Ahora somos
dos personas extrañas
y mientras yo huyo
tú quemas nuestro recuerdo.
Sabíamos que terminaría mal
que un desastre y un huracán
por más que se quieran
no se deben juntar,
pero lo intentamos
y tal como un ángel enamorado,
no vimos las señales de advertencia
por eso nos dolió tanto caer:
no supimos volar.
Me devolviste la capacidad de ser feliz,
disolviste mis fantasmas,
me cediste tu escudo,
llenaste de gemidos mis vacíos,
es por eso que no te dejaré de querer:
tal como un ave fénix,
me hiciste renacer.
Espero dejar de doler,
que encuentres tu universo
y que te mire
y comprendas
que no lo debes dejarle ir.
Sé valiente,
hay personas que sí saben amar,
muestra esa luz que escondes,
mereces ser feliz.
Tú y yo
finalmente
fuimos un daño
que no volveremos
a cometer.
“¿Qué amamos cuando amamos? ¿Es la paz del abrazo, la intensidad del beso, la emoción de las cosquillas, el placer de las caricias, la duración del tiempo, la felicidad relativa, la certeza del mañana, la esperanza del futuro, la tranquilidad del apoyo, la fuerza, los momentos? ¿O quizá algo que ni se mide pero nos causa un calambre entre la boca y el ombligo?”