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brassknucklesrol · 3 years
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◈ Nombre real:  Jorja Sézary
◈ Apodo empleado: Jmoney.
◈ Procedencia: A pesar de que su ascendencia por parte de padre sea francesa, Jorja nació en los Estados Unidos de América y goza de la ciudadanía estadounidense.
◈ Edad: 24 años. 15 de marzo del 1996.
◈ Entrada a los Brass Knuckles:  A pesar de que aprendió bastante en la calle junto con la pandilla del barrio, jamás dejó de lado sus estudios. Tenía, y tiene, un gran sentido de la responsabilidad, y aquello fue lo que la llevó a crecer como persona sin “salirse del camino” o, al menos, no demasiado. Consiguió una plaza en la Universidad de Miami, donde sacó su título universitario, y buscó abrirse paso en el mundo laboral lejos del ambiente donde se había criado sin demasiado éxito: no era aquello lo que buscaba, no se veía toda una vida trabajando sentada frente a un escritorio. Por sus venas corría el espíritu callejero que la llenaba de vida y que Macko le puso sobre la mesa en una oferta de trabajo que no podía rechazar: dirigir el E11EVEN.
◈ Papel que desempeña: Dirige el E11EVEN  de manera oficial junto a DeShawn, lugar dónde de forma extraoficial se blanquea el dinero ilícito de la banda.
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brassknucklesrol · 3 years
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◈ Nombre real: Farah Davis.
◈ Procedencia: Miami, Estados Unidos.
◈ Edad: 17 años. 15 de Junio de 2003.
◈ Aspectos relevantes: Farah fue un embarazo no deseado, pero desde que Z y Chalize se enteraron de que venía en camino, se convirtió en una ilusión para ellos. Fueron padres con 23 y 27 años y criaron a la niña entre algodones con todos los lujos que ellos no pudieron tener. Criada entre lujos y caprichos por ser el ojito derecho de toda su familia (incluido su tío Macko), es materialista y presumida hasta el tuétano de los huesos. Una lección que aprendió de su familia y del círculo de amigos de sus padres (los Brass Knuckles mayoritariamente) es que la amistad es sagrada. Concretamente, la que tiene con Nevaeh. Son amigas desde que tienen uso de razón y su relación es como si verdaderamente fuesen hermanas. 
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brassknucklesrol · 3 years
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◈ Nombre real: Nevaeh Bakari, apellido de soltera de su madre.
◈ Apodos conocidos: Hood Bratz, junto a Farah Davis.
◈ Origen y residencia: Riviera Beach, Miami. 
◈ Edad: 18 años. 25 de abril de 2002..
◈ Historia:  La historia parecía repetirse, la década de los ochenta en Miami tuvo varios escenarios y entre ellos el Riviera B. High School. Este lugar fue de gran relevancia pues fue el punto de unión de Bow y Charlize, dos jóvenes procedentes del mismo barrio y que terminaron por convertirse en la sombra de la otra.  El destino hizo de las suyas y ambas mujeres, que contaban con poco más de veinte años por entonces, se quedaron embarazadas siendo los padres sus respectivas parejas del momento. 
Aquí se presentó una diferencia notoria entre ambas. Farah, hija de Charlize, tuvo una figura paterna estable, pero no fue así con el padre de Nevaeh. Jamal jamás se hizo cargo y se esfumó antes de que cumpliese tres años, dejando a madre e hija solas ante una gran cantidad de facturas y responsabilidades. La idea de que no necesitaba una figura paterna estuvo presente durante toda su infancia, fue más duro para Bow que para ella al no recordarle con claridad. Fue así como madre e hija crecieron y siguen manteniendo un vínculo muy estrecho, su progenitora es su pilar en este mundo y por ella estaría dispuesta a hacer cualquier cosa. 
Los años pasaron y los lujos nunca formaron parte de la vida de las Bakari, esta familia de dos terminó saliendo adelante con los varios trabajos que llevaba Bow a la espalda, trabajos que lograban mantener el frigorífico lleno y un trozo que llevarse a la boca cada día. Ver a su madre trabajar duro para sacarlas a flote la hizo realmente consciente de su situación, se había convertido en rutina estar sola fines de semana completos o no verla en días bien por turnos solapados o bien por viajes con mercancía fuera de Miami. Era su vecina Marisol, mexicana afincada en Miami, a la que todo el mundo llama “Abuela” (en español) la que la cuidaba cuando era demasiado pequeña, quién le dejaba comida hecha y mantenía un ojo puesto en ella cuando los Davis no estaban.  
Crecer en Riviera beach ha endurecido su personalidad, conocido por grandes picos en su índice de criminalidad y los conflictos entre bandas, distingue el tipo de arma y su calibre simplemente por su sonido, convirtiéndose esto en un simple juego normalizado para los muchachos del bloque. Al menos así era hasta que un conflicto entre estas bandas terminó en un infierno metálico durante una fiesta en casa de uno de sus amigos, una de esas balas tenía el nombre de su amigo Khalil grabado. Todos los chicos del barrio saben de dónde vienen, cómo son las cosas y que la policía solo logra agravar la situación, por eso ha aprendido a buscarse la vida porque el mundo no lo hará por ella. Es ese uno de sus mayores temores y preocupaciones, el hecho de pensar que toda la mierda que le pasa deje de afectarle y de hacerle sentir nada. En otras palabras, teme haberse vuelto impasible ante la vida e insensible a la pérdida y al dolor.
Aún así y a pesar de estar rodeada por todo esto, mantiene una personalidad extrovertida que se complementa a la perfección con su mejor amiga Farah. Juntas son las dos caras de una misma moneda. Utiliza el humor en todas sus formas, la testarudez como arma y el sarcasmo como escudo, además se la puede considerar honesta de una manera casi brutal, no tiene filtro para decir lo que piensa cuando lo piensa o para obtener lo que desea. En definitiva, le gusta divertirse y se rige bajo un todo o nada al vivir el momento, porque es consciente de que en su mundo nunca sabes si se va a ver un segundo.
◈ Datos extra:
➔ Aún con su madre teniendo dos trabajos el dinero que entraba en casa era el justo. Fue así como decidió hacerse con un trabajo en el cine local Cosford: vende entradas, limpia las salas, pone palomitas, refrescos y de vez en cuando escoge las películas que se proyectan, aunque su parte favorita es cuando Farah se pasa pues se dedican a ponerle los diálogos a las películas haciéndolas propias.
➔ Cómo la mayoría de sucesos llevados a cabo en Riviera beach, las actividades que ejerce no se limitan a lo legítimo. La alternativa vino a ella de la mano de Farah, uno de los secretos mejor guardados de Miami y del país: la identidad de los Brass Knuckles. Este hecho produjo que creciese con un don que su amiga le traspasó, lo suyo no era innato sino aprendido, y es que aquellas dos mocosas que estaban predestinadas desde antes de nacer no dejaban un lugar sin saquear. Lo que algunos llaman cleptomanía… Para ellas simplemente es un alijo rodeado de diversión.
➔  Nevaeh encuentra a través de las rimas y el rap la forma en la que expresarse, retrata su vida a través del hip hop, ya que raramente mostrará ni compartirá sus sentimientos. No se permite mostrar las flaquezas de ningún tipo, para ello se basta con un bate bajo la cama y con una táser en la mochila, desconfiando se sobrevive y para confiar solo está la verdadera familia.
 ➔ Apodadas como Hood Bratz allá donde las conozcan hicieron ese mote suyo al asemejarse bastante a la realidad.  Las encontrarás sacudiendo el cuerpo, gritando, bailando o liándola en cualquier punto de Miami. Farah y ella graban un alto contenido de vídeos, no tienen vergüenza y el descaro es su seña de identidad.
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brassknucklesrol · 3 years
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◈ Nombre completo: Callum Mabley.
◈ Apodo empleado: C4. Se trata de un juego de palabras con su letra inicial (’C’) y un modelo de dinamita conocido como C4. 
◈ Procedencia:  Riviera Beach, Miami en condado de Palm Beach en el estado estadounidense de Florida. Esta región se caracteriza por encontrarse en las zonas bajas contrastando con ironía con el índice de criminalidad más elevado, caracterizando así a las gentes del lugar como personas humildes.
◈ Edad: 28 años. 23 de febrero de 1992. 
◈ Historia personal: Criado entre las paredes de una familia católica, jamás encajó con el resto de muchachos de la calle en la que vivían, menos con los de la escuela. Callum había demostrado sus intereses por la química desde temprana edad, tenía mano para todo lo que implicase mezclar compuestos y ser un cerebrito, pero en un barrio como aquel eso venía junto a la etiqueta de nerd. Sus padres trabajaban todo el día para mantener la familia a flote, así que estaba acostumbrado a pasar largas horas solo o al menos en parte, pue en la casa de al lado los hermanos Davis crecían al mismo tiempo que él lo hacía. Fue para la edad de los 14 años, recién entrado al instituto, cuando tuvo un encontronazo con varios muchachos del barrio y lo que podía haber terminado con algún hueso partido, no lo hizo, al meterse de por medio el menor de los Davis al que llamaban Macko. Desde ese momento Callum comenzó a pasar largas horas en la casa de su vecino con el resto de la pandilla, entre ellos Tito. Dicha amistad  se mantuvo y solidificó hasta la actualidad, dejando salir su verdadera personalidad bromista y desenfada caracterizada por vivir el momento y disfrutar sin remordimientos.
◈ Entrada a los Brass Knuckles: Fue Macko quién le ofreció la oportunidad de unirse a la banda que su hermano mayor, Z, había creado. Necesitaban a alguien con sus habilidades y él mismo sabía que sus conocimientos tenían un propósito mayor o cómo añade entre bromas, un don dado “por gracia divina”. 
◈ Papel que desempeña: Encargado de los explosivos. Fabrica bombas y los artefactos necesarios para hacer volar por los aires puertas blindadas, cajas fuertes y cualquier superficie que se interponga entre ellos y su botín. 
#C4
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brassknucklesrol · 3 years
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◈ Nombre completo: Roman Davis.
◈ Apodo empleado: Z.
◈ Procedencia: Miami, Estados Unidos.
◈ Edad: 32 años. 9 de noviembre de 1988.
◈ Entrada a los Brass Knuckles: Roman fue el que tuvo la idea de crear una banda y su móvil, desde un primer momento, no fue otro que la ambición. El líder de la banda tuvo la idea de formalizar aquellas reuniones en las que compañeros y viejos amigos de instituto compartían los botines que ganaban atracando en los guetos, y por esa razón alquiló un garaje donde poder hacer de él su lugar de encuentro, su segunda casa. Cuando quiso darse cuenta, se había visto inmerso en un mundo de delincuencia que, lejos de desagradarle, le llenaba de adictiva adrenalina. Podría así consentir los caprichos de Charlize (su actual mujer y madre de su hija) así como costearse todo lo que de niño quiso y nunca pudo tener, teniendo a su hermano como mano derecha.
➔ Papel que desempeña: Líder de la banda.
➔ Otros datos: Es el padre de Farah.
#Z
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brassknucklesrol · 3 years
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◈ Nombre real:  DeShawn Wilder.
◈ Apodo empleado: El Flacko / A$AP.
◈ Procedencia: Nació en Harlem, Nueva York. Todas las deudas que contrajo su padre llegaron a los Wilder en forma de amenazas, razón por la que no creyeron tener más alternativa que mudarse. Estuvieron viviendo una temporada en el Overtown, el barrio más humilde de Miami, hasta que Solange rehizo su vida y acabaron establecidos finalmente en el Downtown.
◈ Edad: 28 años. 15 de enero de 1992.
◈ Entrada a los Brass Knuckles: Accedió a la banda a través de Jorja Sezary, fue ella —su anterior empleada y actual amiga— quien le introdujo al resto. DeShawn ya contaba con la experiencia de haber construido con sus propias manos el A$AP M0B, manteniéndolo en lo alto durante años al tiempo que usaba el negocio para dar apariencia de legalidad al dinero que obtenía de las actividades ilegales que realizaba (mayormente tráfico de armas y de estupefacientes, y evasión fiscal).
◈ Papel que desempeña: Ahora dirige el E11even junto a su compañera Jorja, valiéndose de su experiencia anterior para seguir desempeñando las mismas funciones.
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brassknucklesrol · 4 years
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Let’s make a deal
◈ 𝖴𝖻𝗂𝖼𝖺𝖼𝗂𝗈́𝗇: 𝖶𝗈𝗆𝖾𝗇'𝗌 𝖽𝖾𝗍𝖾𝗇𝗍𝗂𝗈𝗇 𝖼𝖾𝗇𝗍𝖾𝗋. 𝖬𝗂𝖺𝗆𝗂, 𝖥𝗅𝗈𝗋𝗂𝖽𝖺.
◈ 𝖯𝖾𝗋𝗌𝗈𝗇𝖺𝗃𝖾𝗌 𝗂𝗆𝗉𝗅𝗂𝖼𝖺𝖽𝗈𝗌: 𝖲𝗂𝗆𝗈𝗇𝖾, 𝖩𝗈𝖾𝗅 𝖵𝗎𝗅𝗄𝖺𝗇 (@𝗃𝖿𝗎𝖾𝗅)
◈ 𝖥𝖾𝖼𝗁𝖺: 𝖥𝗂𝗇𝖺𝗅𝖾𝗌 𝖽𝖾 𝖽𝗂𝖼𝗂𝖾𝗆𝖻𝗋𝖾, 𝟤𝟢𝟣𝟩.
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— Razvann, tienes visita. No esperaba visitas de nadie en aquel lugar, si de algo había huido subiendo al avión para cruzar el charco era de cualquier vínculo. Estaba sola, sabía que el resto de sus aliados estarían de regreso a Europa o de exilio hacia el sur del continente americano para pasar una temporada lejos de las búsquedas policiales. Habían capturado a uno de los miembros y aquello podía terminar desmoronando hasta los cimientos a los Brass Knuckles. Abrieron la puerta de su celda, aquella que compartía con una mujer que rondaba los sesenta, y le colocaron los grilletes sobre las muñecas, esposándola con las manos delante del cuerpo. Anduvo guiada por uno de los guardias hasta la sala de visitas y cuando llegó, siguió dejando que fuese aquel enorme tipo uniformado el que le indicase dónde sentarse. — Qué puedo decir... me esperaba menos. — fue lo primero que salió de la sonrisa socarrona de aquel joven rubio. — Pues ya ves lo que hay, honey. Who the fuck are you? — Joel Vulkan, un placer. — ella abrió la boca para responder con alguno de sus comentarios soeces, pero no le dio tiempo a hacerlo; se le adelantó. — He oído cosas buenas y malas de ti, no sé cuáles me gustan más. ¿Tan famosa eres en Europa por esas manos de ingeniera y te has dejado coger tan pronto? Poca potencia le sabes dar tú a los motores, pecas. Su respuesta fue un gruñido huraño mientras removía las manos, se reflejaba en el tintineo de las esposas debajo de la mesa. — Guarda las garras, leona. Que si vengo es para proponerte algo... —el tipo apoyó los antebrazos sobre la mesa que les separaba, miró hacia los lados y después clavó la vista en la de ella. En un murmullo, dejó la oferta en el aire. — Te saco de aquí si trabajas para mi.
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brassknucklesrol · 4 years
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Así se hace llamar una de las bandas de crimen organizado más célebres de los Estados Unidos, concretamente de Miami, Florida. Con apenas una decena de años en pie, este grupo de delincuentes callejeros fue erigiéndose poco a poco en maltrechos callejones donde asaltaban a transeúntes bajo oscuros pasamontañas y a punta de pistola hasta protagonizar robos de naves comerciales repletas de coches de alta gama, e incluso arsenales de armas militares que terminaban por comercializar en el mercado negro. 
Su origen tiene lugar en Riviera Beach, y es que el líder de la banda, Roman (o también conocido como ‘Z’), se crió en las calles de la zona. En sus inicios, el porcentaje mayoritario de los integrantes de la banda era masculino, pero con el paso de los años las féminas se fueron abriendo camino entre sus filas. De igual manera sucedía con los perfiles afroamericanos y latinos, sin embargo, conforme “el negocio” fue creciendo y expandiéndose de boca en boca por los diferentes continentes, la diversidad de nacionalidades y razas fue in crescendo. Los fugitivos de países amigos terminaban por emigrar desde sus ciudades natales hasta Miami, donde eran reclutados por los Brass Knuckles entre sus integrantes. 
De igual manera, muchos de los países europeos en su mayoría servían como tierra prometida para todos aquellos integrantes de Miami que necesitaban escapar de las garras de la ley.
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brassknucklesrol · 4 years
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El gran golpe
◈ 𝗨𝗯𝗶𝗰𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻: 𝖯𝗎𝖾𝗋𝗍𝗈 𝖽𝖾 𝖬𝗂𝖺𝗆𝗂.
◈ 𝗣𝗲𝗿𝘀𝗼𝗻𝗮𝗷𝗲𝘀 𝗶𝗺𝗽𝗹𝗶𝗰𝗮𝗱𝗼𝘀: 𝖲𝗂𝗆𝗈𝗇𝖾, 𝖡𝗋𝖺𝗌𝗌 𝖪𝗇𝗎𝖼𝗄𝗅𝖾𝗌.
◈ 𝗙𝗲𝗰𝗵𝗮: 𝖣𝗂𝖼𝗂𝖾𝗆𝖻𝗋𝖾, 𝟤𝟢𝟣𝟩.
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Así llamó el líder de los Brass Knuckles al plan que llevaban preparando durante semanas, sin cesar. Un contenedor marítimo cargado de coches americanos de exportación iba a hacer noche en el puerto de Miami antes de cruzar el Atlántico rumbo a Europa. Sabían todos y cada uno de los movimientos que los operarios del puerto iban a llevar a cabo, y es que la información había sido filtrada por el topo de la banda. Habían previsto hasta el más mínimo detalle para poder acceder al puerto en mitad de la madrugada, sortear la vigilancia de la zona y abrir con el equipo de oxicorte el contenedor. Una vez allí, Simone se encargaría de eliminar los rastreadores de debajo del capó y conseguiría arrancarlos para que al menos media docena pudiesen ser conducidos por el resto de sus compañeros. Cogerían la Interestatal 95 hasta Jacksonville y guardarían allí los coches, en un garaje bastante apartado y para nada a la vista. En caso de que las cosas se torciesen, estaba el plan B. Separarse de dos en dos hacia las carreteras secundarias: la policía no podría dividirse para capturarlos a todos, y si algo había aprendido en esa banda es que el sacrificio era una opción que nunca debía apartarse de la mente de ninguno de los integrantes. La noche se cierne en Miami y entonces las sombras se activan. Cada uno, desde un punto diferente de la ciudad, ataviados con ropa oscura, se encaminaron hacia el puerto. Simone lo hizo a pie y sola, por completo. Allí, habría una furgoneta donde subirían uno a uno. Otro de los cerebritos de aquella banda había conseguido hackear el sistema de cámaras de seguridad del puerto. Las inutilizaría en el momento en el que todos estuviesen listos y, tal y como lo habían planeado, así ocurrió. Hicieron saltar las alarmas de la punta contraria a donde estaba el contenedor que les interesaba y entonces salieron. Sigilosos, tanto como pudieron. Accedieron por detrás de la garita del vigilante, vacía al acudir a la señal de alarma, y fueron buscando los números pintados en el lateral de cada una de las gigantescas cajas metálicas hasta dar con la suya. 一 Bingo. Sacaron de una mochila el equipo de oxicorte y, en el momento en el que consiguieron deshacerse de los múltiples candados y sistemas metálicos de seguridad, un sonido bastante característico inundó el ambiente: un helicóptero. Un cegador haz de luz los iluminó desde el cielo y, para cuando recuperaron la visión, lo único que los ojos de la muchacha pudieron divisar fueron luces azules y rojas. Coches de policía. 一 No se muevan, ¡alto! 一 la morena había echado a correr entre los contenedores con la esperanza de poder darles esquinazo a pesar de ser consciente de que varios pares de ojos la localizaban desde el cielo. No miraba atrás, no quería hacerlo por el vértigo que sentiría si realmente viese que, efectivamente, un policía le pisaba los talones. Era escurridiza, trató de esconderse y meterse por los sitios más estrechos que encontraba y, cuando vio de lejos la verja del puerto que solo tendría que escalar y saltar, la aplacaron. El cuerpo del policía había caído sobre sus piernas tras haber sentido los brazos del mismo agarrarla por la cintura. No tenía escapatoria: el juego había acabado. 
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brassknucklesrol · 4 years
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Claws. Así se llama el salón de manicura y pedicura más conocido en Liberty City, un pedazo de glamour al puro estilo callejero. Desna recibe a todas sus clientas como si de un recibimiento de la guerra se tratase, y es que para convertir el salón en una fiesta solo faltaría que contratase a un barman de buen ver con camisas hawaianas para que abriese el minibar del despacho… ¿o igual ya lo tiene? Desna y sus chicas: Jenny, Annie, Virginia, Polly y Jamila, encuentran en la manicura la forma de expresarse, desahogarse y sacar fuera todo lo que tienen dentro con los más extravagantes diseños de uñas que tienen preparados para sus clientas. Sin embargo, hay algo que las ciega más que las piedras strass: el dinero. ¿Y a quién no? Vivir en el gueto de Miami las hizo ambiciosas, tanto que, en el momento en el que Z y Macko se plantaron en la puerta del salón llenos de joyas y brillantes, no pudieron denegar su propuesta.
Desde entonces, Claws es el negocio que blanquea todo los capitales de los Brass Knuckles, llevándose un sustancioso porcentaje de ganancias por sus servicios.
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brassknucklesrol · 4 years
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◈ Nombre real: Kyle Flannery. 
◈ Apodo empleado: Worm.
◈ Edad: 26 años.
◈ Orígenes: nacido y criado en Manchester, Inglaterra.
◈ Profesión: Estudió informática en la Universidad de Manchester (School of Computer Science, Kilburn Building) a la vez que se adentraba en la Deep Web y aprendía de manera autodidacta a conseguir el manejo de las tecnologías en beneficio propio, al margen de la ley.
◈ Sus inicios en la banda: 
ー Fue un reconocido hacker en su país por diferentes jugarretas virtuales y, actualmente, a pesar de no haber sido descubierta su identidad real, la Unidad de Delitos Informáticos de Reino Unido sigue buscando su pista.
ー  Por esa misma razón, decidió mudarse a Miami y alinearse en las filas de los Brass Knuckles a la vez dado con el contacto de otro de los informáticos de la banda.
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brassknucklesrol · 4 years
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◈ Nombre completo: Jamila Haughton Tavarez.
◈ Apodos conocidos: Missy.
◈ Nacimiento: 11 de octubre de 1996, actualmente tiene 23 años. 
◈ Origen: Nacida y criada en las calles de Miami, aunque como gran parte de la población con procedencia de distintos lugares su sangre es afrolatina. De madre originaria de la región de Santo Domingo en la República Dominicana, y de padre afroamericano nativo de Miami, en concreto del barrio de Wynwood. ◈ Historia: Cuando sus progenitores se conocieron decidieron mudarse a otro barrio dónde la influencia dominicana estaba impregnaba en cada esquina para que la niña creciese rodeada de sus raíces. Para lograr esto la pareja se trasladó al barrio de Allapattah conocido como el «Pequeño Santo Domingo». Dicha zona recibe ese nombre debido al alto número de dominicano que habitan, al igual que Little Havana acoge a una gran cantidad de cubanos. Su padre, ya acostumbrado a la violencia al haber formado parte de bandas callejeras desde temprana edad, no encontraba peligroso que en la calle 20 de NW repleta de comercios con productos baratos, también hubiese una alta tasa de criminalidad desde riñas que terminaban a balazos o trafico de drogas que pasaban desde el trapicheo inocente a grandes cantidades. En el presente la Allapattah se está librando de ese estigma y se está transformando en un área familiar de aire caribeño.
Desde niña vivió situaciones de desestabilidad dentro de las paredes de su propio hogar que generaron en ella el efecto contrario al esperado. Tenía tan solo cinco años cuando el pasado de su padre volvió a ser el pan de cada día: gente desconocida entrando y saliendo de casa, dinero en exceso de origen dudoso y la visión de armas normalizada. Para cuando tenía 10 años aquella vida pasó factura y condenaron a su padre a cadena perpetua por narcotráfico y homicidio en primer grado. Jamila era consciente de que a ojos de la ley su padre no era un buen hombre pero para ella sí, hacía lo que que tenía que hace para sobrevivir y con esa mentalidad siguió viviendo los años venideros, bajo el consejo que le dio su padre antes de que las rejas se cerrasen tras él:
«Tienes que cree en ti porque nadie va hacerlo más que tú misma»
La mala vida afectó a su madre de distinta manera porque para ella el fanatismo religioso respaldado en la fe era lo primero, incluso antes que su propia hija una vez su padre desapareció de la vida de ambas. Al menos de forma física para una de ellas. Iba y venía, dejó de ser una figura estable para convertirse en la sombra de lo que un día fue y debido a eso, Jamila aprendió a buscarse la vida para seguir adelante sin importar a qué precio. 
Los años se sucedieron hasta la quincena, en este momento fue cuando la vida que se había forjado aireosamente se truncó sin ser ella consciente. No era tonta, jamás una se enamora de la bestia sino del humano que hay tras ella y una niña piensa que nada está definido  y que el amor todo lo puede. Incluso cambiar a la persona que vendió su alma al diablo mucho tiempo atrás. Así fue como Lino Esparza entró en su vida. Había sido su perdición desde que sus miradas se cruzaron en Allapattah cuando contaba con la escasa edad de 15 años.  Para entonces Lino no solo había entrado recientemente en la veintena, sino que dominaba las calles en las que ella se movía a diario. Cada punto tenía sus ojos, cada negocio pertenecía a su familia, cada movimiento estaba controlado. Cada chica tenía su marca si así él lo quería. Quizás que la eligiese de entre todas la hizo sentir especial, aunque aquello sonase absurdo nunca se debía subestimar el poder y la ingenuidad del primer amor. Los días con Lino se convirtieron en meses y luego en años dónde todo lo idílico se quedó a un lado: otras chicas, muchas drogas y exceso de violencia, la historia de su padre se repetía solo que ahora era ella quién estaba metida de primera mano y sufriendo las consecuencias. Para cuando tenía 17 se le abrió un nuevo camino limpiar casas a precio de nada, lo único que omitía de aquella época que duró un par de años, quizás por miedo a que los demonios del pasado volviesen, era el trabajo de noche que la joven dominicana tenía. Si de 10h a 18h su herramienta era la escoba, de 23h a 5h era la barra. No supo cómo Lino logró convencerla pero en uno de los múltiples clubs que para entonces, ya más mayor, dirigía había quedado un puesto libre y en ese momento y sin saberlo fue donde comenzó su pesadilla. La agresividad de Lino había ido creciendo quizás al ver que ya no era el único que la miraba y esa exclusividad de ser suya se había convertido en ser de cualquiera que tuviese o quizás simplemente porque era así, pero no había despertado de aquel sueño que comenzó tiempo atrás y siguió bajo su influencia. Cuatro años después fue cuando logró ver realidad y solo tenía una cosa clara: quería huir pero no podía. Fue cuando alguien caída del cielo entró en su vida o como ella llama a Chanelle: su ángel de la guarda. Tomándola bajo su ala se encargó de sacarla del influjo y las garras de Lino de la mano de las Grillz, aquella historia tuvo un desenlace trágico... Al menos para él.
Una nueva etapa se abrió camino, había logrado salir de la toxicidad de los últimos años pero seguía necesitando dinero relativamente fácil, había dejado la escuela años atrás y el futuro del sueño americano no estaba hecho del material que deseaba, por eso Chanelle le procuro un nuevo empleo con buenas ganancias, mejor clientela y dónde cada persona que estaba dispuesta a dejarse 4 cifras podría entrar: el Sweet but Salty. La vida de stripper le generaba grandes ingresos para poder vivir, pero su ambición por más siguió creciendo y en ese momento fue consciente de las habilidades que poseía pero habían permanecido latentes. Recordaba cosas que nadie más hacia y hasta que no investigó no logró ponerle nombre a ese  pequeño don conocido como memoria eidética, esto se traducía en la posibilidad de recordar una imagen al milímetro con tan solo echar un vistazo. Le sirvió para recordar los detalles necesarios para ser buena en lo suyo: robar. El club se llenaba cada noche de hombres con grandes verdes en sus bolsillos, el lugar más indicado para mangar era entre alcohol, sustancias y vicio. Con 21 años ya llevaba más de un año robando algo más que sonrisas: carteras, relojes, teléfonos, joyas y si te descuidabas hasta la ropa interior. Perfeccionó sus técnicas, noche tras noche, pardillo tras pardillo, tanto dentro como fuera del club, no había quién la frenase. Lo que no se esperaba es que un año después, en mayo de 2019, todo cambiase.
◈ Entrada a los Brass Knuckles
Fue del todo y cuanto menos improvisada o como a ella le gusta recordar con diversión: la vieja historia del ladrón robado. En una de esas noches bailando en el club donde el negocio le iba bastante bien y había recaudado casi mil de los grandes en relojes, vio una última pieza que valía todo lo que había conseguido esa noche. El poseedor era un afroamericano de sonrisa llamativa y tatuajes en cada trozo de su piel que no había visto punca pero que parecia derrochar fajos por los poros. La mala suerte, buena en la posterioridad, vino cuando aquel varón se trataba de Macko, uno de los cabezas de la banda más conocida en todo Miami y el continente: los Brass Knuckles, nadie conocía el rostro del varón ni de ninguno de sus integrantes, así que procedió a hacer lo suyo al igual que haría como cualquier otro día. La diferencia de esa noche fue que por primera vez el robo se vio truncado y Macko acabó pillándola, aunque en vez de hacer lo que cualquiera haría y denunciarla para la echasen y exponerla ante sus jefes, el detalle del don que poseía la muchacha no le pasó inadvertido. Tras una serie de pruebas para ver si era de fiar y hasta donde podía llegar, decidió reclutarla para que se uniese a las filas de los Brass Knuckles como ladrona experta otorgándole la oportunidad de comenzar una nueva vida lejos de las barras
Tras aquello su vida dio un giro de 180°, si bien en el club y con su empleo de mano larga vivía bien, la vida que conoce con la banda roza los límites del paraíso: dinero en exceso, buenos coches, buena vida, viajes y sobre todo, una familia. Dedicados al tráfico de armas y coches de alta gama, los Brass Knuckles cuentan entre sus filas con expertos en varios sectores: desde Worm con su habilidad para hackear lo imposible, con Simone con una destreza en la mecánica apabullante a Tito con una puntería impecable. Fue Macko quién le ayudó a perfeccionar su técnica que la convirtió no solo en una ladrona buena, sino en una excepcional potenciando su don y facilitando información a la banda que nadie más podría recordar o hackear. Además, un par de días por semana trabaja en Claws, este salón de manicura y pedicura situado en Liberty city sirve de tapadera para el blanqueo de capital que posee la banda. Cada miembro posee un empleo que le sirve de coartada y gracias a su mano con la lima encontró la excusa perfecta en el local dónde la energía vibrante de la dominicana se siente como en casa entre diseños estrafalarios, color y hermandad.
◈ Otros datos y curiosidades:
— Al crecer en Allapattah creció hablando tanto español como inglés con fluidez, mezclando ambos idiomas de una forma que parece natural aunque siempre saque a relucir su carácter con el primero. ⠀ — Su personalidad podría definirse como pura vida, es vivaz, sonriente y alegre, siempre está bailando, cantando, fumando y riendo. No para quieta ni un minuto, no da tregua ninguna porque estar triste no es siquiera una opción para ella. ⠀ — El mote de Missy tiene su origen en el Sweet but Salty y venía dado por su respeto hacía Missy Elliot, así que cuando se unió a los Brass decidió que ese era el mote que seguiría empleando porque no se avergüenza de su vida en las barras e incluso a veces lo echa de menos. ⠀ — Tras el primer golpe con la banda y lograr una cuantiosa suma, se hizo con una nueva casa en la zona de Miami Beach junto a la playa, dónde pasa gran parte de su tiempo. Vive sola, sin mascotas ni ataduras, aunque a menudo sus paredes están llenas del resto de los Brass. ⠀ — Si algo llama la atención de ella a simple vista es la cantidad indecente de oro que lleva puesto: múltiples colgantes, gran variedad de pulseras, anillos llamativos, cadenas a la cintura hechos por ella, pendientes de grosor. Todo lo que brille y pese lleva su nombre.
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brassknucklesrol · 4 years
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Hennessy, bengalas y panteras
◈ 𝗨𝗯𝗶𝗰𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻: 𝗦𝘄𝗲𝗲𝘁 𝗯𝘂𝘁 𝗦𝗮𝗹𝘁𝘆, 𝗠𝗶𝗮𝗺𝗶.
◈ 𝗣𝗲𝗿𝘀𝗼𝗻𝗮𝗷𝗲𝘀 𝗶𝗺𝗽𝗹𝗶𝗰𝗮𝗱𝗼𝘀: 𝗠𝗮𝗰𝗸𝗼 𝘆 𝗝𝗮𝗺𝗶𝗹𝗮.
◈ 𝗙𝗲𝗰𝗵𝗮: 𝟮 𝗱𝗲 𝗺𝗮𝘆𝗼 𝗱𝗲 𝟮𝟬𝟭𝟵.
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Jamila
La noche en el club ya estaba entrada, la hora de oro, la dorada que brillaba y no solo hablaba de lo que escondía en las escasas prendas de ropa que decoraban su cuerpo. Estaba más agotada de lo normal, llevaba bailando varias horas al cubrir el turno de una de sus compañeras, una rusa un par de años mayor que ella y que le había enseñado unas pocas palabras en su idioma natal para camelarse a algunos clientes y que aflojasen más verdes. Rusos, americanos, mexicanos y de todas las nacionalidades pasaban cada día por las paredes del SbS, un club donde cualquier cura se sacaría los ojos con la sola mención de las muchas carnes expuestas allí dentro.
Jamila no renegaba de su desnudez ya que nadie la tocaba ni era total, solo bailaba y desde hacía un tiempo atrás robaba. Sin duda esta última parte no entraba dentro de los honorarios mensuales ni de los extras, pero era un riesgo a correr que la había terminado beneficiando. Si aquellos pardillos iban a dejarse miles metidos en tangas de colores ¿por qué no podía coger comisión y anotarse otro par de cientos para un buen fin? El de una nueva cadena o un  Lacroix, exactamente. Le quedaba menos de una hora para terminar su turno, aunque quedase una larga noche para el resto de las chicas. Había ido a cambiarse de conjunto a uno blanco que resaltaba con su tez, aprovechando para guardarse lo recaudado en unas horas y que a simple vista rondaba las cuatro cifras. Se había hecho de oro. Benditos blancos ricos. Volvió a salir y a pasearse entre las mesas, la barra y el escenario, viendo como habían llegado nuevos clientes y no cualquiera, principalmente porque allí no entraba nadie que se dejase mínimo el precio de un rolex sencillo. No fue un reloj lo que llamó su atención, sino un pedrusco del tamaño de mercurio, brillante y llameante clamaba su nombre. Poco a poco sus ojos se fueron alzando hasta ver a un afroamericano con la piel aún más oscura por la cantidad indecente de tinta que llevaba por bandera, aunque aquel pedrusco solo era una de las muchas joyas que llevaba, el anillo tenía toda su atención.
En cuestión de 10 segundos había trazado un plan en su mente y había analizado el tipo de anillo: peso, medida, facilidad de extracción y valor. Se iba a hacer con ese anillo de oro puro y rebosante del dedo de aquel jevito, iba a ser suyo y como mínimo iba a sacar cuatro cifras, dios bendijese a los diamantes. El plan era sencillo pero efectivo: primero tenía que dejar que aquellos tipos bebiesen, se drogasen o lo que quisiesen hacer para que sus sentidos se viesen menguados con los minutos y esa era la parte más sencilla porque las botellas volaban una tras otra en aquel reservado separado del resto, al igual que las chicos Jamila estaba con cierta ventaja. Estaba situada en uno de los escenarios exclusivos para los que se dejaban los billetes y no estaban con el resto a unos pocos metros del grupo de varones afroamericanos, así tenía contacto visual directo con el tipo del anillo, su próximo pardillo. ¿Cómo podían ser tan sencillos?
El segundo paso era todavía de dificultad media, solo tenía que llevar otra botella al grupo y quedarse en el grupo de chicas que bailaban frente a ellos. Su objetivo la miraba de reojo con asiduidad, mejor, así tenía excusa para acercarse a él con algún pretexto. Por lo general eran los clientes quién escogían a las chicas si se iban a los reservados, así pudo poner marcha ese segundo paso cogiendo una botella de Hennesy junto a varias copas, todo ello en una bandeja y una cubitera. Bailaban y servían a partes iguales, así que sus manos no solo tenían destreza en robar sino también en poner copas. Accedió al reservado con la bandeja en la mano hasta dejarla en la mesa de cristal que había en el centro y rodeada por los sillones. Se inclinó lentamente dejando que su cabello oscuro, largo y ondulado cayese por su rostro, cuando alzó la vista tenía sentado justo delante a su objetivo, el tatuado del anillo, mirándola directamente. Copa a copa fue tendiéndola a cada uno de los varones, la última copa de Hennesy iba para aquel jevo. Con el cristal en la mano fue a tendérsela y cuando acercó la mano la retiró, mostrando aquella sonrisa que aunque podía parecer falsa se veía a millas que era pura y de verdad, a Jamila pocas veces podías verla seria, tenía un rostro dulce y alegre y eso siempre había estado a su favor en todos los ámbitos. 
— ¿Querías esto, manito?
Alzó una ceja en dirección al afroamericano mostrándole la bebida, al hablar mezclaba sus dos idiomas: su acento americano de barrio con el español de la Allapattah. Finalmente se acercó para tenderle el vaso, quedándose frente a él. Así comenzaba él paso tres y de dificultad algo más alta: bailar para él y cuando estuviese lo suficientemente embriagado darle el cambiazo de su anillo por otro del mismo peso que llevaba escondido en algún lugar de sus escasas prendas.
Macko
Contra todo pronóstico forjado en los siglos anteriores: no, los diamantes no eran solo los mejores amigos de una mujer; y eso quedaba más que claro cuando Macko hacía acto de presencia. El humilde niño que robaba mendrugos de pan en Riviera Beach, Miami, se había convertido en alguien con un poder adquisitivo más alto de lo que nunca imaginó. 
Claro estaba que aquel dinero y la ostentosidad que decoraba a su persona en forma de ropa de marca, relojes y collares de oro macizo así como anillos repletos de piedras preciosas tenían una dudosa procedencia así como legalidad. Pero en el ambiente en el que los Davis se movían, los medios no importaban en absoluto, y menos en el SbS. Los cargos masculinos de los Brass Knuckles solían frecuentar aquel local en busca de un rato de diversión en forma de alcohol, música y exuberantes mujeres contoneándose sensualmente al ritmo de la canción que sonase. 
Aquella noche fue una más añadida a la lista. Los muchachos habían pagado por una zona reservada donde tener las mejores vistas del local y del escenario. Bebían una botella de alcohol tras otra, que se enfriaba en un cubo de hielo con luces led en los que ajustaban llamativas bengalas chispeantes que embelesaban hasta al más distraído del lugar. Bromeaban, reían y el alcohol comenzaba a afectar a los muchachos, desinhibiéndolos cada vez más. Se acercaban a las strippers para encajarles billetes de cien en las gomas de las bragas y se quedaban hipnotizados por los movimientos de sus caderas... aunque parecía que no eran solo ellos los que miraban fijamente lo que les interesaba: Macko pudo notar cómo la mirada de una de las bailarinas se había clavado en él y en sus vistosas joyas. Fanfarrón, sonrió de medio lado y continuó la fiesta, a pesar de no perder de vista a aquella fémina cuya vista seguía posada en su dedo anular. 
Sabía que la intención de dejarle a él como el último para servirle una copa de coñac no era más que una artimañana para conseguir lo que quería. Veía a través de aquellas gafas ahumadas que ni siquiera se había quitado pese a la oscuridad del local cómo los ojos de la muchacha parecían los de una urraca: en busca de todo lo brillante. A pesar de que se estaba esforzando por disimular sus verdaderas intenciones, llevaba en aquel mundo mucho más tiempo del que ella podría imaginar. Se acomodó en el sofá, con ambos brazos estirados en cruz y apoyados sobre el respaldo del sofá, tamborileando con los dedos sobre el tejido blanco que tapizaba el mueble. Cuando le tendió la copa, alargó la mano en un intento, en vano, de agarrarla, riendo con sorna y entre dientes, negando con la cabeza. 
— Pagué por esto, babygirl. 
Respondió con una media sonrisa en los labios, apoyando los codos sobre sus propias rodillas para quedar así incorporado hacia delante, observándola en aquellos instantes desde una posición más baja que la que se encontraba ella, por encima de los anteojos. 
Jamila
Todo estaba medido, cada movimiento, cada paso, cada sonrisa y palabra, si era buena en lo suyo era porque cuidaba cada mínimo detalle y no dejaba nada al azar. Era consciente de que él podía ser consciente del robo y de la falta del anillo, por eso el cambiazo era el punto clave y que siempre funcionaba, para cuando querían darse cuenta, tenían un anillo similar pero que no valía más de un dólar en cualquier tienda de segunda mano, sacando ella un beneficio de varias cifras a cambio. Lo único que no le gustaba era no poder verle los ojos, la mirada servía de mucho y en ese momento estaba nublada de dicho sentido, al menos al principio pues cuando el afroamericano se inclinó pudo ver sus ojos oscuros por encima de las gafas.
— ¿Por esto te refieres al Hennessy o a mis caderas, manito? 
Jamila se relamió los labios ante aquella sonrisa disimulada que había gesticulado el varón, era hora de jugar, la parte más complicada pero la que más disfrutaba y no se refería a bailar. Si había algo que le gustaba de robar más allá de conseguir dinero era la sensación de adrenalina que despedía cada poro de su cuerpo, robarle a gente con dinero no era un gran drama. Hasta los ladrones tenían un código moral. Acercó su cuerpo como si de una pantera se tratase, era hipnótica y lo mejor era que tenía conocimiento de ello. Siguió avanzando hasta que la distancia fue nula, justo los milímetros necesarios para que ninguno tocase al otro pero sí como para que sintiese su presencia y su calor, de cuclillas frente a él y con el rostro a la misma altura volvió a mostrarle sus dos hoyuelos antes de girarse y quedar en la misma posición pero de espaldas a él para poder contonearse con suavidad las caderas, las cuales parecían un mar movido y a la vez calmado, tenía un control absoluto de las mismas. Como había dicho, hipnótico. Así tuvo la cercanía que necesitaba para volver a girarse frente al joven al cual reclinó con agilidad mientras juntaba las palmas de ambas manos con las de él: llegaba el momento del cambiazo.
  Macko
Una vez tuvo la copa entre sus dedos, dio un trago a la misma antes de responder a su pregunta, agitando levemente los hielos tintineantes dentro del vaso. 
— Hennessy, bengalas y panteras. Dejó la copa de coñac sobre la mesa baja entre la que se había interpuesto la muchacha de peligrosos y tiernos hoyuelos y volvió a ajustarse las gafas sobre el puente de la nariz para cubrírselos. Se permitiría disfrutar del espectáculo que dieron sus vaivenes de cadera frente a él, le picó la curiosidad saber hasta dónde sería capaz de llegar aquella fémina con tal de desvalijarle. Sabía cuál era el talón de Aquiles de todos los allí presentes y quizá si hubiese sido un tanto más disimulada desde el principio de la noche, el afroamericano hubiese vuelto a casa sin diamantes y con una baratija entre los dedos. Sin embargo, disfrutaría haciéndose el tonto. 
Siguió de cerca cada contoneo y dejó que fuese ella quien tomase las riendas del momento, reclinándose sobre el sofá. Supo cuál era su objetivo en el momento en el que creyó ser tan lista de juntar sus palmas de las manos y, entonces, Macko entró en el juego. No sabía dejar que su cuerpo engatusara sin pensar en él mientras sisaba lo que le venía en gana, y ese pequeño resquicio de atención que le faltaba a la morena fue la oportunidad perfecta para él. Dejó que le quitase el anillo y sintió cómo le colocaba el sustituto en el mismo lugar, sabiendo que buscaría un escondite para el botín que pensaba que se llevaría a casa aquella madrugada. No le fue difícil adivinar dónde acabaría, y era en su escote. Se incorporó de nuevo en el sofá, sacando de uno de sus bolsillos un billete de cien enrollado en forma de tubo con el que amagó para encajarlo en su sostén. Lo que no esperaba ella es que con ese mismo billete hubiese conseguido recuperar el anillo. 
— Un contoneo de los tuyos no cuesta cuatro de los grandes, ¿sabes? — murmuró cerca de su oído, mostrándole el billete enroscado en sí mismo con el anillo alrededor del mismo.
Jamila
Era irónico que mencionase la palabra pantera, al igual que dicho felino que hacía referencia a su apodo, Missy, se contoneaba y estaba al acecho como uno.  Sin duda le iba  como anillo al dedo, otra ironía. El tercer paso estaba en marcha, sus ojos ya estaban chispeantes, ¿tan sencillo iba a ser? ¿No había nada de diversión? Bueno, la encontraría en algún sitio si no era allí. Había llevado la mano a su escote con fugacidad para coger el anillo falso y virarlo entre sus dedos para que quedase oculto, cuando sus palmas se tocaron no fue difícil rozar su dedo y que 1,5 segundos pudiese deslizar el bueno e introducir el falso. Había mejorado su marca en solo unos meses, podía estar orgullosa de eso y más si lograba bajar esas 5 décimas de segundo. 
Con el anillo del afroamericano ya escondido entre sus dedos volvió a llevar la mano a su escote y bingo. Cuatro cifras iban a ser suyas, sin contar los mil que había sacado entre otras cosas de menor valor. Bailar en aquel club se había convertido en algo secundario, no podía quejarse de lo que ganaba allí y eso sin mencionar la diversión, pero aquel extra que sacaba de los hombres que venían a verlas... eso sí que era otro jodido nivel. Cuando terminó esperó paciente, se iría a los camerinos para cambiarse y volver a su vida diaria, pero sin saberlo Macko tenía otra cosa preparada para la joven. El billete de cien se asomó, tampoco los rechazaría: los verdes eran verdes al fin y al cabo. Aquella sonrisa dulce volvió a hacer presencia, pero la misma de los hoyuelos encantadores pasó a ser una mueca cuando aquel afroamericano sacó el billete con un gran brillante enroscado en él. Deslizó los ojos a su dedo y allí seguía colocado el falso.  Estaba bien jodida. ¿Cómo había conseguido quitarle el anillo? Pero lo primero, ¿cómo se había dado cuenta? Nunca nadie lo había hecho. Tenía su historial de antecedentes tan limpios como el cristal.
«Maldito cabrón»
El rostro de la joven se serenó, si algo sabía era que debía mantener su temperamento tranquilo y que el juicio estuviese de una para actuar bien, los sentimientos nublaban cualquier lucidez posible, aunque su piel se mantuvo erizada cuando se aproximó a su oído, había herido su orgullo y esa era una de las pocas cosas que Jamila no llevaba bien. Al carajo su buen juicio. Aquello iba a terminar con su jefe echándola, pero daba igual, encontraría otro trabajo como siempre hacía. 
—Ni con todo lo que llevas encima podrías pagar un buen contoneo de los míos —Allí iba la gata de zarpas. Alzó su mentón mientras mordía la carne humedecida dentro de sus mejillas. Su melena rizada y larga se meció cuando dio un paso hacía delante, se tomó la libertad de llevar las manos a las rodillas del joven. Él no podía tocarla, pero no había ninguna regla que dijese lo contrario de ella. Así, con las manos sobre él, se aproximó inclinando su cuerpo lentamente, ahora algo menos después de que él se hubiese reincorporado. Estaban frente a frente, separados por una fina línea dónde no podía pasar ni un simple folio—. Además, ¿un Graff de oro blanco? Cúrate del gusto, manito.
Macko
Pudo ver a través del filtro de sus lentes cómo al cara se le cambiaba y aquella sonrisa socarrona en un rostro dulce dejaba paso a un ceño fruncido y con algo menos de color en su tez. 
—Eres demasiado básica, babygirl — murmuró, sin achantarse en el momento en el que decidió acercarse de nuevo con aquel tono de gata herida y orgullosa. Macko era un tipo bastante fanfarrón y poder desmontar los intentos de una joven bailarina que en sus ratos libres era una ladrona de pacotilla le inflaba el pecho de orgullo—. El juego tan simple de embobar con las caderas me demuestra que juegas en la liga inferior. El cazador, cazado. Hablaba y mostraba sus blanquísimos dientes, que contrastaban de manera bastante drástica con el color de su piel. Se guardó el billete de cien en el bolsillo de la camisa que llevaba y se ajustó el anillo al dedo anular sin apartar la mirada de aquella depredadora. 
— Te queda mucho por aprender, ¿sabes? Mientras te enfurruñabas como una cría te has quedado sin otra baratija. — y alzó la mano contraria a la que había utilizado para recuperar su anillo, donde entre los dedos había enredado una cadena dorada que portaba la muchacha al cuello y que, indescriptiblemente, le había arrancado del cuello sin que se hubiese dado cuenta. — ¿Qué, una baratija o algo sentimental? En el momento en el que intentase alargar la mano para quitarle lo que era suyo, apartó la mano con vacile para que no fuese capaz de recuperarlo. 
 Jamila
Acaba de llamarla básica, pero escucharle insuniar que se encontraba en la liga inferior hasta llegó a ofenderla. Sí, robaba a pequeña escala, pero si la cogían no la condenarían por hurto sino por robo ya que las cantidades que extraía no bajaban de las cuatro cifras. La punta de su lengua tocó las paletas superiores, dejando la boca entre abierta unos segundos antes de cerrarla y mostrar sus labios ladeados. Su jefe no quería que se limitasen a hablar y hasta juró notar los ojos clavados en su nuca, pero que le jodiesen, con ella y otras dos chicas lograban llenar el club noche sí y noche también. 
— Me sirve para vivir, me divierto y saco unos cuantos fajos al mes, ¿acaso tú juegas con los mayores sin hacerte daño?
Todo lo que tenía de angelical  lo tenía de fiera cuando no conseguía lo que quería, ahí residía su peligro. Si mordía no soltaba. Esa ambición y terquedad unida a ese pequeño don conferido de su memoria y sus manos fluidas la hacían una bomba de sangre caliente. No fue hasta que mencionó su colgante que llevó la mirada a la pequeña cadena de oro que siempre relucía en su cuello. De baratija no tenía nada. Era lo único que no vendía, la cadena de su padre. Aquella vieja cadena de oro se la había dado su pai la última vez que le había visto antes de ingresar a prisión  para pasar allí el resto de sus días. Una cadena perpetua, muerte en vida.  Su rostro se desencajó, ¿cómo había...? No era posible. Al contrario de cabrearse un pequeño brillo cruzó sus ojos, había topado con otro ladrón en Miami, y no uno cualquiera.
— Real cabrón. 
Aquella sonrisa volvió a aparecer mientras se inclinaba para recuperar su cadena, cuando jugó con ella para no devolvérsela frunció el ceño negando de lado a lado. ¿Quería jugar? Hecho. Tomó las rodillas del afroamericano agarrándolas con las palmas y con lentitud fue abriéndolas poco a poco para introducirse entre ellas y poder acceder a su oído al igual que él había hecho al descubrirla. Jamila se fijaba en cada pequeño detalle y en cuanto lo veía lo recordaba al milímetro, por eso se sabía cada número de la tarjeta de crédito con la que había pagado aquella noche, además de los billetes que usaban él y sus amigos para meter en la ropa de las chicas. También se había fijado en la contraseña, el tipo y dónde la había guardado. —  Se me haría demasiado fácil hacerme con tu tarjeta del tercer bolsillo de la izquierda de tu cartera. 4000 1234 5678 9010, válida hasta septiembre del 2022. Contraseña 4586. Bonito nombre, por cierto. Leroy.
Macko
Se mantuvo con la cadena enredada entre los dedos de la mano, jugueteando con la misma y haciendo que el colgante comenzase a girar en el aire, agarrándola con el puño con algo más de fuerza en el momento en el que se hizo hueco entre sus rodillas para volver a aproximarse y hablar en un murmullo, el suficiente para ser escuchada por encima de la música y el jolgorio montado alrededor del resto de Brass Knuckles por el resto de bailarinas. Por suerte, pudo esconder parte de su sorpresa exteriorizada a través de sus ojos, que se abrieron algo más de lo normal, por las gafas que llevaba. Soltó una risa irónica entre los dientes y giró el rostro para buscar el de ella. "Jo-der" dijo para sus adentros. Recordar toda aquella retahíla de números no era algo fácil. 
— Igual deberías dedicarte a las matemáticas y no a jugar a los ladrones, babe
Soltó una nueva risa, lanzando la cadena al aire para que la cazase al vuelo. Había terminado por aquella noche con aquella bailarina.  Se hizo a un lado y se levantó del sofá, agarrando la copa de Henessy. Antes de unirse al resto de los muchachos, se paró en seco y llamó con un silbido a la joven para llamar su atención, lanzándole con un golpe de pulgar la sortija barata con la que quiso engatusarle. 
  — Más suerte la próxima vez.
Jamila
Si se había sorprendido no lo había mostrado, malditas gafas, odiaba no verle los ojos aunque el cambio de postura a una más defensiva y tensa le dejó ver que había logrado desconcertar a aquel afroamericano plagado de tatuajes. Trabajo hecho, no había conseguido aquellos cuatro mil de los grandes pero al menos le había bajado el ego a aquel jevito. Su comentario sarcástico la hizo reír en silencio, mostrando los dientes sin cohibición ninguna, cualquier resquicio de mal humor había desaparecido, no era su estado natural nunca lo había sido ni lo sería. 
— No soy buena estudiante, seguiré jugando... Miami tiene mucho que ofrecerme.   Ya en pie y dispuesta a irse, volvió a girarse en cuanto lanzó la cadena de oro la atrapó con una mano, llevándola al sitio de dónde no debía haber salido: su cuello. Su turno acababa, había sido un turno fructífero y divertido a partes iguales. Aquella ciudad tenía sorpresas gratas, nunca paraba de sorprenderse. Ya estaba a punto de bajar las escaleras del reservado cuando escuchó un silbido y no le hizo falta girarse para saber quién era, cuando lo hizo vio al chico mirándola directamente, aquel fugaz brillo de la baratija voló hasta sus manos volviendo a cazar otra "joya" al vuelo con ambas manos. 
— ¡La próxima no me verás venir, manito! Disfruta de tus bengalas, panteras y del Hennessy. 
La muchacha le dedicó un guiño de ojos antes de girarse y desaparecer entre las mesas, el día había acabado pero sin duda iba a recordar ese encuentro con gracia.  
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brassknucklesrol · 4 years
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◈ Nombre completo: Diego Valenzuela, aunque todos lo conocen por el pseudónimo de Tito.
◈ Edad: 30 años, su cumpleaños es el 20 de Diciembre.
◈ Nacionalidad: de orígenes mexicanos, Tito nació en Zacatecas. Sin embargo, a la corta edad de cinco años, su familia emigró hacia los Estados Unidos, asentándose en Miami. No había cumplido los siete cuando su madre falleció por un cáncer de ovario; teniendo que encargarse su padre del cuidado de sus cuatro hijos. A pesar de dar lo mejor de él, la carencia de una figura materna siempre fue bastante notoria en la casa de los Valenzuela.
◈ Ocupación: actualmente es dueño junto con su mejor amigo Macko de una de las discotecas más conocidas y exclusivas de Miami, el club E11EVEN. A través del club consiguen blanquear una gran cantidad de dinero que ingresan fruto del tráfico de armas y vehículos de alta gama.
Con respecto a su pasado, se alistó años atrás al ejército de tierra (U.S. Army). En 2010, partió de misión a Afganistán, regresando en el 2015 a Estados Unidos y retirándose del servicio militar tras haber sufrido un ataque. En dicha emboscada, el joven quedó en silla de ruedas durante casi 10 meses por una lesión medular, necesitando rehabilitación y fisioterapia durante ese período de tiempo para poder recuperar la movilidad de su tren inferior. 
◈ Inicios en la banda: Tito nunca fue un estudiante destacado, sino todo lo contrario. Sus compañeros del instituto eran unos “bala perdida” y, a su vuelta del ejército, se refugió en esas antiguas amistades, donde encontró el suficiente apoyo como para superar la situación tan traumática por la que estaba pasando. Uno de ellos, Macko, fue quien le presentó a los Brass Knuckles; entre los que se ganó un puesto debido a su meticuloso manejo y conocimiento integral de toda clase de armas de fuego así como destreza en la lucha cuerpo a cuerpo. De hecho, suele instruir a los integrantes novatos en la defensa personal.
◈ Otros datos y curiosidades:
— Siempre le ha gustado cuidar su cuerpo, desde que era joven frecuentaba los gimnasios y, actualmente, está bastante involucrado en el entrenamiento y el acondicionamiento físico para participar en las más duras y conocidas carreras de obstáculos que se celebran en el estado.
— Es el segundo de sus hermanos, siendo todos varones a excepción de la más pequeña, Esperanza, de dieciocho años. Ella es la única que vive aún con su padre, ya que Raúl y Ángel han formado sus propias familias y han hecho su vida aparte. Siguen reuniéndose a menudo, el vínculo que crearon entre ellos con la muerte de su madre se fortaleció, creando un ambiente de protección de los unos sobre los otros bastante férreo.
— Probó las drogas siendo joven, pero las dejó de lado en una etapa bastante incipiente y, desde entonces, no ha vuelto a consumir. Bebe mayoritariamente cerveza, pero no de forma asidua. El único vicio que tiene es el de los tatuajes, llevando su cuerpo decorado con decenas de ellos.
— Siempre se ha considerado un tipo bastante reservado y entre los miembros de la banda destaca por tener la mente fría y mantener la calma cuando cunde el pánico entre el resto. Es por esa razón por la que no es alguien que tenga lo que se denomina don de gentes, y a pesar de su aspecto serio e impasible, no es difícil hacerle sentir incómodo dependiendo de qué temas se toquen en una conversación. — Como el resto de los integrantes de los Brass Knuckles, tiene un profundo sentido de la lealtad y una gran necesidad de pertenencia al grupo; condenando de la misma manera con la que lo haría a sí mismo la traición por parte de sus más allegados.
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brassknucklesrol · 4 years
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◈ Nombre real: Leroy Davis. 
◈ Apodo empleado: Todo el mundo le conoce como Macko.
◈ Edad: 28 años, su fecha de nacimiento data del 3 de Julio.
◈ Nacionalidad: americana. Nacido y criado en Miami por una familia bastante desestructurada.
◈ Profesión: durante varios años había volcado todo su tiempo en la banda, negociando con bandas aliadas e incluso con las rivales. Sin embargo, en primavera de 2020 se le cruzó en el camino la oportunidad de comprar el E11EVEN Miami, una de las discotecas más exclusivas de la ciudad. Desde entonces, su mejor amigo y ahora socio, Diego Valenzuela (Tito), gestionan su propio negocio; aprovechando el mismo para el blanqueo de capital que obtienen en sus actividades ilegales dentro de la banda. 
◈ Historia personal: nació en el seno de una familia monoparental, y es que su progenitor abandonó a su madre, Shanit, en el tercer trimestre del embarazo de su segundo hijo. A día de hoy, no sabe nada de su padre por decisión propia y le guarda un profundo rencor por haber dejado desamparada a su madre con un niño de cinco años y otro a punto de llegar al mundo. Su madre trabajaba de sol a sol para alimentar las bocas de sus retoños y asegurar que tenían un techo donde vivir. Prácticamente se criaron con sus abuelos, ya que tuvieron que mudarse con ellos a Riviera Beach, una de las ciudades de Miami con mayor índice de criminalidad del estado. Su infancia fue bastante humilde, teniendo carencias en lo que a caprichos o lujos se refería, conformándose con poder jugar en la calle con cualquier balón raído que conseguían.
A muy corta edad, Leroy y su hermano Roman comenzaron en el mundo del engaño y los robos: al principio eran pequeños hurtos de chucherías, algún juguete pequeño u objetos sin demasiado valor, pero conforme fueron sucediéndose los años, incrementando el valor por el que “tomaban prestadas” pertenencias ajenas.
Se convirtieron en unos ases del hurto y la estafa, re-vendiendo lo que sustraían.
◈ El origen de los Brass Knuckles:
Su hermano Roman es quien está al mando de la organización, la cabeza pensante que decidió invertir su dinero del trapicheo y de trabajos con contratos temporales en la compra del garaje donde actualmente se reúnen todos los miembros. Junto con unos cuantos amigos (a los que su madre y su abuela siempre consideraron “malas compañías”), organizaron una cadena de trabajo en función de las particulares habilidades de cada uno para pasearse al margen de la ley. A pesar de su apocado comienzo, el mayor de los Davis pretendía montar un negocio con vistas a algo más grande: el tráfico de vehículos de alta gama así como de armas.  Macko no tardó demasiado en incluirse entre sus filas, y a día de hoy, es quien se encarga por su rapidez mental y su habilidad con las cuentas en manejar todo el dinero y los ingresos que reciben los Brass Knuckles.
◈ Otros datos y curiosidades:
— Haber tenido tantas carencias a lo largo de su vida le ha hecho cambiar la mentalidad desde el primer momento en el que comenzó a poseer dinero suficiente como para poder costearse todo lo que se le antojaba. Sabe que puede vivir con mucho menos de lo que actualmente posee, pero le gusta rodearse de ostentosidad: ropa, coches, joyas y viajes caros. En el dinero ha encontrado la seguridad que a veces le flaquea interiormente.
— Es el hermano menos responsable y, es que a pesar de que tiene una mente audaz, su impulsividad y ambición consigue en numerosas ocasiones eclipsar su inteligencia.
— Vive en casa de su hermano, su cuñada y su pequeña sobrina Farah. Creó un importante vínculo con la niña desde que nació.
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brassknucklesrol · 4 years
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◈ Nombre completo: Simone Razvann, a pesar de que en la banda se dirijan a ella como Frecks la mayoría de las ocasiones.
◈ Edad: 26 años.
◈ Raza: humana.
◈ Lugar de residencia: Detroit, MI, USA por trabajo, aunque suele pasar su tiempo (no tan) libre en Miami, FL, USA.
◈ Lugar de nacimiento: Trenton, NJ, USA.Su padre es de origen italiano y su familia materna de Puerto Rico.
◈ Ocupación: graduada en Ingeniería Mecánica con unas notas brillantes, trabajaba para una prestigiosa industria automovilística, diseñando y construyendo la maquinaria de los coches más lujosos europeos así como para los coches de competición en Fórmula 1.
◈ Aspectos a tener en cuenta:
— Hija única de una familia humilde, con una inteligencia asombrosa y un expediente brillante durante todos sus años académicos. Logró sacarse la carrera universitaria compaginando los estudios con trabajos a media jornada ya que sus posibilidades económicas eran limitadas.
— Tiene una gran habilidad con las máquinas y una mente muy imaginativa que hace que muchos de sus diseños sean exclusivos. Con tan sólo 24 años consiguió abrirse paso en una importante empresa de automóviles, teniendo que dejar atrás su vida en los Estados Unidos y trasladarse a Múnich, Alemania.
— Dispone de un amplio y completo garaje particular (ajeno a su trabajo) en el que guarda su mayor tesoro: su coche. El automóvil fue, es, y seguirá siendo su conejillo de indias; debido a que modifica de mil y una maneras diferentes la maquinaria para probar e innovar. Lo interesante llegados a este punto, es saber cómo la joven comprueba la eficacia de sus ingeniosas mejoras: carreras clandestinas. Es una figura bastante conocida en el mundo ilegal. Todos hablan de sus increíbles diseños e inimaginables trucos, ases que se guarda bajo la manga y dejan boquiabiertos a todo aquel que piensa que se está tirando un farol. Tiene prestigio, fama y un dinero extra, ya que suele estar entre los tres primeros en la clasificación. Se hace llamar ’Rompecarros’ debido a su primera carrera clandestina: chocó contra la fachada de un edificio y su coche quedó hecho trizas. A pesar de que en un primer momento detestase aquel apodo, a día de hoy le hace recordar que para tener éxito también hace falta fracasar.
— Comenzó a tener compañías bastante peligrosas a raíz de su inmersión en el mundo ilegal del motor, viéndose involucrada en diferentes y escabrosos temas de contrabando y terminó huyendo del continente europeo porque estaba siendo buscada por la policía alemana y, más tarde, por la Europol, motivo por el que la despidieron del trabajo. Tomó un avión y cruzó el Atlántico, aterrizando en Miami, la tierra prometida. Allí se encontraría con varios de sus compañeros de escuadrón, y fue en su nuevo lugar de residencia donde comenzó a dedicarse al contrabando de armas y coches robados, sabiendo cómo manipular sistemas mecánicos e informáticos para poder sacar los botines de donde se guardan a buen recaudo sin ser localizados. Además, manipula los motores de los coches robados con sus conocimientos en la materia e incrementa su precio en el mercado negro.
— Esta banda clandestina de la que a día de hoy es una integrante más a la que tienen en alta estima se denomina Brass Knuckles. Es un grupo de crimen organizado compuesto en su mayoría por varones, además de predominar el perfil afroamericano entre sus filas (además de haber exiliados de todas las puntas del mundo, muchos de ellos, de forma forzosa por su situación de busca y captura). En su código, la lealtad y la ambición son los dos valores tomados por bandera.
— En uno de los robos de coches de exportación en el puerto de Miami (El gran golpe), el FBI consiguió desmontar el operativo que habían ideado los Brass Knuckles y, tras una persecución, atraparon a Simone y la detuvieron por tráfico de drogas, automóviles y armas de fuego 
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