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#* ⠀ 🍒 ⠀ ╱ ⠀ dialogue ⠀ 、 ⠀ ❪ ⠀ seong haneul ⠀ ❫
mikrokosmcs · 2 months
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Los  pasos  del  muchacho  se  dirigen  por  pasillos  marmoleados,  la  suela  y  el  tacón  de  sus  zapatos  resuena  con  confianza  mientras  debajo  del  brazo  cargaba  un  par  de  libros  grandes  y  de  pastas  gruesas,  se  veían  desgastados  por  el  uso,  pero  aún  estaban  perfectamente  funcionales,  algunas  marcas  de  tierra  y  pasto  le  daban  el  valor  que  realmente  tenían  y  la  utilidad  que  podrían  tener.  Un  par  de  puertas  se  abren  para  que  entre  y  una  sonrisa  se  forma  de  inmediato  en  sus  labios  cuando  encuentra  a  la  persona  que  buscaba.  -  —Su  excelencia,  buenos  días  —  -saluda,  enérgico  y  amistoso,  haciendo  una  pequeña  reverencia  antes  de  trotar  hasta  la  mesa  donde  Junseo  leía  durante  las  mañanas.  Sin  esperar  mucho,  tomó  asiento  al  costado  de  este,  pero  no  invadió  su  espacio  personal  por  si  no  lo  deseaba,  con  cuidado  colocó  los  dos  libros  sobre  la  mesa,  sonriendo  más  amplio.  -  —¿Cómo  está  hoy,  majestad?  ¿Tuvo  dulces  sueños?   
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mikrokosmcs · 2 months
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seong haneul  -  humano  -  24  años  -  29 de junio de 1999  -  cáncer  -  estudiante de enfermería pediátrica  -  fc:  choi yeonjun
tw: major character death, violence, torture
VIDA PASADA
Haneul nació en una villa pequeña, alejada del bullicio de las grandes ciudades y donde prácticamente se aprendía a vivir de la naturaleza y lo rural desde muy pequeños. Es el mayor de cinco hermanos, el único de todos ellos, dotado con un poder especial que solo un puñado de personas podían tener. En un mundo donde las visiones proféticas, la curación por maná o el ataque por el rayo desprendido de los dedos se daban, Haneul recibió la bendición de controlar y manipular los sueños y pesadillas de los demás. Era un devorador de sueños.
Al ser el hermano mayor, Haneul se encargó de que cada uno de los pequeños renacuajos que tenía bajo su cuidado, tuviesen los sueños más dulces y placenteros, descansando durante ocho horas seguidas sin problema. Fue el hijo adorado y trabajador, el hermano venerado y prácticamente una estrella entre los suyos, quienes solo conocían buenos actos y bondad del muchacho.
Proviniendo de una familia de herbolarios, que iban y venían siempre entre las grandes ciudades y las aldeas, vendiendo sus hierbas y pócimas, también sus remedios naturales para curar el cuerpo y la mente. Su poder se volvió conocido entre las personas, quienes sufrían de sueños o parálisis al dormir, recurrieron a él para sanar esa parte de su inconsciente. El poder de Haneul se volvió famoso gracias a la forma corpórea de las pesadillas, como parecían esferas oscuras concentradas con los horrores o maldades recluidas en la cabeza de la gente, la única forma segura de deshacerse de ellas era por medio de la consumación, teniendo que tragarlas y digerirlas. A Haneul no le importaba el sabor amargo y que pudiese quedársele por días en el paladar, si con eso, podía ayudar a las personas.
Con esa ideología, no era de sorprender que admirara y apoyase febrilmente al oráculo de su Clan, una persona bendecida por los dioses, el universo y el destino, quien tenía poderes que brindaban luz a todos los demás y a quien adoraban como un príncipe. Por ende, no fue de sorpresa para nadie cuando en una ocasión y durante una emboscada a un carruaje, Haneul se echó al frente directamente y ayudó a los transeúntes a salvarse, llevándose la sorpresa de que no era nadie más y nadie menos que el Oráculo, Junseo, queriendo ser asesinado o secuestrados por un montón de terroristas. Tomó al muchacho y lo escondió, consiguiendo que sus guardaespaldas controlasen la situación y pudiesen estar todos a salvo. Haneul se negó a recibir cualquier tipo de pago, simplemente aceptando mejores cosechas o bien, medicamentos formulados para su aldea.
Lo que él creyó fue simplemente una señal y una bendición el siquiera compartir el mismo aire que el Oráculo, años después de convirtió en más que eso. A su puerta tocaron un sequito de personas que trabajaban para el palacio, pidiéndole su ayuda y sus habilidades para servir a Junseo. El muchacho que estaba siendo fuertemente azotado por pesadillas culpa de sus visiones, necesitaba una solución a ese problema. Su salud física y mental se estaba deteriorando, hasta el punto de que las personas comenzaron a temer que pudiese tropezar frente al publico y hacer ver que el Oráculo que todos veneraban, era muy humano y sentía como todos los demás, que la divinidad de su cuerpo y su presencia no eran más que un concepto abstracto. A Haneul no se le cayó ningun tipo de venda, ni hubo decepción en su persona al escuchar aquello, al contrario, hubo un profundo sentimiento de tristeza y soledad, ¿alguien siquiera se había sentado a preguntarle como se sentía?
Tomando sus cosas y con lagrimas en los ojos, se despidió de su inmensa familia, besando la frente de su madre y sus hermanos, abrazando con fuerza a su padre y partió a la ciudad central donde el palacio se erguía majestuoso, donde el príncipe le esperaba recluido en lo alto de una torre encerrado no por una maldición, sino por la supuesta bendición que el universo le había dado. A pesar del reconcomiendo que hubo entre los dos de aquella noche tormentosa donde Haneul se vistió como un caballero y salvó al muchacho, el acercamiento fue lento y paulatino, Haneul le daba el espacio que deseara y nunca presionaba para que lo dejase tratarlo, de hecho, le costó tiempo el siquiera tocarlo y conseguir extirpa el primer tumor oscuro de sus pensamientos, una pesadilla que había sabido más amarga que todas las que había probado en su vida.
El tiempo los guio por un camino que, entre rosas, pronto el destino les enseñaría las espinas de estas. Haneul y Junseo se volvieron inseparables, comenzando a forjar una amistad fuerte y solidificada en el hecho de que Haneul era la primera persona que lo trataba como un ser humano, que no lo juzgaba por no ser fuerte o no poder aguantar en noches donde la desolación lo consumía, donde su divinidad se resbalaba por medio de lágrimas. Lo acurrucaba entre sus brazos durante noches enteras, esperando que el cansancio lo durmiera para velar por dulces y agradables sueños. Lo que fuese una amistad, pronto se transformó en sentimientos mucho más fuertes y el amor nació entre las penumbras, ambos quedando profundamente unidos por un lazo que ni la muerte podría romper.
La tragedia atacó lo que parecía pintarse como una historia de amor digna de los cuentos de hadas, cuando irónicamente y como ambos se conocieron, fueron emboscados por enemigos de Junseo que buscaban controlarlo o más bien, golpearlo donde más dolía para conseguir reacciones. Junseo fue salvado por su gente, Haneul al contrario, fue secuestrado por estos sujetos y sometido a torturas físicas en búsqueda de que les diese información, que les dijera cualquier cosa sobre el Oráculo y como destruirlo. Haneul nunca abrió la boca más que para soltar penosos alaridos de dolor, sollozos que con el paso de los días se volvieron llamados con el solo nombre de Junseo.
La movilización que se hizo en su nombre y gracias al poder que tenía Junseo y su Clan fue algo nunca antes visto, no obstante, no fue suficiente para lograr encontrar a Haneul con vida. Una noche de frío invierno, Haneul fue cobijado por unos brazos cálidos y gentiles que le apretaban contra su pecho que conocía bien, era Junseo sosteniéndolo tan cerca que sentía que los huesos iban a rompérsele o que iba a arrebatarle el aire, como siempre lo hacía, como todos los días que lo observaba y su aliento se paralizaba porque no podía creer lo enamorado que estaba de él. Haneul había reído en ese momento, una risa suave y sosa, carente de vida como todo lo que se trataba de él, sus fuerzas se debilitaban conforme pasaban los segundos, pero eso no le impedía alzar una mano para tocar el rostro del contrario y sentir su aliento cerca de la piel, sentir que estaba vivo, aunque lo manchase de su propia sangre, recitando un te amo con la última gota de vida en su cuerpo. Haneul murió en brazos de Junseo luego de largos días de tortura, habiendo aguantado hasta que pudiese estar de regreso en los brazos que más amaba y de los cuales no quería desprenderse nunca. El anillo en su dedo anular, quemó la piel uniéndolo en un hilo rojo al otro muchacho.
No tiene posibilidades de recordar las desgracias que su muerte causó y que, con el paso del tiempo, seguiría causando. Su alma nunca reposaba como debía ser, siendo obligada a siempre y en cada época del tiempo, a reencarnar en un cuerpo que variaba de hombres a mujeres, pero siempre con la misma energía gentil y amable que le caracterizó en su primera vida. No tiene recuerdos de nada, pero si cicatrices como la del dedo anular y un profundo sentimiento de soledad. No sabe a que tipo de deidad enfadó gracias a su amor por Junseo, pero en cada una de sus vidas se ve obligado a morir en brazos de este, traumatizándolo más y más conforme el tiempo pasaba. Hay vidas en donde Junseo ha decidido evadirlo, evitarlo y esperar que sobreviva, pero el destino siempre los pone en el lugar y espacio justo, para que sea la primera y ultima vez en que ambos se vean y Haneul perezca en brazos de su eterno amor. Nunca han tenido un final feliz, una clausura a su amor frustrado… al menos no hasta ahora.
VIDA ACTUAL
Haneul es hijo único de una familia amorosa, pero trabajadora, que le hacían pasar demasiado tiempo en cuidado de niñeras y sus abuelos. De temple gentil y siempre queriendo ayudar a otros, es que Haneul era el niño estrella de la cuadra, haciendo mandados o buscando extender la mano a los ancianos. Fue un niño que nunca estuvo quieto, consiguiendo una reputación desde el comienzo de su vida.
Su deseo de ayudar no mermó en absoluto, queriéndose convertir en enfermero apenas tuvo conciencia real de las labores y acciones de estos héroes sin capa, nunca fue un gran estudiante, pero si que fue un sujeto dedicado para cumplir sus sueños de convertirse en lo que deseaba.
Es extrovertido, pero no tiene muchos amigos gracias al poco tiempo que tiene para realmente socializar y salir con personas. Prefiere quedarse a leer un poco en casa, jugar videojuegos con su compañero de piso o salir a tomar un trago con citas esporádicas que nunca llegan a nada serio ya sea por su falta de tiempo o falta de interés sincero. Haneul siempre ha sentido que nunca logra conectar con las personas románticamente, llegándose a cuestionar si hay algo raro o anormal en él.
Actualmente cursa sus practicas residenciales como enfermero, al mismo tiempo que está estudiando la especialidad en pediatría para tratar con niños, especialmente aquellos que sufren de enfermedades como el cáncer.
DATOS EXTRAS
Su apellido significa “estrella” y su nombre “cielo”, siendo literalmente una estrella en el cielo.
Su poder como devorador de sueños consiste en extraer las pesadillas o los sueños, que salían como un polvo negro o dorado por el orificio del oído de las personas, salificándose en el exterior en esferas que puedan ser consumidas. Por su poder, también puede “implantar” ciertas ideas o pensamientos, consiguiendo sueños placenteros en las personas.
Era muy bueno con las hierbas y las pócimas, siendo esta su segunda habilidad más fuerte en su primera vida.
En su vida actual, decidió ser enfermero pediátrico puesto que nunca tuvo hermanos y siente que le faltó eso en su vida
Tiene una cicatriz en el anular de su mano, es como una quemadura, pero es una marca de nacimiento que le molesta de vez en cuando.
 No tiene conciencia de sus vidas pasadas, ni de todo el trauma que su alma ha tenido que atravesar con el tiempo.
Es bisexual.
Tiene un gato negro llamado botitas, puesto que tiene las patitas blancas. Es adoptado y está prácticamente “escondido” en el edificio que no le permite tener mascotas.
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