Tumgik
paradisdemon · 2 years
Photo
Tumblr media Tumblr media
the scientist | coldplay
784 notes · View notes
paradisdemon · 2 years
Quote
What have I lost that cannot, supposedly, be recovered? What have I done…to be so unhappy, and yet not to be convinced that this unhappiness, which invests me like an atmosphere, is quite real or quite justified? Perhaps…that’s the definite thing that’s wrong with me, if something’s wrong; I don’t know, any more, what things signify; I have difficulty now identifying them; a sort of woodenness has come over me. There they are, the objects that comprehend my world, and here I am, unable to name them any more—an ornithologist to whom all birds have identical feathers, a gardener whose flowers are all alike.
Alfred Hayes, In Love (via fleurjaeggy)
@paradisdemon​
(via rybernia)
17 notes · View notes
paradisdemon · 2 years
Text
labellamentirosa​:
El castaño creía conocerla pero nadie sabía de la oscuridad en su alma; La soledad y el dolor que soportaba desde la infancia, solo había sido feliz a su lado y ahora se sentía perdida. “Estás equivocado amor, todo lo tuyo me interesa. Por esa razón aún sigo aquí… Tengo la esperanza de que en algún momento recapacites y vuelvas a mi.” Mueca de desagrado se posa en sus facciones luego de humillarse ante su marido, al menos así lo siente Melinda. Rogarle a su persona especial por algo de empatía le provoca náuseas, nunca antes había tenido que hacerlo con un hombre. “¿Qué te pasa? Tienes dinero suficiente, no lo necesitas. Solo quieres fastidiarme.” Toma otro sorbo de agua fría y sonríe antes de responder. ¿Quería ponerla celosa? “Sinceramente no me sorprendería pero, ahora debes confesar. ¿Todo este show se debe a que te enamoraste de otra mujer?” No se lo creeía. Si de verdad hubiese sucedido algo por el estilo su esposo se lo hubiese dicho; La sinceridad era una de sus cualidades. Lo observó acercarse al mesón y separó sus piernas para hacerle espacio entre ellas. Ladeó la cabeza al sentir el contacto del dedo índice sobre su piel. Aprovechó la cercanía de la mano ajena para besarla con cariño, como en los viejos tiempos. “Es cierto, no me conformo con poco pero, parece que estás confundiendo las cosas. Eres tú el que no puede aceptar sus poderosos sentimientos hacia mi y prefiere huír antes que confiar en la mujer que ama.” Las caricias le provocaban cosquillas por lo que emitió una risita casi imperceptible. “Tengo la impresión de que la idea de un sexo de consolación no te parece mala idea…” De proponérselo pasaría más de una vez. Sabía que se le hacía irresistible al género masculino y al femenino también, sin embargo, la muchacha buscaba más que un simple intercambio de fluidos con su pareja; Lo amaba de verdad. “A veces pienso que disfrutas verme perder el control.” Le tomó de la barbilla y acercó su boca al cuello ajeno, lamiendo lentamente la piel de éste. Se conformaba con la cercanía, no pedía más. De pronto se detuvo y alzó la cabeza nuevamente. “¿Qué demonios quieres de mi?”
Tumblr media
          Sería ciego si esperaba que Melinda hubiese dejado sus sentimientos atrás y ya tuviese a un reemplazante entre sus sábanas, pues sabía de sus sentimientos reales y fuertes por él, pero y honestamente, gran parte de John lo hubiese preferido así. Aún cuando fuese quien le arrebatase la vida al desgraciado aquel, sin remordimientos a causa de los celos. No sería la primera vez de mancharse las manos, y posiblemente, mucho menos la última. Y era entonces cuando sus contradicciones venían a él, quería que la pelinegra dejase de amarlo, pero a la vez no la quería con nadie más. ¿Enfermizo? Posiblemente, pero honesto y sin culpas.
          Aquel juego de provocaciones había comenzado bien, pero a medida que los minutos y las caricias tomaban protagonismo, y que esa cercanía torturara su ser, Ackerman cedía peligrosamente a sus anhelos más primarios. Habían sido largos días lejos de ella y sus besos, de sus noches apasionadas donde la entrega siempre fue mutua. El juego del romance y el sexo nunca fue un problema para él, especialmente porque siempre fueron pasajeros y sin el corazón de por medio, eso hasta cruzarse con Melinda. Si John creyera en los embrujos, no dudaría en culparla por ello. “No me interesa otra mujer, Mel”. Rumió a regañadientes, deslizando su diestra por el contorno de su cintura pudiendo sentir con la yema de sus dedos como quemaban, con una lentitud que llegó a impacientar de él, pero que disfrutó de sobremanera de las atenciones de su mujer. El sólo roce lo transportaba a las noches donde siempre disfrutaron de ser uno. Sin más, se inclinó y atrapó de su boca, robando un beso febril y posesivo atrayéndola por la nuca cuando la sangre ardía en sus venas y él perdía el control. Al diablo su distancia, podía volver al cielo por cinco minutos. Cinco que pagaría con creces. Entonces… ¿Qué quería de ella? Los actos siempre hablaron mejor por John. Y ese beso jadeante, además de su cercanía, supieron decir todo lo que por largos días él omitió.
          “Ya, ¡basta!”. Dijo más para sí mismo. Con cuidado pero firme la alejó, dando un par de pasos atrás hasta rodear la isla de la cocina recuperando el aliento y la compostura. Pasándose la diestra por la cara. ¿En qué demonios estaba pensando? Se alejó de ella para protegerla, para que perdiera sus sentimientos por él. Su vida de sicario terminaría pasándole la cuenta, y Melinda sería la que pagaría el mayor precio si John continuaba descuidándose. “La maldita casa es tuya, desistiré de venderla sí eso te deja en paz”. Gruñó ahora sediento, pero necesitaba alejarse de la cocina y de ella, así que se fue directamente al baño dando un portazo. La casa no era problema, ni los muebles, ni Melinda. Y lo que detestaba, es que él lo sabía.
Tumblr media
7 notes · View notes
paradisdemon · 2 years
Text
rybernia​:
Sus labios no lograban emitir una sola palabra, Abby se quedó observándolo fijamente, como si esta fuese la última oportunidad que tendrían para verse a los ojos. Había oído que cada mala acción tenía un costo, pero este no era su intento en conseguir una especie de venganza. Al contrario, detestaba verlo en ese estado tan deteriorado . ¿Verdaderamente lo estaba pasando mal? A ciencia cierta no lo sabía con seguridad, la confianza se había desvanecido casi por completo. Eran como dos extraños, personas que solo compartían hermosas memorias juntos, pero ya no tenían más nada en común. Era muy triste, porque Abby consideró a Falco una de las figuras más importantes en su vida, estaba segura de que lo suyo fue amor verdadero, y probablemente la marcó a tal punto que se convertiría en un obstáculo en su futuro. Futuro… ¿Existía este sin él? No comprendía por qué la vida se había empeñado en separarlos. Si al menos todo ello mereciera verdaderamente la pena, incluso dejaría partir las malas memorias.  Lo enterraría en lo más pronfundo de su ser, y continuaría con el resto. De pronto la castaña quiso aproximarse a él, decirle que todo estaría bien. Que tarde o temprano lograrían sobreponerse a sus malas decisiones. Pero, ¿para qué mentir? Tal vez él saldría victorioso en dicha tarea. Por otra parte, su caso era muy distinto al suyo. Por algún motivo sentía que el mañana no traería nada bueno, y paciente esperaba el desenlace de una historia que solo podía describirse como trágica.
Su sorpresa fue grande al encontrarlo junto a su puerta. En realidad no esperaba volver a verlo otra vez. Lo mejor que podían hacer era guardar distancia. Ahora lo veía todo muy claro, el simple hecho de dirigirle la palabra hacía que su corazón se encogiera un poco más. El dolor era tal que quería arrancarse el organo que hacía circular su sangre. Podía sonar absurdo, pero desde la partida del chico no lograba funcionar de manera correcta y todo le sabía a cenizas. Si tan solo comprendiera lo mucho que aún significaba para ella. Abby era incapaz de comunicarse con el masculino, gracias a ellos existían largos silencios. De pronto la joven deseó que Falco pudiese leer su mirada, después de todo, los ojos eran el portal del alma. Todo era muy claro, ya no eran las personas del pasado, y ya no compartirían ese lazo nunca más. ¿No era por eso que existía un vacío tan grande entre ellos?
“Te contradices a ti mismo, Falco. Me pides que no esté para ti, que no sienta lástima… Entonces, ¿qué buscas aquí? ¿qué quieres de mi?” Ella conocía la respuesta, buscaba una realidad mucho peor que la suya. Parecía no comprender el daño que le había hecho durante todo ese tiempo. Falco había creado falsas expectativas de un futuro juntos, y finalmente le había dejado sin nada. Vacía. Todo ello no fue más que una mentira suya. ¿Cuántas de ellas hubo durante el tiempo que compartieron juntos? Lo escuchaba hablar y expulsaba otro embuste de sus labios. Deseaba reunir el valor suficiente para pedirle que se marchara. “Nunca tendrás idea de que era bueno o no para mi. Solo piensas en ti, y en tu bienestar, el resto te importa muy poco.” Enseguida Abby reprodujo un sonido de asentimiento realizado con su boca cerrada. Evidentemente ha tenido demasiado con toda su palabrería. Ha oído cuidadosamente, pero ha perdido la paciencia. “¿Quieres decir que la separación te ha convertido en un mejor hombre? Fantástico, no tenías que venir hasta aquí para compartir eso conmigo.” Colocó la mayor fuerza posible para cerrar la puerta. Sin embargo, no lo logró del todo. Se sentía un poco ofendida, y a la vez, torpe al permitirle hablar con ella otra vez. “¿Oportunidades? Lo harás después de que fuiste tú el que decidió poner distancia entre nosotros. ¿Qué demonios tienes en la cabeza? No soy la persona que pondrá en orden tu vida. Eso debes hacerlo tú.” Y allí presenció la deforme sonrisa que se posó en su rostro. Y seguido a ello, esas palabras que eran como una pomada para sus heridas. Al fin Abby parecía quitarse su armadura. Su corazón pareció quebrarse un poco más, porque a pesar de todo, comprendía en parte que ella sí había tenido la culpa del quiebre. Falco quería arreglarlo todo, cargar con toda la culpa, y eso no podía darse de ese modo. Aunque así lo quisiera. Instintivamente su diestra quitó el seguro, justo en el momento en el que escuchó como el masculino parecía despedirse de ella. Era demasiado duro dejarlo ir por segunda vez, y fue entonces cuando le proporcionó el espacio suficiente para que hiciera ingreso a su hogar, ese que habían compartido años atrás, y ambos consideraban su nido de amor. Una súbita invitación que representaba la paz. “Aguarda, Falco.” Se tragó su orgullo, dejando caer su mirada hasta sus pies. “Por favor, no te marches. No aún.”  Contuvo su respiración, creyendo que era uno de los mayores errores de su vida. Retrocedía todos los pasos hacia su mejoría, de vuelta al inicio. Su historia nunca tendría fin, darían vueltas en un círculo, hasta el final de sus días.
Tumblr media
          ¿Qué buscaba y deseaba de ella? ¿Por qué había ido hasta allí precisamente esa noche y no antes? No, estaba lejos de tener una explicación, mucho menos una razón coherente con la cual fingir. Había intentado alejarse de su recuerdo con un par de copas, creyendo que podría ilusamente volver a su apartamento y desaparecerse por unas horas de aquel tormento emocional que parecía no ceder ni mucho menos darle un alto. Nunca pensó terminar allí; ante la mujer que transformó su existencia desde conocerla en aquel café por aquella tarde de noviembre. No de nuevo, porque sabía que el dolor no sanaría con meses de distancia y rutinas vacías que pretendían mejorar un futuro tan incierto, no con un amor como el de ambos que se tatuó a fuego en su corazón. Pero sus impulsos y deseos habían comenzado a jugarle en contra, y su cordura simplemente desapareció el día en que ambos se dijeron adiós. Así que no, Falco no tenía qué decir ni mucho menos con qué defenderse. No tenía derecho alguno de llamar a su puerta, de molestarla en ese estado o cualquiera fuese su condición. Sí había decidido alejarse, ¿para qué buscarla? ¿Por qué necesitaba verla otra vez y asegurarse de que lo estaba olvidando? ¿Por qué exponerse cuando ninguno lo necesitaba? No era justo para Abby, no de nuevo. Y él, en su modo ebrio con valentía, había vuelto a ser egoísta por segunda vez.
          Debió desistir, sí. Haber regresado sobre sus pasos y dejarla de una vez para que ella continuara odiándolo y se diera oportunidad de conocer a alguien más. ¿Y es qué acaso no era lo mejor para los dos? Ella necesitaba sacarlo de su vida, continuar. Porque alguien como Falco no merecía tanta suerte ni amor. Y Abby era demasiado paraíso para él.
          Pensó en debatir de sus palabras, en aclararle que de ninguna forma él estaba siendo alguien mejor después de ella. Que no estaba bien, ni era feliz. Que la necesitaba como el aire mismo, que sus días no eran más que un constante invierno crudo incluso cuando el sol brillaba sobre sí y las flores resurgían en cada día primaveral. ¿Pero bajo qué derecho? Sí se atrevió a ser valiente para sacarla de su vida, ¿cómo volver a ella? No podía dañarla, no de nuevo. Y tampoco podía jugar a las debilidades. Abby no se merecía eso, no cuando él se juró cuidarla hasta el final de sus días y fue el primero en fallar. Todos sus anhelos y planes comenzaron a doler en el recuerdo, a sopesar y presionar de su pecho. El mareo sobrevino, al igual que un desgarrador dolor de cabeza. Necesitaba irse, alejarse. Ya la había visto, ¿qué más estaba pretendiendo?
          No esperó su invitación, ni que ella lo recibiera. En realidad, seguía esperando que lo odiara y echara de una vez. Así que se detuvo en seco a oírla y frunció el ceño, desconcertado. Los ojos le ardían y sus respirar parecía enardecido. No pudo dirigir su mirada a ella, no enseguida al menos porque fue consciente como se nublaba. Pero entendía su silente invitación.
          “Abby…”. Parpadeando a prisa buscó de su rostro, y estuvo seguro de que la definición de: ‘Demacrado’, quedaba pequeña ante su propia imagen. Dudó de avanzar, porque aquel lugar guardaba demasiados recuerdos y no estuvo seguro sí podría vivir con ellos. Y, ciertamente, nunca se preparó para esa opción. Pero lo hizo, dio los pasos suficientes con las manos en los bolsillos de su pantalón y con lentitud, casi esperando a que ella cerrara la puerta en sus narices y lo enviase al diablo. Pero no ocurrió, y el castaño se detuvo a tres pasos de ella con el corazón dando saltos en su pecho de forma maratónica, dejando lugar suficiente para que pudiese cerrar sí así lo deseaba. Y sucedió lo que temió, porque pudo sentir su esencia en cada recoveco, el rememorarlos a ambos sentados en el sofá, tomados de la mano riéndose de vaya a saberse qué, o besándose creyentes de un futuro esplendoroso. Y eso dolió, vaya que sí. Y sintió el impulso de salir corriendo, de dejarlo todo y regresar a casa. De encerrarse y dejarse caer en un rincón mientras se tapaba los oídos y cerraba los ojos con fuerza. Porque aquel tenía que ser un sueño, uno cruel. Demasiado para dañarla a ella.
          “Abby, yo…”. Su voz nació ronca y torpe, con la garganta seca. “No quiero que pongas orden, ni control en quién soy. No vine para eso, ni mucho menos para pretender que estoy mejor sin ti. Lo cierto que es que… Soy un idiota. Y un egoísta”. Tragó lento buscando verla. “Y aunque no quieras escucharlo, ni yo tenga derecho a decirlo: Te sigo amando”.  
Tumblr media
11 notes · View notes
paradisdemon · 2 years
Text
rybernia​:
De pronto parecía verlo todo muy claro, las tonalidades grisáceas habían desaparecido por completo, y ahora su vida se teñía de las más hermosas gamas de colores que jamás pudo imaginar. Si tan solo Jamie pudiese comprender lo mucho que significaba su presencia en ese preciso instante. Y piensa que tal vez debió dejar su estilo de vida mucho antes, sentía como si había renunciado su propia felicidad por pensar en el bienestar de su ex mujer. Nunca intentó herirla, e incluso podría decirse que entregó todo de sí mismo durante el tiempo que compartieron el mismo techo. Ahora todo eso parecía tan lejano, como si no perteneciera a su historia. ¿En qué había estado pensando? Anteponer la felicidad de sus seres queridos era una tarea bastante común para el castaño claro, lo hacía desde que tenía memoria, incluso si estos no le entregaban nada de vuelta. Sin embargo, al caer el sol su vida parecía incluso aún más vacía. ¿Dónde debía hallar la pieza que le daría sentido a todo? Algo debía andar mal con él. “Podría jurar que estás harta de oír sobre mi vida.” Quisiera que ese no fuese el caso, y no estuviese complaciéndole todo el tiempo. No quería que siguiera sus pasos, o que se asemejara en lo más mínimo a él. A continuación, Jacob guarda el mayor de los silencios, otorgándole la máxima atención. Había ignorado casi por completo la terrible relación que poseía con su progenitora. ¿Por qué no se lo había comentado antes? ¿Es que no había colocado suficiente atención? Jacob se atreve a coger suavemente la muñeca ajena, expresándole lo mucho que siente aquellas terribles huellas que ha dejado su madre. “Pero tú y tu historia me interesan. ¿No sabes lo importante que eres para mi?” Suelta aquellas palabras sin mayor temor, y es que jamás ha hablado con mayor sinceridad que en ese momento. Puede que sea demasiado precipitado pero, prefiere arriesgarse. Sus ojos fijos en ella buscan una respuesta “Debes poder compartir conmigo todas esas cosas que te hieren, y que te han convertido en la persona maravillosa que eres hoy en día.” La dulce sonrisa ajena provoca calidez por todo su cuerpo. Si tan solo fuese capaz de decirle sus verdaderos sentimientos.
“A veces siento que soy todo un veterano. Tal y como si hubiese vivido tres vidas completas ya, y me pregunto, ¿alguna vez terminaré de dar vueltas? ¿Esto tendrá fin?” Sabe que su visión no es de lo más optimista, las personas suelen apartarse de él cuando es lo suficientemente abierto con ellos. Con Jamie es muy distinto, siente que puede compartir todo con ella, como si se tratase de una alumna ansiosa por conocimiento. “Dios, veinticinco años. El otoño de la vida.” Su tono burlón no intenta ofender a la muchacha de profunda y hermosa mirada, en vez de eso quiere crear ese agradable y alegre ambiente que siempre suele darse entre ellos. “Definitivamente no deberías llamarla tu mejor amiga. Solo era suciedad en la suela de tus zapatos.” Quería expresarle lo mucho que sentía que alguien se atreviera a romperle el corazón. Deseó estar ahí para poder consolarla, brindarle su hombro para que pudiera llorar su pérdida, tanto como la traición de la persona que consideraba su mejor amiga. Sin embargo, no podían echar atrás las manecillas del reloj. “Quizá tan solo no querías otorgarle ese espacio especial a nadie más. Temías que volvieran a jugar con tus sentimientos.” Y ante su siguiente respuesta la expresión de su rostro se deformó por completo. Hasta ese momento no entendía lo mucho que le afectaba la existencia de un nuevo hombre en su vida. Guardó silencio, no quería estropear la hermosa amistad que habían logrado construir hasta ahora. Un nudo se formó en su garganta, le era difícil articular frase alguna. ¿En qué pensaba exactamente? A veces olvidaba la diferencia de edad que existía entre ambos, Jamie jamás le vería con otros ojos.
Ahora que la tenía en frente, observaba el mundo en completa calma. Capturaba hasta el más mínimo detalle. Jacob al fin cayó en cuenta, deseaba poder retener ese instante por siempre, vivir en él, disfrutar cada segundo de este. Por un momento dió rienda suelta a su imaginación, se vió a sí mismo envolviéndola entre sus brazos, la cabeza de la menor apoyada sobre su pecho, ésta podía oír los latidos de su corazón, y la velocidad de este gracias a su cercanía. Deseó poder inmortalizar sus más grandes anhelos, sin embargo, en realidad solo se quedó observando la profundidad de la mirada de Jamie, creyó poder perderse en sus cristalinos. De pronto todo era silencio, no lograba oír ni un solo ruido, solo eran ellos dos. Su pulgar rozó los labios de la castaña oscura, y de inmediato se obligó a interrumpir el momento, simplemente por temor a sus consecuencias. Después carraspeó, intentando aclarar su garganta. Cualquiera que bien le conociera sabría inmediatamente que se encontraba un poco mortificado. Sin embargo, media sonrisa se formó en sus labios, tal y como si hubiese cometido una travesura. Y de pronto el brazo ajeno se asió al suyo. Estaba tan desconcentrado que ni siquiera sabía hacia dónde le dirigían sus pasos. “¿Es una invitación formal?” En ese momento supo que su respuesta definiría el resto de su relación, y temió por lo que llegaría a suceder luego. Lo reflexionó por un instante, de seguro podrían salir por ahí y divertirse un poco. ¿Y luego qué? Llegarían a casa y estarían solos al fin, su cuerpo frente al suyo… Terminaría confesando la verdad. “Disfrutaría mucho más la comodidad de tu hogar que un hotel cinco estrellas.” Responde una vez que llegan a la vereda contraria. De pronto se da cuenta, era la primera vez que caminaba por aquella calle. Un encantador barrio, bastante tranquilo, incluso a pesar de que existían una docena de tiendas por allí. “¿El desayuno está incluido?” Estaba seguro de que cuando conociera por completo el camino a su humilde hogar, terminaría haciendo una costumbre suya recorrer aquel sitio, ya fuese para rememorar la escena que acababa de ocurrir, o simplemente para visitarla otra vez. Encontró una y mil excusas para aparecerse frente a su puerta.
Tumblr media
          Estar allí, ahora, con el hombre que creyó sólo continuaría siendo su amigo hasta desaparecer con el paso del tiempo. O hasta que esa convivencia familiar le hiciera tomar otros rumbos, parecía irreal. Pero la vida y sus giros extraños a veces sabían ser gratos y traer felicidad donde la oscuridad suele crear vacíos. Jamie continuaba presa en esa indefinida sensación; mezclada de dicha, sorpresa y absoluto desconcierto. Trataba de mantener la mayor normalidad, pero internamente era una maraña de sentimientos que ni ella misma lograba precisar, y mucho menos tenía cabeza para pretender esclarecer todo en ese momento. Jacob desde siempre había sido importante para ella, y ese cariño especial se había cimentado prácticamente desde conocerlo, algo natural que ella nunca se cuestionó. ¿Cómo y por qué? Simplemente era de esos sentimientos que no se planeaban, sólo llegaban y robaban lugar de una forma silente y peligrosa. De esos que se guardan como bonitos recuerdos, pero imposibles. Y cuando el castaño consagró su matrimonio, el destino pareció escrito para sus sentimientos: ALÉJATE.
          “Sí así fuese, te lo diría. ¿Por qué piensas eso?”. La confusión se presentó en sus facciones al enfrentarlo. “Me gusta saber de ti, Jacob. Y oírte. A decir verdad, extrañaba poder hablar de esta manera contigo, y me da gusto tenerte de regreso”. Decía con sinceridad sin apartar sus azules de los suyos. “Sin ánimos de reproche, pues también lo respeté así y permití que sucediera, siento que tu matrimonio propició que nos alejáramos el uno del otro. Y si bien, lamento mucho que las cosas no resultaran para ti en ese sentido y el mal sabor de la experiencia te hiciera daño, me alegra que estés aquí; que decidieras comunicarte otra vez conmigo y se siga sintiendo igual de bien”. Una sensación de libertar al dejar salir esas palabras la embargó, pues muchas veces percibió que la relación con su exmujer terminó cambiando muchas cosas. Jamie lo respetó porque asumió que eso era parte de la vida, y porque lo creía feliz. Vaya error…
          Su tacto fue inesperado, y así mismo sintió que el nerviosismo incrementaba en su pecho y todo su cuerpo se volvía tenso. Incluso para dejar en el limbo su recuerdo infantil poco grato. Su atención descendió hasta la unión de sus manos casi a la par, oyendo de Jacob con la misma atención de siempre cuando de reojo podía notar siluetas a su alrededor que poco y nada le importaban. Tragó lento, sopesando de sus palabras cuando su corazón tocaba ya su propia melodía. ¿Ella importante para Jacob? Parpadeó un par de veces al buscar sus ojos no mucho después para buscar mayor respuesta, sintiéndose en alguna clase de sueño. ¿Era eso? ¿Un sueño traicionero? No, su tacto y bonita mirada reflejada en la suya eran demasiado real para despertar y golpearse con una realidad que fingió saber llevar. Se quedó silente, y bajo ese amparo asintió estando de acuerdo en contarle sobre sus amargas vivencias. No obstante, necesitaba que él lo supiera: “Tú también me importas, Jacob. Mucho. Y sin importar que ocurra, eso no cambiará”. Al tiempo de decirlo, apretó cariñosamente su mano sintiendo como sí eso fuese alguna clase de confesión con sabor a promesa. ¿Desde cuándo se sentía tan audaz para hablar con la verdad? Y la sonrisa nerviosa floreció de su boca. Sentía algo extraño entre ambos, pero bonito.
          “Oye…”. Sacudió la cabeza en negación, apresurándose en encararlo cuando liberó de su unión para posar sus manos en los hombros varoniles. Parecía ya una mala costumbre suya. “No lo veas de ese modo. Sé que estás cansado emocionalmente, y no es para menos considerando que diste un giro a tu vida y los planes a futuro. Pero poco a poco debes dejar salir esa sensación y disfrutar de nuevas cosas. Tienes una oportunidad nueva, Jacob. Una que decidiste crear para ti al dar ese paso de alejarte de lo que no te hacia bien. Así que lo justo es que no te cierres a las vueltas nuevas, no cuando hay cosas buenas por allí, esperando por ti. Cosas que mereces vivir”. Decía con entusiasmo y cariño, además de una sonrisa, a sabiendas que la vida era mucho más compleja y que los buenos anhelos no eran suficiente. Pero odiaba sentirlo cabizbajo, y en tanto ella estuviese cerca, siempre buscaría animarlo. Incluso cuando eso lo llevase a brazos de alguien más. No quería sopesar ese escenario, pero no podía ser ciega. Eventualmente llegaría alguien a la vida de él… Alguien que lo hiciera feliz. “Me agrada el otoño, pero creo que ya se me están cayendo demasiadas hojas. No vendría mal adelantar un poco a la primavera”.  Soltó una risita antes de mirar alrededor y dar un paso atrás tratando de no seguir dando vuelta a pensamientos incorrectos, sintiendo la brisa fresca de la tarde como un soplo de leve calma. El tráfico y la gente parecía un mundo aparte. “No, sé que nunca lo fue. Al menos no la mejor, en lo absoluto. Pero ya es pasado pisado, como dicen. Y prefiero creer que las cosas pasan por alguna razón, ¿sabes?”. Se encogió de hombros y suspiró. Meditando un momento en las palabras de él. “No, no creo justo cerrar la puerta por malas experiencias”. Confesó cuando se masajeó su propio antebrazo derecho, algo pensativa. “Eventualmente alguien podría aparecer en mi vida, ¿por qué no ser feliz? O al menos intentarlo. No quiero pecar de positiva ni mucho menos, porque sabemos que las relaciones no son fáciles ni de cuentos, pero creo que estancarse por alguien que no debió tener valor en tu vida, no lo merece”. Fue entonces que creyó notar algo diferente en él, algo que la golpeó de frente… ¿Había dicho algo malo o fue demasiado imprudente? ¡Dios, que irresponsable estaba siendo! Recién entonces caía en cuenta que él apenas venía saliendo de una relación y ella soltando discursos de tal índole. A punto de ofrecer una disculpa con gesto apenado y cuidar de sus futuras palabras, su intento quedó en el aire enmudecida por su caricia repentina. Si antes el nerviosismo la hizo presa, ahora se había vuelto una roca con su corazón latiendo desbocadamente y sus ojos muy abiertos. Jamie estuvo segura de que en cualquier momento sus piernas le fallarían y se volverían gelatina, o que su corazón terminaría de ceder con tantos sobresaltos a esas alturas.  No sabía que pensar, pues ni eso tenía a su alcance para centrarse. La gente, las voces, los autos y sus ruidosos sonidos… El carraspeo varonil la sacó de su trance y finalmente parpadeó, segura que a esas alturas sería un tomate de ojos azules. De un instante a otro estaba sofocada, y escudarse a su lado para que no apreciara su rubor usando como excusa a la gente entorno a ellos y porque de verdad no deseaba alejarse, fue su mejor escape a continuar viendo su rostro.
          “Eres al primer hombre que dejaré entrar y estoy invitando, ¿qué tan formal te parece eso?”. Lo miró de soslayo con los labios tenuemente curvados, no sabiendo de dónde tenía el valor para seguir anclada a su brazo o siquiera verle. Una parte de ella lo sentía incorrecto, pero la otra… La otra simplemente la traicionaba cuando abría la boca. “Desayuno y almuerzo, eso debe ser un trato”. Estableció pensando en si liberaba su brazo o no, lo último que deseaba era ser invasiva. Pero… ¿Y si estaba actuando precipitado? No quería arruinar la amistad entre ambos, y mucho menos ver señales malinterpretadas. Ella estaba allí para apoyarlo, no para darle mayores complicaciones que, quizá él, ni siquiera pretendía. Exhaló por la nariz mientras lo liberaba, y aprovechando que una pareja se les avecinaba, Jamie dejó que pasara entre ella y Jacob. Apenas lo miró y sonrió, volviéndose luego a una de las vitrinas de una farmacia a su costado sin detener su andanza. “Lamento hacerte caminar, pero sólo son dos cuadras más allá y siempre me ha gustado recorrer este trecho de tienditas, cafés y algunas librerías. Creo que es algo terapéutico, aunque quizá un juego de audífonos y algo de música te harían entender más mi punto”. Le contó yendo a su lado echando un fugaz vistazo al cielo casi nocturno antes de verle. “Hablando de eso, ¿te gusta escuchar música cuando caminas o prefieres ir atento a tu entorno?”. Parecía algo simple, pero eran pequeños detalles que, hasta entonces, necesitó saber.
Tumblr media
10 notes · View notes
paradisdemon · 2 years
Text
labellamentirosa​:
Sus ojos humedecieron, parecía como si hubiese pasado años sin verle. Sus enormes ojos azules, marcados pómulos y labios gruesos; facciones que continuaban dibujadas en su mente. No se permitiría llorar frente a él, había sido demasiado cruel como para darle ese regalo. “Cariño, no es necesario que me expliques nada porque no pienso vender el apartamento.” Estaba decidida, se rehusaba a perder el lugar donde había sido tan feliz junto al hombre que aún quería. Si buscaba deshacerse del sitio se lo pondría muy difícil. Caminó hacia él, hasta posicionarse a su lado. “Es mi hogar, ¿Por qué te cuesta tanto entenderlo?” No le contaría qué había pasado con sus amigos, eran asuntos privados que le costaba hablar con otras personas, incluso cuando estaban juntos, nunca lo hizo. Le observa, directamente a los ojos, incrédula ante sus palabras. “Oh, ya entiendo. No fuiste capaz de decirme a la cara las razones de nuestra separación. Enviaste a tu abogado para así no tener que lidiar conmigo, claro… pero tienes el coraje de venir por tus cosas. Lo más sencillo es que hubieses pedido a alguien que hiciera el trabajo por ti.” Le ayuda con el cigarro, se lo quita de la mano y termina apagándolo sobre la mesa de la cocina. Dirigió sus pasos hacia el refrigerador, tomó una botella de agua y comenzó a beber. “¿Quieres una?” Ofreció, tras el primer sorbo. “¿Te ayudo a empacar tus cosas? Luego nos acostamos y somos cariñosos el uno con el otro antes de que vuelvas a escaparte.” Acostumbraba a ser directa cuando lo quería para ella, pero este no era el momento, claramente lo decía para molestar. “Tenerte entre mis piernas me dejaría la satisfacción de saber que nunca podrás borrarme de tu mente porque nadie lo hace como yo.” John no se atrevería a tocarle, no tenía el valor suficiente.
Tumblr media
          Imaginar que la encontraría debió ser una de sus opciones, y el hecho de negarse a la venta del lugar no le sorprendía en lo absoluto. No porque se creyera un experto en conocerla, sino, porque la castaña de hermosas facciones y una sensualidad única, jamás dejaba ganar a nadie sí eso no le traía beneficios propios. Su cercanía trajo consigo el aroma a su perfume y esa belleza que siempre le pareció exquisita, pero no pasó por alto el brillo desolado en sus ojos. John no se caracterizaba por ser un hombre emotivo, así que lo dejó pasar aún cuando sostener de su rostro entre sus manos y acariciar de sus mejillas se le hizo tentador tras largo tiempo sin verla.
          “Ni siquiera te interesa este lugar, Melinda. ¿De verdad crees que caeré en ese juego?”. De haber sido su abogado, seguramente ya se hubiese rendido a los pies de la fémina. Razón principal para no enviarlo. “Oh, claro. ¿Así que esperabas qué alguien más viniese hasta aquí?”. Arqueó una ceja perdiendo el cigarrillo y viendo donde lo apagaba, ni siquiera había complacido su necesidad de fumar. “¿Qué hubiese pasado si una mujer venía por mis cosas?”. La sonrisa no tardó en asomar, negándose a su ofrecimiento del agua. Ella no era la única que podía asomar con sus artimañas, no gratuitamente. “Hasta donde recuerdo, no te conformabas con tan poco. ¿Qué pasó en el camino?”. Fingiendo sorpresa, le devolvió la jugada y optó por rodear la mesa para llegar junto a ella. “¿Un sexo de consolación y ya?”. Entrecerrando los ojos, se inclinó hacia ella buscando la cercanía de su oído. Con su índice izquierdo le reacomodó un mechó tras la oreja sin apresurarse, rozando adrede toda la piel que estuviese a su paso. Sí hasta él sintió el cosquilleo electrizante en la yema de su dedo. “¿No serás tú quién no ha podido eliminarme de la suya y no encuentra quién te consuele?”. Le susurró con descaro y galantería, carente de humildad. “Cuidado, Mel. La adicción es peligrosa”. Apenas se apartó, dejando un beso sonoro en su frente con una sonrisa de par en par.
Tumblr media
7 notes · View notes
paradisdemon · 2 years
Photo
Tumblr media
Virginia Woolf〡Selected Prose; Mrs Dalloway
26K notes · View notes
paradisdemon · 2 years
Text
cnoch​:
Tumblr media
A veces la joven escuchaba con tanta atención que le daba la impresión de que guardaba cierto interés en él. Una figura paterna era lo que representaba para ella, de eso estaba totalmente seguro. O quizá solo representaba un pasatiempo para Jamie, después de todo era demasiado joven como para tomarlo en serio. Jacob apreciaba su amistad, nadie lo entendía y oía como ella. Sin embargo, hace algún tiempo había comenzado a verla con otros ojos. ¿Y si luego Jamie pensaba que se había aprovechado de su candidez? No se perdonaría perder a otro de sus seres queridos. Prefería mantenerse en silencio, guardando su desorden emocional. Al menos así podría conservar la poca estabilidad que quedaba. Bastante tenía con la reciente ruptura para meterse en otro lío. “De pronto tengo la impresión de que mis problemas terminarán alejándote de mi. Siempre nos concentramos en mis asuntos. No soy en centro del universo. Lo peor de todo es que nunca me dices nada sobre tu vida. ¿Por qué eres tan reservada?” Entrecierra un poco la mirada, como si la hubiese descubierto con las manos sobre la masa. “¿Qué es lo que me ocultas? Somos amigos, puedes decirme lo que sea. Te he demostrado con el tiempo lo buen tipo que soy, puedo guardar tus secretos.” Le empuja suavemente con su hombro, esperando que sea ella quien decida hablar sobre lo que a veces le provoca insomnio. Quisiera poder ser más cercano, ayudarla de ser necesario.  “Claro. Háblame de esa persona que te rompió el corazón, o el que provocaba que tu corazón diera saltos de emoción al solo verlo.” Tenía la impresión de que la joven no era de relaciones significativas, o tal vez aún era demasiado pronto. Olvidaba que existía una gran diferencia de edad entre ellos. “Uno se da cuenta después que quizá el amor juvenil no es forzosamente, el más grande, ni el más interesante, ni el más importante… Cuando seas mayor confirmarás que las palabras de este idiota eran las de un sabio .” Conocimientos proporcionado por los años, a ella le quedaba mucho camino por recorrer aún. Su sonrisa ténue significaba más que cualquier otro gesto afectivo de cualquier otro ser humano, sin tan solo pudiese dejarse llevar por un momento, y mantuviera la cercanía necesaria.
¿Debía sentirse culpable por disfrutar la compañía de otra mujer? La ruptura era demasiado reciente, y aún estaba al borde del colapso pero, en momentos como ese no podía dejar de disfrutar aquellas pequeñeces, como el repentino roce que le dejó su mano justo después de que logró colocarse de pie. Jacob no sabía si se trataban de simples coincidencias, o una loca idea que se formaba dentro de su cabeza. De pronto deseó que fuese ella quien diese el primer paso, así no se sentiría culpable en el futuro. “Me encantará por el mero hecho de que lo fabricaron tus manos.” Le sonríe de forma coqueta, permitiéndose volver vivir y sentir otra vez. Todo esos gritos y escándalos proporcionados por su ex formaban parte del pasado. Jake estaba dispuesto a comenzar un nuevo capítulo en su vida. Y éste incluía a Jamie en el. La unión entre sus manos se siente tan natural, y propio de una pareja, que a veces le confunde el actuar ajeno. Poco a poco el contacto se va perdiendo, pero no así el interés por las palabras de la menor. “Es lo que dije.” Reafirma seguro justo cuando el mechón de cabello se paseó por el dulce rostro de la muchacha. Jacob le ayudó a colocarlo tras el arco de su oreja. Agradecía que el semáforo estuviera detenido rojo, así podrían disfrutar ese momento tan íntimo. “Así está mejor.” Los ojos de Jamie brillaban bajo los rayos solares, era todo un espectáculo. Podría perderse en ellos, eran tan profundos como el mar. “Ya sabes, me dejas echar un vistazo en tu alacena, y vemos lo que resulta.” Por un momento inclina un poco su rostro hacia el de ella, podría acortar la distancia pero, se detiene justo cuando el semáforo da verde. No es el lugar, ni el momento adecuado para ello.
Tumblr media
          La confusión viene a ella, pero de una grata manera. Una que la atrapa y tienta a sonrisas suaves, dándole un relajo necesario luego de tiempos complejos. No es que la vida se solucione con la presencia de una sola persona, pero sin duda Jacob mejoraba la suya. A veces creía leer otras señales cuando contemplaba de sus ojos o escuchaba sus palabras, otras como cuando dos personas que se gustan van en la misma sintonía y todo fluye. Pero no podía jugar a ser ciega, porque estaba al tanto que el rubio venía saliendo de una relación compleja y, posiblemente, su mejor opción sería una noche de locura con sabor a mañana de arrepentimiento. Trabajaba en un bar, había oído cientos de veces historias así. Con diferentes finales, como consuelos que se habían vuelto amor, o sencillamente un acto que arruinó amistades. Jamie no quería quedar en la segunda opción, pero tampoco se sentía con la suerte de ser quien pudiera ayudarlo a sanar su corazón. ¿No era cruel la vida a veces? “No, no, no…”. Se apresura en decir. “Nunca me cansaría de escucharte, con problemas o no. Es sólo que soy mejor oyendo que hablando de mí”. Sus comisuras se curvan en sonrisa, devolviéndole el empujoncito. “Digamos que desde la infancia me acostumbré a eso. La relación con mi madre, si es que puedo llamarla así, nunca fue la mejor. Y toda conversación sólo daba giros a sus quejas sin réplicas. Y al crecer, bueno, escuchas a tus amistades y guardas tus secretos. No es que a todo el mundo le interese lo que te pase, ¿no? Aunque siempre hay excepciones”. Lo miró de soslayo con agradecimiento y una genuina sonrisa, él sin duda era una. “Claro que tengo problemas, pero trato de no envolverme demasiado en ellos. Prefiero seguir, ya sabes, jugar a pretender que en algún punto dejarán de serlo y aliviaré la presión en los hombros”.
          Trató de suprimir una risita en algún momento, era encantador ver como Jacob la trataba como una muchachita. “¿Desde cuándo tienes ochenta años y te volviste un experto, eh?”. Negó y suspiró. “Tengo veinticinco años, J. Sé que me falta cultura romántica-dramática en mi vida, pero he tenido mis caídas y he procurado aprender de ellas. Entonces, ¿quieres saber si alguien me rompió el corazón? Sí, una vez. Y fue por mi supuesta mejor amiga, en mi anterior cama”. Hizo un mohín con los labios, pues no era necesario explicar demasiado. “Claro, luego me di cuenta de que realmente eso nunca valió la pena, pero el llanto y esa creencia ilusa de: ‘No sé si pueda volver a enamorarme’, no faltaron”.  Una risita escapó de sus labios tras soltar esa frase con dramatismo. “En cuanto al que, hacia dar brinquitos a mi corazón, creo que te lo contaré más adelante”. Sonrió con suficiencia, pues justamente ahora caminaba a su lado.
          Y ahí estaban, esas señales confusas otra vez. Esa sonrisa bonita dibujada en su boca, llamándole. Ganas por acercarse y probar sus labios no faltaban, vaya que sí. Y le sorprendía a ella misma sentir de esos impulsos. No era una santa, pero tampoco la osadía solía estar a su favor en situaciones así. Pero él… Ponía de cabeza a su existencia. La calidez de su mano acariciando su piel no se lo hizo más fácil, y Jamie retuvo su respiración contemplando los azules contrarios. No oía autos ni voces, sólo eran ellos dos en toda esa ciudad más los latidos de su corazón. Pese a lo breve, se permitió disfrutarlo. Y hubiese querido que esa caricia recorriera su cuello, y que esos labios tan tentadores se funcionaran a los suyos cuando ella pudiera arrullar de su rubia cabellera entre sus dedos. ¿Cómo hubo alguien capaz de dejarlo ir? Quería decir algo, responder a sus conversaciones. Pero ese embrujo en el rubio probablemente la tuvieron más silente de lo normal. De no ser por el claxon de un auto que apresuraba a otro, fácilmente podría haberse pasado el resto de la tarde embobada. “La alacena, claro…”. Carraspeó bajito enfrentando de la realidad sintiendo un leve ardor en sus mejillas, volviéndose al camino cuando un grupo de gente cruzaba con ellos —o los guiaba—, y otro en sentido contrario se les acercaba. Jamie, con decisión, se sostuvo al brazo varonil más cercano, enganchándolo al suyo. No planeaba alejarse.
          “¿Por qué no te quedas conmigo esta noche?”. Ofreció comenzando a llegar a la vereda contraría, casi al tiempo que lo había pensado. “Aprovechando que es mi noche libre, quizá podríamos salir por allí luego, o sólo quedarnos en casa. No es un Hotel cinco estrellas, pero es acogedor”. Lo miró antes de guiarlo por otra calle llena de tiendas variadas, agradeciendo no vivir tan lejos de allí.
10 notes · View notes
paradisdemon · 2 years
Text
te extraño, pero ya no quiero volver a las noches donde lloraba pensando en que todo lo que hacía estaba mal.
501 notes · View notes
paradisdemon · 2 years
Text
cnoch​:
Su aparición le causaba cierto malestar, y dolor en lo más profundo de su ser. No es que no le alegrara ver su rostro otra vez, al contrario. Simplemente la herida aún se encontraba abierta y dolía, tal y como si hubiese desgarrado su pecho con un arma afilada. Comprendía que su visita no arreglaría las cosas entre ellos, incluso podía empeorarla, y también retrasaría el progreso de sanación. Debían de una vez por todas cortar con cualquier lazo que les uniera. Pero, ¿tenía corazón para pedirle que se marchara? Abby lo reflexionó, ella poseía un corazón más grande que el suyo, y jamás hubiese sido capaz de causarle semejante desconsuelo. Eso los diferenciaba, a ella si le importaba. Escuchar su voz quebrada solo provocaba un deseo, y este era quitar el seguro, abrir la puerta y dejarlo ingresar. Cuanto ansiaba brindarle un abrazo, de esos que compartieron en el pasado, los cuales eran comunes entre la pareja. ¿Por qué había decidido arruinarlo todo? ¿Qué ganó exactamente al poner distancia? Existían tantas interrogantes en su cabeza. Sin embargo, Abby guardó silencio. Últimamente era común en ella guardarse toda la angustia, iba a terminar matándola.
Deja caer su mentón, realmente no quiere verle a los ojos directamente. Le lastima verlo en semejante estado, ha de estar atravesando una crisis. La joven no puede ayudarlo, solo lo empeorará todo. Quiere decirle que las cosas estarán bien, que podrá sobrellevar su dolor, al menos lo hará mucho mejor que ella. Abby sufre diariamente, lo recuerda cada mañana, y lo lleva consigo hasta cierra los ojos y posa su cabeza sobre la almohada. A veces se siente indigna de ser amada, de merecer algo de afecto verdadero. ¿Por qué se le hizo imposible a Falco conservarla a su lado? ¿Eran mayores su errores que sus virtudes? Solo quería desplomarse sobre su cama, y no pensar más, o desintegrarse poco a poco hasta desvanecerse por completo. Por más que lo intentaba nunca podía conservar a sus seres queridos, todos terminaban marchándose. Algo debía de estar mal en ella.
“Siento mucha lastima por ti, Falco.” Lo dice de buena manera, nunca le ha visto en aquel estado. Ha de estar atravesando una crisis, era incapaz de lidiar con los cambios que le supone la entrada a la tercera década de su vida. No se trata de Abby, nunca tiene que ver con ella. Siempre está allí como una idiota para recibirlo, pero nunca es protagonista de su propia vida. Le duele admitirlo, las personas suelen utilizarla, y una vez que logran su objetivo queda a la deriva, hecha un suplicio de emociones. ¿Cómo es que no lo ha entendido antes? “Deberías poder ser claro por una vez en tu vida. No estaré aquí para ti por siempre.” La mirada de la menor regresa fija a los desalmados ojos del masculino. Casi puede compadecerse por su dolor, pero ha sido él quien ha dado la puñalada. “¿No ha sido suficiente para ti? Tienes que venir hasta mi puerta a seguir mofándote de mi. ¿Es eso?” Quisiera tener el valor de cerrarle la puerta en su cara, pero ella no es así. Su corazón es más débil de lo que ha imaginado. Ni siquiera es capaz de articular una frase de manera adecuada, y es que jamás imaginó tenerlo cerca otra vez. Para Abby había quedado claro, Falco ya no la quería cerca. “¿Comprendes que a veces las oportunidades se escapan de nuestras manos? Ha sido horrible, Falco. Me heriste…” Tan profundamente que no sería capaz de dimensionar lo deteriorada que se encontraba emocionalmente. “No puedo arreglar tu desastre… Te seguí incondicional, y pensé que buscábamos lo mismo en esta vida, mútua felicidad. Ahora todo es tan claro, solo yo seguía ese camino, mientras tú solo te alimentabas de mi, y de mi cariño por ti..” No le permitirá el ingreso a su hogar, teme que el encuentro sea violento gracias al alcohol que ingirió el mayor. Prefiere guardar distancia. “Estoy vacía, Falco. Déjame en paz.”
Tumblr media
          Hay tanto atorado en su garganta de golpe, tanto por decir que se siente mareado y derrotado. Podría jurar que era el alcohol en su sistema pasándole la cuenta, pero no. Se siente diferente a una borrachera y sus efectos. Jamás fue demasiado de aquellos brebajes y resacas, a decir verdad, así que tampoco posee amplia experiencia; pero sí, sabe y siente que ese mareo no es más que culpa y angustia, una que lo ha acompañado desde el día que soltó su mano creyendo un porvenir mejor. No era merecedor de nada que ella pudiera ofrecer, lo sabía. Y estar allí luego de meses, en ese estado… No había sido en lo absoluto la mejor decisión y comenzaba a darse cuenta tardíamente. Abby merecía un cara a cara con ese mismo hombre que fue capaz de alejarla de su vida determinante, con ese que se pasó noches y días convenciéndose que dejarla sería lo mejor para ambos, no con un ebrio jugando a valiente. Hubiese deseado que ella ahora le restregara a la cara que estaba mejor, que no lo necesitaba, verla sonreír y burlarse de su visita en semejante actitud. Porque entonces podría haber dado la vuelta, sonreído con torpeza y cerrar —quizá— ese ciclo. Podría haber vuelto a casa y sepultarse en la soledad de la noche, pero al menos sabría que ella estaba mejor. No obstante, la conocía para saber que sus días eran mucho más grises y crueles de lo que imaginó. ¿Por qué y cómo pudo hacerle tanto daño a quién deseó proteger a toda costa?
          Cada palabra naciente de los labios foráneos es un golpe sobre su cuerpo, un puñal en su corazón y un rasguño emocional tras otro. Trata de verla, de contemplar esas iris cristalinas y brillantes que tantas veces apreció sonreír por él. Pero el vacio en ellos por cada momento que cruzan miradas duele, y Falco se siente enfermo. Deseaba despertar, sentir que no era más que una pesadilla. Que realmente no estaba invadiendo su vida otra vez, aunque fuese en esos minutos. No podía dañarla más, no tenía ese derecho y, mucho menos, jamás fue su afán. ¿Pero cómo decirlo? ¿Cómo explicar cuándo todo está roto y el florero emocional yace sobre los cimientos de vida destrozado? Nada de lo que haga cambiaría el pasado reciente, ni los llevaría a compartir esa vida qué, en algún momento, pareció justa y bonita para ambos.  
          “No tienes que sentir lástima, o mucho menos estar para mí luego de lo que nos hice. Nunca vendría a pedirte eso. Sé que cometí probablemente el error más garrafal de mi vida, Abby. Y que te dañé, creyendo que te haría un favor al alejarnos porque no era alguien adecuado para ti”. Manifestaba al tiempo que parpadeaba con rapidez y continuaba sosteniendo sus manos a parte del umbral. Para estar ebrio, lograba articular cada palabra de forma conveniente y clara. “Sé que no importa lo que te diga. Que lo hecho, hecho está. Que ahora debo lidiar con cada consecuencia, al igual como tendrás que hacerlo tú. Podría usar mil epítetos desagradables hacía mí, pero ninguno sería suficiente para expresarte quién soy, y en quién me he convertido desde que dejé de verte”. Un suspiro apesadumbrado le dio una pausa, apartando sus manos, mas no se alejó. En lugar de ello, decidió dar un paso quedando en el borde de la puerta. “No vine a pedirte oportunidades cuando he sido yo quien destruyó todo, ni a decirte cosas que no quieres ni mereces oír. Sólo estoy aquí porque…”. Apretó los labios y bajó la mirada, curvando las comisuras en algo que trató de ser una sonrisa rota. ¿Por qué seguía amándola? Sí, como un condenado. Porque cada día alejado de ella, era un martirio que sentía lo llevaría a una merecida locura. ¿Por qué deseaba estar con ella? Sí, por siempre. Pero él mismo lo había arruinado y alejó a la mujer de su vida. “Porque mereces una disculpa honesta de mi parte. Y necesito que sepas y recuerdes, desde ahora, que nada de lo que ocurrió e hice, con respecto a lo que te dije esa noche, tuvo que ver contigo, o con algo que hicieras. Tú no eres ni fuiste culpable de nada, Abby. Jamás. Y espero que sea cual sea el camino que tomes a futuro, te encuentres con alguien que llene tus días de felicidad y que valore todo lo que eres. Porque eres una mujer increíble, y eso siempre lo supe”. Murmuró casi para sí mismo, dando ésta vez un paso atrás. “Hasta siempre, chica bonita”. 
Tumblr media
11 notes · View notes
paradisdemon · 2 years
Text
labellamentirosa​:
Fuera de su apartamento se hallaba el carro de John, su ex pareja. La risa estridente, gracias al alcohol ingerido durante la madrugada se detuvo en cuestión de segundos. Pidió a su acompañante que se retirara, no sería buena idea hacerle pasar. Tambaleándose, accedió al edificio, tomó el ascensor y llegó a su piso. Se maldijo antes de ingresar, el otro no merecía volver a mirarla a la cara. Sin razones de peso la abandonó, terminó con su matrimonio e ilusiones, tan solo porque en su mente existía la idea de que jamás podría llegar a quererla pero, ¿por qué se le hacía imposible? A todos los demás le resultaba bastante sencillo, solo bastaba admirar su aspecto físico… Melinda lo amaba, jamás hubiese pensado siquiera en separarse de su lado. Por eso mismo continuaba en el apartamento, con la esperanza de que el hombre recapacitara, cambiara de opinión, y volvieran a estar juntos, como en los viejos tiempos. Caminó lentamente desde la entrada hacia el salón, quitándose la chaqueta oscura y suave pañuelo que adornaba su cuello. Él se encontraba en la cocina, casi podía oler el humo del tabaco tan característico en él. “¿Qué haces aquí? ¿Viniste a sacarme de casa?” Ironizó. La castaña tenía un sitio propio, personalizado por ella misma. Sólo permanecía allí en espera de un milagro.
Tumblr media
          Encendió el cigarrillo entre pasos, dando una calada que le resultó relajante y natural. Fumar lo llevaría a una muerte anticipa, según decían, pero bien lo valía para momentos así. Lo que imaginó podría tratarse de algo simple, acabó por golpearle a la cara de forma invisible al encontrarla a un par de metros. ¿Por qué no había sido un perro o un gato? ¡O un maldito ladrón al que romperle la cara!
          Toda la quietud se le fue al piso, y el cigarrillo entre los dedos perdió todo interés. Había supuesto que ya no estaba allí, ¿por qué se quedaría? Si bien apenas habían sido meses entre esas paredes, para el propio John se sentían como años. Años de sexo, planes y un futuro que se escapó de sus manos.
          Chasqueando la lengua se masajeó la sien derecha con la misma mano que sostenía del pitillo humeante. “¿A sacarte?”. Le quedaba claro que su abogado ya le había dado aviso de sus intenciones para deshacerse del lugar. “No, Melinda. No vine a desalojarte ni a darte un discurso de porqué es mejor vender”. Ironizó, aunque no en mal afán. “¿Por qué diablos sigues aquí? No, mejor no lo digas. Es claro que pasaste una buena noche y la resaca no lo hará más fácil”. Desestimó sacudiendo la cabeza negativamente. “Sólo vine a recoger algunas cosas, no tardaré mucho”. Habló habiendo desviado de sus azules en busca de un cenicero.
Tumblr media
7 notes · View notes
paradisdemon · 2 years
Quote
I have learned that when sadness comes to visit me, all I can do is say “I see you.” I spend some time with it, get up, and say goodbye. I don’t push it away. I own it. And because I own it, I let it go.
Carolina Zacaria (via quotemadness)
9K notes · View notes
paradisdemon · 2 years
Text
Tumblr media
31K notes · View notes
paradisdemon · 2 years
Text
cnoch​:
La castaña oscura siempre hallaba las palabras correctas para calmarlo, le hacía experimentar una cálida sensación dentro de su pecho. El dúo era similar en tantos aspectos, si tan solo tuviera suficiente interés en él, las cosas serían tan distintas. Jacob no perdía las esperanzas, los ojos de Jamie irradiaban luz, poco a poco se enredaba más en su red. ¿Es que leía mal sus señales? Acababa de abandonar una caótica relación, entonces ¿por qué pensaba tanto en la menor? En el fondo sabía perfectamente la respuesta. Veía a Jamie en cada hermoso detalle, todo le recordaba a ella. ¿A quién intentaba engañar? Cada noche se quedaba pensando en lo dulce que era su mirada, y en lo mucho que disfrutaba de charlas triviales con tal de sentirla cerca. “No dejaba de pensar en lo miserable que nos hacíamos el uno al otro. ¿Por qué malgastar nuestro tiempo? Las heridas terminarán sanando tarde o temprano, el tiempo lo cura todo.” Jacob estaba dispuesto a solo almacenar las buenas memorias que compartían en común, lo demás estaba enterrado. “¿No dicen que los errores y los fracasos son las lecciones de la escuela de la vida?” No sería el primer hombre que experimentaba una relación sin amor, tampoco es que le importara en demasía ya. Estuvo mucho tiempo decidiendo si tomar las riendas de su vida, ahora descansaba de esas terribles discusiones que le provocaban jaqueca. Era como si la vida le estuviese dando una segunda oportunidad. “A veces la soledad nos une a las personas menos adecuadas. Necesitaba tanto un abrazo, palabras de consuelo… Y allí estaba ella.” Comenta encogiéndose ligeramente de hombros. Intentaba compartir con ella su extraña experiencia, Jacob sufrío una especie de colapso, solo quería tenderse sobre su cama y terminar con su dolor. “¿Cuál fue tu relación más significativa?” Pregunta con verdadero interés, Sin remover su mirada de la silueta contraria. Se preguntaba qué era lo que le provocaba tanta melancolía a Jamie. ¿Por qué de pronto desviaba su mirada con cierta tristeza? ¿Es que existía una persona importante en su vida? De pronto Jacob experimentó el mayor desazón al imaginar semejante situación. Pero la sonrisa femenina volvió a calmarlo todo, era un verdadero bálsamo. Jacob le regresó el gesto, y sujetó su mano, colocándose de pie. Cuando la menor habló de planes para ambos estuvo por preguntar de qué se trataba, pero la joven le sacó de dudas en un santiamén. De pronto su cigarrillo fue a parar a las manos ajenas, siempre habían sorpresas cuando se trataba de Jamie. ¿Cómo no disfrutar de su tiempo juntos? “¿Y pensaste en pasta porque es mi platillo favorito?” Era evidente que se trataba de una simple coincidencia, solo la molestaba un poco. “No tienes idea hasta dónde sería capaz de seguirte.” Dice mientras sacude un poco su propio atuendo “¿Vas a sorprenderme con la cena? ¿o me permitirás improvisar?”.
Tumblr media
          Jacob tenía razón, en momentos complejos de la vida no importaba quién estuviese cerca mientras se mantuviera allí; apoyando y quedándose presente, sólo que no siempre eran las personas más idóneas. Pero la debilidad del momento cimienta vendas que no siempre caen a tiempo, y no era extraño percatarse de los errores cuando todo comenzaba a ir mejor. No por nada, la cura solía ser peor que la enfermedad en muchos aspectos, y en cosas del amor, eso tomaba mayor fuerza. “Es la única forma de aprender las lecciones a fuego”. Añadió, no muy conforme con la forma. ¿Y es que acaso no se podía aprender sin daños o malas experiencias? Sus azules lo contemplaron extrañados de un momento a otro, ¿por qué hablaba de abrazo y consuelo? ¿Habría perdido a alguien o podría tratarse de alguna depresión? Tragó lento, y dudo de consultar. O más bien, se tragó las palabras. Jacob no parecía perdido o atormentado para optar por su segunda opción. Tomó nota mental y decidió que indagaría luego, en un momento más prudente. Así como desistió de acercar su mano para sostener la varonil, atrapada por un impulso de brindarle amparo y cariño. Lo último que deseaba era que el rubio pensara que ella sentía lastima. “¿Una relevante?”. Alzando las cejas dejó los labios entreabiertos, pensativa. “No he tenido muchas de forma general, y creo que ninguna me ha marcado significativamente. La mayoría podrían asociarse a lo pasajero, y no me refiero a que hayan sido concebidas de lo sexual ni nada por el estilo”. Puntualizó. “Sólo que… No lo sé. Supongo ha tocado tomar caminos diferentes demasiado pronto. O las experiencias no han sido las mejores. ¿Qué puedo decir? El amor es esquivo o sólo debo seguir esperando”. Le sonrió tenuemente, aunque apartó la mirada consciente de un extraño nerviosismo propio. Él la hacía sentir bien, demasiado, a decir verdad. Y quedarse viendo esos ojos azules por largo tiempo le resultaba peligroso para su cordura. Era paradójico todo, mientras él pensaba que pudiera haber alguien más en su vida, ella lo deseaba a él en la suya.
          El contacto de sus manos alargó una electricidad exquisita hacia su pecho, y sin notarlo, ésta vez si dejó una caricia pasajera con su pulgar sobre los nudillos del rubio. No tardó en soltar una risita. “Pues admito que dudé, pero ya que lo sé, guardaré ese pequeño secreto culinario para el futuro también”. Soltó con fingido misterio, dando los primeros pasos, comenzando –sin mucho afán-- a dale libertar a su mano. Sin embargo, volvió a verlo de soslayo. “¿Seguirme a mí?”.  Apenas entrecerró los ojos embelesada, tratando de descifrar el significado de sus palabras. La risita nerviosa se mezcló con un mechón de cabello que el viento fresco paseó sobre su rostro, cosa que Jamie agradeció pues podría jurar que sus mejillas se ruborizaron. “Pues eso depende”. Retomó reacomodando su cabello por detrás de su oreja izquierda, deteniéndose ante el rojo del semáforo cuando el ocaso, lentamente, iba abrazando de la ciudad. “¿De qué improvisación estaríamos hablando?”.
Tumblr media
10 notes · View notes
paradisdemon · 2 years
Text
cnoch​:
Daniel sacudió un poco la cabeza, el deterioro de su memoria comenzaba presentarle ciertas dificultades. A veces no lograba recordar ciertos pasajes de su vida, entre más envejecía más comprendía el comportamiento de Jack, aquel hombre a quien llamaba su padre. En cada rincón del hotel una nueva huella imborrable gracias a la experiencia traumática vivida en el Overlook. Torrance quiso obsequiarle media sonrisa a la fémina, mientras intentaba dar con su nombre. Por más que buscaba entre sus recuerdos lo único que hallaba eran más y más vacíos. “¿No disfrutarías de un receso durante la época invernal en un sitio tan pacífico como este?” Pregunta astuto intentando desviar por completo el tema principal. “Siempre es necesaria una buena compañía. ¿Quién podría quejarse?” Su sonrisa ahora parecía más bien una mueca torcida. Se le dificultaba el entablar relaciones interpersonales, era por eso que intentaba apartarse del resto del mundo aislandose por algún tiempo dentro de aquel hotel que tanto significaba para él.
Cuando Daniel vió a la mujer desviar su mirada hacia el vaso que descasaba junto a su diestra, imaginó que intuía su adicción a la bebida. Bajó el mentón al instante, avergonzándose de su dependencia al alcohol. “Te recuerdo Müller.” Mintió dejando huir un hilo de voz. Esperaba que pudiesen dejar el asunto a un lado de una buena vez, la situación le hacía sentirse bastante miserable ya. 
Acto seguido, intentó sostener su mirada en la ajena. Su rostro era armonioso, destacaba del resto, a Daniel le agradaba la simetría de éste. Constanz poseía unos gigantes ojos de mirada intensa y amable, era una pena que no pudiesen compartir más tiempo juntos gracias al cierre del Overlook durante el invierno. “¿Hace cuánto que estás en las instalaciones?” Torrance acababa de arribar, era por este motivo que sus caminos no se habían cruzado antes. “Lo mío no son vacaciones, cuidaré el hotel durante los cinco meses que se avecinan. Ahora parece una tradición familiar… ¿Tú regresas a casa?”
Tumblr media
          “Creo que cualquiera lo haría sin chistar, estoy de acuerdo. Especialmente al considerar toda la historia del lugar que se podría recorrer y conocer. Imagino tiene mucho por contar”. Admitió, a sabiendas que aquel sitió cargaba con varias memorias entre sus paredes. Se trataba de un Hotel especial en muchos sentidos, y no sólo por sus visitantes conocidos a lo largo de su existencia. Podía sentirlo en el aire y en la extraña vibra que cosquilleaba en su nuca. Desde que puso un pie allí, algo extraño palpitaba en el ambiente denso. Mezcla abrumadora y solitaria, pero también lo bastante misterioso.
          “Me alegro de que lo hagas, consideré que te tomaría mucho más tiempo reconocerme. O que incluso eso no ocurriera. En especial luego de los años”. Podía palpar en él cierta incomodidad, o presión. Como quien lucha consigo mismo, y la batalla no parece sencilla. No obstante, decidió que mejor era dejarlo así en lugar de insistir o consultar cuál podría ser el problema. Apenas acababa de encontrarlo y él le estaba dirigiendo la palabra, no sería prudente que la sintiera una entrometida.
          “Oh, apenas llegué”. Y es que sí, se había tardado tras perder un vuelo para cambiar de Estado y tener que solucionar otros temas. “Pretendía quedarme y disfrutar algunos días, pero me temo que deberá ser en otra ocasión. Me hubiese gustado haber tenido tiempo de conocer el Hotel si te puedo ser honesta”. Su voz sonó lamentosa, frunciendo los labios segundos después. “¡¿Cinco meses aquí?!”. La sorpresa no tardó en apoderarse de sus facciones, abriendo de sus ojos al verlo. “Vaya, ¿y cómo lo tomas? Bueno, conoces el Hotel, pero… ¿Tú y tu pareja se quedarán aquí por todo ese tiempo lejos del mundo?”. Repentinamente la idea le pareció interesante. ¿Qué se sentiría quedarse en un lugar así por tanto tiempo? “Crees que…”. Comenzó a paladear lentamente, dubitativa aún. “¿Pueda pedirte un favor? Descuida, puedes decir que no y lo entenderé, pero ¿me permitirías pasar una noche aquí en tanto me organizo para reubicarme en otro lugar? Prometo desaparecer a primera hora”.
Tumblr media
4 notes · View notes
paradisdemon · 2 years
Text
cnoch​:
Las tonalidades grises que había dejado la ruptura no le permitían ver lo bueno que le ofrecía la vida, parecía totalmente cegada gracias a su corazón roto. Su carrera iba en descenso, no lograba memorizar ni una sola palabra de los guiones que le ofrecían para interpretar en las audiciones. Terminaba malhumorada, y con su autoestima por los suelos. Presentía que su agente estaba por renunciar, tenía mejores ofertas y chicas más jovenes y talentosas a las cuales representar. No la culpaba, eran amigas y le deseaba lo mejor en su futuro laboral.
Abby sentía que ya no era buena en nada, y no quería hundir a nadie con ella. ¿Desde cuándo había perdido el rumbo de su propia vida? Pronto tendría que contactarse con su progenitor, quien poseía una mejor situación económica. Un préstamo parecía ser la solución a un par de problemas, como por ejemplo pagar algunos meses de alquiler. Sabía que el mayor protestaría, jamás estuvo de acuerdo con la carrera que escogió la mayor de sus hijas. Discutir con él era siempre una pesadilla, se alegraba de poder estar lo suficientemente lejos de su hogar para no oír sus reproches. El mayor pensaba ser el dueño de la verdad absoluta, y ahora Abby debía aceptar que él siempre tuvo razón. Y también que no era buena en lo que hacía, que su acto de rebeldía estaba enseñando sus frutos. En ocasiones detestaba tanto a su padre. 
Abby encendió las luces del saloncito, y sonriendo de costado observó que el inmueble estaba en perfecto orden. A pesar de que a veces no tenía ni un poco de energía se ponía en pie cada mañana, tomaba una ducha caliente antes encargarse de la limpieza en su hogar. En ese preciso momento no podía permitirse tener una criada, por lo tanto trabajaba arduamente en lo que creía suyo.
La de cabellos castaños vació todo el oxigeno de sus pulmones, era imposible no reconocer la voz grave de Falco. Una extraña corriente recorrió todo su cuerpo. Y pensó, ¿debería dejarlo entrar nuevamente en su vida? Sus manos sudaban frío. Rápidamente recordó todo el sufrimiento que había atravesado gracias al masculino. Y lo poco que le importó a este dejarla en un suplicio emocional. Viró la vista hacia el reloj que colgaba de la pared, ya era tarde. ¿Y si estaba en problemas? No podía simplemente ignorar que le importaba en demasía lo que sucediera con el masculino. Se maldijo a sí misma en silencio, era demasiado débil como para apagar las luces y fingir que no había oído el timbre.
Abby colocó su diestra sobre la puerta, tal y como si acariciara el rostro del muchacho. La distancia era el peor de los castigos. Quería preguntar tantas cosas, ponerse al corriente sobre su vida. Extrañaba cada uno de los detalles de su lozano rostro, a veces solía perderse por horas en sus ojos oscuros. Creía poder ver su alma a través de estos. “¿Con qué derecho apareces aquí luego de todo lo ocurrido?” De inmediato intuyó que venía de una noche de copas. Jamás hubiese tenido el valor de aparecer frente a su puerta. Entonces Abby se decidió, coloco la cadena de seguridad, y por el pequeño espacio entre el exterior y su hogar pudo verlo otra vez directamente a los ojos. “¿Estás bebido? No me digas… No tienes un sitio para pasar la noche. ¿Me equivoco?” Pregunta algo molesta, ya que de ser otro el caso, nunca hubiesen cruzado sus caminos nuevamente. “¿Qué quieres de mi, Falco?”.
Tumblr media
          «No hagas a otros lo que no te gustaría que te hicieran a ti». Solía recitarle su madre de forma general, inculcándole siempre ser honesto y respetuoso de los sentimientos ajenos. Desde su infancia le advirtió que las relaciones entre las personas no eran fáciles ni sencillas de entender, que se debía ir con cuidado porque algunos actos dolían, incluso sí eran con buenas intenciones. Pero por más recomendaciones y ejemplos a favor, nada preparaba para cuando sentimientos así se apoderaban de tu corazón y se guardaban de forma eterna. Falco lo sabía, pero no esperó jamás comprobarlo de forma tan directa, mucho menos llegar a tener sentimientos genuinos por alguien más. A razón de ello temió, sí. Dudó, porque no estaba seguro de sentirse preparado para vivir y dejarse llevar, para entregarse ciegamente. Abby se había vuelto un torbellino en su vida, uno dulce y grato, de esos que ponen el mundo de cabeza y llenan el corazón de una locura infinita. Mentiría si dijera que se alejó por falta de amor, porque cada vez que pensaba en ella su corazón se emocionaba y comenzaba a golpetear contra su pecho de forma alocada. ¿Pero sería posible hacerla feliz? ¿Podría ser alguien de bien para ella y cuidarla siempre? Las historias de amor tenían de dulce y agraz, y los buenos momentos siempre encontraban la forma de clavarse en las espinas sangrantes de la desdicha. ¿Qué pasaría cuándo ella comenzará a ver lo malo en él? ¿O cuándo él dejase de ser suficiente?
          Cerró los ojos, y se sintió mucho más torpe. ¿Con qué derecho? No, honestamente ninguno lo justificaría luego de su actuar, y el alcohol sólo había sido una excusa barata para hacer lo que en sus cinco sentidos se hubiese pensado toda una vida. Pero esa voz… Aún cuando Abby le hubiese lanzado la puerta en la cara o lo enviara al diablo, con sólo oírla sentía que parte de su alma volvía al cuerpo. Que todos esos días infernales desaparecían. A punto de responder, atrapó cualquier palabra en la boca. El sonido de la cadena lo paralizó y sus hombros no tardaron en tensarse. Prontamente su corazón pareció una locomotora a toda velocidad, palpitando en sus oídos y el resto de mundo dejó de tener importancia. Expiró bajo y profundamente, ansioso. En cuanto sus bonitas facciones y esos ojos claros se dejaron ver tras la puerta, Falco se congeló y se tomó su tiempo. La recordaba hermosa, pero contemplarla luego de largas semanas alejados, simplemente parecía un sueño. Incluso ese deje adormilado que él conocía muy bien, lo enternecía.
          “Ahm…”. Balbuceó, abriendo y cerrando los ojos un par de veces, pareciendo volver en sí mientras luchaba consigo mismo. “Sí, pero no. Es decir…”. Soltando un gruñido sacudió la cabeza y carraspeó antes de retomar: “Lo estoy, pero no vine a pedirte asilo. No soy esa clase de patán, Abby. Mucho menos después de lo que te dije e hice”. Le dolía reconocer su error, pero no por orgullo, lo era por ella. “Yo sólo quería verte”. Confesó dando un paso hacia la entrada, apoyando su sien en el umbral sin que sus ojos se desviaran de los suyos. “Sé que no tengo derecho, porque sé que te lastimé. Nada de lo que hice estuvo bien, y mucho menos se sintió mejor con el pasar de los días. Desde que dejé de verte y me alejé de ti, mi existencia se ha vuelto un infierno, Abby”. Murmuraba. “Pensé que sería lo correcto para los dos, que podría continuar y dejarnos atrás. Que te olvidaría, al igual que lo harías tú. ¿Pero a quién engaño?”. La sonrisa triste lo invitó a descender la mirada, y con su diestra se rasco la nuca nervioso y derrotado. ¿Qué se supone estaba haciendo?
Tumblr media
11 notes · View notes
paradisdemon · 2 years
Text
cnoch​:
Tumblr media
Existía cierto aire de tristeza en su mirada, intentaba poder expresarse correctamente con la menor pero, en vez de ello, se mantuvo en silencio recorriendo las facciones de la castaña oscura. Durante algún tiempo había estado almacenando profundos y sinceros sentimientos por ella, y por extraño que sonara, Jamie tenía que ver en el inicio del fin de su matrimonio. ¿Qué sentido tenía seguir unido a la persona equivocada? Desde que la joven se cruzó en su camino todo parecía tener más sentido, le había brindado cierto orden a su vida. Supuso el amor se manifestaba de las maneras más insospechadas, y cuando menos se lo esperaba. En ese instante añoró poder acariciar más tiempo su mejilla, dejarse llevar por el momento. Pero, ¿Y si ella lo rechazaba? Decidió poner cierta distancia, le rompería el corazón saber que el sentimiento no era recíproco. “Lo es, ya no quiero volver a saber de ella. Me asfixia.” Su intención no era ser cruel, al contrario. La dejaba libre para que fuese a ser feliz con alguien quien realmente la apreciara por quien era. Últimamente solo disfrutaban de hacerse daño, y no era sano para ninguno de ellos. “En realidad nunca la amé. Creí hacerlo durante el inicio de la relación, fue de gran ayuda en aquel entonces…” No quería referirse al deceso de su progenitor, aún la herida se encontraba abierta y dolía. Le atormentaba el hecho de no haber estado presente, al menos no lo suficiente. “Fue de gran apoyo, y siempre le estaré agradecido. Pero nos convertimos en otras personas a lo largo de la relación. Pensarás que soy inestable, pero no digo más que la verdad. No hay nada que me una a ella.” Jacob experimentaba cierta aversión a su ex, su forma de comportarse durante los últimos días de la relación habían sido bastante reprochables. Ya no quería pensar en ella, ahora solo tenía ojos para Jamie. Deseaba poder leer lo que verdaderamente querían decir sus palabras. “Quisiera que pudiésemos pasar más tiempo juntos.” Por supuesto ella tenía un trabajo, y a veces el tiempo le era escaso. “¿Miradas de odio dices?” Rió por lo bajo, sacudiendo un poco la cabeza. Jacob buscó el encendedor en el bolsillo de su pantalón, pero en vez de ello lo halló totalmente vacío. Acto seguido, frunce el entrecejo. “¿Tienes planes para esta tarde?”.
Tumblr media
          “No, nunca te he creído inestable. Y dudo mucho lo seas independiente de la situación”. Se apresuró en decirle con bastante certeza. “Por el contrario, es de admirar que decidieras con claridad pese a los sentimientos de ambos. Hoy en día a las personas les sigue tomando trabajo dar el paso y aceptar que algunas cosas no funcionan, y que no deben forzarse, porque eso siempre terminará mal. Sé que no es oportuno opinar, pero… Si te ha hecho sentir mejor y estás bien contigo mismo en la actualidad, ¿Qué más da lo demás?”. Alzándose de hombros le sostuvo la mirada, admitiendo que le rompía el corazón encontrar a esos azules más apagado. Todos los detalles que poco a poco iba conociendo, no hacían más que inundarla en lamentos de no haberse dado cuenta antes. Probablemente no podría haber intercedido demasiado, pero podría haber estado para él y brindarle de su apoyo. Jamie se preguntó cuántos malos momentos debió pasar, cuánto fue el daño para terminar así. Tragó amargamente, si bien nunca pasó ella por algo similar —pues escapaba antes de llegar a ese punto—, sí tenía recuerdos de infancia allegados que usualmente guardaba lo más lejos posible de sus días. “En sí, lo intentaste, pero nunca funcionó y decidiste afrontarlo como tal”. Concluyó desviando la mirada a la calle, viendo a algunos autos pasar a la distancia. “Es increíble lo complejo que pueden ser los sentimientos humanos, ¿no te parece? Ojalá uno pudiese tener una bola de cristal para saber si al menos es una persona adecuada”. Murmuró antes de fruncir los labios y negar con su cabeza. “Aunque también le quitaría el encanto”. Terminó por descartar, sólo divagaba. No obstante, se volvió a verlo y sonrió casi sin darse cuenta ante su petición. “Eso me encantaría mucho, y puedes estar seguro que voy a cobrarte la palabra cada vez que se pueda”. ¿Para qué negarse? Más allá de sus sentimientos por él, siempre le gustó estar su lado. “Oh, eso…” Chasqueando la lengua y con gesto de ‘olvidemos aquello’ optó por dejarlo atrás, no quería recordarle más a su ex. Lo mejor sería mantenerlo ocupado en otras cosas, distraerse. Aunque fuesen cosas simples, siempre era mejor a estar continuamente dando vueltas. “Pues…”. Retomó palabra poniéndose de pie para quedar frente a él, tendiéndole su diestra con aire solemne. “En realidad, ya tengo planes para nosotros. Primero, iremos a comer un gran plato de pasta preparado por mí en lugar de tu cigarrillo”. Al tiempo que hablaba, se inclinó para arrebatárselo y guardarlo en su propio bolsillo con gesto de falsa inocencia. ”Y ya luego veremos si nos alocamos bebiendo algún chocolate caliente. Sí, lo sé. Soy el alma de los planes improvisados”. No pudo contenerse más y soltó una risita, jalando de él. “Anda, vamos”.
10 notes · View notes