeth. Muchas veces estuvo a punto de decirle la verdad, confesarle que se trataba de la hija de Lily, pero eso posiblemente desataría una guerra. No podía permitir que sus hijos heredaran un reino dividido.

Era demasiado duro levantarse cada mañana sólo para recordar que Lizz seguía furiosa con él. Ni siquiera podía comer con ella, no permitía que se le acercara ni en las audiencias oficiales y por supuesto eran el motivo de cotilleos de todos los asistentes.

Excepto cuando los niños estaban presentes, pues jamás levantaba la voz frente a ellos. Cuando jugaban los cuatro juntos casi podía sentirse como cuando se amaban tan intensamente. Sus sentimientos seguían intactos pero dudaba que ella siguiera sintiendo algo por él.

—Muy bien, Fab. Eso estuvo increíble mi amor... —dijo tomando al pequeño de casi un año en sus brazos que se había acercado a toda velocidad a él gateando, lo elevó por encima de su cabeza y dio un giro antes de bajarlo de nuevo, su hermanita se había quedado atrás sólo por unos pocos pasos—. ¡Y bravo también para mi pequeña princesa, la futura reina de los siete reinos!

Levantó también a su primogénita, besando su mejilla y cuando iba a inclinarse para tomar en sus brazos a Fabian, se dio cuenta que el niño ya gateaba hacia la puerta, pues alguien había llegado a verlos también. Se acercó todavía con su hija en sus brazos, haciendo una pequeña reverencia frente a ella.

—Que los Siete la guarden, su Majestad— dijo a Elizabeth dedicándose una sonrisa. No podía llamarla por su nombre o de alguna otra forma cariñosa después de que ella se lo hubiera prohibido muchos meses atrás.

Saber que el bebé era un niño, además de que se encontraba bien de salud, fue lo único que logró tranquilizarla un poco. Ahora que lo tenía en sus brazos, se aseguró de inspeccionarlo por sí misma, todo parecía estar en orden. 

—Él tiene razón. — Dijo, una vez que Scamander terminó de hablar. — No es demasiado tarde, podemos decir que hubo una confusión y él nació antes. — Prácticamente toda la corte contaba con que el bebé fuera un niño para convertirse en el heredero de Albus, especialmente su madre. No era necesario crear un enorme problema por eso. 

— Ha pasado muy poco tiempo desde la coronación. No quieres que la gente comience a ponerse en tu contra. Solo piénsalo, ¿Sí? Es por el bien de todos. — El cambiar las reglas no le agradaría a la gente de los siete reinos, y como consecuencia podrían estar arriesgando a los bebés. 

#se muere por darle sus besos xD #fgg

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El desayuno fue un alboroto, pero lograron estar todos en la estación a tiempo para que Gideon y Beth subieran al tren. Encontraron a sus primos Scamander para subir juntos al mismo vagón. Luego de despedirlos, pudo darle un largo abrazo a Fabian antes de que se fuera con su madre a San Mungo. Se despidió de Lizz con un beso, asegurándole que la vería para llevarle el almuerzo.

Tomó la mano de Ally para llevarla fuera de la estación a la cabina que los podía llevar al Ministerio. Era un alivio que trasladarse a ese lugar y otros importantes para la comunidad mágica, fuera mucho más sencillo.

—¿Estás nerviosa, mi amor?— preguntó notando que su hija le apretaba la mano de manera intermitente. Llevó su mano hacia arriba sin soltarla y besó rápidamente el dorso de su mano—. No te preocupes, todo estará bien. Lo harás perfecto porque eres la más lista de todos los candidatos al puesto y si resulta que no te gusta, no te preocupes, buscaremos algo más que te interese. Y no olvides que te amamos. Estoy demasiado orgulloso de ti. Siento como si te estuviera dejando en el andén por primera vez.

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—Demasiado amor, no puedo respirar.—Dijo, después de dejar que sus padres la abrazaran al mismo tiempo. Una vez que la soltaron se acercó a la mesa para tomar asiento. La promesa de los waffles era real por lo que rápidamente dejó un par en su plato además de tocino el cuál comenzó a romper con las manos, dejando un pequeño pedazo en cada uno de los cuadros del pan para agregar un poco de maple al final.

—No es mi culpa que tardáramos tanto en nacer. Yo ya tenía prisa y por eso salí antes así que si me lo preguntan es culpa de Fabian.— Era mayor que su hermano por varios minutos y por supuesto no dejaría que lo olvidara.

#esta voladisimo no lo toquen #ally #au happiness

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— ¡Gracias a los Siete que llegaron a salvo! — exclamó adelantándose para abrazar a su hija. Había estado por casi un día completo esperando a que llegaran pues de acuerdo con George, lo más lógico es que ella buscara el apoyo de la familia de su madre. Después de todo era mucho más complicado llegar a Dragonstone pues incluía un corto viaje por el mar—. ¿No te lo dije, John? Tu nieto es increíblemente fuerte, un muchacho de la capital por fuera pero tiene los instintos de sus antepasados. Ni siquiera yo me considero capaz de una travesía así por mi cuenta.

Se alegró de la expresión del centinela que los había visto, describiéndolos como "dos niños corriendo colina abajo". Siempre se habían visto más como un par de muchachos. Mientras crecía no le importaba que Ally no tuviera casi nada en común con sus hermanas, pero al crecer parecía volverse un problema. En ese momento lo agradeció. Que ella no estuviera interesada en los chicos aún la protegía de cierta forma de pasar por lo mismo que Lily.

— Eres una digna hija de tu padre, mi pequeña. Sangre del león del escudo de nuestra casa corre por tus venas. Se harán canciones sobre éste tu primer viaje— esperaba que su actitud calmada ayudara a tranquilizarla un poco. Tenía claro por las discusiones que tuvo con Lizz antes de viajar, que ella estaba molesta por el torneo y el compromiso, así que debía darle oportunidad de asimilarlo—. Hablaremos un poco después de que coman algo y descansen. Greta los ha estado esperando con ansias.

— Tú llegarás con las manos vacías. Yo vengo con el tesoro del reino, la más perfecta rosa de invierno, la princesa de Dragonstone… Y la que ronca más fuerte… — dijo en un susurro, golpeando muy suave su hombro antes de soltar una carcajada y bajar corriendo por la colina. No iba a admitir que se sentía algo nervioso porque también era un territorio completamente desconocido para él, pero no era justo que Ally tuviera que preocuparse por algo que estaba fuera de su control. Si en algo tenía un poco de razón el rey, es que eran bastante salvajes.

Se dobló apoyándose en sus rodillas al llegar a la puerta del castillo. Un poco agotado por la risa y la carrera al bajar la colina. Los caballos los había seguido y probablemente los centinelas los habían visto porque un guardia ya esperaba en la entrada. Giró su cabeza hacia su lado derecho dónde ya pudo ver a la princesa, que le parecía mucho menos agitada que él mismo.

— Se encuentra ante la presencia de su Majestad la princesa Alice Potter de Kingslanding, heredera de la corona… Solicitamos descanso para nuestras monturas y una audiencia con mi abuelo, lord Dawlish — anunció al guardia que de inmediato se inclinó en una reverencia, dejándolos pasar. El patio era tan grande como en la fortaleza roja, pero todos tenían las miradas mucho más amables y curiosas. Probablemente por su ropa no podían pasar desapercibidos.

— Descuida, te amarán apenas te vean. Justo como yo… — dijo en voz baja para que sólo ella escuchara mientras seguían a un mozo a la sala principal, dónde ya los esperaban.

#sabe que no debe provocar a la Furia #FGG

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Saludaba complacido a todos los nobles que se acercaban a la mesa de la cena, sin soltar la mano de Elizabeth hasta que aplaudió brevemente luego de que William Wood le luciera tocando el arpa.

Se levantó para buscarlo y presentarlo formalmente con su hija, pero se encontró primero con el buen amigo de su padre, Lewis Greengrass y su hija más pequeña que era sólo un poco mayor que los príncipes. Buscó con la mirada a Elijah, no le sorprendió del todo que estuviera junto a Alice. Ni siquiera ese detalle lo haría enojar en ese momento.

— ¿No es una espléndida velada, mi corazón?— dijo acercándose a su hija y besando su mejilla, seguido de los Greengrass—. Gracias por cuidarla como siempre, Elijah. Estoy en deuda contigo y le hice saber a tu padre que buscaría la forma de compensar todo lo que tu familia ha hecho por nosotros. Lewis está dispuesto a darte la mano de su hija a quién ha nombrado su heredera luego de que yo cambiara la ley. Ella es Fiorella. Se quedará unos días para que puedan conocerse hasta que Sylvie y Elizabeth fijen una fecha para la boda. Alice, Lewis. Hay que darles algo de espacio. Quiero que vengas conmigo para que saludes a William Wood, mi amor. ¿Escuchaste que bien toca el arpa? Vamos, cambien esas caras. Les dije que a partir de hoy, su futuro sería diferente.

Dawlish arrojando el ramo de flores con el que había llegado logró hacerla sonreír por primera vez en el día. El panorama no pintaba muy bien para ella; incluso aunque el torneo terminara al final del día, para entonces su padre seguramente ya habrá llegado a un acuerdo para su compromiso.

—Tú tienes suerte, esto está tan ajustado que apenas puedo respirar.—No solo no acostumbraba usar vestidos, el modelo que habían elegido para ella era demasiado rígido, lo que limitaba sus movimientos.

El que Elijah comenzara a referirse a ella de esa manera tan repentina la hizo fruncir el ceño, pero al volver a levantar la mirada, encontró el por qué.

—Siendo así, de ninguna manera saldré de aquí.—Ya había cedido demasiado ese día. No pensaba dejar sus aposentos desprotegida y para que su padre lo entendiera, tomó asiento en la silla más cercana, desde donde podía verlo.—Eso es muy sencillo de explicar: no soy una inútil que necesite de otras diez chicas para hacer cosas tan simples como cepillarse el cabello.— Respondió, de manera tranquila, buscando hacer explotar a su padre como forma de desquitarse por los últimos días.— Tampoco necesito a mis hermanas siguiéndome por todas partes. Tienen mejores cosas que hacer.— Aunque eran unidas, los interesas de todas no siempre eran los mismos.

—Si eso es lo que piensas puedes enviarme al norte más allá del muro con el resto de los salvajes, hacer que Fabian sea tu heredero y dejar de lado todo este ridículo espectáculo. Sería mucho mejor que tener que ser básicamente subastada en un ridículo torneo— En sus condiciones prefería por mucho dejar la ciudad para mudarse al Norte donde estaba segura podía lograr que dejaran a Elijah ir con ella y no tendría que volver a escuchar sobre un compromiso arreglado con algún tipo mimado de otra casa noble.

#cree que esta ganando el juego jajaja #FGG

[albus-potter]

Despertó de muy buen humor por todo el ambiente festivo de aquél día. Hasta podía sentir que Elizabeth estaba más relajada que en días anteriores pues antes de irse a dormir ella se había asegurado que todo estuviera listo para el día siguiente. Incluso pasaron un buen rato de la mañana juntos antes de ella tuviera que irse pues por supuesto requería mucho más tiempo que él para estar arreglada.

Saludó a algunos de sus invitados de camino a los aposentos de su hija. Estaba siguiendo las condiciones que ella impuso y siendo honesto consigo mismo, estaba seguro que no había otra forma de convencerla para estar en la tribuna.

Evitó mirar hacia el foso dónde se llevaría a cabo el torneo, pues aunque la convocatoria de nobles superó sus expectativas, tenía ya dos fuertes candidatos más que convenientes. Sería una lástima que no fueran diestros en el campo de batalla. Ya lo averiguarían.

Casi pisó un ramo de flores al entrar a la habitación y aunque eso lo hizo fruncir el ceño, no estaba listo para lo que presenció al levantar la mirada. Un enojo repentino le hizo apretar uno de sus puños.

— De ninguna manera vas a llevar eso, te cortarás una pierna... —dijo con un tono de autoridad que nunca usaba en ella, desde que nació Alice era su debilidad pero sus peleas comenzaron con la idea del torneo. Se volvió hacia Elijah, a quien estuvo a punto de no reconocer por la ropa pero él repentinamente también le disgustaba en ese momento—. Fuiste muy amable como siempre por venir aquí a acompañarla pero ya puedes ir con tus padres, no entiendo como no tiene doncellas igual que todas las damas de la corte. Incluso sus hermanas serían una compañía más convencional. Ustedes dos han crecido como un par de salvajes. Eso cambiará a partir de hoy.

Los días previos al torneo fueron lo peor. Además de no poder hacer nada divertido, tenía que pasar la mayor parte del tiempo con las costureras del castillo para asegurarse que su vestido estuviera listo para las festividades.

Cuando llegó el temido día, ni siquiera el enorme desayuno logró ponerla de mejor humor. Apenas unos minutos después de terminar su habitación se llenó de gente que estaba ahí para ayudarla a prepararse. Estrictamente hablando ella no tenía que hacer mucho, pero estar rodeada de tantas personas comenzaba a abrumarla.

Cuando por fin se fueron todos, creyó que estaría sola hasta que su padre la obligara a salir y al escuchar los pasos, creyó que se trataba de él. Se puso de pie tan pronto la puerta se abrió, lista para discutir con él, aunque no fue necesario.

—Grandioso, justo lo que necesito. Porque el que este estúpido vestido me haga lucir como uno de esos pasteles llenos de glaseado que hace tu hermana no es suficiente.—Además del diseño que odiaba por completo, estaba demasiado ajustado para su gusto. El solo pensar en tener que llevar esas flores por todos lados incrementaba su incomodidad.—Anda, ríete. Podrían ponerme en la mesa de los postres y me confundirían con un pastel... Que de todos modos es prácticamente lo que están haciendo.— Si no odiaba ya su atuendo, la razón del por qué tenía que usarlo le revolvía el estómago.

—Ah, ya pensé en eso.— Levantó un poco la falda de su vestido, permitiéndole ver la daga que había atado a su pierna una vez que la dejaron sola. No se sentía cómoda yendo por ahí sin tener con qué defenderse.

#ya hasta le sacaron canas jajaja #FGG